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Anagramas -Rumbos y sentidos de la comunicación-

Print version ISSN 1692-2522On-line version ISSN 2248-4086

anagramas rumbos sentidos comun. vol.22 no.43 Medellín July/Dec. 2023  Epub May 22, 2024

https://doi.org/10.22395/angr.v22n43a19 

Artículos

Narrativas mediáticas sobre el campamento de migrantes El Chaparral en Tijuana, México*

Media narratives about the migrant camp El Chaparral in Tijuana, México

Narrações na mídia sobre o acampamento de migrantes El Chaparral em Tijuana, México

Juan Antonio del Monte Madrigal** 
http://orcid.org/0000-0001-5041-0591

**Profesor-investigador del Departamento de Estudios Culturales, El Colegio de la Frontera Norte, México, Doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Correo electrónico: jadelmonte@colef.mx, ORCID 0000-0001-5041-0591


Resumen

Los medios de comunicación participan activamente en encuadrar y codificar la discusión pública en torno a la emergencia actual de campamentos migrantes en ciudades fronterizas. El objetivo de este artículo es analizar la construcción de diversas narrativas mediáticas en torno al campamento de migrantes de El Chaparral en la ciudad de Tijuana, México y de qué manera colaboran a precarizar la situación de estas personas en la ciudad. En su labor cotidiana, los medios noticiosos presentan una serie de perspectivas y representaciones sobre la migración a través de las cuales se enmarca la interpretación pública de dicha información. En ese sentido, a partir del análisis de los encuadres de diversas noticias publicadas a nivel local y nacional respecto a las personas instaladas en dicho campamento, se detectaron mecanismos discursivos que creaban una otredad migrante con nula capacidad de acción: hostiles, obstinados, manipulados y vulnerables. Como parte de la discusión, se interpreta la manera en que las representaciones mediáticas de las personas migrantes son un elemento importante en el proceso de precarización de sus vidas. Se concluye señalando que los encuadres noticiosos mediáticos se llevan a cabo desde nociones reificantes y productivistas fundadas en un supuesto orden preexistente en la ciudad y devienen en un mecanismo de alterificación y desagenciamiento de las personas migrantes que precisan ser sujetos de intervención vertical, ya sea para asistirles o para excluirles de los espacios urbanos.

Palabras clave: narración; medios de comunicación de masas; medios de información; opinión pública; prensa de información diaria; migración; alienación social; inclusión social

Abstract

The media actively participate in framing and codifying public discussion around the current emergency of migrant camps in border cities. The objective of this article is to analyze the construction of diverse narratives about the El Chaparral migrant camp in the city of Tijuana, Mexico, and how they contribute to making the situation of these people in the city more precarious. In their daily work, the news media present a series of perspectives and representations on migration through which the public interpretation of such information is framed. In this sense, using frame analysis on different news stories published locally and nationally regarding the people settled in the camp, discursive mechanisms that create a migrant otherness with no capacity for action were observed: migrants as hostile, stubborn, manipulated and vulnerable people. As part of the discussion, it is analyzed how media representations of migrants are an important element in the precarization process of their lives. In the conclusion it is pointed out that news frames are based on reifying and productivist notions founded on a supposed preexisting order in the city and become a mechanism of alterification and disempowerment of migrants who need to be subjects of vertical intervention, either to assist them or to exclude them from urban spaces.

Keywords: narrative; mass media; mass communication; information media; public opinion; daily information press; migration; social alienation; social inclusion

Resumo

A mídia participa ativamente no enquadramento e codificação da discussão pública em torno da emergência atual dos acampamentos de migrantes nas cidades fronteiriças. O objetivo deste artigo é analisar a construção de diversas narrativas sobre o acampamento de migrantes El Chaparral, na cidade de Tijuana, México, e como eles contribuem para tornar a situação dessas pessoas na cidade mais precária. Em seu trabalho diário, a mídia de notícias apresenta uma série de perspectivas e representações sobre migração através das quais a interpretação pública de tais informações é enquadrada. Neste sentido, utilizando a análise de quadros em diferentes notícias publicadas local e nacionalmente sobre as pessoas instaladas no campo, foram observados mecanismos discursivos que criam uma alteridade migrante sem capacidade de ação: hostil, teimoso, manipulado e vulnerável. Como parte da discussão, analisa-se como as representações midiáticas dos migrantes são um elemento importante no processo de precarização de suas vidas. Na conclusão, é apontado que os quadros noticiosos são baseados em noções reificadoras e produtivistas fundadas em uma suposta ordem pré-existente na cidade e se tornam um mecanismo de alterificação e desamparo dos migrantes que precisam ser sujeitos de intervenção vertical, seja para ajudá-los ou para excluí-los dos espaços urbanos.

Palavras-chave: narrativa; meios de comunicação de massa; meios de informação; opinião pública; imprensa diária; migração; alienação social; inclusão social; alienação social; inclusão social

El campamento de migrantes de El Chaparral en Tijuana: medios informativos y la dimensión cultural de la precariedad

En sus primeros días como mandatario, el presidente norteamericano Joe Biden anunció un cambio de rumbo en la política migratoria de Estados Unidos, luego de una administración abiertamente antiinmigrante que se dedicó a construir muros burocráticos y a horadar el sistema de asilo en Estados Unidos (EE. UU) limitando con ello las posibilidades de que solicitantes de protección internacional pudieran ingresar por esa vía.

Dentro de las acciones que se tomaron en consecuencia1, entre febrero y marzo del 2021 la administración Biden se dedicó a desaparecer el mediático símbolo de las consecuencias de la política migratoria del presidente Trump: el campamento de Matamoros donde solicitantes de asilo en una situación de vulnerabilidad extrema habitaron en situación de calle a lo largo de dos años (Bérmudez, 2021). A pesar de que con este desmantelamiento se apuntó discursivamente a humanizar las gestiones de movilidad forzada contemporánea, en la esquina noroccidental del otro extremo de la frontera emergía un nuevo campamento en condiciones precarias, insalubres y riesgosas: el campamento de El Chaparral en Tijuana (Del Monte y París, 2021)2.

Estos actos de acampada fueron ampliamente difundidos por medios de comunicación locales y nacionales, con lo que participaron en encuadrar y codificar la discusión pública en torno a la emergencia actual de campamentos migrantes en las ciudades fronterizas, colocando así elementos de interpretación a disposición de la esfera pública. El análisis de estos elementos puede ofrecer una evaluación del peso que tienen tanto en la alterificación del migrante, es decir, en la manera en que lo construyen discursivamente como un extraño peligroso para la ciudad que lo acoge, como en la degradación de las posibilidades de observarles como agentes de su propio destino. En última instancia, lo que está en evaluación en este artículo es la manera en que el amplio proceso de precarización de la vida de las personas migrantes se puede ver también afectado por representaciones mediáticas basadas en determinadas estructuras ideológicas y de sentido que reproducen los diversos medios noticiosos.

A partir de un rastreo en diversos medios locales y nacionales, se lleva a cabo un análisis de las representaciones enarboladas por las narrativas mediáticas consultadas con la mirada puesta en un marco de interpretación amplio que reconozca cómo es que los encuadres noticiosos y las representaciones mediáticas de las personas migrantes son un elemento importante en el proceso de precarización de las vidas de los migrantes en general y, particularmente, para quienes acampan en El Chaparral.

Para ello, en primer lugar, se enfatiza en la precarización, la alterificación y el desagenciamiento en las representaciones mediáticas con énfasis específico en la cobertura de medios locales y nacionales sobre el campamento de El Chaparral. Posteriormente, se presenta el análisis de los encuadres narrativos específicos en torno a las formas en que se ha contado el campamento destacando, por un lado, la construcción de sus habitantes como hostiles, obstinados e inconformes y, por otro lado, presentándoles como manipulados, engañados y vulnerables. Estos encuadres se llevan a cabo desde nociones mercantilistas, reificantes y productivistas fundadas en un supuesto orden preexistente en la ciudad y devienen en un mecanismo de alteri-ficación y borramiento de la agencia de figuras migrantes que precisan ser sujetos de intervención vertical, ya sea para asistirles o para excluirles de los espacios urbanos.

A partir de una concepción amplia de la precariedad (Saccucci, 2017), aquí se plantea el ámbito de las narrativas mediáticas como un componente de la dimensión cultural del proceso de precarización, dentro del cual los medios informativos se observan como parte de sus dispositivos de reproducción (Butler, 2010; Lorey 2016).

De acuerdo con Judith Butler (2010), el punto de partida para analizar los procesos de dominación se debe colocar en la falta de reconocimiento de la vida como algo precario. Esta visión de Butler trasciende un individualismo vital para colocar las condiciones de sobrevivencia de la vida en un ámbito social más amplio atravesado por relaciones de poder que operan a través de "marcos de reconocimiento", es decir, esquemas de inteligibilidad que hacen que algo sea reconocido como una vida digna de ser vivida y, por lo tanto, como una vida que importe y genere solidaridad o empatía. Por supuesto, estos marcos de reconocimiento dependen de ciertas condiciones de reproducibilidad y reconocibilidad en cada contexto. Por lo tanto, habrá distintas formas de hacer inteligible la representación que se enmarca, es decir, que las condiciones normativas a través de las cuales se construye cierta concepción de un sujeto (en nuestro caso los migrantes de El Chaparral) son contingentes al momento histórico determinado. Los marcos de reconocimiento de Butler son una manera de comprender el reparto inequitativo de la vulnerabilidad, ya que su operación sitúa diferenciadamente a personas en el campo de lo visible socialmente.

Partiendo de este presupuesto, Isabel Lorey (2016) 3 propone tres dimensiones para analizar los mecanismos que reproducen esta precariedad: la condición precaria, el reparto del reconocimiento de la precariedad y la precarización como gubernamentabilidad.4 Aunque este planteamiento forma una propuesta teórica redonda, aquí nos interesa adentrarnos en la segunda dimensión que designa el reparto de la condición precaria según relaciones desiguales, jerárquicas, asociadas a un reconocimiento diferenciado, a la producción de Otros -"la alterificación"- y que está en sintonía con el planteamiento de Butler respecto al marco de reconocimiento de las vidas que importan de las que no. En el análisis mediático podamos observar procesos de "alterificación" de los que se puede dar cuenta desde esta dimensión de lo precario.

Es posible pensar en la alterificación como formas diversas de precarización en donde se construyen alteridades a partir de "categorizaciones y jerarquizaciones sistemáticas con arreglo al 'cuerpo' y la 'cultura'" (Lorey, 2016, p. 50) de acuerdo con relaciones económicas, sociales y jurídicas de desigualdad. Muy importante es que la alterificación precaria no puede producirse sin la puesta en peligro de lo normal. Por lo tanto, los Otros Precarios se construyen a partir de reconocerlos como peligrosos para el orden social de lo "normalizado" transformándose, así, en una amenaza que hay que inmunizar. La alterificación, así, es ante todo una relación social, una manera en cómo se relacionan ciertos sujetos con otros desde posiciones discursivas de poder, agencia y representación, lo que coadyuva a mantener cierto orden social.

La precariedad como alterificación, dice Lorey (2016), es una categoría estructural para ordenar relaciones de violencia y desigualdad, es la manera en que se reparte el reconocimiento de la precariedad. El presente análisis se pregunta por las formas en que se produce la alterificación de las personas acampadas en El Chaparral a partir de la manufactura de sus capacidades de agencia como una amenaza o, por otro lado, mediante la creación de personas desagenciadas necesitadas de intervención estatal.

Pensar en los agenciamientos y desagenciamientos de las personas migrantes es colocarnos en un viejo debate sociológico en torno a la capacidad de acción que tienen las personas frente a las constricciones de la estructura social. De modo que, la agencia alude a la capacidad de responder a problemas planteados por diversas situaciones, la cual se informa de experiencias pasadas, pero que se orientan al presente o el futuro dependiendo de las posibilidades del contexto en que se desarrolla y transformándolo en alguna medida (Emirbayer y Mische, 1998). Por su parte, Sewell (2002) es enfático en argumentar que hay esquemas culturales y recursos diferenciados que ejercen cierto grado de control haciendo a la estructura y la agencia co-constituyentes.

Para este autor los esquemas culturales son preceptos o predisposiciones para la acción e incluyen normatividades, prácticas, hábitos y convenciones culturales dentro de las cuales podemos pensar las narrativas mediáticas. Esto quiere decir que en la forma en que se cuentan las capacidades de acción de una población podemos ver no solo cómo se les piensa como agentes, sino cómo se ejerce un grado de control sobre ellos y, en última instancia, cómo se construye un proceso externo de desagenciamiento.

Por otro lado, las representaciones mediáticas contribuyen al proceso de alterificación cuando se convierten en un obstáculo para darle cabida al hecho de que las personas migrantes puedan orientar sus acciones y organizarse colectivamente por sí mismos en un contexto de políticas migratorias restrictivas. Analizar cómo se narran mediáticamente los agenciamientos y desagenciamientos de las personas migrantes en un caso concreto como el campamento de El Chaparral es también adentrarnos en cómo funciona el reconocimiento de la precariedad migrante en la esfera pública.

Las narrativas mediáticas y los encuadres noticiosos como mecanismos para observar la precarización migrante

Acá se plantea la posibilidad de observar una de las modalidades del reparto del reconocimiento de la precariedad migrante en la ciudad de Tijuana a partir del análisis de las narrativas mediáticas y los encuadres noticiosos de la población en situación de movilidad. Con Stuart Hall (2010; 2021) partimos de entender que los medios no solo son un canal de transmisión de noticias, sino una estructura de significados y un texto cultural que puede ser analizado para encontrar el sustrato de sentido que enmarca los acontecimientos presentados en las noticias.

Un tema noticioso como el del Chaparral toma lugar y significado en una estructura de percepción y valoración que enmarca los eventos y que conforma una matriz de sentidos a la que los periódicos acuden para hacer inteligible los acontecimientos que informan. En ese sentido, la idea es "desvelar el marco social de referencia inadvertido, quizá inconsciente, que configuró el contenido manifiesto de un periódico durante periodos de tiempo relativamente largos" (Hall, 2021, p. 167).

Como dice Hall (2021), la noticia es una producción de los medios y siempre hay algo más para leer de fondo que el mero evento noticioso relatado: estructuras culturales e ideológicas y valoraciones morales que moldean la interpretación de los eventos que son reportados y desde los cuales escribe cada periódico. Dice este autor que "los medios de comunicación de masas son crecientemente responsables de suministrar la base a partir de la cual los grupos y clases construyen una 'imagen' de las vidas, significados, prácticas y valores de los otros grupos y clases" (Hall, 2010, p. 245). Es decir, los medios colaboran en la construcción selectiva del conocimiento social al ofrecer una imagen de ciertos fragmentos de la realidad, pues con ello suministran insumos imaginarios para pensarlo como algo coherente, ordenado y real.

La inclusión de ciertos mensajes y exclusión de otros en la dinámica social es un proceso de encuadre (framing) que organiza los acontecimientos de la realidad. Esta idea sociológica del encuadre se ha recuperado para estudiar la preponderancia que desde los medios se otorga a acontecimientos públicos, como la migración. Una narrativa noticiosa disecciona algunos aspectos de la realidad y reitera ciertos atributos específicos de la misma desde una distribución diferencial de poder (Entman, 2007). En este sentido, el encuadre define el problema de un hecho noticioso puede utilizarse como un principio que selecciona y enfatiza aspectos específicos relacionados con la migración y que se transmiten a un público amplio (Gitlin, 1980). Por lo tanto, los encuadres noticiosos presentan una serie de perspectivas y representaciones sobre la migración a través de las cuales se enmarca la interpretación pública de dicha información (Muñiz, 2011).

Estos marcos mediáticos importan, ya que apelan de manera directa a la construcción simbólica la figura del migrante. Los encuadres narrativos periodísticos abonan a la representación social del migrante y moldean opiniones y conductas hacia el fenómeno migratorio, muchas veces reproduciendo las estructuras de discriminación de un sistema social desigual. En ese sentido, los encuadres pueden observarse como componentes de la dimensión cultural de la precarización, como mecanismos para observar la alterificación y el desagenciamiento migrante.

A partir del seguimiento noticioso cotidiano, se localizaron trescientas treinta y seis notas en cuatro periódicos locales y sesenta y dos notas en siete diarios de circulación nacional que narraron los acontecimientos que les parecieron relevantes en torno al campamento de El Chaparral durante casi un año, desde su instalación el 18 de febrero de 2021 hasta su desalojo el 6 de febrero de 2022 (ver tabla 1).

Tabla 1 El Chaparral: medios locales y nacionales, 2021-2022 

Fuente: elaboración propia.

Con este corpus de análisis, a partir de un acercamiento inductivo y de la lectura abierta de las notas, se detectaron recurrencias y se codificaron subcategorías que posteriormente se agruparon en categorías más amplias. Esto permitió hacer una interpretación profunda de la narrativa en cada nota. Este trabajo de análisis se realizó con el apoyo del software Atlas.ti, basado en las premisas de la teoría fundamentada (Strauss y Corbin, 2002). La información comenzó en el análisis puntual y microscópico línea por línea, un análisis minucioso con miras a la codificación, sistematización e interpretación de la información. El examen por línea llevó a la desagregación de los textos en unidades discretas que fueron similares a lo largo de las notas, lo que se llama codificación abierta. Estos códigos se agruparon en grupos de códigos y se relacionaron con cada componente analítico de la alterificación o el desagenciamiento, lo que se conoce como la codificación axial, es decir, reagrupar los códigos que fragmentaron los textos en el primer proceso. El siguiente paso implicó la integración de la información y la escritura de los resultados a partir de este análisis: la codificación selectiva. En la escritura de los resultados se redujeron muchos eventos codificados a determinados conceptos que devinieron en afirmaciones explicativas de la dimensión cultural de la precarización migrante a través de medios informativos. Con base en este proceso analítico, se detectaron los encuadres en que los medios noticiosos enmarcaban las acciones o posibilidades de agencia de las personas acampadas en El Chaparral y cómo ello afectaba en sus procesos de alterificación.

El campamento duró instalado casi un año en las puertas de la garita internacional de El Chaparral en Tijuana, desde febrero de 2021 a febrero de 2022 y su establecimiento no puede entenderse al margen de procesos sociopolíticos, institucionales y estructurales más amplios entre diferentes niveles de gobierno en México y Estados Unidos vinculados con los procesos de securitización fronteriza y la gestión biopolítica de las movilidades contemporáneas (Del Monte, 2021; Ortega, 2022; Miranda y Silva , 2022).

El campamento de El Chaparral emerge en medio de una andanada de esperanza para los solicitantes de asilo, levantada por el discurso en favor de la comunidad migrante del recién investido presidente Biden y en contraposición con la explícita retórica antiinmigrante de Trump. Ante los anuncios de la apertura y reprocesamiento de los casos de MPP que habían quedado suspendidos en la pandemia, el 18 de febrero llegaron cien migrantes al Chaparral, y para finales de mes ya se contabilizaban de trescientas a quinientas personas acampando ahí.

El campamento se fue densificando los meses posteriores. Durante el mes de abril se documentaron más de dos mil acampantes en El Chaparral, donde se hizo visible la presencia de mexicanos desplazados por la violencia en sus regiones de origen y de alrededor de ochocientos infantes. En dicho mes, por primera vez se reunieron los tres órdenes de Gobierno para trabajar en torno al campamento, iniciando a una larga relación de encuentros y desencuentros documentados a lo largo del año (Del Monte y París, 2021). De mayo a junio el campamento continuó con altibajos, por momentos se abrió la posibilidad de solicitar asilo sin ser devueltos por el Título 425 (Torre, 2022).

Durante los siguientes meses, los medios documentaron aspectos en torno a la solidaridad de la sociedad civil, la presencia de extorsiones y grupos del crimen organizado, los intentos fallidos de los tres niveles de Gobierno por coadyuvar en una solución para el campamento y declaraciones encontradas respecto a la reubicación de los acampados, exhortos de las comisiones de derechos humanos para proteger la seguridad de las personas migrantes, enfrentamientos entre la población acampada, entre otros temas que dejaban ver cómo el campamento de El Chaparral iba asentándose cada vez más conforme pasaba el tiempo. Mientras tanto, los procesos judiciales en torno al MPP continuaron ampliamente en EE. UU al grado que se ordenó reimplementar el programa a finales de año.

El control y desalojo del campamento se comenzó a formular desde que asumió funciones en octubre de 2021 la nueva presidenta municipal electa durante el verano. La alcaldesa ordenó construir un cerco perimetral en el campamento, censar a sus habitantes y credencializarlos para mayor control. En la madrugada del 6 de febrero del 2022, un operativo sorpresa integrado por elementos policiales y civiles de los tres órdenes de Gobierno desalojaron de manera forzada a los habitantes del campamento y los reubicaron en cinco albergues alrededor de la ciudad, dando con ello fin al establecimiento de la acampada en las inmediaciones de la garita de El Chaparral en Tijuana6. La gráfica 1 da cuenta de la frecuencia noticiosa de los sucesos en El Chaparral y otorga luz sobre cómo se generaba importancia en la esfera pública.

Fuente: elaboración propia.

Hostiles y obstinados: el marco ambivalente de las formas de agencia migrante en las noticias sobre El Chaparral

Gráfica 1 El Chaparral: noticias locales y nacionales durante 2021-2022 

En los medios de comunicación en México, las voces del migrante se escuchan poco, se les cosifica y trata de manera genérica y se exalta su pobreza y condiciones de miserabilidad. Se posiciona el tema de la vulnerabilidad de la población migrante a partir de la visibilización e interpretación de procesos violentos y trágicos que emergen en el fenómeno de la movilidad humana, politizando la dinámica y resaltando aspectos negativos (Muñiz, 2011; Ramos, 2015; Tiscareño, 2021; Ramos y Mendoza, 2021; Toudert, 2021). Como han mostrado los estudios actuales en torno a encuadres noticiosos de la migración en México, estos marcos normalmente se presentan a partir de visibilizar dos narrativas o subcomponentes contrapuestas: solidarias y excluyentes.

En el análisis sobre el seguimiento noticioso en El Chaparral se han encontrado narrativas mediáticas que, sin proponérselo, destacan las capacidades de acción de las personas migrantes de una manera ambivalente, no necesariamente positiva y que, en conjunto, abonan en la construcción del migrante como una figura con capacidades de acción, pero una advenediza, ajena, hostil y obstinada. En última instancia, estas representaciones mediáticas están apoyadas en imaginarios morales productivistas y de mercado que abonan en la construcción de la figura del migrante como un extraño que amenaza un supuesto orden preestablecido.

Antes que nada, habría que dar cuenta de que las formas de agencia más visibles de las personas migrantes se vinculan directamente con la recuperación de testimonios aislados de las y los acampados donde expresan las razones y motivos por los cuales salieron de sus lugares de origen y que se pueden sintetizar en la agravada violencia del crimen organizado y pandilleril, así como de la impunidad estatal en sus lugares de origen y que los expulsa cotidianamente con el temor de una escalada de violencia, lo que abona a las dificultades económicas previas7.

En este sentido, se rescata el relato que Carlos contó a ZETA: se encuentra huyendo de los "narcos" que lo querían reclutar para que fuera pistolero, pero él se negó y llegaron las amenazas en contra de su familia. El pueblo donde nació, poco a poco se volvió en un pueblo fantasma; explica que la violencia mató y ahuyentó a los residentes (Villa, 2021a). Este testimonio concuerda con algunos estudios sobre diversas movilidades en el hemisferio respecto a que el principal factor de expulsión ya no puede resumirse en la carencia económica, sino que tienen que ver con salidas vinculadas a la violencia y al temor de ver en peligro su continuidad vital (París, 2017).

Los migrantes del Chaparral como personas violentas y hostiles

Las posibilidades de acción de las personas migrantes acampadas en El Chaparral se narraron de múltiples maneras, pero una de las narrativas que predominó fue aquella que les empataba con relatos de hostilidad, invasión, desorden y hasta peligro.

La percepción de hostilidad y peligrosidad que se vivía dentro del campamento de El Chaparral se encuadró de manera velada y de manera explícita. Las modalidades veladas de reportar formas de violencia al interior de dicho espacio se pueden ejemplificar con una nota que tuvo un auge fuerte en casi todos los periódicos a finales de octubre de 2021 y que se relaciona con la desaparición de una niña al interior del campamento migrante. En todo momento, las narrativas mediáticas hablaban de una presunta desaparición infantil denunciada de manera anónima. Con el paso de los días, nunca se comprobó tal desaparición, aún más, la denuncia mentada como argumento por los periódicos nunca fue corroborada por ninguna autoridad. Por tanto, los medios de comunicación realizaron activamente esfuerzos por relatar una noticia que hablara sobre cómo el campamento se había convertido en un lugar inseguro, buscando dar la nota sobre procesos de violencia que habría dentro del campamento, sugiriendo, así, una prenoción sobre el peligro que representaban quienes acampaban ahí.

En el análisis de las narrativas explícitas de la hostilidad de las personas acampadas en El Chaparral se encontraron esfuerzos por dar la nota respecto a la violencia y peligrosidad de estas personas, aun cuando se trataba de casos aislados.

Están estresados los migrantes que radican en el campamento improvisado en la garita de El Chaparral, en Tijuana. La desesperación y la desinformación los ha llevado a ser agresivos ante las invitaciones de ayuda relacionada con albergues, bases de datos y salud, pues temen que las intenciones de las autoridades están enfocadas en reubicarlos ante una posible reapertura de la garita peatonal de El Chaparral. (Eslava, 2021, párr. 1)

En las notas relacionadas se pudo detectar un ejercicio activo que toma la parte por el todo, generalizando a partir de casos particulares. Al respecto, es muy útil recuperar la amplia cobertura que tuvo un acontecimiento en el que una persona del campamento agredió a una periodista. El acontecimiento fue recuperado en todos los diarios locales y en diarios nacionales, e incluso fue objeto de comentarios por parte de diversas instancias municipales y de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Más allá de eso, aquí interesa recuperar el tratamiento informativo que les encuadró como agresivos y hostiles -especialmente con el ejercicio periodístico-. Pero, además, la cobertura a este suceso es un ejemplo de cómo un acontecimiento aislado puede tomar preeminencia en la forma de narrar los acontecimientos alrededor de los migrantes acampados en El Chaparral. Esta cita es muy clara al respecto:

Esta no es la primera vez que migrantes centroamericanos agreden o tratan de impedir el ejercicio periodístico en el sitio. A Ángeles García, en mayo, otro hombre del campamento la escupió mientras realizaba su trabajo y en junio uno más la siguió por unos momentos; en ambas ocasiones iba acompañada por un reportero. La agresión más reciente se registró este martes 3 de junio, cuando reporteros y fotógrafos cubrían la jornada de vacunación a la población migrante que acampa en El Chaparral. (Ramírez, 2021a, párr. 5)

Esta nota fue publicada en un diario de circulación nacional, aunque fue construida a nivel local, pues fue editada en la corresponsalía de ese medio en Tijuana y replicada en otros tantos más. Lo importante aquí es que podemos ver en operación cómo se está llevando a cabo una función metonímica ("esta no es la primera vez") respecto a los habitantes de El Chaparral, donde una parte de ellos que se portaron agresivos con una reportera se toma como reflejo de la violencia que todos ellos pudieron ejercer.

Los migrantes del Chaparral como obstinados e inconformes

Otra manera en que es posible rastrear las capacidades de agencia de las personas migrantes acampadas en las narrativas mediáticas es detectando aquellas figuras lingüísticas que dejan ver un énfasis en su obstinación por permanecer en ese lugar. Como bien dice Hall (2021) "cada cambio en el tono y la retórica, cada cambio en el balance de su contenido, cada movimiento en la lógica implicada del periódico significa algo más que un cambio estilístico" (p. 174). Es decir, en las figuras y presentación estilísticas podemos encontrar rastros sobre cómo un mensaje debe entenderse, según las estructuras ideológicas que moldean la forma de reportear una noticia.

Fue muy notorio cómo las narrativas que encuadraron la obstinación de las personas migrantes por mantenerse acampadas utilizaron locuciones preposicionales y adversativas como "a pesar de" o "pese a que", que se utilizan para unir dos ideas contrarias, enfatizando con ello en el empecinamiento y el tesón de las personas por quedarse en dicho lugar aún en condiciones deplorables y precarias. Así lo muestras estos dos apartados: "a pesar de que las autoridades han intentado desalojarlos, cada día son más las familias las que se aferran a permanecer ahí en casas improvisadas" (Reyes, 2021b, párr. 3) y "dijo que, pese a que se les ha invitado a que sean reubicados en albergues para mejorar sus condiciones, los migrantes se niegan a hacerlo, lo que ha generado un problema sanitario en el lugar" (Ramírez, 2021b, párr. 5).

Otra manera en que se hizo visible la agencia de las personas acampadas fue en aquellas notas que recuperan las manifestaciones públicas de estas personas, donde se destacaba la exigencia o inconformidad de estas. A pesar de que la acampada misma en El Chaparral representó una manifestación política, las acciones no se encuadraron de esa manera8 sino hasta aquellas ocasiones en que se trasladaron unos cuantos metros hacia los carriles vehiculares de la garita de San Ysidro. Así, dicen algunos apartados: "con niños por delante decenas de migrantes protestaron en la garita de Tijuana-San Ysidro con la intención de llamar la atención del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para conseguir la protección del asilo humanitario" (Reyes, 2021d, párr. 1) y "en la garita de El Chaparral se suscitó una manifestación de migrantes que terminó convirtiéndose en un intento de cruzar a Estados Unidos de forma ilegal" (Ramírez y Villicaña, 2021, párr. 1).

Las narrativas en torno a las manifestaciones o protestas pacíficas que llevaron a cabo pueden leerse como una manera de ejercer su capacidad de agencia frente al monstruoso aparato fronterizo (literalmente estaban en la garita internacional), ejerciendo protestas, en ocasiones con tintes religiosos y alegres, pero todas con la intención de implorar la buena voluntad humanitaria de la que habló Biden.

Por otro lado, encuadrarles como manifestantes que bloquean carriles de circulación vehicular refuerzan una noción de personas obstinadas, necias y exigentes que representan una carga para las dinámicas de la ciudad en que se instalan. Evidentemente, este tipo de representaciones, que les coloca como un estorbo para la ciudad, se derivan de una noción economicista de la urbe donde aquellos exigentes no tienen la voluntad ni los méritos para salir adelante, por lo tanto, son advenedizos improductivos que merecen ser sujetos de intervención vertical por parte del Gobierno.

Así, la representación mediática de los migrantes de El Chaparral como advenedizos, obstinados y hostiles está estructurada desde imaginarios individualistas, neoliberales y funcionalistas donde la productividad es signo de una sociedad sana y aquellos seres improductivos que resultan una carga para la ciudad son el retrato de la degradación social. Todo lo cual, en última instancia, abona a la alterificación precarizante de las personas acampadas.

Desagenciamiento de las personas acampadas (o cómo borrar mediáticamente los intereses y decisiones de las personas migrantes)

En el análisis sobre la información mediática en torno a El Chaparral se encontraron una serie de encuadres noticiosos que apuntan a la desubjetivación y el borramiento de las capacidades de agencia de las personas migrantes que, en cualquier caso, colaboran en diluir una narrativa que les reconozca capacidad para tener voluntad sobre su propio rumbo vital. Son encuadres que delinean a las personas migrantes como sujetados a la acción de otros y cuyo devenir está en función de lo que otras personas o entidades dicten lo que debe ser de su futuro. La consecuencia de estos encuadres tiene que ver con el hecho de borrar mediáticamente los intereses y las decisiones de las personas migrantes. Dos grandes enmarcamientos narrativos podemos colocar acá: que las personas migrantes son manipuladas o engañadas y que las personas migrantes son sujetos naturales de intervención estatal.

Las personas migrantes son manipuladas, engañadas y desinformadas

Una tensión detectada en múltiples frentes y ocasiones (Torre, 2022; Del Monte y París, 2021) contrapuso a distintos sectores de los organismos de la sociedad civil respecto a la permanencia del campamento en dos posiciones enfrentadas: los que consideraban que el caserío implicaba múltiples riesgos para los migrante y aquellos que animaban la posibilidad de la acampada como forma de presión política para solicitar asilo. Al respecto, hubo tres encuadres mediáticos que fueron recurrentes en varias fuentes periodísticas y de manera amplia y seguida a lo largo de la existencia del campamento: la de los migrantes manipulados, engañados y desinformados

La fuente mayor de engaño recuperado en las narrativas mediáticas alude a una diversidad de activistas o "seudoactivistas" que son denunciados por organismos de la sociedad civil, religiosos y por instituciones políticas:

El director de la Casa del Migrante A.C., Patrick Murphy, lamentó que los migrantes del campamento de El Chaparral sean engañados por supuestos activistas que los obligan a permanecer en ese lugar con la creencia de que así obtendrán el asilo humanitario de Estados Unidos. (Reyes, 2021a, párr. 1)

Como puede notarse en la cita anterior, las narrativas periodísticas también recuperaron otros orígenes del engaño como falsos abogados, rumores urbanos o también supuestas personas dedicadas al cruce indocumentado de personas conocidas como polleros o coyotes:

Dijo también que una de las principales razones por las que los migrantes continúan llegando a Tijuana, es las malas intenciones de los denominados 'Polleros' que con mentiras los atraen al 'sueño americano', pero este nunca llega, abandonando todo y quedándose indefinidamente en tierra tijuanense. (García, 2021, párr. 2)

Un corolario que trae aparejada la reiteración mediática en torno a la manipulación y el engaño del que son objeto las personas acampadas, se vincula directamente con una noción de la persona migrante como carente de capacidad de acción y decisión, como seres manipulables y como personas despojadas de cualquier subjetividad activa, incluso como seres irracionales. En sintonía con lo anterior, se detectaron algunas narrativas periodísticas que les delineaban como seres irracionales que no ponderan ni hacen cálculos efectivos respecto a las posibilidades que tienen y solo se dejan llevar por "creencias" y preconcepciones ciegas:

Más dos mil migrantes centroamericanos llevan dos meses viviendo en carpas en las inmediaciones de la garita El Chaparral. Llegaron con la creencia de que podrían solicitar asilo en cuanto el gobierno estadunidense reiniciara los trámites, pero éstos solo son para quienes ya tienen una cita ante una corte de ese país. (Betanzos, 2021, párr. 9)

Incluso, en una nota se dice que: "la creciente incertidumbre, la desinformación y la esperanza ciega de cientos de personas que se encuentran en contexto de movilidad" (Villa, 2021b, párr. 3).

Como puede apreciarse en la última cita, si hay algo de racionalidad en las narrativas en torno a estas personas, se atribuye a un proceso de desinformación, el cual ha sido el elemento que más codificaciones tuvo a la hora del análisis en todos los medios. Dicho proceso de desinformación, por cierto, estaba en muchas ocasiones enmarcado por la manipulación y el engaño. Dice una de las notas: "el mayor problema es la desinformación, ya que algunos creen que, permaneciendo en el lugar, tienen asegurado su ingreso a Estados Unidos, manifestaron los activistas" (Andrade, 2021, párr. 7)

Las reiteradas noticias en torno a la desinformación en El Chaparral corroboran que las narrativas mediáticas colaboran en construir una noción de la persona migrante como alguien con poca capacidad de decidir sobre sí mismo y borran, día tras día y noticia tras noticia, las posibilidades de entenderlas desde una mirada compleja y longitudinal, invisibilizando con ríos de tinta la perspectiva de estas personas.

Los migrantes "vulnerables" como sujetos de intervención vertical

La otra gran serie de encuadres que diluyen narrativamente las capacidades de agencia de las personas migrantes, les observan como sujetos de intervención vertical por parte del estado. Estas modalidades de encuadrar la mirada adquieren sentido rápidamente en la esfera pública, ya que, como dice Nail (2015), es difícil pensar la figura del migrante fuera de los marcos estatales de conceptualización, pues es la narrativa que ha predominado al escribirse la historia y que ha dejado de lado la propia fuerza social de las personas migrantes.

El marco para las narrativas de intervención vertical es el enaltecimiento de la vulnerabilidad de las personas acampadas en El Chaparral. Fueron altamente recurrentes las narrativas noticiosas que destacaban el hacinamiento, la insalubridad y los riesgos para la salud y la seguridad que implicaba continuar con la operación del campamento. La exaltación de la vulnerabilidad de las personas migrantes trae apareada una noción que pide a gritos la bondadosa intervención vertical: la perspectiva victimista.

Las narrativas sobre el hacinamiento, vinculadas directamente con encuadres sobre la insalubridad y la exposición al riesgo en cuestiones de salud y de seguridad, fueron abundantes y recurrentes cuando se trataba de describir las condiciones en que se acampaba. A continuación, se retoman algunos ejemplos de las ciento noventa y cinco citas detectadas en relación con este tema durante el análisis de las noticias. Estas formas de contar el entorno del campamento, en el fondo, colabora en la construcción del migrante como una víctima vulnerable:

El olor es penetrante, aunque les han colocado cal para aminorar la pestilencia. Desde su colocación no se han limpiado ni colocado drenaje, como lo había prometido el ayuntamiento de Tijuana. Los niños y niñas tienen que utilizar este tipo de sanitarios llenos de excremento acumulado y orines, porque no tienen otra opción para acudir a realizar sus necesidades fisiológicas; los baños públicos de alrededor cobran de 20 pesos en promedio por persona. (Villa, 2021c, párr. 3)

Los migrantes viven hacinados dentro de casas de campaña, sin agua, baños y otros servicios; se exponen a todo tipo de enfermedades y ser víctimas de la delincuencia. Sin embargo, continuarán ahí porque consideran que es una forma de apelar al buen corazón de las autoridades norteamericanas para conseguir el asilo. (Reyes, 2021c, párr. 4)

Como puede observarse en estos ejemplos, detrás de estas narrativas hay una perspectiva que victimiza la situación de las personas migrantes acampadas en El Chaparral. Si bien en algunos casos se utiliza como denuncia ante la injusticia social, lo cierto es que estimula lecturas dicotómicas de la situación y difumina las voces y posibilidades de agencia de las propias personas migrantes que son colocadas como pasivas en la larga espera de la piedad norteamericana. En ese sentido, se pueden pensar como encuadres narrativos que colaboran en la construcción de las personas migrantes como necesitadas de ayuda e intervención externa y, en ese sentido, incapacitadas para lograr sus metas.

El marco de vulnerabilidad de las personas migrantes ensambla adecuadamente con la noción de que quienes acampaban en El Chaparral debían estar sujetos a la intervención estatal, un discurso que se replicaba tanto desde la perspectiva de organismos de la sociedad civil como de la del Gobierno.

Asegura la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que se trabaja en estrategias para moverlos del sitio y negó que exista una crisis migrante en Baja California. Al finalizar la reunión que sostuvo con el gobernador del Estado, Jaime Bonilla Valdez y el titular de Migración, Francisco Garduño, dijo que se darán los primeros pasos para mover a los migrantes del campamento. (Glenn, 2021, párr. 1)

El delegado federal único en Baja California, Alejandro Ruiz Uribe, confirmó este viernes que consideran realizar un operativo para retirar a los migrantes que se encuentran a las afueras del cruce fronterizo 'El Chaparral', pero no quiso dar más detalles. (Guerra, 2021, párr. 1)

En la lectura de las notas periodísticas fue notorio que cuando se generaron narrativas sobre la necesidad de intervención en el campamento, se retomaron algunas expresiones como "serán colocados", "operativo para removerlos", "moverlos del sitio", las cuales dejan ver que no solo hay un proceso de desagenciamiento en estas formas de construir la historia del campamento de El Chaparral, sino que hay un proceso de deshumanización y cosificación de la compleja humanidad de las personas migrantes.

Por otro lado, una narrativa que apoyaba la forma de encuadrar la intervención estatal enmarcó el espacio del campamento de El Chaparral como una zona desordenada y descontrolada, incluso como una ciudad o barrio ignominioso.

En una pequeña ciudad se convirtió el campamento de la garita El Chaparral, donde pernoctan alrededor de mil migrantes mexicanos e intercontinentales; señalan que cada vez crece más, pues son miles de centroamericanos los que quieren cruzar a Estados Unidos. Lo que un día fue la explanada para el acceso peatonal de la garita El Chaparral, se encuentra invadida de casas de acampar y carpas, al lugar no pueden ingresar personas ajenas al campamento, pues lo impide la población migrante. (Jiménez, 2021, párr. 4)

Las denuncias por venta de drogas al menudeo en la zona de El Chaparral son cosa común, así como los señalamientos por la existencia de un grupo que controla donaciones y vivires. El campamento migrante es territorio vedado no sólo para la policía, sino también para la prensa. La última vez que un par de reporteros intentaron acercarse a quienes ahí viven fueron correteados, literalmente, por un haitiano que los amenazaba con un bate. (Cuéllar, 2021, párr. 6)

La intervención relacionada con el orden y desorden del espacio, y con el control y descontrol de las personas acampadas, es una narrativa que se entrelaza con los encuadres mediáticos que delinean claramente un desagenciamiento de los migrantes.

Por último, las narrativas mediáticas sobre las vulnerabilidades apelan directamente a la incertidumbre de las vidas migrantes acampadas en El Chaparral en términos de su salud y certezas vitales. La visibilización de esta vulnerabilidad es una manera de redistribuir los riesgos y, en ese sentido, volverlos invisibles socialmente de nuevo y colocarlos como sujetos a la intervención estatal. Como diría Bratich (2007), en relación con la guerra contra el terrorismo norteamericano, ha quedado claro que la exposición pública de una situación injusta no termina con ello, sino que ha funcionado también para gestionar su invisibilidad.

Discusión y conclusiones

Los medios tienen procedimientos diversos y tratar de homogeneizar sus narrativas es faltar a la verdad del tratamiento informativo y las políticas editoriales de cada diario. Lo cierto es que el ejercicio realizado apunta a las concurrencias discursivas que pudimos encontrar en la diversidad editorial de los periódicos analizados. En ese sentido, este ejercicio analítico tampoco pretende decir que los diarios, sus reporteros y su política editorial son excluyentes en general, sino que se quiere destacar que en el tratamiento noticioso de amplio plazo puede haber consecuencias no previstas de construcción alterificante y desagenciante que están fundamentadas en sustratos ideológicos, morales y culturales del contexto en cuestión.

Como se ha intentado dejar claro en los procesos de alterificación y desagencia-miento de los acampados en El Chaparral, las narrativas mediáticas pueden pensarse como una pieza más en los sistemas de poder que precarizan a las personas migrantes. La alterificación precaria y el desagenciamiento pueden jugar aquí como una manera de hacer ver que está en peligro un orden idealizado urbano preexistente. Entendido de esta manera, las narrativas mediáticas, a base de repetición cotidiana y persistente y de repartir el reconocimiento de la precarización migrante por medio de la alterificación, colaboran en delinear las amenazas que hay que excluir. Por su parte, el desagenciamiento también es una forma de precarización. Es la pérdida del reconocimiento de ser una persona capaz de tomar cartas en el rumbo de su vida y su futuro. Es la ruptura de un entendimiento de ser seres sociales con capacidad de interrelacionarse por su propia cuenta. En los encuadres analizados se ha podido dar cuenta del proceso de alterificación mediática del migrante como pasivos, manipulables e irracionales que poco aportan a la ciudad y estorban para el desarrollo de esta.

En el fondo, la construcción narrativa mediática de las personas migrantes tanto como sujetos vulnerables, así como exigentes, hostiles e improductivos que son una carga para la ciudad, tiene como corolario la justificación de ser sujetos de intervención vertical, ya sea, por un lado, para "ayudarlos o asistirlos" desde una noción asistencialistas, o ya sea, por el otro, para "desechar" a aquellas personas improductivas y hostiles desde una noción economicista o voluntarista. Ambos casos son posiciones dicotómicas que tienen como corolario el desagenciamiento de las personas en situación de movilidad y, con ello, su consecuente precarización.

El conocimiento social que los medios de comunicación ponen en circulación selectivamente, pasa por un proceso de clasificación, organización y asignación dentro de valoraciones contextuales y normativas, a partir de la matriz de significados aceptables o desviados de la norma. En ello hay un trabajo ideológico y axiológico: se establecen normas, se ofrecen mapas conductuales que deben cruzarse o que limitan moralmente ciertas acciones. Con ello no es solo que las noticias ofrecidas en torno a El Chaparral nos ayuden a saber más sobre el mundo de vida de la población migrante acampada, sino que las narrativas noticiosas trabajan en darle un sentido al mundo migrante apostado en El Chaparral desde ciertos esquemas valorativos vinculados a la semántica moral de la ciudad fronteriza de Tijuana. A través de este análisis, se ha podido dar cuenta que este sentido queda codificado en procesos de alterificación y desagenciamiento de las poblaciones migrantes, lo que representa, en última instancia, una dimensión cultural del proceso de precarización de estas poblaciones.

Referencias

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*Este artículo es producto del trabajo realizado en el marco de la operación cotidiana y sistemática del Observatorio de Legislación y Política Migratoria de El Colegio de la Frontera Norte en México durante el año 2022.

1Entre ellas, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) anunció el procedimiento para atender a solicitantes de asilo con casos pendientes bajo los Protocolos de Protección al Migrante (MPP, por sus siglas en inglés), una política trumpiana que obligaba a solicitantes de asilo esperar en México la resolución de sus casos. De manera que, se plantea la readmisión gradual de solicitantes de asilo que aguardaban en México el desahogo de sus procesos de audiencia

2Es preciso mencionar también que a casi 100 kilómetros de Matamoros surgió otro campamento de migrantes en la ciudad de Reynosa. En buena medida, la emergencia de estos campamentos se debe a que las políticas migratorias continuaron vigentes, incorporando incluso normativas de emergencia pandémicas como el Título 42 que permite la devolución expedita de migrantes (Del Monte y París, 2021).

3Es preciso mencionar que lo hace en el marco de una teoría política para sustentar que el neoliberalismo gobierna a partir de la precariedad, es decir, la propuesta es pensar a la precariedad como un instrumento de dominación del gobierno neoliberal con base en un modelo foucaultiano de conducción de conductas y autodisciplinamiento.

4En la primera dimensión, Lorey asume una postura butleriana para señalar que la condición precaria es una dimensión ontológica que no es individual, sino relacional, y que, por lo tanto, designa la vulnerabilidad de los cuerpos compartida existencialmente. En la segunda dimensión, se designa el reparto del reconocimiento de la condición precaria según relaciones asimétricas. Con la tercera dimensión se alude a formas liberales de conducir prácticas, es decir, a las modalidades de autogobierno y autodisciplinamiento a partir de la incertidumbre generalizada.

5El Título 42 es una política sanitaria de emergencia activada por Trump durante la pandemia -y continuada por el gobierno de Biden- que permite devolver de manera expedita y sin procesamiento a todo aquel que ingrese de manera irregular a Estados Unidos. Vale decir que, bajo esta política, se han contabilizado más de un millón seiscientas mil devoluciones expeditas por la frontera sur de Estados Unidos desde que se implementó.

6Un seguimiento puntual de los acontecimientos puede encontrarse en un ejercicio cronológico que se realizó desde el Observatorio de Legislación y Política Migratoria, a partir del seguimiento sistemático de la cobertura mediática en torno al campamento (ObservaColef, 2022).

7Aunque se encontraron múltiples citas textuales en medios informativos, cuando hagamos alusión a sus notas acá presentamos el testimonio más representativo con fines de no redundar en la información y economizar la lectura.

8En contadas ocasiones se fraseó mediáticamente de dicha manera, por ejemplo: "a un mes de que se instaló el campamento de migrantes en la garita peatonal El Chaparral como protesta para que el gobierno de Estados Unidos les brinde asilo humanitario" (Villa, 2021d).

Recibido: 22 de Junio de 2022; Aprobado: 08 de Noviembre de 2022

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