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Revista de Economía Institucional
Print version ISSN 0124-5996
Rev.econ.inst. vol.9 no.16 Bogotá Jan./June 2007
¿POR QUÉ EMIGRAN LOS COLOMBIANOS? UN ANÁLISIS DEPARTAMENTAL BASADO EN EL CENSO DE 2005
WHY DO COLOMBIANS EMIGRATE? A DEPARTMENTAL ANALYSIS BASED ON THE 2005 CENSUS
David Khoudour-Castéras*
* Doctor en Economía, coordinador de la línea de investigación en migraciones internacionales, Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, Colombia, david.khoudour@uexternado.edu.co Agradezco a Catalina Lugo por su excelente trabajo de investigación, a Philippe Chenut por su ayuda con la elaboración del mapa, a Mauricio Pérez Salazar y Édgar Villa por sus valiosos comentarios, y a dos árbitros anónimos por sus sugerencias. La responsabilidad por los errores es mía. Fecha de recepción: 23 de enero de 2007, fecha de modificación: 13 de marzo de 2007, fecha de aceptación: 20 de marzo de 2007.
RESUMEN
[Palabras clave: migraciones internacionales, Colombia, JEL: F22, O54]
El Censo de 2005 ofrece, por vez primera, información detallada de los flujos migratorios colombianos. Este artículo analiza la información de los colombianos en el exterior y examina las principales causas de la emigración. Calcula la tasa de emigración por departamento y presenta un estudio econométrico con variables estructurales, coyunturales y relacionadas con la violencia. Concluye que las personas menos pobres y mejor preparadas de los departamentos con mayores dificultades socioeconómicas tienen mayor propensión a emigrar.
ABSTRACT
[Key words: international migrations, Colombia, JEL: F22, O54]
The 2005 Census brings, for the first time, detailed information about Colombian migration flows. This paper analyses information related to Colombians living abroad, and examines the main causes of emigration. With this purpose, it calculates the emigration rate by department and uses an econometric study that differentiates between structural, cyclical and violence-related variables. The paper concludes that less-poor and better-prepared people from the most troubled departments have a higher propensity to migrate.
¿Por qué migran las personas? ¿Qué hace que se alejen y cambien todo lo que conocen por algo desconocido más allá del horizonte? ¿Por qué escalar este Monte Everest de formalidades que las hacen sentir como mendigos? ¿Por qué entrar a esta jungla desconocida donde todo es nuevo, extraño y difícil?
Martel (2001)
INTRODUCCIÓN
En 2005, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) hizo un censo que incluyó por vez primera preguntas relativas a la migración. La pregunta 22 hacía referencia a la emigración y las 28 y 30 a la movilidad interna y la inmigración. A pesar de algunas limitaciones metodológicas y técnicas, el Censo General 2005 provee información valiosa sobre los flujos migratorios del país. Permite establecer un mapa de los principales departamentos de origen de la emigración aunque no examina el por qué de esta emigración.
Este artículo destaca los factores que han llevado a que un buen número de colombianos decida salir del país. Para ello, realiza un estudio econométrico de los determinantes de la emigración a partir de los resultados del censo para explicar las diferencias entre los departamentos. Es útil entender por qué algunos, como Risaralda o Valle del Cauca, tienen niveles elevados de emigración, mientras que Caquetá o Huila presentan niveles bajos.
La primera parte muestra los principales resultados del Censo General 2005. Explica la metodología que se utilizó para determinar la emigración por departamento y señala las limitaciones del censo. También analiza los resultados, insistiendo en las especificidades departamentales. La segunda parte procura responder a la siguiente pregunta: ¿por qué se han ido los colombianos? Para ello, se hace un análisis econométrico con las variables que ocasionan la emigración.
LA EMIGRACIÓN SEGÚN EL CENSO GENERAL 2005
METODOLOGÍA
Por primera vez en Colombia, el Censo General 2005 preguntó qué número de colombianos vive en el exterior. La pregunta 22 identifica a los miembros de un hogar que han emigrado y su lugar de destino:
Fuente: DANE (2006).
Los cuestionarios identifican el departamento y el municipio de residencia de las personas entrevistadas, lo que permite determinar la procedencia geográfica de los miembros del hogar que viven en el exterior. Cabe señalar que el concepto de hogar es diferente al de familia; el hogar incluye a todas las personas que viven bajo un mismo techo, independientemente de sus lazos familiares. El principal problema es que si todos los miembros de un hogar se han ido del país, no entran en el censo, lo que lleva a subestimar el número real de emigrantes. Además, la pregunta 22 no incluye el sexo ni la edad de los migrantes, lo que limita las posibilidades de análisis.
Las opciones del lugar de residencia también constituyen una limitación. Se hizo una pregunta cerrada con una lista de países donde se supone que reside la mayoría de los emigrantes. Ahora bien, en esta lista faltan varios países importantes para la emigración colombiana, como los países europeos (Reino Unido, Países Bajos, Italia, Francia y Alemania). Para tener resultados más precisos, habría sido mejor una pregunta abierta. Asimismo, habría sido interesante preguntar en qué parte de los países de recepción se encuentran los migrantes. De esta manera, se sabría cuáles son las principales regiones (o ciudades) de Estados Unidos, España u otros países donde se concentran los colombianos.
A pesar de estas limitaciones, el censo proporciona una buena estimación de la cifra de colombianos en el exterior, compatible con los resultados de varios estudios realizados en los países receptores. En particular, da valiosa información sobre la emigración por departamento y la distribución geográfica de los emigrantes. Esta información puede ayudar a mejorar la distribución de los consulados colombianos y a definir el número de funcionarios en cada consulado.
RESULTADOS DEL CENSO EN MATERIA DE EMIGRACIÓN
El Censo General 2005 permite responder una pregunta que durante muchos años generó polémica entre los expertos: ¿cuántos colombianos residen en el exterior? Cerca de 3,3 millones, el 8% de la población total. Esta cifra es aproximada, pues no se pudo contabilizar a todos los colombianos residentes en el exterior. Además, esta cifra se basa en parte en proyecciones del DANE a partir de los estudios de períodos anteriores al censo (Ordóñez, 1986)1. No obstante, es una buena aproximación que permite que los investigadores y las autoridades públicas trabajen con mejores bases.
Un resultado importante es el de la distribución geográfica (gráfica 1). Los tres destinos principales son Estados Unidos (35,4%), España (23,3%) y Venezuela (18,5%). Siguen Ecuador, Canadá, Panamá y México. Es posible que en algunos países europeos como el Reino Unido, Italia o los Países Bajos resida un número mayor que en Bolivia, Perú o Australia, pero debido a que la pregunta 22 es cerrada no existe información sobre esos destinos. Lo más interesante es que mientras los destinos tradicionales en los años setenta y ochenta fueron los países de Centro y América del Sur (CELADE, 2000), a mediados de los ochenta se diversificaron. Esto se debe, en parte, a que la crisis económica de los ochenta azotó a todos los países de la región y los hizo menos atractivos para la migración intrarregional. Por otro lado, la demanda de mano de obra barata ha aumentado en los países industrializados, lo que atrae más emigrantes de los países en desarrollo. Además, los progresos tecnológicos han reducido los costos de transporte y la duración de los viajes, facilitando la migración.
Gráfica 1
Principales países de destino
Fuente: DANE (2006).
Gráfica 2
Principales departamentos de origen
Fuente: DANE (2006).
El mayor aporte del censo en esta materia es la procedencia de los emigrantes por departamento. El DANE (2006) establece la distribución de los hogares con experiencia migratoria. Los principales departamentos de origen son el Valle del Cauca (24,1% del total), Bogotá (18,7%) y Antioquia (11,9%). Estas tres zonas representan más de la mitad (54,7%) de la emigración colombiana. Además, existe una fuerte representación del Eje Cafetero: Antioquia, Risaralda, Quindío y Caldas aportan el 25,3%. La crisis del café de la segunda mitad de los noventa ayuda a explicar este resultado.
Cuadro 1
Emigración por departamento
Nota: el número de emigrantes por departamento se calcula a partir del número total de emigrantes colombianos y la distribución de los hogares con emigrantes. La tasa de emigración es la relación entre el número de emigrantes y la población. La línea de división permite separar los departamentos según estén por encima o por debajo del promedio nacional (7,88%).
Fuente: DANE (2006), cálculos del autor.
Cabe resaltar que los principales departamentos de origen corresponden a las principales ciudades del país: Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Esto significa que las zonas de expulsión son también las más pobladas. Para determinar los departamentos que presentan los mayores niveles relativos de emigración, es necesario definir la tasa de emigración por departamento.
Fuente: elaborado por el autor según DANE (2006).
Para calcular el número de migrantes por departamento, se toma la cifra de colombianos en el exterior (3,3 millones) y se utiliza la distribución de los hogares con experiencia migratoria. Luego, se divide el número de migrantes por la población de cada departamento y se obtiene la tasa de emigración. Los resultados se presentan en el cuadro 1; el mapa 1 ilustra la tasa de emigración.
Los resultados de la tasa de emigración difieren de los que se obtuvieron con la distribución de los hogares. Risaralda, Valle del Cauca y Quindío presentan los mayores niveles de emigración; Caquetá, Huila y Casanare, los menores. Sólo 8 departamentos de los 26 que se investigaron tienen una tasa superior al promedio nacional (7,88%). Bogotá, la segunda zona de expulsión de los migrantes en términos absolutos, presenta una tasa (9,11%) ligeramente superior al promedio nacional y se ubica en el octavo puesto.
La tasa de Antioquia es inferior al promedio nacional, a pesar de ser el tercer lugar de procedencia. Algunos departamentos, que tienen un bajo número de emigrantes, presentan en cambio un nivel elevado en términos relativos. Putumayo, con sólo un 1,2% de emigrantes, es el cuarto departamento en términos relativos, con una tasa del 16,7%. Más impactante aún es el caso de San Andrés, que con apenas el 0,2% del total de emigrantes es el quinto departamento de emigración relativa, con una tasa de 11,08%.
¿Cómo explicar las diferencias del comportamiento migratorio entre departamentos? En la siguiente sección se propone un modelo econométrico que ayuda a responder esta pregunta.
DETERMINANTES DE LA EMIGRACIÓN COLOMBIANA
Los análisis tradicionales de los determinantes de la migración distinguen entre factores de expulsión (push factors) y factores de atracción (pull factors), pues los posibles migrantes sopesan las condiciones de su país de origen y las del país receptor. El modelo de Todaro (1969) destaca el diferencial de salarios y las condiciones de empleo en ambos países. Sin embargo, en el caso de los determinantes de la emigración colombiana, la idea es subrayar los factores de expulsión, es decir, las condiciones internas del país. Esto supone que la situación en los países receptores es idéntica para los migrantes, sin importar el departamento de origen. Las diferencias entre emigrantes corresponden a diferencias en el grado de calificación o a la pertenencia a redes que facilitan la inserción en el mercado laboral. Los niveles de salarios o de desempleo en Estados Unidos o en España no deberían tener repercusiones sobre las diferencias de comportamiento entre departamentos. En cambio, las características de cada departamento deberían explicar por qué existe tal disparidad en sus tasas de emigración.
VARIABLES
La variable dependiente es la tasa de emigración de cada departamento en 2005. La muestra incluye 22 departamentos: Antioquia, Atlántico, Bogotá, Bolívar, Boyacá, Caldas, Caquetá, Cauca, Cesar, Córdoba, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca.
Las variables explicativas se dividen en estructurales y coyunturales. Las variables estructurales son:
1. El logaritmo del PIB per cápita en 2005 (DANE).
2. La inversión social per cápita en 2002 (Maldonado, 2005)2.
3. Las desigualdades sociales, medidas por el coeficiente de Gini en 2003 (DNP)3.
4. El nivel de pobreza en 2003, medido por el porcentaje de población que está por debajo de la línea de pobreza (Sarmiento et al., 2003);
5. La población rural en 2005, es decir, el porcentaje de la población que vive en el campo, o más precisamente que no habita en la cabecera (DANE).
6. El nivel de educación, medido por la tasa de asistencia a la educación básica en 2003 (Sarmiento et al., 2003)4.
Las variables coyunturales son:
1. El crecimiento promedio anual del PIB (a precios constantes de 1994) entre 1995 y 2004 (DANE).
2. La tasa de desempleo (promedio entre 2001 y 2005) (DANE). En la mayoría de los casos, se refiere a la cabecera departamental, o sea que se trata de un desempleo urbano.
Finalmente, para tener en cuenta la situación particular de violencia en Colombia, las dos últimas variables explicativas son:
1. La tasa de homicidios por cien mil habitantes en 2004 (Policía Nacional, 2005)5.
2. Los casos de atentados por cien mil habitantes en 2004 (ibíd.)6.
En el cuadro 2 se presentan las principales estadísticas descriptivas de las variables explicativas.
Cuadro 2
Estadísticas descriptivas
RESULTADOS ECONOMÉTRICOS
Se utiliza el método de mínimos cuadrados ordinarios (MCO) y se estiman cinco ecuaciones para determinar el mejor modelo. Los resultados de las regresiones se muestran en el cuadro 3. La ecuación 5 es la mejor estimación. El R2 muestra que esta regresión explica casi el 90% de los factores que originan la emigración colombiana.
La primera ecuación sólo incluye el PIB per cápita. El coeficiente es negativo pero no es significativo, lo que indica que la tasa de emigración no depende del nivel de ingreso. Este resultado es compatible con los estudios tradicionales, que encuentran una relación en forma de U invertida entre el ingreso per cápita y la tasa de emigración. De hecho, se necesita cierto nivel de ingresos para viajar a otro país. Por ello, aunque quisieran, los más pobres no pueden irse al exterior. Al contrario, cuando sube el nivel de vida, las regiones más pobres registran un incremento en los niveles de emigración, puesto que sus habitantes tienen ingresos suficientes para migrar7. Luego, cuando el nivel de vida es suficientemente alto, las personas no necesitan migrar y la tasa de emigración empieza a bajar. El resultado de la ecuación 1 indica que el caso colombiano se inscribe en esta curva.
Cuadro 3
Determinantes de la emigración colombiana
Notas: número de observaciones: 22. Los estadísticos t (entre paréntesis) y los errores estándar están corregidos para heterocedasticidad por el procedimiento de White.
*** significativo al 1%, ** significativo al 5%, * significativo al 10%.
La ecuación 2 mantiene el PIB per cápita y añade algunas variables estructurales, como la población rural, la educación, la inversión social, el coeficiente de Gini y el nivel de pobreza. Los resultados de la regresión confirman que la relación entre el PIB per cápita y la emigración no es significativa. Las demás variables presentan coeficientes significativos. La ecuación 3 incluye esas mismas variables pero sin el PIB per cápita. Los resultados de esta regresión son mejores que en el caso anterior.
El coeficiente de la población rural es negativo y significativo al 1%. Este resultado concuerda con los de otros estudios, como el de Hatton y Williamson (1998). De hecho, el proceso migratorio es primero un movimiento a la ciudad antes que un paso de fronteras, y aún más cuando se trata de países no limítrofes. Ante un choque económico, los habitantes de los departamentos más rurales (Cauca, Nariño, Córdoba) tienden a trasladarse a las cabeceras de departamento o a las grandes ciudades (Bogotá, Medellín, Cali) antes de pensar en ir a otro país. Esto explica por qué estos departamentos muestran tasas de emigración inferiores al promedio nacional.
Este comportamiento se relaciona directamente con el nivel de educación. Cuanto más educada es la población, más tiende a emigrar a otros países, como lo confirma el coeficiente de asistencia a la educación básica: positivo y significativo al 10%. En efecto, en la sociedad existe un proceso de selección positiva (Borjas, 1987), es decir, las personas con mayor nivel de educación tienen más posibilidades de migrar. Las más calificadas están más preparadas para enfrentar los retos de la migración, como dejar su entorno y vivir en un país con una cultura y un idioma diferentes. También les es más fácil informarse sobre las posibilidades de trabajo en el exterior y hacer los trámites para migrar. Por otra parte, en un contexto de políticas migratorias cada vez más restrictivas, es menos difícil para un trabajador calificado obtener una visa para trabajar o estudiar en un país industrializado que para una persona no calificada. Por eso, Bogotá y Atlántico, con tasas de asistencia superiores al 90%, tienen tasas de emigración superiores al promedio nacional, mientras que los tres departamentos con los niveles más bajos de asistencia (Caquetá, Cesar, Nariño) registran bajos niveles de emigración.
El coeficiente de inversión social es negativo y significativo al 5%. Esto se debe a que la inversión social es una forma de salario indirecto que complementa la remuneración del trabajo o salario directo (Khoudour-Castéras, 2005). Cuando la población se beneficia de un buen nivel de protección social o de educación, la presión para migrar es menor. De hecho, muchos emigrantes justifican su decisión no sólo por los mayores niveles de salarios en otros países, sino también por las oportunidades de educación para ellos o para sus hijos. En este sentido, los departamentos que más invierten en educación y salud son también los que presentan menores niveles de emigración.
Por su parte, los resultados del coeficiente de Gini pueden sorprender a primera vista; el coeficiente es negativo y significativo al 10%. Se esperaría que a mayor desigualdad, mayor frustración relativa y mayor tasa de emigración. En efecto, en una sociedad donde la movilidad social es limitada, las personas que están en la base de la escala social deberían buscar mejores oportunidades en otros países (Stark, Taylor y Yitzhaki, 1988). Sin embargo, la relación negativa entre desigualdad y emigración se debe a que las personas más pobres no tienen recursos suficientes para ir al exterior. Y las más ricas no tienen necesidad de migrar para mejorar su situación. Desde luego, los departamentos colombianos con mayor concentración de ingresos (Antioquia, Boyacá, Huila) registran tasas de emigración inferiores al promedio nacional. Este resultado concuerda con lo que encontraron Clark, Hatton y Williamson (2003) en su estudio sobre los determinantes de la emigración en América Latina.
La relación negativa entre el coeficiente de Gini y la tasa de emigración parece contradecir el resultado anterior, es decir, a mayor inversión social, menor emigración. En realidad, el coeficiente de correlación entre inversión social per cápita y el coeficiente de Gini es poco significativo (0,10). Esto significa que la inversión social no se orienta a los más pobres. Así, los gastos en educación superior benefician ante todo a quienes tienen posibilidad de ir a la universidad, o sea, a personas que pertenecen al menos a la clase media. Por ello es posible que la tasa de emigración presente al mismo tiempo una relación negativa con la inversión social y el coeficiente de Gini.
Esto es confirmado por los resultados del coeficiente de la pobreza. El porcentaje de población que vive por debajo de la línea de pobreza es negativo y significativo al 1%, lo que refuerza el argumento de que los más pobres no tienen recursos suficientes para migrar a otros países. Este resultado no es incompatible con el resultado del PIB per cápita. Si bien los departamentos más pobres presentan mayores niveles de emigración, ello no significa que se vayan los más pobres.
La ecuación 4 incluye el crecimiento económico y el desempleo. Estas dos variables tienen los signos esperados y no afectan negativamente a las otras variables. Mientras que el coeficiente del crecimiento económico es negativo, el del desempleo es positivo. Ambos son significativos al 5%. Esto significa que cuando la situación económica se deteriora (recesión y más desempleo) hay incentivos suplementarios para emigrar. Al contrario, un mejoramiento de la actividad económica reduce las salidas de mano de obra. Eso explica, en parte, por qué los departamentos del Eje Cafetero (Caldas, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca), que sufrieron las consecuencias de la crisis del café a mediados de los noventa, registran altos niveles de emigración. En cambio, los departamentos con las tasas de desempleo más bajas (Sucre, 7,8%, y Caquetá, 8%) tienen tasas de emigración inferiores al promedio nacional.
La ecuación 5 incluye dos variables explicativas relacionadas con la violencia: la tasa de homicidios y el número de atentados. El coeficiente de homicidios es positivo y significativo al 5%, mientras que el de atentados es negativo y significativo al 1%. Aunque las dos variables se relacionan con la violencia, se refieren a dos realidades distintas, lo que explica que su impacto sobre la emigración sea opuesto. Una cifra elevada de homicidios tiene efectos directos en la vida cotidiana de los habitantes de una zona, pues deteriora sus condiciones de vida, sobre todo cuando se trata de actos cometidos por la delincuencia común. Al mismo tiempo que afecta la seguridad de las personas, el incremento de los homicidios ocasiona costos financieros, pues es preciso protegerse contra el riesgo de hurto o de secuestro, los cuales en muchos casos son el origen de los homicidios. El deterioro de las condiciones de vida y el incremento de los costos de protección explican la relación inversa entre homicidios y emigración: la emigración es una forma de protegerse contra la violencia.
Los atentados, por su parte, son un indicador del conflicto armado. Si bien el conflicto se traduce en traslados de población, estos suelen ser colectivos y constituyen un desplazamiento forzado a otras zonas del territorio colombiano. Esto explica la relación inversa entre atentados y emigración. No es que la gente no sea afectada por el conflicto sino que emigra a otros departamentos, en particular a los que registran menores índices de violencia y presentan una situación económica más atractiva. Risaralda y Valle del Cauca, los departamentos con mayores tasas de emigración, tuvieron menos de un atentado por cien mil habitantes en 2004, mientras que Meta y Caquetá, dos de los departamentos con los niveles más bajos de emigración, registraron altos índices de atentados (8 y 10, respectivamente). Asimismo, Arauca, el departamento con el nivel más alto de atentados en 2004 (36 por cien mil habitantes), tiene una tasa de emigración relativamente baja (2,16%).
Finalmente, los resultados econométricos muestran que si bien el nivel de ingreso no es determinante en el proceso emigratorio, las condiciones sociales sí importan. La inversión social en particular es un factor sustancial. Por supuesto, no todos pueden migrar. Las regresiones muestran que la población más propensa a migrar pertenece a la clase media y es más calificada que el resto de los colombianos, como indican los resultados relacionados con la desigualdad, la pobreza y la educación. Se trata de una población urbana afectada por diversos fenómenos de violencia cotidiana, y no tanto por el conflicto armado. La coyuntura económica, que se refleja en las variaciones del PIB y de la tasa de desempleo, también incide en la decisión de emigrar. En otras palabras, las personas menos pobres y mejor preparadas de los departamentos con mayores dificultades socioeconómicas son las que tienen la mayor propensión a emigrar.
CONCLUSIÓN
Las personas migran por el sudor y las lágrimas provocadas por la ansiedad. Por un sentimiento que carcome de que, no importa qué tanto trabajen, su esfuerzo no será recompensado, y que lo que construyen en un año será destruido por otros en un día. Por la impresión de que el futuro está bloqueado, que ellos estarán bien pero no sus hijos. Por el sentimiento de que nada cambiará, y que la felicidad y la prosperidad sólo se alcanzarán en otro lugar.
Martel (2001)
Por vez primera, el censo da información detallada del proceso de emigración al exterior. Esta información permite determinar la tasa de migración por departamentos y analizar los factores que originan la salida de los colombianos.
Por supuesto, el análisis econométrico es esquemático y sólo procura una aproximación a las razones de la migración. Estas razones son muy personales y cada situación es diferente. Los motivos particulares para que, ante los mismos problemas y en las mismas condiciones, unos se queden y otros se vayan son difíciles de entender. El estudio tampoco permite entender por qué algunos van a Estados Unidos o a Canadá mientras que otros prefieren a Europa o a Australia. En particular, el Censo General 2005 no proporciona datos sobre redes migratorias. Un aspecto esencial de la emigración que no se contempla en este estudio es el de las cadenas migratorias8. Es probable que una de las razones para que los risaraldeños o los vallecaucanos tengan tasas de emigración elevadas sea la existencia de estas cadenas, que tienden a ampliar los efectos iniciales de la emigración. En este sentido, es posible hablar de un fenómeno de histéresis de las migraciones internacionales (Khoudour-Castéras, 2007): aunque las razones iniciales de la emigración desaparezcan, los flujos migratorios persisten debido a la presencia de miembros de la comunidad en el exterior.
A pesar de estas limitaciones, la información del Censo General 2005 sobre migración permite obtener resultados interesantes sobre sus determinantes. Estos resultados son un instrumento útil para los investigadores interesados en el tema y para las instituciones encargadas de las políticas públicas. El análisis permite subrayar la responsabilidad de las autoridades, pues una menor presencia del Estado, que se manifiesta en menores niveles de inversión social, va acompañada de una mayor tasa de emigración, es decir, de una gran pérdida de capital humano.
NOTAS AL PIE
1. Según las estimaciones del DANE, 1,7 millones de colombianos se encontraban en el exterior en 1990, 1,9 millones en 1995 y 2,3 millones en 2000.
2. Incluye gastos en educación, salud, infraestructura social y servicios públicos.
3. La fórmula para calcular el coeficiente de Gini es:
donde P es la proporción acumulada de la población y Y la proporción acumulada del ingreso.
4. Proporción entre niños matriculados de 5 a 15 años de edad y población total de ese mismo rango de edad.
5. El homicidio se clasifica en tres categorías: “homicidio del crimen organizado, cometido por bandas, grupos y organizaciones conformados específicamente con la misión de delinquir. Homicidios de la subversión, cometidos con el propósito de perturbar el orden político, constitucional, social y económico. Homicidios de particulares, los que ejecutan personas que no clasifican en ninguna de las categorías anteriores y los cometen a título personal (Policía Nacional, 2005, 16).
6. Artefactos depositados por grupos guerrilleros y paramilitares, que explotaron o fueron desactivados.
7. Para emigrar hay que incurrir en costos de documentos administrativos y de transporte (que aumentan cuando se recurre a vías irregulares), a los que se añade el costo de buscar empleo en el país receptor.
8. La cadena migratoria constituye un proceso acumulativo basado en los vínculos entre miembros de una familia o de un mismo lugar de origen. Los primeros en emigrar alimentan los flujos migratorios mediante información sobre las oportunidades en el país receptor, dinero para pagar los gastos de transporte de los futuros migrantes, alojamiento y apoyo logístico a los nuevos migrantes, contactos para conseguir empleo o acceso a servicios sociales, entre otros.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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