El temazate rojo Mazama temama (Kerr, 1792) es un cérvido que habita en bosques tropicales y subtropicales y en bosques mesófilos del Neotrópico. En México se distribuye desde el sur de Tamaulipas hasta Chiapas, y está presente en Centro América y al norte de Colombia (Gallina 2005). Hay poca información sobre la biología y ecología de esta especie, y estudios preliminares indican que sus poblaciones son vulnerables debido a factores de depredación, pérdida de hábitat y cacería ilegal (Weber y González 2003, Muñoz-Vazquez y Gallina-Tessaro 2016).
El conteo de grupos fecales es una técnica utilizada para estimar tamaños poblacionales y distribuciones de cérvidos (Smith 1964). Se fundamenta en relacionar la acumulación de grupos fecales con la densidad poblacional, según la cantidad de estos grupos que produzca diariamente un individuo. Para estimar el tamaño de la población es necesario conocer la tasa de defecación de la especie (Smith 1964, Neff 1968). Se conocen las tasas de varias especies de cérvidos (Eberhardt y Van Etten 1956); sin embargo, para el temazate rojo se desconoce este dato. Realizar el estudio con individuos en cautiverio permite obtener datos más confiables, pues la observación es directa, lo cual es muy complicado con animales en vida libre.
El estudio se realizó en el Parque Xcaret, ubicado en el sureste de México, en Playa del Carmen, Quintana Roo, (20°34' Norte, 87°7' Oeste), donde mantienen en cautiverio a tres individuos adultos de temazate rojo; dos hembras y un macho. Cada ejemplar es alimentado diariamente con 500 g de alfalfa fresca, 300 g de alimento concentrado para bovino, y follaje de árboles como ficus Ficus cotinifolia (Kunth), ramón Brosimum alicastrum (Swartz) y huaxin Leucaena leucocephala (de Monnet).
Los tres individuos fueron observados durante 24 horas continuas simultáneamente; registrándose los eventos de defecación. Las observaciones fueron en septiembre dos días, y en diciembre dos días, del año 2017. La cantidad de grupos fecales por individuo osciló entre cuatro y 16 (Fig. 1). En promedio la tasa de defecación fue de 10 ± 3,33 (DE) grupos de excrementos/individuo/día. La tasa promedio de defecación para las hembras fue de 10±3,70 (DE) excrementos/individuo/día, y de 10 ± 2,94 (DE) para el macho. Las tasas de defecación de los tres individuos fueron comparadas utilizando la prueba estadística de KrusKal-Wallis. El resultado mostró que no hay diferencias significativas entre las tasas de los individuos (H = 3,84; gl = 2; P = 0,14).
El presente estudio tiene las limitantes de los pocos individuos observados, además de no haber obtenido datos de individuos juveniles y de crías. Como señalan Eberhardt y Van Etten (1956), en un estudio realizado con el venado cola blanca, Odocoileus virginianus (Zimmermann, 1780), en Norteamérica los intervalos de deposición de heces difieren entre adultos y juveniles, y varían de acuerdo con la dieta, pero son uniformes en el promedio de tasa de defecación. Por otra parte, hay factores que pueden alterar la tasa de defecación tales como: consumo de forraje y contenido de humedad en éste, estrés, edad del animal, además de la actividad del individuo (Neff 1968, Rollins et al. 1984, Pérez-Mejía et al. 2004).
En un estudio realizado en Bolivia (Rivero et al. 2004), se estimaron abundancias de dos especies del género Mazama, incluyendo la especie objeto de este estudio y M. gouazoubira (Fischer, 1814), la cual es de menor tamaño y peso corporal en comparación de la otra. Utilizaron tasas de defecación de 4,9-5,0 grupos de excrementos/individuo/día respectivamente; sin embargo, consideramos que aplicar estas tasas tan bajas, pueden sobrestimar el número de animales.
Los resultados del presente estudio podrán ser utilizados para estimar el tamaño de las poblaciones en vida libre de esta especie. Se sugiere un intenso esfuerzo de búsqueda para encontrar grupos fecales en campo, pues el temazate ha sido registrado con mayor frecuencia en zonas húmedas donde existe alta precipitación y vegetación más densa en comparación con ambientes semi secos (Gallina 2005); características que implican que el hallazgo de las heces sea más difícil, además de que en este tipo de hábitats se degradan en aproximadamente una semana (Rivero et al. 2004).