INTRODUCCIÓN
La participación social es un indicador clave del envejecimiento exitoso y se asocia a la mortalidad, morbilidad y calidad de vida 1. Un envejecimiento exitoso o saludable es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) 2 como el "proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que comprende la capacidad intrínseca (capacidades físicas y mentales) y el entorno que permite el bienestar en la vejez", el cual está considerado como parte central de la estrategia global y plan de acción del envejecimiento y salud. De ahí la importancia de mantener la capacidad cognitiva al nivel más alto posible que, unida a la participación social, permitiría mantener y/o potenciar esa capacidad funcional indispensable para un envejecimiento con bienestar, en el que el cuidado es un pilar importante para lograrlo.
En la vejez es común que fallen funciones cognitivas como la memoria y disminuya la velocidad de procesamiento de la información, con una menor capacidad para hacer tareas complejas que requieren ser realizadas al mismo tiempo, sin embargo, no parece que disminuya la capacidad para mantener la concentración o evitar la distracción; tampoco se debilitan las funciones asociadas con el lenguaje como la comprensión, lectura y el vocabulario, que se mantienen estables durante toda la vida. En efecto, no todas las funciones cognitivas se deterioran con la edad. Por lo tanto, resulta importante mantener y/o potenciar las funciones cognitivas como dimensión indispensable que evidencian su capacidad funcional 3.
Por todo esto, la funcionalidad cognitiva del adulto merece vital relevancia, puesto que es el resultado de la armoniosa interacción de capacidades mentales superiores, tales como: orientación, memoria, atención, cálculo, capacidad de construcción y lenguaje, constituyéndose así probablemente como el reflejo más fiel de la integridad del individuo a lo largo del envejecimiento.
Ahora bien, considerando que no todas las funciones cognitivas se deterioran con la edad, en estudios 4 la población presentó un estado cognitivo normal. Otros estudios 5 reportan que la mayoría tuvo un nivel de cognición normal, con 61.3 y 83 %. Sin embargo, encontraron que solo un 46.9 % estaba dentro de cognición normal 6. Lo anterior cobra especial importancia, dado que, según la teoría de la Actividad propuesta por Havighurst en 1963, la forma de envejecer con éxito consiste en mantenerse activo y vinculado socialmente tanto como sea posible, pues facilita el desarrollo físico, mental y social 7.
La participación social, entendida como el proceso de interacción de la persona con su familia, comunidad y la sociedad a través de actividades sociales, recreativas, culturales, cívicas, de inclusión social y de ocio, favorece su satisfacción y autorrealización. De ahí que la participación activa en cualquier asociación donde se desarrollen y amplíen las relaciones sociales, donde se pongan en práctica los conocimientos adquiridos, fomenta el desarrollo cognitivo, y viceversa, favoreciendo al envejecimiento activo y al incremento de la longevidad de la persona 6.
Por su parte, la conducta social también requiere que los individuos estén suficientemente organizados para iniciar y mantener contacto con otros, destacando la memoria como una de las habilidades cognitivas claves asociadas al funcionamiento social 8,9; así mismo, estrategias tales como la participación en grupos sociales y en actividades educativas posibilitan las habilidades cognitivas 10.
Sumado a lo anterior, el envejecimiento es un factor en sí mismo para las enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, que constituyen las principales enfermedades en la vejez 2 y que comprometen significativamente el estado cognitivo en los adultos mayores 11, causando un compromiso en su capacidad funcional. Así mismo, al considerar que a mayor edad menor es la salud cognitiva de la población, algunos estudios encontraron significancia estadística entre ambas variables, y resaltan que el género femenino tiene mayor compromiso en la esfera cognitiva, constituyéndose como variables demográficas relevantes de estudio 12.
Por lo anterior, el propósito de este estudio es analizar la asociación entre la capacidad cognitiva y la participación social del adulto mayor con enfermedad crónica de la región La Libertad.
METODOLOGÍA
Estudio observacional, constituido por 1110 personas adultas mayores que representan a las 12 provincias de la región La Libertad: Trujillo, Ascope, Bolívar, Chepén, Julcán, Otuzco, Pacasmayo, Pataz, Santiago de Chuco, Sánchez Carrión, Gran Chimú y Virú. Se incluyeron personas adultas mayores de 60 años que aceptaron voluntariamente participar en el estudio o el informante sustituto que aceptó voluntariamente en el caso que la persona adulta mayor estuviera imposibilitada para contestar la encuesta y que pertenezca a la jurisdicción geográfica del estudio urbano y rural de la región La Libertad.
Para la recolección de la información se llevó a cabo la encuesta por medio de dos estructuras operativas: La Red de Enfermería en Salud del Adulto Mayor del Perú (ESAM-PERÚ) y la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Trujillo. Estos resultados se desarrollaron en el marco del estudio "Salud y Bienestar de la persona adulta mayor en la región la libertad" 13. El equipo general encargado de recolectar la información estuvo constituido por los investigadores que controlaron el trabajo en los lugares asignados. También se obtuvo información con las enfermeras/ os de la región La Libertad y a cada encuestador/a le fue asignada un total de 10 entrevistas en promedio para esta labor. Se utilizó el instrumento Evaluación Cognitiva, Modificada Minimental State Examination (MMSE), Sensibilidad: 85-90 %, Especificidad: 69 % y con un alfa de Cronbach 0.820 14. El instrumento de Participación Social 11, con una validez de correlación de Pearson de 0.608 con probabilidad (p) 0.000 altamente significativa y la confiabilidad con un alpha de Cronbach de 0.809. El punto de corte de 12/13 se determinó para identificar a las personas con deterioro cognitivo, normalidad: 13 a más puntos; sugiere deterioro: 12 o menos puntos.
La información recolectada fue ingresada y procesada en el programa estadístico IBM SPSS Statistics versión 23. Este trabajo de investigación siguió los lineamientos internacionales relacionados con las recomendaciones para investigar con seres humanos consignados en la Declaración de Helsinki 15. El estudio fue aprobado por el comité institucional de ética en investigación de la Universidad Nacional de Trujillo con número 003-CIEI-UNT.
RESULTADOS
De los 1110 participantes el 41.2 % eran hombres y el 58.8 % mujeres, con edades entre 60-64 años el 7.6%, 65-69 años el 7.3 %, 70-74% el 8.2 %, 75-79 % el 8.5 %, 80-85 años 6.7 %, 85-89 años el 2.0 % y más de 90 años el 1 %. La escolaridad para ambos géneros fue: sin estudios el 15,7 %, primaria 47.4 %, secundaria 25.2 % y educación superior 11,7 %.
La morbilidad de los participantes en su mayoría era la hipertensión arterial en un 55.3 %, seguido de la artritis un 38,1 % y diabetes mellitus el 16% (ver tabla 1).
En la evaluación cognitiva, el 6,4 % sugiere deterioro y el 93,6 % obtuvo valores de normalidad. De este grupo hay más desventajas para las mujeres, y se observa que es mayor en el grupo de 75 o más (4 %) que el grupo de 60 a 74 años (2,4 %). Al disgregarlo por grupos etarios sigue la misma tendencia: los de 90 o más años tienen el mayor porcentaje de resultados que sugieren deterioro al contestar la evaluación cognitiva (38,8 %, 7/18), seguidos por los de 80 a 84 años (11,33 %, 17/150), los de 85 a 89 años (7,1 %, 12/68) y los de 70 a74 años (5,5 %, 11/200). Los menores porcentajes que sugieren deterioro son los de 65 a 69 años (2,2 %, 5/226), los de 60 a 64 años (3,9 %, 10/252) y los de 75 a 79 años (4,5 %, 9/196). Existe relación altamente significativa entre estado cognitivo con el sexo y la edad (P < 0.001 y P < 0.000, respectivamente) (ver tabla 2).
Al relacionar la morbilidad sentida y la Evaluación Cognitiva de los participantes se encontró significancia estadística (X2 = 5.60, p = 0.018 Significativo) (ver tabla 3).
En cuanto a la Participación Social y la Evaluación Cognitiva de los participantes, los que tuvieron deterioro fue del 4.5 % con una participación social deficiente, los de una participación regular, el 1.6 % tuvo deterioro cognitivo, y los de buena participación, en un 0.3 % con deterioro cognitivo. Al relacionar ambas variables se observó significancia estadística (X2 = 137.0, p = 0.000 Altamente significativo) (ver tabla 4).
DISCUSIÓN
Los resultados del estudio muestran un predominio de personas mayores de género femenino, con edades entre 60 y 64 años. El mayor nivel de escolaridad para ambos géneros fueron estudios primarios y la mayor morbilidad fue hipertensión arterial. Similares resultados se han encontrado en Perú 16 y Bolivia 17, mostrando que cada vez las sociedades se enfrentan a la globalización del envejecimiento y geriatrización de los servicios de salud, con más desventajas para las mujeres. Además, el bajo nivel de escolaridad es un factor de riego que los expone a mayor adversidad social y económica.
Entre personas mayores evaluadas, el 6.4 % sugiere deterioro cognitivo y el 93.6 % obtuvo valores de normalidad, coincidiendo con los trabajos realizados a través del Estudio SABE durante 2006-2010 por Brasil 18, México 17 y Chile 18, con datos nacionales, encontrando entre 80-92.1 % de las personas mayores con evaluación cognitiva normal.
Sin embargo, llama la atención el estudio realizado en Colombia 19, al mostrar que el 83,1 % de las personas mayores que presentaron algún riesgo de deterioro cognitivo se encontraban en los mismos escenarios de esta investigación. A su vez, en Perú 20 existen cifras más altas que las encontradas en 267 adultos mayores, el 58,4% fueron varones; la edad media fue de 75,4 ± 7,6 años. El 36,3% presentó deterioro cognitivo y el 64% tenía depresión moderada o severa. Además, se encontró una relación entre la edad y depresión.
Cabe mencionar que durante el envejecimiento se presenta un deterioro de la capacidad cognitiva de la persona: disminuyen y se lentifican procesos como la agilidad mental, resolución de problemas nuevos, razonamiento espacial y la multitarea. No obstante, las habilidades basadas en la acumulación de conocimiento y experiencia aumentan, así como el vocabulario, conocimiento general, los conocimientos y las habilidades aprendidas a lo largo de los años 21,22.
La capacidad cognitiva del adulto mayor con enfermedad crónica en este estudio presentó una relación significativa con la edad y género; similar a otros estudios en los que se encontraron relaciones estadísticamente significativas entre la puntuación obtenida en el MMSE con las variables edad, sexo, nivel socioeconómico, nivel educacional, situación de pareja y tener diabetes mellitus tipo 2 11. Igualmente, se ha encontrado relación entre el deterioro cognitivo de personas con DMT2 y los antecedentes familiares de DMT2 23. Sin embargo, se contrasta con estudios en los cuales no se encontraron diferencias significativas entre los sujetos con HTA y el desempeño cognitivo 24.
En relación con el rendimiento cognitivo de personas mayores que participan en grupos organizados, no se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres de la muestra; las personas más envejecidas presentaban un menor rendimiento cognitivo tanto en las medidas de desempeño global como en las medidas de memoria de trabajo y funciones ejecutivas 25.
Entre estudios coincidentes entre participación social y cognición se puede mencionar 26, que en el modelo multivariado, la edad avanzada se asoció con un deterioro cognitivo global y también las actividades recreativas actuales se asociaron con un deterioro cognitivo global. Estos resultados sugieren que la disminución de las actividades recreativas desde la mediana edad hasta la vejez se asocia con una disminución de la cognición en la vejez. Así mismo, Mejía en el 2015 27 encontraron que los adultos que participan en grupos de la tercera edad presentaron mejor rendimiento cognitivo que aquellos que no asisten (p = 0,02). También Cardona 28 encontró que en los adultos mayores con riesgo de deterioro cognitivo estaba asociado significativamente con tener escasos recursos sociales y no participar en grupos comunitarios.
En el 2018, Chang Fu 29 reportó en una investigación que la participación en actividades sociales es uno de los factores importantes para la salud de los adultos mayores. En el análisis de regresión lineal múltiple encontraron relación en las actividades sociales y la función cognitiva entre los ancianos chinos. Estos resultados son corroborados por Takashi y Mari 30, quienes considera que la participación social (SP) tiene un impacto favorable en la salud de los adultos mayores al reducir el riesgo de discapacidad funcional, angustia psicológica, deterioro cognitivo y mortalidad.
Por otra parte, el apoyo social favorece el estado de salud y la percepción de seguridad de los adultos mayores, disminuyendo los sentimientos de soledad que sobrevienen con los años.
CONCLUSIONES
La participación social y el estado cognitivo respaldan la salud positiva, brinda compromiso o flujo de experiencias que son intrínsecamente satisfactorias, transmitiendo así un sentido del propósito y la oportunidad de relaciones sociales positivas; además, contribuyen a disminuir el riesgo de muerte a todas las edades. En este sentido, el compromiso social e intelectual va unido a buena salud autopercibida y objetiva, al igual que a un buen funcionamiento cognitivo. Por lo tanto, se hace necesario realizar estudios de ensayos aleatorizados en los cuales se pongan a prueba estrategias de participación social y su relación con la capacidad cognitiva del adulto mayor.
Finalmente, existe una importante asociación entre la capacidad cognitiva y la participación social de las personas adultas mayores con Hipertensión y Diabetes porque el grado de deterioro de su capacidad cognitiva interfiere directamente en sus niveles, así como en la calidad de participación social.