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Avances en Enfermería

Print version ISSN 0121-4500

av.enferm. vol.38  supl.1 Bogotá Dec. 2020  Epub July 28, 2021

https://doi.org/10.15446/av.enferm.v38n1supl.88888 

Documento de reflexión no derivado de investigación

COVID-19: una realidad inequitativa y compleja para las mujeres

COVID 19: uma realidade desigual e complexa para as mulheres

COVID-19: An inequitable and complex reality for women

Luz Patricia Díaz-Heredia1 
http://orcid.org/0000-0002-7167-282X

Lorena Chaparro-Díaz2 
http://orcid.org/0000-0001-8241-8694

Katya Anyud Corredor Pardo3 
http://orcid.org/0000-0002-4258-3748

1Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia). Correo electrónico: lpdiazh@unal.edu.co

2Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia). Correo electrónico: olchaparrod@unal.edu.co

3Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia). Correo electrónico: kcorredorp@unal.edu.co


Resumen

Objetivo:

Reconocer y reflexionar sobre los impactos de la infección por coronavirus en ámbitos diversos en los que las mujeres viven y cómo afrontar los retos derivados de esta situación durante y después de la pandemia.

Síntesis de contenido:

Este documento de reflexión expresa la experiencia y el sentir de mujeres, enfermeras y docentes frente a lo que está sucediendo en la vida de las personas, en particular de las mujeres, a partir de diciembre de 2019 con la aparición del SARS-CoV 2 y la COVID-19.

Conclusión:

Se evidencian los cambios en diversas áreas de la vida de las personas, especialmente en las mujeres, haciendo evidente las inequi-dades, desigualdades y vulnerabilidades. A partir de ello, se propone la cuidadanía como una nueva forma de ciudadanía basada en el cuidado.

Descriptores: Inequidad de Género; COVID-19; Enfermería; Mujeres; Infecciones por Coronavirus (fuente: DeCS, BIREME)

Resumo

Objetivo:

O objetivo deste texto é reconhecer e refletir sobre os impactos da infecção por coronavirus em diversos ambientes em que as mulheres vivem e como os desafios podem ser enfrentados durante e após a pandemia.

Síntese de conteúdo:

Este documento de reflexão expressa a experiência e os sentimentos de mulheres, enfermeiras e professoras em relação ao que está acontecendo na vida das pessoas, a partir de dezembro de 2019, em particular das mulheres, com o aparecimento da Sars-CoV 2 e da COVID-19.

Conclusão:

As mudanças são evidentes em diversos âmbitos da vida das pessoas, principalmente das mulheres, evidenciando iniquidades, desigualdades e vulnerabilidades. A partir disso, a "cuidadania" é proposta como uma nova forma de cidadania baseada no cuidado.

Descritores: Iniquidade de Gênero; COVID-19; Enfermagem; Mulheres; Infecções por Coronavirus (fonte: DeCS, BIREME)

Abstract

Objective:

To identify and reflect on the impacts of coronavirus infection in diverse settings of women's lives and how derived challenges could be faced during and after the pandemic.

Content synthesis:

This reflection document expresses the experience and feelings of women and female nurses and teachers regarding what is now happening in the lives of people, particularly women, as of December 2019 with the appearance of SARS -CoV 2 and COVID-19.

Conclusion:

Changes in various areas of people's lives, especially women, become evident, thus making visible existing inequities, inequalities and vulnerabilities. Based on this, a new form of citizenship based on caring, known as "cuidadanía," arises.

Descriptors: Gender inequality; COVID-19; Nursing; Women; Coronavirus Infections (source: DeCS, BIREME)

Introducción

Históricamente, las enfermedades emergentes han constituido un problema de salud pública a nivel global y sus impactos han ocasionado un desajuste en las dinámicas sociales, culturales, económicas y de salud de los pueblos. Por supuesto, cada vez que surge una enfermedad con alto impacto en una población se generan cambios en los estilos de vida y en la cotidianidad de las personas, los cuales provocan ajustes en diversos sentidos 1. En este documento de reflexión se presentan los efectos de la COVID-19 en aspectos como el trabajo, la carga de cuidado y la violencia desde una perspectiva de género, tomando como base la información actualizada disponible en bases de datos científicas y documentos emitidos por organismos internacionales relacionados con el tema.

La perspectiva de género asumida para la reflexión y el análisis de este documento sobrepasa la visión dicotómica de hombre y mujer solamente acotada a las características relacionadas con el sexo. Por ende, se piensa en el género como una categoría de análisis amplia, contextualmente situada y fundamentada en los significados de prácticas culturales desarrolladas a través de las relaciones sociales de poder y subordinación que dejan al descubierto las desigualdades que se aprecian en este escrito1 2.

Diversos estudios permiten considerar las dimensiones emergentes y esperadas en relación con los problemas generados por los cambios experimentados por la población. En el contexto actual, la pandemia por coronavirus SARS-COV-2 ha impactado a la sociedad de tal manera que no existen precedentes similares en la historia reciente. Específicamente, se ha evidenciado la fragilidad de los sistemas tanto de salud como económicos en todo el mundo, donde, por supuesto, Colombia no es la excepción 3. Además de considerar aspectos que se correlacionan con la aparición de enfermedades emergentes y reemergentes con el impacto multinivel generado por la actividad humana, las mujeres se han visto especialmente afectadas por la sobrecarga de trabajo y la multiplicidad de roles que han tenido que afrontar como consecuencia del trabajo en casa, el impacto económico y los efectos derivados de la carga de cuidar a los miembros de la familia 4,5. En este sentido, existen áreas desde las que se ha indagado sobre el impacto de la pandemia por COVID-19, dentro de las que se encuentran aquellas relacionadas con el género y la dinámica familiar y social de las personas 6.

Es importante señalar que los impactos de la pandemia han evidenciado -o más bien profundizado- la existencia de inequidades asociadas al género. Tales inequidades están incrustadas en todo un sistema de prácticas sociales que divide a las personas en hombres y mujeres, con todo lo que ello implica. Las mujeres, por el solo hecho de serlo, cuentan con peores resultados de salud, menores oportunidades de trabajo, salarios más bajos, menores oportunidades de obtener puestos de dirección y mayores riesgos de sufrir violencia sexual o intrafamiliar, entre otras condiciones adversas. Estas situaciones están relacionadas con el sexismo estructural. En otras palabras, son producto de las desigualdades sistemáticas de poder y recursos con que cuentan las mujeres 7.

Se ha reconocido que los sistemas de salud son inequitativos en la atención a las mujeres. En particular, existe evidencia de que estas reciben tratamientos diferentes en condiciones de salud de gran importancia. Una de las áreas donde se ha evidenciado este fenómeno es el ámbito de la enfermedad cardiovascular y su manejo, en el que la enfermería ha desarrollado investigaciones de abordaje tanto cuantitativo como cualitativo que han permitido delinear cómo sienten las mujeres estas situaciones, conocer sus percepciones y reconocer que, aunque existen diferencias tanto físicas y emocionales, no deberían existir tratos discriminatorios 8.

La situación en el ámbito laboral

En el campo laboral esta realidad de desigualdad es aún más evidente, tanto así que la pandemia, según Herrera-Idárraga y Tribín 9, ha propiciado un fenómeno denominado "recesión femenina". Dicha situación ha evidenciado la pérdida de los avances en este frente tras los meses transcurridos de la pandemia, puesto que las mujeres tienen menos presencia en el mercado laboral, generando un efecto de escalera descendente, donde se reporta una disminución de sus salarios; aquellas que tienen empleos formales deben moverse a los de tipo informal, las que tenían empleos informales los han perdido y las que se encuentran desempleadas deben asumir mayores cargas de trabajo al interior del hogar.

La fuerza laboral que la mujer aporta en las áreas de servicios directos alcanza una alta participación, particularmente al hablar de mercados del ámbito social y de salud en el mundo. El entorno laboral en el que se enfatiza la atención a otras personas puede ser el origen de actos de discriminación y desconocimiento de las necesidades psicosociales y de salud sexual y reproductiva de las mujeres que ofrecen servicios de cuidado remunerado; esta situación ha sido señalada como muy frecuente en la región de América Latina 10.

Una desventaja notable de las mujeres dentro del contexto socioeconómico tiene que ver con que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, por cada siete hombres con formación superior hay ocho mujeres. Sin embargo, son las mujeres quienes cuentan con cifras más altas de desempleo; por ejemplo, las tasas de desempleo de los hombres alcanzan casi el 7%, mientras que en el caso de las mujeres estas rondan el 12% 11. Se evidencia también una mayor vulnerabilidad a la violencia debido a los roles asociados al cuidado y el trabajo doméstico 12. Así mismo, se ha identificado que la participación de mujeres en el mercado laboral es de 55,8 %, mientras que en los hombres esta cifra corresponde a 79,7 % 11.

Frente al impacto de la pandemia por COVID-19 en la vida de las mujeres durante esta crisis global, se ha encontrado que existe una gran carga de trabajo doméstico, unido al trabajo remunerado que se desarrolla desde casa, al que se suma el cuidado de los hijos, de la pareja y de personas mayores. Esto reafirma lo ya mencionado en cuanto a que, al permanecer en casa durante el confinamiento, el cuidado en esta pandemia termina siendo asignado a las mujeres, como ha sucedido históricamente. Al respecto, se hace un llamado desde la academia a retomar el concepto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) referido en 2018 acerca del trabajo de cuidado (remunerado y no remunerado) como una actividad que está en el corazón de la humanidad y de la sociedad 13.

Como se ha visto, actualmente el contagio por el virus SARS-CoV-2 muestra que las mujeres hacen parte de los sectores más afectados, es decir, aquellos servicios y ocupaciones que están en la primera línea para atender la pandemia, no solo en el campo de la salud, sino en el área de cuidado en general. Al respecto, la OIT estima que a nivel mundial 58,6 % de las mujeres empleadas trabajan en el sector de servicios, en comparación con 45,4 % de los hombres 13. Esto, conectado con las desigualdades en cuanto a acceso a la protección social y a la economía del cuidado, deja como consecuencia, en el contexto de la pandemia, que sea la mujer quien asuma el rol de cuidado ante el cierre de escuelas, jardines infantiles, guarderías u hogares geriátricos 13.

Es así como la COVID-19 ha representado una exposición real de lo que la mujer aporta al sostenimiento de la vida, porque el cuidado es requerido por todos los seres humanos para su supervivencia en algún momento, ya sea como receptores o como proveedores. Así, el cuidado es necesario para la existencia y reproducción de las sociedades, puesto que además de contribuir al sostenimiento de la fuerza laboral y el bienestar general de cada individuo aporta a la formación de ciudadanos independientes, autónomos y productivos. De la misma manera, por medio del cuidado es posible reconocer que el eje de la vida debería ser el ser humano y su real bienestar, mas no la economía, el consumismo y la depredación, asuntos que tienen en vilo al planeta y la supervivencia de nuestra especie 14.

A propósito del tema económico, en Colombia tres de cada diez mujeres de 15 años o más no cuenta con un ingreso propio, en contraste con los hombres, en donde la relación es uno de cada diez para el mismo rango de edad 11. Como soporte adicional, el índice de feminidad de la pobreza indica que por cada 100 hombres pobres hay 118 mujeres en esta condición 11. En la misma línea, es importante señalar que las mujeres que desempeñan trabajos informales han reportado que les es difícil conseguir empleo en modalidad de teletrabajo o mediado por las TICS porque las líneas de desempeño no lo permiten, o porque son trabajos que solamente se pueden llevar a cabo de manera física, como la atención en salones de belleza, restaurantes y hoteles, entre otros. De otra parte, mencionan que no encuentran vías alternas para generar los recursos y dinero para llevar al hogar; aspectos que reforzarán la pobreza y la situación de desigualdad e inequidad de las mujeres cabeza de familia. Este asunto se ahonda en algunos casos con la pérdida de trabajo, generando mayor disparidad y disminución del poder adquisitivo de las mujeres y llevando a crisis financieras importantes.

Es necesario señalar que otro de los sectores en el que las mujeres obtienen sus ingresos económicos es el trabajado doméstico. Las mujeres que trabajan en este sector, en su gran mayoría, no cuentan con las garantías laborales mínimas, por lo cual es importante valorar sus necesidades específicas. En Colombia, el 94 % de las personas que se dedica al empleo doméstico son mujeres (es decir, 647.000 mujeres), que generalmente no cuentan con la protección regular de un trabajo formal. Si bien existen regulaciones sobre esta situación, una cantidad significativa de mujeres continúa siendo contratada de manera irregular y sin prestaciones de ley 15.

El aislamiento y las relaciones

El aislamiento social y la cuarentena han mostrado que compartir de manera continua los espacios con la pareja puede producir tensiones en el hogar debido al manejo de nuevas situaciones altamente estresantes, como aquellas relacionadas con la pérdida de fuentes de ingreso, la limitación en las posibilidades de contacto social y el aumento en la carga de trabajo en casa. A raíz de estas causas, se ha evidenciado un incremento en la violencia intrafamiliar y en las brechas de género durante la pandemia por COVID-19, lo que ha implicado cambios en la dinámica familiar y social desde el punto de vista de la convivencia, producto del cese de actividades cotidianas como el trabajo y el estudio 15.

Se hace necesario señalar que el hogar se ha convertido en un escenario inseguro y de riesgo para miles de mujeres y niñas, considerando que la violencia intrafamiliar ha incrementado de manera importante 16, dejando de ser ese espacio de tranquilidad y sosiego en donde se llega a descansar y recargas energías. De acuerdo con datos existentes, los agresores de mujeres, en la mayoría de los casos, son parejas o exparejas, familiares o personas conocidas. Además, se ha identificado que los momentos de reunión en familia, como los domingos o el día de las madres, representan mayor peligro para ellas. Estas situaciones, sumadas al confinamiento para evitar la propagación del virus, han derivado en un aumento de las cifras de feminicidios durante el año, lo cual deja en evidencia la preocupante situación de violencia de género que enfrentan las mujeres al interior del hogar. Lo anterior ha permitido señalar que la violencia de género es otra pandemia 16.

En este sentido, la cuarentena como recurso para mantener el aislamiento social ha impuesto nuevas formas de interacción, especialmente por la suspensión de las clases en colegios y las universidades, la adaptación al trabajo virtual y el teletrabajo 15. Esto ha llevado a los miembros de la familia a compartir y a compaginar en el mismo espacio durante gran parte del día, asunto que puede generar roces y dificultades en las relaciones, ocasionando disputas, conflictos y malestar emocional. Debido a ello, queda una sensación de pérdida de la libertad personal y una sensación de ahogo y angustia que lleva a la irritabilidad, la ansiedad y a problemas de relación interpersonal.

Los efectos derivados de la pandemia actual señalan que las niñas y las mujeres se han visto relacionadas con riesgos cada vez más intensos asociados al rol de cuidadora y a la redistribución de recursos que inicialmente estaban destinados para la salud de las mujeres según las políticas de cada país y de los sistemas de distribución de ingreso y riqueza. Las mujeres y las niñas enfrentan riesgos más significativos en su proyecto de vida, situación que se profundiza en el momento actual, en particular durante el confinamiento, porque existe una mayor exposición a situaciones de estrés y crisis de relaciones 17. Por otro lado, se hace necesario que las respuestas a nivel individual y local sean favorables para esta población, de modo que no se agudicen los riesgos sociales y personales.

Propuestas de solución

En estos momentos, se requiere pensar en soluciones y estrategias de respuesta multidimensionales que se desarrollen de manera gradual y permitan la recuperación de la sociedad y las personas desde el ámbito individual y colectivo, las cuales pueden incluir, entre otros, la estabilización de los medios de vida y de los ingresos a través de medidas inmediatas para el empleo y la protección social 18 y el reconocimiento de los sectores más afectados por la pandemia y las vías factibles para recuperar lo perdido. Cabe anotar que los retos suponen medidas locales, regionales y nacionales (coherentes con las dinámicas sociales) que permitan la apropiación de las políticas sectoriales y que reactiven los diversos sectores económicos involucrados en la cadena productiva de cada nación.

Los eventos que deben asumirse durante la mitigación de la crisis social son multifactoriales y deben ser diferenciados teniendo en cuenta la desigualdad, lo que complejiza los retos y las intervenciones familiares y comunitarias, ya que los gastos e inversión económica cambiarán, de modo que el recurso de hombres y mujeres será diferente, al igual que la inversión a realizar. En ese orden de ideas, por parte del Estado se requiere una mayor inversión social, como ha sucedido en algunos países, donde el gobierno desembolsó directamente dinero en los hogares y aumentó las inversiones públicas para compensar la reducción de las actividades del sector privado en áreas cruciales de la economía 13.

En vista de lo anterior, la recuperación de la economía resulta esencial. Por ende se debe propender por la creación y el mantenimiento del trabajo decente y bien remunerado, que permita la recuperación social y económica de las poblaciones mediante la creación de empresas que generen empleos (en particular pequeñas y medianas empresas), la transición de economías informales a formales, así como hacer una transición de economías que dependen de los recursos naturales hacia modelos verdes y ecológicamente amigables. Por último se hace imprescindible la evaluación del impacto de los programas nacionales de recuperación en el empleo, la promoción del diálogo y la prestación de apoyo a los empleadores. De lograrse esto será posible adoptar medidas eficaces que permitan identificar, prevenir y mitigar los efectos negativos en los derechos humanos y laborales, el desarrollo de productos o servicios derivados de las necesidades provenientes de la situación actual, así como la potencialización y el afianzamiento de programas y grupos de emprendedores 19.

Aunque la recuperación económica es un factor crucial, la sociedad en general y nosotras, como ciudadanas y mujeres, no debemos dejar de lado la construcción de propuestas que permitan proteger a la población trabajadora y vulnerable, dentro de las que se incluyen todas las personas que proveen servicios de cuidado (en particular el personal de enfermería). De igual forma, la reflexión de lo que sucede nos invita a embarcarnos en una nueva forma de ciudadanía centrada en el ser humano y pensando en el cuidado del planeta, de sí mismo y de los otros: la cuidadanía.

Esta nueva ciudadanía basada en el cuidado no es otra cosa que dejar las relaciones individualistas, jerarquizadas y segregacionistas para centrarse en relaciones de interdependencia entre nosotros. La cuidadanía reivindica y hace suya la cultura del cuidado, esa que las mujeres han practicado por milenios y que ya no privilegiaría a los seres autosuficientes, sino a la población más vulnerable que requiere ser incluida y representada en la sociedad 20.

Es así como la cuidadanía afirma el valor de la diversidad y se sostiene en la empatía y la solidaridad. Su fundamento está en reconocer que las personas nos necesitamos mutuamente y que no es posible sobrevivir sin interactuar con los demás, aprovechando los conocimientos y experiencias de cada individuo para complementarse a partir de ello. La cuidadanía no permite el autoritarismo y es en esencia democrática, además privilegia la cooperación y el compartir frente a la competencia y la acumulación 21. Esta sería la propuesta que pensamos podría abrir la posibilidad de reducir las inequidades y desigualdades de las mujeres en un país como Colombia.

Conclusión

La reflexión más importante de este texto busca generar conciencia respecto a las desigualdades de género que viven las mujeres en su cotidianidad, aun sin pandemia, y sobre el impacto que la pandemia por SARS-COV-2 ha generado al profundizar situaciones que a largo plazo pueden llevar a un problema económico, social y de salud de las mujeres en el ámbito local, regional y global. Una emergencia de salud global como la COVID-19 representa una verdadera prueba para la humanidad al mostrar los impactos relacionados con las desigualdades de género preexistentes y su magnificación, lo que nos invita a la posibilidad de encontrar una salida posible a esta situación a partir de un cambio en la ciudadanía actual hacia una fundamentada en el cuidado: la cuidadanía.

Referencias

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1El análisis desarrollado en este documento de reflexión dista del que podría hacerse desde la perspectiva de género a partir de las posturas de otras ciencias.

Cómo citar: Díaz-Heredia LP; Chaparro-Díaz OL; Corredor Pardo KA. COVID-19: una realidad inequitativa y compleja para las mujeres. Av. Enferm. 2020;38(1supl):61-67. https://doi.org/10.15446/av.enferm.v38n1supl.88888

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Conflicto de intereses Las autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Recibido: 05 de Julio de 2020; Aprobado: 22 de Octubre de 2020

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