Cada nación tiene, en resumen, su propia forma de construir, de acuerdo con los materiales de los que dispone y de las tradiciones de su país.
Los cambios que se vienen dando en las academias, los institutos y las asociaciones respecto a la innovación y la recuperación del legado ancestral en la tecnología, el medioambiente y la sostenibilidad convocan a la participación de la investigación y, por ende, a la socialización del conocimiento.
La Revista de Arquitectura abre camino para la divulgación de los nuevos saberes en estos campos, como pionera en la extensión de la investigación desde el primer número donde señala que "la propuesta actual de publicación está orientada a profundizar sobre temas relacionados con las áreas de énfasis que la Facultad ha tomado como eje directriz temático" (Rozo, 1999); sin embargo, se observa que la sección de Tecnología, medioambiente y sostenibilidad tiene una baja producción intelectual; al respecto, en la misma publicación su actual editor afirma:
...los tres componentes que la conforman son los más tratados en los discursos actuales, no solo de la arquitectura, son realidades del mundo contemporáneo sobre las cuales la academia debería trabajar con mayor fuerza. Los cambios en estos temas son vertiginosos y las universidades y la industria tienen una gran responsabilidad al respecto (Eligio-Triana, 2012).
Esto lleva a tomar nota de los temas que desde hace cuatro décadas se están analizando en los foros y congresos de las Naciones Unidas donde se habla de las migraciones del campo a la ciudad, cómo esto ha llevado al aumento poblacional en las urbes y cómo se vive hoy en día en las ciudades. Los procesos de urbanización a escala global, el crecimiento económico y el consumo, en un estilo de vida individualista, llevan a la civilización a ser:
... contaminante y tecnofílica que fomenta la aparición de una suerte de amnesia ecológica y de desnaturalización civilizatoria a partir de la cual estamos olvidando que nuestro bienestar y nuestra supervivencia dependen de los ecosistemas y de las redes comunitarias y colaborativas que sobre ellos seamos capaces de tejer (Aguado, 2015).
Hasta hace unas pocas décadas el ser humano, cobijado por la amnesia ecológica, buscaba cómo exonerarse de su historia y de la observancia de la naturaleza a través de los avances tecnológicos, pero esta misma naturaleza, en épocas más recientes, con sus materiales y energía intrínseca ha devuelto la mirada y ampliado la conciencia.
Son los ecosistemas los que alimentan el metabolismo físico de las ciudades a través del consumo de materias primas y el usufructo de los servicios ambientales (consumo de agua, energía, suelos), transformando paisajes primigenios en vertederos metabolizados llamados ciudades. Es hoy cuando el pensamiento del hombre se vierte hacia la ciudad, porque depende de la sostenibilidad para el bienestar humano, y de los ecosistemas para mantener la vida.
Retomando las palabras de Erik Gómez-Baggethum,
...las ciudades que sufren de una escasez de ecosistemas urbanos y periurbanos son más vulnerables frente al cambio climático y tienen menor capacidad de asegurar el suministro local de los servicios ambientales esenciales para mantener la salud, seguridad y calidad de vida de sus habitantes (2016, p.VII).
Es ahora donde el conocimiento académico, asociado con la sabiduría ancestral, ofrecen los avances tecnológicos para el desarrollo y la innovación en la arquitectura; dicho conocimiento académico y los saberes populares sugieren la transformación en la planificación, bajo la mirada de la ecología y la sostenibilidad en defensa del territorio.
Es así como en la construcción tradicional, los materiales usados eran aquellos disponibles en el lugar, mas con el paso de los siglos la industrialización y la posterior globalización llevaron al descuido del territorio, y a la introducción de nuevos materiales como el hierro forjado y el acero, que redujeron los tiempos y acortaron las distancias; lo mismo ocurrió con los materiales pétreos y los cerámicos, más adelante, y en el afán de progreso, el alquitrán parcialmente reemplazado por el gas natural. Esto llevó a la construcción tradicional a una generalización en el diseño, al utilizar materiales de producción masiva como las aleaciones metálicas, la fibra de carbono, el aluminio, el vidrio, los polímeros y el acero, que aumentaron el costo del gasto energético en su fabricación y generaron un desafío en los procesos de gestión y un reto para el reciclaje.
Es aquí donde la innovación en la arquitectura y los nuevos desarrollos de la construcción van de la mano de la sostenibilidad, en la recuperación de la construcción tradicional, en los proyectos de restauración y en la fuerza de la construcción sostenible.
La conciencia que gira en torno a la sostenibilidad y a la preocupación ambiental han llevado a la investigación y a la puesta en marcha de nuevos proyectos y prototipos que desafían el límite de la imaginación desarrollando, así como lo enuncian Pomerantz, Pon, Hashem y Sheng-Chieh (2000), cementos fotocatalíticos autolimpiantes que pueden fijar los componentes presentes en la atmósfera, dando así usos nuevos a materiales antiguos.
Esto lleva a los arquitectos, diseñadores, urbanistas, paisajistas, ingenieros, planificadores y demás, a tomar acciones en referencia a la aplicabilidad, el uso y la apropiación de las técnicas constructivas; la sostenibilidad en cuanto al uso de los recursos de forma eficiente y económica; a pensar en la utilización de los recursos renovables, en cómo conservar el suministro que ofrece la biodiversidad, en reducir el uso de los materiales no biodegradables y, sobre todo, a tomar conciencia sobre el uso de los recursos finitos y la postura que se debe tener en cuenta ante el fundamental papel que desempeñan los materiales.
Queda en manos de los investigadores dar a conocer sus experiencias, impulsar la investigación y divulgar el conocimiento, para promover los modelos de ciudad desde la arquitectura, el urbanismo y territorio, y la ecología y el ambiente, para el servicio del interés colectivo.