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Universitas Psychologica
Print version ISSN 1657-9267
Univ. Psychol. vol.14 no.spe5 Bogotá Dec. 2015
https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy14-5.ccaa
Cartografías de lo cotidiano: aproximaciones entre academia y comunidad*
Cartographies of everyday life: approaches between academy and community
Alejandra Astrid León Cedeño**
Sonia Regina Vargas Mansano***
Universidade Estadual de Londrina, Paraná, Brasil
*Artículo de investigación. Investigación realizada desde 2014 en la Universidade Estadual de Londrina.
**Doutora em Psicologia Social pela PUC/SP. Docente do Departamento de Psicologia Social e Institucional. Correo electrónico: alejandra@uel.br
***Doutora em Psicologia Clínica pela PUC/SP. Docente do Programa de Pós-graduação em Administração e do Departamento de Psicologia Social e Institucional. Correo electrónico: mansano@uel.br
Recibido: 4 de noviembre de 2014 | Revisado: | Aceptado: 18 de agosto de 2015
Para citar este artículo
León, A. A., & Vargas, S. R. (2015). Cartografías de lo cotidiano: aproximaciones entre academia y comunidad. Universitas Psychologica, 14(5), 1695-1706. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.upsy14-5.ccaa
Resumen
La universidad pública brasileña tiene como uno de sus pilares el promover aproximaciones cotidianas entre academia y comunidad. En ese sentido, el presente artículo busca cartografiar la experiencia de acercamiento entre una universidad pública brasileña y un movimiento social, preliminarmente llamado "red", cuyos nexos se están estrechando a través del campo teórico-metodológico horizontal propuesto por diversas vertientes en psicología social. El trabajo de investigación en lo cotidiano ha servido como bisagra que favorece la articulación entre políticas públicas, movimientos sociales y universidad. Asimismo, la cartografía posibilita comprender y trabajar tres tipos de líneas en la red: duras, flexibles y de fuga, promoviendo el diálogo e intercambio de experiencias para favorecer la potenciación de ese colectivo.
Palabras clave: cartografía; cotidiano; movimientos sociales; políticas públicas
Abstract
The Brazilian public university has as one of its pillars to promote everyday approximations between academia and community. Thus, this article seeks to cartography the experience of bringing together a Brazilian public university and a social movement preliminarily called "net", whose ties are strengthening by following the various aspects that are proposed in Social Psychology theoretical and methodological field. Researching in everyday life has served as a hinge that promotes articulation between public policy, social movements and the University. As well, the cartography enables understanding and working on hard lines, flexible lines and immanent lines of escape in this network, promoting dialogue and exchange of experiences to facilitate the empowerment of this group.
Keywords: cartography; everyday life research; social movements; public policies
Introducción
La universidad pública brasileña tiene como pilares la enseñanza, la investigación y la extensión. Con lo cual, busca promover aproximaciones cotidianas entre academia y comunidad. El presente artículo reflexiona sobre un caso en el cual describe el inicio de esa articulación en red, en conjunto con docentes y estudiantes de la carrera de Psicología de la Universidad Estadual de Londrina (UEL), durante el año 2014. A partir de ese momento, se vienen estrechando lazos entre diversos agentes de las políticas de Asistencia Social, Educación, Salud Mental y Justicia; movimientos sociales (de personas en situación de calle, arte comunitario, transexuales, feministas y artistas de calle) y docentes, estudiantes y empleados de la UEL. Tal articulación entre academia, políticas y movimientos sociales ha sido denominada provisionalmente como "red" y se ha dado a través de reuniones organizativas mensuales, eventos formativos y culturales, trabajos conjuntos específicos entre algunos de sus miembros y comunicaciones vía internet. Para pensar la "red", se optó por aproximar dos perspectivas conceptuales y metodológicas: la cartografía y la investigación en lo cotidiano.
Hablar de la cartografía como una metodología de investigación cualitativa y estrategia de intervención es todo un desafío: este concepto, tal como fue delineado por los estudiosos franceses Gilles Deleu-ze y Félix Guattari, no se estructura como un método rígido, sino como una práctica de comprensión y acción en el mundo. Algo parecido ocurre con la investigación en lo cotidiano propuesta por Spink y sus colegas, quienes al pensar las acciones que construyen esta forma de investigar, sostienen que "es difícil darle un enfoque científico a actividades del tipo: 'andando por la calle para arriba y para abajo', 'escuchando las conversaciones públicas de los otros', 'charlando en las colas' o 'leyendo los periódicos colgados en el revistero del quiosco" (Spink, 2007b, p. 563).
Así, frente a la diversidad de problemas y acontecimientos estudiados por las ciencias humanas, el uso de los métodos cualitativos se abre a la exploración de otras estrategias de investigación que sean más pertinentes en el campo complejo de las relaciones sociales y humanas, con sus entornos de imprevisibilidad y mutación. Para Minayo, la investigación cualitativa puede ser comprendida como aquella que "trabaja con el universo de significados, motivos, aspiraciones, creencias, valores y actitudes, lo cual corresponde a un espacio más profundo de las relaciones, de los procesos y de los fenómenos que no pueden ser reducidos a la operacionalización de variables" (Minayo, 2003, p. 21).
A pesar de haber dado sus primeros pasos para consolidarse metodológicamente hace más de un siglo (Chizzotti, 2006), las Ciencias Humanas continúan abiertas al desafío de realizar investigaciones cualitativas, con su apertura a la sensibilidad, a la implicación y a la participación política del investigador en la producción de conocimiento. Aunado a ello, la ausencia de neutralidad, como una diferencia estratégica en ese tipo de investigación, abre espacio para las desconfianzas más diversas y desafía a las ciencias humanas a resistir e insistir en la producción de un conocimiento situado que, al girarse hacia la cualidad singular de aquello que investiga, está en condiciones de dispensar la repetición y la prueba.
Fue en ese sentido que este artículo delineó sus contornos. Los problemas derivados de la vida cotidiana, con sus amplias conexiones, múltiples agentes y componentes subjetivos demandan un método abierto y sensible por medio del cual sea posible detectar, registrar y apreciar el problema en pauta, dándole espacio a la expresión de sus contenidos y en especial a sus diferentes intensidades. El presente estudio fue construido tomando en consideración este escenario, en el cual investigación e intervención caminan juntas, buscando darle contornos cartográficos a la experiencia vivida en la cotidianidad de las relaciones sociales. La cartografía, según Rolnik (1989,), consiste en acompañar los movimientos del paisaje psicosocial, o sea, "se hace al mismo tiempo que el desmoronamiento de ciertos mundos —su pérdida de sentido— y la formación de otros mundos: mundos que se crean para expresar afectos contemporáneos, en relación con los cuales los universos vigentes se tornaron obsoletos" (p. 15).
Este texto constituye un esfuerzo en el sentido de construir una conversación de la cartografía con la investigación en lo cotidiano. Ambas son maneras de producir conocimiento que derivan de una epistemología libertaria y crítica de la contemporaneidad. El diálogo entre estas perspectivas de investigación será efectuado a través de un caso: el inicio de articulación de una red intersectorial de políticas públicas y movimientos sociales en una ciudad del interior de Brasil, con el apoyo de una universidad pública.
Así, el primer objetivo de este artículo consiste en proponer algunas aproximaciones entre la investigación en lo cotidiano y una construcción social específica que es la articulación de una red de profesionales y movimientos sociales que actúan junto a las comunidades excluidas o económicamente desfavorecidas de la ciudad de Londrina, en Brasil, tal como será explicado en el curso de este estudio. Como segundo objetivo, este artículo busca cartografiar y analizar los afectos vividos en la construcción de la red, con las dudas, conflictos y desafíos experimentados por sus agentes. Para ello, utiliza herramientas conceptuales por intermedio de las cuales se vuelve posible construir otros mundos, tal como argumenta Rolnik.
Investigando y articulando
la cotidianidad de la red: desdoblamientos políticos
Vivimos tiempos de cambio. En diversos lugares de Latinoamérica las políticas públicas crecen y la participación popular también, dando paso a proyectos de auto organización y a procesos de polarización política. A partir de la década de 1960, en la psicología social, comienzan a surgir posibilidades teórico-metodológicas emancipadoras que dialogan con otras ciencias y que, basadas en la idea de sociedades y subjetividades en movimiento, critican las instituciones totales y reivindican movimientos sociales y trabajos comunitarios que avancen en la construcción de relaciones horizontalizadas. Al mismo tiempo, el capitalismo avanza con sus valores individualistas y competitivos, lo cual torna el trabajo colectivo de construcción social algo más y más difícil de ser concretado. La preocupación de acumular y consumir está a la orden del día. Nos recuerda Foucault:
(...) actualmente, las personas ya no están enmarcadas por la miseria sino por el consumo. Tal como en el siglo XX, aunque bajo otro modelo, la gente continúa capturada en un sistema de crédito que las obliga (si compraron una casa, muebles, entre otros) a trabajar todo el día y todos los días, a hacer horas extras, a permanecer conectadas. La televisión ofrece sus imágenes como objetos de consumo. (Foucault, 2003, p. 67)
En nuestros días, puede hablarse de una multitud de movimientos e iniciativas que se organizan y reivindican mejores condiciones de vida. De acuerdo con Hardt y Negri (2000), estamos en medio de la era de hiperinformación mediática, pero los movimientos se conocen poco entre sí y la población tampoco los conoce. Es relevante, entonces, que los/as investigadores/as sociales puedan estrechar lazos con y entre ellos para tornarse más fuertes y construir colectivamente vidas más alegres de ser vividas. En ese sentido, investigar en lo cotidiano puede ser importante para construir herramientas potentes que posibiliten estudios críticos del poder y una mayor articulación con movimientos sociales y políticas públicas, lo cual, a su vez, puede fortalecer la red que más adelante será relatada y analizada.
La investigación en lo cotidiano engloba una pluralidad de estudios en psicología social que trabajan con prácticas informales de convivencia y conversación. Se parte del argumento socio-construccionista del lenguaje como creador de realidades y el pensamiento como confrontación entre múltiples voces, con argumentos y contraargumentos (Billig, 1996). Con esta base, utiliza las conversaciones y encuentros del día a día como posibilidades ricas de investigación y acción, construida conjuntamente con las personas que tradicionalmente serían definidas como sujetos de la investigación (Spink, 2008a).
Como ejemplo, es particularmente relevante tener como actores de la red a integrantes del Movimiento Nacional de Población de Calle (MNPR), constituido por personas que vivieron o viven en la calle, que actúa en 12 estados de Brasil, desde 2005.
En 2014, los coordinadores municipal y estatal del MNPR comenzaron a frecuentar la universidad quincenalmente para un trabajo conjunto en psicología social y a participar en los eventos y reuniones de la "red". En estos momentos, han expresado que le ven un enorme sentido a poder "darle clase" a estudiantes y profesionales sobre lo que es vivir en la calle y reivindicar sus derechos (Diario de campo: 18 de noviembre de 2014). Efectivamente, ese movimiento enseña mucho sobre su compleja lucha por legitimidad y visibilidad, frente a ciudadanos y profesionales que los definen cotidianamente como una población homogénea y marginal.
De acuerdo con Spink (2003), la investigación de campo en psicología social construye una multiplicidad de posibilidades de estudio de lo cotidiano, que pueden organizarse en cinco ejes que guiaron la aproximación a los actores de la red: 1) centralidad de las relaciones entre "investigador" e "investigado", construyendo en esa relación la ética que nortea el proceso de investigación; 2) uso de múltiples métodos simultáneamente, sin necesidad de triangularlos o validarlos mutuamente; 3) uso de ejes teórico-epistemológicos que argumentan la construcción social de la realidad —de las políticas públicas, por ejemplo— y sus constantes transformaciones situadas en diversos lugares y en el tiempo; 4) construcción de la investigación conjuntamente con las personas "investigadas", buscando un horizonte común, pero sin una planificación exhaustiva del objetivo, método o estrategias de investigación, es decir, sin saber exactamente adónde se llegará junto con la red ni cómo se hará y 5) formas apropiadas de narrar el trabajo realizado, aunque sean poco ortodoxas o contengan ejemplos singulares que puedan parecer raros, como alguien que viva en la calle y tenga un celular (Spink, 2003).
La concepción de campo de la cual se parte se denomina "campo-tema" porque no se restringe a un determinado lugar geográfico: comienza en el momento en el que la persona investigadora se interesa por un tema y se va construyendo de forma compleja, con diversas posibilidades metodológicas. Así, el campo-tema no es entendido como un: "universo empírico" distante, separado e independiente de quien investiga, es decir, como el local al cual el investigador va a "recoger datos" y del cual sale para "analizarlos", sino que es una "red compleja de sentidos, que va siendo construida en un constante diálogo acerca del tema de investigación. Diálogo este 'debatido', 'negociado' y 'argumentado', situado dentro de un proceso que tiene tiempo y lugar históricos" (Spink, 2003, p. 28).
En este caso, aunque la red comenzó a estrechar sus vínculos en 2014 de forma intersectorial, las autoras del presente trabajo fueron construyendo nexos con ella durante al menos seis años: ubicando estudiantes para hacer sus prácticas en centros de asistencia social, salud mental y educación; formando gente que fue a trabajar en políticas públicas y continuó haciendo trabajos psicosociales con docentes de la universidad; estudiando temas de interés para estas políticas y movimientos y conversando en los actos públicos organizados por ellos.
Se hace presencia siempre potencialmente en múltiples campos con los cuales se cree que es posible contribuir (Spink, 2003), y que a veces se articulan entre sí, como en el caso de la red que se discute en este texto. Este tipo de investigación implica, entonces, pasar tiempo conversando, negociando sentidos, tomando notas, dentro de la universidad o en diferentes lugares de interés de la red. En ese sentido, de la postura ético-política de quien investiga, Spink (2007) propone:
Si investigamos lo cotidiano reproduciremos nuevamente la clásica separación entre investigador e investigado. Sin embargo, si investigamos en lo cotidiano, seremos partícipes de esas acciones que van ocurriendo en espacios de convivencia más o menos públicos. Formamos parte del flujo de acciones; somos parte de esa comunidad y compartimos normas y expectativas que nos permiten presuponer una comprensión compartida de esas interacciones. (p. 7) (La negrilla es de las investigadoras)
En el caso que nos ocupa, se investiga en lo cotidiano porque se hace parte de él: la universidad pública también constituye una política pública en construcción y la carrera de psicología necesita el apoyo de las propias políticas y movimientos sociales para articular prácticas de sus estudiantes e investigaciones de pre y posgrado, pertinentes para la red.
Se interfiere en lo cotidiano de la red formando parte de ella, de forma procesual y densa, conversando en lugares que por ser tan cotidianos se hacen invisibles, pero que están cargados de política, economía, cultura, porque lo cotidiano combina de forma compleja las categorías "micro" y "macro": se conversa en la plaza y calle, el muro de una asociación cultural, el autobús, la cocina o el baño de una institución de atención a niños y adolescentes, los pasillos de la escuela o del lugar de trabajo en asistencia social o salud mental, los eventos culturales estudiantiles en el comedor universitario; pasamos tiempo debatiendo, conociéndonos, sabiendo que como psicólogos sociales podemos traer contribuciones relevantes así como todos los demás actores, sean estos trabajadores sociales, niños, abuelas o transexuales que reivindican sus derechos. Lo cotidiano proporciona "una inserción más caótica en el mundo de las acciones sociales; una inserción más ordinaria y corriente —diferente de aquella del especialista o del observador imparcial" (Spink, 2008, p. 71).
Cuando se hace investigación psicosocial en la vida cotidiana situada en lugares de un país como Brasil, cuya historia lo ubica entre los de mayor desigualdad del mundo, se hace necesario entender cómo se encuentran las posibilidades de acceso a una vida potente por parte de millones de personas. A diferencia de algunos países del llamado Primer Mundo, que aún le ofrecen educación, salud y transporte público a la gran mayoría de la población, en el sur de Brasil —donde nos encontramos— el acceso a estos servicios y la calidad de los mismos sigue siendo discutible y, en algunos lugares del norte y nordeste, es alarmante.
Spink (2012) lleva esta discusión al terreno de lo cotidiano. Entiende la cotidianidad como un proceso denso compuesto por miles de microlugares que se conectan o no entre sí, de modo que estudiar estas conexiones y desconexiones ayuda a entender cómo se construye la democracia en este país. El autor defiende que, si se pretende que las políticas públicas lleguen al 100 % de la población (por ejemplo, que todos los niños en edad escolar puedan estudiar, que es un tema bastante discutido en la red), es necesario trabajar al menos en dos canales de acción: uno que lleva las políticas hasta la gente y otro que garantiza que las personas puedan llegar hasta las políticas. En el primer canal de acción, estaría la construcción de escuelas y otros dispositivos de inclusión social, la contratación y preparación de profesores, la elaboración de programas escolares y la garantía de libros, merienda, productos de limpieza, material didáctico, entre otros. En el segundo, que lleva los niños a la escuela, estarían leyes, conceptos, mecanismos de transporte y prácticas que retiren otras dificultades, como, por ejemplo, el programa gubernamental "Beca Familia", que complementa la renta familiar de 45.8 millones de personas, transfiriéndoles beneficios financieros de 18 a 118 reales —de 5.5 a 33 dólares mensuales aproximadamente— (Spink, 2012, p. 352). Basado en este argumento, Spink estudia la compleja red de bloqueos que impiden que las personas tengan acceso a una vida mejor o asciendan socialmente, las puertas que pueden abrir esos bloqueos y los vidrios blindados (o muros invisibles) que pueden ser más difíciles de detectar, como los modos sutiles de racismo, clasismo, machismo y otras formas de discriminación.
Paralelamente, diversas investigaciones en lo cotidiano se interesan también por cómo se configuran movimientos emancipatorios, que hacen frente a estas situaciones usando otras lógicas y que viven situaciones complejas por ser iniciativas igualitarias en sociedades de control. Al autor le parece interesante la palabra emancipación porque, a diferencia de otras como participación o empoderamiento (empowerment), la emancipación es explícita en relación con el poder: "no presume la incompetencia del otro y mucho menos su falta de ánimo; al contrario, señala claramente su situación" (Spink, 2012, p. 361). Cuando se trata de movimientos emancipatorios, la conversación informal y el trabajo conjunto, horizontal y continuo se muestran no solo posibles metodológicamente, sino necesarios para realizar investigaciones relevantes para todas las partes implicadas y que sean activamente construidas en conjunto (León Cedeño, 2007).
Como tercer factor importante para discutir las posibilidades emancipatorias de los procesos organizativos, Spink (2012) propone la acción pública como un camino intermedio entre los bloqueos y las posibilidades de emancipación. La acción pública se refiere a estudiar los caminos del Estado hacia la sociedad civil y de esta hacia el Estado, reconociendo la profunda represión que este puede ejercer en los sectores más periféricos de la sociedad y también estudiando prácticas innovadoras que democratizan el acceso a los servicios y las posibilidades de implicación efectiva en la construcción y concreción de las políticas públicas. Si lo cotidiano es todo lo que se tiene, es allí donde se pueden construir lugares más igualitarios y experiencias de resistencia y creación:
El lugar de los procesos emancipatorios es el lugar del horizonte diario, de la reconstrucción de relaciones posibles; no es el lugar del cielo ni de los grandes espacios ni mucho menos del suelo inmediato, por una razón muy sencilla. Estos espacios no existen: lo que existe es el lugar. Mire hacia la derecha y hacia la izquierda; piense en las múltiples conexiones entre lugares que forman su horizonte de acción. Eso es todo —nada más. En términos analíticos podemos hablar de los espacios de mez-zanina y de alcance medio, pero básicamente estamos hablando del lugar en que lo local y lo global se conectan en una mescolanza nada cómoda, el lugar que habitamos y sus posibilidades emancipatorias (León Cedeño, 2006; Sousa Santos, 2007); porque es sólo eso lo que tenemos — nada más. (Spink, 2012, p. 362)
Si la cartografía proporciona una visión teórico-metodológica que nos ayuda a comprender las constantes transformaciones de la contemporaneidad y sus subjetividades, la investigación en lo cotidiano constituye una potente forma de construir conjuntamente desde la informalidad, entrando en contacto con otras concepciones de tiempo, de cuerpo o de los bloqueos paradójicos de la ley, apoyando las acciones públicas y movimientos sociales en su posibilidad de reivindicar y crear políticas específicas, adaptadas a las singularidades de cada lugar, construidas de abajo hacia arriba.
La cartografía en la vida: la potencia de los encuentros
Mejor que hablar de cartografía es ponerla en práctica en las investigaciones e intervenciones. Ello se debe a que la cartografía, tal como fue pensada por Deleuze y Guattari, es ante todo una práctica, una intervención que adquiere contornos de creación y resistencia a partir de la experiencia vivida. Se hará precisamente una cartografía, tomando como referencia el nacimiento y los primeros pasos dados por la red profesional que interviene en cuestiones sociales emergentes en la ciudad de Londrina. Esta se denomina provisionalmente "Red" y tiene por objetivo articular el trabajo de profesionales que trabajan en políticas públicas y que no necesariamente se reunirían para pensar juntos/as. La idea de producir una red fue, entonces, fruto de una desaceleración, que, en lugar de números y metas por ser alcanzados, busca promover encuentros y coproducir un conocimiento situado, con intercambio de experiencias y sensibilidades.
El primer trazo que se ha de dibujar en este estudio viene de la propia denominación "red", sobre la cual se seleccionó el siguiente fragmento: "conjunto de caminos, carreteras o tuberías, que se entroncan en otros, ramificándose" (Houaiss, 2001). Como se puede notar, la palabra red implica, ya de entrada, la noción de encuentros y desencuentros. Si se lleva esa noción a la filosofía, nos encontramos con Deleuze y Guattari, que apuntan cuán lejos está el ser humano de constituirse como esencia amorfa e inmutable. Dicen los autores: "somos hechos de líneas", que a su vez "se conjugan con otras líneas, líneas de vida, líneas de suerte o de infortunio, líneas que crean la variación de la propia línea" (Deleuze & Guattari, 1996, p. 66). Acompañar el diseño naciente de esta red y de sus líneas evoca el movimiento político de entrecruzamiento y de encuentros que fueron precipitados en ella, accionando múltiples agentes como los/las profesionales, los/las usuarios/as, los/las agentes del Estado, en fin, la pluralidad de la población. Veamos cómo.
Algunas universidades de Brasil trabajan apoyando políticas públicas desde hace muchos años. Sin embargo, en la carrera de psicología de la UEL es incipiente la articulación entre los diferentes trabajos de un mismo departamento, de este con otros departamentos y de la psicología con otras carreras. En las políticas públicas de Londrina, muchas de ellas implementadas recientemente, se daba la siguiente situación: conversaban poco entre sí y, a pesar de que está instituido que deben reunirse en "redes de servicios" en los diferentes territorios de la ciudad, durante aproximadamente un año y medio varias de esas reuniones también vivían el eterno recomenzar. En algunos territorios de la ciudad no se le ve un sentido claro a esas reuniones, que parecen aburridas y no se sabe claramente para qué existen ni cómo podrían ser más interesantes. En reunión organizativa de la red, uno de los psicólogos relató que para que comenzara el trabajo intersectorial en el territorio donde él trabajaba, tuvo que ir a todos los servicios "tocando de puerta en puerta", presentándose y llamándolos a reuniones, y así poco a poco empezaron a trabajar en red (Diario de campo: 25 de noviembre, 2014).
Tal situación es comprensible si se tiene el cuenta que la carrera de psicología en Brasil tiene 52 años, marcados por una tradición formativa en que muchos centros enseñaban y aún enseñan a atender a las élites en consultorios privados; las políticas públicas brasileñas tienen una corta edad, sobre todo la de asistencia social, que tuvo sus bases de implantación consolidadas en 2005 y concentra el mayor número de psicólogos/as trabajadores/as (aproximadamente 8.000). Brasil es un país que históricamente conjugó crecimiento económico con desigualdad social. Fue el último país latinoamericano en abolir la esclavitud (en 1888) y entre 1930 y 1980 pasó de ser una economía agrícola a ser la octava economía del mundo —en 2014 su PIB se encuentra en sexto lugar—. Según Bacelar (2003, p. 1), entre las décadas de 1920 y 1980, el Estado brasileño se caracterizó por ser "desarrollista, conservador, centralizador y autoritario", con políticas públicas incipientes y que heredaron marcas históricas profundas de caridad, desigualdad y precariedad hasta 1988, con la nueva constitución nacional y la retomada de la democracia. De allí en adelante, ha venido avanzando en la formulación de políticas públicas progresistas, sobre todo en los últimos años, en que viene reduciendo considerablemente los niveles de miseria de su población.
Sin embargo, en buena medida las universidades no le prestaban mucha atención a este campo al preparar a sus estudiantes, lo cual es expresado por diversas psicólogas de la red que dicen que fueron preparadas para actuar en una clínica de setting individual tradicional, privado y con clientes de clase alta o media-alta; les gustaría que su formación hubiese tenido una visión más colectiva y que la universidad estuviese más cercana a las políticas en las que ellas trabajan, porque hasta ahora ha estado distante (Diario de campo: 12 de septiembre de 2014).
Desde el año 2014, se viene intensificando un proceso de intercambio por parte de diferentes profesionales de políticas públicas de asistencia social, salud mental, educación y justicia en la UEL, a través de cuatro eventos formativos realizados en esta universidad, cuatro reuniones organizativas y múltiples encuentros, comunicación vía internet y actividades específicas en los diferentes centros de trabajo de estas políticas. En las reuniones se pudo apreciar que, por un lado, algunas profesionales critican las formas de control de la población que ejercen en su trabajo y, por otro, crece el deseo de sustentar una red de servicios más articulada, eficiente, construida de abajo hacia arriba, siendo menos violenta con sus usuarios y profesionales. En ese sentido, Deleuze y Guattari, en su obra Mil mesetas, describen tres tipos de líneas que son detectadas y analizadas, a saber: duras, flexibles y de fuga. Tal variación de líneas y de conexiones de agentes sociales pueden ser percibidas en lo que ocurre con las redes de prevención: el trabajo de prevención de la violencia, por ejemplo, puede depararse con otras redes de encuentros y hacer de ellas una posibilidad exitosa de prevención y enfrentamiento de la violencia contra niños, niñas y adolescentes.
Esa posibilidad de red estaría atravesada por los tres tipos de líneas. Las líneas duras están presentes en la actuación del Estado, que solo ocurre por medio de proyectos debidamente elaborados por agentes y profesionales contratados con este fin. Desde su elaboración hasta su ejecución, existe un largo período de tiempo, lo cual, por momentos, compromete el trabajo, una vez que se distancia de la resolución de problemas que son urgentes y emergentes. Entre tanto, en Brasil se está viviendo un momento político de fuertes cambios que pasan, en gran parte, por una política gubernamental que se dedica a la atención social de la población más pobre. Pueden hacerse muchas críticas a este Gobierno, pero no se puede negar que en toda la historia no se tuvo, hasta ahora, servicios y proyectos en cantidad y calidad completa y amplia. En los últimos años, aproximadamente 20.000 psicólogos pasaron a ser contratados para actuar en proyectos sociales públicos al lado de asistentes sociales, educadores, profesionales de salud y justicia. Pero aún hay psicólogos/as que tienen dificultades de inserción, tanto afectiva como metodológica. De todos modos, estas líneas duras, que son diseñadas por el Estado brasileño, determinan una manera de actuar que no siempre corresponde a la realidad vivida y sus detalles.
Cabe analizar también las líneas duras que implican los valores de los propios profesionales con sus maneras de concebir y tratar los usuarios de los servicios; estas líneas aparecen cuando algunas profesionales de asistencia y salud mental de la red, dicen que la política en que trabajan es violenta con las familias y con ellas en varios aspectos, y que ellas terminan violentando también (Diario de campo: 06 de agosto, 2014). A veces sin percibir, el prejuicio se hace presente en pequeños gestos, tonalidades de la voz, actitudes de distancia que, marcadas por concepciones más endurecidas y conservadoras, son expresados en los encuentros cotidianos: como fue relatado por una de las profesionales de la red, la principal debilidad de las políticas públicas en Londrina se da cuando estas no se construyen con las personas sino para ellas, de arriba hacia abajo, sin considerar lo que a ellas les interesa y culpándolas después por no ir a los servicios (Diario de campo: 24 de abril, 2014); otra psicóloga, relató, angustiada, que la gente no participa en movimientos sociales y que ella se siente sola, participando por obligación y resentida por que otras personas no lo hagan (Diario de campo: 10 de octubre, 2014). Como se puede notar a partir de esos ejemplos, las líneas duras se hacen presentes en todas partes y en las actitudes menos sospechosas. Dice Deleuze:
El peligro de lo segmentario duro o de la línea de corte aparece en todas partes. Pues ésta no le concierne apenas a nuestras relaciones con el Estado, sino a todos los tipos de dispositivos de poder que trabajan nuestros cuerpos, todas las máquinas binarias que nos recortan, las máquinas abstractas que nos supercodifican; ella le concierne a nuestra manera de percibir, de actuar, de sentir nuestros regímenes de signos. (Deleuze & Parnet, 1998, p. 160)
Desdoblándose en otras direcciones y adquiriendo una configuración más flexible en medio a las prácticas instituidas por el Gobierno y a una sensibilidad fijada por valores más rígidos, surgió, en mayo de 2014, la posibilidad de organizar en la UEL un evento llamado "Redes de prevención y enfrentamiento a la violencia contra niños, niñas y adolescentes". Este había sido realizado previamente en la Universidad de São Paulo (USP), en alianza con la Universidad de Quebec (Canadá) y fue posible llevar parte del mismo a la UEL en agosto de ese año. En ese tema fueron invitados para compartir su experiencia diversas profesionales de las políticas públicas de asistencia y salud mental, además de docentes, estudiantes y personas de movimientos sociales. Varias de ello ya se conocían entre sí y sabían de los diversos trabajos en este ámbito; otros no conocían a los demás. A partir del evento, que fue un marco para compartir experiencias, se fueron estrechando lazos entre los diferentes actores de esta red, que parece crecer como multitud, caóticamente, conjugando conflictos con vivencias horizontales.
Con este movimiento de conexión en curso, fueron agregados agentes del Sistema Único de Asistencia Social (SUAS), involucrados en la asistencia social básica en diferentes territorios: asistencia social especial para niños, niñas y adolescentes en situación de violencia y para adolescentes que cumplen medidas socioeducativas por estar en conflicto con la ley. También se sumaron a la red profesionales vinculados a la salud mental infantil, adulta y relativa al uso de alcohol y otras drogas. Y otras del sistema judicial, que trabajan en Londrina en el sistema de penas alternativas a la prisión.
La red fue enriquecida con pedagogas y psicólogas que trabajan con niños/as, adolescentes y sus familias, bien sea en la escuela, en sus comunidades (en horario opuesto al escolar) o construyendo otras opciones de lugares y de trabajo. Estudiantes y profesores de psicología y trabajo social se aproximaron a la red. En este momento, se argumenta que la UEL tiene la potencialidad de ser más que una referencia académica: va emergiendo una política académica de formación crítica, que puede llegar hasta la gente a través de la enseñanza, investigación y extensión. Al mismo tiempo, actualmente más personas pueden llegar hasta la academia a través de diversos mecanismos que facilitan ese acceso, deconstruyendo la idea de que la universidad es un lugar al que poquísimos tienen acceso y hay que tener conocimiento científico para entrar. En este caso, se está frente a "una línea relativamente flexible de códigos y de territorialidades entrelazados" (Deleuze & Guattari, 1996, p. 102) que operan de formas diferentes. Por ejemplo, los coordinadores del Movimiento Nacional de Población de Calle van quincenalmente a la UEL, nos invitaron a un evento público organizado por ellos y lograron que estudiantes organizasen dos eventos culturales con el tema de personas en situación de calle. Como diría Spink (2012), los avances de esta "línea flexible" implican que las políticas puedan llegar a más personas (profesionales de la red, usuarios, estudiantes y docentes) y también que más personas puedan llegar hasta las políticas. Aunque falta avanzar en ambos sentidos, las políticas públicas se van tornando prácticas públicas en diversos micro-lugares cotidianos, entre profesionales, docentes, estudiantes, movimientos y usuarios, y mejor aún, entre diversas combinaciones de estas categorías: estudiantes, profesionales y/o docentes que son usuarios de los servicios y/o que participan en algún movimiento.
La universidad del estudio comienza a ser asumida como parte de la red de políticas públicas. El ejercicio de conexión entre los movimientos sociales que actúan en la ciudad, los profesionales de la red y la universidad comienza a dibujarse en la medida en que se afinan y se sofistican las acciones pedagógicas y conceptuales con la incipiente red de movimientos y políticas de lo común, que va siendo construida en medio de las diferentes líneas. Ello pudo ser ampliamente experimentado en otro evento, realizado en el año 2014, denominado 15° Encuentro Regional Sur de la ABRAPSO (Asociación Brasilera de Psicología Social). Articulando los planos teórico, metodológico y académico de diagnóstico, que adopta una perspectiva situada sobre la vida contemporánea con algunos movimientos sociales y artísticos activos en la ciudad, fue posible experimentar una conexión que implicó el encuentro con la diferencia.
Un lado hablaba de la vida desde sus dificultades, límites y potencias: eran los movimientos sociales y la red, que con su estilo particular trabajaban sus formas cotidianas de diseñar la vida. El otro lado adoptaba una perspectiva conceptual, valiéndose de una epistemología centrada en el movimiento y la transformación social. Lo que se notó con ese evento fue la transposición de un límite: cada uno de esos grupos pudo experimentar una resonancia —el deseo de conectar, intercambiar y potenciar—.
Pero cabe mencionar una vez más a Deleuze y Guattari cuando dicen que "las líneas de fuga vienen primero" (Deleuze & Guattari, 1996, p. 103). Sí. Las líneas de fuga impregnan todo el tejido social, todas las redes de conexión y relación, haciendo que algo siempre escape de los grilletes de las líneas más duras o flexibles. Es que las líneas de fuga no esperan su momento de actuar, no esperan una oportunidad. Hacen que la dimensión organizada de la vida oscile, tiemble y cambie. En la red, esos escapes, esas líneas de fuga estaban todo el tiempo activas: en las voces, en las acciones, en los testimonios de prácticas vividas y compartidas que pusieron en curso una experiencia de encuentro intensivo entre los partícipes de esta construcción, de esta conversación. Con la acción intensiva de las líneas de fuga fue posible diseñar lo que Deleuze llama "plano de consistencia" (Deleuze, & Parnet, 1998, p. 158), que camina hacia algo más allá de lo posible y de lo organizado, de lo que ya se encuentra instituido; algo en el orden de la sensibilidad y de la potencia de los cuerpos.
Deleuze & Parnet (1998, p. 159) declara que "la política es una experimentación activa, porque no se sabe de antemano lo que va a ocurrir con una línea". Esta dimensión abierta de la vida, con sus riesgos, límites y posibilidades, es lo que hace de la cartografía no un método rígido, sino, en su propia condición conceptual, un proceso de creación y resistencia. Proceso que en este caso se intensificó con diversas formas cotidianas de encuentro que surgieron a partir de los eventos de la red: ha habido momentos de encuentro de movimientos (artistas de la calle, personas que viven en la calle, feministas, transexuales, cultura comunitaria libertaria), con estudiantes y docentes; profesionales de la red dando charlas en la universidad y recibiendo estudiantes en los lugares donde trabajan; profesionales que participan en movimientos, eventos formativos, ruedas de conversación, e-mails y llamadas telefónicas, personas preguntando cuándo será la próxima reunión. El campo-tema se amplía, se hace más intenso y se está en él de formas crecientes, en diversos microlugares, haciendo en lo cotidiano líneas de fuga más potentes y numerosas, y produciéndolas en el encuentro, un poco al azar; investigando y viviendo cómo las líneas flexibles pueden ser aún más flexibles y cómo se puede hacer una reducción de daños de algunas líneas duras, alisando el terreno estriado de las políticas públicas desiguales, para poder pisar viviendo artísticamente.
Consideraciones finales
Al final de este artículo, se sigue cartografiando las intensidades de los encuentros y de los afectos vividos entre la red y la academia, buscando, con esta apertura, la manifestación de diferentes voces que expresen sus maneras de comprender, sentir y compartir las experiencias. Después de ver un panorama de cómo la formación en diversos lugares de Brasil ha estado alejada de lo colectivo, reproduciendo en alguna medida su herencia de desigualdad, pensamos que es relevante crear un espacio de diálogo para que las líneas puedan expresarse y ser analizadas a partir de diferentes perspectivas.
En nuestra perspectiva, pensar en una universidad comprometida con la producción de conocimiento situado y político implica algunos desafíos: 1) trabajar más directamente con la red de movimientos y políticas de lo común; 2) estrechar los lazos teóricos que permitan el tránsito epistemológico, teórico y metodológico entre varios países; 3) compartir experiencias y buscar resonancias entre los trabajos realizados; 4) promover una aproximación entre el arte de vivir y los derechos humanos; 5) continuar cerca de los proyectos públicos de asistencia y potencialización de la población, estimulando que sean realizados con competencia y 6) poner la cartografía en práctica, inventando una red llena de colores, luz y conexiones.
Si se acogen las consideraciones de Deleuze acerca de la cartografía y de Spink acerca del conocimiento cotidiano, se debe al hecho de que tales referencias funcionan como una especie de resistencia al creciente individualismo que gana dimensiones sofocantes en la contemporaneidad. Tales metodologías y herramientas conceptuales, a nuestro entender, son aliadas de una vida más potente, que tiene como referencia la participación directa de los agentes sociales en la discusión y creación de los modos de vivir.
Referencias
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