Este estado del arte documental es la primera fase de la investigación del proyecto “Comprensiones acerca de la emergencia y transformación de problemas psicológicos en el contexto del conflicto armado en Colombia Fase I: indicadores de ajuste y adaptabilidad en familias víctimas de conflicto armado colombiano”. Esta aproximación reconoce el proceso histórico en Colombia y una confrontación armada que inició cincuenta años atrás, cuyas dinámicas cambiantes muestran hoy un panorama de transición hacia la fase de desarme y postconflicto. Procesos estos últimos que se derivan de diálogos hacia la paz con algunos grupos guerrilleros, iniciados en 2012.
La violencia sociopolítica constituye entonces un escenario en el cual el Estado colombiano inicia el compromiso de reconocer su responsabilidad en el conflicto, con la Ley 387 de 1997 —en la cual se incorpora la importancia de la atención psicosocial para la población desplazada, entre otros aspectos, reconociendo afectaciones sobre la estabilidad de personas y comunidades—, la sentencia T-045 de 2010 —proferida por la Corte Constitucional y que refuerza el derecho a la salud por parte de la población desplazada y hace énfasis en los procesos de atención de la salud mental— y más tarde con la Ley 1448 de 2011 —la cual genera la consolidación de la política pública para la atención y reparación a las víctimas—. Por su parte, el tránsito hacia el postconflicto, suscita el interés por reconocer la inclusión de los combatientes-excombatientes en la vida civil y, con ello, la conformación de espacios para asumir desde una perspectiva psicosocial el acompañamiento.
Este estudio pretende comprender los órdenes de la producción de explicaciones sobre los fenómenos psicopatológicos en este contexto de violencia sociopolítica y los desarrollos metodológicos y técnicas de intervención que se suscitaron en la atención a las víctimas, así como los estudios que se acercan a los combatientes, visibilizando los impactos científicos y sociales de estos.
Así mismo, se busca evidenciar una redefinición de lo psicopatológico como un fenómeno complejo y ecológico, que, por lo tanto, requiere ser situado en los fenómenos ecosistémicos en los que tiene lugar, en especial la familia.
Método
Fase I: planeación e identificación de necesidades
La estrategia general para el desarrollo del análisis de tendencias partió de un proceso de indagación documental en el campo de la salud mental, con un énfasis en la psicología clínica y la familia, en el contexto del conflicto armado colombiano. Se busco definir y priorizar los dominios, procesos y focos de investigación del fenómeno, en coherencia con los avances del estado del arte.
Se configuraron ejes de búsqueda como medios de conexión y articulación del problema social desde los mecanismos argumentativos de las diferentes disciplinas en Ciencias sociales (conflicto armado y contexto social), la intensión de las investigadoras (salud mental y trastornos psicopatológicos) y el problema de investigación (familias y conflicto armado).
Los ejes temáticos del estado del arte documental estarán en relación con los siguientes dominios de la indagación: el primero, de orden teórico, en el cual se identifican hipótesis y conceptos fundamentales que describen los fenómenos clínicos o psicopatológicos, procesos y socioculturales. En el segundo dominio, en el orden metodológico, se indagan las experiencias investigativas, en cuanto a sus diseños, participantes e instrumentos. En el tercer dominio, se trata de describir los modelos técnicos de intervención terapéuticos que generaron las investigaciones.
Las fuentes consultadas corresponden a un periodo definido de quince años, con el fin de identificar las evoluciones y novedades en el campo de estudio, partiendo del surgimiento de las demandas de las políticas públicas para el reconocimiento y la reparación de las víctimas y algunos estudios con combatientes-excombatientes.
Fase II: identificación, búsqueda y captación de información
Tipos de información: las fuentes fueron primarias (autores clásicos e investigaciones) o secundarias (autores y trabajos basados en las fuentes primarias), claramente identificables, referenciadas y sustentadas, que dan cuenta de los desarrollos teóricos e investigativos sobre el fenómeno; también artículos de resultados de investigaciones relacionadas con el tema que se encontraron en revistas nacionales indexadas.
Especialidad temática: búsqueda desde la especialidad temática, área salud mental (psicología, psiquiatría, medicina, enfermería, trabajo social y enfoque psicosocial), en bases y metabuscadores Psicodoc, ProQuest, Scielo Bazil, Redalyc, entre otros.
Para la revisión inicial y depuración de la información según los ejes de búsqueda y dominios establecidos y para el procesamiento intermedio de la información se utilizó el software Atlas.ti.
Resultados
Conflicto armado interno y su impacto en procesos relacionales y socioculturales
El primer núcleo presenta 26 artículos de investigación, de revisión teórica y algunos textos que giran alrededor del conflicto armado de manera genérica, entre los años 1997 y 2012.
Bolívar y Flórez (2004) afirman que el investigador debe cuidar las tendencias socialmente construidas por los medios de comunicación y la sociedad, que traducen intereses de poder. Por ello la necesidad de investigaciones de carácter etnográfico. Nasi y Retternberg (2005) apuntan, por otra parte, a presentar las tendencias de las investigaciones como una construcción permanente y evolutiva; y Bahamón (2006), entretanto, orienta más una reflexión centrada en las emociones, en los movimientos sociales como un clave para estudiar el conflicto armado.
En cuanto a diferentes aspectos psicosociales del conflicto armado, se encuentran Estrada e Ibarra (2003), quienes afirman que el conflicto armado subjetiviza la vida privada, pues los grupos armados se insertan frecuentemente en la cotidianeidad, estableciendo normas y regulaciones de las relaciones, de la familia y del mundo personal. Grueso (2005) y Tobón (2010) exploran respectivamente particularidades de poblaciones étnicas: negritudes en el Pacífico sur de Colombia y la Población indígena de las comunidades del medio Río Caquetá (Uitoto, Muinane, Andoke y Nonuya).
En conflicto armado y niñez, Hernández (2001) y Valencia y Daza (2010), desde una perspectiva teórica, revisan las alternativas de futuro frente al conflicto armado. Lo mismo hacen Moreno, Carmona y Tobón (2011) de manera empírica. Parra (2011) interroga las representaciones sociales de niños y niñas en un colegio adscrito a la policía nacional, y Valencia y Daza (2010) exploran la vinculación de mujeres y jóvenes a grupos armados.
El conflicto armado y el desplazamiento forzado son abordados por Segura (2002), Sacipa (2003), Lozano y Gómez (2004), Gutiérrez y Fernández (2009) y Atehortua, Sánchez y Jiménez (2009), quienes afirman que el desplazamiento forzado afecta todas las esferas de vida.
En el apartado de conflicto armado y género se suscriben dos artículos relacionados: el primero (Segura & Meertens, 1997) es referencia para el segundo (Meertens, 2000). En ellos se sustenta que las diferencias de género que emergen en el desplazamiento se manifiestan en forma contradictoria, quebrándose las relaciones familiares, los órdenes jerárquicos y los roles.
Girando el eje de observación, los estudios de desplazamiento que abordan metodologías y experiencias de intervención se encuentran en años más recientes. Allí se ubican Hernández y Vega 2006, quienes proponen un ejercicio reflexivo alrededor de las relaciones de los equipos interdisciplinares y los agentes estatales decisorios. En esta misma línea de reflexión, Arévalo (2010), Valencia y Daza (2010) y Nieto (2010) plantean la valoración de intervenciones con carácter investigativo como parte de proyectos que identifiquen narrativas dominantes, en las que se cuestiona la nominación de víctimas y se reconoce la importancia y validez de propiciar espacios de diálogo.
Para finalizar esta sección, se examinan las publicaciones sobre paz y postconflicto. Alzate, Durán y Sabucedo (2009) concluyen que las disposiciones se construyen en un entramado de representaciones dadas en su historia y cultura, siendo la reconciliación un factor con baja puntuación, lo cual se aúna a la ausencia de expresiones para la reconciliación que presentan los bogotanos, según Sacipa (2005).
La salud mental y los fenómenos psicopatológicos en el contexto del conflicto armado
El segundo núcleo presenta 27 textos, entre artículos de investigación cualitativa y cuantitativa, de revisión teórica y algunos textos de reflexión o de experiencias de trabajo entre 2002 y 2014.
En salud, los estudios de Cáceres, Izquierdo, Mantilla, Jara, y Velandia (2000) y Mogollón, Vásquez y García (2003) privilegian la valoración de personas desplazadas, focalizando en regiones y grupos de edad. Resaltan las condiciones de pobreza vinculadas con la salud y la enfermedad, de manera objetiva establecen perfiles epidemiológicos y necesidades en salud. Barceló (2007) y Juárez y Guerra (2011) se interesan de manera particular en las condiciones de pobreza ligadas a afectaciones de salud en población desplazada. El primero con adolescentes de Barranquilla y los otros con población de Boyacá.
Mogollón y Vásquez (2006) recogen la opinión de mujeres acerca de la repercusión del desplazamiento forzado sobre la salud. Las mujeres refieren el efecto en la relación familiar con sus parejas e hijos, discusiones y poca comunicación, entre otros, e indican que prevalecen problemas en salud mental. Por su parte, Alcaraz, Ochoa y López (2012) afirman, en el mismo foco, que el trastorno de estrés postraumático (TEPT) es el cuadro más puntuado, seguido de los trastornos depresivos y alimenticios.
En salud mental exponen un estado del arte no solo centrado en las investigaciones, sino también en las experiencias de intervención psicosocial entre 1999 y 2003, permitiendo afirmar la tendencia de seguir sumando estudios alrededor de la confirmación del estrés postraumático.
La salud mental, explorada en grupos regionales o con enfoques de prevalencia de trastornos en grupos etarios, es asumida por Londoño et al. (2005) y Pérez, Fernández y Rodado (2005). En tanto las afectaciones psicológicas en niños y adolescentes son consideradas por Hewitt et al. (2013).
La atención en salud mental para los desmovilizados la examinan de la Espriella y Falla (2009) y Aristizábal et al. (2012), quienes abordan los síntomas y traumatismos psíquicos en víctimas y victimarios.
Desde otro enfoque, Cardona, Sepúlveda, Angarita y Parada (2011) estudian las transformaciones del mundo en un escenario de violencia política, afirmando que la carga simbólica de la salud mental se ve directamente permeada por la violencia, se configura en una fuerza destructora incluso interpersonal e intergeneracional.
Médicos sin Fronteras (2013) registra un análisis de las condiciones de la población víctima que atiende, reportando factores de riesgo. Presenta una categorización nosológica del tipo de enfermedades mentales, pero en general afirma que la exposición a eventos conexos con la violencia incrementa el riesgo de presentar ansiedad, depresión y cuadros postraumáticos.
Arias (2014) investiga mediante entrevistas los recursos y modos de afrontamiento del conflicto armado en la resistencia sin armas de los pobladores.
El desplazamiento forzado vuelve a ser en el apartado de salud mental uno de los temas más prolijos. Aristizábal y Palacio (2003) identifican los aspectos psicopatológicos asociados con experiencias violentas previas al desplazamiento, causantes a posteriori de comportamientos y emociones similares a las vividas, que de manera subjetiva hacen imposible el olvido.
Las prevalencias de trastornos y caracterización psicológica de personas con poblaciones víctimas del desplazamiento por zonas geográficas es una tendencia. Puertas, Ríos, y del Valle (2006) analizan estos fenómenos en barrios marginales urbanos en Sincelejo, Sucre; Castro y Mina (2008), en Bucaramanga; Sinisterra, Figueroa, Moreno, Robayo y Sanguino (2010), en Ciudad Bolívar, Bogotá; en Quindío, se encuentran dos estudios: uno de Andrade, Parra y Torres (2011) y otro de Andrade y Sicachá (2012). La mayoría reporta cuadros depresivos en general, trastorno de estrés postraumático y de ansiedad, y en algún caso alto consumo de alcohol diferencial por género, siendo más alto para hombres.
Salazar, Giraldo y Torres (2013) presentan un estado del arte alrededor del fenómeno del desplazamiento forzado. En él, analizan la tendencia de la investigación a quedarse en un nivel descriptivo de elementos que componen el fenómeno y, con ello, a caer en reduccionismos con un bajo impacto social. Este es un punto que amerita la reflexión de los investigadores e interventores psicosociales.
En el círculo de salud mental y los rastreos conexos con familia, se encuentra a Andrade (2011), con un artículo de tipo descriptivo analítico transversal, que toma los efectos psicopatológicos en familias desplazadas del municipio de El Cairo (Valle); también están Ávila y Cogollo (2011) con un diseño correlacionar transversal, que plantea los motivos asociados de conducta violenta contra la pareja en hombres desmovilizados.
En una revisión final de salud mental, se explora posconflicto y paz. Acero (2006) propone, desde la teorización, una mirada por contraste con otros autores de la intervención, que permita la recuperación como un proceso de duelo y no en el marco del estrés postraumático; mientras que Restrepo (2002) formula la confianza y la desconfianza como nociones asociadas a la salud mental.
Jiménez (2009) recomienda estudiar las secuelas en la población militar asociadas a la salud, de manera general.
Estudios sobre la familia con relación al conflicto armado interno
Este tercer y último núcleo explora la categoría familia, y se conforma de 9 textos, tomando artículos de investigación, reflexión y algunas experiencias de investigación intervención de 2000 al 2013.
Aguilera (2003) indaga las secuelas emocionales del conflicto armado en el contexto de la política pública, es un texto reflexivo. Molina et al. (2003), en un estudio más puntual, revisan la repercusión del secuestro en las creencias y en la estructura de relaciones de las familias antioqueñas. Este artículo de manera muy precisa establece comprensiones contextuales del fenómeno investigado.
Las identidades y las familias de jóvenes madres desvinculadas del conflicto armado es objeto de interés para Velásquez (2009).
De una manera más amplia, Cifuentes (2009) y Segura (2010) estudian la familia y el conflicto armado desde una perspectiva teórica. El primer autor afirma que las familias, frente a las demandas múltiples a las que son sometidas en el conflicto armado, emplean diversas estrategias que incluyen desde la descomposición hasta la reconfiguración de subsistemas. El segundo autor, además de compartir puntos en común, plantea que el mayor obstáculo de la unión familiar es el conflicto armado.
Las familias desplazadas por el conflicto son revisadas por Bello (2000), desde la orientación teórica, y por González (2004) cualitativamente. Ellos reconocen la resiliencia y resaltan lo que otros autores dicen en diferentes formas: la necesidad de superar el asistencialismo, la fragmentación familiar, la importancia del trabajo con las familias de manera integral e interinstitucional, a partir del reconocimiento de sus recursos para la superación de la pobreza.
Para concluir la revisión, Estrada, Ripoll y Rodríguez (2010) exponen un modelo de intervención psicosocial con familias afectadas, con equipos psicosociales y jurídicos, evidenciando la producción de discursos desde una perspectiva metacontextual de las lógicas en juego. Gómez (2013) plantea un modelo resiliente de consultoría familiar social.
Discusión
En el eje de conflicto armado y contexto social se explicita que la violencia no solo corresponde a hechos puntuales, sino que estos hacen parte de contextos de vida violentos, que permean las vidas privadas. Las tendencias temáticas confluyen mayormente alrededor del desplazamiento forzado. Se encuentra de manera reiterada la conjugación de determinantes sociales centrados en la vulnerabilidad, en términos de escasa apropiación de recursos, sin diferenciaciones propias del contexto sociocultural.
En el eje de salud mental se observan estudios de perfiles epidemiológicos de síntomas y traumatismo psíquico. En especial puntúan el cuadro de estrés postraumático (TEPT), trastornos del estado del ánimo, ansiedad y trastornos de alimentación, con prevalencia en el género masculino del consumo de sustancias psicoactivas. Son reducidos los estudios que fortalecen comprensiones de aspectos psicosociales relacionales y enfocan el problema generado por políticas sociales asistencialistas.
En el eje de familia son pocas las investigaciones que la abordan como unidad de análisis. Los estudios que de alguna manera plantean la afectación de las estructuras y dinámicas familiares no lo hacen de forma explícita, de manera que se pudiese proponer este tema como objeto de estudio en sí, como categoría de valoración y de reparación integral. Tampoco se observan estudios que den cuenta de afectaciones en salud mental vinculadas con los cambios y problemas en las dinámicas familiares, generadas en el contexto de violencia social.
Predominan las metodologías de investigaciones de orden cualitativo, siendo la entrevista semiestructurada uno de los instrumentos privilegiados. Se hallan igualmente frecuentes reflexiones teóricas que abordan diferentes ángulos del fenómeno.
Conclusiones
En relación con el contexto social y el conflicto armado, se identifica la violencia como fuerza contextual en los imaginarios de las diferentes culturas del país y en el lugar del discurso en la organización de la vida cotidiana.
Resulta evidente que el fenómeno del desplazamiento forzado y sus consecuencias se han focalizado como unidad de análisis en varios de los estudios, y, aunque se menciona la familia, no se establecen elementos profundos de análisis del interjuego entre la estructura y las dinámicas, ni los significados asociados a la violencia o aparición de manifestaciones psicopatológicas.
En cuanto a la salud mental y la psicopatología, se observó la determinación intrapsíquica del trastorno mental, que termina siendo una causa de la inmersión del ser humano en la violencia, pero no se analizan a profundidad los fenómenos ecosistémicos.
Frente a la familia, el número de artículos fue reducido, por consiguiente y a pesar de que algunas investigaciones reconocen las afectaciones trasgeneracionales, no se puntúa la familia como sistema de relaciones para estudiar o intervenir los efectos derivados del contexto sociopolítico de violencia.
Aparecen algunos estudios que sugieren el trabajo con excombatientes; no obstante, no se referencian aspectos suficientes sobre las afectaciones de la violencia ni se incluye con suficiencia a la familia como posible unidad de análisis.
No se encuentran investigaciones sobre los modelos técnicos de intervención terapéuticos que identifiquen y describan en forma analítica los procedimientos y aportes metodológicos.