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Pensamiento palabra y obra

Print version ISSN 2011-804X

Pensam. palabra obra  no.25 Bogotá Jan./June 2021  Epub Feb 19, 2022

https://doi.org/10.17227/ppo.num25-12292 

Pensamiento

Adopta un sueño: creación colectiva y resistencia desde la virtualidad

Adopt a Dream: Collective Creation and Resistance from Virtuality

Adota um sono: Criação coletiva e resistência desde a virtualidade

Camilo Álvarez Niño* 

Paula Alejandra Varela Jaramillo** 

Audrey Guzmán*** 

Erica Andrea Garzón**** 

* Licenciado en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, Colombia. Integrante del Colectivo artístico- pedagógico Ramodelia. Camiloalvarez840@gmail .com

** Magíster en Estudios Sociales y Licenciada en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, Colombia. Archivista audiovisual en Señal Memoria RTVC e integrante del Colectivo artístico- pedagógico Ramodelia.alejandravj07@gmail.com

*** Licenciada en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, Colombia. Candidata a Magíster en Estudios Culturales de la Universidad Nacional de Colombia. Docente de artes plásticas de la institución educativa Gabriel García Márquez, de Soacha, Cundinamarca e integrante del Colectivo artístico-pedagógico Ramodelia.audreyycubides@gmail.com

****Licenciada en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, Colombia. Candidata a Magíster en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Docente de artes del colegio Dinamarca, de Acacias, Meta. Integrante del Colectivo artístico-peaagógico Ramodelia.metamorfosisgarzon@gmail.com


Resumen:

El presente artículo de reflexión aborda la experiencia "Adopta un sueño" realizada por el Colectivo Ramodelia, como respuesta a los retos que se enfrentan actualmente debido a la emergencia sanitaria por la covid-19. Se propone una reflexión alrededor de la Educación Artística, como generadora de encuentros que movilizaron la solidaridad, el diálogo y la generosidad desde la creación. Allí, se profundiza en la función social del docente de arte, el proceso creativo para la construcción de una agenda educativa y solidaria, que incluyó la participación de varios artistas y docentes. De igual manera, se habla de las pedagogías disruptivas como estrategia desde la virtualidad, para construir conocimiento conjuntamente en el aislamiento, permitiendo ampliar la participación en las estrategias propuestas que conlleva a una reflexión sobre el papel social del educador de artes en la crisis que produjo el aislamiento social. De la misma manera, a un cuestionamiento sobre el lugar de lo virtual en la educación, pensado como gestor de espacios de encuentro, de nuevos lenguajes y de generosidad.

Palabras clave: Pandemia covid -19; Virtualidad; Educación artística; Pedagogías disruptivas; Colectividades; Distanciamiento social

Abstract

This reflection article addresses the experience "Adopt a dream" carried out by the Ramodelia Collective, in response to the challenges currently faced due to the health emergency caused by covid-19 virus. A reflection around Artistic Education is proposed, as a generator of encounters that mobilized solidarity, dialogue and generosity from the creation. There, the social function of the art teacher is explored, the creative process for the construction of an educational and solidarity agenda, which included the participation of various artists and teachers. In the same way, disruptive pedagogies are discussed as a strategy from virtuality, to jointly build knowledge in isolation, allowing to expand participation in the proposed strategies that leads to a reflection on the social role of the arts educator in the crisis that produced social isolation. In the same way, to inquire about the place of the virtual in education, understood as a generator of spaces of meaning, new languages and generosity.

Keywords: covid-19 pandemic; Virtuality, Art education; Disruptive pedagogies; Collectivities; Social distancing

Resumo

No presente artigo, aborda a experiência "Adota um sono" realizada pelo coletivo Ramodelia, como resposta aos desafios que encaram atualmente devido à emergência sanitária pela covid-19. Propõe-se uma reflexão ao redor da Educação Artística, como geradora de encontros que mobilizam a solidariedade, o diálogo e a generosidade desde a criação. Neste cenário se aprofunda na função social do docente da arte, o processo criativo para a construção de uma agenda educativa e solidária, que incluiu a participação de vários artistas e docentes. Desta maneira, fala-se das pedagogias disruptivas como estratégia desde a virtualidade, para construir conhecimentos conjuntamente no isolamento, permitindo ampliar a participação nas estratégias propostas que leva a uma reflexão sobre o papel social do educador artístico na crise que produziu o isolamento social. Da mesma forma, a um questionamento sobre o lugar do virtual na educação, pensado como gestor de espaços de encontro, novas linguagens e generosidade

Palavras-chave: Pandemia covid-19; Virtualidade; Educação artística; Pedagogías disruptivas; Colectividades; Isolamento social

Introducción

Este artículo propone la reflexión en torno a la experiencia educativa y artística Adopta un sueño, que nació como respuesta a las vicisitudes que se han generado durante la Pandemia de la covid-19. Como colectivo conformado por profesores-artistas que, a través de prácticas creativas, busca propiciar experiencias transformadoras, se construye el presente texto a varias manos para reflexionar acerca de las potencialidades de la educación artística en la emergencia sanitaria por la que se está atravesando. En este sentido, presentamos este texto a partir de una escritura afable, con la necesidad de estrechar lazos en la distancia.

Ramodelia Colectivo está concebido a partir del aprendizaje, de la ilusión de aportar a otros, de los propios saberes de concebir la enseñanza como una forma de aprendizaje recíproco y continuo, en busca de potenciar en las personas una sensibilidad por el arte que supera la técnica. Desde el colectivo se piensa que el arte contribuye a edificar una sociedad que ayuda, protege y es crítica ante lo que le sucede; así, la educación artística puede construir con un principio del amor por el otro. Esta educación artística potencia la importancia de las emociones, los sentimientos, la creatividad, la imaginación y el contexto en el cual desarrolla sus actividades. Es decir, a partir de las particularidades y fortalezas de cada uno de los integrantes. El Colectivo Ramodelia se encuentra en la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, y se une como colectivo de la amistad y la pasión por la educación artística hace casi una década.

Con el proyecto Adopta un sueño, el colectivo se unió a una serie de iniciativas solidarias para apoyar a jóvenes estudiantes de la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, con el fin de ayudarlos a pagar sus matrículas. El proyecto consistió en la creación de una agenda constituida por una serie de laboratorios y talleres virtuales que se desarrollaron fundamentalmente en redes sociales y aplicaciones como: Instagram, Zoom, Facebook. Se propuso un espacio diverso que permitió aprender y enseñar el encuentro y poner en juego las premisas de las pedagogías disruptivas, con el fin de solidarizarse con causas ajenas que se desligaran de las certezas y verdades absolutas que suelen regir los procesos educativos.

Mediante este proyecto se establecieron diferentes actividades con el ánimo de recaudar dinero para el pago de la matrícula de algunos estudiantes de la licenciatura. Con este propósito, se crearon una serie de talleres diseñados en el marco de una hoja de ruta que incluyó la comunicación del proyecto a través de redes sociales, reuniones periódicas para la creación de los talleres, una subasta en línea y la participación de colectivos como: "La profe Juana", "Letterash", "Fibonacci aula social", "Origenart.lab", entre otros, quienes se sumaron a esta iniciativa solidaria. De esta manera, se confirmó que a través de la virtualidad es posible generar procesos de encuentro y diálogo, y que no se debe permitir que la pandemia nos haga indiferentes a las necesidades de los otros.

Algunas de las actividades que se llevaron a cabo fueron: un laboratorio sonoro en casa, un taller de dibujo experimental, un Live subasta de obra, un taller de Lettering, creando magia en letras, un taller de animales a la mano y un conversatorio titulado "Hablemos de literatura infantil" (ver imagen 1). Cada uno de estos espacios pedagógicos se pensaron con el fin de construir colectivamente conocimientos y destrezas alrededor del Ca arte, con la esperanza de estar edificando una comunidad solidaria que con sus aportes en dinero apoyaban esta iniciativa.

Fuente: elaboración propia.

Imagen 1 Programación actividades Adopta un sueño 

Se realizaron talleres gratuitos por Instagram, a manera de promoción de la iniciativa, donde los participantes aprendían algo y se enteraban de las formas en que podían participar de la campaña solidaria. También, talleres por la aplicación Zoom, que fueron privados para las personas que aportaron a la campaña de 10 000 pesos en adelante. Finalmente, una subasta donde participaron más de diez artistas diferentes, incluidos miembros del colectivo, quienes donaron obras originales para la iniciativa. Toda la publicidad se realizó a través de redes sociales, con imágenes llamativas. (Ver imagen 2 y 3)

Fuente: elaboración propia.

Imagen 2 Taller Teatro de sombras Imagen 3. Taller Animalario 

La experiencia de desarrollar la agenda de Adopta un sueño, además de ser motivada al ver la generosidad de los participantes y lograr conectar con personas de diferentes lugares que se unieron, permitió preguntarse en torno a las prácticas y estrategias pedagógicas que reflexionan sobre los modos de hacer en conjunto.

La educación artística desde la disrupción y la virtualidad

Formas de acercarse a la creación, enseñanza y aprendizaje colectivo

El colectivo Ramodelia, ante la emergencia sanitaria, decidió desarrollar una serie de actividades desde la educación artística que incluyen la creación de talleres, laboratorios y una subasta. Este proceso surgió, en un primer momento, a partir de la experticia y el trabajo interdisciplinar, motivado por el deseo de aportar a la continuidad del sueño de algunos estudiantes de la Licenciatura en Artes Visuales en seguir con sus estudios.

Para desarrollar este proyecto se buscaron diferentes caminos, lo que permitió una reflexión mientras se diseñaron los talleres que se llevaron a cabo. Todo el proceso fue un "aprender haciendo", basado en un diálogo en el que las ideas y propuestas se iban construyendo de forma conjunta. El objetivo del colectivo era siempre partir de la subjetividad de los participantes y hacer las actividades en busca de un aprendizaje horizontal, desde la práctica y el uso de recursos didácticos y herramientas tecnológicas, de manera que la virtualidad se convirtió en una oportunidad de realización de proyectos que generan comunidad y trabajan a partir de muchas ideas (Acaso, 2020).

"Aprender haciendo" se convirtió en una obligación. La pandemia impuso el reto de proponer espacios pedagógicos utilizando herramientas que antes no habían sido exploradas de manera continua, lo cual conllevó a repensar la labor docente en medio de la virtualidad, única opción en la actual coyuntura.

Educación disruptiva: utopía o realidad.

Una respuesta a los retos del presente ha sido la aparición de las pedagogías disruptivas que buscan romper con las formas hegemónicas y estructuradas que establece lo institucional. Las emergencias de estas pedagogías disruptivas plantean grandes oportunidades para repensar la educación artística en tiempo de pandemia.

La "educación disruptiva", entendida como un modelo pedagógico que parte del cuestionamiento de las certezas y verdades absolutas, campos epistemológicos dados, constituidos a partir de métodos y metodologías que suponen una comprensión única y reduccionista del mundo. Según María Acaso (2014b), la acción pedagógica se origina a partir de la construcción de comunidades de aprendizaje, en las cuales se reconocen y replantean los saberes desde un acercamiento a los conocimientos que se hallan en la cotidianidad y en el sujeto.

Dicho modelo se opone a las miradas sesgadas de las maneras de conocer y busca desligarse de un sistema educativo obsoleto, que en muchas ocasiones no da cabida al pensamiento divergente. Se centra en el aprendizaje significativo a partir de una propuesta de revolución educativa. María Acaso (2014b) propone una serie de estrategias para lograr "la rEDUvolution", estableciendo "una pedagogía de la verdad", en la que los saberes son compartidos y no unilaterales, lo que significa que hay un cambio en los roles y las dinámicas de poder. Se busca expandir la noción de aula, nuevos espacios de encuentro e implementar una educación contextual en la que las experiencias son fundamentales y los procesos educativos y de evaluación son más creativos, en contraposición a los procesos educativos más tradicionales. Se podría decir que las pedagogías disruptivas van a paso de elefante.

En este sentido, se comprende que un reto constante en la actualidad es darle lugar a la curiosidad en los procesos de aprendizaje; que, de acuerdo con Acaso (2020), también requieren de la atención, la emoción y el placer para crear e idear junto a los demás.

Hacia la virtualidad como método de resistencia en la educación en tiempos de pandemia.

Durante este tiempo de pandemia, la rEDUvolution ha sido un recurso valioso para el proceso que atravesó el colectivo. Según afirma Julián de Zubiría (2020), son evidentes los cambios que han surgido en el sector educativo y artístico. Han entrado en un fenómeno global que presenta grandes impactos en los diferentes sectores sociales. Sin embargo, a pesar de la situación caótica, los espacios virtuales han permitido que estas pedagogías disruptivas sean relevantes, lo que reduce el aislamiento y genera otros tipos de vínculos. Hay una especie de movimiento de resistencia - por llamarlo de alguna manera- que ha permitido ver la potencia de relación y encuentro que posee el arte por medio de la virtualidad.

A través de la experiencia Adopta un sueño, se desarrollaron diferentes talleres basados en la experimentación y el juego: ejercicios de dibujo y pintura, construcción de relatos y formas de escritura creativa en conjunto que generaron dinámicas de encuentro en las que la edad no fue un impedimento para los aprendizajes colectivos. Estos espacios han ayudado al crecimiento de labor pedagógica de los integrantes del colectivo, una vez que, desde estas apuestas, se ha podido mantener una llama de esperanza en medio del distanciamiento social. También, con esta experiencia se ha podido profundizar en procesos de enseñanza-aprendizaje que son del orden de la satisfacción y el gusto, tal cual es la visión de María Acaso (2014b), quien sostiene que los procesos educativos se dan desde el deleite por el conocimiento y no por obligación. (Ver imágenes 4 y 5).

Fuente: elaboración propia.

Imagen 4 Taller Laboratorio Sonoro Imagen 5. Taller Dibujo experimental 

Por supuesto, estas estrategias no son recientes. Sin embargo, por la actual emergencia sanitaria han adquirido mayor relevancia. Plataformas como Instagram, Zoom, Classroom, Meet, entre otras, son ahora las nuevas aulas, espacios de encuentro en los que se comparten diversos conocimientos y formas creativas de hacer, donde no existen fronteras de distancia, tiempo o edades con el fin de crear momentos motivados por las sonrisas, los diálogos y la práctica artística. Allí, los roles se desdibujan, convierten a todos los participantes en compañeros de procesos creativos; se podría decir que se ha construido una resistencia a la indiferencia, que se mantiene alerta a los cambios y necesidades ajenas. La virtualidad ha permitido descubrir una mediación que tiene potencias distintas que hacen hacer cosas (Latour, 2008).

Adopta un sueño no fue solo una puesta particular del Colectivo Ramodelia, es una puesta holística, por la construcción de conocimientos colaborativos, un acercamiento a la transdisciplinariedad y lo disruptivo con el objetivo de acercar al sujeto al placer de aprender y de movilizar la generosidad en tiempo de pandemia. Como colectivo se comprende que la labor del docente y la educación artística no pueden estar por fuera de las emociones y la afectividad, aspectos que cobran mayor relevancia cuando los procesos, los diálogos y los encuentros personales son restringidos.

Este tiempo de distanciamiento exacerba los miedos y hace que se sea consciente de la necesidad de los otros en el desarrollo de la vida. Como lo menciona Andrés Felipe Solano (2020), en una crónica realizada por él acerca de la llegada del virus a Corea del sur, "Como un animal dormido por años, nuestros miedos más primitivos empiezan a despertar y apenas nos damos cuenta" (p. 20). Así, la educación ha entrado en un periodo urgente de reconocimiento de la importancia de las emociones y los afectos en el desarrollo de las didácticas y de sus apuestas pedagógicas.

El valor de la afectividad, la educación artística y el compromiso social en medio de la pandemia

El educador y su función social

A primera vista, la función social del docente podría estar definida fácilmente, la educación su labor, servicio y aporte a la sociedad, desde la que se generan procesos de aprendizaje con diferentes personas, con el propósito de que estos procesos permitan adquirir conocimientos y reconocer aspectos básicos de una disciplina. Es innegable que esta labor encuentra de trasfondo un compromiso y una búsqueda por formar de manera responsable a aquellos quienes deben aprender algún contenido o tema específico.

Dentro y fuera del sistema educativo el desarrollo de diversos procesos de aprendizaje que buscan capacitar o cualificar conlleva a preguntarse ¿cuáles son los contenidos que se deben aprender y para qué se aprenden? Contestar este cuestionamiento es complicado y puede responder a un sin fin de intereses, así la función social del educador se complejiza.

Como colectivo conformado por licenciados(as) en artes visuales, Ramodelia se ha propuesto trabajar con diversas comunidades. La motivación es el sueño de compartir con personas de distintos lugares del país e incluso de otros países. Asimismo, pretende localizar en la educación artística herramientas que posibilitan la expresión, el encuentro, el reconocimiento personal y del otro; pensar en la función social del docente, más allá de una expectativa impuesta al rol del profesor se posiciona primero en compartir algo que de forma personal apasiona.

El año 2020 ha llevado a enfrentarse al reto del distanciamiento social, debido a la pandemia de la covid-19, en medio de esta coyuntura, como colectivo surge la inquietud acerca de qué manera continuar sin la posibilidad de encuentro entre los miembros del colectivo y, principalmente, con las personas con quienes se busca desarrollar las actividades. Este reto ha permitido reflexionar sobre la función social del colectivo, el papel que desea asumir en un momento como el que se vive actualmente en lo que puede aportar a la sociedad.

Ramodelia reconoce que como educadores existe un privilegio y una gran responsabilidad. En la educación se encuentra:

[la] construcción no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la manera cómo [las personas] ven al mundo, de las distintas perspectivas con que interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual. (Bustamante, 2006, p. 1)

Precisamente, la búsqueda ha estado en la creencia que de forma colectiva se puede construir en conjunto a través del lenguaje artístico. Una mirada que no se fundamenta en la competencia, sino que reconoce las capacidades y habilidades del otro y la forma en que estas pueden complementar y aportar a una meta común.

Por lo anterior, en medio de la actual coyuntura el colectivo generó una propuesta para continuar de forma virtual. Sorpresivamente, la virtualidad permitió generar encuentros con más frecuencia y desarrollar actividades con personas de otras ciudades. Aún con el deseo del encuentro personal pronto, se comprende que la función social está precisamente allí, en posibilitar encuentros -en este momento mediados por una pantalla- con personas en distintos lugares y diferentes edades que por gusto, por una inquietud, o simplemente por tener más tiempo libre han creado junto al colectivo criaturas fantásticas, mundos en diferentes escalas, historias de personajes que han explorado el sonido de los elementos cercanos, las texturas, los colores, las formas de objetos que muchas veces pasan desapercibidos en nuestras casas.

La virtualidad ha confirmado que el aprendizaje no debe ser ajeno a la vida misma y que la educación no es apolítica, desideologizada o simplemente neutral. Se basa en principios ideológicos que la sustentan, que responden a concepciones del mundo (Bustamante, 2006). El Colectivo Ramodelia se ha lanzado a crear desde la distancia y emprender algo nuevo considerando que a través del arte es posible aportar una visión del mundo que desde lo cotidiano encuentra excusas para preguntarse, explorar, dialogar y encontrarse.

Estanislao Zuleta, en una de sus conferencias recuerda que debe ser nuestra búsqueda "que la educación llegue a ser atractiva, hermosa, deseada" (2010, p. 71). Deseo que debe partir del docente, "la educación no puede eludir esta exigencia sin la cual su ineficacia es máxima: el amor hacia aquello que se está tratando de enseñar [...] El que enseña no puede comunicar lo que no ama" (Zuleta, 2010, p. 38).

Ayudar a otros: Identificarse con el sufrimiento ajeno

Adopta un sueño, en calidad de proyecto, fue una respuesta a las dificultades ajenas, pero, sobre todo, un proyecto que surge de la necesidad de construir la felicidad y la esperanza en tiempo de pandemia. Según Zygmunt Bauman (2009), el deseo de felicidad en el tiempo actual puede adquirir dos movimientos: el primero sería uno de tipo centrípeto, donde los seres humanos enfocan su fuerza creadora en sí mismos, en alcanzar logros y metas personales. El segundo es el centrífugo, una fuerza que se aleja del centro, es decir, que se enfoca en otros y no únicamente en las preocupaciones o anhelos personales.

Como colectivo que trabaja desde la educación artística se ha comprendido este tiempo de pandemia como una valiosa oportunidad para emprender proyectos educativos a partir de una fuerza centrífuga. Creemos que la potencia de la educación artística está basada en esa fuerza que busca constantemente alcanzar al otro para transformar el "estado de las cosas".

Esto permite observar que, aún en medio de una sociedad que con el pasar de los días se torna con mayor rapidez hacia el individualismo y la competencia, la importancia de la empatía y el compromiso con causas ajenas sigue siendo un rasgo humano que también sobresale en nuestra sociedad. De igual modo, despierta a una realidad donde la educación artística, considerada como una asignatura no fundamental dentro del currículum, ofrece una alternativa real para enfrentar las dificultades del aislamiento social, la escasez, las desigualdades y las heridas que deja la distancia. La educación artística como campo del conocimiento tiene la responsabilidad de entender la ayuda no como un acto de caridad, sino como una opción política que enfrenta cara a cara la necesidad imperiosa de condolerse y movilizarse en pro de la transformación de la realidad.

Con la pandemia de la covid-19, como educadores del arte, se entra en un desafío frente una situación abrumadora, en la que la fragilidad humana está a la orden del día cuando una situación excede el propio control. En ese sentido, como educadores del arte se tiene la responsabilidad de fortalecer y formar los afectos que permitirán mantenerse firmes en medio de la incertidumbre, buscando nuevos mecanismos pedagógicos que sean coherentes con la adversidad.

Bauman, recuerda este asunto cuando refiere al meteorólogo Edward Lorenz, quien afirmaba que el movimiento de las alas de una mariposa en la ciudad de Pekín podía llegar a cambiar las trayectorias de los huracanes al otro lado del mundo, en el golfo de México. Con ello, el autor se pregunta "¿La vida humana está gobernada por los accidentes? ¿Por accidentes que no pueden preverse, ya no digamos impedirse, anularse, revocarse o invalidarse?" (2009, p. 124). Con estos cuestionamientos presenta la incertidumbre que hoy, con la Pandemia, se ha exacerbado. La fragilidad como seres humanos recae en el deseo de control, que se enfoca en la fuerza centrípeta: que lucha, pelea y se esfuerza por el bienestar propio. En conclusión, la educación artística recuerda que la fuerza centrífuga es necesaria y vital para enfrentar las dificultades que se presentan como especie.

Así, se reconoce la importancia que hoy, más que nunca, adquiere lo que Bauman (2009) ha llamado "la responsabilidad por el otro". Según el autor, esta responsabilidad por el otro tiene que ver con una ética o impulso moral que invita a trabajar con una fuerza centrífuga no como un adorno de la vida, sino como una razón de ser a partir de la cual se construye la subjetividad, pues es desde allí que el yo puede constituirse: en la necesaria identificación con el otro. Para el caso del docente de arte, la responsabilidad por el otro es el lugar a partir del cual se forma su subjetividad y, por tanto, construye su práctica profesional.

El arte forma en los seres humanos las sensibilidades, los afectos, las emociones y el sentido crítico fundamentalmente. Por ello, es el arte el que puede aportar más en tiempos de crisis, donde ha sido necesario cambiar las rutinas y fabricar nuevas maneras de expresar los sentimientos. Ante la pandemia, la educación artística es una alternativa para ser con el otro, aún en la distancia; en esencia, el papel de las artes en estos días de emergencia sanitaria está en revelar las diversas posibilidades del encuentro significativo y la capacidad que se tiene como seres humanos de transformar aquello que nos rodea, y que en este caso es avasallador. Así, la educación artística al servicio del otro trae esperanza en medio de la incertidumbre del aislamiento y la muerte. Desde allí, se plantea la afectividad y la empatía, como constitutivas de la práctica artística y educativa en nuestros días.

Estar con el otro en la distancia

En uno de sus libros, Ernesto Sábato escribió: "A los años que tengo hoy, puedo decir, dolorosamente, que toda vez que nos hemos perdido un encuentro humano algo quedó atrofiado en nosotros, o quebrado" (2003, p. 20). A inicios del siglo XXI, Sábato recordaba la importancia del encuentro con el otro, la relevancia de abrir espacios y tiempos para compartir y estar con los demás. Hoy, aun reconociendo la importancia del encuentro, se presenta una restricción que conlleva a la reunión de manera virtual. Están prohibidos los abrazos, los besos, el estrechón de manos; una situación extrema para una sociedad que cada día se acercaba más a la virtualidad, pero que ahora entiende lo lejos que en realidad estaba de ella. Ese aislamiento al que condena la pandemia de la covid-19, ha traído preguntas complejas para la educación, en general, y para la educación artística, en particular. Si los procesos de enseñanza-aprendizaje son principalmente momentos de encuentro con el otro, ¿cómo se puede lograr un espacio de reflexión y aprendizaje desde la distancia? Para Sábato era un escándalo la idea de encontrarse virtualmente, así lo expresó: "He visto algunas películas donde la alienación y la soledad son tales que las personas buscan amarse a través de un monitor" (2003, p. 21). Hoy esos monitores, celulares, tabletas, entre otros, son una posibilidad de encuentro real.

Como colectivo se plantearon espacios virtuales para la reflexión, el aprendizaje y la solidaridad, que prepara el camino para "amarnos a través de un monitor". Pensamos que los encuentros no pueden parar y la educación tampoco, se debe abrazar la situación y reaccionar creativamente a estos días difíciles.

El Colectivo tiene como premisa propiciar espacios de encuentro para la empatía y la solidaridad, ha sido pensar que el encuentro es posible si hay una voluntad compartida; en este caso, la voluntad de unirse generosamente por una causa ajena. Sábato mostraba su preocupación por el reemplazo del encuentro físico por el virtual y decía: "Estamos a tiempo de revertir este abandono [...] Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso" (2003, p. 21). Hoy el compromiso no es con el encuentro físico, es simplemente con el encuentro.

Por medio de la educación artística se busca aportar para que el aislamiento sea únicamente físico. En las artes se tiene la oportunidad de sensibilizar y trabajar para que el aislamiento no impida ver al otro. Como lo enuncia Sábato, se trata de un compromiso, de una convicción que señala que lo fundamental en esta Pandemia es impedir que el encierro ciegue a la necesidad de los demás.

Al contrario, es tiempo de construir colectividades que ayuden a sobrepasar los retos que la incertidumbre ha instalado en la vida cotidiana.

Lo que puede el arte en medio de la pandemia

Las dificultades económicas que ha traído el aislamiento por la pandemia de la covid-19 han generado que muchos jóvenes colombianos hayan tenido que escoger entre llevar dinero a sus hogares, exponiendo sus vidas, o pagar una matrícula universitaria para continuar sus estudios. Esta situación, inspiró al colectivo Ramodelia para llevar a cabo un proyecto que uniera a las personas por medio de un cronograma de talleres y una subasta, donde la participación fue fundamental. Adopta un sueño logró su cometido, el cual era brindar una ayuda económica a estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional, del programa de Licenciatura en artes visuales. Pero, más que ello, con el proyecto se logró generar interés en una causa ajena que unió a decenas de personas alrededor de unas propuestas artísticas para la reflexión y el encuentro.

De manera particular, la actividad de la subasta permitió reconocer la fuerza que hay en la colectividad. Varios artistas se unieron, donaron algunas piezas para que fueran subastadas por medio de una puja en vivo, que se realizó a través de un Instagram Live. El encuentro con más de 30 personas en Instagram, interesadas en ayudar y unirse a la causa de Adopta un sueño fue un espacio solidario, donde ofrecer una cifra inicial de dinero por una pieza y ver aumentar su valor trajo mucha esperanza y alegría a todos los participantes.

La subasta, fue pensada como un dispositivo pedagógico, por medio del cual los participantes hacían sus donaciones e interactuaban con personas desconocidas. Durante la puja, los usuarios de Instagram mostraron una gran generosidad, pues en realidad no estaban adquiriendo una pieza, la apuesta era contribuir con el sueño de algunos jóvenes que optaron por formarse como educadores del arte y que han decidido construir sus proyectos de vida desde allí. (Ver imagen 6 y 7)

Fuente: evento en Instagram Live, 1 de mayo de 2020..

Imagen 6 Imagen 7 

Al final, se agotaron las obras y quedó la grata sensación de haber vislumbrado la potencia que hay en la educación artística, cuando se le entiende desde una perspectiva práctica y real. Ver los resultados de Adopta un sueño han dado la fuerza para seguir trabajando como colectivo, desde el arte y la educación, siempre pensadas como herramientas poderosas para el cambio y la unidad.

Algunas conclusiones

La virtualidad permitió desarrollar un trabajo solidario, donde la distancia en kilómetros fue borrada por la cercanía de las redes. De esta manera, la red se constituyó como un camino para crear experiencias que se entretejen en busca de un aprendizaje bidireccional, mediado por la afectividad. Se asumió el cambio como una oportunidad para entablar nuevos diálogos y encuentros, para construir desde la alteridad y la generosidad.

El universo digital ha brindado la posibilidad de expandir el campo de la educación y ampliar la cobertura. Ahora es posible llegar a más lugares con un solo clic; sin embargo, a medida que el universo digital crece y se transforma, van apareciendo nuevos retos para el hacer educativo, pues se hace imperativo ratificar que estos nuevos lenguajes pueden contribuir al procesos de enseñanza-aprendizaje, no solamente utilizándolos como contenedores de información -una especie de "nube" donde se aglomeran montones de contenido e información-, ya que esto no es garantía de procesos significativos ni de acercamiento al aprendizaje.

De ahí que la labor del docente sea trascender de los anaqueles virtuales donde se acumula la información para generar prácticas con sentido pedagógico. Pensar lo digital en términos educativos, como expresan Díez, Motta y Rey, "Se refiere a la posibilidad de usar medios de comunicación para enviar mensajes educativos a una audiencia. Los medios masivos de la sociedad espectadora intentaron reemplazar al maestro, con un fracaso contundente" (2019, p. 8). En efecto, los docentes no deben ser reemplazados; mucho menos en tiempo de pandemia.

Por lo tanto, se reconoce que el rol del docente es algo que se mantendrá vigente, ya que este es quien comprende la línea que existe entre emisor y receptor del mensaje, y la comprende para desdibujarla según su apuesta pedagógica.

En estos tiempos de crisis no solo existe una pregunta en cuanto a lo digital como plataforma de acercamiento y acumulación informativa, sino que va más allá; debido a que la naturaleza del cuestionamiento es a nivel epistemológico discute profundamente los cimientos de lo pedagógico. El docente es quien está en capacidad de interpretar y transformar los recursos tecnológicos para ser agentes de cambio y gestores de espacios de encuentro, que posibilitan cambios positivos en las dinámicas del mundo.

En ese sentido, la educación artística cumple un papel fundamental en el marco de esta emergencia sanitaria, una vez permite generar nuevas perspectivas, nuevos caminos y formas de abordar lo que se aprende y enseña. También, ofrece una alternativa de encuentro desde la práctica creativa que posibilita el reconocimiento personal y del otro como fundamentales para el desarrollo de procesos colectivos. Además, la educación artística es una gran herramienta para reconocer y sensibilizarse con la vida cotidiana y los cambios que se han sufrido con el encierro. Por medio del arte somos capaces de construir una visión del mundo particular, pero que siempre se reconoce en el otro.

Adopta un sueño se suma a los esfuerzos de la educación que busca ser más que un simulacro, una experiencia; en la que lo narrativo, placentero y participativo son las premisas fundamentales a la hora de diseñar y ejecutar los talleres, laboratorios y actividades pedagógicas. Según María Acaso, "lo que ocurre en el aula [...] puede verse como un falso encuentro, un relato de ficción. Lo formal, lo académico, lo certificable, han convertido la educación en una simulación.. " (2014, p. 139). Por eso, como colectivo se apostó por una educación artística interesada en lo narrativo, lo inesperado, lo personal y lo vivencial.

En la virtualidad, la educación artística tiene el llamado a valerse de múltiples lenguajes que enriquezcan las experiencias educativas, que lleva a los participantes de una actitud contemplativa a una interactiva. Aunque se está físicamente junto al otro, la virtualidad permite acercarse a las historias de otros siempre y cuando el docente tenga la conciencia de generar espacios participativos.

En medio de la pandemia, la virtualidad se muestra como posibilidad de encuentro, pese a que "a medida que nos alejamos del corazón de las cosas. una indiferencia metafísica se adueña de nosotros, mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios" (Sábato, 2003, p. 14). Es por ello que se hace urgente mantenerse unido en medio de la dificultad con la que se enfrenta actualmente. De esta manera, se ha encontrado en las aplicaciones y redes sociales canales de interacción y reconocimiento donde confluyen diversas miradas y se aprende desde la creación y el hacer. (Ver imagen 8 y 9).

Fuente: elaboración propia.

Imagen 8 Imagen publicitaria. 

Fuente: elaboración propia.

Imagen 9 Imagen publicitaria subasta de las obras. 

Es posible decir que se atraviesa un tiempo de guerra contra un enemigo invisible. El virus, como lo describe el escritor Andrés Felipe Solano es "una partícula de incertidumbre" (2020, p. 43). Esto ha obligado a pensar en qué se puede hacer para defenderse, para propiciar un poco de estabilidad en medio de un panorama desalentador. Es justo allí donde entra la educación, en particular, la educación artística. Ante un mundo que cierra sus puertas y ventanas, el arte ofrece alternativas para crear nuevas posibilidades desde la imaginación solidaria y comprometida con las causas ajenas.

Finalmente, se considera que Adopta un sueño fue una iniciativa que resistió a la indiferencia por medio de la virtualidad, valiéndose de estrategias pedagógicas coherentes a la coyuntura. El colectivo Ramodelia cree en una educación artística con capacidad de reisilencia y lectura y acción de contexto. Al tiempo, impulsa una educación artística que se construye desde la colectividad y tiene en cuenta la subjetividad, así como las múltiples miradas que aparecen en el desarrollo de las apuestas educativas conjuntas

Referencias

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Para citar este artículo Álvarez, C. Varela, P., Cubides, A., Garzón, E. (2021). Adopta un sueño: Creación colectiva y resistencia desde la virtualidad. (pensamiento), (palabra)… Y obra, (25). https://doi.org/10.17227/ppo.num25-12292

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