Introducción
México es un país con una gran diversidad socioeconómica y cultural que marcan diferencias entre los individuos de distintos ámbitos geográficos, lo que influye en la decisión de las personas para invertir en nuevos negocios. En el tema de emprendimiento, las diferencias se presentan también desde la perspectiva de género (hombres y mujeres). Las estadísticas muestran que el emprendimiento en México es dominado por los hombres (Canales, Román & Ovando, 2017; Naranjo, Campos & Natzin, 2016) y que a partir de los años ochenta del siglo XX la mujer adquirió mayor protagonismo en esta actividad (INEGI, 2017), despertando el interés de diferentes actores relacionados con el tema (Zabludovsky, 1998; Naranjo et al., 2016).
Se considera que el emprendimiento femenino contribuye de manera importante en el desarrollo económico de los países (Elizundia, 2015; Ferreiro, 2013), regiones (López, Jean, Yves & Barragán, 2015-2016) y comunidades (Chong, 2016), mejorando la situación económica y nivel de vida de las empresarias (Briseño, Briseño & López, 2016; Chauca & González, 2014). Sin embargo, muchas de ellas se desenvuelven en entornos socioeconómicos y culturales difíciles (Fernández & Martínez, 2010), lo que las obliga a emprender para lograr su supervivencia y la de su familia (Chong, 2016; Elizundia, 2015; INEGI, 2015; López et al., 2015-2016; OIT, 2011), aunque existen evidencias que una vez que emprenden, son capaces de realizar mayor trabajo empresarial que sus similares hombres (Rajagopal, 2012) y atender la responsabilidad del cuidado familiar (Navarro & Camacho, 2011).
Aunque la participación de las mujeres en la creación de empresas ha sido notoria en los últimos años, siguen estando en desventaja frente a los hombres, lo que también se refleja en la orientación de la investigación sobre el emprendimiento. En México, hoy día se presentan avances importantes en estudios de emprendimiento femenino (Elizundia, 2014; Escamilla & Caldera, 2013). No obstante, en el caso particular de los factores que lo motivan, estos son aún escasos, además de que se ha demostrado que no todos los factores influyen en la decisión de emprender por parte de la mujer (Escamilla & Caldera, 2013) y pueden variar con respecto a sus similares, los hombres (Parada & Parada, 2010), así como en los distintos ámbitos geográficos donde emprenden (López et al., 2015-2016; Naranjo et al., 2016). Así, el objetivo principal de esta investigación es hacer una revisión de la literatura acerca del emprendimiento de la mujer en México, para conocer los factores que impulsan la actividad empresarial.
Métodos y materiales
Se revisaron 44 artículos de investigación relacionados con el emprendimiento de la mujer publicados en los últimos veinte años y disponibles en bases de datos de revistas científicas como Redalyc, Latindex, Ebsco, Scopus, Emerald, Science Direct y Proquest, así como en memorias de congresos, libros y tesis.
Se seleccionaron las investigaciones que cumplieron los siguientes criterios: a) que en su contenido expresaran la mayoría de las características generales de los estudios tales como perspectiva de género, sector, tipo de empresa y nivel geográfico, b) que manifestaran las características metodológicas de los mismos, es decir: tipo de estudio, fuente de obtención de la información, tamaño de la muestra y técnicas de análisis de la información y c) que mencionaran los factores que influyen o motivan el emprendimiento de la mujer en los diferentes ámbitos geográficos.
Revisión de la literatura
Características generales de los estudios
De los 44 estudios analizados se aprecia un incremento sustancial en la literatura sobre emprendimiento femenino a partir del 2010 (tabla 1). Pese a lo anterior, los estudios siguen siendo escasos, como lo argumenta Elizundia (2014)), lo cual resulta preocupante si se toma en cuenta que en México existe una gran diversidad de condiciones socioeconómicas y culturales bajo las cuales se lleva a cabo el emprendimiento femenino (Fernández & Martínez, 2010; López et al., 2015-2016; Naranjo et al., 2016).
Referencia | Perspectiva de género del estudio | Sector(es) | Tipo de empresa | Nivel geográfico del estudio | |
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1 | Zabludovsky, 1998 | Masculino-Femenino | Industrial y servicios | Micro, pequeña y mediana/grande | Ciudad |
2 | Valencia et al., 2007 | Femenino | Agrícola | Microempresas | Ciudad |
3 | Fernández y Martínez, 2010 | Femenino | Servicios | Microempresas | Regional-Local |
4 | Parada y Parada, 2010 | Femenino | Industrial y servicios | MiPES | Ciudad |
5 | Ibargüen, 2010 | Femenino | Servicios | Microempresas | Local |
6 | Quevedo et al., 2010 | Masculino-Femenino | Industrial y servicios | No especifica | Ciudad |
7 | Macías et al., 2012 | Femenino | Industrial y servicios | Pequeña | Local |
8 | Pérez et al., 2012 | Femenino | Servicios | Microempresas | Local |
9 | Guerrero et al., 2013 | Femenino | Industrial y servicios | Microempresas | Regional-Municipal |
10 | Escamilla y Caldera, 2013 | Masculino-Femenino | No especifica | No especifica | Nacional |
11 | Vargas et al., 2013 | Femenino | Agrícola | No especifica | Local |
12 | Chauca y González, 2014 | Femenino | Servicios | Microempresas | Ciudad |
13 | Chong et al., 2014 | Femenino | Servicios | No especifica | Municipal |
14 | Elizundia, 2014 | Masculino-Femenino | No especifica | No especifica | Nacional |
15 | Guerrero et al., 2014 | Femenino | Industrial y servicios | Microempresas | Ciudad |
16 | Kuri et al., 2014 | Femenino | Industrial y servicios | No especifica | Local |
17 | Lino et al., 2014 | Femenino | Servicios | Pequeña | Municipal |
18 | Liquidano et al., 2014 | Femenino | Industrial y servicios | MiPyMES | Ciudad |
19 | Pinzón et al., 2014 | Femenino | No especifica | Microempresas | Local |
20 | Elizundia, 2015 | Masculino-Femenino | Servicios | MiPyMES | Ciudad |
21 | Gómez et al., 2015 | Femenino | Industrial y servicios | Microempresas | Ciudad |
22 | Oyervides et al., 2015 | Femenino | Industrial y servicios | MiPyMES | Estatal |
23 | López et al., 2015-2016 | Masculino-Femenino | Industrial y servicios | MiPES | Ciudad |
24 | Briseño et al., 2016 | Femenino | Servicios | Microempresas | Regional |
25 | Chong, 2016 | Femenino | Agrícola, industrial y servicios | Microempresas | Local |
26 | Chong y Santamaría, 2016 | Femenino | Agrícola, industrial servicios | MiPyMES | Municipal |
27 | Castellanos y Landin, 2016 | Femenino | Agrícola, industrial y servicios | No especifica | Municipal |
28 | Macías et al., 2016 | Femenino | Industrial y servicios | Microempresas | Ciudad |
29 | Martínez et al., 2016 | Masculino-Femenino | Industrial y servicios | MiPES | Ciudad |
30 | Olvera, 2016 | Femenino | Industrial y servicios | MiPyMES | Municipal |
31 | Olvera et al., 2016 | Femenino | Industrial | PyMES | Municipal |
32 | Torres, 2016 | Femenino | No especifica | No especifica | Ciudad |
33 | Vázquez et al., 2016 | Masculino-Femenino | Industrial | No especifica | Local |
34 | Arellano y Martí, 2017 | Femenino | Industrial y servicios | Microempresas | Ciudad |
35 | Camarena et al., 2017 | Femenino | Industrial y servicios | MiPyMES | Ciudad |
36 | Canales et al., 2017 | Masculino-Femenino | No especifica | Microempresas | Nacional |
37 | Cantú et al., 2017 | Femenino | No especifica | No especifica | Nacional |
38 | Hernández, 2017 | Femenino | Industrial y servicios | MiPES | Regional |
39 | Ochoa et al., 2017 | Femenino | No especifica | MiPyMES | Ciudad |
40 | Padrón, 2017 | Femenino | Industrial y servicios | MiPES | Ciudad |
41 | Alvarado y Dávila, 2018 | Masculino-Femenino | Industrial y servicios | MiPyMES | Nacional |
42 | Covarrubias y Ochoa, 2018 | Femenino | Servicios | Microempresas | Local |
43 | Cantú et al., 2018 | Femenino | No especifica | No especifica | Nacional |
44 | Reynoso y Reynoso, 2018 | Femenino | Industrial | Gran empresa | Ciudad |
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos de los autores.
Igualmente se evidencia un mayor número de estudios orientados exclusivamente al sexo femenino con 34 casos (77%) del total. El 23% restante incluyen en sus análisis a empresarios de ambos sexos (tabla 1). Esto respalda los argumentos sobre el incremento en los últimos años de la investigación relacionada con el emprendimiento femenino (Elizundia, 2015; Ruiz, Camelo & Coduras, 2012; Sánchez & Fuentes, 2013). En la misma tabla 1 se puede ver que la mayoría de los trabajos tomaron en cuenta al sector industrial y servicios (45.45%), seguido de solo servicios (18.18%). El porcentaje restante se distribuyó entre empresas agrícolas, industrial y servicios, solo industrial y entre aquellos donde no se especificó el tipo de empresa.
En lo referente al tipo de empresas analizadas en la tabla 1 se puede observar que los estudios se llevaron a cabo en un amplio porcentaje (34%) en microempresas, seguido por las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMES) con 18.18%. Estos resultados si bien reflejan la importancia económica que las MiPyMES tienen en México al representar el 99.7% del total nacional (INEGI-Inadem-Bancomext, 2016; Nafinsa, 2014), también pueden ser un reflejo de la desigualdad de oportunidades, o las barreras de tipo económico, social y cultural que deben sortear las mujeres para emprender negocios de mayores dimensiones y lucrativos, que demandan altos niveles de inversión, y que les permita romper paradigmas como su falta de capacidad, visión, asunción de riesgos, actitud negativa del cónyuge respecto a la actitud emprendedora de la mujer, entre otros (Naidu & Chand, 2015).
El ámbito geográfico en el que se han conducido estos trabajos incluye desde el nivel nacional hasta el de comunidad o localidad. En este sentido, destaca que el 40.9% de ellos se realizó en diferentes ciudades de la República Mexicana, el 22.7% a nivel local, 9% en el escenario regional, 15.9% en el plano municipal, el 2.2% en el contexto estatal y el 13.63% en el ámbito nacional (tabla 1). Esto puede estar asociado a lo citado por Canales et al. (2017)), en cuanto a los emprendedores que se ubican principalmente en zonas urbanas, mientras que en áreas rurales los habitantes manifiestan escasa participación en la creación de un negocio.
Características metodológicas de los estudios
Con relación a las características metodológicas de los estudios sobresale que el 50% fueron de tipo empírico-cuantitativo, 29.5% empírico-cualitativo y 18.18% empírico-mixto y solo un estudio, lógico-deductivo. La fuente de información o método de recolección de datos empleada con mayor frecuencia fue la aplicación de encuestas (56.8%) y las entrevistas (31.8%) (tabla 2).
Referencia | Tipo de estudio | Fuente de la información | Tamaño de la muestra | Técnicas de análisis de la información |
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Zabludovsky, 1998 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 600 empresarios: 300 H y 300 M | Análisis descriptivo |
Valencia et al., 2007 | Empírico-Mixto | Entrevista | 34 empresarias | Análisis descriptivo y estadístico |
Fernández y Martínez, 2010 | Empírico-Mixto | Encuesta, entrevista y observación | Primera etapa: 163 empresarias Segunda etapa: 13 entrevistas | Exploratorio-Análisis descriptivo |
Parada y Parada, 2010 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 54 empresarias | Análisis descriptivo y correlacional |
Ibargüen, 2010 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 6 empresarias | Exploratorio-Inductivo e interpretativo |
Quevedo et al., 2010 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 300 empresarios: 190 H y 110 M | Análisis de varianza y estadístico F |
Macías et al., 2012 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 1 empresaria | Análisis descriptivo |
Pérez et al., 2012 | Empírico-Cualitativo | Entrevista-Encuesta | Informantes clave y 134 empresarias | Histórico-Análisis descriptivo-Comparativo |
Guerrero et al., 2013 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 66 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo e inferencial |
Escamilla y Caldera, 2013 | Empírico-Cuantitativo | Base de datos sobre empresarios nacientes del GEM, 2008 | 1.817 empresarios: 915 H y 902 M | Análisis descriptivo y de regresión |
Vargas et al., 2013 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 1 empresaria | Análisis descriptivo-Analítico |
Chauca y González, 2014 | Empírico-Cuantitativo | Asociación de Mujeres Empresarias de Michoacán y encuesta | 350 empresarias | Teórico-Análisis descriptivo |
Chong et al., 2014 | Empírico-Cuantitativo | Base de datos del INEGI y encuesta | No especifica | Análisis descriptivo |
Elizundia, 2014 | Empírico-Cuantitativo | Base de datos sobre empresarios nacientes del GEM, 2010 | No especifica | Correlaciones, Chi cuadrada y modelos de regresión logística |
Guerrero et al., 2014 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 95 empresarias | Análisis descriptivo y correlacional |
Kuri et al., 2014 | Empírico-Mixto | Base de datos del INEGI y encuesta | 47 empresarias | Análisis descriptivo y comparativo |
Lino et al., 2014 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 57 empresarias | Análisis explicativo |
Liquidano et al., 2014 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 17 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo y correlacional |
Pinzón et al., 2014 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 278 empresarias rurales | Análisis descriptivo y de varianza |
Elizundia, 2015 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 192 empresarios | Correlaciones, prueba de Chi cuadrada y prueba de t-Student |
Gómez et al., 2015 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 52 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo y correlacional, prueba no paramétrica |
Oyervides et al., 2015 | Empírico-Mixto | Encuesta | 103 empresarias | Análisis descriptivo |
López et al., 2015-2016 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 278 empresarios: 195 H y 83 M | Análisis descriptivo, componentes principales y pruebas no paramétricas |
Briseño et al., 2016 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 3 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo |
Chong, 2016 | Empírico-Cuantitativo | Base de datos del INEGI y encuesta | 346 hogares | Análisis descriptivo |
Chong y Santamaría, 2016 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 155 empresarias | Análisis descriptivo |
Castellanos y Landin, 2016 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 100 mujeres emprendedoras rurales | Análisis descriptivo y correlacional, mínimos cuadrados principales y análisis de componentes principales |
Macías et al., 2016 | Lógico-Deductivo | Entrevista | 5 empresarias | Análisis comparativo |
Martínez et al., 2016 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 316 empresarios | Análisis descriptivo |
Olvera, 2016 | Empírico-Mixto | Encuesta | 385 empresarias | Análisis descriptivo-Interpretativo |
Olvera et al., 2016 | Empírico-Cualitativo | Encuesta | 55 empresarias | Análisis descriptivo |
Torres, 2016 | Empírico-Mixto | Encuesta | 870 mujeres | Análisis descriptivo |
Vázquez et al., 2016 | Empírico-Cualitativo | Entrevista-Encuesta | 70 empresarios: 39 H y 31 M | Análisis descriptivo |
Arellano y Martí, 2017 | Empírico-Cualitativo | Documental-Encuesta | 3 empresarias | Interpretativo-Análisis descriptivo |
Camarena et al., 2017 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 272 empresarias | Análisis descriptivo |
Canales et al., 2017 | Empírico-Cuantitativo | Datos de la ENOE del primer trimestre de 2016 | 120.260 viviendas | Análisis de correspondencia múltiple |
Cantú et al., 2017 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 13 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo |
Hernández, 2017 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 7 empresarias | Análisis descriptivo |
Ochoa et al., 2017 | Empírico-Cuantitativo | Encuesta | 39 empresarias | Análisis descriptivo-Comparativo |
Padrón, 2017 | Empírico-Mixto | Encuesta | 484 empresarias | Análisis descriptivo, análisis factorial y regresión múltiple |
Alvarado y Dávila, 2018 | Empírico-Mixto | Datos de la Encuesta Nacional de Micronegocios (Enamin), 2012 | 24.975 empresarios | Análisis descriptivo, inferencial |
Covarrubias y Ochoa, 2018 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 4 propietarias | Exploratorio-Análisis descriptivo |
Cantú et al., 2018 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 13 empresarias | Exploratorio-Análisis descriptivo |
Reynoso y Reynoso, 2018 | Empírico-Cualitativo | Entrevista | 1 empresaria | Análisis descriptivo |
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos de los autores.
El tamaño de la muestra de los estudios varió desde aquellos que incluyeron en su análisis solo una empresaria (Vargas, Romo & Macías, 2013), hasta quienes emplearon como base de datos más de 120.000 viviendas de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) (Canales et al., 2017). Se empleó como método el análisis descriptivo con mayor frecuencia en el 82.9% de los casos. Otros estudios, principalmente de corte cuantitativo, se complementaron con estadística inferencial como el análisis de correlación, análisis de regresión y análisis de componentes principales. Mientras que en los estudios de tipo cualitativo se emplearon las técnicas de análisis exploratorio y el interpretativo (tabla 2).
Factores que influyen o motivan el emprendimiento de la mujer en México
Existen diversos factores personales, sociales, institucionales, entre otros, asociados al emprendimiento tanto del hombre como de la mujer (Jaramillo, Morales, Escobedo & Ramos, 2013). En el caso particular de las mujeres emprendedoras de México, los estudios analizados muestran que los rasgos personales que las distinguen son: edad madura (18 estudios), casadas (16 estudios), nivel de estudios altos (16 estudios), esto coincide con lo presentado por Arellano (2018), que señala que a mayor nivel de estudios, aumenta significativamente la posibilidad de emprender y contar con dependientes económicos (16 casos) (tabla 3).
Fuente: elaboración propia con datos de los autores.
Si la mujer en México decide emprender un negocio después de los 30 años tiene que ver con tres situaciones: a) por representar una alternativa de ingresos y apoyar económicamente a la supervivencia de la familia (Elizundia, 2014), b) porque las mujeres adultas disponen de más tiempo cuando los hijos se vuelven independientes (Briseño et al., 2016; Pinzón, Mánica & Aguiar, 2014) y c) porque las mujeres se encuentran en edades maduras y centradas emocionalmente, con objetivos claros y mayor responsabilidad en la toma de decisiones (Liquidano, Carlos, Silva & González, 2014). El hecho de que las emprendedoras en su mayoría se encuentren casadas y con hijos indica el doble papel de la mujer como empresaria y ama de casa, con las respectivas responsabilidades que esto conlleva (Camarena et al., 2017; Rodríguez, Leiva & Castrejón, 2017). Por último, los altos niveles de estudios asociados con la actividad emprendedora de la mujer en México son un indicativo para promover políticas públicas, que motiven a las mujeres a lograr mayores niveles académicos y desarrollar programas y cursos de capacitación para fortalecer sus habilidades y capacidades empresariales (OEAP, 2018; Rodríguez et al., 2017).
Además de los factores personales que caracterizan a la mujer emprendedora en México, existen otros asociados al emprendimiento femenino, los cuales, según Elizundia (2014)), tienen su fundamento en la teoría de recursos y capacidades como conocimientos, habilidades y cualidades internas, tangibles e intangibles, que les permite aprovechar diferentes oportunidades que se presentan en el entorno empresarial para desarrollar ventajas competitivas (Suárez & Ibarra, 2002). La tabla 4 resume aquellos recursos y capacidades que fueron claves en el emprendimiento femenino en México. Los más frecuentes en los estudios analizados correspondieron al gusto por las actividades o motivación personal, antecedentes de experiencia laboral o conocimiento del negocio, disponibilidad de capital inicial y capacidad de tomar riesgos.
Fuente: elaboración propia con datos de los autores.
El que las mujeres en México emprendan por gusto y motivación personal y que además cuenten con experiencia previa, son un indicativo de que si se les proporcionan las condiciones apropiadas para el emprendimiento, sobre todo de facilidades para el financiamiento, las probabilidades de que asuman los riesgos implícitos del emprendimiento se incrementan (Elizundia, 2014; Escamilla & Caldera, 2013) y con ello la posibilidad no solo de crear nuevas empresas, sino también de consolidarlas en el mediano y largo plazo; aspecto relevante si se toma en cuenta que la mayoría de las empresas fracasa en los primeros años de operación. Sin embargo, los estudios aquí analizados muestran que las mujeres en México emprenden en su mayoría con capital propio y con bajos niveles de inversión.
Con respecto al entorno institucional, los resultados pueden indicar dos cosas: por un lado, el poco impacto de la banca comercial y de las instituciones gubernamentales como factores para motivar el emprendimiento de la mujer en México, o bien, la poca importancia que se les ha dado a estos factores en los estudios previos, siendo el apoyo financiero y moral de la familia o amigos y las redes sociales emprendedoras los factores mencionados con mayor frecuencia en siete y cinco estudios, respectivamente (tabla 5). Esto último respaldaría los argumentos de Álvarez, Noguera y Urbano (2012) en relación con varios autores, pues pese a que han investigado sobre los factores del entorno que condicionan la creación de empresas, muy pocos se centran específicamente en el emprendimiento femenino desde el enfoque institucional.
Entorno empresarial | Referencia |
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Apoyo financiero o moral de la familia o amigos | Macías et al., 2012; Rajagopal, 2012; Guerrero et al., 2013; Gómez et al., 2015; Arellano y Martí, 2017; Oyervides et al., 2015; Cantú et al., 2017; Alvarado y Dávila 2018 |
Redes sociales emprendedoras (asociaciones empresariales) | Elizundia, 2014; Guerrero et al., 2013; Gómez et al., 2015; Guerrero et al., 2014; Cantú et al., 2018 |
Fuente: elaboración propia con datos de los autores.
Mientras que el bajo impacto del financiamiento de la banca comercial o del Gobierno, puede estar relacionado con diferentes situaciones como la dificultad en los trámites para acceder a los créditos, el temor de endeudarse con las altas tasas de interés que manejan las instituciones financieras, por emprender negocios con bajos niveles de inversión e ingresos, por ser negocios desarrollados en el mercado informal, entre otras. Esto coincide con lo establecido por Gómez, Armenteros, Guerrero y López (2015) y Arellano (2018) con relación al acceso al financiamiento de la banca comercial que ocupa la categoría más baja dentro del índice del entorno empresarial para emprendedores.
Respecto a los factores socioeconómicos, se identificaron seis que son señalados con mayor frecuencia como motivadores del emprendimiento femenino en México dentro de la literatura: a) apoyo al ingreso familiar, b) necesidad de realización o superación profesional y personal, c) mejorar el nivel de vida, d) necesidad económica, e) necesidad de buscar equilibrio entre la familia y la actividad económica y f) mayor independencia económica (tabla 6), los cuales en su mayoría pertenecen a motivos de empuje; es decir, que se relacionan con la necesidad de emprender para lograr la supervivencia de la familia, por ejemplo, atender a la familia, o incluso por discriminación de la mujer en el ámbito laboral (Briseño et al., 2016).
Fuente: elaboración propia con datos de los autores.
Como se puede observar, los resultados señalan que la mayoría de los factores socioeconómicos reportados en los estudios se relacionan con los factores de empuje, lo que apoya lo argumentado por diferentes autores como Canales et al. (2017), en el sentido de que la actividad emprendedora en México emerge como una forma de sobrevivencia más que una manera de explorar el entorno para los negocios, la motivación personal y las capacidades físicas e intelectuales de las mujeres.
La prevalencia de motivos de emprendimiento de empuje en México, es similar a la reportada en otros países latinoamericanos como Colombia (Pineda, 2014) y Chile (Santander, Fernández & Yáñez, 2016), donde una situación precaria familiar empuja a las mujeres a la generación de un emprendimiento que les permita generar recursos económicos propios y para la familia.
Discusión
Las mujeres que deciden emprender generalmente se ven obligadas por necesidades económicas en el hogar (Camarena et al., 2017; GEM, 2015; OEAP, 2018). En los 44 estudios analizados en este documento sobre el emprendimiento de la mujer en México, se identificó que sus propietarias se caracterizan en su mayoría por encontrarse en edad madura, casadas y con hijos o dependientes económicos. Sin embargo, estos mismos factores podrían, en un momento determinado, estar obstaculizando el crecimiento de las empresas e impedir lograr mayores niveles de éxito, por los riesgos implícitos que esto conlleva como descuidar la educación de los hijos o la estabilidad de sus hogares (Hernández, 2017; OEAP, 2018), por mencionar algunos; lo que coincide con lo mencionado por Blonder (2003) y Camarena et al. (2017), quienes señalan que las mujeres empresarias en su mayoría buscan cuidar el equilibrio entre la actividad empresarial y sus responsabilidades domésticas, productivas y reproductivas, ante la dificultad de disponer de horarios prolongados o viajes con fines laborales (Chong, Santamaría & Díaz, 2014), lo que a su vez explicaría el predominio de las micro y pequeñas empresas (Hernández, 2017).
Con respecto al tamaño de las empresas creadas por mujeres, Guerrero, Gómez y Armenteros (2014) argumentan que estas son muy pequeñas, por lo que no cumplen los requisitos necesarios para la obtención de créditos. En este sentido, aunque una capacidad interna que distingue a muchas mujeres empresarias es la asunción de riesgos, la mayoría decide emprender con capital propio y en actividades que implican niveles bajos de inversión y con pocas expectativas de crecimiento; lo que, aunado a las altas tasas de interés de los créditos otorgados por la banca comercial, explicaría la baja participación e impacto de este tipo de instituciones. De manera conjunta, estos factores también dificultan a las empresarias a lograr mayores niveles de crecimiento y éxito, tal como lo establecen Chauca y González (2014) y Chong, Santamaría y Díaz (2014), en el que también contribuyen la falta de experiencia laboral de las empresarias y su poca participación en redes de contactos (Camarena et al., 2017).
Finalmente, los factores socioeconómicos como el ingreso familiar, la necesidad de realización o superación profesional y personal, mejorar el nivel de vida, diversas necesidades económicas, equilibrio entre familia y trabajo o la búsqueda de mayor independencia económica, son considerados por Briseño et al. (2016) como factores de empuje; es decir, la mujer emprende por necesidad más que por motivación de emprendimiento, lo que de igual manera impide el crecimiento y el logro de mayores niveles de éxito de las empresas.
Conclusiones
Las investigaciones sobre el emprendimiento femenino en México muestran un incremento significativo a partir de la presente década. La mayor parte de estos trabajos se han enfocado en microempresas que desarrollan actividades comerciales y de servicios, principalmente en grandes ciudades del país. En vista de ello, se deduce que es ahí donde se localiza gran parte de las emprendedoras, por lo que se sugiere llevar a cabo más investigaciones que permitan profundizar en la temática, sin dejar de lado el emprendimiento de la mujer en espacios rurales.
Aunque se destaca la importancia de la investigación de tipo empírico-cuantitativo, lo cual queda demostrado en la mayor cantidad de estudios de este tipo en los trabajos aquí analizados, se considera importante realizar más estudios de corte empírico-cualitativo o cualitativo-mixto, puesto que estos parecen describir de manera más amplia las situaciones particulares que viven las mujeres en los diferentes ámbitos geográficos de México, aspecto que los estudios cuantitativos parecen limitar al proponer en sus análisis factores previamente determinados.
Si bien los rasgos personales que sobresalen en la mujer emprendedora de México se relacionan con una edad madura, casadas, con hijos y con altos niveles de estudio, otras características que las parecen distinguir son, a saber: contar con motivación personal, experiencia en trabajos previos, capacidad de asumir riesgos y disponibilidad de capital para incursionar en nuevos negocios. Por lo que aspectos como el financiamiento de la banca comercial y gubernamental parecen tener poco impacto en el emprendimiento de la mujer; sin embargo, faltan nuevas investigaciones en estos temas.
Resulta evidente que en México muchas mujeres emprenden micronegocios obligadas por situaciones económicas precarias para lograr su supervivencia y la de su familia; sin embargo, estos apenas les permiten satisfacer sus necesidades básicas y en pocos casos mejorar sus condiciones de vida, ya que se enfrentan a múltiples limitaciones: que sus empresas crezcan y obtengan mayores beneficios económicos.