Introducción
La inteligencia emocional (IE) se define en términos generales como el conocimiento y/o las competencias de un individuo para abordar eficazmente las emociones a fin de regular las conductas sociales y emocionales (Petrides, 2012; Salovey & Mayer, 1990; Zeidner, Roberts, & Matthews, 2002) y supone la fusión de la razón y la emoción. La virtud, reside en saber en qué momento, con qué propósito, de qué modo y con quién debemos emocionarnos (Fernández-Berrocal & Ramos, 2002). Las emociones influyen en nuestros pensamientos del mismo modo que nuestros procesos cognitivos influyen en nuestros estados emocionales (Tamir & Gutentag, 2017; Zhoc, Li, & Webster, 2016); es decir, no se trata de polos opuestos sino de aspectos complementarios (Karas & Cieciuch, 2018; Mayer, Salovey, Caruso, & Cherkasskiy, 2011).
En las últimas décadas, muchos investigadores han constatado cómo las emociones explican el comportamiento humano de una forma más adecuada (Fernández-Abascal & Jiménez, 2000). En la actualidad, existe un debate científico respecto a dos aproximaciones conceptuales de la IE: 1) Los modelos teóricos que consideran la IE como habilidad, por lo cual analizan las habilidades mentales que permiten utilizar la información que nos proporcionan las emociones para mejorar el procesamiento cognitivo; 2) Los modelos mixtos o de rasgos, que consideran que la IE incluye tanto las habilidades mentales como los rasgos estables de comportamiento y de personalidad, y las como las competencias sociales del individuo (Fernández-Berrocal & Extremera, 2008; Mayer, Salovey, & Caruso 2000; Mayer, Salovey, & Caruso, 2008). En otras palabras, la primera aproximación define la IE como un conjunto de habilidades relacionadas con la emoción similares a las capacidades cognitivas (Salovey & Mayer, 1990), mientras que, la segunda, define la IE como un conjunto de rasgos característicos relacionados con la emoción e inherentes a la personalidad de cada individuo (Petrides, 2016).
Estas dos posturas no solo difieren en su concepción de la IE, además han desarrollado instrumentos distintos (pruebas de capacidad y cuestionarios de autoinforme, respectivamente) para evaluarla. La Escala de Inteligencia Emocional -EIS- (Schutte et al., 1998) es un instrumento de autoinforme que responde a la concepción de la IE como rasgo. Su brevedad y acumulación de fiabilidad y evidencia de validez la convierten en una opción razonable para evaluar la EI global frente al reconocido instrumento derivado del modelo Bar-On de la inteligencia social emocional (1997).
Sin embargo, la escala EIS ha sido criticada por la falta de ítems de clave inversa (Petrides & Furnham, 2000) que podrían, potencialmente, conducir a una confusión de la puntuación de inteligencia emocional con respuestas menos ajustadas a las previsibles en su medición (Austin, Saklofske, Huang, & McKenney, 2004). Por su parte, Roberts, MacCann, Matthews y Zeidner (2010) señalan que las escalas desarrolladas de IE se solapan e interfieren en algunas otras medidas de la personalidad, circunstancia que lleva a atenuar su validez.
Por otro lado, en estudios de la EIS con población hispanohablante, existe un primer trabajo de Omar, Salessi, Urteaga y Vaamonde (2014) en población adolescente mexicana, argentina y brasileña que muestra una estructura de dos factores cuya validez convergente quedó demostrada a partir del análisis correlacional, alcanzando niveles satisfactorios. Por ende, existen numerosos estudios que relacionan la IE con la personalidad. Bar-On (2005) alude a la personalidad inherente de cada persona como componente rasgo, a la vez que la incluye entre los determinantes que conforman la inteligencia emocional de un sujeto, unida a factores como su motivación frente a cualquier tipo de tarea. Del mismo modo, Van Rooy, Whitman y Viswesvaran (2010) mencionan la relación intrínseca de las variables de IE y personalidad por la cual deben asumirse de manera conjunta e interrelacionada en cuanto al peso de una u otra en la configuración del modo de actuar de un sujeto.
Respecto a la relación entre la IE y los afectos, algunos estudios apoyan la tendencia de una relación positiva entre la prevalencia de EI y los afectos positivos (Jiménez & López-Zafra, 2009; Martínez, 2010) mientras bajas puntuaciones suelen relacionarse con los afectos negativos (Pekkar, Bakker, van der Linden, & Born 2018; Summerfeldt, Kloosterman, Antony, & Parker, 2006). En esta línea, Fiori y Antonakis (2011) anotan la importancia de la regulación de los afectos (positivos y negativos) no sólo para entender las emociones sino para promover el crecimiento intelectual del sujeto.
Por otra parte, los estudios que relacionan la inteligencia emocional con la satisfacción con la vida aluden a la inequívoca relación entre ambas variables denotando una correlación positiva (Baena & Granero, 2015; Bisquerra, 2009; Mayer et al., 2008).
A partir de lo expuesto, el objetivo de este trabajo fue examinar las propiedades psicométricas de la traducción al castellano de la EIS con población hispanohablante. Para ello se evaluaron tres modelos que implican diferentes formas de representar la covariación de los ítems de la Escala, a saber: El primer modelo, supone que la escala es unidimensional, es decir, que mide la inteligencia emocional en general (Schutte et al., 1998). El segundo modelo, llamado “modelo de cuatro factores”, supone que la escala mide cuatro aspectos altamente correlacionados: Regulación, Atención a las emociones, Habilidades sociales y Utilización de las emociones (Petrides & Furnham, 2000). Finalmente, el tercer modelo se corresponde con la intención inicial de la escala de medir seis componentes diferentes pero interrelacionados: Atención a las propias emociones; Atención a las emociones de otros; Regulación de las propias emociones; Emoción expresada; Regulación de las emociones de otros; Emociones en la resolución de problemas (Zhoc et al., 2016).
Para tal efecto se adelantaron dos fases de estudio: En la fase 1 se realizó la traducción de la escala EIS al español y se evaluó su consistencia interna, estructura factorial y validez convergente. En la fase 2 se realizó el análisis factorial confirmatorio de la Escala. En línea con los antecedentes teóricos, la hipótesis fue que la escala EIS sigue una estructura de seis factores: Atención a las propias emociones; Atención a las emociones de otros; Regulación de las propias emociones; Emoción expresada; Regulación de las emociones de otros y Emociones en la resolución de problemas.
Método
Diseño
Para la adaptación de la escala EIS al español se siguió el procedimiento clásico de traducción hacia atrás (Muñiz, Elosua, & Hambleton, 2013), que comprende los siguientes pasos:
La versión original en inglés se tradujo al español por dos personas bilingües con lengua hispanohablante de origen y con experiencia en literatura científica del ámbito de la evaluación psicológica. Ambas traducciones se discutieron con el equipo investigador, hasta alcanzar un consenso y generar la versión de la Escala en español.
Un psicólogo con experiencia laboral en países de habla inglesa evaluó la equivalencia conceptual, la claridad y la naturalidad de cada una de las frases y opciones de respuesta de la versión traducida. Con las modificaciones oportunas, se obtuvo una segunda versión.
Se realizó una consulta de esta versión con psicólogos que trabajaban con el concepto de IE.
La segunda versión en español se retro-tradujo de nuevo al inglés por una traductora bilingüe, de lengua inglesa de origen.
Se realizó una prueba piloto con 50 personas, con la finalidad de evaluar la comprensión, tiempo necesario para la cumplimentación, claridad de las preguntas y adecuación de las respuestas.
Con el resultado de las consultas, el equipo investigador, realizó una tercera versión de la EIS y se aplicó para evaluar su aplicabilidad a población hispanohablante.
La segunda fase del estudio se diseñó como una investigación instrumental (Ato & Vallejo, 2015).
Participantes
La muestra (Tabla 1) estuvo conformada por 1153 personas (563 hombres y 590 mujeres), la edad media de los participantes se situó en 29,329 años, con un rango entre los 18 y 44 años, con una desviación estándar de 5,142. En la primera fase participaron 532 sujetos (261 hombres y 271 mujeres) y en la segunda 621 sujetos (302 hombres y 319 mujeres). La participación de todos los sujetos fue voluntaria, firmaron el respectivo consentimiento informado y se respetaron las normas éticas siguiendo la Declaración de Helsinki y los criterios éticos de investigación con seres humanos (consentimiento informado y derecho de información, protección de datos personales y garantías de confidencialidad, no discriminación, gratuidad y posibilidad de abandonar el estudio en cualquiera de sus fases). Los resultados se analizaron de manera anónima. En ambos casos, se utilizó un muestreo no probabilístico por conveniencia accediendo a los sujetos descritos. Por último, realizado el cálculo de la representatividad de la muestra, con un nivel de confianza del 99% y un error muestral del 5%, se obtuvo que la muestra final encuestada resultó representativa de la provincia de Zaragoza (España).
Instrumentos
Escala de Inteligencia Emocional de Schutte (EIS). Se utilizó una versión adaptada del Inventario de autoinforme Schutte (SSRI, Schutte et al., 1998). Esta escala se compone de 33 elementos. Los participantes responden en una escala formateada tipo Likert de 5 puntos, que van desde 1 (totalmente en desacuerdo) hasta 5 (totalmente de acuerdo). Después de traducir la Escala al español, cinco jueces analizaron la adecuación de cada ítem al contenido de la misma. En sus estudios de validación, los autores informan que, teóricamente, la Escala se sustenta en el modelo conceptual de Salovey & Mayer (1990); sin embargo, sugieren utilizar una solución unifactorial de la Escala (Schutte et al., 1998). Los estudios que han utilizado esta versión informan que es una medida válida y confiable de la EI de acuerdo con las correlaciones con constructos teóricamente relacionados, diferencias de puntajes grupales y test-retest (Saklofske, Austin, & Minski, 2003; Schutte et al., 1998). Estudios posteriores han planteado un modelo con cuatro factores (Chan, 2004; Petrides & Furnham, 2000; Saklofske et al., 2003) y con seis factores (Zhoc et al., 2016).
Cuestionario de inteligencia emocional TEIQue-SF (Trait Emotional Intelligence Questionnaire) (Petrides & Furnham, 2012). Basado en el concepto de la IE como un rasgo de personalidad. Consta de 30 ítems, con formato de respuesta tipo Likert de 7 puntos. Comprende cuatro factores: 1) bienestar; 2) habilidades de autocontrol; 3) habilidades emocionales; y 4) habilidades sociales. Posee una fiabilidad alta (α= ,83).
Versión Transcultural del Cuestionario de Personalidad de Zuckerman-Kuhlman ZKPQ50-CC (Aluja et al., 2006). Este instrumento evalúa mediante autoinforme las diferentes dimensiones de la personalidad de los sujetos siguiendo el modelo de los Cinco Alternativos de Zuckerman et al. (1993): neuroticismo-ansiedad, impulsividad-búsqueda de sensaciones, actividad, sociabilidad y agresión-hostilidad. Compuesto por 50 ítems, en formato de respuesta dicotómico (verdadero-falso). El ZKPQ-50-CC presentó una buena fiabilidad (α= 0,78).
Escala de Afecto Positivo y Negativo PANAS (Positive and. Negative Affect Schedule) (Watson, Clark, & Tellegen, 1988). Incluye 20 ítems, 10 de los cuales se refieren al afecto positivo (AP) y 10 al afecto negativo (AN) en dos escalas tipo Likert. El primero indica la presencia en el individuo de estados emocionales y sentimientos de entusiasmo, actividad, alerta, energía y participación gratificante y, el segundo, representa una dimensión general de diestrés subjetivo y participación desagradable que incluye una variedad de estados emocionales aversivos como disgusto, ira, culpa, miedo y nerviosismo (Watson et al., 1988). Se valoran de 0 (ausencia de la emoción) hasta 5 (presencia frecuente de la emoción). Esta Escala presentó un alfa de 0,90 para el afecto positivo y de 0,87 para el afecto negativo.
Escala de Satisfacción con la Vida -SWLS- (Satisfaction With Life Scale) (Diener, Emmons, Larsen, & Griffin, 1985). Consta de 5 afirmaciones frente a las cuales las personas deben indicar su nivel de acuerdo o desacuerdo en una escala tipo Likert de 7 puntos (desde 1=fuertemente en desacuerdo a 7=fuertemente de acuerdo). Las puntuaciones pueden oscilar entre 5 y 35 puntos, indicando una mayor satisfacción vital las puntuaciones más altas. Esta Escala posee una alta consistencia interna, con un coeficiente alfa de Cronbach de 0,87.
Procedimiento
Para la selección de la muestra se solicitó la colaboración de diversos centros universitarios. En el momento de la entrega de cada cuestionario, se procedió a explicar a los participantes el objetivo de la investigación, insistiendo en la importancia de la cumplimentación de todos los ítems en un tiempo máximo de 30 minutos y en el carácter anónimo y confidencial de la información recogida. Todos los sujetos y sus padres/tutores fueron previamente puestos en conocimiento de la naturaleza del estudio bajo consentimiento informado participando de manera voluntaria y respetando, de este modo, las directrices éticas de la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial -AMM-, 2000) en todos sus términos. Los datos recogidos en el presente estudio se obtuvieron entre los meses de octubre y noviembre de 2018.
Para el análisis de los datos se empleó el programa estadístico SPSS 22.0. Comprobada la normalidad de la muestra e igualdad de varianzas se optó por técnicas paramétricas. Se realizó un análisis descriptivo para cada una de las variables. En todos los casos se trabajó con el menor nivel de significación posible y se han considerado significativas aquellas diferencias con un valor de p < 0.05. Los contrastes se plantearon de forma bilateral. Para el contraste de hipótesis de dos grupos se utilizó la t de Student y para más de dos grupos la ANOVA unifactorial. Finalmente, con el programa estadístico AMOS v.24, se planteó un modelo de ecuaciones estructurales que permitiese validar y cuantificar relaciones causales entre los ítems y factores de la escala EIS. Siguiendo las recomendaciones de Batista y Coenders (2000)) se ha utilizado el método de estimación de máxima verosimilitud y no el de mínimos cuadrados ponderados, dado el número de variables.
Resultados
Los resultados se estructuraron según las dos fases del proceso de investigación. A continuación, se describen los hallazgos de la primera fase: validez de constructo, análisis de consistencia interna, validez convergente y análisis factorial exploratorio (AFE); y de la fase 2, que comprende el análisis factorial confirmatorio (AFC).
Fase 1
Validez de constructo
El objetivo de esta fase fue validar el cuestionario EIS (Schutte et al., 1998). Tras realizar los procesos de traducción, el primer paso, fue estudiar la validez de constructo del cuestionario.
En investigaciones anteriores, se ha analizado la EIS con un factor (Schutte et al., 1998), cuatro factores (Petrides & Furnham, 2000) y seis factores (Zhoc et al., 2016). En la presente investigación el modelo que mejor explicó la e EIS fue el de seis factores con el 59.831% de la varianza, frente a 51.167% en el caso del modelo de cuatro factores y 31.474% en el modelo de un solo factor.
Para analizar la validez del constructo, se empleó el método de Componentes Principales con rotación Varimax, una vez comprobada la viabilidad del análisis factorial con los siguientes criterios: la matriz de correlaciones presentó un gran número de correlaciones (87,6%) con un valor superior a .30 con determinante igual a .002 y el resultado de la prueba de esfericidad de Bartlett mostró que las variables no eran independientes (Prueba Bartlett = 3155,868, p < .001). La prueba de Kaiser Meyer Adequacy (KMO) de adecuación de la muestra fue de, 856, indicando que las correlaciones entre parejas de variables pueden ser casi explicadas por las restantes variables. Todos los valores del Measures of Sampling Adequacy (MSA) se encontraban por encima de .80. Estos valores indican que es adecuado realizar un análisis factorial de la matriz de correlaciones. Como se aprecia en la Tabla 2 se obtuvieron seis factores con eigenvalue mayor que 1, tomando como criterio asignar un ítem al factor en el que presentara una carga factorial mayor de .40, que explicaron el 59.831% de la varianza total. En el factor 1 correspondiente a Regulación de las propias emociones se encontró la mayor saturación (21.474%), seguido del factor 2, Emoción expresada (11.341%), y de los factores Atención a las propias emociones (8.502%), Regulación de las emociones de los otros (6.751%), Atención a las emociones de los otros (6.157%) y Emociones en la resolución de conflictos (5.606%).
Componentes | Autovalor | % de la varianza | % varianza acumulada |
---|---|---|---|
Factor 1 | 7.086 | 21.474 | 21.474 |
Factor 2 | 3.742 | 11.341 | 32.815 |
Factor 3 | 2.805 | 8.502 | 41.317 |
Factor 4 | 2.227 | 6.751 | 48.068 |
Factor 5 | 2.031 | 6.157 | 54.225 |
Factor 6 | 1.850 | 5.606 | 59.831 |
La matriz de componentes extraída mediante el análisis de componentes principales muestra los factores resultantes y los ítems del cuestionario incluidos en cada uno de ellos, así como sus saturaciones correspondientes (Tabla 3). Para realizar comparaciones, se optó por utilizar el planteamiento que define el ajuste de un modelo a los datos como bueno si la razón entre Chi-cuadrado y los grados de libertad no supera el valor de 3 (Hu & Bentler, 1999). En la investigación las escalas, mostraron un valor menor de tres, lo que indica su buen ajuste y su validez interna.
Validez convergente
A continuación, se analizaron los diferentes componentes de los factores, para comprobar la existencia de relaciones significativas entre las dimensiones de la EIS: Atención a las propias emociones, Atención a las emociones de otros, Regulación de las propias emociones, Emoción expresada, Regulación de las emociones de otros y Emociones en la resolución de problemas. Se calcularon los coeficientes de correlación de Pearson entre los factores de la EIS (Tabla 4).
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | |
---|---|---|---|---|---|---|
Atención propias emociones | 1 | |||||
Atención emociones de otros | .342** | 1 | ||||
Regulación propias emociones | .541** | .227** | 1 | |||
Emoción expresada | .353** | .507** | .393** | 1 | ||
Regulación emociones de otros | .282** | .452** | .384** | .376** | 1 | |
Emociones resolución problemas | .538** | .395** | .548** | .326** | .460** | 1 |
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
* La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Se analizaron también las correlaciones de la EIS con el cuestionario TEIQ-SF (inteligencia emocional), la escala PANAS (afectos positivos y negativos) y el cuestionario de personalidad ZKPQ-50-CC, la escala de Satisfacción con la vida y la escala de Felicidad Subjetiva (Tabla 5). Las dimensiones de la EIS con los otros instrumentos presentaron correlaciones estadísticamente significativas, las más fuertes (p ≥ 0,5) correspondieron a la Regulación de las propias emociones con los factores de los otros constructos.
Atención propias emociones | Atención emociones de otros | Regulación propias emociones | Emoción expresada | Regulación emociones de otros | Emociones resolución problemas | |
---|---|---|---|---|---|---|
Bienestar | .360** | .153** | .643** | .252** | .240** | .408** |
Autocontrol | .239** | -.002 | .322** | .077 | .061 | .114* |
Emocionabilidad | .451** | .325** | .374** | .300** | .440** | .354** |
Sociabilidad | .300** | .281** | .375** | .298** | .297** | .375** |
PANAS-P | .385** | .290** | .449** | .324** | .266** | .420** |
PANAS-N | -.183** | .033 | -.389** | -.054 | -.115* | -.103 |
Satisfacción vida | .257** | .109* | .448** | .154** | .077 | .228** |
Felicidad subjetiva | .330** | .077 | .564** | .165** | .234** | .312** |
Ansiedad | .222** | .003 | .438** | .080 | .050 | .097 |
Impulsividad | -.137* | -.137* | -.293** | -.144** | -.281** | -.297** |
Actividad | -.217** | -.153** | -.317** | -.150** | -.229** | -.248** |
Sinceridad | -.138* | -.139* | -.286** | -.224** | -.383** | -.176** |
Agresividad | .096 | -.022 | .094 | -.015 | .117* | .007 |
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
* La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Fiabilidad
Con el objetivo de comprobar la fiabilidad del instrumento se calculó su consistencia interna mediante el coeficiente de Cronbach dado que la EIS no está adaptada al español y se quería analizar la adaptación que se realizó para la presente investigación. Para ello, se obtuvieron los estadísticos descriptivos de Media (M), Desviación Típica (D.S.) y Alfa (si se elimina el elemento) (Tabla 6). Todos los ítems del cuestionario presentan un alfa de Cronbach superior a 0.80 y por tanto se puede asumir que los ítems que las forman miden un mismo constructo y que están altamente correlacionados. Este coeficiente, desde el punto de vista de la fiabilidad del cuestionario, se puede calificar de bueno, con valores de 0.880 en el cuestionario. Los valores por encima de 0.8 se suelen considerar buenos, lo que indica una gran consistencia interna entre los elementos del cuestionario.
Fase 2
Análisis factorial confirmatorio
Para el estudio de la estructura interna se utilizó el análisis factorial confirmatorio (AFC), que proporciona el marco estadístico adecuado para evaluar la validez y la fiabilidad de cada ítem, en lugar de efectuar sólo valoraciones globales, guiando al investigador para que optimice el proceso de construcción o adaptación del cuestionario (Batista & Coenders, 2000).
Se realizó este análisis factorial confirmatorio con el programa AMOS v.24.0, con el objetivo de confirmar la estructura dimensional observada en la Fase 1. El ajuste del modelo se evaluó con el índice Tucker-Lewis (TLI), el índice de ajuste comparativo (CFI) y el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA) con un intervalo de confianza (IC) del 90%. Los valores de TLI y CFI> .95 y los valores de RMSEA <.05 indican un buen ajuste del modelo (Kaplan, 2000). Se probaron tres modelos diferentes (Tabla 7): un modelo de un factor siguiendo el planteamiento de Schutte et al. (1998), otro modelo compuesto por los cuatro factores de inteligencia emocional propuestos por Petrides & Furnham (2000) y un modelo de seis factores compuesto por los factores extraídos del AFE.
Modelo | X 2 | gl | CFI | TLI | NFI | RMSEA |
---|---|---|---|---|---|---|
Modelo de seis factores | 564.073 | 306 | 0.98 | 0.95 | 0.97 | 0.051 |
Modelo de cuatro factores | 3286.062 | 489 | 0.81 | 0.79 | 0.80 | 0.069 |
Modelo de un factor | 4186.549 | 495 | 0.72 | 0.70 | 0.71 | 0.081 |
En la Figura 1 se muestra el resultado de este AFC del modelo generado en el estudio exploratorio (Fase 1), con ecuaciones estructurales mediante el método de extracción de máxima verosimilitud, confirmando la adecuación del mismo, ya que se obtuvo un modelo sustentable compuesto por los seis factores identificados y 33 ítems en total.
La estructura factorial se analizó mediante un AFC en el que se planteó un modelo de seis factores. Respecto al ajuste del modelo, los diversos índices de ajuste resultaron adecuados, por lo que se puede afirmar que el modelo de seis factores propuesto acerca de la estructura factorial de la escala es sustentable: X2(306) = 654,073; p < 0.001; X2/gl = 2,139; CFI = 0,98; NFI = 0,97; TLI = 0,95; RMSEA = 0,051, IC 95% (0,012 - 0,096). Los índices mostraron un buen ajuste del modelo planteado. Los resultados obtenidos en estos índices permiten concluir que el modelo propuesto presenta una aproximación óptima a los datos, y puede contribuir a dar soporte a la hipótesis de la validez del cuestionario.
En la Tabla 7, el ajuste del modelo jerárquico propuesto de seis factores a fue significativamente mejor en comparación con un modelo jerárquico de un factor (X2 = 4186,549, gl = 495, p <0.001), así como con el modelo de cuatro factores (X2 = 3286,062, gl = 489, p <0.001).
Por último, se analizaron las correlaciones (Tabla 8) con pruebas de inteligencia emocional (TEIQ-SF), afectos (PANAS), personalidad (ZKPQ-50-CC), Satisfacción con la vida (SLWS) y Felicidad Subjetiva (SHS).
Atención propias emociones | Atención emociones de otros | Regulación propias emociones | Emoción expresada | Regulación emociones de otros | Emociones resolución problemas | |
---|---|---|---|---|---|---|
Bienestar | .360** | .153** | .643** | .252** | .240** | .408** |
Autocontrol | .239** | -.002 | .322** | .077 | .061 | .114* |
Emocionabilidad | .451** | .325** | .374** | .300** | .440** | .354** |
Sociabilidad | .300** | .281** | .375** | .298** | .297** | .375** |
PANAS-P | .385** | .290** | .449** | .324** | .266** | .420** |
PANAS-N | -.183** | .033 | -.389** | -.054 | -.115* | -.103 |
Satisfacción vida | .257** | .109* | .448** | .154** | .077 | .228** |
Felicidad subjetiva | .330** | .077 | .564** | .165** | .234** | .312** |
Ansiedad | .222** | .003 | .438** | .080 | .050 | .097 |
Impulsividad | -.137* | -.137* | -.293** | -.144** | -.281** | -.297** |
Actividad | -.217** | -.153** | -.317** | -.150** | -.229** | -.248** |
Sinceridad | -.138* | -.139* | -.286** | -.224** | -.383** | -.176** |
Agresividad | .096 | -.022 | .094 | -.015 | .117* | .007 |
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral)
Discusión
Los objetivos del presente estudio fueron evaluar la posibilidad de utilización de la Escala de Inteligencia Emocional -EIS- de Schutte et al. (1998) con población hispanohablante, como instrumento de evaluación de la inteligencia emocional centrada en uno mismo y en los otros, así como la realización de un Análisis Factorial Confirmatorio de la Escala. Para tal efecto, se validó la EIS, siguiendo un proceso protocolizado de traducción y adaptación y posteriormente analizando sus propiedades psicométricas.
Los principales resultados obtenidos tras realizar el AFC de la EIS muestran una estructura formada por seis dimensiones, con una saturación de los ítems elevada, lo que refleja una buena consistencia interna, similar a la escala original (Schutte et al., 1998).
Los resultados mostraron claramente que los factores de la escala EIS presentan una considerable varianza acumulada; además, se reportan evidencias en favor de la validez en relación con otras variables, ya que por una parte se comprobó que las puntuaciones de los factores de la EIS muestran una adecuada consistencia interna entre sus elementos, lo cual desde el punto de vista de la fiabilidad es excelente.
Tras explorar la estructura factorial subyacente en la EIS, se observó que se mantienen los índices de fiabilidad para cada una de las seis subescalas de la misma, ya que los coeficientes de fiabilidad que se obtuvieron en las muestras originales son similares. Se puede determinar, por consiguiente, que al ser traducida al español la EIS mantiene su consistencia. Además, se ha verificado su estructura de seis factores, lo que aporta evidencia empírica de su validez de constructo.
Así mismo, al analizar las correlaciones con otras pruebas que evalúan la inteligencia emocional (TEIQ-SF), afectos (PANAS), personalidad (ZKPQ-50-CC), satisfacción con la vida (SLWS) y felicidad subjetiva (SHS), se puede concluir que los factores de la EIS mostraron relación con los factores del resto de las pruebas. En concreto, el factor Regulación de las propias emociones presentó las puntuaciones más altas, seguido por los factores de Satisfacción con la vida y Felicidad subjetiva. En este apartado, se destaca la correlación de los factores Emoción expresada y Emociones en la resolución de conflictos, hasta ahora no medidos dentro del constructo de la inteligencia emocional. Otras correlaciones, como la Regulación de las emociones de otros, ha sido recientemente apuntado por otros autores (Nikooyeh, Zarani, & Fathbadi, 2017; Pekkar et al., 2018). Por tanto, se ha encontrado evidencia preliminar de las relaciones entre la EIS y el resto de las pruebas incluidas, lo que se entiende como un dato más a favor de la EIS, que se revela como una herramienta corta, de fácil aplicación y comprensión, y adecuada para medir los constructos que se pretende. Una de las diferencias de esta Escala es su planteamiento teórico según el cual, la emoción expresada, entendida como la capacidad de manifestación de los sentimientos; las emociones en la resolución de conflictos, entendidas como la capacidad de acogerse sentimentalmente a las emociones dentro de un contexto hostil, así como la regulación de las emociones de otros, entendida como la capacidad para manejar las emociones de las personas que tenemos alrededor, desempeñan un papel crucial en el modo de cómo las personas gestionan sus emociones, y por el cual, según la capacidad, la motivación y el contexto de un individuo, pueden producirse diferentes reacciones.
El modelo propuesto para la estructura factorial es sustentable, con seis factores identificados y 33 ítems en total, esto es, que la versión traducida de la EIS reveló coeficientes satisfactorios, por encima de los modelos planteados con cuatro factores y el modelo de un solo factor. Se entiende, por lo tanto, que estos resultados proporcionan evidencia en favor de la solidez de la estructura de esta medida y revelan que la versión hispanohablante de la EIS consigue replicar fielmente la estructura teórica original.
En población hispanohablante, la EIS ha revelado datos satisfactorios ajustándose al modelo teórico subyacente y mostrando alta consistencia interna y validez. Esta Escala proporciona la posibilidad de conocer tanto las emociones centradas en uno mismo, como la emoción expresada, las emociones en la resolución de conflictos y la regulación de las emociones centradas en los otros, analizando la capacidad para evaluar la regulación de esas emociones. Estos aspectos se muestran claves para mantener buenas relaciones con otras personas y esto implica, desde el planteamiento de la inteligencia emocional, el conocimiento de las competencias para abordar eficazmente las emociones a fin de regular las conductas sociales y emocionales. Por ello, la relación de las emociones personales con la capacidad para obtener una comunicación efectiva con los iguales, el respeto, las actitudes prosociales, la asertividad, la empatía, y demás variables intrapersonales, resultarán fundamentales para la utilización de la EIS en relación con las variables descritas así como con estudios más avanzados en la temática, o incluso para seguir reexaminando las propiedades del instrumento (Batchelder, Brosnan, & Ashwin, 2017; Bisquerra, 2009; Cook et al., 2008; Kinnaman & Bellack, 2012; Kotsou, Leys, & Fossion, 2018).
Estos resultados deben ser interpretados teniendo en cuenta las limitaciones de este estudio, que, si bien contó con una muestra relevante a nivel estadístico, debería ampliarse a otros niveles socioculturales de la población, en los que podría darse una mayor asociación entre la inteligencia emocional con otros constructos. Sería deseable adelantar estudios longitudinales que evalúen la inteligencia emocional y permitan valorar su evolución a lo largo de un período más largo de tiempo. Además, la inteligencia emocional requiere en muchas ocasiones la posesión de otros tipos de habilidades, por ejemplo, cognitivas, por lo que sería interesante realizar estudios que evalúen esta relación. También se podría trabajar este cuestionario con poblaciones de características especiales, como los adolescentes con ansiedad social o autismo, con aspectos diferenciales en su inteligencia emocional (Boily, Kingston, & Montgomery, 2017; Summerfeldt et al., 2006).
Como principal conclusión, la presente investigación sugiere que la inteligencia emocional en los adolescentes puede ser valorada por la EIS, dado que se ha mostrado como una medida psicométricamente eficaz, con una validez factorial fuerte y una adecuada consistencia interna; además de ser una herramienta breve y fácil de administrar. Aunque es necesario un mayor número de estudios e investigaciones en este sentido, los hallazgos señalan la EIS como una herramienta útil para la medida de la inteligencia emocional en población hispanohablante.