Se trata de un hombre de 23 años, natural de Cantaura (Venezuela) y procedente de Yopal (Casanare), obrero de construcción. Como antecedentes de importancia, refirió haber tenido malaria cuatro años antes, diagnosticada y tratada en Venezuela; además, fumó un paquete de cigarrillos al día durante dos años (índice paquetes-años, IPA=2).
Consultó inicialmente al Hospital de la Orinoquia por presentar dolor de 4 meses de evolución en la región lumbosacra derecha, irradiado al miembro inferior derecho, acompañado de fiebre no cuantificada, aparición de masas en la región cervical e hiporexia. No refirió síntomas respiratorios, gastrointestinales, ni lesiones mucocutáneas.
Por la presencia de adenopatías cervicales y axilares, se practicó una biopsia ganglionar que informó: “Ganglio linfático alterado por presencia de granuloma con abundantes eosinófilos y estructuras redondeadas intracelulares que sugieren hongos”. A pesar de este hallazgo y con sospecha de linfoma no Hodgkin, se remitió para confirmación de la neoplasia hematológica maligna y tratamiento.
Al ingreso a la institución, se encontró un paciente en regular estado general, consciente, alerta y orientado, con tensión arterial de 102/62 mm Hg; frecuencia cardiaca de 80 latidos por minuto; frecuencia respiratoria de 18 por minuto; temperatura de 36,2 °C; saturación de oxígeno de 90 % al medio ambiente, peso de 40 kg; talla de 162 cm; índice de masa corporal de 15,24.
La cavidad oral se encontraba sin lesiones en mucosa yugal, encías, ni lengua. Había múltiples adenopatías cervicales y axilares, localizadas en estación Ia, Ib, II y V; la de mayor compromiso se encontró en la región cervical derecha, de 5 cm, aproximadamente, ulcerada y con secreción hematopurulenta (figura 1).
El examen cardiopulmonar fue normal; en el abdomen, se palpaba el borde hepático por debajo del reborde costal y el bazo se pudo percutir. No había lesiones en la piel. En el examen neurológico, el paciente estaba consciente, alerta, orientado en las tres esferas y sin déficit sensitivo, ni motor.
Con el diagnóstico de linfadenitis cervical y axilar con abscesos, se inició tratamiento con ampicilina-sulbactam y, dado que no hubo mejoría alguna, se adicionó vancomicina durante 10 días, sin que se observara ninguna modificación clínica.
En el cuadro hemático de ingreso, se reportó: leucocitosis (12.110 cél/μl), neutrofilia (7.120 cél/μl), linfocitos normales (1.840 cél/μl), anemia moderada (hemoglobina = 8,41 g/dl), normocítica, normocrómica, heterogénea, plaquetas normales (384.000 cél/μl). La química sanguínea estaba dentro de rangos normales (sodio = 138 mmol/L; potasio = 4,5 mmol/L; magnesio = 1,7 mmol/L; fósforo = 5,5 mg/dl); la función renal era normal (creatinina = 0,8 mg/ dl; BUN = 13 mg/dl); PCR de 7,6 mg/dl; ELISA para HIV, no reactiva.
En las tomografías, se apreciaron adenomegalias en todas las estaciones ganglionares cervicales, algunas con calcificaciones centrales; en el tórax, adenomegalias en todas las estaciones mediastinales axilares bilaterales y supraclaviculares, especialmente las izquierdas, algunas con calcificaciones centrales; asimismo, escasas opacidades centrolobulillares de tipo “árbol en gemación” en el segmento anterior del lóbulo superior derecho (figura 2); en el abdomen y en la pelvis, conglomerados ganglionares y adenomegalias retroperitoneales, en cadenas ilíacas externas e inguinales bilaterales, algunos con calcificaciones centrales y hepatoesplenomegalia.
Durante la estancia hospitalaria, el paciente no manifestó nuevos síntomas y con el tratamiento antimicrobiano inicial no hubo modificación de los síntomas al ingreso. El resultado de la segunda biopsia del ganglio axilar permitió dirigir el tratamiento y el paciente evolucionó hacia la mejoría.
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