La publicación del presente dossier (julio, 2020) coincide con un momento en el que las fronteras estatales han sido cerradas en distintas partes del mundo y los tránsitos y movimientos de personas se han visto limitados y mayormente controlados a partir de la "crisis" instalada por la pandemia del coronavirus. Las medidas adoptadas por los Gobiernos nacionales para la contención de la pandemia han sido muy variadas, reflejando en gran medida las actuales coyunturas político-económicas de los diferentes países. La situación en América Latina es especialmente dramática no solo por la situación de pobreza y por la histórica desigualdad social presente en el continente, sino también por las soluciones autoritarias y militarizadas puestas en marcha, expresión del retroceso experimentado en muchos países de la región en materia de garantía de derechos políticos, económicos, sociales y culturales.
La marca de estos nuevos tiempos parece ser la ampliación generalizada de la precariedad y del riesgo a la muerte, ya sea por la proliferación del coronavirus o por las medidas políticas adoptadas por los Gobiernos de algunos países, los cuales han manifestado públicamente el desprecio por la vida, incitando a la violencia y al racismo. En efecto, mientras han dado prioridad a la defensa de la economía y del mercado en detrimento de la vida, estos gobiernos han tomado parte en la economía política de la muerte. La necropolítica1 parece adquirir así su máxima expresión, puesto que se ha acelerado -en el tiempo- y se ha expandido -en el espacio-, obteniendo otro ritmo y escala. No obstante, si bien es posible afirmar que la novedad del tiempo presente recae en la radicalización de la violencia y la precariedad, del control de las fronteras y de las restricciones impuestas a las migraciones y a la movilidad de las personas, es importante indagar en qué medida estos fenómenos expresan continuidades con procesos anteriores y de larga duración.
Desde hace décadas vivimos en un mundo globalizado caracterizado por intensos desplazamientos sociales, expulsiones, brutalidad y precarización de la vida humana. Frente a un escenario marcado por un capitalismo corporativo destructivo, estos desplazamientos evidencian el surgimiento de nuevas lógicas de producción, desigualdades, fronteras sociales y contingentes de desposeídos. Al mismo tiempo que se difundieron ideologías multiculturales y narrativas humanitarias y de derechos humanos, se han propulsado políticas de securitización, criminalización, militarización y deshumanización de la pobreza. Por consiguiente, ciertos flujos de personas, productos y lugares están sujetos a las políticas restrictivas actuales y al control selectivo. En este contexto, cuestiones relacionadas con migrantes transnacionales, refugiados y solicitantes de refugio se han convertido en una prioridad en las agendas públicas de los Gobiernos nacionales y las agencias multilaterales. Del mismo modo, los desplazamientos internos, ya sea que se refieran a la eliminación de territorios o de personas consideradas al margen del Estado, son hoy el foco de políticas locales y nacionales imbricadas con lineamientos internacionales resultados de espacios multilaterales2.
En consecuencia, en la coyuntura actual, la intersección de políticas y prácticas de criminalización, securitización, militarización y humanitarización, las cuales involucran a una multiplicidad de actores estatales e internacionales y sujetos sociales, ha complejizado el debate y el análisis en torno a la producción de nuevas estratificaciones, jerarquizaciones y violencias a diferentes escalas y según variadas temporalidades y espacialidades. Asumiendo ese desafío, Bela Feldman-Bianco ha sugerido un abordaje de estos procesos desde una perspectiva global de las migraciones y desplazamientos para analizar y teorizar sobre varios tipos, escalas y espacios de las (in)movilidades, considerando los intersticios de la dominación y del poder como parte inherente a la reestructuración del capitalismo global3.
A partir de aproximaciones y marcos analíticos multiescalares, la propuesta de este dossier ha sido precisamente reunir trabajos históricos y contemporáneos que permitan aprehender comparativamente y profundizar la discusión acerca de la imbricación entre estos procesos políticos y las distintas escalas y tipos de desplazamientos en diversas coyunturas históricas, ya sea considerando a la migración transnacional, la migración interna, los solicitantes de refugio político y ambiental, la trata de personas, la remoción o eliminación de poblaciones o territorios debido al despojo de tierras, intereses inmobiliarios y grandes proyectos desarrollistas o asesinatos, encarcelamiento y militarización en las periferias urbanas. La idea es entender cómo, a través de diferentes espacialidades, temporalidades e interseccionalidades de raza, género, clase y generación, estos desplazamientos de distinto tipo se relacionan con la producción de dominación, despojo y violencia en la vida cotidiana, ya sea en el presente o desde una historia de larga duración. El objetivo es sentar las bases comparativas para una mejor comprensión de nuevas y antiguas lógicas de exclusión social producidas por el capitalismo, buscando al mismo tiempo examinar las continuidades y las rupturas sociales.
Desde este punto de vista, el dossier reúne ocho artículos resultantes de investigaciones históricas, sociológicas o antropológicas. Del total de artículos, siete dedican atención a la realidad latinoamericana -con estudios de caso realizados en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México- y uno refiere al contexto europeo. En conjunto, estos artículos examinan tanto las estructuras de dominación como los procesos de subjetivación, las resistencias cotidianas y las movilizaciones sociales de diferentes protagonistas contra formas diversas de violencia y dominación, sean ellos indígenas, afrodescendientes, inmigrantes, refugiados, campesinos, pobres urbanos u otros desplazados. El dossier está organizado en dos partes. Los artículos que componen la primera parte exponen las relaciones entre las tecnologías de gobierno y los desplazamientos, desposesiones y violencias resultantes de procesos de mercantilización de la tierra y de la propiedad en diferentes espacios y tiempos históricos del avance del capitalismo en América Latina. La segunda parte reúne artículos que indagan los efectos de las políticas y procesos de securitización de las movilidades y de intensificación de los controles fronterizos en la contemporaneidad.
Asumiendo que hay una inseparabilidad entre los desplazamientos, el colonialismo, el capitalismo y sus estructuras de dominación y desigualdades que atraviesan los Estados nacionales, los artículos que componen la primera parte del dossier ofrecen pistas para discernir los impactos de las diferentes políticas de gestión colonial o estatal, así como la violencia estructural que impregna las disputas y movilizaciones por la tierra y la vivienda en América Latina desde la época colonial hasta la coyuntura contemporánea, marcada por el neoliberalismo y políticas globales de securitización de la pobreza. Con base en estudios de casos centrados en localidades específicas durante la administración colonial en Chile o en posteriores gestiones estatales en Brasil, Chile, Colombia y México, los artículos revelan cómo la violencia constituyente de diferentes formas de gobierno ha promovido sistemáticamente la desposesión -a través de la mercantilización y financiarización de la tierra y de la vivienda en el campo y en las ciudades- y, por consiguiente, desplazamientos y despojos de poblaciones en los márgenes como indígenas, afrodescendientes, residentes de periferias urbanas, personas en situación de calle y campesinos expuestos al terror y violencias de una variedad de actores armados. Cabe señalar que esta violencia encuentra expresión no solo durante la vigencia de regímenes autoritarios -por ejemplo, la dictadura cívico-militar chilena- sino también bajo Gobiernos democráticos. En la contemporaneidad, estas violencias se manifiestan y son producidas principalmente por medio de políticas neoliberales que promueven precariedad, securitización, criminalización de la pobreza, desplazamientos y despojo en el marco de una nueva coyuntura del capitalismo, caracterizada particularmente en América Latina por la extracción de productos primarios, la depredación y la desprotección social con reminiscencias a lo sucedido durante la época colonial.
El artículo de Igor Goigovic y Andrea Armijo que abre el dossier, "Tierras en disputa. El traslado de los pueblos de indios de Melipilla, Chile, siglos XVIII-XIX", examina la conflictividad social y política desatada en la transición del siglo XVIII al XIX entre las comunidades indígenas de Melipilla -valle central de Chile- en el marco general de las transformaciones asociadas a las reformas borbónicas, en especial a los proyectos de traslados de pueblos y reducciones de tierras fomentados por la administración colonial y posteriormente por el Gobierno nacionalista de principios del siglo XIX. El análisis permite reconocer con claridad la extensión de los procesos de despojo de las tierras y desplazamientos de comunidades indígenas, así como las consecuencias de la política borbónica de fundación de villas y pueblos, en muchos casos, pueblos de indios a la usanza hispana.
Aunque la temática de los desplazamientos de poblaciones indígenas -que incluye a lo largo de todo el período colonial traslados colectivos e individuales, forzosos o voluntarios- es un tema clásico en el campo etnohistórico, la investigación histórica de Goigovic y Armijo contribuye con una mirada atenta sobre el desarrollo de estos procesos en una localidad específica -el valle de Melipilla- y sobre los traslados o intentos de traslados de los pueblos indígenas allí presentes. El artículo recorre un número importante de fuentes primarias y secundarias buscando reconstruir la situación de los pueblos indígenas, el proceso de disminución de población y el avance de las haciendas a modo de grandes ejes nodales de las políticas de población del territorio. Los autores describen cómo las reformas borbónicas estimularon el desarrollo de las actividades comerciales, particularmente la exportación de recursos mineros, agrícolas y ganaderos y, junto con ello, la valoración y mercantilización de la tierra, la cual fue convertida en un bien escaso y de alta demanda durante la segunda mitad del siglo XVIII. Asimismo, el estudio reconoce el importante papel del mestizaje y su incidencia en la conformación/recomposición de los pueblos indígenas, al mismo tiempo que examina las estrategias de resistencia y adaptación de las comunidades indígenas a estos cambios y las luchas desplegadas por mantener sus territorios, prestando atención a las reconfiguraciones de las relaciones sociales y económicas de estas poblaciones. En ese sentido, el texto constituye un aporte a los análisis sobre las relaciones entre desplazamientos, violencias y desposesión en la época colonial. En este sentido, proporciona parámetros para el análisis de las continuidades y rupturas sociales con respecto a las relaciones intrínsecas entre los procesos de dominación y las tecnologías de gobierno que promueven el desarrollo capitalista, incluyendo la valorización y mercantilización de la tierra y los resultantes desplazamientos, despojos y resistencias en diferentes contextos y coyunturas históricas y contemporáneas.
Desde este ángulo, Alex Paulsen-Espinoza y Yilver Mosquera-Vallejo, a partir de su estudio comparativo "Violencia(s) y desplazamiento(s) en dos contextos latinoamericanos. El caso de Santiago de Chile (1973-1990) y el valle del Patía, Colombia (1930-2014)", contribuyen a una mayor comprensión de las relaciones entre violencias, desplazamientos y la producción del capitalismo neoliberal en América Latina. De este modo, pretenden discernir las formas de externalización de las violencias, desplazamientos y despojos en vista del surgimiento de la lógica del mercado y de la defensa de la propiedad privada a través de estudios de caso centrados en dos localidades diferentes. Mientras el primer caso atiende los cambios en las políticas de vivienda en el entorno metropolitano de Santiago de Chile promovidos por la dictadura cívico-militar chilena (1973-1990) y fundamentados en las políticas neoliberales diseñadas por Milton Friedman y sus asociados de la Escuela de Chicago, el segundo narra, a partir de una perspectiva histórica de setenta y seis años (1930-2014), las transformaciones sociales que tuvieron lugar a través de la violencia y el despojo en un contexto de avance acelerado del capitalismo y del proceso de mercantilización de la tierra en valle del Patía, una zona rural en el sur de Colombia. El análisis está respaldado por una extensa bibliografía sobre capitalismo neoliberal y utiliza fuentes primarias y entrevistas con actores clave para rescatar los recuerdos de las formas de violencia y despojo producidas por el capitalismo, especialmente en su fase neoliberal. Esta contribución trae a la luz cómo se ha utilizado, en territorios contrastantes, mecanismos similares de violencia y explotación asociadas a la lógica del mercado y a la especulación inmobiliaria con respecto a la vivienda y la propiedad de la tierra.
Específicamente, el estudio de caso en Santiago de Chile examina cómo el marco legal de la dictadura cívico-militar actuó para legitimar la brutalidad de la violencia estatal contra enemigos políticos internos considerados peligrosos. Los pobladores fueron incluidos en esta categoría debido a que su organización y movilización habían generado cambios considerables en el espacio urbano de la Región Metropolitana de Santiago de Chile entre los años 1950 y 1973. En la década de 1980, la violencia estatal se intensificó con la instalación y la creciente actividad de un programa de erradicación que ha continuado prácticamente hasta el retorno de la democracia. En este escenario, los autores exponen cómo, en el contexto del proyecto neoliberal -y de la ciudad-, el acceso a la vivienda se convirtió en un bien restringido a los "ciudadanos dignos" antes que en un derecho. En el curso de estos procesos violentos, los pobladores se convirtieron en capital de reserva para el mercado laboral, mientras que en el régimen de propiedad privada fueron percibidos como una amenaza y sometidos a la violencia y el despojo, negándoseles cualquier derecho de protección social, tanto en términos materiales como simbólicos.
En el estudio de caso llevado a cabo en el valle de Patia, Paulsen-Espinosa y Mosquera-Vallejo utilizan la noción de desterritorialización para analizar cómo se inscriben y se coproducen la violencia y el despojo en las dinámicas de construcción del territorio en el contexto de cambios sociales. Como en tantas otras localidades de América Latina, estos cambios empezaron en el valle del Patía con la edificación de una carretera panamericana en 1930 y continuaron desde la década de 1960 con la consolidación de un modelo territorial basado en la hacienda ganadera, así como en la minería ilegal desde 2013. Con base en estas transformaciones sociales, los autores señalan que mientras en el pasado hubo un momento en que el valle era de uso comunitario y los patianos tenían el control de la tierra, que por aquel entonces estaba estructurada en torno a grandes propietarios negros, desde la década de 1930, la lógica del mercado y de la propiedad privada introdujo cambios tanto en el concepto de propiedad como en las relaciones sociales, involucrando también la expropiación de derechos.
Según esta comparación, los autores concluyen que, a pesar de las diferencias entre los dos estudios de caso, incluso en las formas de surgimiento del mercado y de la lógica de la propiedad privada, los mecanismos utilizados son los mismos: violencia -estatal y legal- y desplazamientos. Aunque la expansión de las políticas sociales durante la década de 1990 hace alusión a un "rostro humano" del neoliberalismo latinoamericano, estas políticas se han originado en procesos que despojaron y desterritorializaron a quienes actualmente son los destinatarios de una cierta protección social.
La etnografía presentada por Raquel Carriconde en su artículo "Refugiados urbanos em trânsito permanente: efeitos menos visíveis da produção de uma cidade olímpica" sugiere que el "rostro humano" del neoliberalismo latinoamericano no se hace presente a las personas en situación de calle. Estas personas son quienes protagonizan su estudio sobre la relación entre las políticas públicas urbanas y la producción de refugiados urbanos en el contexto de los preparativos de la ciudad de Río de Janeiro (Brasil) como anfitriona de dos mega eventos deportivos, a saber, la Copa Mundial de Fútbol en el 2014 y los Juegos Olímpicos en el 2016. Para descifrar esta relación, a partir de una investigación de campo realizada entre 2015 y 2017 en dos instituciones de acogida de personas en situación de calle, Carriconde ha escudriñado una serie de acciones gubernamentales iniciadas en 2008 y destinadas a transformar la ciudad en un fuerte competidor en la disputa para albergar estos dos mega eventos. Desde esta perspectiva, la autora examina cómo el establecimiento de políticas destinadas a estimular la mercantilización del espacio urbano y la financiarización de la propiedad junto con la gestión y el control militarizado de los flujos de personas y cosas, redefinieron las fronteras de la ciudad a través de la expansión de las fronteras de los mercados, provocando despojo y desterritorizalizaciones dramáticas, en particular entre los pobres urbanos.
Mientras la dictadura cívico-militar chilena implementó políticas neoliberales a través del terrorismo de Estado que criminalizó a los militantes políticos entonces considerados enemigos internos como los pobladores de las periferias urbanas de Santiago de Chile, en Río de Janeiro, en un momento en que Brasil era gobernado por el Partido de los Trabajadores, cuyo proyecto político combinó políticas de desarrollo económico y protección social, incluyendo políticas de vivienda popular como el programa "Mi Casa, Mi Vida", las represivas políticas globales de seguridad pública y de mercantilización y militarización del "espacio urbano" han dado continuidad a los procesos de criminalización de las favelas y periferias urbanas y de las personas en situación de calle, produciendo desplazamientos y despojos. Combinando la perspectiva teórica de Michel Foucault con una mirada desde la economía política inspirada en Saskia Sassen, Carriconde demuestra cómo las vidas de estas personas desposeídas fueron atravesadas por las políticas de seguridad pública yuxtapuestas a las "Operaciones de Choque de Orden" de la Secretaría del Orden Social, las cuales reorganizaron las áreas de pobreza dispersas en áreas más amplias y difusas del tejido urbano. Estas políticas de seguridad pública, conocidas como "políticas de pacificación", también remiten a formas de gestión del período colonial. La autora presenta así los dispositivos que mantuvieron a la población en situación de calle en tránsito permanente al haber sido despojada de sus medios de vida y puesta en circulación bajo la amenaza y la coacción física desplegadas por diversos actores armados -policías militares, guardias municipales y milicias, estas últimas constituidas sobre todo por policías militares en actividad o en retiro-. De este modo, las personas en situación de calle pasaron a circular entre las instituciones estatales de acogida y el universo del trabajo informal.
A partir de narrativas y breves relatos biográficos de estas personas, además de documentos estatales y material de prensa que buscan captar las perspectivas de los administradores y gestores públicos, la autora explicita las relaciones entre las políticas de "pacificación" y "ordenamiento urbano" y la producción de "refugiados urbanos". Por un lado, el texto contribuye a ampliar el debate sobre los procesos que producen la población en situación de calle, comúnmente restringida a la cuestión del desempleo, la desestructuración afectiva y familiar y el uso de drogas. Por otro lado, al movilizar la categoría "refugiados urbanos" para referirse a esa experiencia particular, la autora hecha luz sobre las estrategias políticas desplegadas por los poderes públicos para desplazar e invisibilizar a los indeseables de los espacios más disputados de la Ciudad Olímpica.
En diálogo con el texto de Carriconde, el artículo de May-ek Querales Mendoza, "'No se pueden llevar a mi esposo': desaparición forzada y desplazamiento interno forzado en el contexto de la guerra contra el narcotráfico en Michoacán", que cierra la primera parte del dossier, también examina desplazamientos resultantes de políticas de terror desplegadas por una variedad de actores armados asociados a procesos de expropiación territorial y despojo de los medios de vida, aunque en este caso en un contexto rural. La autora hace referencia al escenario contemporáneo de disputas altamente militarizadas por el control territorial en México, establecido sobre todo a partir del 2006, durante la presidencia de Felipe Calderón al convertir el combate al narcotráfico en eje de su política de seguridad, exacerbando la confrontación -y la articulación- entre las Fuerzas Armadas -el Ejército y/o la Marina-, las Policías -municipales, estatales y federales- y grupos del crimen organizado.
Con base en un trabajo de investigación colaborativo desarrollado desde 2013 junto a colectivos de víctimas de la violencia relacionada con el crimen organizado, Mendoza demuestra cómo dos de los más graves daños humanitarios producidos en ese escenario bélico -la desaparición forzada y el desplazamiento interno forzado- se entrecruzan de múltiples maneras y son experimentados en el cotidiano y en la vida de las poblaciones afectadas como continuidades antes de que sean producidos como dos fenómenos separados. Según la autora, "desaparición forzada" y "desplazamiento interno forzado" constituyen dos modalidades de ejercicio del poder accionados por un conjunto de actores que incluye carteles de droga, Ejército, diversas instancias estatales y una multiplicidad de grupos armados, donde la "desaparición forzada" es practicada, en contextos rurales, como una tecnología política de terror con el objetivo de expulsar y despojar familias y comunidades de sus tierras.
En relación con la metodología, el texto está fundamentado en un estudio de caso ampliado, estructurado sobre la trayectoria de la familia Orozco Medina, productores agrícolas de aguacate y frutos rojos residentes en la localidad de Nuevo Zirosto, en el estado de Michoacán (México). En términos analíticos, el recurso al estudio de caso ampliado permite operar las transiciones entre lo particular y lo general inicialmente propuestas por la autora, iluminando tanto los elementos estructurales que sostienen los hechos concreta y subjetivamente vivenciados por sus interlocutoras/es, así como las formas en que esas vivencias subjetivas tensionan las categorizaciones que buscan abarcar la dimensión estructural de los fenómenos en cuestión. Conjugando descripción etnográfica, entrevistas de historia de vida, material de prensa, informes, entre otros documentos, así como un análisis de las dinámicas de producción de la violencia en el medio rural de Michoacán, el artículo contribuye a la comprensión histórica y socio-antropológica de la crisis que ha experimentado México en materia de derechos humanos y seguridad pública en las últimas décadas. Mendoza logra describir procesos difíciles de ser aprehendidos a través de métodos cuantitativos o a partir de documentos estatales, entre otras razones, debido a la dinámica de participación de actores estatales en los conflictos y daños humanitarios analizados. Frente a esa situación, acorde con el objetivo de su reflexión, esto es, desvelar los puntos de contacto y continuidad entre dos prácticas de la violencia categorizadas como fenómenos sociales distintos, desaparición forzada y desplazamiento interno forzado, la etnografía y la historia oral ayudan a iluminar las experiencias -locales, regionales, subjetivas, cotidianas- que escapan a una mirada panorámica y normativa, sea desde lo jurídico, lo humanitario o lo sociológico.
En este sentido, el texto de Mendoza no solo contribuye con la producción de un conocimiento relevante sobre los procesos de movilización política de los actores sociales con los que ha colaborado, sino que también permite examinar -a partir del plano local y de una "historia desde abajo"- el modo en que se establecen las relaciones entre violencia estatal y paraestatal, despojo y expropiación territorial, las cuales resultan en migraciones, desapariciones y desplazamientos forzados. Los testimonios de María Elena Medina Vargas, Laura María Orozco Medina y Evangelina Contreras Ceja brindan elementos relevantes para comprender cómo en el contexto de la guerra contra el narcotráfico establecida a nivel nacional, la desaparición forzada y el terror desplegados por actores armados se ha convertido en un instrumento de amenaza para expulsar y despojar pequeños propietarios de parcela de aguacate en el estado de Michoacán y promover la acumulación económica y la concentración de la tierra. Mendoza destaca cómo el cultivo del aguacate y la alta demanda de este producto en la industria -que ocupa el tercer lugar de los diez principales productos agroalimentarios de México- promovieron la expansión de huertas aguacateras, generando una lógica de monocultivo asociada, a su vez, con la llegada de grupos empresariales internacionales en la región. En este caso en particular, de manera similar a la experiencia colombiana, la desaparición forzada y otras formas de violencia han servido para obtener el control territorial de lugares estratégicos desde el punto de vista militar, político y económico. Como ha sido señalado por la autora, la desposesión y el despojo de la tierra -cuyos títulos de propiedad son obtenidos rápidamente debido a que las escrituras no suelen ser una práctica común en la localidad en Nuevo Zirosto- ha sido acompañada del desplazamiento forzado de comunidades o familias enteras que se apoyan muchas veces en experiencias previas de migración para poder escapar después de ser amenazadas, como ha sido bien ejemplificado por la trayectoria de la familia Orozco Medina.
El artículo de Mendoza cierra así la primera parte del dossier poniendo de relieve las políticas de terror y las violencias asociadas a los procesos de dominación y expropiación territorial que, como bien demuestran los textos anteriores, han atravesado los espacios nacionales y los conflictos por la tierra y la vivienda en América Latina, desde la época colonial hasta la actualidad. De esa manera, el primer conjunto de textos ayuda a exponer las intrínsecas relaciones entre desplazamientos, colonialismo, capitalismo, desposesión y violencia estructural en América Latina. Los artículos reunidos en la segunda parte del dossier dan continuidad a esta discusión, pero a partir de estudios de caso focalizados en las políticas y prácticas de control de las migraciones, las movilidades y las fronteras.
Los heterogéneos procesos de securitización de la movilidad a escala global junto con el endurecimiento de las políticas migratorias y la intensificación de los controles fronterizos en la región suramericana han favorecido la aparición de nuevas preocupaciones y reflexiones sobre las migraciones, los desplazamientos y las violencias. A su vez, en esta nueva coyuntura, la política de la hostilidad desplegada hacia los migrantes y otros grupos subalternos en diversos contextos nacionales como el argentino ha permitido advertir una multiplicidad de manifestaciones y modos de legitimación de la violencia material y simbólica ejercida en el espacio público y en diversos espacios sociales. Así, la construcción de nuevos objetos de estudio en el campo de las migraciones supuso la incorporación o la renovación del lenguaje crítico empleado para llevar a cabo los análisis y construir la argumentación. Como muestran los artículos de esta segunda parte, la relación entre desplazamientos, movilidades y violencias es explorada a través de un andamiaje teórico que reúne conceptos y categorías que permiten dar cuenta del carácter procesual y relacional de las políticas y prácticas de regulación social y control de los desplazamientos espaciales en sus numerosas variantes: ilegalidad, deportabilidad, racialización, criminalización y securitización, entre otras. Asimismo, es notable el lugar prominente que ha adquirido la frontera como categoría epistemológica, metodológica y política en la reflexión actual de los distintos tipos de desplazamientos. Algunos artículos también problematizan de modo explícito o implícito la categoría de "migración" y "migrantes" a partir de la adopción de perspectivas analíticas que prestan especialmente atención a la multiplicación de las fronteras, la diversificación y estratificación de las movilidades y el control del movimiento.
El texto de Sergio Caggiano y Laura Mombello, "Inmigrantes e indígenas en las torsiones de la nacionalidad y la ciudadanía. La construcción de amenazas en Argentina (2015-2019)", analiza cómo y por qué, durante la administración neoliberal de la Alianza Cambiemos, migrantes e indígenas fueron percibidos y construidos como "amenazas". Además, el artículo examina los estereotipos utilizados para legitimar esta construcción y la consiguiente criminalización de estos protagonistas. A partir de una mirada sobre la historia reciente, Caggiano y Mombello parten del supuesto de que las políticas de restricción y exclusión dirigidas a los migrantes y los pueblos indígenas durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019) fueron opuestas a las políticas de mayor receptividad e inclusión relativa desarrolladas en la gestión del Gobierno anterior. Desde esta perspectiva, los autores prestan atención a las acciones y medidas destinadas a la regulación de los asuntos migratorios o fronterizos y al (supuesto) "problema indígena". Así, buscan discernir, por un lado, las relaciones entre las nociones de ciudadanía y extranjería que subyacen a estas caracterizaciones y los modos de gobierno de estas poblaciones; y, por el otro, la correlación entre estas acciones y la regulación del uso de los espacios, el acceso a los bienes y la circulación de la población. Para ello, se basan en la investigación documental de normas jurídicas -decretos, leyes, etc.- relativas a los inmigrantes y los pueblos indígenas, incluidos litigios públicos y judiciales, y la revisión de la prensa nacional.
A partir de este análisis, Caggiano y Mombello destacan que la construcción de las amenazas al orden neoliberal durante el período 2015-2019, vinculando a los migrantes, las fronteras y los pueblos indígenas, no fue un hecho aleatorio. Demuestran que la superposición de las fronteras de la legalidad y las fronteras de la pertenencia fortaleció los vínculos entre la nacionalidad y la ciudadanía. También señalan que la gubernamentalidad neoliberal requiere de la producción y reproducción continua de ilegalismos e ilegalidades y que las medidas de securitización y control de la circulación se vuelven socialmente aceptables cuando se centran en figuras amenazantes. Sugieren, asimismo, que la distinción de inmigrantes/extranjeros como enemigos externos y la marca de los pueblos originarios como "enemigos internos" adquieren predominio según la situación y el contexto. Sostienen que estas caracterizaciones sacan a la luz cómo la racialización y la pertenencia nacional se exponen en los cuerpos y en la apariencia en tanto el blanqueamiento social constituye un proyecto oficial de la nación argentina. Además, destacan que la gestión de la población, el espacio y el territorio exige mecanismos específicos de acumulación por despojo y, por consiguiente, la distribución desigual del acceso a los bienes, servicios, recursos y reconocimiento oficial.
También a través de la exploración de la relación entre el control de la movilidad y los procesos de racialización, el artículo de Carina Trabalón, "Violencia estatal, control fronterizo y racialización: experiencias de haitianos y haitianas en aeropuertos de Argentina", se ocupa de las experiencias y trayectorias de haitianos/as frente a las diferentes prácticas de control de la movilidad internacional en el contexto suramericano, en particular en Argentina. Así, mediante una metodología de corte cualitativo que combina entrevistas en profundidad, la observación participante y el análisis documental, examina la relación entre las prácticas de control de la movilidad, los procesos de racialización y las estrategias de los sujetos en un contexto nacional y regional que ha sufrido diversos cambios y oscilaciones en la regulación de la migración, con importantes consecuencias para la migración haitiana. La autora busca dar cuenta de la violencia estatal contenida en las prácticas de inadmisión, detención y deportabilidad, mostrando el modo en que afectan a las vivencias y estrategias de quienes buscan atravesar una frontera particular como el aeropuerto con pasaportes y cuerpos que son objeto de sospecha para los agentes del control. La violencia material y simbólica involucrada en las prácticas y clasificaciones estatales es entendida como parte de la estratificación global de la movilidad como también de los esquemas de regulación de las migraciones en el espacio regional y nacional.
El análisis empírico tiene lugar en el marco de un proceso de endurecimiento de la política migratoria argentina que se manifiesta y actúa de una manera particularmente desigual y violenta para los/as ciudadanos/as de ciertas nacionalidades. El artículo explora la coyuntura y el modo en que los movimientos de nacionales haitianos/as se convirtieron en objeto de control, además de mostrar la manera en que las medidas de restricción o contención de la migración haitiana fueron legitimadas. Además, analiza la diversidad de estrategias que los sujetos bajo sospecha activan en el cruce de una frontera aérea. Dichas estrategias involucran tanto representaciones y prácticas de conservación como de negociación frente a las diferentes instancias de control migratorio. Los testimonios analizados muestran, asimismo, que las fronteras son cuestionadas debido al carácter violento y discrecional que asume el control migratorio, aunque sin interrogar su (i)legitimidad. En este sentido, el artículo contribuye a la comprensión de la experimentación de violencia material y simbólica asentada en las adscripciones nacional, étnica y racial, así como de los distintos sentidos sociales y simbólicos que posee la frontera para aquellos sujetos que las cruzan bajo diferentes clasificaciones y desiguales condiciones.
Por otra parte, el artículo de Verónica Hendel, "Cartografías del peligro. Desplazamientos, migración, fronteras y violencias desde la experiencia de los jóvenes en un barrio del Gran Buenos Aires, Argentina (2018-2019)" adopta el desplazamiento y la movilidad como prisma para dar cuenta de los modos en que un grupo de jóvenes experimenta la ciudad a partir de sus itinerarios y recorridos en un barrio ubicado en la zona oeste del Gran Buenos Aires, Argentina, donde transcurre su vida cotidiana y está emplazada la escuela secundaria a la que asisten. En diálogo con la literatura crítica sobre las movilidades y la producción de espacio, la indagación analítica realizada busca contribuir al conocimiento existente sobre el control del movimiento y la proliferación, heterogeneización y reforzamiento de las fronteras en el espacio urbano. En términos conceptuales, los espacios y los desplazamientos son comprendidos como resultado de una negociación, una relación de fuerzas o un enfrentamiento violento. Por un lado, la utilización de la noción de desplazamiento refiere tanto a los modos de habitar, recorrer y "hacer" la ciudad de los jóvenes como a las diversas experiencias territoriales relacionadas con la condición migrante de sus familias. Por el otro, remite a la actividad u operación sujeta a la violencia y el control estatales, con preeminencia de las fuerzas de seguridad, en el espacio urbano.
El análisis involucra determinadas prácticas de movilidad, asumidas como formas de habitar los espacios, para conocer los modos en que se estructura la movilidad y se rearticulan las formas de vida en un barrio del conurbano bonaerense. El texto proviene de una experiencia de trabajo etnográfico realizada en una escuela secundaria entre los años 2018 y 2019. El análisis está basado en las narrativas cartográficas producidas con la intención de identificar aquello que los y las jóvenes nombran como prácticas de violencia institucional orientadas a forzar o impedir el desplazamiento urbano. Las trayectorias biográficas del grupo de jóvenes están atravesadas por distintas configuraciones de movilidad. Más allá de sus propias experiencias cotidianas de movilidad en la ciudad, sus vidas están encastradas en proyectos migratorios familiares y diversos desplazamientos entre países colindantes con Argentina, provincias, ciudades y/o barrios. La autora considera que esta diversidad de experiencias de movilidad posee una gran relevancia para la reconstrucción y el análisis de las formas de experimentar la ciudad.
A través de la exploración cartográfica llevada a cabo junto con el grupo de jóvenes, el artículo problematiza la experiencia del barrio como un lugar peligroso. El uso de la categoría de violencia institucional habilitó modificar la mirada y los sentidos atribuidos a la experiencia espacial en cuestión: el peligro como inseguridad o alteridad amenazante como punto de partida dio lugar a una revisión crítica de las violencias y fronteras que vi-vencian como efecto de políticas y prácticas de control de la movilidad y el establecimiento de límites y fronteras urbanas. El accionar de las fuerzas de seguridad y el despliegue de operativos de control en la ciudad establecen un trazado del espacio urbano que trastoca rutinas cotidianas y configura subjetividades, además de condicionar o contener ciertos movimientos. Estas demarcaciones territoriales, las cuales implican marcaciones de clase, género, etnia o raza, producen sujetos bajo sospecha y mecanismos de identificación, selección y filtro al mismo tiempo que son desafiadas por los modos de habitar y circular en la ciudad, en definitiva, los modos de apropiación del espacio que despliegan los sujetos en su vida cotidiana. El artículo sugiere que la acción de contramapeo llevada adelante con el grupo de jóvenes dio lugar a la articulación de procesos de territorialización y narraciones que confrontan los sentidos establecidos por actores que hegemonizan la producción de conocimiento sobre la ciudad.
Finalmente, el trabajo de Ana Paula Penchaszadeh y Senda Sferco, "Reflexiones filosófico-políticas en torno a la criminalización de las prácticas de solidaridad hacia migrantes y refugiados en la actualidad. El caso de Carola Rackete (2019)", cierra el dossier proponiendo una reflexión filosófico-política sobre la criminalización de las prácticas de solidaridad a partir de un acontecimiento de desobediencia civil alrededor del rescate de migrantes y refugiados en el Meditarráneo que tuvo una gran repercusión mediática durante el 2019. Con base en testimonios, fuentes periodísticas, protocolos jurídicos y legislaciones nacionales e internacionales, las autoras analizan el caso de "salvataje" protagonizado por Carola Rackete, la capitana del barco Sea Watch 3. El artículo da cuenta del uso estratégico que hacen los actores estatales de determinadas categorías como "lugar seguro" -en reemplazo de "puerto seguro"- para fundamentar jurídicamente su desentendimiento de los efectos de las políticas de control fronterizo de la Unión Europea y evadir las obligaciones asumidas en el ámbito del derecho internacional humanitario. Plantean que las acciones de "rescate" serían trastocadas al eliminar el "puerto seguro", reduciéndolas al momento del "salvataje" a los migrantes del naufragio. Esta operación jurídico-política del Estado italiano es interpretada como parte de las restricciones normativas más generales que la Unión Europea fue imponiendo paulatinamente, bajo el encuadre de "tráfico" de migrantes, con el propósito de sancionar a las personas que asistan o faciliten el ingreso no autorizado, el tránsito y la residencia de migrantes extracomunitarios. Argumentan que a través de este tipo de medidas se produjo una expansión de la sanción penal que alcanzó a toda ayuda solidaria, afectando de modo decisivo el campo de acción de prácticas que las autoras identifican con "lo humanitario".
Además, el artículo aborda la construcción de la figura de Carola Rackette como "heroína" y el carácter sacrificial que adquiere el castigo de su intervención con la intención de problematizar la hiperindividualización de los actos solidarios, así como la desindividualización de los migrantes y refugiados. Las autoras sostienen la necesidad de deconstruir este continuum entre hiperindividualización y desindividualización para ampliar las posibilidades de subje-tivación política de los migrantes. Como corolario, el artículo cuestiona la división entre lo político y lo humanitario que habita y produce el derecho internacional y se pronuncia a favor de una "definición política que incluya lo humanitario como su centro". En este sentido, las autoras reivindican la dimensión humanitaria de la política y señalan su importancia como eje que organice una política en curso. Al mismo tiempo, reclaman una política que escape a la victimización de los migrantes y refugiados e incluya la singularidad de sus existencias. En suma, sus reflexiones invitan a la superación de la hiperindividualización de los anfitriones solidarios y la desindividualización de los migrantes y refugiados basados en esquemas políticos heroico-sacrificiales o victimarios para la producción de subjetivación ética y política.
Esperamos así que los dos conjuntos de textos que componen el dossier permitan aprehender comparativamente y profundizar la discusión sobre las intrínsecas relaciones entre desplazamientos, colonialismo, capitalismo, desposesión y violencia en América Latina, considerando distintas escalas, coyunturas históricas y protagonistas diversos. Nuestra intención es contribuir con la ampliación del diálogo para el análisis de las formas de control de las fronteras y de la movilidad humana -que abarcan diferentes escenarios e inciden sobre diversas poblaciones-, lo cual exige no solo la combinación entre diversas áreas temáticas -como estudios migratorios y estudios urbanos, por ejemplo- sino también el desarrollo de nuevos paradigmas teórico-metodológicos para un abordaje más amplio y comparativo de los desplazamientos4.
La propuesta emerge de la constatación de que las preocupaciones relativas a la ampliación de derechos de ciudadanía, vinculadas a la cuestión de la pobreza, del mercado de trabajo, de la informalidad e ilegalidad -predominantes hasta la primera mitad de la década del 2000 en el campo de estudios migratorios y urbanos- se desdoblaron en análisis sobre procesos de precarización, criminalización y violencia, con foco en las políticas y prácticas sociales que definen las fronteras entre personas, cuerpos, flujos, mercados y territorios regulares/ irregulares, legales/ilegales o lícitos/ilícitos. Con foco en las personas migrantes u otras poblaciones consideradas peligrosas e indeseables, los nuevos estudios nos hablan de personas que son consideradas una amenaza al orden social -o a la nación-, las cuales están mayormente expuestas a la deportación, el desplazamiento forzado, el aprisionamiento y, en el límite, a la muerte violenta y la desaparición, según clivajes de clase, raza, género, territorio de residencia y proximidad con mercados categorizados como informales/ilegales/ilícitos. Asimismo, más allá del énfasis en cuestiones de género, raza y racismo, es posible observar cómo los nuevos estudios presentan un mayor interés en el análisis de los desplazamientos, los tránsitos, los flujos, las circulaciones, las (in)movilidades y sus conexiones con la formación, expansión y disputas por los mercados y el capital, así como con la producción de violencias y desigualdades. Por un lado, esta tendencia acompaña cambios coyunturales, mientras nuevos estudios son realizados en un contexto de creciente precarización, securitización y militarización de la vida social, asociado a la implementación de políticas de corte neoliberal. Por otro lado, esa tendencia está asociada a la incorporación de ciertas perspectivas teóricas.
Las perspectivas transnacionales para el estudio de campos y redes sociales de migrantes internacionales entre países de origen y destino5 y los nuevos conceptos formulados durante la década de 1990 y del 2000, los cuales ponen de relieve las relaciones entre movimientos de personas, signos y capitales o las movilidades y la relación entre circulación y globalización, así como la crítica al nacionalismo metodológico6 siguen influenciando estudios en diversas áreas temáticas. Michel Foucault7 también tiene una importancia decisiva, inspirando reflexiones sobre tecnologías de gobierno y producción de formas mercantilizadas y securitarias de control de los flujos8. Las perspectivas feministas reconocidas como transnacionales, poscoloniales e intersecáonales9 ofrecen caminos para el análisis acerca del modo en que el género, imbricado con otras categorías de diferenciación, opera en la migración y en la producción de desigualdades. A su vez, las reflexiones de David Harvey10 sobre el neoliberalismo, a partir de su concepto de acumulación por desposesión, como también los análisis críticos de Saskia Sassen11 sobre las nuevas formas brutales de expulsión inspiran pesquisas y la formulación de nuevos paradigmas para el análisis más amplio de los desplazamientos y sus relaciones con procesos de desposesión y la producción de violencias y desigualdades en la actual coyuntura del capitalismo neoliberal12.
Nota
Agradecemos a la revista Historia y Sociedad de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, en especial a su director-editor Orián Jiménez-Meneses, por la oportunidad de organizar el dossier y por el cuidadoso y atento trabajo editorial realizado, sin el cual este proyecto no habría podido ser concretado. Asimismo, agradecemos a las/los evaluadoras/es anónimas/ os sus excelentes aportes y valiosos comentarios críticos a los textos reunidos en este dossier.