En Colombia la familia Lauraceae está representada por 17 géneros y 255 especies, siendo Ocotea el género más diverso con 75 especies, seguido de Endlicheria con 41 especies. Anaueria, Cassytha, Chlorocardium, Williamodendron están representados con tan solo una especie (Bernal et al. 2016), y de igual manera lo estaría Cryptocarya.
Junto a Beilschmiedia, Cryptocarya es uno de los géneros de Lauraceae de más amplia distribución en el mundo. Agrupa unas 350 especies presentes principalmente en el hemisferio sur en Asia, Australia, Oceanía, Suramérica, Suráfrica y Madagascar (van der Werff 1992). En el Neo-trópico se encuentran 15 especies entre Costa Rica y Chile, excepto en Colombia (Moraes 2007, Moraes y van der Werff 2010). Cryptocarya aschersoniana Mez fue descrita en 1889, y es la especie de distribución más amplia del género en Brasil, además, actualmente se conoce de Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay (Moraes 2007).
Los frutos de Cryptocarya (del griego fcryptos-escondido, karyon-fruto), están completamente cubiertos por la cúpula, con un pequeño poro apical (van der Werff 1991). En el Neotrópico Cryptocarya y Beilschmiedia comparten similitudes morfológicas, a excepción de la longitud del tubo floral profundo y tan largo como los tépalos en Cryptocarya, y poco profundo y más corto que los tépalos en Beilschmiedia; adicionalmente, la reticulación en el envés de las hojas de Cryptocarya es más densa que en los demás géneros (van der Werff 1991, Nishida 1999). Su madera es aromática y de color claro, fina y de buena dureza (Vattimo-Gil 1966, Moraes 2007).
Cryptocarya aschersoniana Mez (Fig. 1).
El hallazgo se realizó en la vereda El Paraíso (Quimbaya, Quindío, Colombia) en 2005, durante la caracterización para el establecimiento del corredor Barbas Bremen, una de las estrategias más importantes para la generación de conectividad en Colombia (Bennett y Mulongoy 2006). Se identificó un árbol de 25 metros con abundantes semillas perforadas bajo su copa y frutos secos, así como frutos frescos en distintos estados de desarrollo, muchos consumidos por animales. Se recolectaron semillas y muestras de herbario bajo la numeración WV16214, seis meses después, el único árbol conocido había sido talado al nivel del suelo y no hubo rebrotes. Los propietarios del predio lo conocían como laurel guayabo, y era considerado como muy buena madera.
Una vez se verificó que se trataba de C. aschersoniana, se hicieron nuevos recorridos al sitio en 2018 y 2019, encontrando dos adultos y seis juveniles. En la zona, C. aschersoniana crece entre los 1300 y 1600 m, en suelos fértiles y de pendientes suaves en bosques maduros y secundarios avanzados. Está asociada a especies de los géneros Aniba, Beilschmiedia, Cecropia, Ficus, Magnolia, Ocotea y Pouteria. Pocas veces es colonizada por epífitas vasculares puesto que la corteza es lisa y se desprende en láminas que le dan cierta semejanza a una Myrtaceae.
Los frutos maduros de C. aschersoniana alcanzan hasta 2,8 cm de longitud, y por encontrarse cubiertos por el tubo floral acrescente tienen poca recompensa para los disper-sores, pues son menos carnosos y atractivos que los frutos de otras especies de Lauraceae. Aun así, es consumida por la fauna, y sus semillas son dispersadas principalmente por pavas (Aburria aburri Lesson, 1828), tucanes (Aulacorhynchus haematopygus Gould, 1835), monos aulladores (Alouatta seniculus Linnaeus, 1766) y murciélagos; en el suelo los frutos son consumidos por roedores, y el agua puede actuar como dispersor secundario, especialmente en sitios con altas pendientes.
C. aschersoniana es una especie muy poco conocida y altamente amenazada en la región, y para contribuir a su conservación y conocimiento, se incluyó en el establecimiento del corredor Barbas Bremen. En 2005 se recolectaron 140 semillas, obteniendo una germinación de 67,1 % a los 54 días en promedio, siendo la Lauraceae que toma más tiempo en germinar entre las especies de la región. En junio de 2006 se plantaron 85 individuos de 80 cm, con supervivencia de 100 %.
Este es el primer registro del género para Colombia, es muy importante, ya que Cryptocarya se ha encontrado en tierras bajas y piedemontes desde Costa Rica hasta Chile. Es posible que se encuentre en otras regiones, pero sus bajas densidades naturales, calidad de la madera, deforestación y pérdida de dispersores, puedan encontrarse entre las causas de falta de registros. Aunque los frutos de Cryptocarya son inconfundibles, vegetativamente puede confundirse con Aquifoliaceae, Icacinaceae o Nyctaginaceae (Moraes y van der Werff 2010), y algunas de las colecciones podrían estar agrupadas dentro de estas u otras familias en los herbarios.
A pesar de ser una especie de amplia distribución, debe incluirse en programas de conservación y restauración. Es necesario ubicar otras poblaciones y hacer un seguimiento permanente con el fin de obtener semillas para su propagación. La revisión de especímenes en los herbarios arrojará nuevos datos sobre la distribución de esta especie y del género en Colombia.
Material examinado: COLOMBIA. Quindío: Quimba-ya, vereda El Paraíso, 04°38'14''N, 75°42'44''W, 1508 m, 08 sept 2005, W. Vargas 16214 (COL, HUA).