Introducción
La subregión de los Montes de María es un área de 6.297 km2 (Aguilera Díaz, 2013) conformada por quince municipios, siete de ellos ubicados en el departamento de Bolívar. Territorio fértil, de geografía ondulada y de abundante vegetación, interconectada por caminos y trochas por donde distintas comunidades transitaron y que fueron aprovechados por fuerza ilegales y del Estado colombiano para sus operaciones, rompiendo con ello el tejido social, y convirtiendo a María la Baja (Bolívar), durante años, en el epicentro del conflicto armado. Es así como entre 1999 y 2005, las Autodefensas Unidas de Colombia - AUC y las guerrillas de las FARC y del ELN se enfrentaron por el dominio de los Montes de María, hecho que ocasionó múltiples desplazamientos de la población que, según el antiguo Registro Único de Población Desplazada, hasta agosto de 2010, fueron 18 mil personas (El Espectador, 2016).
En este contexto histórico y geográfico, se han desarrollado las vidas de los participantes del proyecto Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura - LAVIC1, que desde 2015 se implementa en el municipio de María la Baja y cuyas actividades involucran el reconocimiento, uso y apropiación de la cultura para activar procesos creativos traspasados por las TIC. De este modo, se intuyó que, dentro de los intereses de los participantes, se pudiesen manifestar reminiscencias del conflicto como contenidos de productos audiovisuales configurados por ellos mismos.
Ahora bien, por memoria se entiende la facultad humana de recordar hechos pasados, violentos en este caso, también, desde su connotación como memoria histórica, la metáfora que evoca un conocimiento, no necesariamente histórico y académico, mediante relato o relatos que permiten comprender lo sucedido y los costes sociales más allá de la experiencia singular e individual (Jelin, 2002). De ese modo, las reminiscencias no se sujetan solo a quienes vivieron en carne propia los hechos violentos, sino que, además, pueden surgir también de aproximaciones a los hechos a través de relatos de terceros o desde el estudio de documentos históricos. Y cuando estos relatos, como actividad subjetiva de significación, están mediados en su representación por las TIC2, al ser estos digitales, funcionan como una memoria relacional "(...) dejando de comportarse como una memoria de archivo para hacerlo en cambio como una memoria de procesamiento, de interconexión de datos -y sujetos- de conocimiento" (Brea, 2007, p. 13).
En relación con el lugar de la memoria por el que se pregunta, este está ligado a la existencia de piezas audiovisuales en formato digital, elaboradas por los participantes de la primera cohorte del programa de formación del proyecto Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura - LAVIC en el municipio de María la Baja, departamento de Bolívar, Colombia, en cuyas narrativas se identifican reminiscencias del conflicto armado colombiano, entendiendo reminiscencias como aquello que sobrevive de una cosa y sirve para recordarla3. Dada la intensidad del conflicto que golpeó a la subregión de los Montes de María, particularmente entre 1999 y 2005, se recurre al uso de recursos tecnológicos y del lenguaje audiovisual por parte de los participantes en María la Baja.
Al igual que el sociólogo Eduardo Pizarro Leongómez (2004), entendemos que Colombia vivió y vive aún, un conflicto armado interno, irregular, prolongado y con raíces históricas de índole ideológica, y en donde el nivel de intensidad oscila entre baja-media, del cual el narcotráfico es una de sus principales fuentes de financiamiento.
En consecuencia, lo que sobrevive y sirve para recordar, en este caso, lo vivido por cuenta del conflicto armado, es lo que se pretende hallar en la producción audiovisual en el proyecto Laboratorios Vivos, y que llamamos reminiscencias; es decir, no se trata de identificar lo explícito sobre el conflicto y las víctimas, sino cómo el conflicto se asoma, o sobrevive, en producciones audiovisuales que reflejan la cotidianidad, costumbres e identidades de hoy, convertidas en formas expresas de resiliencia.
Este modo de conocimiento, desde las reminiscencias, se corresponde con la idea platónica del recuerdo innatista, esto es, el recuerdo como conocimiento, en tanto que la experiencia empírica no puede explicar la realidad, y se necesita la participación del recuerdo como algo que ya se vivió, que no es nuevo, como algo a lo que se tuvo acceso antes de encarnarse y vivir en este mundo material, cuando vivía en el mundo de las ideas. La teoría platónica de la reminiscencia defiende la extraña tesis de que el alma vive sin el cuerpo en el mundo de las ideas, las percibe a estas junto con sus relaciones, se encarna, olvida dicho conocimiento, y, gracias a la intervención de un maestro, consigue rememorar ese conocimiento olvidado4.
La investigación que aquí se presenta recupera la idea del recuerdo como conocimiento bajo la categoría de reminiscencia, la cual se pretende identificar en los códigos empleados en el lenguaje audiovisual, y reconocer el aprovechamiento de los LAVIC como una oportunidad para hacer memoria. Para ello, se recurrió al enfoque de interpretación de contenidos, orientado a la búsqueda de conocimientos sobre el sujeto productor del material que evidencien la apropiación de las tecnologías de la comunicación mediante el uso de testimonios de entrevistas a profundidad.
Así mismo, se aplicó la técnica de la observación completa selectiva5 a dos de los diez audiovisuales proyectados en la 1ra Muestra Audiovisual de los Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura "Métete en la Película"6, llevada a cabo en la Casa de la Cultura Eulalia González Bello de María la Baja. La actividad permitió identificar reminiscencias asociadas a las categorías de paisajes y hechos victimizantes, víctimas mortales y nostalgias pre conflicto presentes en la narrativa audiovisual, además, dado su atributo digital y relacional, se presentó como expresión de innovación social, y como resultado del paso por el módulo de "TIC y la producción audiovisual" del programa de formación7.
Contar, por sobre todas las cosas
Con la disminución en la intensidad del conflicto, las comunidades de los Montes de María han podido recordar y expresar, con relativa tranquilidad, lo que el conflicto armado dejó a su paso. En el municipio de María la Baja (Bolívar), el ejercicio de memoria encuentra en la cantadora Pabla Flores8 un caso excepcional, ya que, gracias a su sensibilidad estética y capacidad técnica para cantar a son de bullerengue9, Pabla logró expresar sus sentires10.
Sin embargo, para que las personas recurran a las manifestaciones culturales para expresar sus malestares, se requiere de un estímulo adicional que provoque la manifestación de la creatividad y esta deje de estar sujeta a la condición que la vincula exclusivamente a personajes talentosos, como el caso de Pabla, y como algo que va más allá del reconocimiento de las manifestaciones culturales o el de su práctica social.
Con esa intención, entre 2015 y 2016, en la casa de la cultura del municipio de María la Baja, al norte del departamento de Bolívar, se realizaron importantes adecuaciones de ambientes tecnológicos y se preparó la primera cohorte de un programa de formación enfocado en la innovación social, espacio en el que los participantes encontraron la oportunidad de reconocer, usar y apropiarse de su cultura mediante procesos de investigación y creación mediados por el uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC), las cuales, ante la necesidad humana de contar, y con el atenuante histórico del conflicto armado que afectó el territorio montemariano, brindaron la posibilidad de que los asistentes al programa pudieran hacer memoria del conflicto.
Así, las memorias, integradas a narrativas audiovisuales como productos digitales, recuperadas de la trama cultural, poseerían 'en potencia' atributos de innovación social. Por ello, conviene primero conocer cuál es la situación del audiovisual en el Caribe colombiano como recurso narrativo, sus usos y circunstancias, para así entender el lugar y los aportes que en ese sentido realizan los Laboratorios Vivos.
Sobre los usos del audiovisual en el Caribe colombiano y los Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura
Iriarte y Miranda (2011), constituyen el principal referente para contrastar el impacto que los Laboratorios Vivos realizaron a escala departamental respecto a las recientes dinámicas de uso y apropiación del audiovisual en la región Caribe. Este estudio, promovido por el Observatorio del Caribe Colombiano, el Ministerio de Cultura y el Plan Audiovisual Nacional - PAN con el fin de "generar elementos que contribuyan a la formulación de una política pública audiovisual para el Caribe colombiano" (Iriarte y Miranda, 2011, p. 13), implicó la creación del Observatorio Audiovisual del Caribe, organización responsable de cartografiar la actividad audiovisual de organizaciones en las principales ciudades del Caribe colombiano entre 2004-2011, con lo cual, se logró contactar a 148 actores sociales, identificar 166 productos audiovisuales y caracterizar 28 experiencias exitosas, de las cuales, el 71,4% fueron organizaciones creadas a partir de 2001 y que a partir de 2006 iniciaron su trabajo en lo audiovisual concentrado en la producción o realización, un 18% en la formación audiovisual y 11% en actividades de formación de público, evidenciando con ello un incipiente aprendizaje de la actividad audiovisual en la región (Iriarte y Miranda, 2011), lo que les ha permitido concluir que:
(...) las prácticas audiovisuales que adelanta la sociedad civil del Caribe colombiano no solo responden a las realidades y procesos socioculturales de la región, sino que, en esa medida, los usos y productos audiovisuales que se han identificado constituyen una propuesta de agenciamiento y acompañamiento social que desafía las narrativas hegemónicas, tanto en sus contenidos como en sus formas. (Iriarte y Miranda, 2011, p. 32)
Los autores consideran que en la región, tanto rural como urbana, los espectadores devienen en productores
"(...) al ubicarse detrás de una cámara y narrar en imágenes su cotidianidad" (Iriarte y Miranda, 2011, p. 15) sin tener en cuenta el lucro, donde los factores sociales y culturales cuentan más que los aspectos puramente tecnológicos y donde las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pueden revelar nuevos conceptos sociales que, por transformadores de la realidad social, dejan de estar vinculados a unos fines exclusivos (Terceiro, como se citó en Iriarte y Miranda, 2011).
Respecto a las historias narradas en los productos audiovisuales identificados, sobresalen, por recurrentes, temáticas referidas a las "Tradiciones culturales del Caribe", al "Patrimonio musical" e "Historias urbanas", seguidas de preocupaciones medioambientales y de la vida urbana. El tema "Conflicto y Memoria", como categoría, aparece recientemente con tres producciones en el compilado regional11, siendo este un tema poco desarrollado. Además, el 51% de los productos audiovisuales recurrieron al género narrativo del documental, seguido de un 19% de trabajos narrados en clave de ficción (Iriarte y Miranda, 2011),
El escenario presentado anteriormente describe de la mejor manera los agenciamientos audiovisuales recientes en la región Caribe, y tras la identificación de estrategias insuficientes para la apropiación y uso de la cultura como productora de conocimiento y generadora de procesos de innovación social12 en el departamento de Bolívar, surgieron los Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura, una iniciativa del sector público como expresión de la política pública en cultura del Plan de Desarrollo Departamental del Bolívar Ganador 2012 - 2015, en el gobierno de Juan Carlos Gossaín Rognini, y, luego, acogida por el gobierno de Dumek Turbay, del Bolívar Sí Avanza 2016 - 2019, que reúne como atributos lo mejor de las experiencias que definen el uso del audiovisual en el Caribe colombiano: la vinculación de comunidades y de su contexto cultural en procesos de creación.
Con un robusto presupuesto de operación para dos años, el proyecto buscó beneficiar, directamente y de forma gratuita, a más de 540 personas, entre creadores, estudiantes, docentes y comunidad en general (y de manera indirecta a más de sesenta mil habitantes) de los municipios de Clemencia y María la Baja (Bolívar) (Gobernación de Bolívar, ICULTUR y UTADEO, 2014), en calidad de participantes de un programa de formación que, a través del avance secuencial entre módulos, esperó generar el reconocimiento, uso y apropiación de la cultura local y su estimación como emprendimientos culturales mediados por las TIC13.
A la fecha14, diciembre de 2016, el proyecto contribuyó a que los participantes de la primera cohorte de ambos municipios, personas con nula o incipiente experiencia en lo audiovisual, realizaran y presentaran públicamente 20 productos audiovisuales de género documental en la primera Muestra Audiovisual de los Laboratorios Vivos de Innovación y Cultura titulada "Métete en la Película", gracias a los "microproyectos de investigación creación": estrategia didáctica que brindó estructura a las ideas creativas sometidas a las preguntas problema en los distintos módulos del programa de formación. Fue en el módulo de "TIC y la producción audiovisual" (del que se hablará más adelante) donde los microproyectos fueron pensados -con especial interés- en clave y desde las lógicas de la producción audiovisual. Este proyecto requirió a los Laboratorios Vivos un tiempo corto para articular la formación, la realización y la producción, en relación con los cinco años que les tomó a las organizaciones caracterizadas en el estudio de Iriarte y Miranda (2011).
María la Baja: memoria, conflicto armado y tecnologías de la comunicación
María la Baja es un municipio ubicado en las faldas de la Serranía de San Jacinto también conocida como Montes de María), al noroccidente del departamento de Bolívar. Como municipio, data del año 1936 y se localiza en la zona de influencia del Canal del Dique y la Zona de Desarrollo Económico Social de los Montes de María, a 14 metros sobre el nivel del mar y a 73 km de Cartagena de Indias, el municipio tiene una extensión de 547 km2 (150 Km2 área urbana, y 397 Km2 el área rural). Según datos del DANE (2005) María la Baja cuenta con una población total de 48.079 habitantes (21,159 en la zona urbana), en donde el 97,10% de la población se considera afrodescendiente.
Esta tierra, de suelo fértil y vocación agroindustrial, ganadera, forestal y artesanal, está asociada al potencial hídrico, el más alto potencial de la zona norte y centro del departamento de Bolívar (Alcaldía de María la Baja, 2001, p. 40), conformado por los embalses de Matuya, Playón, el Pondaje, el Viento, entre otros, además de las aguas subterráneas, y áreas pantanosas y cenagosas asociadas al Canal del Dique.
La presencia del conflicto armado en el municipio data desde 1993, con el frente 37 de las FARC, uno de los cinco frentes del Bloque Caribe liderado por alias "Iván Márquez", luego, desde 2000, el municipio fue penetrado por el Bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia - AUC, quienes en más de una ocasión se enfrentaron por el control del municipio (Osorio, 2015). En paralelo, junto con El Carmen de Bolívar, María la Baja se convirtió en el principal receptor de desplazados de las zonas rurales de los corregimientos de San José de Playón (entre 1986 a 2005) y Mampuján (entre 2000 y 2002), hoy ambos sujetos colectivos de reparación colectiva, actualmente en proceso de retornos y reubicaciones15.
A partir de 2005, con la desmovilización de 594 combatientes de las AUC, la salida de la Infantería de Marina y la llegada del Ejército Nacional, y por su cuenta, el debilitamiento del frente 37 de las FARC, el más fuerte del Caribe Colombiano (Osorio, 2015), entre 2007 y 2008, María la Baja, sus corregimientos y veredas experimentaron un lento proceso de transición hacia el postconflicto16, en medio de otras formas de violencia17.
Respecto al uso de las TIC, según datos del Ministerio de las TIC (2015), la introducción del internet no alcanzó el 1% entre 2010 y 2014, y el acceso en el área rural es obtenido a través de puntos comunitarios como los Kioscos Vive Digital, por lo que se evidencia poca infraestructura tecnológica, y, por ende, limitado acceso a esta herramienta.
En cuanto al uso narrativo de imágenes en movimiento, de acuerdo con Iriarte y Miranda (2011), este es incipiente y se concentra en dos producciones agenciadas por organizaciones sociales: una, el Colectivo de Comunicaciones Monte de María - CCMM Línea 21, y la producción titulada 'Mujeres de María la Baja' de 2010, realizada con las mujeres tejedoras de Mampuján del colectivo de narradores y narradoras del municipio en ocasión del proyecto 'Memoria, comunicación y territorio', publicado en YouTube en 2011 con 1.569 visualizaciones a la fecha, y otra, la Corporación de Desarrollo Solidario (CDS) - Bolívar, con un video de bajo presupuesto titulado "Mujeres Ahorradoras" de San José de Playón, publicado en YouTube el 17 de noviembre de 2013, con 949 reproducciones a la fecha.
Respecto a las manifestaciones culturales, según Paulhiac, Ortega, Alfaro, Mendoza, Barraza, Ochoa, Santamaría, García & Marín (2016), se desarrollan con especial interés el bullerengue y el Festival Nacional del Bullerengue, seguida de la champeta urbana, las bandas y la músicas de acordeón, los tejidos de las mujeres del corregimiento de Mampuján, además de la medicina tradicional proveniente de los conocimientos ancestrales de los habitantes del Cabildo Menor Indígena Zenú de La Pista, las artesanías con palma de iraca, la gastronomía, las huellas de etnicidad afro e indígena en el cuerpo, en el espacio y en las prácticas rituales y la rememoración (Gobernación de Bolívar, ICULTUR y UTADEO (2016).
Es oportuno afirmar que la probabilidad de hallar reminiscencias del conflicto se incrementa en la medida que la violencia haya permeado la vida cultural de las personas, si afectó las formas tradicionales de acceder a los significados y a las formas simbólicas de las manifestaciones.
Al respecto, para Elisabeth Jelin, "la marca de lo traumático interviene de manera central en lo que el sujeto puede y no puede recordar, silenciar, olvidar o elaborar" (2002, pág. 11), y menciona cómo, a menudo, "los actores que luchan por definir y nombrar lo que tuvo lugar durante períodos de guerra, visualizan su accionar como si fueran pasos necesarios para ayudar a que los horrores del pasado no se vuelvan a repetir -nunca más-"(2002, pág. 12). Jelin advierte que las <<cuentas con el pasado>> no son fáciles de resolver, al combinarse con urgencias éticas, demandas morales, responsabilidades, reconocimientos y justicia institucional, por la conflictividad política en los escenarios donde se plantean y por la destrucción de los lazos sociales inherente a las situaciones de catástrofe social (Jelin, 2002). Lo traumático, entonces, como un criterio para decidir lo que vale la pena recordar y olvidar, y las distintas urgencias en juego en tales valoraciones, ponen en riesgo el sentido de identidad y cohesión social cuando por cuenta del conflicto, llegan a ser ignoradas las tradiciones culturales.
Estamos hablando de procesos de significación y resignificación subjetivos, donde los sujetos de la acción se mueven y orientan (o se desorientan y se pierden) entre <<futuros pasados>> (Koselleck, 1993), <<futuros perdido>> (Huyssen, 2000) y <<pasado que no pasan>> (Connan y Rousso, 1994) en un presente que se tiene que acercar y alejar simultáneamente de esos pasados recogidos en los espacios de experiencia y de los futuros incorporado en horizontes de expectativa. (Jelin, 2002, p. 13)
Aquí, la reminiscencia se asume en su connotación poética y desde la concepción platónica, en la cual conocer es recordar, ya que las memorias del conflicto llevan incorporadas recuerdos, sentires y dolores, como "(...) el puente que hila la identidad de manera colectiva, pensando en el pasado - y las repercusiones que tiene sobre el presente y el futuro, por lo cual alrededor del hecho de recordar se configuran en muchas ocasiones las apuestas a futuro y la emotividad alrededor de ellas" (Gobierno de Colombia y el Subcomité Técnico de Medidas de Satisfacción, Unidad de víctimas, 2016, p. 20).
TIC y la producción audiovisual: un módulo del programa de formación
El interés por hallar reminiscencias del conflicto armado en productos audiovisuales responde a la intuición por conocer qué ocurre en términos de construcción de capacidades comunicativas audiovisuales, al ser este un déficit en la región Caribe señalado en la investigación de Miranda y Iriarte (2011), frente al énfasis que el proyecto LAVIC puso en las TIC: dotando las casas de la cultura de los municipios beneficiados con ambientes tecnológicos y diseñando un módulo específico dentro del programa de formación18 de nombre "TIC y la producción audiovisual", en el cual, las ideas de los microproyectos se convierten en contenidos audiovisuales gracias a la interacción de los participantes19, con equipos tecnológicos y principios técnicos y teóricos básicos de la producción audiovisual.
Sobre la condición de víctima de los participantes de María la Baja, los resultados del proceso de caracterización adelantado por el área de investigación del proyecto revelan que un 62% de los participantes se considera víctima20, y los hechos victimizantes por los cuales han sido afectados incluyen principalmente el desplazamiento forzado (46,6%), seguido de amenaza a la vida, la seguridad y la integridad personal (27,4%) y homicidio (12,3%) (Molina, et. al, 2017).
De los cuatro perfiles de participantes21, 36 personas de los grupos de Formadores (4 participantes) y de Aprendices A, B y C (32 participantes) recibieron capacitación en este módulo en la primera cohorte del programa de formación en María la Baja, en el que la búsqueda de reminiscencias del conflicto se concentró en las piezas audiovisuales presentadas por ellos en la 1ra Muestra Audiovisual "Métete en la película"22, asunto metodológico que se abordará enseguida.
Métete en la película o el análisis de contenidos
El análisis de contenido, técnica cuya finalidad es la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación o de cualquier otra manifestación de la conducta, se realizó sobre los videos identificados con reminiscencias del conflicto, en la muestra audiovisual, mediante reproducciones desde YouTube ex post (información consignada en una tabla de sistematización). Para evidenciar la apropiación de las tecnologías de parte de los realizadores, se presentarán citas textuales tomadas de entrevistas a profundidad aplicadas ex ante a todos los participantes del proyecto, incluidos los autores de los videos seleccionados, por parte del área de investigación del proyecto LAVIC.
En el marco de estas consideraciones, el jueves 15 de septiembre de 2016, se presenció el primer día de la muestra audiovisual. La actividad principal, que inició a las 6:00 pm, incluyó la proyección de 10 productos audiovisuales junto con el reconocimiento público a cada uno de los realizadores, quienes caminaron sobre una alfombra roja hasta una tarima desde donde pronunciaron algunas palabras y recibieron efusivos aplausos.
La observación se concentró en la proyección de los videos identificando en sus narrativas y en tiempo real, la presencia o no de reminiscencias del conflicto armado asociadas a una o a algunas de tres categorías, así: a) Paisajes y hechos victimizantes, b) Mención a víctimas mortales y desaparecidos, y c) Nostalgias pre conflicto.
Los anteriores criterios surgieron de agrupar las principales referencias que, en términos de afectaciones a la vida por cuenta del conflicto, fueron mencionados en dos experiencias recientes con víctimas de los Montes de María, ambas, realizadas por el autor. La primera, consistió en una medida de satisfacción con la participación de 15 "jóvenes provocadores de paz", representantes de 15 veredas de la alta montaña de El Carmen de Bolívar, titulada Vosotros23: alta montaña de El Carmen de Bolívar; la segunda, una consultoría para la Organización Internacional para las Migraciones - OIM, para el diseño de iniciativas de memoria24, con la participación de la comunidad del corregimiento de San José de Playón, ambas realizadas en 2015.
En estas experiencias, las víctimas hicieron referencia al paisaje natural (al territorio) alterado e inaccesible, a las limitaciones de movilidad, a los lugares donde ocurrieron los hechos trágicos junto con los nombres completos y roles de las personas desaparecidas o asesinadas, referencias que sirvieron de base para configurar la primera categoría de selección de reminiscencias referida a Paisajes y hechos victimizantes, la segunda categoría recoge la Mención a víctimas mortales y desaparecidos, y como expresaron, también, las nostalgias de un pasado mejor, esto sirvió de base para la tercera categoría de selección, Nostalgias pre conflicto.
Con el fin de identificar inferencias en las narrativas audiovisuales, se diseñó una tabla que enfrentó los 10 videos proyectados (en filas) con las tres categorías (columnas) antes descritas, se marca un "ok" en la celda cuando se identificaban reminiscencias asociadas a las categorías, y una "x" cuando no ocurría. Además, se elaboró una tabla con el fin de registrar la duración de cada audiovisual (ver tabla 1).
Tabla 1. Videos por título, duración (rodaje y producto final) y reproducciones en YouTube, presentados durante la 1ra muestra audiovisual en María la Baja. Fuente: Elaboración propia
Fuente: Elaboración propia
* Los datos totales hacen referencia a la duración de rodaje, duración del producto terminado y el nú mero de reproducciones hasta el 21 de diciembre de 2016.
A continuación, en la Tabla 2, se presentan los resultados de la observación completa, junto con el análisis de contenido ex post de aquellos videos con marcas "ok" en las columnas de "criterios de selección". Cada reminiscencia identificada se anotó en la última columna, con el dato del minuto y el segundo del momento cuando figuró en el video. La tabla incluye y presenta algunos datos, correspondiente a la sinopsis y los participantes, previamente sistematizados por el área de formación del proyecto.
Fuente: Elaboración propia
*Este fue uno de los hechos victimizantes identificados por la profesional en ciencias sociales Stefani Jiménez, durante la construcción de la línea de tiempo con la comunidad de San José de Playón, en el Proyecto de apoyo a la comunidad de San José de Playón del Municipio de María la Baja - Bolívar en la reconstrucción de los hechos victi mizantes ocurridos en el marco del conflicto armado. 2015.
La tabla 2 muestra que dos (2) productos audiovisuales (de diez) presentan reminiscencias del conflicto en sus narrativas en las categorías de Paisajes y hechos victimizantes y Nostalgias pre conflicto, uno, asociado a los recuerdos en torno a la represa del corregimiento de San José de Playón titulado "El Embalse de Playón" (Aprendices B y C), el otro, asociado al barrio San José de la Pradera, en María la Baja, titulado "Mi barrio, mi gente" (Formadores).
Resulta de interés que en las narraciones no se mencionan los nombres propios de las víctimas mortales ni el de las fuerzas insurgentes y paramilitares responsables de los hechos que se recuerdan. En ambos videos, el paso del lamento al optimismo se da sin dificultad, eso sí, la preocupación por el bienestar es latente: en el caso de la represa, el bajo nivel del agua pone en riesgo la seguridad alimentaria y la higiene en San José de Playón y María la Baja, y en San José de la Pradera, las calles sin pavimentar hacen difícil la convivencia. Se destaca en las declaraciones de los participantes cómo la fe en Dios les brinda confianza y optimismo de un mejor futuro, al punto de considerar que les otorga poderes para emprender ideas y realizarlas.
A propósito del conflicto armado evocado detrás de estos dos productos:
"Entre los años 80 y la primera década del año 2000, el corregimiento de San José de Playón fue el escenario de múltiples acciones perpetradas por grupos armados guerrilleros y paramilitares que causaron la muerte de más de 60 personas. Uno de los hechos con mayor recordación por la comunidad fue el día de `La Quema´, ocurrida en la madrigada del 18 de agosto de 1999 por integrantes de las AUC, quienes llegaron al territorio, asesinaron a 5 habitantes de la cabecera corregimental, quemaron graneros, casas y vehículos que transportaban alimentos"25.
Retomando la muestra audiovisual, se destaca la resolución (calidad) de las imágenes, en HD, las escenas de apoyo, los encuadres para las entrevistas y la inserción de los créditos, por lo cual, se hace evidente el uso de equipos de edición de punta y el conocimiento de principios de narración audiovisual. Aunque los relatos partieron de la experiencia pasada de cada participante, los cuales no fueron consensuados con el colectivo de participantes o por alguna institución académica, son ejercicios que caben dentro de la categoría de memoria histórica. En este aspecto, vale la pena mencionar a Maurice Halbwachs (2004), quien considera que la memoria individual y la memoria colectiva forman parte de un mismo fenómeno social, puesto que, bajo su consideración, la memoria o el recuerdo personal está siempre ligado a un contexto y, por lo tanto, a un marco social. Halbwachs (2004) señala, en este sentido, que dicho marco referencial de memoria está constituido por la experiencia y, en segundo lugar, por un conjunto de reflexiones, de forma que lo que entendemos por "marco de la memoria" es, asimismo, una "cadena de ideas y juicios".
Las temáticas de los demás trabajos guardaron correspondencia con las lógicas evidenciadas por Iriarte y Miranda (2011), al ocuparse en recrear imaginarios locales: mitos, creencias, prácticas socioculturales. Igualmente, se evidenciaron denuncias y cuestionamientos sociales, así como la difusión de productos musicales y artesanales, entre otros. Todos los videos recurrieron al formato documental26.
Ahora bien, para establecer correspondencias entre los productos y la apropiación de conocimientos sobre procesos de realización audiovisual, citaremos algunos testimonios de los directores de los videos, extraídos de las entrevistas a profundad aplicadas por el área de investigación del proyecto antes de la muestra audiovisual:
Jesús Manuel Fuentes Banquéz27 / El Embalse de Playón
Antonio Ortega28: ¿Qué fue lo que más te gustó?
Jesús Manuel Fuentes Banquéz: Bueno, la clase de TIC y Producción documental.
AO: ¿Qué hiciste ahí?
JF: Bueno, ahí hice mi primer documental en grupo, nosotros hicimos sobre el embalse de Playón, nos trasladamos hasta allá e hicimos entrevista y chévere todo.
AO: ¿Qué cosas crees tú que no se te ha olvidado y que jamás se te va a olvidar?
JF: Bueno, en la clase con Nemesio29, unas clases de baile que son complicadísimos, por ejemplo, el profe David30 nos enseñó que la luz es la materia prima de unas cámaras, entonces lo más importante de una cámara es el ISO y la velocidad.
AO: ¿Qué actividades del proceso de formación te interesaron más para tu proceso de formación?
JF: La verdad es lo que aprendí con el profesor David y creo que el uso de la tecnología de las cámaras es algo que tengo que tener presente porque uno nunca sabe dónde va a llevar y poder grabar con Lizeth creo que la técnica vocal para lo que yo estoy haciendo de cantar champeta eso tiene mucha importancia en mi vida, siento que lo que me han enseñado me van a servir mucho es muy clave para mí.
AO: ¿Qué hiciste ahí en tu documental?
JF: Hice la historia del embalse de Playón, mi papá vive en los Montes de María y yo paso viajando para allá en las lanchas esas y otras vez me regreso, de ahí me interesó saber la historia de eso porque mi abuelo me dijo que él había trabajado ahí y me empezó a contar, me dijo que ahí sembraban arroz y ahora lo cogen para regar la palma y me interesó saber más a fondo del embalse, supe de ahí que sufrió de mucha contaminación y que el conflicto armado también estuvo ahí presente y que la gente transitaba mucho por ahí, antes Playón era alegre y que ya después de que llegara el conflicto armado cambió mucho, ya en los años de los noventas no había casa y hoy en día es que hay gente haciendo casas.
En las respuestas escogidas se hacen evidentes las correspondencias con las reminiscencias halladas en el video. Respecto a la trazabilidad de su microproyecto, el mediador David Covo declaró al autor que, en general, "no hubo continuidad" al haber concedido libertad a los participantes de escoger su tema al llegar a su módulo, y por ello muchos decidieron, como fue el caso de Jesús Fuentes, iniciar con una nueva idea, distinta de la que venían desarrollando en los módulos anteriores. Esta ruptura en el proceso, si bien es un problema de sincronía en la compleja operación del programa de formación, no se constituyó en impedimento para que se realizaran dos productos en clave de memoria.
Elquin Retamozo31 / Mi barrio, mi gente
Antonio Ortega: Por favor cuéntanos brevemente, ¿cómo fue tu experiencia durante el programa de formación?
Elquin Retamozo: (...) Durante todo el proceso de formación, hasta el penúltimo módulo con David Covo cuando empezamos a mirar el tema de las cámaras y el tema de la luminosidad y de cómo se debe enfocar una imagen, entonces esas cosas si fueron más específicas en cuanto al uso de esas herramientas tecnologías y que fueron adaptadas para crear y producir los productos, y con razón de eso yo si quería hacer una sugerencia y es con relación a ese módulo y es que para mí es un módulo, que no es que sea más relevante que los demás, pero sí el tema del manejo de las herramientas tecnológicas es un tema de mucho más tiempo, entonces me parecería que para la segunda cohorte creo que deberían darle más tiempo para ejecutar este módulo para que las personas que vayan a entrar tengan un poco más de conocimiento y esas herramientas y que sabemos que en su momento el proyecto va a terminar y pues las personas que están contratadas acá y en su momento se van a ir y lo ideal es que esas personas que están aprendiendo tengan un buen uso de esas herramientas para que no se vayan a dañar o las vayamos a dañar.
AO: ¿Qué actividades del proceso de formación te generaron más satisfacción en el proceso de aprendizaje?
ER: Por lo menos particularmente a mí fue el uso de herramientas tecnológicas, aprender a tomar una foto o a hacer el sonidista de los laboratorios Vivos fue una forma de mirar que esa herramientas no es que tengas dientes o que nos vayan a morder, pero sí hay que saberlas usar, entonces pues también fue mirar el cómo partíamos barreras que nos hacíamos antes, entonces todo ese proceso de transformación nos permitió mirar como partíamos esa barrera y hacer buenos trabajos en el proceso de formación.
AO: Bueno, ahora vamos con la tercera parte de la entrevista y esta tiene que ver con el proyecto, ¿de qué trata tu microproyecto?
ER: Bueno, como le decía anteriormente, yo inicialmente me había ido por el tema de la formación con relación al tema cultural, había pensado en la elaboración de un espacio donde se desarrollen las manifestaciones culturales de nuestro municipio y donde ellos pudieran hacer uso de los espacios para prácticas, entonces como ahora vemos que tenemos la casa de la cultura y que hay salas que ahora están ocupadas por otras salas, que van a ser muy productivas, pero que son para un uso específico. (...) la idea es que a través de la memoria histórica que lo quise llamar Parque para la Paz San José de la Pradera, también podamos tener un espacio para hacer memoria histórica, porque somos personas que fueron víctimas de memoria histórica y de perdón y sanación, la idea es sanar heridas con esos documentales.
Es claro que para Elquin, su paso por el módulo de TIC fue significativo, también, se confirma que no hubo continuidad en su microproyecto. Otro aspecto que destaca se relaciona con la necesidad de "darle más tiempo para ejecutar este módulo para que las personas que vayan a entrar tengan un poco más de conocimiento", que se vincula con la afirmación de David Covo, quien comentó que "los participantes no editaron los videos32", lo cual explica por qué los autores de los videos conocieron sus trabajos "terminados" durante la Muestra Audiovisual y no antes.
Reminiscencias: por una memoria relacional y digital como innovación social, a modo de conclusiones
Partimos afirmando que construir memoria es un acto político y una práctica social, y que la forma de hacerlo puede significar una revolución simbólica de salto social. Pensamos que tal salto puede ser agenciado por las propias comunidades y talentos, en el que se vinculen las prácticas culturales, o por organizaciones de la sociedad civil, y se permita el desarrollo de capacidades comunicativas, o por el mismo Estado, con políticas que promuevan la reconstrucción de la memoria y la reparación, con proyectos como los Laboratorios Vivos, cuya implementación contribuyó en ese sentido.
Los usos digitales en ejercicios de memoria que recurren a las TIC (en forma de narración audiovisual) y su distribución abren la posibilidad para que estas se pongan en diálogo, tal y como el filósofo español José Luis Brea (2007) vaticina que ocurrirá con la cultura en la era de su distribución electrónica, es decir, al dejar de comportarse como "(...) una memoria de archivo, para hacerlo en cambio como memoria de procesamiento, de interconexiones de datos -y sujetos- de conocimiento" (Brea, 2007, p. 13).
Al respecto, pensamos, así como lo hace el antropólogo colombiano Alejandro Castillejo Cuéllar, estudioso de las "operaciones archivísticas" en el registro de violaciones a los derechos humanos, que la memoria es un artefacto cultural cuya configuración específica está determinada por una serie de condiciones históricas concretas de producción (Castillejo, 2015), que para el caso, el artefacto de Castillejo serían los productos audiovisuales con reminiscencias del conflicto, condicionados históricamente por la presencia del proyecto Laboratorios Vivos en el municipio.
Asimismo, "archivar", continuando con Castillejo Cuéllar, trata "(...) de las condiciones que posibilitan identificar un cierto "lugar" como "archivo", (...) de localizar formas sociales de administración del pasado, de las maneras como una sociedad lo hace inteligible a través de una serie de lenguajes y de prácticas nominativas" (Castillejo, 2015, pág. 35), asunto que, vinculado a la idea de memoria como artefacto cultural, significaría que el producto audiovisual es tanto artefacto como archivo al contener (localizar) referencias del conflicto armado, convertido por ello en un "lugar" de la memoria, uno que, dada su naturaleza digital, se transforma en memoria de procesamiento (Brea, 2007), favoreciendo interconexiones, enemistades y un sinnúmero de relaciones.
De esta manera, una memoria digital es relacional cuando, como con la cultura -en términos de Brea-, promueve interconexiones entre sujetos, para lo cual las tecnologías de la información y de la comunicación como las redes sociales, sitios web, correos electrónicos y dispositivos de reproducción digital (tabletas, teléfonos inteligentes, laptops) son fundamentales. Por lo tanto, el lugar de la memoria que existe en artefactos culturales como productos audiovisuales, vistos como archivos, es móvil, y transita por el mundo de las tecnologías de la información y de la comunicación. Ahora, pretender que la memoria del conflicto presente en la narrativa audiovisual pueda ser vista como una expresión de innovación social, entendida por los LAVIC como "nuevas ideas (productos, servicios y modelos) que simultáneamente cubren necesidades sociales y crean nuevas relaciones sociales, se comprende a partir de los hallazgos que esta investigación (intuición) encontró y que se resumen a continuación:
Los hallazgos documentales y empíricos permiten establecer que la comunidad de María la Baja aún procesa los estragos de la guerra, y que la necesidad de hacer memoria del conflicto ha encontrado diversos modos de expresión, agenciados principalmente por organizaciones sociales, o recreada a través de expresiones culturales a cargo de sus artistas, donde el uso del recurso audiovisual es aún incipiente, y donde los sujetos cotidianos desesperan por poner en orden su pasado, entre otros asuntos.
Cuando el proyecto Laboratorios Vivos llegó al municipio de María la Baja, e invitó a los locales a participar, animándolos a llevar a cabo un proyecto creativo de base cultural, aprovechando conocimientos y experiencias previas que luego fueron volcadas a lenguajes audiovisuales, significó un despertar de la creatividad e imaginación de sus participantes, condiciones ideales para el ejercicio de la libre expresión, y para que la memoria
del conflicto se manifestara y expresara, contribuyendo, así, a los esfuerzos de reconciliación.
Cuando los participantes, autores de los videos con reminiscencias del conflicto, asumieron el lenguaje audiovisual como un modo de recordar, y que gracias a su formato digital y a la Internet es posible acceder a ellos, establecieron con ello nuevas relaciones sociales que hacen tránsito al ámbito de lo digital, incorporando lo audiovisual dentro del repertorio de expresiones culturales del municipio.