Introducción
La competitividad es una condición que permite a los países ubicarse en posiciones económicas preferenciales, y de esta manera obtener mejores resultados en el mercado. Tanto es así, que las empresas que logran mayores niveles de competitividad tienden también a ser las que presentan una mayor participación en el mercado, como producto del mejoramiento de aquellos procesos asociados a la productividad.
Para ello, los países al interior de sus fronteras propenden porque las organizaciones adquieran mayores niveles de competitividad (MNC), lo cual les permiten competir en el mercado internacional. En ese sentido, algunos estudios concuerdan que para lograr MNC es necesario incentivar el factor innovación, pues este resulta ser el más influyente al interior de las empresas (Arredondo et al., 2016).
Sin embargo, las organizaciones no son las únicas interesadas en obtener MNC; el Gobierno también reconoce su importancia para que las empresas puedan tener mayores oportunidades de competir en los mercados internacionales, y de esta manera generar mayores puestos de trabajo, dado el aumento del producto interno bruto (Castro et al., 2014).
Cuando se piensa en competitividad, existen diversos estudios que favorecen su comprensión. Entre las aproximaciones más destacadas se encuentra la que asocia la competitividad con el crecimiento de la producción (Rísquez, 2016; Valencia et al., 2017). De igual manera, Zamora y Navarro (2013) señalan que las organizaciones intentan competir para lograr llegar a los mercados internacionales ofreciendo un mejor producto, y para ello establecen un mejor proceso logístico y de transporte, en el cual prima la calidad del envío.
Así mismo, Guevara (2013) plantea que el factor más influyente en la generación de competividad está relacionado con la gestión de políticas públicas tendientes a incrementar el progreso técnico de los países. Otra visión es la planteada por Udokporo et al. (2020), quienes afirman que la competitividad incrementa al interior de las organizaciones cuando ellas se proponen reducir sus costos. Por otro lado, el capital humano es un factor importante en la generación de competitividad en las empresas, según Annarelli et al. (2020), a diferencia de lo declarado por Moir y Lohmann (2018), quienes identifican que los niveles de competitividad al interior de las empresas se logran de acuerdo con los modelos de negocios establecidos por las mismas organizaciones.
En este mismo sentido, González et al. (2020) plantean que las estrategias de marketing son un factor esencial para que las empresas logren mayores estándares de competitividad, dado que el valor de la marca se eleva en comparación con sus competidores. Complementando lo anterior, el uso de la tecnología incrementa y potencializa los modelos de negocios, dándoles mejores resultados a la organización (Zhao et al., 2020).
Con base en lo antes expuesto, este trabajo intenta determinar los factores organizacionales que influyen en la competitividad de las empresas manufactureras en Colombia (2008-2018), mediante la estimación de un panel de datos bajo la condición de efectos fijos, tomando como insumo la Encuesta Anual Manufacturera (EAM). Dentro de los principales hallazgos, se puede advertir que la participación de la mano de obra, el consumo intermedio y el volumen de las ventas totales sobre la producción bruta tienen un impacto positivo sobre el nivel de competitividad de dichos establecimientos.
Revisión literaria
En teoría económica, la competitividad aparece referenciada como la forma en que se asigna valor a los agentes que participan en el desarrollo de una actividad económica dentro del mercado, de ahí que resulte interesante comprender la producción bruta de los establecimientos manufactureros como un variable proxi, vinculada al fenómeno de la competitividad, toda vez que los procesos de generación de competitividad en las empresas impactan de forma positiva en su producción.
Aunque el concepto de competitividad ha sido muy discutido, no se ha llegado aún a establecer un consenso cuando se haya referido a niveles micro; a diferencia, el nivel macro se presta para una comparación entre la competitividad de los países, coincidiendo esta aproximación con lo planteado por la escuela clásica y de negocios, en lo que respecta a establecer la productividad al interior de un país como indicador de su competitividad (García et al., 2017).
Dado lo anterior, el concepto de competitividad se ancla al pensamiento mercantilista, que considera la competitividad como una forma de acumular riquezas (posesión de metales preciosos) a través del comercio internacional. Además, los mercantilistas establecieron la importancia de comprar menos cosas y comercializar más a nivel internacional, de tal forma que se garantice un juego de suma cero.
Por otra parte, Smith difería de los postulados mercantilistas, ya que pensaba que quienes participaran en el comercio internacional ganaban cuando aplicaban la ventaja absoluta (comercializar los bienes que tengan menores costos). Por ello, en su libro Una investigación sobre las causas de la riquezas de las naciones, Smith estableció que la especialización de mano de obra incrementa los niveles de productividad al interior de las organizaciones, algo que se sustenta en la pericia que logra el trabajador al repetir la misma operación. Así mismo, la teoría del valor acuñada por Smith da cuenta de cómo el valor de un bien depende de la cantidad de horas-trabajo invertidas en él, razón por la cual la especialización de la mano de obra genera una disminución en los costos (Valencia et al., 2017).
De la misma forma, David Ricardo plantea que la ventaja comparativa que deben desarrollar los países está dada por su vinculación al comercio internacional, pero solo si se poseen ventajas en algún producto con respecto a los demás países (horas de trabajo invertidas), es decir, siempre y cuando los países mantengan una ventaja absoluta en la producción de bienes y servicios. Además, este mismo autor estima conveniente que los países exporten los bienes con mayor ventaja comercial e importen los que posean una ventaja menor, dando así la posibilidad a que otros países ingresen a la dinámica del comercio internacional (García et al., 2017).
Bajo este marco, autores como Eli Heckscher y Bertil Ohlin establecieron que la dotación de los factores de producción, trabajo y capital son diferentes. De este modo, el país X analiza su dotación de factores frente al país Y, y en caso de que X tenga mayor abundancia en el factor trabajo, este país se dedicará a la producción de bienes y servicios que contengan mayor intensidad de este factor de producción; si el resultado es contrario, la producción se inclinará hacia aquellos bienes y servicios que representen mayor intensidad de capital. Esto se entiende bajo condiciones de competencia perfecta, pleno empleo de los factores de producción, libre mercado y asumiendo que las funciones de producción sean lineales y homogéneas (García et al., 2017).
Otro autor que ha abordado la línea de la competitividad ha sido Porter (2015), quien establece el concepto de ventaja competitiva a partir de su obra La ventaja competitiva de las naciones, texto en el cual plantea que la prosperidad nacional es creada, más no heredada, afirmación con la que deja al descubierto el protagonismo de las empresas y su capacidad para generar estrategias que incrementen la riqueza. Bajo esta visión, es claro cómo la organización industrial define características del mercado que obligan a las mismas empresas a gestionar actividades que permitan aumentar su market share (Arboleda, 2016). Por ello, si se piensa que la competitividad es en resumen el market share, resulta importante aclarar que este depende de la compensación salarial, la cual desde el enfoque de costos deberá ser menor (Rísquez, 2016).
Desde una perspectiva macroeconómica, los niveles de competitividad entre países son diferentes debido a sus condiciones, ya que algunos compiten vía costos, mediante el pago de salarios bajos en razón a sus altas tasas de crecimiento poblacional (Castro et al., 2014). Un ejemplo de ello se observa en la forma en que el incremento de las exportaciones e importaciones en el largo plazo supondría una mejora de la competitividad para América Latina vía especialización de las industrias tradicionales, pero sin ser esto suficiente para la generación de valor agregado en la mismas, dado el bajo uso de tecnología (Landa y Arriaga, 2017).
Bajo este orden de ideas, una ilustración frente al problema está en la industria forestal china, en donde su nivel de competitividad ha venido creciendo en razón a la oferta de mano de obra barata, lo cual ha generado una alta participación en las cadenas globales de valor de competitividad internacional, en especial en aquellas que van hacia adelante (Su et al., 2020). Adicional a esto, cuando las instituciones públicas tienen buenos indicadores de transparencia, el espíritu empresarial es mayor, al igual que la innovación, el emprendimiento y la competitividad (Mota et al., 2020).
A nivel empresarial, la consolidación de un mayor número de patentes como factor de innovación aumenta la competitividad en los países emergentes para consolidarse como economías de conocimiento (Arredondo et al., 2016). Por ende, este, la innovación y el manejo de los sistemas de información en relación con el uso e implementación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) constituyen los principales factores a incidir en la competitividad de las empresas (Ahumada y Perusquia, 2016). Resulta una condición indispensable para las organizaciones empresariales aprovechar las fortalezas en materia de tecnología e innovación, en pro de propiciar un elemento diferenciador en su producto final, otorgándole mayores niveles de competitividad dentro del mercado (Arango et al., 2015).
Por otra parte, la actividad exportadora y la capacidad innovación se constituyen en factores externos e influyentes en la competitividad de las empresas (Camino, 2017), mientras que el marketing, la innovación y la calidad son factores internos de las empresas que determinan en mayor proporción su competitividad en comparación con los factores externos (Martínez et al., 2010).
De lo anterior se desprende que la competencia depende en gran medida de los factores internos de la empresa, aceptando las diferencias entre las diversas organizaciones, y dando prioridad a las capacidades intangibles asociadas al capital humano, como el nivel de educación y las capacitaciones (Fuentes et al., 2016). Por ende, un buen manejo de la marca desde la perspectiva del marketing es un activo intangible, y a su vez, un factor diferenciador en la generación de competitividad en las empresas (Gupta et al., 2020).
Desde otra perspectiva, el capital humano puede ser considerado el principal generador de valor agregado en las empresas, dado que propicia mayores niveles productividad que se traducen en riqueza para la organización (Villegas et al., 2017), toda vez que la competitividad está correlacionada positivamente con la probabilidad de exportar, la participación de insumos extranjeros, ventas en el exterior y productividad laboral (Falciola et al., 2020).
Así mismo, algunos autores reconocen que la planeación estratégica que se da al interior de las empresas para alcanzar sus metas contenidas en sus planes de gestión constituye un factor determinante en la consecución de la competitividad. Adicional a esto, cuando las organizaciones tienen un desempeño internacional (exportan su producción) y gestionan una planeación estratégica, sus resultados son mejores (Mora et al., 2015).
Así, la planeación estratégica en tanto herramienta gerencial permite apuntalar los diferentes procesos que ejecutan las áreas que constituyen la organización empresarial, por lo cual no resulta extraño que las estrategias de fabricación de las empresas impacten positivamente en su competitividad, debido a que mejoran las condiciones de calidad del producto, como una manifestación de un enfoque gerencial (Amoako y Acquaah, 2008).
Resulta conveniente señalar que la implementación de la gestión de calidad en las empresas incrementa su desempeño competitivo, al disminuir los tiempos en el proceso de producción manteniendo la calidad del mismo producto (Chi et al., 2011). Además, el desarrollo de las TIC al interior de las empresas ha convertido a la tecnología informacional y computacional en un factor fundamental para la generación de competitividad, en especial cuando esta es utilizada en el área comercial y de marketing (Adu et al., 2021). Por ello, las empresas que están incursionando en mercados nuevos tiendan a aumentar el nivel de competitividad cuando poseen una integración marketing-tecnología-fabricación en los diferentes procesos de desarrollo de nuevos productos (Feng et al., 2018).
Metodología
Para determinar los factores organizacionales que influyen en la competitividad de las empresas manufactureras en Colombia (2008-2018), se estimó un panel de datos tal como se expresa en la ecuación 1:
En ella, i hace referencia al establecimiento empresarial (dato transversal), t es la ventana de tiempo, a es el vector intercepto que oscila entre 1 y n+t, β es el parámetro que muestra la relación entre la variable independiente y la dependiente y X it es cada i-esima observación en el momento de tiempo t para cada variable objeto de estudio, de modo que el total de la muestra es el producto de nxT.
Para la estimación de un panel de datos existen dos métodos: el primero hace referencia a efectos aleatorios (random effects) y el segundo a efectos fijos (fixed effects); la decisión del método está supeditada al resultado de la prueba Hausman. Para el caso de random effects, se asume que el estimador no presenta correlación con las variables exógenas del modelo, tal como se expresa en la ecuación 2.
Definiendo:
α it = efectos individuales.
X = variables exógenas.
Por lo que los efectos individuales se adicionan a la perturbación, entendiendo que el modelo toma la siguiente forma:
Caso contrario ocurre con los efectos fijos, en donde se toma el siguiente supuesto:
Por tanto, el modelo se representa de la siguiente forma:
El estimador presenta la ventaja de identificar los α it de forma individual, por lo que el modelo se hace más comprensible. Adicional a esto, el parámetro β no se estima de forma ineficiente; caso contrario, se presenta en la estimación por efectos aleatorios.
Para la elección de tipo del panel a escoger (efectos aleatorios o efectos fijos) se debe aplicar la prueba de Hausman, proceso que inicia con la estimación por el método menos eficiente pero consistente (efectos fijos), mientras que de forma consecutiva se estima el más eficiente y consistente (efectos aleatorios), manteniendo una matriz homocedástica. Posterior a esto se utiliza la prueba de Hausman, la cual evalúa si las diferencias de las β son significativas. La hipótesis nula establece que no hay diferencia sistemática entre los coeficientes, por lo que de caer en la zona de aceptación se establece la elección del estimador por efectos fijos, de ahí que el modelo a estimar sea:
En donde, la variable Y it es la producción bruta de los establecimientos manufactureros colombianos, Pub it es el total de propaganda y publicidad invertido por estos, Cap es el total invertido en activos fijos, Cons es el consumo intermedio realizado por estos mismos, mientras que Per hace referencia al número total de empleados de dichos establecimientos y Vaven es el valor total de las ventas realizadas por ellos.
Así mismo, los datos empleados en este modelo fueron obtenidos de la Encuesta Anual Manufacturera (EAM, 2008-2018), estudio de tipo longitudinal.
Resultados
Para efectos de este estudio, el modelo empleó 6006 registros, resultantes de 546 empresas en un periodo de 11 años; en este sentido, la tabla 1 muestra una descripción de los datos empleados para este trabajo.
Variable | Obs | Mean | Std Dev | Min | Max |
---|---|---|---|---|---|
Y it | 6,006 | 1,520000000 | 5,630000000 | 12 978 | 9,1800000000 |
Pub it | 6,006 | 203 430 | 1643801 | 0 | 4,600000000 |
Cap it | 6,006 | 28 435,64 | 247154,9 | 0 | 5 358 813 |
Cons it | 6,006 | 9190889 | 3,620000000 | 561 | 8,0800000000 |
Per it | 6,006 | 62,17849 | 116,2652 | 0 | 2094 |
Vaven it | 6,006 | 1,460000000 | 5,450000000 | 0 | 9,1900000000 |
Fuente: cálculos propios, a partir de los datos de EAM (2008-2018).
Por otra parte, las variables exógenas del modelo presentan un nivel aceptable de explicación sobre la variable objeto de estudio, el nivel de producción bruta de los establecimientos manufactureros en Colombia, siendo la variable Cap la de menor impacto con un 26,80 %, y Vaven la variable de mayor efecto con un 99,01 %, tal como se expresa en la tabla 2.
Y it | Pub it | Cap it | Cons it | Per it | Vaven it | |
Y it | 1,0000 | |||||
Pub it | 0,3542 | 1,0000 | ||||
Cap it | 0,2680 | 0,5581 | 1,0000 | |||
Cons it | 0,8748 | 0,3358 | 0,2295 | 1,0000 | ||
Per it | 0,4346 | 0,3144 | 0,2140 | 0,3994 | 1,000 | |
Vaven it | 0,9901 | 0,3632 | 0,2755 | 0,8803 | 0,4295 | 1,0000 |
Fuente: cálculos propios, a partir de los datos de EAM (2008-2018).
Así mismo, siguiendo con la metodología para identificar el modelo más estable (panel de datos), se procede a estimar el modelo bajo efectos fijos y aleatorios, tal como lo muestran las tablas 3 y 4, encontrando que en ambos contextos coinciden las variables Pub it y Cap it , con un efecto negativo sobre el nivel producción bruta de los establecimientos manufactureros. Por otra parte, bajo efectos fijos todas las variables son significativas, caso contrario a la estimación en efectos aleatorios.
Variables | Coeficientes |
---|---|
Pub it | -1,615202*** (0,905345) |
Cap it | -1,353745** (0,5383711) |
Cons it | 0,594506*** (0,0081029) |
Per it | 32 491,2*** (2125,818) |
Vaven it | 0,9674828*** (0,0050734) |
Constante it | -1 142 363*** (145 116,9) |
RHO | 0,44625214 |
F | 0,0000 |
Nota: error estándar en paréntesis; ***p<0.01, **p<0.05, *p<0.1
Fuente: cálculos propios, a partir de los datos de EAM (2008-2018).
Variables | Coeficientes |
---|---|
Pub it | -1,083847*** (0,0837552) |
Cap it | -0,5690717 (0,5122174) |
Cons it | 0,0511604*** (0,0070213) |
Per it | 16 290,94*** (1450,112) |
Vaven it | 0,9825261*** (0,0045891) |
Constante it | -408 577,2** (202 454,2) |
RHO | 0,24699965 |
F | 0,0000 |
Nota: error estándar en paréntesis; ***p<0.01, **p<0.05, *p<0.1
Fuente: cálculos propios, a partir de los datos de EAM (2008-2018).
A partir de lo anterior se realizó la prueba de Hausman, la cual determinó un Prob>chi2 menor de un 0,05, lo cual indica que la estimación que se debe tomar bajo las condiciones de estas variables y la distribución de sus datos debe darse a partir de efectos fijos, dado que este método permite mantener constantes las características de los establecimientos que son objeto de estudio.
Variables | Fixed | Random | Difference | Sqrt (diag(V_b-V_B)) |
---|---|---|---|---|
Pub it | -1,615202 | -1,083847 | -0,5313544 | 0,034374 |
Cap it | -1,353745 | -0,5690717 | -0,7846731 | 0,1657611 |
Cons it | 0,0594506 | 0,0511604 | 0,0082902 | 0,0040341 |
Per it | 32 491,2 | 16 290,94 | 16 200,26 | 1554,437 |
Vaven it | 0,9674828 | 0,9825261 | -0,0150433 | 0,0021632 |
b = consistent under Ho and Ha; obtained from xtreg | ||||
B = inconsistent under Ha, efficient under Ho; obtained from xtreg | ||||
Test: Ho: difference in coefficients not systematic | ||||
Prob>chi2= 0,0000 |
Fuente: cálculos propios, a partir de los datos de EAM (2008-2018).
En relación con lo anterior, el modelo estimado es bajo efectos fijos, el cual está representado en la tabla 4, y muestra como las variables Pub t y Cap¡ t presentan una relación negativa con respecto a la producción bruta de los establecimientos manufactureros; caso contrario se observa con las variables Cons it , Per it y Vaven it , que muestran un impacto positivo sobre la variable producción bruta de dichos establecimientos.
Discusión
Con respecto a los resultados de este estudio, la evidencia empírica que analiza el nivel de profundidad con que se aborda la competitividad ha mostrado cómo está última se enfoca en la gestión estratégica, por lo cual las empresas intentan planificar sus acciones en pro de incrementar su productividad, situación que denota una influencia positiva de las capacidades de producción disponibles por la organización en relación con la compe-titividad (Chikán et al., 2022).
En este sentido, la competitividad resulta ser una condición que se logra a partir de la diferenciación de sus productos, razón por la cual las empresas invierten en tecnología, a fin de generar innovación en sus productos (Ko et al., 2020). De ahí que la consecución de la competitividad se logre mediante un uso racional de los recursos, lo cual optimiza la obtención de un mayor valor agregado, aumentando de esta manera la contribución de las empresas al producto interno bruto (Dawood y Abdel, 2022).
Así mismo, en su proceso de ser más competitivas, las empresas se apoyan en la innovación, logrando mayores ganancias ex-post, a pesar de que existe una alta probabilidad de salir del mercado mientras la organización se apropia de dicho proceso (Jeung et al., 2021). Además, dentro de la muestra de empresas estudiadas, gran cantidad de estas que piensan que la existencia de competencia resulta positiva al momento de generar valor agregado para sus organizaciones, algo que es posible de darse a través de la innovación (Eun et al., 2022).
Por otra parte, la marca impacta de forma positiva la segmentación del mercado y favorece el nivel de competitividad de las empresas (Rua y Santos, 2022). Como ejemplo, la inversión en I+D esta tiene un efecto positivo sobre el nivel de competitividad en las empresas dedicadas a la producción energética en China (Zhu et al., 2019). Adicional a esto, los factores de producción "capital" y "trabajo" impactan de manera positiva en la productividad de las empresas manufactureras, siendo el factor "trabajo" el más influyente (Pardo et al., 2020).
De lo anterior, se puede contrastar que el efecto de la publicidad, para Wiktor y Sanak (2021), tiende a ser positivo cuando los topes en gastos no son excesivos, coincidiendo con el resultado de este estudio, el cual arrojó un efecto negativo de la inversión en publicidad sobre el nivel de competitividad de las empresas manufactureras en Colombia.
Por otra parte, con respecto al capital humano se evidencia que los resultados de Pardo et al. (2020) ratifican los resultados de este trabajo, al establecer que la mano de obra incrementa los niveles de productividad en las empresas manufactureras en Colombia. Además de esto, el uso de los recursos tiende a determinar los niveles de competitividad, como lo establecen Dawood y Abdel (2022). Por esta razón, se puede explicar por qué la variable "Total invertido en activos fijos" por parte de los establecimientos manufactureros colombianos presenta un efecto negativo sobre la competitividad de estas empresas.
Conclusiones
La competitividad al interior de las empresas es una condición necesaria para lograr mayores niveles de productividad, lo cual deriva en una mayor utilidad. De ahí que, para el caso particular, determinar los factores que influyen en la competitividad de las empresas manufactureras de Colombia implique considerar cómo las variables Cons i1 , Per it y Vaven it tienen un efecto positivo sobre la producción bruta de los establecimientos manufactureros colombianos, siendo esto coherente con otros estudios consultados.
Así mismo, las variables Pub it y Cap it presentan una relación negativa con respecto a la producción bruta de los establecimientos manufactureros, la primera debido a que no llega un mensaje claro al consumidor (Wiktor y Sanak, 2021), mientras que la segunda lo es en razón a que las empresas se exceden en la inversión de activos fijos (Dawood y Abdel, 2022).
De acuerdo con lo anterior, es importante resaltar que las empresas objeto de estudio son en su mayoría pequeñas, y por ende, los niveles de competitividad que pueden lograr están dados por el uso eficiente de sus recursos (gastos bajos en publicidad, pero efectivos al momento de impactar al consumidor, y contratación de mano de obra calificada en los puestos más complejos).