Introducción
La investigación presentó como objetivo analizar la actividad política que realizaron los grupos de izquierda en el movimiento estudiantil que se llevó a cabo en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en el año 1971. Los grupos seleccionados fueron aquellos que organizaban las marchas estudiantiles y que tenían los nexos con los partidos políticos nacionales. Por lo tanto, nos ocuparemos de cuatro grupos: la Juventud Patriótica (JUPA), que dependía del partido político MOIR con una orientación marxista-leninista o línea maoísta; la Juventud Comunista (JUCO), que dependía del partido político comunista colombiano con influencia de la Unión Soviética; los trotskistas, sustentados en el pensamiento libertario de León Trotsky; los Camilistas, que pertenecían a la corriente que dejó tras de sí la incorporación de Camilo Torres Restrepo al Ejército de Liberación Nacional en noviembre de 1965. De estos cuatro grupos, los tres últimos tenían, presuntamente, nexos con movimientos insurgentes.
El periodo histórico lo ubicamos en el año 1971, por ser el año de la presentación y negociación del Programa Mínimo de los estudiantes colombianos”. Esta propuesta, estuvo acompañada de grandes movilizaciones nacionales, siendo Ministro de Educación el liberal Luis Carlos Galán, bajo el gobierno del conservador Misael Pastrana (1970-1974), que finalizaba el Frente Nacional.
En la metodología presentaremos las posiciones ideológicas con los puntos de acuerdo y disenso de los cuatro grupos estudiantiles de izquierda y los enfrentamientos internos entre ellos y la unidad respecto a su supervivencia frente a los ataques del grupo de estudiantes y profesores autodenominados “Frente colombianista”, dirigido por el profesor Corsi Otálora, abiertamente declarados de “derechas” y sustentados políticamente en el discurso y acciones de los llamados “Camisas negras” en Italia, el fascismo alemán y, en especial, se recogían en la fuerte influencia de la “falange” española que desde la década de los treinta tenía repercusión en intelectuales reconocidos en el ámbito educativo, como MiguelJiménez López4, embajador de Colombia en Alemania entre 1925-1926; Rafael Azula Barrera, director del diario El Vigía, “El Vigía, órgano de expresión de las derechas” en la ciudad de Tunja. Por otra parte, dentro del sector moderado, bajo los principios del partido conservador, y vinculados al campo de la educación se destaca al educador Rafael Bernal Jiménez (1898-1974)5, secretario de Educación, quien en 1928 contrató al alemán Julius Sieber (1892-1963)6 para orientar una reforma del nivel educativo en el departamento de Boyacá, identificados en el contexto local por su participación en la constitución del proyecto educativo con el que se inauguró el proyecto educativo de la actual Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia a partir de la década de los cincuenta del siglo XX.
Las variables de análisis se agruparon en torno a: (1) el contexto socio-político de los movimientos estudiantiles en el siglo XX y la incidencia en la universidad colombiana; (2) las agrupaciones políticas estudiantiles de izquierda con presencia en la UPTC; (3) el programa mínimo y su impacto en el futuro de la universidad colombiana. En las estrategias se trabajó con documentos y entrevistas que presentan posiciones ideológicas e imaginarios en el transcurrir del tiempo.
Se concluye que los movimientos estudiantiles en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia presentan vinculación estrecha al movimiento estudiantil y a grupos políticospresentes en este periodo en el contexto nacional. Por otra parte, estas organizaciones en lo cotidiano desarrollan unos grupos de estudio sobre la realidad social, cultural y política de la nación, donde se forjaron los líderes y académicos de las siguientes décadas y otros quedaron reseñados y en años posteriores fueron asesinados o se exiliaron del país. Se concluye también que existen divergencias en las formas de manifestar los desacuerdos, según la concepción ideológica del grupo estudiantil, se evidencian diversos mecanismos para conseguir los objetivos propuestos. Quizá, la formación política que evidenciaban, en los años 70, los grupos estudiantiles de izquierda les dieron una mayor visión en la propuesta del Programa mínimo hacia una universidad con proyecto político. En esta medida se aporta elementos, desde el análisis reflexivo, para la comprensión de la dinámica actual del movimiento universitario colombiano.
La izquierda universitaria en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia frentea las jornadas de protesta de 1971
Para esta época, nos encontramos con un total de 85.560 estudiantes universitarios, con la capacidad de absorción de las universidades colombianas del 3,90%. Esta población estudiantil correspondía a 13 universidades públicas y 11 privadas, donde la universidad del Estado tenía una matrícula de 49.317 y la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) 1852 estudiantes y 182 profesores7, siendo una institución a donde llegaban estudiantes de todo el país, por el prestigio de la Facultad de Educación, en la formación de docentes y por la facilidad de las residencias universitarias.
La situación política del momento, se debe establecer con el hecho histórico de finalizar la alternancia de los dos partidos tradicionales: liberal y conservador que se habían pactado como sistema de sucesión en el poder desde el año 1957, tras el derrocamiento de la dictadura de Rojas Pinilla. Es así, que las elecciones presidenciales se dieron en el año 1970, se van a caracterizar por las tensiones y denuncias de “fraude electoral”, que dieron lugar al a la posesión como presidente del conservador Misael Eduardo Pastrana Borrero (1923-1997), quien designa como Ministro de Educación al liberal Luis Carlos Galán (1943-1989), en un ambiente político, del Departamento de Boyacá, donde predominaba el partido conservador, con el gobernador8 y secretario de educación de esta filiación política.
Hay que decir, que el año de 1970 lo ubican como el de la “crisis social y política de profundas dimensiones que repercutía en el ambiente universitario y en la UPTC”9. En el contexto nacional, se tenía el antecedente de la reforma educativa y del Plan de gobierno esbozado por el anterior Ministro de Educación Gabriel Betancurt Mejía y denominado “Plan integral de educación 1968-1971” y que el nuevo gobierno de Pastrana Borrero, intentaría llevar a cabo con una reforma universitaria. Es así, que a mediados del mes de abril de eseaño renuncia a la rectoría Eliécer Silva Celis y luego el presidente Misael Pastrana Borrero nombra a Armando Suescún Monroy Para algunos este rector tenía apertura mental, política de diálogo y tolerancia”10, mientras que para los estudiantes fue una figura represiva, por el hecho de las expulsiones de alumnos que llevo a cabo en el año 1971. Lo real, es que le correspondió afrontar la cúspide el movimiento estudiantil del año 1971, donde las directrices de solución eran para definirlas en el contexto del gobierno nacional, aunque cada universidad estableció su pliego particular de peticiones.
En el caso de la UPTC se presentaba la influencia sobre los estudiantes, de varios grupos de izquierda11 y de derecha para este año de 1971. Sin embargo, para esta investigación solo nos centramos en cuatro grupos, con ideologías políticas diferentes desde la izquierda, que se guiaban por sus respectivos partidos y se ubicaban con influencia internacional diferente de Rusia, China y Cuba. Dentro de este contexto, se demarca una gran diferencia y es la posición, primero, de qué sector debería dirigir la revolución. Para los de la JUPA-MOIR le correspondía al movimiento obrero y, por lo tanto, no estaban de acuerdo con la estrategia guerrillera. Este grupo tenía como órgano de expresión el periódico Tribuna Roja, el grupo del Teatro Libre y su máximo dirigente era Ricardo Mosquera12. Por el contrario, para los Camilistas y troskistas, el sector líder de la revolución debería ser el movimiento campesino y por ende la lucha armada era su principal forma de liberación13. Los del partido comunista con la Juco propugnaban por diferentes formas de lucha, incluyendo la armada, y la dirección de la revolución en la clase obrera.
Por otra parte, hay que decir que, el Grupo “Golconda” que se inscribía en el movimiento de la Teología de la Liberación tenía presencia en la UPTC, con líderes de la UIS que conformaron un sector radicalizado, reivindicaban las posiciones ideológicas del intelectual Camilo Torres Restrepo (1929-1966)14. El 15 de febrero de 1966, en el diario El Tiempo, uno de los periódicos de mayor alcance e impacto en Colombia, publicaron una reseña sobre los hechos ocurridos bajo el titular “Camilo, el cura guerrillero”15. Para el grupo camilista, este sacerdote se había convertido en la luz y modelo a seguir, como representante de la fuerza y el carácter del intelectual reflexivo, sensato y crítico frente a los problemas del país16, Su discurso del deber ser del estudiante fue introducido en la UPTC a través del citado grupo “camilistas” que lo consideraban fundamental para definir el habitus17 de la izquierda universitaria.
Por su parte, en 1971 surge la JUPA-MOIR, desde una perspectiva “renovada” en su momento por la distancia respecto a las formas de acción y participación de los grupos de presión estudiantil.
La radicalización de la izquierda universitaria
En estos años de 1970 a 1971, los grupos estudiantiles de izquierda tenían tres sitios de reuniones en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. La primera, correspondía a las habitaciones de las residencias universitarias masculinas, ubicadas en el centro de la ciudad, detrás de la catedral, en el antiguo convento Santa Clara Real18; se utilizaba para estudiar los documentos políticos y trazar las estrategias con respecto al movimiento universitario y alianzas con otros grupos si daba lugar. La segunda, donde se reunían los diferentes grupos estudiantiles, era el patio donde se ubicaba el comedor, actualmente Bienestar universitario. Allí, cada grupo exponía sus tesis con respecto al futuro de la universidad sustentados en citas de Marx, Lenin, Mao, Trotsky, Camilo y Marta Harnecker19, cuyo texto era, para este período, de obligatorio conocimiento para los grupos políticos estudiantiles. El tercero, era para realizar las asambleas generales estudiantiles y se ubicaban en el gran auditorio de la universidad denominado el “FAUSTO”, que tenía capacidad para más de 300 estudiantes. Los de estudiantes de izquierda se reconocían por su vestimenta informal, que acompañaban de una ruana y por lo tanto, contrastaba con las de los hombres y mujeres que se les tildaba de tradicionales. Las mujeres con vestido, cartera y media velada y los hombres con su vestido formal de paño, sin corbata. Para esta época ya no se llevaba el sombrero muy común en la década anterior20.
Como hemos indicado, en la UPTC existieron, entre otras organizaciones de izquierda, Espartaco (trotskista), los Comandos Camilistas, la JUPA-MOIR, la JUCO y MUFLA (alianza entre la línea Pekín y la línea Cuba); estas organizaciones confluían en los debates organizados por el Consejo Superior Estudiantil (COSUES), precedido por Germán Pinzón, Hernando Benítez, Queipo Timaná, Jairo Durán y Ernesto Camacho (1970-1971). Los entrevistados coincidieron en resaltar en Germán Pinzón su capacidad de oratoria, convocatoria y dirección del movimiento; a Hernando Benítez se le recuerda por ser agitador y también porque, tras su captura ilegal en 1979, se originó el movimiento conocido como el Catedralazo21.
La presencia de la mujer en el movimiento estudiantil era escasa, si bien a partir 1957 habían ingresado como estudiantes las primeras 20 mujeres al programa de Filología e Idiomas, “todas ellas externas, quienes fueron organizadas en una sección femenina, dirigida por una profesora”22. De hecho lo hicieron, previo permiso del “ Obispo de Tunja y de la Ministra de Educación Nacional, señora Josefina Valencia de Hubach (1913-1991)”23, hermana de Guillermo León Valencia (1909-1971), quien posteriormente, fuera presidente en el periodo 1962-1966. Más adelante, ingresaría la primera mujer docente a la Facultad de Educación Lucía Corsi Otálora, hermana del profesor Luis Corsi, dirigente del grupo denominado “Frente Colombianista”. Considera, Ana Hamon que “Es así, como las primeras mujeres estudiantes y docentes que ingresaron a la UPTC lo hicieron a la Facultad de Educación, para ejercer su tarea de educadoras, y de Enfermería, para ser cuidadoras de la salud de la familia y de la sociedad”24. Es más, tomando las 3 cohortes de las mujeres en la Uptc, que establece esta investigadora, localizamos que es en el segundo periodo cuando las estudiantes y docentes ingresan a la política universitaria. En este periodo la influencia de los movimientos feministas rompe con estructuras y formas de sociabilidad de la sociedad conservadora de la época. Se evidencia en frases despectivas, como: “se volvió macho”, usadas para referirse a las estudiantes que integraban grupos de estudio para analizar y organizar acciones que permitieran dar visibilidad a nuevas lecturas sobre la realidad política de la nación colombiana, alejadas del canon establecido por las autoridades académicas, eclesiásticas y políticas.25
Para el año 1971, el ingreso de la mujer a los movimientos de izquierda, se daba ya en forma abierta, aunque recibían el rechazo de los sectores conservadores. Podemos reseñar el grupo efímero femenino denominado “Tania” que lideró Diana Soto26, en el grupo camilista y que dejaría al ingresar al MOIR, para ser la gestora de la Juventud Patriótica, en la UPTC, en el año 1970.
El COSUES convocaba a asamblea para discutir las principales problemáticas de la universidad, el país y la región, como lo recuerda Carlos Castro: El teatro Fausto se convierte en el centro de la vida estudiantil y de la vida política y del movimiento estudiantil en la UPTC, los grandes debates en la historia de la UPTC se dan en el teatro Fausto27[...] los protagonistas fundamentalmente dos grupos, por un lado Espartaco, la Brigada Che Guevara, los grupos Camilistas y por el otro lado grupos como el Frente Colombianista28.
Se evidencia que las asambleas son conducidas por las organizaciones de izquierda y por los líderes estudiantiles que integran el COSUES, y que el paro es, en última instancia, una medida de presión hacia la administración.
En aquella época el problema de la alimentación era secundario, se pagaban tres pesos por comida, y simplemente, cuando esta no era adecuada o se quería llamar la atención, se hacía el “llamado de los cubiertos”, que consistía en hacer sonar todos al mismo tiempo los cubiertos sobre la mesa y al final cada estudiante se llevaba para su casa el recordatorio del cubierto. Se recuerda que lo fundamental era la bandera de la universidad pública, que en el Moir correspondía -el ideal en un eslogan-, a tener a una institución “científica, democrática y de masas”29.
Con el fin de verificar las tensiones y posiciones del estudiantado, se presenta a continuación un recorrido por algunos de los acontecimientos señalados en la prensa y en las actas del Consejo Superior y Académico, para los años de 1970 y 1971.
En primera instancia, debemos señalar que el movimiento estudiantil era nacional. Se gestó desde la convulsión política originada en el año 1970, como resultado del aumento en la cobertura y la situación financiera del sistema estatal de universidades; en segundo lugar, debe considerarse el potente discurso del socialismo latinoamericano que tenía eco en los estudiantes universitarios; precisamente, una de las banderas de lucha se relacionaba con la participación de agencias extranjeras, particularmente de los EEUU, como asesores de la organización curricular de las Universidades Publicas Colombianas. En el marco de estas discusiones sobre la política educativa tiene lugar la construcción de un pliego conocido como “Programa Minino de los Estudiantes Colombianos”, donde se establecen las condiciones “mínimas” para desarrollar una agenda de construcción de la política educativa con la participación activa de la ciudadanía y de los responsables de la Universidad como bien de la sociedad, los Estudiantes Universitarios.30
Para el domingo 1.° de febrero de 1970, el periódico El Tiempo titulaba: “Anuncian huelga en la universidad de Tunja. Se espera la participación de 300 estudiantes en la huelga en rechazo al ingreso de recursos económicos de la Fundación Ford”. A esta huelga se llegó por el acuerdo de los grupos de estudiantes de la izquierda en la UPTC. Es relevante comentar que, en todo el país, la izquierda universitaria reemplazar por: interpretaba los préstamos y aportes de las fundaciones “gringas” como evidentes señales del intervencionismo estadounidense (imperialismo), que buscaba, de una forma u otra, imponer las recomendaciones del Plan Atcon31, particularmente en lo que tenía que ver con la despolitización de la universidad.
Es evidente que las acciones colectivas de los estudiantes lograban captar la atención de los medios de comunicación, donde encontramos la transcripción y descripción de las controversias y tensiones que experimentaba la comunidad universitaria; sin embargo, al interior del movimiento se van a presentar fisuras entre los grupos estudiantiles. Es más, en las actas del Consejo Superior quedó registrada la participación de estudiantes que estabanen desacuerdo con la medida del paro, rechazaban y se oponían a los métodos utilizados por estos “grupos de presión”, que se autodenominaban estudiantes “independientes” y deseaban entrar a clase:[...] actualmente el grupo llamado independiente de estudiantes universitarios, quienes están en permanente lucha ideológica con elementos filo comunistas, que en ocasiones han hecho uso de la fuerza y la violencia contra ellos. Pide que las directivas universitarias fijen su posición con respecto a este movimiento y a esos grupos de presión que entorpecen la labor que ellos quieren desarrollar en bien de la Universidad. El Señor Arzobispo y el Padre Bello elogian la entereza del estudiante Palacios al hacer estos planteamientos y le piden que organicen una brigada de buenos líderes que oriente al estudiantado y a la ciudadanía en las buenas doctrinas32.
La confrontación ideológica no se da solo entre la izquierda universitaria. Es importante destacar, que en la universidad va a existir una organización de derecha que actuaba como grupo de presión, en la cual participaban no solo estudiantes, sino profesores. A este grupo se le denominaba el Frente Colombianista, y la fuente ideológica se encontraba en las teorías de Primo de Rivera, Adolfo Hitler y los trabajos de Luis Corsi Otálora33.
Este grupo (Frente Colombianista), desempeño un papel fundamental en el movimiento estudiantil, porque asumieron la función de denunciar a sus compañeros estudiantes militantes en la izquierda, ante las fuerzas militares. Por este motivo se les denominaba los “esquiroles” “camisas negras” “fascistas”. Esta situación es denunciada en Consejo Académico por el representante de los estudiantes cuando indica que: “en la portería los militares tienen dos listas, la una por la resolución rectoral y otra elaborada, según dicen por otros estudiantes”34. Existen también señalamientos de que acudían con perros a las protestas, vestidos con camisas negras, actuando como fuerza de choque y apoyo a la incursión de la policía y el ejército en la UPTC.
Así mismo, el profesor Luis Corsi Otálora, nombrado por casi todos los entrevistados como líder de este grupo, escribió una novela que lleva por título La batalla olvidada35, a propósito de los hechos que van a iniciarse a partir de la masacre de los estudiantes en Cali, en la que va a registrar, de manera anecdótica, los hechos ocurridos en el año de 1971 y el papel del Frente Colombianista en la UPTC. Su papel ha sido determinante en la preservaciónde los ideales del conservadurismo en el contexto universitario; además, permite ver el reflejo de las tensiones políticas que se experimentaban en el país para la década del setenta.
Por su parte, los grupos de izquierda articularon un movimiento que fue organizándose y se presentaron en todo el país movilizaciones sociales36 y se integraron a las mismas los estudiantes universitarios. Reiteramos que ese año se presentó un movimiento social donde confluyeron los de FECODE y la organización campesina ANUC que tenía como eslogan la defensa de “la tierra para el que la trabaja”.
Dentro de las causas generales del movimiento encontramos la solidaridad de los estudiantes universitarios por los hechos ocurridos el 26 de febrero de 1971 en Cali37, cuyo saldo fueron alrededor de veinte muertos. Desde ese momento las universidades se van a unir en solidaridad con las jornadas de protesta, realizando tomas de los campus, asambleas y paros que, en la mayoría de ocasiones, terminaron en pedreas por el ingreso de la policía a los claustros universitarios38. La coyuntura del movimiento nacional permitió hacer públicas las denuncias por la injerencia de capitales extranjeros para la financiación de la universidad (créditos de entidades extranjeras y fundaciones)39, la crisis de representación de las universidades (Consejos Superior y Académico), señaladas como aparatos burocráticos que solo facilitaban el detrimento de la Universidad Pública puesta al servicio del mercado, se exigía una mayor participación en el gobierno universitario40.
Para los estudiantes, su pensamiento se orientaba hacia la estrategia que “solamente un paro general permite que, entre el aire libre a la universidad, que docentes y alumnos, piensen sobre el servicio que dan o reciben y sobre el establecimiento mismo”41.
Dentro de este contexto, se entiende que la izquierda universitaria en la UPTC se uniera a las jornadas de movilización a partir del mes de marzo. En esta universidad se organizó una marcha por la ciudad, para el día 29, que continuaría con paros escalonados, pequeñas acciones que tenían como objetivo establecer anormalidad académica, llamando la atención a la población, frente al escenario de protesta estudiantil desatado en el país desde el 26 de febrero en Cali. De esta manera, las jornadas de solidaridad se sumaron al rechazo de la política estatal, a las normas expedidas por las autoridades de la universidad: Consejo Superior y Consejo Académico, en respuesta a la modernización de la universidad en función no de la sociedad sino del capitalismo y el mercado.
Para la izquierda universitaria la crisis obedecía al avance de la universidad hacia la privatización socavando la financiación del Estado hacia la Universidad Pública. Ciertamente, los organismos Internacionales como el Banco Mundial iban imponiendo sus medidas y no es un hecho a parte que, a partir del año 1967, cuando fue presentado el Plan Básico para la Educación Superior, resultado de la “Misión de Asesoramiento, Proyecto de Educación Superior de Colombia”, se establece una política de auto-financiación de la universidad pública y de darle pre-rogativas y facilidades al crecimiento de la universidad privada. De esta manera se entiende, que los gobiernos recibían con beneplácito los informes como el de Rockefeller, Atcon, que contaron con la participación del Fondo Universitario Nacional y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional42. Es necesario, indicar que las políticas educativas para esta época ya eran expuestas en los lineamientos por las organizaciones internacionales creadas al final de la segunda guerra mundial como el Banco Mundial (1944), con sede en Estados Unidos; la UNESCO (1945) creada en Londres y adscrita al ONU y la OEA (1948), también con sede en Estados Unidos. Es en este contexto, que a su vez nacen las organizaciones políticas de Izquierda y las sindicales como la Asociación Sindical de Profesores Universitarios ASPU (1966)43.
Nos encontramos, pues, en 1971, con organizaciones sindicales y los grupos estudiantiles - buscando las estrategias de unidad para enfrentar las políticas internacionales que consideraban privatizarían la universidad pública y la unidad para buscar la autonomía universitaria. Conviene destacar que, para el 15 de abril, un día después de culminado el III Encuentro Nacional Universitario en Palmira (Valle del Cauca), que da a conocer el Programa Mínimo de los estudiantes, y se hace manifiesta la exigencia de los estudiantes frente a la composición del Consejo Superior de la universidad. El periódico El Tiempo del 16 de abril, al referirse a los hechos ocurridos en Tunja, señala: “ Toma transitoria de la rectoría de la Universidad, para solicitar la exclusión de los representantes de la curia, Acerías Paz del Rio, ex alumnos, banca, comercio e industria del Consejo Superior de la Universidad [...] En reunión efectuada hoy en la mañana los estudiantes aprobaron realizar bloqueos de media hora a las principales vías de acceso a la ciudad “para explicar a los pasajeros lasfinalidades que el estudiantado persigue con el plan básico de la reforma universitaria”. Pese a la orden nacional de realizar manifestaciones, los universitarios tunjanos acordaron no llevar a cabo la que tenían programada para hoy, con el propósito de evitar enfrentamiento con las autoridades44.
Las jomadas de movilización universitaria iban en aumento en el país. Fueron militarizadas la Universidad de Valle, UIS, Nacional, Cartagena, Medellín, Cauca y la UTP en Pereira. Los estudiantes de la UPTC, el día 21 abril realizaron una manifestación con disturbios y pedreas a la gobernación de Boyacá, a las oficinas de El Tiempo y el Club Boyacá45. Así fue registrado en El Tiempo del 22 de abril de 1971: Por lo menos tres mil estudiantes de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia participaron en una manifestación de protesta, que fue disuelta enérgicamente por la policía mediante la utilización de gases lacrimógenos [...] en la tarde las autoridades desalojaron a los estudiantes que ocupaban las vías de esa capital. La calma era anoche total, aunque los universitarios exteriorizaron su propósito de continuar hoy el paro de 48 horas, para atender lo dispuesto por el “Encuentro de Palmira”. Ante esta situación, la administración de la UPTC declaró vacaciones, a partir del 22 de abril hasta el 8 de mayo. Pero, dentro de este contexto del movimiento estudiantil nacional, el gobierno (el 5 de mayo) presenta catorce puntos de la reforma universitaria y anuncia su implementación a partir del mes de junio46. La convulsión política se trasladó a movimiento social con el apoyo de organizaciones sindicales y este hecho lleva al gobierno, en el trascurso del mes de mayo, a cerrar dieciséis universidades, incluida la UPTC.
Es así, que el Consejo Académico evalúa la situación, y para el día 27 de mayo acuerda reanudar actividades a partir del 14 de junio. Es preciso indicar, que se advierte a la comunidad estudiantil que “si para esa fecha no se normalizan las actividades académicas se declarará cancelado el semestre”47. En un acto de presión, y buscando principalmente la desmovilización del estudiantado, se estableció que de asistir al menos un veinte por ciento del curso (un solo estudiante), las clases serían impartidas. Hay que decir, que la mayoría del Consejo Académico presentaban una posición contraria al movimiento estudiantil.
Si bien se reanudaron actividades en la UPTC a partir del 22 de junio, en todo el país se vivieron intensas jornadas de movilización. Se entiende que, tras lograr el programa mínimo y ante lo expresado por el ministro de Defensa el 1.° de mayo, quien declaró que el Programa Mínimo “no llena ninguna aspiración de los universitarios”, los estudiantes se lanzaron a las calles para socializar el documento, con la constante represión que en algunos casos degeneró en enfrentamientos, con saldo de estudiantes muertos, golpeados y detenidos.
Las jornadas de protesta en la UIS y en la Universidad de Caldas llevaron a la militarización y cierre de la UIS; para el día 26 de junio la prensa registraba choques en la UPTC, los estudiantes ocupaban la universidad, desalojaban a estudiantes y profesores desde el día 25 de junio y se declaraba el paro en solidaridad con las protestas en la UIS, con la particularidad de la irrupción del Frente Colombianista: [.] hacia la media noche, el grupo Frente Colombianista, que propicia el retorno a la normalidad académica, penetró en la Universidad, quitó los obstáculos que los “maoístas” habían colocado y dejó los muebles en orden para las clases de hoy, que se reanudaron con escaso número de alumnos48.
El representante estudiantil Néstor Romero expresa la situación de la siguiente manera: “Esto no es de la universidad, es una situación general; aquí se estaba demorando y se agudizó por las palabras del ministro. La universidad estaba normalizada y las otras universidades enviaron sus protestas. Así, en la Universidad Nacional hay un letrero que dice: “Nos iremos a entregar como lo estudiantes perros de Tunja”, al igual que en la Universidad Libre y en la UIS49.
El 2 de julio la asamblea decide reanudar actividades en la universidad50. Para el día 12 de julio, en el acta del Consejo Superior se evidencia la continuidad de las acciones de protesta, se hacen señalamientos por parte del decano de la Facultad de Ingeniería, Eduardo Machado Leiva, y resaltan los nombres de Hernando Benítez, Juan Mejía Peñaloza, Orlando Cabás, Guillermo Castro Esparragoza, Eduardo Barón Gallardo, Celso Montaña, Zahin Cuadros, Yamel López y Edgard Castro51. Según este documento las acciones emprendidas por los estudiantes se presentan en respuesta a las declaraciones del ministro de Educación, al referirse a la Pedagógica y Tecnológica de Colombia como modelo a seguir por las demás universidades del país que se encuentran movilizadas, refiriéndose a la acción del Frente Colombianista y el retorno a la normalidad académica, lo que causa la aversión de la izquierda universitaria.
A causa de la tensión vivida en el país y específicamente en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, desde el 10 de julio de 1971, la ciudad de Tunja quedó bajo la vigilancia de las fuerzas armadas. Debemos considerar varios elementos: por cuenta del decreto 1259, que daba plenos poderes a los rectores para expulsar estudiantes, profesores y administrativos. Unido al anterior decreto se anunció la expedición de uno nuevo que incorporaba al ejército a los estudiantes expulsados o que estuvieran en receso sin causa justificada52. Es así, que se desencadenó una persecución contra los líderes del Consejo Nacional Estudiantil53. Estos fueron capturados por el DAS y doce estudiantes de la UPTC fueron suspendidos y diecisiete expulsados. Pero, además, la administración de la UPTC para garantizar que los estudiantes asistieran a clases les expidió credenciales especiales, con lo que consideraba se garantizaba el reintegro y la normalidad académica.
La universidad, en cabeza de rector Armando Suescún Monroy, enfrentaba el desafío representado por las movilizaciones estudiantiles. Así expresaba la situación el Consejo Académico: “El lunes 12 de Julio, sin provocación causa o motivo alguno, se presentaron desórdenes, atropellos a los profesores y a los alumnos en clase; causa para la sanción de 12 estudiantes [...] el 13 se intentó la toma de la rectoría. Toma bochornosa con la presencia de centenares de encapuchados, con el intento de agresión al rector [.] la sanción favoreció la subsistencia de la Universidad54. Dentro de este contexto, se presenta el cierre de la UPTC y se ratifican las resoluciones 225 y 228, mediante las cuales se sancionaba con la suspensión de matrícula a un total treinta y cinco estudiantes, de los cuales diecisiete serían irrevocablemente expulsados (16 de julio de 1971). Pero, como se ha indicado los hechos ocurridos en el campus universitario de la UPTC, estaban relacionados con la coyuntura nacional y la actitud del Consejo Académico en cada una de las sesiones fue la preocupación por identificar y sancionar a los estudiantes implicados en las acciones que impedían la normalidad académica: [...] no debemos ser de oídos sordos. Ayer sancionamos, hoy los hechos fueron más graves y no podemos callarnos. Y pide a los miembros del consejo que comuniquen a sus profesores el deber de ayudar en la identificación de los estudiantes autores de la zambra, y que mañana al medio día esté identificada esta gente, comunicándolo a los decanos, a los directores de división, a la secretaría académica o a la rectoría, no siendo necesario hacerlo por escrito y que igualmente se guardará absoluta reserva55.
El problema estaba planteado con la sanción a los treinta y cinco estudiantes. Hay que decir, que este hecho generó desconcierto entre los universitarios y en los siguientes meses se llevarían a cabo acciones en solidaridad y exigencia del reintegro de los sancionados. El movimiento estudiantil se reagrupa y para el mes de noviembre se decretó el paro, de modo que los estudiantes dejaron de asistir a clase el 19 de noviembre. El decano de ingeniería describe la situación de la siguiente manera: “El punto clave y álgido está en el reintegro de los 35 estudiantes sancionados. Hoy se observa una total inasistencia. Ayer asistieron a clase los llamados colombianistas, pero hoy no, originándose así una polarización”56.
El hecho es que el movimiento estudiantil nacional continuaba y esta coyuntura desató en la UPTC un escenario de confrontación. Quedo en la palestra la evidencia de las posiciones encontradas entre los estudiantes y la administración. Por un aparte, los primeros, se encontraban divididos entre una izquierda minoritaria y fraccionada; un grupo de derecha apoyado por docentes y decanos; y una comunidad apática. Por otra parte, la posición de las autoridades consistía en preservar su derecho de autoridad bajo la legitimidad de las leyes, su objetivo era, conservar el orden y no ceder ante las demandas de los estudiantes; conciliar o ceder hubiera significado presentarse débil ante la presión que ejercían los grupos de izquierda57. Así lo expresa el rector Suescún: [.] las sanciones son justas y adecuadas por lo tanto las confirmo [.] el reintegro total significaría que en la universidad se entroniza indefinidamente el poder del grupo de los estudiantes que provocaron los desórdenes del pasado, entronización del desorden y el caos; se sabría que en la universidad las sanciones son de mentirillas hoy y mañana se borran; cuatro meses después por un paro las autoridades van a retroceder o temblar, retroceden asustadas58.
Queda establecido, que, si bien los grupos estudiantiles obedecían a directrices nacionales de la coordinadora nacional estudiantil y de la dirigencia de sus respectivos partidos políticos, en la práctica las condiciones locales eran diferentes. Así quedó demostrado en las universidades como la UIS, la Nacional o la Universidad de Antioquia, donde los estudiantes mantenían jornadas de protesta que obligaron al gobierno a pactar y en los casos de Bogotá y Antioquia se pudo realizar por corto tiempo la experiencia del anhelado cogobierno universitario59.
Quizá, el debilitamiento del movimiento estudiantil en la Uric, se deba a la posición de la administración de no negociación y una fuerte amenaza de represión, a lo que se le sumo la participación de los estudiantes de derecha, encargados de señalar estudiantes comprometidos o no con la izquierda universitaria.
Este escenario, junto con una inclinación apolítica de un vasto sector de la comunidad universitaria uptecista, crearon las condiciones para que, en diciembre de 1971, se estableciera la normalidad académica, tras la firma de un acuerdo en Bogotá entre el ministro de Educación, el rector y un sector de la representación estudiantil. Hay que decir, que esta representación de los estudiantes no presentó una posición unificada, por lo tanto, ante las autoridades universitarias, se invalidaban las demandas de las organizaciones estudiantiles de izquierda60. En definitiva, el “glorioso” movimiento estudiantil del año 1971, no logró los objetivos deseados por los estudiantes uptecistas. Pero, consideramos que fue una de las mayores experiencias de práctica de la cultura política, donde quizá fue el periodo donde se formaron la generación que años más tarde ocuparían cargos de dirección académica en las diferentes universidades del país.
Conclusión
En términos generales, concluimos que la situación del movimiento estudiantil en la UPTC no se separa del contexto que vivieron las demás universidades del país. Los logros alcanzados se pueden medir en el grado de experiencia adquirida por los líderes estudiantiles que participaron activamente en las jornadas de protesta, sus experiencias se convierten en una referencia para comprender la crisis actual de la universidad, que, al igual que en 1971, presentan posiciones que se confrontan en los espacios académicos y de socialización. Esta experiencia permite analizar las prácticas políticas de los grupos estudiantiles de izquierda de la época, donde la formación teórico-ideológica de sus miembros nos ayuda a reflexionar en los cambios que se han dado en la universidad en términos de lo que representa hoy el estudiantado. Es así, que, a nuestra pregunta inicial sobre la vinculación e impacto del movimiento estudiantil, con apoyo de la sociedad boyacense, podemos señalar que las demandas se ubicaron en el espacio académico e institucional. En el caso de la UPTC, quedo en evidencia un movimiento estructurado ideológicamente que logró grandes movilizaciones y vinculación, y se rescata la formación de los líderes con proyección en el ámbito universitario nacional Pero, en cuanto a las reivindicaciones locales, primó las posiciones divergentes, con las divisiones internas de los colectivos estudiantiles, que junto con las políticas represivas de expulsión y la no vinculación del sector social y sindical al movimiento, incidieron en el hecho de no lograr una negociación local que permitiera alcanzar el sueño del cogobiemo universitario, que solo se lograría en Colombia, hasta el año i99i, con el cambio de la Constitución política del país.