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Cuadernos de Administración
Print version ISSN 0120-3592
Cuad. Adm. vol.18 no.29 Bogotá June 2005
Recientes sucesos de la vida académica nacional obligan a desarrollar las capacidades de producción y divulgación de conocimiento en el área de administración del país. Como mostramos en anteriores editoriales, fuerzas exógenas a las facultades de Administración están induciendo el desarrollo de su actividad investigativa. De hecho, el número de grupos de investigación inscritos en Colciencias aumentó vertiginosamente de 73, en la Convocatoria de Colciencias de 2002, a 237 en junio de 2005. Esto sugiere que al fin asistimos en Colombia a un tardío pero robusto ‘despertar’ de la investigación en el ámbito de la gestión, el cual está encarnado por investigadores y grupos de investigación, que parecen tener la fuerza suficiente para conformar la masa crítica requerida para el desarrollo y consolidación de esta actividad.
El aumento de la cantidad de los grupos de investigación está acompañado por el influjo de factores que se señalarán más adelante y que permiten prever una cualificación de los grupos y de sus productos académicos. Sin embargo, antes se deben superar dos importantes escollos: el escaso desarrollo relativo del área de administración (Cuadro 1) y las pocas publicaciones indexadas. El Cuadro muestra que una de las diez áreas que cuenta con mayor número de grupos de investigación en el país es la de administración, ubicada en tercer lugar. No obstante, al tomar las categorías de los grupos como un indicador de su desarrollo, se observa que su importancia desciende a medida que aumenta la categoría entre los grupos: segundo lugar en el total de registrados, cuarto en reconocidos, sexto en el conjunto de A y B y séptimo en la categoría A. Esto se da porque es el área que cuenta con un mayor porcentaje de grupos registrados y, al tiempo, con el menor porcentaje de grupos de categoría A y B.
Contar con apenas cinco grupos A es un indicador del escaso desarrollo de un área que pronto tendrá más de 250 inscritos en Colciencias y que, según las cifras del Ministerio de Educación Nacional, cuenta con 282 programas activos de Administración de Empresas en todo el país. A ello se agrega su alta concentración en Bogotá y en pocas facultades (Cuadro 2). En menor grado, esta situación se hace extensiva a los grupos clasificados como B.
El Cuadro 1 también permite recrear una interesante comparación. El área de medicina exhibe el menor porcentaje de grupos registrados y, a la vez, el mayor porcentaje de grupos en el subtotal de las categorías A y B, después del área de física. Esa situación es más significativa si se tiene en cuenta el elevado volumen de grupos del área presentados a evaluación. Esto contrasta con el desarrollo mostrado por el área de administración, no obstante que es muy común escuchar que el perfil de estas dos áreas es equiparable, porque en ambas es vital la teoría desarrollada por las áreas científicas de las cuales se nutren pero, mucho más, la práctica profesional. Y en eso se asemejan.
Según las cifras del Cuadro 1, en el área de medicina se despliega una notable actividad investigativa. De hecho, esta área cuenta con la mayor cantidad de grupos A y B. Aún más, esta área cuenta en Colombia con la mayor cantidad de artículos publicados en revistas internacionales indexadas en el Science Citation Index (SCI), y éstas provienen tanto de las facultades de Medicina como de las instituciones hospitalarias (OCyT, 2004). Por lo visto, la preocupación por la práctica profesional no parece excluir el avance de la investigación, la generación de conocimiento y su divulgación. Esto constituye un claro mentís para quienes dentro de la administración se escudan en la preocupación por la orientación práctica de las facultades para limitar el desarrollo de la investigación.
Ahora bien, como hemos sostenido en editoriales anteriores, el actual entorno universitario exige aumentar la cantidad y la calidad de las investigaciones y, por ende, los grupos que las realizan. En el área de administración este reto es mayor, pues se encuentra rezagada incluso frente a áreas de un perfil disciplinar y profesional semejante. Para avanzar se requiere que a la par del desarrollo de las capacidades de investigación se fortalezcan los medios de divulgación de sus esfuerzos y logros. Aquí aparece otra dificultad: el precario desarrollo de las revistas de administración, tanto en términos de su cantidad y calidad como en términos de sus actuales tendencias.
En el país, luego del intempestivo ajuste en los criterios de evaluación de las revistas presentadas al Publindex, en el año 2002, que provocó la desindexación de un número significativo de revistas, se ha presentado un paulatino aumento de las que sí cumplen, en grado creciente, con los estándares de calidad exigidos (Cuadro 3). El nuevo ajuste en las exigencias para la categoría A2 parece superable por un alto porcentaje de las revistas clasificadas en la categoría B en 2005.
El comportamiento de las revistas en administración no parece orientarse en la misma dirección del conjunto de las revistas recen indexadas las revistas académicas del país. De hecho, el número de las revistas indexadas de esta área es mínimo y no ha aumentado desde la Convocatoria de 2001. En este último quinquenio su número ha fluctuado alrededor de cuatro (cinco si se incluye la Revista Universidad EAFIT, que es de carácter multidisciplinar). Ese número tiende incluso a decrecer, pues después de la Convocatoria de 2005 sólo aparecen indexadas las revistas Cuadernos de Administración, de la Pontificia Universidad Javeriana, y Estudios Gerenciales, del ICESI en categoría B, y las revistas de la EAN y de EAFIT, en categoría C (Cuadro 4). Ello se debe a la desindexación de la revista Innovar, que no sólo es una de las mejores revistas de administración del país, sino que fue, una de las pioneras en obtener la indexación, en 1996.
El déficit de revistas indexadas se revela dramático, ya que actualmente existe una revista por cada sesenta grupos de investigación, y esto constituye un cuello de botella para las necesidades de divulgación del conocimiento generado por los grupos de investigación. No obstante, peor que la escasez es el círculo vicioso que se ha configurado: las revistas enfrentan serias dificultades en materia de indexación, por el bajo desarrollo de la comunidad académica en que se inscriben, y que se expresa en la carencia del material de investigación requerido para tal fin. A su vez, los grupos de investigación no pueden ascender a las categorías A y B, por no acreditar el número requerido de artículos de investigación, en revistas indexadas en categoría A y B, que otorgan los mayores puntajes a la producción académica de los grupos. A ello se agregan las dificultades propias del área, tanto para que los investigadores puedan publicar en revistas internacionales indexadas como para las revistas logren acceder a índices internacionales. Por lo tanto, mientras esta situación persista, será clara y contundente la debilidad relativa del área.
Por lo visto, en el área de administración se debe impulsar la indexación de una mayor cantidad de revistas, si se quiere superar buena parte de los escollos que enfrenta el desarrollo de la investigación (y a la inversa). Esto demanda ingentes esfuerzos ya que, para suplir las necesidades de divulgación de los productos de los grupos, como mínimo en el corto plazo se debería duplicar el número de revistas indexadas. Al respecto, debe recordarse que para el desarrollo disciplinar la importancia de las revistas se deriva, especialmente, de ser el medio más eficaz para la autorregulación de la calidad de la investigación y de la producción académica realizada en su interior.
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En el primer artículo de este número, el profesor Sergio Berumen efectúa una juiciosa revisión de la bibliografía relacionada con la competitividad, la tecnología y el desarrollo local, para elaborar una propuesta metodológica que, luego de reunir aportes de la economía, la economía del cambio técnico y la administración, permite establecer la posición competitiva de una región. Estamos en presencia de una propuesta relevante, entre otras razones, por la articulación teórica realizada; por la caracterización de los mercados (segmentados y con productos diferenciados) y de las economías (de aglomeración en el ámbito espacial, y de escala y alcance, en el ámbito micro) que efectúa; así como por su visión estratégica, orientada a desarrollar las capacidades competitivas de la región basándose en aquellas actividades que pueden contribuir en mayor grado a desarrollar la productividad de sus recursos.
Con el fin de analizar la formación de las políticas públicas relacionadas con las tecnologías de la información en Finlandia, en el segundo artículo, Gunnar Njålsson pro-pone un marco en el cual desempeñan un papel preponderante las percepciones, las creencias y los intereses de las élites que promueven su desarrollo e implementación. Para desarrollar sus planteamientos, el autor acude a Callon, a Latour, y a su notable conocimiento sobre el tema. Esto se traduce en un artículo profundo y bien escrito.
John Cabra, Reginald Talbot y Andrés Joniak, en el tercer artículo, nos presentan los resultados de un estudio sobre el clima creativo, realizado en ocho empresas localizadas en el occidente colombiano (Pereira, Dosquebradas y Buga). La preocupación de los autores por validar categorías tomadas de diversos estudios occidentales y aplicados en el estudio, así como por escudriñar e identificar factores relevantes, derivados de las particularidades colombianas, los lleva a proponer la redefinición e introducción de nuevas variables (emergentes) y categorías, para captar las especificidades de nuestro medio. Este hecho y el rigor metodológico constituyen características centrales del artículo.
En su artículo sobre los modelos de acción, José Javier Aguilar realiza un notable esfuerzo para presentarlos de manera detallada y vincularlos con las capacidades, el aprendizaje y la innovación, el comportamiento estratégico y la competitividad empresarial. El texto permite obtener una visión global sobre un tema que ofrece ricas posibilidades para ahondar en el análisis de los recursos y las capacidades de las empresas, especial-mente las capacidades distintivas (o core competences). Allí radica el mayor valor del artículo, pues el tema es fundamental, y en nuestro medio es bastante trajinado, pero poco se profundiza y se avanza en él. Los análisis que efectúa sobre las reglas y las rutinas, así como sobre su relación con la innovación y con los peligros de estancamiento que ofrecen sus inercias, muestran las potencialidades de este tipo de aproximaciones al tema.
El profesor Norman Giraldo, en “Predicción de betas y VaR de portafolios de acciones mediante el filtro de Kalman y modelos Garch”, nos presenta un artículo con un grado de elaboración y rigor metodológico que es poco usual en nuestro medio académico. En el texto propone un modelo que integra la estimación del VaR, por medio del VaR factorial; las estimación de las betas, mediante el Filtro de Kalman, y la estimación de la volatilidad de los rendimientos del índice de bolsa, para calcular el número de casos en que los rendimientos extremos negativos de un portafolio superan el mar-gen del VaR. Los resultados de la aplicación del modelo muestran que predice con mayor precisión los casos más negativos que el VaR de media–varianza
En el sexto artículo, Edgardo Cayón y Julio Sarmiento intentan contribuir a desarrollar herramientas que faciliten al inversionista la toma de decisiones. Para ello, se analiza y se muestra el efecto positivo de aplicar la primera y segunda derivadas del modelo Black-Scholes. El artículo reviste notable interés, especialmente para quienes buscan herramientas complementarias a las existentes, a fin de enfrentar el problema de la incertidumbre, mediante los análisis de las opciones reales.
En el artículo, “Emprendedores e inversionistas: convergencias y divergencias”, los profesores Tamayo y Calle proponen una metodología para cerrar la “brecha de percepción” existente entre emprendedores empresariales e inversionistas. Para ello exploran teórica y empíricamente los criterios seguidos por los inversionistas y desarrollan una propuesta metodológica orientada a que los nuevos emprendimientos cumplan con los criterios de decisión seguidos por los inversionistas, y, de este modo, logren obtener un mayor acceso a esta fuente de recursos. El rigor con que ha sido elaborada la propuesta la convierte en una valiosa herramienta, que será útil para emprendedores, inversionistas y docentes del área.
Los profesores Páez, Graterol y Ramírez, en el octavo y último artículo: “Gestión comunicacional en el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (Condes) de la Universidad del Zulia”, nos presentan los resultados de un estudio que analiza la capacidad de gestión de los procesos de comunicación del Condes con los institutos de investigación de esta universidad, y su relación con la satisfacción de la comunidad investigadora, como con el logro de los objetivos y prácticas organizacionales. En el contexto señalado al comienzo del editorial, de un notable incremento de los investigadores, grupos y proyectos de investigación, este componente de la gestión académica universitaria adquiere relevancia.
El Editor
Lista de referencias
Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT). (2004). Indicadores de ciencia y tecnología, Colombia 2004. Bogotá: Autor.