Introducción
Hoy por hoy la salud de la persona y su fuerza laboral son afectadas por diferentes agentes, en especial el factor trabajo, conllevando una preocupación al trabajador frente a las consecuencias generadas por su labor. Por esa razón, el mantener y restaurar la capacidad de trabajo es una función importante de los servicios de salud, y para el personal sanitario 1-3.
Las complicaciones generadas por las deficientes y peligrosas condiciones en los empleos afectan la capacidad de trabajo del empleado, haciendo que este se esfuerce para satisfacer las exigencias laborales, lo cual ocasiona enfermedades, envejecimiento precoz, renuncia y jubilación anticipada, entre otros 4,5.
Las consecuencias observadas hicieron que expertos en salud ocupacional pertenecientes al Finnish Institute of Occupational Health desarrollaran el modelo de capacidad de trabajo. El doctor Juhani Ilmarinen define dicha capacidad como el potencial de una persona, hombre o mujer, de realizar determinadas tareas manteniendo un equilibrio entre su bienestar físico y mental y las demandas laborales 6,7.
En ese mismo contexto, se menciona que la capacidad de trabajo es influenciada por diversos factores; en efecto, si no se adaptan las exigencias laborales a la capacidad funcional del trabajador esta puede disminuir, lo que representa un reto para el operario y la empresa 8,9.
La detección precoz de una disminución de la capacidad de trabajo se puede llevar a cabo con el uso del índice de capacidad de trabajo (ICT) 6, un cuestionario que representa una autoevaluación subjetiva propia del trabajador frente a su actual capacidad laboral 10.
Desde el ámbito de enfermería, el interés por conocer las condiciones de trabajo y vida de este profesional dio inicio al abordaje de temas en relación con la situación de trabajo difícil, carga laboral, división de funciones y jornada laboral que presentaba y afecta su estado físico y mental por la sobrecarga a la que se expone, por la demanda laboral que proviene del ambiente de trabajo, del paciente, familia y comunidad 11-13.
La aplicación del ICT es útil para la implementación de acciones preventivas en bien del trabajador y la mejora de una adecuada gestión en el trabajo, evidenciando pesquisas en las que se asocia con los problemas psicosociales, turnos laborales, hábitos alimenticios, estilos de vida del trabajador, entre otros; siendo un instrumento factible y fiable ya que demuestra una alta predictibilidad de la incapacidad y mortalidad del trabajador 14,15.
En la sociedad peruana, las reformas de trabajo en torno al personal de salud son escasas, aunque este realice funciones en beneficio de la sociedad 16. Tal es el caso del profesional de enfermería en atención primaria de salud que tiene a su cargo estrategias sanitarias, programas de salud, directrices y lineamientos ejecutados en todas las etapas de vida de la persona, los cuales avalan su trabajo 17.
Existe evidencia que señala que las barreras administrativas, factores de organización y de imagen social, influyen en el trabajo de las enfermeras en atención primaria de Perú y México 18. Una investigación peruana identificó también que existía una insatisfacción laboral afectando la calidad de vida en el trabajo de la enfermera del primer nivel de atención, por lo que una adecuada gestión y política apoyaría en esta área 19. Además, en una ponencia del Colegio de Enfermeros del Perú se señaló que algunas de las problemáticas sobre la gestión de enfermería en atención primaria más relevantes se relacionan con los recursos humanos como la desmotivación, tareas pendientes, brechas profesionales, dotación de personal, entre otros 20.
A pesar de estas evidencias, el personal de enfermería especializado en salud pública continúa presentando dificultades para el cumplimiento de las exigencias laborales, lo que implica duplicar su esfuerzo para cumplir con sus actividades referentes a la salud de la persona en todas las etapas de vida y en todos los niveles de complejidad.
Frente a este contexto y antecedentes del estudio, se efectuó esta investigación en la cual el objetivo fue determinar el ICT estimado por los profesionales de enfermería en atención primaria de salud.
Material y método
Se desarrolló un estudio descriptivo, cuantitativo de corte transversal durante los meses de julio y agosto del 2018, respetando los aspectos éticos y contando con el permiso de las instituciones implicadas. La población se constituyó por profesionales de enfermería que laboraban en 35 establecimientos de salud situados al norte de la ciudad de Lima, lugar que se caracteriza por contar con zonas urbanas adyacentes a ríos y cerros, con un alto número de población 21.
La muestra la conformaron 72 enfermeros, nivel de confianza del 95 % y error estándar del 5 %, seleccionada bajo un muestreo no probabilístico realizando una invitación directa a cada participante. Se cumplió con los criterios de inclusión y exclusión considerando participantes de ambos sexos, con tiempo de trabajo mayor de un año en el establecimiento de salud, dispuestos a participar en el estudio de manera voluntaria y que firmaron el consentimiento informado.
Solo se excluyeron los profesionales de enfermería que estuvieran realizando prácticas comunitarias como parte de su especialización profesional y el Servicio Rural y Urbano Marginal en Salud, que es una asistencia que brinda cada profesional sanitario durante un año en zonas periféricas de alto índice de pobreza; ya que este grupo no cumplía una jornada laboral completa.
Se aplicó un cuestionario de 15 preguntas formuladas por las investigadoras en referencia a características demográficas (sexo, edad, estado civil, número de hijos, personas bajo su cuidado y grado de estudio) y laborales (tipo de contrato laboral, tiempo de ejercicio profesional, tiempo de trabajo en dicho lugar, actividades a cargo y labores externas al lugar del trabajo) y el ICT.
El ICT pretende conocer el ausentismo laboral, estado de salud, características del trabajo, capacidad funcional y una predicción futura 8 conteniendo diez preguntas que evalúan siete ítems teniendo en consideración tres dimensiones, basadas en anteriores investigaciones: demandas laborales, salud física y salud mental, según estimación del trabajador22-24.
En la primera dimensión, demandas laborales según estimación del trabajador, se evaluaron tres ítems: (i) la capacidad de trabajo comparada con la mejor de toda la vida con una escala de medición con puntuación de 0-10 puntos; (ii) la capacidad para el trabajo con relación a las exigencias laborales incluye dos preguntas sobre demandas físicas y mentales evaluadas por una escala tipo Likert que va desde muy buena hasta muy mala, pasando por bastante buena, moderada y bastante mala; y (iii) la capacidad para el trabajo dentro de dos años conteniendo respuestas codificadas 10.
La dimensión salud física según estimación del trabajador evalúa tres aspectos: (i) el número de enfermedades actuales diagnosticadas por un médico, aquí el puntaje se establece según el número de dolencias referidas por el participante y pueden ser más de una opción; (ii) la pérdida de trabajo estimada debido a las enfermedades y (iii) las ausencias en el trabajo producto de la enfermedad en los últimos doce meses evaluadas con preguntas codificadas 10.
La tercera dimensión, salud mental según estimación del trabajador, evalúa un ítem: los recursos mentales, conteniendo tres preguntas con escala tipo Likert (frecuentemente, casi siempre, a veces, raramente y nunca).
El puntaje total oscila entre 7 puntos y 49 puntos, siendo lo mínimo 7 y lo máximo 49 puntos, clasificando el ICT en deficiente, moderado, bueno y excelente.
Para la aplicación del ICT en Perú, se usó la versión en castellano de Argentina 22. Previa ejecución del estudio, el instrumento se sometió a la validación del contenido por expertos en salud pública y salud ocupacional obteniendo un p = 0,037 en la prueba binomial y un valor de 0,741 de coeficiente de alfa de Cronbach, indicando su validez y confiabilidad.
La recolección de datos estuvo a cargo de las investigadoras, cada una tuvo que acudir al término de la jornada laboral de cada participante y solicitar el permiso respectivo al médico jefe de cada establecimiento o al personal encargado de recursos humanos. Cada participante recibió información sobre el propósito del estudio y se le hizo entrega del consentimiento informado, obteniendo así la firma de dicho documento. La aplicación del cuestionario llevó entre 20 y 30 minutos a cada participante, previa orientación sobre el llenado del instrumento.
Se realizó el control de calidad de los datos obtenidos; estos fueron codificados y sometidos a digitación en una plantilla de Microsoft Excel 2016. Para el análisis estadístico se utilizó el Statistical Package for the Social Sciences versión 24. El análisis descriptivo se ejecutó con el cálculo de la media, desviación estándar, medianas y se mostraron en tablas estadísticas con frecuencias y porcentajes. La clasificación del ICT por dimensiones se efectuó a través de la escala de estaninos. Por último, como parte del análisis se usó el chi-cuadrado para la comparación de la variable y datos generales de relevancia, en el que se identificó una significancia estadística entre el ICT y el número de hijos asumiendo como significancia estadística un valor de p < 0,05.
Resultados
Del estudio se identificó que predominaba el sexo femenino en un 93,1 % y la edad promedio fue de 39,76 (rango 25-65 años). El porcentaje de participantes sin pareja representaba el 52,8 % y tenían entre uno y más hijos el 61,1 %. Con respecto al programa que tienen a cargo, el 38,9 % de participantes refirió que era el programa de crecimiento y desarrollo (CRED), sin embargo, los participantes afirmaron realizar distintas actividades simultáneamente (Tabla 1).
El ICT estimado por los profesionales de enfermería fue excelente para 37,5 % de enfermeras, bueno para 43,1 %, moderado para 19,4 % y ningún participante estimó un ICT bajo (Tabla 2). De los resultados se observa en cuanto a la clasificación del ICT por dimensiones que la estimación de la salud mental del trabajador obtuvo en mayor proporción (58,3 %) un índice bueno en comparación con las demás dimensiones, y la salud física estimada por el trabajador obtuvo un porcentaje mayor de índice excelente (31,9 %) que las otras dimensiones.
En la dimensión demandas laborales según estimación del trabajador se tomó en cuenta la calificación de la capacidad de trabajo con respecto a las demandas físicas que la calificaban como muy buena (47,22 %) y con respecto a las demandas mentales la calificaban como bastante buena (47,22 %). En lo atinente al pronóstico de realizar su trabajo dentro de dos años, refirieron que es bastante probable un 76,39 %. Sin embargo, hubo participantes que no estaban muy seguros (13,89 %) y para otros era improbable (9,72 %).
Con respecto a la dimensión salud física según estimación del trabajador, las enfermedades que actualmente afectaban a los participantes, diagnosticadas por un médico, fueron enfermedades digestivas (Tabla 3). Por consiguiente, confirmaron que no sufren enfermedades o que estas no les causan impedimento para laborar un 63,89 %. Por otro lado, las enfermeras que son capaces de realizar su trabajo, pero les causa síntomas representan un 20,83 % y otro grupo de enfermeras (12,5 %) señaló que tuvo que disminuir el ritmo de su trabajo o cambiar sus métodos laborales por su dolencia. En cuanto al número de días por ausentismo debido a enfermedad o exámenes clínicos en el último año, no presentaron inasistencias un 73,61 %.
*Trastornos referidos por las enfermeras actualmente diagnosticadas por el médico.
Fuente: elaboración propia.
Finalmente, en la dimensión salud mental según estimación del trabajador los participantes afirmaron que casi siempre se sienten capaces de disfrutar sus actividades cotidianas (43,06 %); siempre se sienten activos y dispuestos últimamente, (54,17) % y continuamente se sienten esperanzados y animados con el futuro (58,33 %).
Como aporte adicional se determinó la relación entre el ICT y los datos generales de los profesionales de enfermería, lo que dio como resultado una asociación significativa (chi-cuadrado = 14.798, p = 0,022) entre el ICT y el número de hijos (Tabla 4).
Variable | p-valor |
---|---|
Sexo | 0,203 |
Edad | 0,424 |
Estado civil | 0,753 |
Número de hijos | 0,022 * |
Estudios realizados | 0,338 |
Tipo de contrato | 0,649 |
Tiempo de ejercicio en el primer nivel de atención | 0,435 |
Programas a su cargo | 0,817 |
Actividades intramurales | 0,180 |
Actividades extramurales | 0,180 |
Otros trabajos | 0,390 |
*Resultados estadísticamente significativos con un p < 0,05
Fuente: elaboración propia.
Discusión
La investigación señaló que el mayor porcentaje de participantes estimó un ICT bueno, resultados similares se presentaron en otras investigaciones con una población con características semejantes a las del presente estudio 25. Dentro de las características más resaltantes tenemos que los participantes eran adultos jóvenes entre los 25 y 38 años y un gran porcentaje tenía a su cargo uno a más hijos, lo cual puede acentuar lo postulado por Ilmarinen 10, que la capacidad funcional va disminuyendo a través del tiempo, pues la persona comienza a envejecer afectando la capacidad de trabajo, por lo que se podía considerar un hecho, ya que en el estudio no hubo puntajes bajos de ICT. Por otro lado, al evidenciar cierta relación significativa entre el número de hijos y el ICT, confirma lo postulado por Ilmarinen 10, que el tener hijos motiva al trabajador a realizar sus actividades.
Al comparar evidencias en relación con las demandas laborales se coincidió con estudios en Brasil y Jordania 26,27, en donde se presentó vínculo entre la satisfacción laboral y la capacidad laboral. En el presente estudio las demandas laborales físicas y mentales fueron catalogadas como buenas, los participantes refirieron no trabajar en otra institución y que continuarán trabajando en un futuro, lo cual puede indicar que una mayor cantidad de personal nombrado que no trabaja en otro lugar genera alta satisfacción y motivación laboral, en vista de que la enfermera perteneciente a esta área goza de ciertos beneficios laborales como flexibilidad de horarios, asunto salarial con bonificaciones por producción, tipo de contrato, entre otros 28,29.
En nuestra serie, llama la atención la presencia de enfermedades digestivas, musculoesqueléticas, respiratorias y endocrinas en los participantes, sin embargo, el ausentismo no fue mayor a nueve días y no hubo un impedimento de ejecutar sus labores. El existir una dolencia en especial crónica afecta la capacidad de trabajo, como se observó en un estudio hecho con enfermeras en Irán 30, asimismo Ilmarinen postula que las enfermedades crónicas limitan el trabajo en ocupaciones con alta y baja demanda 10, ya que una enfermedad crónica requiere ciertos cuidados especiales, visitas médicas, entre otros 31, disminuyendo la capacidad de trabajo. El estudio demostró que las enfermedades que predominaban eran agudas, lo que puede explicar la alta prevalencia de ICT bueno, sin embargo, la demanda laboral puede recortar esta capacidad laboral.
Resultados adicionales, no reportados en este artículo, muestran que el personal de enfermería se siente activo y dispuesto últimamente para realizar sus labores, esperanzado y animado para el futuro y casi siempre se siente capaz de disfrutar sus actividades cotidianas, lo que condujo a que el trabajador estime un ICT bueno con respecto a la salud mental.
En efecto, existe una relación entre salud mental y capacidad de trabajo reportada en la literatura 32,33. Por ejemplo, la flexibilidad del ritmo de trabajo y la existencia de turnos diurnos con días de descanso intercalados hacen posible que el trabajador disfrute de actividades recreacionales y afiance relaciones familiares; consecuentemente, estima su capacidad de trabajo como buena 34. Lo que se pudo evidenciar en el estudio y podría ser una estrategia para que los trabajadores eviten enfermedades, en particular aquellos con mayor tiempo de servicio en el ámbito laboral.
Una limitación del estudio fue la selección de la muestra por conveniencia, principalmente por la accesibilidad geográfica del personal distribuido en varias zonas de la ciudad predominando los participantes solteros y del sexo femenino. No obstante, esto corresponde al perfil reconocido en los profesionales de enfermería en el Perú. En estudios posteriores se sugiere considerar un muestreo aleatorio y en otros campos del área de enfermería, con el fin de presentar diferentes resultados que conlleven el mejoramiento de la capacidad de trabajo.
Conclusiones
La prevalencia de un ICT bueno entre los participantes de este estudio sugiere la implementación de medidas para el incremento de la capacidad de trabajo, en especial en el área de salud física.
El trabajador como actor importante en una empresa sufre riesgos laborales que pueden intensificarse en el tiempo. En este caso los servicios del personal sanitario pueden disminuir por no priorizar la salud del profesional, ocasionando el descenso de la empresa, acarreando consecuencias no solo en el ambiente laboral sino también en el ambiente externo.
Igualmente, el grupo que estimó un ICT moderado y excelente debe mantener las medidas que se están desarrollando o rediseñarlas para que estén acordes con las demandas laborales.
Los resultados de la investigación se pueden reforzar con la puesta en marcha de proyectos en el área de atención primaria de salud, con el propósito de aplicar medidas para una adecuada distribución y equipamiento de personal en los establecimientos de salud y así cumplir con los objetivos programados.