La presente es una reseña del libro Teorías sociológicas de los movimientos sociales, escrito por el español Francisco Ullán, quien presenta un recorrido histórico y teórico por las diferentes teorías de los movimientos sociales. A continuación, se plasman los rasgos más importantes del texto y sus aportes al área de las ciencias sociales, en especial a la sociología; también se expone la agenda pendiente en el campo de la investigación de los movimientos que surgen en la actualidad.
El libro de Ullán de la Rosa consta de cuatro capítulos, en los que hace un recorrido histórico por las tendencias teóricas para explicar el fenómeno de los movimientos sociales. En las 93 páginas, el autor plasma un significativo acervo literario sobre el tema, en el que cada una de las grandes tendencias teóricas está acompañada de las correspondientes citas bibliográficas. Este es un libro reciente (2016) de lectura obligada e introductoria para todos los investigadores que quieren abordar el tema de los movimientos sociales.
Ullán de la Rosa es profesor de la Universidad de Alicante (España), doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense y máster en Antropología Social de The London School of Economics. Es autor de más de treinta publicaciones académicas, entre libros, capítulos de libros y artículos, incluso varios de ellos están referenciados en el capítulo cuatro del texto reseñado.
La obra en cuestión es un excelente abrebocas para el estudio de los movimientos sociales, pues el autor hace un exhaustivo repaso de las grandes contribuciones teóricas, desde las posturas de Marx y Engels (1848) hasta el enfoque de los nuevos movimientos sociales del siglo XXI. El libro "pretende ofrecer al lector un recorrido panorámico sobre la aportación de la ciencia sociológica al estudio de los movimientos sociales, a partir de dos ejes entrelazados: el cronológico y el de escuela" (Ullán, 2016, p. 9).
La "Introducción" establece el propósito del libro y, de manera muy concreta, explica la forma en que se abordarán las corrientes teóricas para el análisis de los movimientos sociales. Además, aclara que, si bien el concepto es propio de la sociología, también desde otras áreas como la psicología o la ciencia política se hacen investigaciones sobre el tema. El concepto de movimientos sociales, desde la sociología, es "un tipo de comportamiento colectivo en el que el individuo participa de forma voluntaria en un conjunto de acciones comunes, vehiculadas por unas ideas compartidas y dirigidas a ciertos objetivos (al menos teóricamente) concretos" (Ullán, 2016, p. 10).
En el capítulo uno, el autor establece los principios teóricos del estructuralismo. Para ello hace un recorrido histórico desde el marxismo hasta las teorías funcionalistas. La principal característica de los análisis marxistas es destacar a los movimientos sociales como una lucha de clases, en la que el proletariado del mundo se uniría para cambiar el orden existente. Mientras que, dentro del funcionalismo por "tratarse de una corriente con un recorrido extenso y de alcance amplio, se hace muy difícil hablar de una teoría funcionalista unificada en los movimientos sociales" (Ullán, 2016, p. 20). Por lo tanto, acerca de ese enfoque, el autor describe los principales aportes de la primera Escuela de Chicago, y resalta el papel de Durkheim y el concepto de anomia como comportamiento disfuncional al sistema, el cual sería una característica de los movimientos sociales revolucionarios. Otra escuela es la psicosocial, que resalta el papel psicológico de las personas para participar dentro de los movimientos sociales. Retoma el interaccionismo simbólico para explicar cómo los pensamientos e ideas se construyen en la interacción social.
La tercera escuela funcionalista es la teoría de la elección racional, cuyo principal representante es Olson. La característica central es que el ser humano es racional y participa de los movimientos sociales gracias a los incentivos selectivos que este crea con el fin de ampliar los miembros de base. Estos incentivos pueden ser materiales, morales, humanos o culturales.
El capítulo dos contiene las teorías posestructuralistas o posmodernas. Estas teorías, en contraposición al estructuralismo, intentan hacer una crítica a los principales postulados modernos, con lo que establecieron un nuevo paradigma epistemológico, fundado en un relativismo contextual, que dominaría las ciencias sociales durante los años ochenta y parte de los noventa.
El autor señala cinco implicaciones importantes del análisis de los movimientos sociales, los cuales se pueden esgrimir dentro del rechazo de paradigmas previamente establecidos, la primera consecuencia es que el ser humano es mucho más que razón, también es emoción y símbolo. La segunda es que la epistemología posmoderna es decididamente antipositivista, rechaza la idea de leyes generales para explicar los fenómenos sociales. En el mismo sentido, la tercera es que no puede utilizarse como universal un sistema de categorías construidas culturalmente. La cuarta señala que la identidad es la clave para la participación de los individuos en los movimientos sociales, por último, la quinta plantea que la intervención del poder está presente en todas las dimensiones de la existencia humana. Para describir estas características, el autor cita a Foucault y Bourdieu.
Después se introduce el tema del posestructuralismo francés, acápite en el que también resalta a Foucault y Bourdieu, además de Lyotard y Deleuze; para finalmente terminar el capítulo con la corriente de los nuevos movimientos sociales (NMS). El escenario en el que surgen estas teorías es la "nueva sociedad del capitalismo posindustrial" (Ullán, 2016, p. 52). En este escenario resulta difícil analizar los marcos teóricos estructuralistas. Este nuevo marco trata de articular en un todo coherente los niveles macro y microsociológicos. En este capítulo se retoma la bibliografía de Melucci y se citan otros trabajos de Habermas, Castells, Touraine, Offe, entre otros. Además, se explican las siete características de los NMS.
Para terminar el capítulo, el autor plantea las principales corrientes críticas de la teoría de los NMS. Se expone que las principales críticas provienen del "carácter reduccionista de la teoría" anterior (Ullán, 2016, p. 65). Estas posturas surgen de la observación de movimientos que no encajaban en las dimensiones que querían explicar los teóricos de los NMS.
Así, las principales críticas esgrimidas por el autor hacia los NMS son: que estos no son nada nuevo, en la realidad hay movimientos sociales que actúan bajo condiciones de viejos movimientos; los NMS no se pueden ubicar en un espectro ideológico específico, no son siempre de izquierda; y bajo esta misma premisa, los NMS no están siempre alejados de la política. Por otra parte, los intereses de los NMS son muy variados, por lo tanto, no son siempre etnocéntricos y, es más, no debe existir congruencia ideológica entre los diversos miembros. En esta línea de argumentación, bajo una somera observación de la realidad, hay múltiples movimientos sociales que la teoría no logra explicar, como es el caso de los movimientos religiosos.
Por último, el tercer capítulo explica los postulados de los NMS. Esta nueva teoría se define como contemporánea, ecléctica y multidisciplinar. Estos planteamientos tratan de
integrar los aportes de todas las disciplinas sociales en un marco teórico sistémico que recoja y articule el enfoque marxista y de la estructura (dando cuenta de las constricciones impuestas a los fenómenos sociales por la economía política y la función que cumplen los movimientos sociales en el sistema social) con el enfoque culturalista y de la agencia (considerando al mismo tiempo los movimientos como dotados de una lógica simbólica propia y explorando la perspectiva micro de los movimientos). (Ullán, 2016, p. 77)
De esta forma, el autor sintetiza cuatro postulados de los NMS, primero una gran difuminación de categorías de análisis y, segundo, una amplia politización de los fenómenos sociales; con un factor que tiende a la globalización y específicamente a la necesidad de articular todos los enfoques teóricos existentes.
El libro termina nombrando múltiples movimientos sociales que requieren ser analizados desde esta perspectiva amplia, a saber: los movimientos religiosos, especialmente los pentecostales; los movimientos globalizadores como Green Peace; los movimientos étnicos y nacionalistas crecientes; y el ciberactivismo, entre otros.
Para concluir, el texto presenta una amplitud de teorías que sirven para analizar los movimientos sociales actuales. Como menciona el autor, ante la multiplicidad de movimientos sociales existentes en la actualidad, y ante el cambio de sus valores y principios, se han reformulado las teorías existentes.
Lo más relevante es conocer el contexto y analizar mediante observación las características de los movimientos sociales, ya que un solo entramado teórico quizá no responde todas las dudas sobre temas como el funcionamiento, la coherencia y la adscripción a los movimientos. La sociedad actual presenta múltiples factores que deben ser analizados con principios holísticos y multidisciplinares, así, cada vez más los estudios sociológicos se imbrican con estudios politológicos o psicológicos, en la necesidad de explicar el porqué de los fenómenos actuales.
Esta breve reflexión es una invitación para leer, analizar y convertir el texto de Ullán en base de consulta para los investigadores que se quieren iniciar en el tema de los movimientos sociales. El texto es bastante claro, una lectura amena que sirve como antelación a textos más rigurosos y extensos de otros autores como Marx, Tarrow, Foucault, Mellucci o Tilly. Además, Teorías sociológicas de los movimientos sociales presenta una bibliografía muy detallada y extensa de los principales autores de cada una de las corrientes teóricas.
Al finalizar, el libro cumple con el objetivo que se planteó: esclarece desde una perspectiva histórica y teórica los principales aportes de la sociología en el análisis de los movimientos sociales. Solo queda en manos del investigador decidir qué enfoque teórico se ajusta a las necesidades para explicar los fenómenos que se están analizando.