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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.15 no.1 Medellin Jan./June 2015

 

ANÁLISIS DE LA FIGURA HUMANA EN NIÑOS Y NIÑAS DESPLAZADOS EN COLOMBIA.

ANALYSIS OF THE HUMAN FIGURE IN DISPLACED CHILDREN IN COLOMBIA.

Por: José Alonso Andrade Salazar*, Juan Sebastián Bustos Rojas**; Pamela Del Pilar Guzmán Jiménez.***

* Psicólogo clínico. Mg. Pensamiento complejo. Doctorando en pensamiento complejo. Multiversidad Edgar Morín, México D.F. Docente investigador y coordinador de investigaciones de la Universidad de San Buenaventura Medellín extensión Armenia. Investigador del grupo interdisciplinario para el desarrollo y la acción dialógica (GIDPAD) y del grupo Estudios clínicos y sociales en psicología de la Facultad de psicología de la Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia.. Contacto: jose.andrade@usbmed.edu.co
** Joven investigador de la Universidad de San Buenaventura seccional Medellín, Colombia.
*** Joven investigadora de la Universidad de San Buenaventura seccional Medellín, Colombia.

Recibido: Junio 2014 Revisado: Septiembre 2014 Aceptado: Octubre 30 de 2014


RESUMEN.

Esta es una investigación exploratoria cuyo objetivo es analizar las características psicológicas proyectadas en el dibujo de la figura humana en 45 niños y niñas en situación de desplazados en Colombia. El estudio se ha realizó en el departamento del Quindío, a partir de la aplicación del Test del Dibujo de la Figura Humana de Karen Machover a niños y niñas en situación de desplazamiento forzado. Muchos niños y niñas presentan problemas de ajuste a los nuevos entornos de socialización como efecto de las secuelas del conflicto armado evidentes en áreas conflictivas proyectadas en el dibujo tales como cabeza, expresiones faciales, extremidades, tronco y escases de movimiento. El conflicto persiste de formas simbólicas en los niños y niñas, lo cual dificulta sus habilidades sociales, la relación intrafamiliar y el aprendizaje, mostrando en muchos casos reacciones defensivas tales como, elevados niveles de ansiedad, depresión, ensimismamiento, al igual que impulsividad, agresión y aptitudes desafiantes.

PALABRAS CLAVE: Conflicto armado, desplazamiento forzado, Niños y niñas desplazados, Psicología proyectiva, Test de figura humana, psicología.


ABSTRACT.

This is an exploratory research that aims to analyze the psychological characteristics in analyzing the human figure in 45 displaced children in Colombia. The study was conducted in the State of Quindío, based on the application of the Karen Machover -Human Figure Drawing Test to children in a situation of forced displacement. Many children experience problems adjusting to new environments of socialization as a result of the aftermath of the armed conflict, which are made evident in conflict areas projected in the drawing, such as head, facial expressions, limbs, trunk and scarcity of movement. The conflict persists of symbolic forms in children, which hinders their social skills, family relationship and learning, showing in many cases defensive reactions such as high levels of anxiety, depression and self-absorption, as well as impulsivity, aggression, and challenging abilities.

KEY WORDS: Armed Conflict, Forced Displacement, Displaced Boys and Girls, Projective Psychology, Test of the Human Figure, and Psychology.


Introducción.

En Colombia gran parte de los problemas de ajuste, aprendizaje e interrelación con pares de los niños y niñas en situación de desplazamiento forzado, tiene origen en la letalidad de los conflictos armados y la expansión de las secuelas traumáticas de la guerra a los diversos ámbitos de interacción infantil. Lo anterior es evidencia de la constancia simbólica de la guerra en el universo imaginario de los niños, niñas y adolescentes, como también de su estado de inequidad y desprotección. La vulnerabilidad biopsicosocial de los niños y niñas desplazados es un tema de interés nacional, sin embargo muy pocos estudios toman en cuenta la proyección de dichos conflictos a través del juego y la estructura proyectiva del dibujo (Andrade, Angarita, Perico, Rubí & Zuluaga, 2011), lo cual entabla una invitación a investigar en este tema. Es pertinente aclarar que los grafos en esta población no son solamente representaciones diagnósticas, sino también un instrumento defensivo-proyectivo que posibilita el abordaje de vivencias dolorosas, y de nuevas dinámicas conflictivas, excluyentes y lúdicas propias de lugares de reasentamiento social (Andrade, 2013).

El desplazamiento forzado no es un fenómeno único de Colombia, de acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, 2012) a nivel mundial "se registraron unos 7,6 millones de nuevos casos de desplazamiento forzado debido a los conflictos o a la persecución, entre ellos 1,1 millones de nuevos refugiados: la cifra más elevada de nuevas llegadas en un solo año desde 1999" (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados [ACNUR], 2012, p. 2). En Colombia, según Acción Social al corte del 31 de marzo de 2011, 3.700.381 personas fueron víctimas de desplazamiento forzado. Aproximadamente de estas 1.338.821son menores de 18 años, lo que significa que en el país el 36% de las víctimas del desplazamiento forzado son niños, niñas y adolescentes. "Cabe mencionar que las violaciones a los derechos humanos, expanden su onda de influencia a los niños y niñas, quienes a menudo son testigos mudos del conflicto y sus excesos" (Andrade, 2013, p. 9)

Por otra parte fuentes no gubernamentales como la Consultoría para los Derechos Humanos y el desplazamiento (CODHES, 2012; 2012a), afirman que la cifra de víctimas asciende a 4.500.000 personas en situación de desplazamiento forzado, de estos entre el 45% y el 62% son niños y niñas, siendo una cifra representativa ante el total de la población menor de edad en el país, calculada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el año 2005 en 13 millones; lo anterior quiere decir decir que al menos el 10% de los niños y niñas en Colombia se encuentra en situación de desplazamiento forzado, lo que los expone a frecuentes actos de lesa humanidad en los cuales se atenta contra su dignidad y estabilidad biológica, psicológica y social. Para el año 2012 CODHES reportó más de 250.000 nuevos desplazados (Consultoría para los Derechos Humanos y el desplazamiento [CODHES], 2012), asimismo indica que la relación de niños y niñas vulnerables se mantiene en proporciones análogas al 2011.

La población refugiada según el ACNUR (2012) se instala especialmente en países vecinos como Ecuador, donde existen 56.000 asilados de los cuales el 98% son colombianos, de estos el 70% son mujeres, niñas y niños (OCHA, 2012). Para el caso del departamento del Quindío las cifras de Acción Social (2012) muestran la existencia de 182 casos para un total de 9.128 personas expulsadas entre el periodo de años 1984 - 2012, asimismo el número de personas recibidas que durante el año 2012 fue de 907, lo que muestra un notable aumento en comparación con el año 2011 (147 personas); al 2012 el departamento del Quindío presenta un total de 36.749 personas residentes que componen una fuerza laboral en su gran mayoría desempleada que entra en conflicto con las poblaciones ya asentadas tradicionalmente en el sector (Gestión Unidad Nacional de Fiscalías para la justicia y paz [GUFJP], 2012). Es este aspecto se debe aclarar que las víctimas del conflicto armado no reducen su participación a una condición estadística, ya que las consecuencias trascienden y se instalan en la psique y en el cuerpo "en lo inefable", como también en las interacciones con pares, cuidadores y otros adultos. Las secuelas se adhirieren al sistema de representaciones modificando la forma particular como los niños y niñas desplazados van interiorizando el conflicto y la relación dialógica con el mundo.

Respecto a las estructuras psicológicas asociadas al trauma Sigmund Freud (1919; 1971) indica que las características psicológicas proyectivas de los sujetos reflejan el estado de su aparato psíquico; en este sentido los métodos proyectivos a partir de respuestas verbales, escritas o gráficas permiten al evaluador comprender la estructura interna del dibujo la cual es en gran medida análoga al estado y funcionamiento de la psique "llegando a constituirse en la representación gráfica de un objeto, persona o situación real, como también de una idea, deseo o la representación de contenidos abstractos" (Andrade, 2013, p. 23). En el caso de la infancia vulnerable en Colombia aspectos como el desarraigo, destierro, perturbaciones ambientales, problemas comunitarios y necesidades socio familiares insatisfechas y en aumento, se suman al estado de inseguridad propia de su situación de desplazados y/o refugiados, estas condiciones perjudican en todo sentido el desarrollo físico, intelectual, psicológico, escolar, cultural y social de los niños y niñas victimados (ACNUR, 2006).

En los niños y niñas el juego y el dibujo se constituyen en una vía alternativa de canalización de conflictos y preocupaciones, sin embargo esto no es suficiente puesto que en estos casos se requiere de una atención integral a la infancia y adolescencia vulnerada. El ciclo de violencia instala en el colectivo un sistema de amenazas que reaviva viejos traumas y experiencias dolorosas, así los niños, niñas y adolescentes día tras día se revictimizan en los diferentes escenarios postconflicto, ya que deben soportar discriminaciones, exclusión, oportunidades de desarrollo limitadas y la escasa ayuda disponible, la cual resulta muy restringida en términos de plazos (tiempo) y cantidad de intervenciones (Médicos Sin Fronteras [MSF], 2006). Las personas que se encuentran en situación de desplazamiento forzado a falta de estrategias de resolución de conflictos efectivas, y escasas posibilidades de acceso a servicios de salud mental, suelen confrontar negativamente sus preocupaciones, aspecto que se asocia a efectos negativos del estrés postraumático, estrés agudo, comorbilidades y estigmatización social (Andrade, 2013; 2010).

Es importante mencionar que las violaciones frecuentes a los derechos humanos de toda la familia, influyen negativamente en los niños y niñas, los cuales suelen ser "testigos silenciados" respecto al conflicto, los actos de lesa humanidad y sus excesos sobre la población (Andrade, 2013). Las familias ubicadas en zonas de guerra se ven afectadas por la discriminación, pobreza, violencia intrafamiliar, agresiones, humillación y la exclusión social-comunitaria, lo que sucede tanto a nivel urbano como rural. En gran medida la agresión es el reflejo del temor que produce la violencia, además de una extensión del terrorismo -traspuesta al escenario urbano. Los dibujos de los niños y niñas desplazados son representaciones de la realidad vivida en el propio cuerpo, y se constituyen en una forma de comunicación no verbal entre examinador y el examinado (niño). Cada situación dibujada informa acerca del tipo de funcionamiento mental y el grado de interiorización de los eventos (Siquier, et al, 1981). Los dibujos pueden ser comprendidos desde su forma, en función de la edad y en relación al contexto en el que se inscribe la historia o vivencia proyectada; por tal razón resulta importante verificar la estructura, calidad y contenido presente en su elaboración (Celener, 1997).

La proyección como concepto psicoanalítico es un mecanismo defensivo a través del cual se pueden expulsar de la psique contenidos desagradables, temores, situaciones y elementos que en ocasiones resultan inaceptables, a causa de la naturaleza ambivalente y conflictiva de las emociones involucradas (Andrade, 2013). En los niños y niñas desplazados gran parte del conflicto psíquico guarda relación con el conflicto armado, sin embargo muchos pueden abstenerse de dibujar, ya que algunas imágenes, pueden resultar dolorosas e insoportables; esta resistencia aunque es el primer indicador de cambio, también se constituye en la fuente de descompensaciones cuando no se cuenta con un profesional que ayude a canalizar la angustia que el recuerdo de los eventos suscita. De acuerdo a lo expuesto el acto de dibujar resulta primordial y significativo para el desarrollo de la función simbólica e imaginaria de los niños y niñas, por lo que el lenguaje visual, la escenificación de contenidos y todas las expresiones proyectivas emergen y operan a partir de lamanipulación de los estímulos del mundo (Acaso, Fernández, y Ávila, 2002).

Metodología

Esta es una investigación exploratoria cuyo objetivo es analizar las características psicológicas proyectadas en el dibujo de la figura humana en 45 niños y niñas en situación de desplazamiento forzado en el departamento del Quindío de Colombia. Los datos estadísticos provienen de entidades como Acción social, DANE, ACNUR y CODHES.

Instrumentos

Se utilizó el test de "Dibujo de la figura humana" de Karen Machover (1974) el cual es un test proyectivo que busca evaluar aspectos de la personalidad del sujeto en función del auto concepto proyectado en la imagen corporal dibujada. El tiempo de trabajo es de 5 a 10 minutos y puede ser de aplicación individual o colectiva, se puede aplicar desde los 7 años en adelante. La interpretación se realizó con base en los lineamientos de Karen Machover y los aportes de Portuondo (1977) acerca del dibujo proyectivo.

Población.

El test fue aplicado a na muestra de 45 niños y niñas victimas de desplazamiento forzado asentados en el municipio de Armenia entre los años 2005-2010 y constituyen una muestra reducida de la población total de niños y niñas. Los participantes se seleccionaron a través de un muestreo de conveniencia a partir de la disponibilidad de acceso a la población.

Procedimiento.

El instrumento se aplicó en una sola toma una vez convocados los participantes. Se evaluaron los 43 dominios principales en el dibujo al igual que los 447 subdominios que los caracterizan, de ellos se extrajeron los ítems conflictivos o factores de riesgo proyectados. En esta investigación no se diferenciaron los resultados con un grupo base. Antes de aplicar el instrumento los padres de familia firmaron un consentimiento informado a fin de autorizar la aplicación de instrumentos. Los datos se analizaron a través del SPSS versión 18.0, a través de tablas de frecuencia y datos de tipo descriptivo.

Resultados.

Los resultados de la evaluación de las manifestaciones de conflicto proyectadas a través del dibujo de la figura humana a 45 niños (50%) y niñas en situación de desplazamiento forzado, indicaron que la cabeza es la parte del cuerpo con mayor representatividad proyectiva (42.3%) seguida por las características o expresión gráfica del dibujo (27.1%), las extremidades (14.3%), accesorios (5%), tema del dibujo (4.7%), tronco (4.5%), y movimiento (1.3%). Así mismo se obtuvieron los valores individuales de las partes en conflicto proyectadas en cada uno de los dominios evaluados en los niños y niñas (cabeza, extremidades, tronco, accesorios, tema, movimiento y expresión gráfica). La cabeza presentó las siguientes patologías: cabeza geométrica (22%), pequeña (16%), grande (14%), grande y redonda (13%). En la parte de la cara: mirada firme y dura (80%), mirada fija (23%); boca: cóncava (34%), rectilínea (30%); Labios: labios gruesos (31%), labios abultados (31%), arco cupido (31%); Ojos: ojos pequeños (19%), mirada fija (19%); Pelo: énfasis en el pelo (10%), pelo controlado (22%); Ceja: ceja peluda (14%), ceja levantada (41%), dibujo del genero opuesto (28%); Oreja: oreja destacada (89%); Nariz: ausencia de nariz (14%), nariz cortada (23%), nariz en gancho (41%); Cuello: cuello conflictivo (15%), cuello estrecho (21%), cuello corto (21%); nuez de Adán: nuez de Adán (100%).

Por otro lado, se encuentran los resultados de las extremidades, como los Brazos: separados (21%), largos y alejados del cuerpo (11%), cortos (11%), colgando flexiblemente a los lados del cuerpo (11%), rígidos (13%); Manos: imprecisas (74%), enguantadas (13%), sin mano (26%), cortos (20%), mutilados (14%), en la forma de "pétalos" (21%); Piernas: resistencia a dibujarlas/omitirlas (31%), piernas pequeñas, delgadas y cuerpos grandes (37%), piernas apretadas (20%); Pies: forma de pene (47%), desnudos (13%), en todas direcciones (31%). También se ha llegado a encontrar resultados significativos en otras partes del cuerpo tales como el Tronco: parte superior de dos líneas paralelas (42%), anguloso (21%), delgado, representaciones el propio sexo (25%); Senos: desplazados hacia adentro (100%); hombros: destacados (23%), poderosos y cuerpo débil (13%), conflictos (23%), encorvados (16%); Caderas: conflictivos "figura masculina hecha por hombre) (20%), énfasis en la figura femenina (80%); Línea de la cintura: indicadas por líneas (43%), acentuada (43%), ceñida y tronco redondeado en la figura masculina "hecha por un hombre" (14%); Indicaciones anatómicas: contorno del cuerpo femenino transparente (100%).

Entre otros resultados adicionales e importantes que se resaltan en el dibujo, estarían los accesorios: ropa: poca importancia (27%); Botones: formando la línea media (25%), a lo largo de la línea central (15%), en uniformes (20%), dibujo desabotonado (25%); Bolsillos: énfasis (20%), tratamiento especial (80%); Zapato: detallado (48%), forma de pene (hecho por hombre) (22%), con borraduras (hecho por hombre) (15%); Otros símbolos sexuales: cartera en zona sexual (100%); Temas: dibujos sencillos (27%), dibujos pequeño e infantil (18%), flotando (23%); Movimiento: falto de naturalidad (12%), rigidez (71%).

Discusión

La vulneración y violación de sus derechos de los niños, niñas y adolescentes víctimas del conflicto armado incrementa drásticamente la vulnerabilidad de la infancia y adolescencia que crece en escenarios de guerra. La exposición a episodios de maltrato, negligencia, explotación, abuso sexual entre otros pone a esta población a puertas de riesgos mayores tales como: consumo de sustancias psicoactivas, agresiones, deserción escolar, delincuencia, uso de menores para atentados terroristas, como también para tráfico y microtráfico de estupefacientes, otras consecuencias son problemas de adaptación, conflictividad intrafamiliar y social, además de depresiones y oras enfermedades mentales (Revista Semana, 2012). Como efecto paliativo en algunos niños y niñas desplazados la dramatización gráfica o lúdica del conflicto armado les permite tramitar gran parte de la angustia asociada a episodios de guerra, como también afrontar precariamente la sensación de desarraigo, sentimientos de auto-exclusión, timidez, inhibiciones, agresividad proyectiva, irritabilidad, timidez y explosividad, que son correlativos a su vulnerabilidad extrema (Andrade, 2013; 2010).

Los resultados de esta investigación constituyen una referencia aproximada a la dinámica policonsecuente del conflicto armado en la estructura psíquica de los niños y niñas, al tiempo que sirven de puntos de referencia para pensar la intervención desde patrones de resignificación as ajustados a la afectación mental de las víctimas. El estudio encontró que la zona facial o "rostro" es el área de mayor expresión de los conflictos, así la cabeza es la parte más representativa de afectación, seguida por las extremidades y finalmente el tronco y los hombros. Estos resultados son análogos a otros estudios (Andrade, 2013; Leon, & Castañeda, 2012; López, et al, 2002) y referencian la indiscutible vulnerabilidad de la infancia en el escenario del conflicto armado colombiano. El rostro según Machover (1974) expresa las habilidades de contacto viso-motor con otros, al tiempo que permite la expresión de conflictos y las habilidades para resolverlos, por ello la aparición de rasgos patológicos en esta área indica que la infancia vulnerada presenta problemas de contacto social, control de impulsos, experiencias de agresión visual, problemas para el manejo de situaciones estresantes, dificultades en el esquema corporal, estrés agudo y trastorno de estrés postraumático.

Otras consecuencias pueden ser la dificultad para expresar lo que se siente, lo que instaura un riesgo importante de alexitimia como también, de problemas de reconocimiento de la vida emocional propia y ajena, lo cual que más tarde puede decantarse en problemas de control de impulsos, agresividad, niveles elevados de baja tolerancia a la crítica y a la frustración (Baquero, Faillace, Vanegas, Salas & Cordero, 2003; Bedoya, Escobar, Mejía, Smith & Quinto, 2009). Los niños y niñas Colombiano vulnerados en sus derechos humanos como efecto del conflicto armado, se encuentran visiblemente amenazadas en diversos ámbitos que van desde los lugares de conflicto hasta el espacio familiar, social, recreativo y educativo (Rojas, Silva, & Rooy, 2000) y aunque el hecho de crecer en ámbitos de conflicto genere mayor resiliencia ante la adversidad de los territorios de asentamiento, la falta de recursos, acciones y de continuidad en los programas de intervención con población victimada hace que estas familias se re victimicen cada vez que intentan tramitar la huella dejada por las experiencias de terror (Andrade, 2010; Andrade, Angarita, Perico, Henao & Zuluaga, 2011).

En los dibujos de la figura humana encontrados los niveles de conflicto son visibles en rasgos conflictivos proyectados en las extremidades, las cuales simbolizan el cúmulo de habilidades, posibilidades y estrategias que tienen los niños y niñas para alcanzar ciertos objetivos. En esta población los brazos separados y en ocasiones largos, la ausencia de manos, dedos grafilados, frustración ante el cubrimiento de necesidades, desolación, sentimientos de abandono, los pies sin dirección o su ausencia son evidencia de conflictos en las habilidades de interacción social (Portuondo, 1977), además de conflictos para entrar en contacto con otros, timidez, agresividad, introversión, pena social entre otros aspectos. Para los niños y niñas estos factores se constituyen a menudo en elementos irresolubles y cuando los adultos no ayudan a que se superen a través de la seguridad, apoyo, estabilidad y protección, la infancia presenta serios problemas para ajustarse a las demandas del nuevo lugar de asentamiento (Andrade, 2013). Por lo tanto en ocasiones los niños y niñas se enfrentan a situaciones como disturbios o tensiones al interior del hogar, violencia, violaciones masivas de los derechos humanos, infracciones al derecho internacional humanitario u otras situaciones procedidas de las anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente a las personas, las cuales no pueden tramitar por lo que reaccionan de forma desajustada ante los nuevos escenarios de asentamiento.

Según Ardila, Ambrosi & Alberto (2004) el desplazamiento forzado en la edad temprana produce una variedad importante de traumas psicológicos, los cuales pueden ser asociados a los efectos directos de desplazamiento forzado, el estrés que este evento produce y la perdida de figuras parentales importantes en la vida de los niños y niñas. Del mismo modo al constituirse en un evento de elevados contenidos traumáticos produce un cambio brusco y forzado en el ambiente, debido a que las consecuencias pueden perdurar de forma "silenciosa" y conflictiva en todo el grupo familiar, de tal modo que en ocasiones tanto padres como hijos tienen dificultades para identificar las secuelas en su experiencia vital actual (Esquivel, Heredia & Lucio, 1994). En los niños y niñas desplazados esta continuidad de los efectos es notable en la falta de movimiento corporal de las figuras, es decir en imágenes rígidas que emulan el "entumecimiento" y el terror ante los eventos destructivos de los que fueron testigos. De esta forma la inmovilidad vital proyectada se asocia a sentimientos de impotencia por no evitar los hechos, culpa de perder a seres queridos y la estabilidad previa al desplazamiento, sensación de desarraigo y desvitalización vital, que en conjunto alteran la capacidad de las víctimas para asumir un punto de contraste positivo ante los actos de lesa humanidad.

Respecto al tronco, esta área implica el manejo de la vida emocional, el sentido de su identidad sexual, biológica e instintiva en relación al autocontrol, regresiones y acciones de primitivismo (Machover, 1974; Portuondo, 1977). En los niños y niñas desplazados evaluados se evidencia el deseo de mostrar su masculinidad o feminidad, como también ansiedad ligada a la vida sexual, regresiones (dibujos infantiles), preocupaciones somáticas en relación al desarrollo físico. Muchos de estos niños y niñas tienen constantes regresiones proyectadas en líneas paralelas, rígidas (dureza ante el dolor propio) y otras angulosas (inestabilidad emocional) y gruesas (angustia ligada al desarrollo físico), aspecto que denota su vulnerabilidad como también la continuidad del conflicto en la vida emocional y social de los sujetos. La violencia o el conflicto armado deteriora la calidad y expectativa de vida de las familias en situación de desplazamiento forzado, afectando la estabilidad de su estado de bienestar físico, psicológico y social, constituyéndose en un problema de salud pública de amplio espectro, cuyas consecuencias se tronan exponenciales adada la robustez de sus secuelas en las personas afectadas.

Ardila, Ambrosi & Alberto (2004) afirman que en estos niños y niñas el desarraigo, la negligencia y todo tipo de abuso, hace que el desplazamiento sea más complejo y dañino, a esto debe sumarse el hecho de que deben de cambiar las dinámicas relacionales de su entorno social y cultural, perder muchas de sus memorias y cambiar su estilo de vida en todo sentido, algunos de ellos tienen que salir a trabajar para sobrevivir y ayudar a mantener a sus familias, mientras otros crecen con dificultades para continuar con sus estudios, por lo que asumen responsabilidades a temprana edad que impiden su pleno desarrollo. Los niños y las niñas víctimas del conflicto armado conviven en hogares en los que se manifiestan notables problemas de estabilidad emocional entre sus miembros, además de problemas de comunicación entre padres e hijos, y de la familia con la comunidad, situación a la que puede sumarse la impotencia, rabia y dolor por la impunidad y los abusos de poder sobre las comunidades (Andrade, 2010; 2012).

En los niños y niñas desplazados la familia juega un papel trascendental ya que son coadyuvantes de la estabilidad emocional y de los procesos de ajuste adaptativo a nivel intrafamiliar, social y comunitario, en este sentido las familias en situación de desplazamiento forzado frecuentemente sufren las consecuencias biopsicosociales del estrés asociado a un ambiente que en una primera instancia es percibido como poco acogedor "excluyente y hostil, por ello la desintegración del hogar puede darse debido a muchos factores, aunque el más frecuente sea la imposibilidad o deficiencia para cubrir las demandas afectivas y materiales del núcleo familiar" (Andrade, 2010, p. 5), aspecto que afecta directamente la capacidad de resiliencia, adaptación y concertación de los niños, niñas y adolescentes; lo conflictos, la persistencia de las actividades bélicas en otros espacios de asentamiento, el aumento de las necesidades y las dificultades de los padres para tramitar su frustración y estado de impotencia, son elementos que juegan un papel determinante al momento de ajuste de los niños y niñas a nuevos escenarios de interacción comunitaria (COALICO, 2003).

Debido a que tanto niñas como niños suelen ser víctimas mayoritarias de desplazamiento o de la vinculación a los grupos armados subversivos, el conflicto es independiente a la relación de género y edad, así cuando algunos de ellos logran desvincularse de los grupos armados, en muy escasas ocasiones pueden regresar en su lugar de origen a razón de los riesgos que esto trae para la familia, lo que aumenta su estado de desarraigo y conflicto (Patiño, 2011).), en el caso de los niños y niñas evaluados las familias huyeron por tomas militares, acoso por parte de grupos armados, muerte de un familiar o por el peligro reclutamiento de un miembro de la familia. Zadeh, & Malik (2009) indican que los dibujos son un instrumento proyectivo, y como tal es necesario que los evaluadores se enfoquen en las ansiedades, impulsos, autoestima y personalidad reflejadas por los niños y niñas, de tal modo que el diagnóstico pueda ajustarse tanto a lo emergente como aquellas situaciones, eventos o características proyectadas de forma latente. En los niños y niñas el dibujo es un medio de expresión que implementan utilizando símbolos y la imaginación de manera indirecta, además de las representaciones e ideas que hacen los niños acerca de lo bueno y lo malo (López, et al, 2002; Widlocher, 1978).

El estudio encontró que en las victimas evaluadas prevalece el comportamiento ansioso, introversión, timidez, represión de contenidos conflictivos, conductas regresivas, dificultades de interacción social, déficit de habilidades sociales, y problemas para consolidar un esquema corporal positivo. Los niños y niñas en los dibujos proyectan sus propios impulsos, sentimientos y afectos hacia otras personas, animales o al mundo exterior, como un proceso defensivo con el que pueden tramitar de forma continua y lúdica gran parte de la angustia asociada al evento traumático (Antezana, 2003), en este sentido en la proyección que realizan los niños y niñas en situación de desplazamiento forzado desplazado, es directa y a menudo muy gráficas, lo que demuestra el deseo de tramitar dichos contenidos, aunque es necesario tomar en cuenta que a dicha edad ellos aún no cuentan con las herramientas psicológicas "para hacer frente al trauma de guerra y la incertidumbre ante el futuro, por lo que no logra defenderse como lo haría un adulto, y conspira con la tragedia, volviéndola parte de sus fantasías y ensoñaciones" (Andrade, 2013, p. 6).

Es importante anotar que en el dibujo se plasman las representaciones internas que tienen los niños y niñas acerca de su entorno, aspecto que permite analizar los indicadores emocionales de conflicto psicológico (Koppitz, 1991), y tendencias claras acerca de problemas pasados, presentes y posibles, tomando en cuenta la variedad de condiciones sociales y familiares que dan forma a la personalidad a través del tiempo (Lawrence & Bellack, 1999). Las expresiones del comportamiento, conductas y hábitos son el resultado de aprendizajes y tendencias psíquicas que dan sentido a la experiencia de cada individuo, de tal modo que la expresión de dichos estados produce perfiles que se tornan robustos en la medida que son apuntalados por aspectos situaciones, pautas de crianza y representaciones sociales diversas. Algunos perfiles de estos niños y niñas implican rasgos de personalidad que los pueden tornar retraídos, temerosos, fantasiosos, tímidos, ansiosos, expectantes, explosivos, entre otros.

Conclusiones.

El desplazamiento forzado como efecto del conflicto sociopolítico hace que los niños y niñas se conviertan en víctimas frecuentes presentes de actos de lesa humanidad, que afectan en todo sentido su desarrollo biológico, psicológico y social, limitando la consolidación de habilidades adaptativas requeridas para un equilibrio emocional en los nuevos contextos de reasentamiento y socialización comunitaria y pedagógica. La personalidad debe ser asumida como una organización y un proceso de carácter dinámico y motivacional acorde a la situación emocional, comunitaria y social de los sujetos. Dicha personalidad en formación es visible a través de los dibujos y el juego, en los cuales suelen proyectarse las acciones de adultos en relación a los contextos de socialización, en este caso los niños y niñas pueden percibir que el mundo de los adultos es complejo y doloroso, por lo que establecen regresiones, suelen comportarse desafiantes o algunos muestran vulnerabilidad ante el contacto, por lo que pueden ser tachados de tímidos, sumisos o evitativos.

El estudio encontró que la cabeza, extremidades, rasgos faciales "expresión facial" y el movimiento se constituyen en las áreas de mayor afectación, motivo por el cual los comportamientos ansiosos, la introversión social, problemas de timidez, una elevada sugestión, la represión de contenidos conflictivos, como también conductas agresivas de explosión por la elevada contención emocional, conductas regresivas, frustraciones recidivantes y dificultades de interacción social. A esto debe sumarse un déficit de habilidades sociales, autoexclusión, y problemas para consolidar un esquema corporal positivo. Cabe anotar que el crecimiento y desarrollo de estos niños sufre cierto nivel de influencia de los factores familiares, ambientales y culturales, y aunque aspectos hereditarios tengan un papel innegable en el desarrollo de la personalidad, determinantes ambientales como la violencia sociopolítica resultan muy influyentes en la actitud que tienen ante los diferentes espacios de interacción. Los dibujos de la figura humana reflejan el estadio actual de desarrollo mental y las actitudes y preocupaciones de niñas y niñas respecto al conflicto armado y las acciones de su familia para ajustarse a los espacios de socialización.

El dibujo permite detectar de forma directa y lúdica los cambios emocionales que afectan la capacidad adaptativa en el niño, aspecto asociado a la experiencia del conflicto armado, como también a la inestabilidad de su entorno socio-familiar, la exclusión de su núcleo familiar en el lugar de asentamiento, el aumento de necesidades básicas insatisfechas, y la dificultad que muchos experimentan para tramitar lúdicamente la angustia asociada al trauma de guerra. Los conflictos proyectados son muestra de la persistencia y transgresión del conflicto a otros espacios de socialización, tornándose en factores de estigmatización permanente; algunas de estas acciones los vuelven defensivos y retraídos, como también impulsivos o agresivos, lo cual evidencia el elevado monto de ansiedad asociado al desplazamiento. La expresión de estas conductas puede ser visible en conductas de acting out, agresiones entre pares, y dificultades de contacto con pares y otros adultos. Como consecuencia la sensación de inseguridad, desarraigo y desprotección provoca conflictos emocionales que en su la mayoría de los casos acrecientan el estado de vulnerabilidad de la infancia.

La falta de movimiento en los dibujos encontrados es evidencia de la forma como el conflicto genera una angustia que paraliza a las víctimas, lo cual genera inestabilidad, frustración y dificultades adaptativas frecuentes. El tránsito de un espacio de asentamiento a otro produce inseguridad vital, a la cual se suman preocupaciones de los padres que son asumidas en parte por los hijos a través de la identificación con el conflicto que tiene una figura representativa, el cambio en el patrón de actividades y la adquisición de nuevas conductas y hábitos que chocan con las pautas de conducta ya establecidas como válidas en otros escenarios de socialización. Por tal motivo es necesario generar proyectos y programas que incluyan estrategias lúdicas de intervención psicosocial, que permitan a los niños y niñas tramitar adecuadamente los conflictos asociados al desplazamiento y las secuelas psicológicas derivadas. Asimismo es necesario una trabajo con la familia que se centre en las habilidades tradicionales de crianza y superación del estrés, y que conjugue nuevas estrategias de trámite, contención y superación de los conflictos emergentes, estas intervenciones pueden incluir a los hijos y se recomienda que sean guiadas por personas conocedoras en el tema y con experiencia en dinámicas de intervención grupal.

La proyección del estado emocional en los dibujos de los niños y niñas desplazados, expresan las necesidades orales, emocionales, imaginarias, afectivas, económicas o sociales, y aunque muestran una notable dificultad para integrar en el dibujo, y en su vida personal las partes del cuerpo en un todo organizado e interrelacionado, son también indicadores de la forma como interpretan los hechos violentos y su afectación interpersonal, por tal motivo los adultos tienen la obligación de ayudarlos a tramitar la angustia asociada a los eventos brindando seguridad, estabilidad y exclusividad en el tiempo compartido con cada hijo, al tiempo que tramitar en ellos mismos la frustración y las actitudes disfuncionales asociadas. Para lo cual pueden generar acciones cooperativas comunitarias, trabajar educación en valores con las instituciones educativas y la iglesia, asistir y conformar grupos de apoyo en la comunidad que sean avalados por instituciones gubernamentales y no gubernamentales, como también por la academia y la comunidad. La reparación debe comprenderse como una acción conjunta de la cual la comunidad vulnerada forma parte, y en la que uno de los objetivos principales es el empoderamiento de su situación vital, y la auto sostenibilidad económica, social, y emocional del núcleo familiar.

El desarrollo integral de los niños y niñas en situación de desplazamiento forzado, exige un compromiso mayor de la familia, las instituciones, y la sociedad, dicha responsabilidad debe sostenerse por políticas públicas incluyentes del estado emocional de la infancia y adolescencia asumiéndolos como población multivictimada y en estado de vulnerabilidad frecuente. Entre las áreas que pueden ser trabajadas se encuentran las pautas de crianza, habilidades para la vida, estrategias para rechazar conductas de riesgo, robustez emocional y ocupación del tiempo libre. Otro aspecto es la construcción de modelos de ajuste de los niños campesinos al espacio escolar y social urbano, la implementación de factores socioculturales propios de sus comunidades, la exaltación de sus saberes y conocimientos tradicionales, y la no estigmatización debido a su condición social y emocional. El apoyo por parte de trabajo social, psicología, pedagogía, antropología y otras disciplinas afines es importante para ayudar a los niños, niñas, adolescentes y sus familias a generar mejores procesos de ajuste social ante los nuevos espacios de interacción, como también a modo de puntos de apoyo ante el resurgimiento de los traumas y representaciones conflictivas. Lo anterior es parte de un trabajo de redes de protección, autoprotección, sostén y empoderamiento que actuará a modo de estrategia preventiva y de respuesta, ante el peligro de ataque, discriminación o persecución de la población vulnerable.


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