La noción de paratexto en los estudios de traducción ha estado presente en investigaciones y trabajos de índole práctico, pero también en reflexiones teóricas que exploran cómo impacta, en el proceso y en el producto de traducción, la relación entre el texto y su entorno, conformado este último por otros textos dentro o fuera de aquel, o por aspectos materiales o inmateriales, es decir, tanto físicos como socioculturales que lo rodean. En Translation and Paratexts, Kathryn Batchelor propone un marco teórico, a partir de una exploración terminológica que conjunta la reflexión crítica con revisiones metodológicas del concepto de paratexto en investigaciones previas.
El libro está estructurado en tres partes: la primera está destinada a la discusión teórica y conceptual, conformada por tres capítulos; la segunda, a la exposición de tres estudios de caso relativos a los paratextos de traducción, cada uno en un capítulo; y la tercera, a la recapitulación conceptual y a la sugerencia de propuestas de investigación, conformada por dos capítulos.
La autora introduce su tratamiento del concepto de paratexto como un umbral de acceso al texto, recordando que las opiniones que nos formamos sobre un texto están influenciadas por elementos aparentemente superficiales que lo rodean (p. 2). De este modo, basa el componente teórico inicial del libro en la visión de Gérard Genette sobre el paratexto en el ámbito del texto literario, mientras lo relaciona con una revisión de producción académica en torno a la traducción.
En este sentido, es útil retomar el aspecto de materialidad que anticipábamos dos párrafos antes, puesto que si bien Genette habla de la producción literaria, Batchelor amplía el dominio a cualquier tipo de texto, incluyendo el texto emitido y recibido por canales digitales y audiovisuales. Entonces, de acuerdo con la autora, la definición de paratexto no depende de su materialidad, sino de su función, lo cual resulta en que son paratextuales los elementos -estén o no físicamente unidos al texto (peritextos y epitextos, respectivamente)- que sirvan a la función de presentarlo, de aportar comentarios al mismo o de ejercer una influencia en su recepción.
En el capítulo 1 (pp. 5-24), la autora no hace una mera exposición de los aportes teóricos de Genette en torno a la noción de paratexto, sino que establece un diálogo con los mismos desde una perspectiva crítica. En este diálogo, Batchelor, en ocasiones, se distancia del primer autor y discurre en torno a algunas inconsistencias conceptuales y ciertas ambigüedades más bien terminológicas. Ejemplo de las inconsistencias es el vínculo entre paratexto e intención autorial. Batchelor propone una estructura conceptual en la que el reconocimiento de los elementos paratextuales es independiente de los designios del autor, mientras que, para Genette, la función paratextual depende de la postura de aquel. Esto es, para Genette, la naturaleza de un elemento es paratextual solo si el autor del texto que aquel acompaña lo crea o está de acuerdo con él.
Esta discusión no es banal para los lectores de Translation and Paratexts si consideramos que, desde el punto de vista de Genette, el producto de la traducción no es texto por sí misma, sino que es paratexto de un original; pero, para dotarla de esa naturaleza, debe ser realizada por el mismo autor, o bien por alguien en cercanía con este.
Por otro lado, una complicación adicional a esta conceptualización es que la investigación en traducción, desde hace varias décadas, comprende textos multimodales, en cuya elaboración participan equipos de personas y, por lo tanto, la creación produce información paratextual difícilmente atribuible a un único autor y, sin embargo, cumple las funciones de presentarlo, comentarlo o influenciar su recepción. En este ámbito, los estudiosos han optado por observar los elementos paratextuales de acuerdo con su función y no según su autoría.
Pero incluso dentro de los estudios literarios, campo desde y para el cual Genette escribió, la discusión es relevante, puesto que la interacción entre autor y casa editorial, que lleva un texto a convertirse en un libro, fija sobre este producto diversos elementos con funciones paratextuales, como lo son las cuestiones de diseño, que no son atribuibles al autor. En el modelo de Genette, el texto es literario, mientras el paratexto es comercial, pues está destinado a asegurar la buena recepción de dicho texto.
Por su parte, Batchelor, de acuerdo con la perspectiva de la traductología, ve a la traducción como un texto que posee sus propios paratextos. Sin embargo, la autora acusa a la práctica común en estudios de traducción de omitir que, en el concepto de Genette, el texto y el paratexto tienen el mismo autor, aun cuando los académicos hacen uso del marco conceptual de Genette.
El capítulo 2 (pp. 25-45) presenta una revisión de la producción académica del campo de la traducción relativa a los paratextos. En cada caso, Batchelor comenta la postura teórica de los autores analizados con relación al marco de Genette; además, expone, a manera de categorías separadas, los temas de los que se han ocupado los estudios. Como resultado, los lectores de Translation and Paratexts encontrarán en la discusión no solo una puesta en contraste entre Genette y los estudios de traducción, sino además un abanico de opciones temáticas que puede resultar especialmente ilustrativo para estudiantes de posgrado y para investigadores que se inician en el ámbito de los paratextos.
El capítulo 3 (pp. 46-74) se enfoca en los medios digitales y los nuevos medios de comunicación. En este campo, las definiciones de texto y paratexto que nacen de la tradición literaria son difícilmente aplicables, por lo que, como demuestra Batchelor, los estudios hacen referencia a los paratextos como elementos que enmarcan y dan forma a la experiencia lectora (p. 49). Esto incluye la manera en la que el texto es presentado y transformado en un objeto material comercializable, por lo que, más allá de las comerciales, los paratextos adquieren funciones navegacionales, de construcción de comunidad, y de interpretación y construcción de significados.
Por otra parte, la temporalidad de los paratextos es otra de las grandes diferencias entre el modelo de Genette y el propuesto por Batchelor, pues para el primero no había paratextos anteriores al texto, mientras que la segunda comprueba que existen elementos paratextuales que preceden al texto, actuando como un umbral de entrada al mismo; ejemplos de estos son los avances y preestrenos de videojuegos o de productos de consumo audiovisual.
El capítulo 4 (pp. 75-97) da inicio a la segunda parte del libro, conformada por los capítulos 4 a 6, que se aleja de la revisión de literatura y la exposición conceptual para mostrar estudios de caso llevados a cabo por la propia Batchelor. El primero de ellos versa sobre las traducciones autorizadas de las primeras versiones en inglés de Friedrich Nietzsche. El estudio se concentra en el estatus de “autorizadas” que ostentaron estas traducciones en elementos paratextuales como la portada, la contraportada, la presentación o las notas que explicaban esta naturaleza de “autorizada”. La exploración de estos paratextos revela que la autorización de la traducción evocaba diversas realidades: la adquisición de los derechos legales de traducción, el vínculo personal entre autor y traductor o editor, e incluso el vínculo entre hermana del autor y traductor o editor. Con ello, la autora revela la ambigüedad del estatus de “autorizado”, al tiempo que manifiesta que dar a conocer una traducción como “autorizada” suele ser una estrategia que impacta en el lector, en la recepción de la obra y en la visión que se construye del autor en el contexto meta.
En el capítulo 5 (pp. 98-117), Batchelor presenta lo que denomina un “desequilibrio” en el flujo de textos relativos a la teoría de la traducción entre China y Occidente. En este segundo estudio de caso, la autora analiza los paratextos de las series de publicaciones occidentales disponibles en China. Estos ponen de manifiesto un discurso que aboga por decolonizar los estudios académicos, pues afirman que la intención de las publicaciones es hacer que lo extranjero sirva a China, una idea inicialmente política de mediados del siglo xx y hoy presente en el discurso común como frase hecha (p. 103). Batchelor matiza esta idea, haciendo notar que el contenido de los paratextos se alinea más con la idea positiva de la transferencia de conocimiento práctico, y concluye que la premisa para la importación de estudios de traducción occidentales es que estos representan un medio a través del cual los editores creen que “los estudios chinos [en la materia] pueden y deben desarrollarse” (p. 111).
En el capítulo 6 (pp. 118-138), la autora discute los paratextos de los programas extranjeros (de habla diferente a la inglesa) subtitulados y transmitidos por la televisión británica. El canal que Batchelor estudió explicita que sus contenidos extranjeros son una selección y recomendación que una figura conocida hace personalmente a la audiencia. Los paratextos están conformados por videos cortos, en los que dicha figura pública habla sobre el contenido que recomienda, una serie de televisión extranjera, introduciendo su trama, comparándola con otras y enfatizando las razones por las que hace la recomendación. Otros elementos paratextuales son las sinopsis que se hallan en la plataforma del canal, las publicaciones en Twitter por parte del presentador y la estructura del sitio web del canal.
En este estudio de caso, la autora considera también elementos paratextuales no oficiales, como la página de Facebook creada por aficionados a los contenidos, los foros de discusión en línea y los comentarios publicados en YouTube en los videos promocionales. Además de reafirmar que los paratextos condicionan nuestra entrada a los textos al influenciar nuestras expectativas, el estudio es un ejemplo práctico que muestra la construcción de un corpus de paratextos, de muy diversa naturaleza, para realizar investigación en este campo.
Tras los estudios de caso, Batchelor regresa a la discusión conceptual en la tercera parte del libro, conformada por los capítulos 7 y 8, en los que hace una propuesta terminológica, que no pretende ser exhaustiva, y ofrece también un panorama metodológico para futuras investigaciones que quieran ocuparse de la exploración de paratextos.
En el capítulo 7 (pp. 139-167), retomando la noción misma de paratexto, Batchelor plantea definirlo como “un umbral construido conscientemente, que tiene el potencial de influir en la manera en la que el texto es recibido” (p. 142; mi traducción). Con esta definición observamos que la autora se separa por completo de las condiciones de autoría, de temporalidad y de espacio del modelo de Genette. El adverbio “conscientemente” puede ser vinculado no solo al autor del texto o a su visto bueno, sino que también es aplicable para paratextos no oficiales, es decir, construidos por los receptores del texto. Esta definición resulta práctica para estudios de traducción en los nuevos medios, puesto que puede abarcar umbrales que no están físicamente unidos al texto y a los que se puede acceder en cualquier momento, ya sea antes, de manera contemporánea o posterior al texto.
La contribución de la autora a los marcos conceptuales de futuras investigaciones, por un lado, es una noción que enfatiza en la responsabilidad del investigador en la eventual construcción de corpus completos de paratextos, asignando una naturaleza paratextual a los elementos que estime según las preguntas y los objetivos de investigación; por otro, elimina las contradicciones en las que los estudiosos caían al utilizar el modelo de Genette, pero al mismo tiempo considera paratextos a elementos cuya naturaleza se opone a las condiciones que explícitamente Genette formuló. Esta contribución es especialmente relevante en los estudios de traducción y en el ámbito de los nuevos medios y los textos multimodales.
Un esfuerzo similar al de la autora lo encontramos en el grupo de investigación Traducción & Paratraducción (T&P) de la Universidad de Vigo, ya que, a partir también de la elaboración conceptual de Genette, propone la noción de paratraducción, que supera el campo de los textos literarios para estudiar cualquier tipo de paratextos en el ámbito de la traducción. Como señala Yuste Frías (2015), la creación del concepto de paratraducción ha servido el propósito de analizar
[…] el espacio y el tiempo de traducción de todo paratexto que rodea, envuelve, acompaña, introduce, presenta y prolonga el texto traducido para asegurar en el mundo de la edición su existencia, su recepción y su consumo no solamente bajo la forma de libro sino también bajo cualquier otra forma de producción editorial posible en la era digital (p. 322).
La aportación del grupo T&P se retoma en esta reseña, puesto que es tangencialmente mencionada por Batchelor en su capítulo 7, y llama la atención que la autora se distancie de la elaboración conceptual de Yuste Frías, concluyendo incluso que es contraria al uso de la noción de paratraducción. Sin embargo, los niveles de análisis, los temas y las metodologías propuestas por Batchelor y Yuste Frías parecen realizar el mismo recorrido a partir de Genette.
En el capítulo 8 (pp. 168-193), conclusivo del libro, Batchelor sugiere diversos temas y metodologías de investigación para hacer uso de la noción de paratexto. La autora enfatiza en aspectos de la investigación que hagan de esta no una actividad meramente descriptiva, sino también crítica. Algunas de sus propuestas incluyen la exploración de si los paratextos informan nuestra comprensión del presente o del pasado, según el momento de su producción, o si, por el contrario, ejercen influencia sobre su contexto. Igualmente invita al lector a cuestionar la validez funcional de los paratextos. Es decir, invita a futuros investigadores a indagar si una audiencia en realidad usa un umbral de acceso al texto o si su recepción de este fue efectivamente influenciada por el umbral. Por otra parte, ofrece un elenco de posibilidades de investigación, en el que clasifica los paratextos de una traducción o interpretación de cualquier tipo como producto o como proceso.
La amplitud y la flexibilidad de la propuesta de Batchelor pueden parecer problemáticas para algunos lectores, en tanto su aplicación en investigación deriva en que ciertos elementos pueden o no ser asumidos como paratextos, dependiendo de si son o no relevantes para la investigación. De modo que, según los ejemplos de casos prácticos que Batchelor expone, el planteamiento conceptual lleva al investigador a adaptar libremente elementos del marco de Genette, cosa que, como la misma Batchelor denuncia, ya habían estado haciendo los estudiosos, y ejemplo de ello es el nacimiento de la noción de paratraducción antes mencionada.
Una afirmación de la autora en el capítulo 3 del libro parece anticipar esta crítica a su propuesta. En ella justifica que la elección de extender o limitar el concepto de Genette para hacer referencia a los materiales y las funciones paratextuales que quedarían excluidos en su modelo es una cuestión de adecuación práctica, que permite aplicar el concepto a áreas no estrictamente de producción literaria, como lo es la actividad traductora (p. 68).
Finalmente, la lectura crítica de Genette, que se halla a lo largo de Translation and Paratexts y que resulta en una nueva noción de paratexto por parte de Batchelor, es una aportación práctica y aplicable a los estudios de traducción, y es, al mismo tiempo, un umbral de regreso o de ingreso, según el lector, al mismo Genette.
En la misma cadena de acciones paratextuales, las funciones de presentar y comentar un texto han sido también desempeñadas por estas líneas, que se propusieron exponer sucintamente el contenido de la obra de Batchelor.