Introducción
Aunque la detección del engaño por medio de instrumentos de medición fisiológica fue estudiada inicial y tradicionalmente por medio del polígrafo (Gao et al., 2013; Wang, Chang, & Zhang, 2016; Zhao, Zheng, & Zhao, 2012), desde hace ya una década, debido a los avances tecnológicos y la llegada de los instrumentos de neuro-imágenes, están siendo utilizados en el campo de la detección del engaño, ya que permiten entender los procesos psicológicos que le subyacen (Isaychev, Edrenkin, Chernorizov, & Isaychev, 2011; Ito et al., 2011; Sai, Zhou, Ding, Fu, & Sang, 2014; Sip et al., 2013).
Este tipo de estudios en detección del engaño se clasificaron para el propósito del este estudio de la siguiente manera: (a) Estudios con instrumentos de medidas autónomas, (b) Estudios con instrumentos de medida directa del funcionamiento cerebral y (c) Estudios mixtos. Los primeros hacen referencia a instrumentos que permiten observar y analizar las respuestas fisiológicas autónomas al momento de engañar (Wang et al., 2016). Los de medición directa del funcionamiento cerebral, están centrados en medir la actividad y zonas del cerebro involucradas en la conducta de engaño. Los estudios mixtos, se refieren a las investigaciones en las cuales se combinan los dos tipos de instrumentos que se mencionaron previamente.
De forma tradicional, el polígrafo había venido siendo uno de los principales instrumentos para la detección del engaño, sin embargo debido a errores en la interpretación y clasificación de relatos honestos, este ha sido relegado por otros tipos de aparatos que han venido surgiendo como los centrados en medir la actividad cerebral de forma directa (Para profundizar investigaciones donde reportan errores en los resultados del polígrafo ver Ben-Shakhar & Elaad, 2002; Ben-shakhar, Gronau, & Elaad, 1999; Bradley, Mac Laren, & Carle, 1996; Carmel, Dayan, Naveh, Raveh, & Ben-shakhar, 2003; Elaad, Ginton, & Jungman, 1992; Honts, Rodes, & Raskin, 1985; Kircher & Raskin, 1988; Lykken, 1988).
Dentro de los estudios que hacen uso de instrumentos de medidas del funcionamiento cerebral (sistema nervioso central), se encuentran los realizados por medio de electroencefalograma, resonancia magnética funcional y espectroscopio principalmente, donde variables dependientes como la actividad eléctrica del cerebro, niveles de oxigenación, hemoglobina y la actividad cerebral son en general las más utilizadas (para una revisión ver Ding, Sai, Fu, Liu, & Lee, 2014; Ganis, Rosenfeld, Meixner, Kievit, & Schedan, 2011; Kosheleva, Spadoni, Stigo, & Buchsbaum, 2016; Rosenfeld, Ward, Frigo, Drapekin, & Labkovsky, 2015; Chen et al., 2015; Sowden, Wright, Banissy, Catmur, & Bird, 2015; Vartanian, Kwantes, & Mandel, 2012; Wang et al., 2016).
En cuanto a los instrumentos de medidas autónomas, se encuentran el polígrafo, eye tracker y el uso de electrodos para una medida específica. Según Farahani y Moradi (2013) las mediciones fisiológicas más utilizadas son la respiración, índices cardiovasculares y la respuesta galvánica de la piel (Para una revisión ver Breska, Zaindenberg, Gronau, & Ben-Shakhar, 2014; Cook, Hacker, Webb, Osher, & Kristjansson, 2012; Csaba, 2013; Honts & Reavy, 2015; Pasca, 2011; Staunton & Hammond, 2011; Ströfer, Noordzi, Ufkes, & Giebels, 2015; Tomash & Reed, 2015).
De manera no tan abundante, se aprecian estudios mixtos, dentro de los cuales se encuentra el electroencefalograma, la resonancia magnética funcional con algunos instrumentos de respuesta autónoma como el polígrafo y el eye tracker (Farahani & Moradi, 2013; Gamer, Klimecki, Bauermann, Stoeter, & Vossel, 2012; Hadar, Makris & Yarrow, 2012; Peth, 2014; Peth et al., 2015).
Así mismo, existen varios tipos de procedimientos utilizados en los experimentos en este campo de detección del engaño, sin embargo, se hará alusión a los utilizados con mayor frecuencia. El Concealed Information Test (CIT), conocido también como el Guilty Knowledge Test (GKT), según Rosenfeld, Ward, Thai y Labkovsky (2015), busca detectar la información que se omite (Breska et al., 2014) y se asume que los sospechosos conocen determinados estímulos, los cuales producirían una respuesta fisiológica diferencial en comparación de las personas inocentes (Rosenfeld et al., 2015).
Este procedimiento consiste en la presentación de varios estímulos. Los ítems irrelevantes son aquellos que no tienen ninguna relación con el hecho a investigar, ni un significado para las personas (se usan ítems neutrales como mesas, sillas, entre otros), los ítems objetivo son aquellos que no se relacionan con el hecho a investigar, pero que si tienen un significado para la persona (su nombre, dirección de residencia, número de teléfono; entre otros), mientras que los ítems prueba son aquellos específicos para el hecho a investigar y se asume que solo son conocidos por las personas responsables, como imágenes de las características físicas del lugar, prendas de vestir, armas, entre otros (Bowman, Filetti, Alsufyani, Janssen, & Su, 2014; Ebrahimzadeh, Alavi, Bijar, & Pakkeshal, 2013; Jung, Kam, & Kim, 2013).
El Guilty Action Test (GAT), sería entonces una modificación del CIT/GKT donde las preguntas que se realizan, son planteadas como si el sujeto hubiera realizado la acción, por ejemplo, ¿Esta fue el arma que utilizó para cometer el robo? y no solo con base en la reacción neurofisiológica ante la presencia de detalles o ítems relevantes, sino también los cambios fisiológicos que surgen ante este tipo de preguntas (Zvi, Nachson, & Elaad, 2012).
De manera similar, el Control Question Test (CQT) plantea la aplicación de dos tipos de pregunta, una relevante donde se realiza una pregunta que inculpa directamente a la persona (¿usted utilizó este cuchillo para robarlo?), mientras que otra pregunta está relacionado con el hecho de manera indirecta (¿Alguna vez ha robado a alguien?) y en algunas oportunidades se plantean 3 tipos de preguntas de forma similar a los estímulos presentados en el CIT/GKT (Meixner et al., 2013; Visu, Bus, & Miclea, 2011). Lo anterior se realiza con el fin de comparar la reacción psicofisiológica ante preguntas relevantes o irrelevantes según la escena delictiva que se está investigando.
Los Potenciales relacionados con eventos (ERP) muestra la actividad del sistema nervioso central relacionado con la forma como procesa la información ante determinados estímulos (Wang et al., 2016). Según Farahani y Moradi (2013) el p300 es uno de los más frecuentemente utilizados en los estudios y se relaciona con la onda eléctrica producida a los 300 milisegundos después de presentado un estímulo que posee cierto significado para la persona (Dietrcih, Hu, & Rosenfeld, 2014).
Debido a la importante producción investigativa que se realiza en el campo de la detección de engaño a través de respuestas psicofisiológicas, es pertinente identificar qué tipo de instrumentos y procedimientos son los que actualmente se están utilizando, para así orientar futuras investigaciones en la elección de los mismos. Adicionalmente, es relevante identificar si este tipo de estudios están centrándose de forma preferencial en instrumentos que miden la actividad del sistema nervioso central o si investigaciones con respuesta autónoma, como las que incluye el polígrafo, aún siguen estando vigentes.
Es, por tanto, que esta investigación se plantea el objetivo de identificar los principales instrumentos, procedimientos, así como la procedencia de estas investigaciones empleadas en la detección del engaño por medio de respuestas psicofisiológicas, pretendiendo responder la pregunta sobre ¿Cuáles son los instrumentos, medidas neurofisiológicas, procedimientos y procedencia de los estudios en este campo entre los años 2011 a 2016?
Diseño
El siguiente estudio es una revisión literaria, tomando como guía algunos de los criterios sugeridos por el Centro Cochrane Iberomaericano (2011) para de este tipo de revisiones.
Muestra
61 artículos empíricos publicados que hicieran uso de medidas psicofisiológicas para la detección del engaño.
Procedimiento
Para la realización de este estudio se delimitaron los criterios de inclusión y exclusión de literatura (Vid tabla 1). Dentro de los criterios de inclusión que se propusieron se incluyó la revisión de estudios en neurofisiología de engaño comprendidos entre enero de 2011 y diciembre de 2016, los cuales fueron revisados entre los meses de septiembre y diciembre de 2016. No se consideraron investigaciones de años anteriores a los mencionados, así como estudios de detección del engaño por medio del lenguaje no verbal o análisis de contenido de las declaraciones.
Como forma de búsqueda se utilizaron las siguientes combinaciones: “Lie detection” and deception, “Detección de mentiras” y engaño, en bases de datos como: Redalyc, Scielo, Proquest, Psyc Article y Science-Direct, encontrando un total de 609 artículos, sin embargo, se amplió la muestra por medio de búsqueda de literatura con la estrategia adelante atrás (búsqueda en las referencias de los artículos encontrados que cumplían los criterios de inclusión).
Posterior a esta búsqueda, se procedió a revisar de nuevo el cumplimiento de los criterios de inclusión con el fin de evitar el riesgo del sesgo búsqueda, consiguiendo como muestra total 61 estudios. Luego de ello se procedió a la construcción de una matriz con categorías de análisis como instrumentos, medidas, procedimientos y procedencia de este tipo de investigaciones. Para finalizar se realizaron análisis descriptivos con los datos recolectados.
Resultados
Se aprecian que la mayor producción de investigaciones en el campo de la detección del engaño por medio de instrumentos neurofisiológicos fue en el año 2012 (24%), mientras que la menor en esta temática fue el año 2016 (6%). Así mismo, se aprecia que el instrumento de mayor uso en este campo de la detección del engaño es actualmente el electroencenfalograma con una frecuencia de 24 en los estudios revisados correspondiente al 39.3%. Instrumentos como el eye tracker y las imágenes térmicas representan solo el 8.1% y 1.6%, respectivamente (ver tabla 2).
En cuanto a las mediciones neurofisiológicas más utilizadas en el campo de la detección del engaño, se encuentran que aquellas que está orientadas a observar la actividad cerebral son las más frecuentes (40.2%), seguida de la medida fisiológica respuesta galvánica de la piel (19.5%). La medida neurofisiológica menos utilizadas son los niveles de oxigenación y hemoglobina y los relacionados con movimientos y fijación visual con el 12.6% y 5.7% respectivamente (Tabla 3).
Nota: Algunas de las medidas se utilizarán simultáneamente en algunos de estudios, por eso el número total es superior a los estudios revisados.
Fuente: Elaboración propia.
Al agrupar los instrumentos utilizados para la detección del engaño en las 3 categorías mencionadas (ver tabla 4), se observa que aquellas centradas en la medición directa de la respuesta cerebral es el más frecuentemente utilizado (62%) y los que actualmente son menos utilizados son los que hacen uso de manera combinada de instrumentos de medición directa e indirecta (6%).
Nota: Las medidas mixtas son aquellas en donde se combinan las dos medidas mencionadas anteriormente. Fuente: Elaboración propia.
Respecto a los procedimientos más utilizados en el campo de la detección del engaño, se encuentran que los potenciales relacionados con eventos (ERP) son lo más frecuentes en los estudios (37%), seguidos de los que hacen uso del CIT/GKT con un 34%. También se aprecia que el 16% de las investigaciones no reportan el procedimiento implementado en sus estudios, solo se apreciándose la descripción de la forma como se llevó a cabo el experimento.
Adicionalmente también se aprecia que procedimientos como el CQT, Complex Trial Protocol (CTP) y GAT, a pesar de ser mencionados a nivel teórico, empíricamente no son tan frecuentemente utilizados en este tipo de estudios (Ver figura 1).
Respecto a países que más se encuentran investigando este tipo de temáticas, se aprecia que el principal generador de este estas investigaciones en detección del engaño a través de medidas psicofisiológicas es Estados Unidos, seguido China e Inglaterra (Ver figura 2).
Discusión
Los estudios donde se hace uso del polígrafo son los que se suelen mencionar cuando se piensa en detección del engaño por medio de instrumentos de mediciones neurofisiológicas (Gao et al., 2013; Wang et al., 2016; Zhao et al., 2012), sin embargo, se aprecia que el electroencefalograma es el más utilizado actualmente (39.3%), posiblemente relacionado con el hecho de que permitiría observar y entender el funcionamiento del cerebro y los procesos psicológicos que subyacen al hecho de engañar (Isaychev et al., 2011; Ito et al., 2011; Sai et al., 2014; Sip et al., 2013). En este mismo sentido, las medidas y tipos de estudios que más se utilizan en las investigaciones en ese campo de detección del engaño, están orientadas a medir la actividad cerebral, tal como se apreció en este estudio, seguido de la respuesta galvánica de la piel, la cual según algunas investigaciones logra detectar en cierta medida el engaño (Breska et al., 2014; Ströfer et al., 2015).
Aunque se aprecia que los instrumentos de medida del funcionamiento cerebral son los que más tienden a utilizarse, investigadores como Gamer et al. (2012), sugieren hacer uso de manera combinada técnicas de medición cerebral y fisiológica, lo cual solo se evidencia en el 6.5% de los estudios revisados. En coherencia con lo anterior, el eye tracker es escasamente utilizado, posiblemente por lo novedoso y reciente de este instrumento, sin embargo, no se debe desconocer que estudios en detección del engaño haciendo uso de este, han mostrado un alto porcentaje de discriminación entre personas honestas y aquellas que engañan (Cook et al., 2012; Marchak, 2013; Peth, 2014; Schwedes & Wentura, 2012; Walckyk, Cgrif, Yates, Visconte, & Simoneaux, 2013).
Respecto a los procedimientos utilizados en la detección del engaño a nivel neurofisiológico, el CIT/GKT son usualmente utilizados y relacionados con estudios con polígrafo, sin embargo estos siguen utilizando con mucha frecuencia en diversos tipos de estudios (no solo con polígrafo) representando el 34% de los estudios revisados, sin embargo, el énfasis de las investigaciones en entender los procesos psicológicos que ocurren ante la presencia de estímulos o detalles hace que procedimientos como los potenciales relacionados con eventos sean los que actualmente se utilizan con mayor recurrencia. Es importante hacer mención que el 16% de estos estudios no reportan el procedimiento, lo cual podrían indicar algunas falencias a nivel metodológico, por lo que se sugiere para otros estudios analizar los aspectos y la calidad metodológica de estas investigaciones con el fin de ser más responsables y cautelosos en la generalización de los resultados provenientes de estos estudios.
Se aprecia en los estudios revisados que las investigaciones en detección del engaño están orientados a evaluar el engaño en sospechosos, lo cual en el contexto legal colombiano es un aspecto poco práctico, ya que la Constitución Política de Colombia (1991), refiere que ninguna persona está obligada a declarar en contra de sí mismo, por lo cual estudios que se centren en analizar el relato de testigos, tendrían mayor aplicación y pertinencia en la legislación colombiana y podría hacerse uso de este tipo de evaluaciones en fases previas al juicio oral optimizando de esta manera los recursos y tiempos de los operadores de justicia.
También se observa en las investigaciones revisadas que la procedencia de este tipo de estudios, provienen de Estados Unidos, China y algunos países de la Unión Europea como Inglaterra y Alemania. Sin embargo, no se detectaron investigaciones en países latinoamericanos y más aún en países de habla hispana, lo cual sugiere la necesidad de iniciar con este tipo de estudios en nuestro país con el fin de contrastar los resultados de estas investigaciones.
Así mismo, las investigaciones revisadas son ejecutadas en su gran mayoría en condiciones de laboratorio, lo cual podría generar algunos problemas para la validez y generalización de los resultados, ya que el hecho de engañar implica aspectos motivacionales, ya sea para conseguir un beneficio o para evitar algún tipo de consecuencia desagradable (Hu, Pornpattananangkul, & Nusslock, 2015). Adicionalmente, existen en los estudios, escaso control de algunas variables psicológicas como la personalidad, la cual autores como Elaad y Reizer (2015) comentan que pueden afectar estos procesos relacionados con la producción y detección del engaño.
Relacionado con lo anterior, algunos aspectos se deben considerar ya que pueden afectar los resultados. Por ejemplo, la fatiga asociada con el tiempo de duración los experimentos realizados, han mostrado que estudios que ejecutan ensayos superiores a 33, pueden alterar la discriminación de estímulos relevantes o relacionados con un supuesto hecho delictivo (Dietrich et al., 2014). Así mismo, el uso de algoritmos que no permitan procesar y analizar con claridad los datos que arrojan los instrumentos que miden las respuestas psicofisiológicas (Gao et al., 2013; Gao et al., 2014; Junfeng, Jianhui, Wenjia, & Yong, 2014), pueden generar errores en el análisis e interpretación, lo cual podría dejar en entredicho los resultados de este tipo de estudios.
Se sugiere que este tipo de estudios, puedan ejecutarse en fases investigativas a los testigos antes de la imputación de con el respectivo consentimiento informado, obteniendo de esta manera datos de contextos reales que permitan contrastar sus resultados con las investigaciones en condiciones de laboratorio y así poder reflexionar acerca de la generalización que se puedan realizar de los hallazgos provenientes de escenarios experimentales. De esta manera se podría mejorar la aplicabilidad de estos instrumentos y procedimientos al ámbito legal, así como, datos con mayor validez ecológica.
Se sugiere entonces para próximas investigaciones que la detección del engaño a través de medidas directas e indirectas del funcionamiento del cerebro, tengan un mayor rango de aplicación y no solo se limite a sospechosos, sino que se tenga en cuenta el estudio de los relatos de testigos. Adicionalmente, es indispensable que estas investigaciones se realicen en contextos reales evaluando de forma simultánea los relatos y funcionamiento psicofisiológico de sospechosos y testigos, ya que en situaciones de laboratorio las condiciones no son similares y entonces sería delicado la generalización de estos resultados (Elaad, 2011; Elaad & Somerfeld, 2016; Ito et al., 2011).
Como limitaciones del estudio, se aprecian la necesidad de incluir otras bases de datos que permitan entender el panorama investigativo de este tipo de estudios, así como tener en cuenta investigaciones que no hayan sido publicados y que se encuentren en repositorios institucionales.
La aplicación de este tipo de instrumentos psicofisiológicos, muestran un panorama esperanzador que posiblemente facilitará en un futuro la toma de decisiones judiciales, así como su aplicación en otro tipo de contextos como en lo laboral, donde el identificar el engaño sería ampliamente beneficioso. Sin embargo, es necesario continuar con investigaciones que permitan entender el nivel de fiabilidad de los resultados para aplicarlos con mayor tranquilidad y confianza, además de iniciar debates éticos frente a su aplicación.
Se considera absolutamente pertinente la realización de investigaciones en países latinoamericanos, debido a la escasa evidencia en contextos cercanos, teniendo en cuenta variables como la edad, escolaridad, personalidad, género y deseabilidad social, debido a la posible influencia que pueden generar en los resultados y en pro de interpretaciones en la detección del engaño mucho más específica, científica y prudente.