INTRODUCCIÓN
La piroplasmosis equina (PE) es una infección producida por uno de dos protozoos, Theileria equi o Babesia caballi, transmitidas por garrapatas o mediante jeringas contaminadas o transfusiones de sangre. La infección se ha reportado como endémica en América Central y del Sur (Guidi et al. 2015) y es de reporte sanitario obligatorio, pues afecta el movimiento transfronterizo e intrarregional de los equinos (Instituto Colombiano Agropecuario, 2015).
En Argentina, se considera endémica (Flores et al. 2013), mientras que, en Brasil, ha sido estudiada su prevalencia, especialmente, de Babesia equi (Braga et al. 2017). En Colombia, se encuentra un reporte de Calderón y colaboradores en 2013, en Babesia sp. y, en Venezuela, se encontró, tanto B. caballi como B. equi (De Vera et al. 2006) La tripanosomiasis equina, introducida en Latinoamérica en el siglo XV, con caballos árabes por parte de los españoles (Desquesnes et al. 2013), es producida por el Trypanosoma evansi, un protozoo monomórfico extracelular de transmisión mecánica, por efecto de insectos picadores. La literatura latinoamericana reciente no reporta nuevos hallazgos; sin embargo, Desquesnes et al. 2013 presuponen que es un parásito endémico, que se propaga silenciosamente. En Colombia, según el censo equino de 2014, existían 1.451.085 ejemplares equinos, entre caballares, mulares y asnales, de los cuales, el 12.024 (10,61%) de esta población, se encuentra en el departamento de Antioquia (Instituto Colombiano Agropecuario, 2014).
La cadena equina en Colombia, según el Ministerio de Agricultura (https://sioc.minagricultura.gov.co/Equino/Documentos/ 2014), está dividida en productores pequeños y medianos y participa con un 4,35% al PIB agropecuario y al PIB total, con el 0,1%, reflejado en el consumo que el subsector hace sobre diferentes industrias, como alimentos e insumos, marroquinera, farmacéuticos, talabartería, entre otros y genera 159.752 empleos directos. El mercado nacional, se mueve entre ferias y exposiciones, subastas y ventas directas, así como sacrificio para consumo.
Debido a la importancia de la cadena equina y siendo la piroplasmosis una enfermedad que restringe la movilización nacional e internacional de los equinos y la tripanosomiasis una enfermedad zoonótica, este trabajo tuvo como objetivo determinar la prevalencia los dos agentes, así como los factores de riesgo asociados, en una población de equinos, en Antioquia, Colombia.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio, se realizó en 223 predios, ubicados en los municipios que componen el área metropolitana del Valle de Aburrá (Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello, Medellín, Envigado, Itagüí, Sabaneta, La Estrella y Caldas) y el municipio de Rionegro, localizado en el oriente antioqueño. Para el cálculo del tamaño de muestra, se tomó la población total de équidos, según el censo del ICA, previamente mencionado e información suministrada por las Secretarías de Agricultura municipales. Se usó un nivel de confianza del 95%, una prevalencia esperada del 50% y un error aceptado de 2,96% (≤5%). El tamaño de la muestra fue de 1.008 animales, basado en la fracción de muestreo calculada del 8,36%, que fue aplicada a la población de equinos de cada vereda, dentro de los municipios. Para la toma de muestra de sangre total, se tuvo acceso a 985 equinos.
Aspectos éticos: Este trabajo fue autorizado por el CEEA de la Universidad de Antioquia, acta N 100 de 26 de noviembre de 2015.
Toma de muestras y pruebas de laboratorio: Las muestras de sangre, se tomaron entre septiembre y noviembre de 2015, de la vena yugular de los animales estudiados, se procesaron en el Laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Agrarias, de la Universidad de Antioquia. El aislamiento del DNA, se hizo en sangre total, en tubos citratados, usando el kit para sangre (QIAGEN Inc., Valencia, CA, USA) y siguiendo las instrucciones del fabricante. Cada muestra de DNA se diluyó 1:100 y se congeló a -20°C, hasta su uso. Para la detección del tripanosoma, se siguió el protocolo descrito por Masiga et al. (1992) y para Theileria equi y Babesia caballi, el de Alhassan et al. (2005), donde se usó un juego de cebadores universal, con productos de PCR de 913 bp y 867 bp, respectivamente, siendo reportado el resultado positivo como piroplasmosis, teniendo en cuenta que la diferenciación entre géneros es apenas de 46 pb y no se diferencian en el gel de agarosa usado. Cada muestra se corrió en duplicado y los oligonucleótidos usados se muestran en la tabla 1. Los productos de PCR fueron visualizados en geles de agarosa al 1,5% y teñidos con GelRed (Biotium, USA).
Encuesta e información: Se realizaron encuestas, entrevistando a propietarios, inquilinos y administradores de los predios, incluidos en el estudio. Las entrevistas, las realizaron personas pertenecientes a instituciones gubernamentales, con experiencia en producción equina, capacitadas previamente. La encuesta aplicada está disponible a solicitud, que debe ser tramitada al autor senior del artículo.
Medición de la condición corporal: Se realizó acorde con De Vera et al. (2006), de 1 a 5, donde 1 es muy flaco, 2 flaco, 3 ideal, 4 carnoso, 5 gordo.
Tipo de estudio: Se efectuó un estudio observacional analítico de corte transversal.
Análisis de los datos: En el análisis descriptivo, se utilizaron distribuciones absolutas y relativas. Se aplicó la prueba Chi cuadrado de independencia o la Prueba Exacta de Fisher, cuando fue necesario. Para estudiar asociaciones bivariadas, se calcularon estimaciones del riesgo (OR), por variable explicativa, con sus respectivos intervalos de confianza del 95% (I.C. 95%). Para determinar los factores de riesgo asociados a la infección, se ajustó un modelo multinivel de respuesta binaria; la variable respuesta fue la presencia o no del parasito (Si, No). Los dos modelos ajustados (piroplasmosis, tripanosomiasis) tienen dos niveles: el primero es relativo al individuo y el segundo son los municipios de estancia de los equinos. El procesamiento y análisis de los datos, se realizó mediante el programa estadístico R versión 3.3.1.
Análisis multivariado: La selección de las variables incluidas en los modelos explicativos, se hizo mediante el criterio de Hosmer-Lemeshow (valores p < 0.25), así: Piroplasmosis: sexo, grupo etario, condición corporal, salida a ferias, AIE, estrongílidos, Strongylus vulgaris, oxiuriasis equina. Tripanosomiasis: Especie, garrapatas.
En el análisis multinivel, se excluyó el municipio de Itagüí, ya que en este municipio solo se registró un individuo. Después de excluir registros con datos faltantes, en total, se consideraron 618 equinos, en el modelo de piroplasmosis y 984, en el de tripanosomiasis. Antes de ajustar los modelos multinivel, se constató la significancia estadística del parámetro de varianza, estimado en el modelo multinivel nulo. Se probó la hipótesis nula, mediante el estadístico de razón de verosimilitud. En los dos modelos ajustados (piroplasmosis, tripanosomiasis), se observaron valores p menores a 0,05, lo que sugiere que el modelo propuesto es adecuado.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 2, se muestran los animales positivos a piroplasmosis, en el que se evidencia una población positiva del 12,33% (n=114), de los cuales, 110 animales pertenecen a la especie caballar, lo que confirma lo encontrado por Calderón et al., quienes, en 2013, encontraron una prevalencia de 18,25%, en equinos del departamento de Córdoba. Para el caso de Trypanosomiasis, se encontró una incidencia del 1,96% (n=19), donde 15 animales son equinos y 4 mulares, contrastando con lo reportado por Salim et al. (2013), quienes reportaron en Sudán, una prevalencia de animales positivos del 12%, en caballares y 3,4%, en asnales, no muestrearon mulares.
En la figura 1a., se observa que, en los municipios Envigado, Girardota, Bello y Medellín, se encontró un riesgo significativamente mayor de aparición de piroplasmosis, mientras que en el municipio de Rionegro, un riesgo significativamente menor. El municipio de Rionegro, se encuentra a 2.080m s.n.m., mientras que los municipios anteriormente mencionados, la altura oscila entre 1.300 y 2.800m s.n.m. y temperaturas que oscilan entre 13 y 24°C, factores que favorecen la presencia de garrapatas, artrópodos vectores de los hemoparásitos.
Para tripanosomiasis, se observó que los municipios de Envigado, Medellín y Girardota tienen un riesgo mayor de infección (Figura 1b); esto se puede deber a la cercanía de estos municipios y al continúo transporte de todo tipo de semovientes, dentro del valle del Aburrá.
En este estudio, se pudo demostrar que existen animales infectados por hemoparásitos, aunque en bajas proporciones (Tabla 2), esto significa que existe riesgo de infección para otros animales. Se sugiere seguir lo que ordena la autoridad sanitaria colombiana ICA y el código sanitario para animales terrestres (capítulo 4.16) (OIE, 2016), con el fin de prevenir su diseminación, entre animales que se muevan de una región a otra o que participan en eventos ecuestres y generan riesgo epidemiológico.
Entre los équidos fueron los caballares los que presentaron más animales positivos (Tabla 2), siendo el lugar de estancia del animal lo que influye en su positividad (Tabla 3), con menor riesgo en los machos que las hembras (OR<1) (Tabla 4); es de anotar que los machos capones son los que presentan menor riesgo de infección a piroplasmosis (Tabla 4 y 5).
Como se deduce de la tabla 5, los animales que salen a feria tienen menos riesgos de infección (93 a 63% menos riesgo), ya que con ellos se tienen mayores cuidados, se desparasitan, se alimentan y se acicalan, previo a la presentación en feria. Las variables como positividad a AIE, estróngilidos o a oxiuros (Tabla 5), son un factor de riesgo en la presentación de piroplasmosis, lo que concuerda con que animales que no se desparasitan de rutina o presentan una enfermedad consuntiva, como la Anemia Infecciosa, son más susceptibles de presentación de enfermedad.
a. Nivel de referencia.
* En cada caso se ajustó un Modelo multinivel de respuesta binaria, intercepto aleatorios y efectos fijos.
Es importante mencionar que, aunque las garrapatas son los agentes transmisores de piroplasmosis y pueden transmitir la tripanosomiasis de los équidos, solo se encontraron 28/64 caballos con garrapatas (no se muestran los datos) y de estos solamente 4 fueron positivos para piroplasmosis y dos, para tripanosomiasis, por lo que se infiere que existen otras formas de transmisión. Es interesante anotar el hecho de que los animales que salen a ferias están protegidos contra todos los hemoparásitos (Tabla 4), aparentemente por el cuidado permanente y las exigencias de las ferias para el ingreso de los animales.
En cuanto a la tripanosomiasis son las mulas las que presentan mayor riesgo de infección (OR=5,51), entre los équidos (Tabla 4), así como los equinos que tienen Dermacentor nitens, (OR=4,42) (Tabla 4).
Los resultados contrastan con la literatura nacional, en donde reportan, en el departamento de Córdoba, mayores niveles de Babesia spp. (18,25%) (Calderón et al. 2013). En Brasil, se encontró 50,4% de positividad a T. equi (Ferreira et al. 2016)2016; en la India (Sumbria et al. 2016) 2016 reportaron 14,14 y 0,0%, respectivamente, a T. equi y a B. caballi); en Italia, 70,3% (185/263) positivos, a T. equi y 10,3% (27/263), a B. caballi (Del Pino et al. 2016)2016 y en Francia, T. equi y B. caballi, que mostraron seroprevalencias del 58% y 12,9%, respectivamente (Guidi et al. 2015). Es difícil comparar los resultados con esta literatura, ya que, aunque este trabajo hizo el estudio molecular en T. equi y B. caballi, no se realizaron reportes individuales de cada uno de los agentes, sino la positividad a piroplasmosis (ver metodología); sin embargo, las prevalencias de uno u otro parásito están por encima de lo reportado en este trabajo.
Con respecto a la tripanosomiasis, se puede decir que la prevalencia es muy baja, ya que apenas un 1,9% de animales fueron positivos, con mayor presencia en caballares que en mulares, lo mismo encontrado por Salim et al., en el 2013. Es importante resaltar que ningún asnal fue positivo, resultados similares a lo encontrado en India, por Sumbria et al. (2014), pero mucho más baja a la registrada en Sudán, que fue el 12,7% (Salim et al. 2013). La recomendación en ambos casos es que se debe alertar a los servicios veterinarios y que el país realice estudios epidemiológicos de la enfermedad y adopte estrategias de control.
Los hemoparásitos son una amenaza silenciosa, puesto que los animales infectados no presentan signos sino cuando la enfermedad se encuentra en un estado avanzado, es por esto, que se destaca la necesidad de continuar con la vigilancia activa de piroplasmosis y tripanosomiasis, para reportarlas al ICA y tomar las medidas pertinentes, acorde con la OIE.