Introducción
Existe una amplia productividad científica acerca de las metodologías de evaluaciones basadas en el modelo de riesgo con jóvenes infractores de ley, siendo escaso el estudio sistemático de estas metodologías en adolescentes latinoamericanos.
Uno de los instrumentos de evaluación de riesgo más estudiados en diferentes países es el que nace del modelo de riesgo, necesidad y responsividad (RNR), instrumento inicialmente desarrollado para adultos como el Level of Service Inventory - Revised (LSI - R), y adaptado posteriormente para adolescentes a través de Youth Level of Service/Case Management Inventory (YLS/CMI) (Hoge, R. Andrews & Leschied, 1994), instrumento que fue revisado en la versión YLS/CMI 2.0 (Hoge, R. & Andrews, 2011) con un mejor ajuste para la gestión de intervenciones. De este instrumento han derivado diferentes versiones españolas como el IGI-J (Graña, Garrido & González, 2008).
Los inventarios de evaluación de riesgos basados en evidencia resultan de gran apoyo para la estructuración de estrategias de intervención diferenciadas para jóvenes, asesorando a los equipos en las decisiones o áreas prioritarias de ser intervenidas para interrumpir la delincuencia y prevenir su reincidencia (Singh, Condemarín & Folino, 2013); sin embargo, su uso no parece estar difundido masivamente en América Latina (Goldstein, Houck & Folino, 2015).
Definir una conducta antisocial es siempre algo complejo, debido a la gran variedad de comportamientos y actos asociados que la componen. Le Blanc (2009) a partir de sus estudios longitudinales en Montreal, con datos de entre 1960 y 1980 y análisis factoriales de ítems y factorial confirmatorio jerárquico da evidencia de que el síndrome de conducta desviada es una construcción jerárquica, compuesta de cuatro subconstructos: comportamiento encubierto, abierto, conflictivo con la autoridad e imprudente. Estos a su vez se componen de doce formas de comportamientos desviados: abuso de vehículos de motor, sexo, drogas, conductas contranormativa, juegos de azar, conflicto de autoridad en el hogar y en la escuela, robo, vandalismo, violencia y delitos sexuales.
Los estudios longitudinales de cohortes en jóvenes de diferentes países (Farrington, 1995; Fréchette & LeBlanc, 1998; Loeber, Farrington, Stouthamer-Loeber, Moffitt & Caspi, 1998) permitieron reconocer al menos dos trayectorias delictivas en adolescentes, la transitoria (actos delictivos que se inician en la adolescencia de baja gravedad) y aquellas que descritas como trayectorias persistentes (actos delictivos que se inician tempranamente antes de la adolescencia y se mantienen aumentando su gravedad y volumen), siendo esta manifestación persistente, la que por una parte, concentra una alta gama de factores de riesgo y, por otra, explica una alta ocurrencia de delitos en un determinado territorio. Estos estudios de seguimiento forman una base sólida de evidencia para la criminología evolutiva, logrando reconocer el impacto de factores de riesgo que cambian las experiencias de vida y circunstancias sociales de las trayectorias adolescentes acentuando el compromiso delictivo de estos (Le Blanc, 2015).
Un área importante que introducir en este campo son las estrategias e instrumentos de evaluación diferenciada, las que se enfrentan a un especial desafío al evaluar a adolescentes en procesos de desadaptación social y que reinciden con alta frecuencia. La renovación en las metodologías de investigación en criminología permite detectar factores específicos asociados a la delincuencia, y diferenciar estas trayectorias, así como el grado de compromiso delictivo de los adolescentes en desarrollo. Por lo tanto, el desafío consiste en utilizar estrategias adecuadas de evaluación que detectan áreas o focos sensibles a la intervención, interrumpiendo la escalada delictiva (Morizot & Kazemian, 2015).
El objetivo de esta investigación es estudiar la validez del inventario de riesgos y necesidades criminogénicas YLS/CMI adaptado a la realidad chilena desde la versión canadiense (Alarcón, Laporte, Bustamante, Demers & Reyes, 2006) en una muestra de adolescentes sancionados por la ley de responsabilidad penal adolescente en Chile.
Factores de riesgo criminogénicos
La renovación en las metodologías de investigación en criminología permitió determinar factores de riesgo criminogénicos estáticos y dinámicos que han favorecido el desarrollo de instrumentos de evaluación para la predicción de la reincidencia y la gestión de las intervenciones orientadas a la interrupción de las trayectorias delictivas de los ofensores de ley (Andrews, Bonta & Wormith, 2006). Por consiguiente, el desafío consiste en utilizar estrategias adecuadas de evaluación que permitan detectar áreas o focos sensibles a la intervención, interrumpiendo la escalada delictiva.
En el YLS/CMI se observa un instrumento que resultaría de gran apoyo en la estructuración de estrategias de intervención diferenciadas, favoreciendo que las intervenciones se focalicen en aquellas áreas donde se concentran los mayores riesgos criminogénicos. Así el uso de instrumentos estructurados facilita una recogida de datos más objetiva y confiable, además, evaluar, posteriormente, el impacto de esas intervenciones.
El modelo de la personalidad general y el aprendizaje social cognitivo (GPCSL en su sigla en inglés) está en la base del modelo RNR. El GPCSL sostiene que existiría una predisposición de la personalidad del infractor gobernada por expectativas y las consecuencias reales de su comportamiento, en conjunto con la posibilidad del aprendizaje del comportamiento delictivo. En lo cognitivo, la teoría releva la importancia de las actitudes, valores y creencias procriminales como causas del comportamiento delictivo. El aspecto del aprendizaje social del modelo destaca la importancia de aprender en el contexto social con amigos, familia, escuela, trabajo y ocio: si estos contextos están mediatizados por lo delictivo, el contexto refuerza la conducta contranormativa (Bonta & Andrews, 2007).
El YLS/CMI deriva del modelo RNR (Bonta & Andrews, 2007) y por eso contribuye a evaluar los aspectos que aborda el GPCSL al cubrir los principales factores de riesgo criminogénico relevados por el RNR, permitiendo acotar el nivel de intervención a trabajar con el infractor de ley, que debe definirse según la evaluación de riesgos y necesidades criminogénicas y considerar una intervención de acuerdo con el principio de responsividad (Velásquez, 2014).
El uso de instrumentos de evaluación RNR favorece que la intervención se estructure de acuerdo con los resultados de este, ya que en no pocas ocasiones el resultado de la evaluación no es consistente con el plan de intervención (Brogan, Haney-Caron, NeMoyer & DeMatteo, 2015; Haqanee, Peterson-Badali & Skilling, 2015; Peterson-Badali, Skilling & Haqanee, 2014; Singh et ál., 2014). Gendreau, Smith & Theriault (2009) relevan que a pesar de que existe evidencia substancial de mayor efectividad de métodos basados en la evidencia para la intervención con infractores de ley, sigue siendo frecuente el uso del “sentido común” en la implementación de planes de intervención.
Bases teóricas en la evaluación de riesgo y necesidad criminogénica
En un sentido amplio, los factores de riesgo son las características y circunstancias en las que los adolescentes aumentan la probabilidad de que se involucren en conductas riesgosas; los factores de riesgo criminogénico, en particular, son los que los llevan a incurrir en una conducta delictiva (Hoge, R., Vincent, Guy & Redondo, 2015); en el marco de los instrumentos de evaluación de riesgo se entienden como variables que predicen una alta probabilidad de reincidencia delictiva (Farrington, Ttofi & Piquero, 2016).
En el modelo RNR se identifican los “Ocho Centrales” (Andrews et ál., 2012), a entender, los ocho factores de riesgo que mejor predicen el riesgo de reincidencia: actitudes antisociales, pares antisociales, patrones de personalidad antisocial, historial del comportamiento antisocial, consumo de sustancias, riesgo en familia/pareja, abandono de escuela/trabajo y mal uso del tiempo de ocio/diversión (Bonta & Andrews, 2017).
La dinámica de los factores de riesgo versus los factores protectores va a determinar las trayectorias de vida de los adolescentes: en general en la adolescencia, se desplaza la prioridad de ser un miembro de una familia a ser un miembro de la sociedad. Para Nurmi (2004), en la adolescencia temprana el desarrollo se da en ambientes dinámicos que van canalizando sus trayectorias vitales, definiendo las oportunidades con que cuenta para evolucionar en su forma de pensar, motivaciones y comportamiento. Los adolescentes no son pasivos en este proceso, empiezan a elegir sus contextos de desarrollo donde además de ser influenciados, también influyen y reciben retroalimentación en relación a sus conductas. Pero al final en la adolescencia, construyen conceptualizaciones acerca de sí mismos que al compartirlas con su familia y pares van construyendo una identidad adulta coherente. Así entendido, en el caso de los adolescentes infractores la exposición prolongada a factores de riesgo criminogénico, sumado a la presencia de escasos recursos protectores, lleva a que exista falta de oportunidades, o que estas sean de orden delictivo, la retroalimentación recibida reforzaría la conducta delictiva terminando con el desarrollo de un autoconcepto e identidad delictiva.
Las necesidades criminogénicas se desprenden directamente de los factores de riesgo; si bien un adolescente infractor de ley puede tener muchas necesidades de intervención, no todas estas se asocian de manera con el comportamiento delictivo, por lo que el término “criminogénico” es acuñado para distinguir riesgos y necesidades que inciden en el comportamiento delictivo, de las que no lo hacen significativamente (Bonta & Andrews, 2017).
Antecedentes psicométricos del YLS/CMI
Las características psicométricas del YLS/CMI son presentadas en su manual (Hoge, R. & Andrews, 2002), con la validación inicial establecida en el estudio realizado por Jung y Rawana (1999); se reporta que tanto en el puntaje total de riesgo/necesidad como en cada subescala, existe discriminación entre reincidentes, no reincidentes y jóvenes no sancionados, y resultó ser un predictor de reincidencia adecuado tanto en hombres como mujeres, así como en jóvenes canadienses nativos y no nativos.
Existen tres estudios de metaanálisis que dan cuenta de las propiedades psicométricas del YLS/CMI, los cuales reportan análisis de curvas ROC con AUC que van desde .54 a .75, entregando en general buenos indicadores de capacidad discriminativa. Un cuarto metaanálisis realizado por Olver, Stockdale y Wormith (2014) refiere a la validez predictiva del YLS/CMI con r = .28 para reincidencia general y de .23 para reincidencia violenta, indicando tamaños de efecto medianos; en países que no son EE. UU. ni Canadá, reporta una validez predictiva del YLS/CMI con r = .33 (tamaño de efecto de mediano a grande) para reincidencia general y de .16 (tamaño de efecto pequeño) para reincidencia violenta.
Existen otros antecedentes de una adecuada capacidad predictiva de reincidencia del instrumento en Schmidt, Hoge y Gomes (2005). El estudio revisa la confiabilidad y validez describiendo una capacidad adecuada para distinguir entre los jóvenes con alto y bajo riesgo de reincidencia. A pesar de que la consistencia interna es baja (con un Alpha menor a .6) el acuerdo interjueces es bastante alto (mayor a .7). La validez concurrente se estimó con el Cuestionario de Achenbach CBCL, con un alto grado de correlación (.37), y la validez predictiva utilizando el método de curvas ROC dio indicadores de .6 a .66, lo que pone al YLS/CMI en un rango de moderado a alto en ese tipo de validez. Flores, Travis y Latessa (2003) indican que el instrumento es efectivo en predecir reincidencia general utilizando diferentes definiciones de esta.
Shepherd, Green y Omobien (2005) correlacionan el YLS-CMI con el CAFAS (Child and Adolescent Functional Assessment Scale), destacando que las subescalas de desempeño del rol en el hogar, desempeño del rol escolar, comportamiento hacia otros, abuso de sustancias, necesidades materiales y apoyo familiar todas correlacionaron sobre .28 con la escala total del YLS-CMI.
El instrumento se ha validado en diferentes países; Thompson y Pope (2005) y Upperton y Thompson (2007) en Australia reportan una correlación del instrumento y la reincidencia efectiva (p<.01) de .43, además de correlaciones individuales significativas para cada subcategoría.
Al comparar la capacidad predictiva del YLS/CMI con la apreciación del oficial a cargo del joven, el instrumento resulta ser igual o más exacto. Si bien el modelo RNR fomenta el uso del criterio profesional en las evaluaciones, estos tienden a calificar a los jóvenes con un riesgo mayor al sugerido por el instrumento, lo que disminuye la capacidad predictiva de la evaluación (Schmidt, Sinclair & Thomasdottir, 2016; Vaswani & Merone, 2014); esta situación y otras que afectan la efectividad de la evaluación se explicarían por la falta de capacitación y especialización de los interventores y su fallo en usar herramientas de evaluación de forma adecuada. Flores (2003) indica en su reporte que el uso que le dan los interventores al instrumento es básico: 86% lo usan solo para determinar la intensidad de la intervención, 43% no lo usan para determinar metas de intervención y cerca del 80% no lo usan para reevaluaciones. Se releva la importancia de usar la evaluación de riesgo y necesidades como un instrumento para generar planes de intervención, no como un fin en sí misma o para predecir reincidencia (Ward, 2002).
En España, para la comunidad de Madrid, se adapta el YLS/CMI, resultando el IGI-J (Graña et ál., 2008). Los autores indican que las puntuaciones obtenidas en sujetos reincidentes son significativamente superiores a las de los no reincidentes, a excepción del factor 6, relativo al uso del tiempo libre. La diferenciación se vuelve estadísticamente menos potente cuando se refiere a la distinción de sujetos condenados por delitos violentos. Utilizando una regresión logística en un estudio de tipo retrospectivo, utilizando como medida el número de delitos, concluyen que los jóvenes que puntúan alto en el factor 1 (Infracciones anteriores y actuales) tienen un 67% de probabilidades de reincidir; los que puntúan alto en el factor 5 (drogadicción) un 29% más. En un estudio de seguimiento, se concluye que el IGI-J identifica a los jóvenes no reincidentes, pero falla en la identificación de los reincidentes (López-Martín, Garrido, López-García, López-Latorre & Galvis, 2016).
Schwalbe (2007) lleva a cabo un metaanálisis sobre 28 instrumentos que evalúan factores de riesgo y riesgo de reincidencia, entre ellos el YLS/CMI. Los resultados son compatibles con los tamaños del efecto encontrados en otros metaanálisis de muestra más amplia (Assink et ál., 2015), y determina también que los instrumentos más cortos tienen tamaños de efecto menores. Los instrumentos revisados en general predicen reincidencia, particularmente, los de la tercera generación en adelante; en relación con el YLS/CMI, el autor indica que es el más estudiado, más citado, y con mayor tiempo de desarrollo, lo que resulta en tamaños de efecto más altos que los instrumentos más recientes; Schwalbe destaca además la capacidad del inventario para estructurar planes de intervención.
El YLS/CMI ha sido utilizado y referenciado a nivel latinoamericano en diferentes contextos. En Brasil, Maruschi (2010; 2013) reporta adecuadas capacidades predictivas y validez concurrente; reporta además una sensibilidad del 76.9% y especificidad del 66.7%. Otro estudio de la versión portuguesa del instrumento en Brasil (Pimentel, Quintas, Fonseca & Serra, 2015) reporta sus datos normativos, siendo estos similares a la muestra normativa original canadiense, y recomendando su uso en población juvenil brasileña.
La Fundación Paz Ciudadana (2010) reporta en Chile resultados relativos a consistencia interna con índices bajos (de .36 a .67 en las subescalas y de .86 para la total) revelando poca evidencia de validez del constructo. La validez discriminante también tiene resultados poco satisfactorios: tres de las ocho escalas no discriminan significativamente entre reincidentes y no reincidentes y esta dificultad aumenta cuando se divide por tipo de media; sin embargo, se reconoce que debieran aplicarse correcciones en la aplicación del instrumento con miras a revisar un aumento en la validez y confiabilidad.
Recientemente, Garrido, López y Galvis (2017) reportan buena validez predictiva con un AUC=.717 y una adecuada capacidad para identificar a reincidentes y no reincidentes, informando que el instrumento posee una buena capacidad predictiva.
En contexto de investigación el instrumento ha sido utilizado en diversas ocasiones, y también se ha referenciado como herramienta para evaluar adolescentes infractores, siendo valorada su utilidad en términos descriptivos y predictivos por los investigadores (Alarcón, Wenger, Chesta & Salvo, 2012; Arbach-Lucioni & Andrés-Pueyo, 2016; Astorga, 2017; Burneo, 2017; Cárcamo, 2011; Cuervo, Villanueva, González, Carrión & Busquets, 2015; Cuervo, Villanueva & Pérez, 2017; Godoy-Cervera, Dzib, Aguilar, Villalba & Singh, 2016; Wenger & Andrés-Pueyo, 2016).
El YLS/CMI es un instrumento que también ha recibido críticas, dentro de las más frecuentes se refiere a que los riesgos no son síntomas, por lo que equiparar la evaluación de riesgo no es lo mismo que hacer una evaluación clínica. La evaluación de riesgo y necesidad no apuntan a factores etiológicos, da una visión de los riesgos dinámicos y estáticos sin preocuparse de cómo se estructuran en el tiempo (Brogan et ál., 2015; Ward & Beech, 2015). Los mayores detractores del uso de herramientas actuariales de valoración de riesgo apuntan a cuando son usadas para procedimientos judiciales donde se utilizan como medio de prueba para evidenciar el riesgo de reincidencia de un individuo (Barry-Jester, Casselman & Goldstein, 2015); esto es coherente con lo declarado por otros autores, en el sentido de que estos instrumentos deben tener un juicio profesional de la base y ser utilizados con fines de intervención por sobre la predicción de riesgo de reincidencia (Andrews, 1990; Craig & Beech, 2010; Vaswani & Merone, 2014). Otra crítica importante, es la focalización del instrumento en riesgos, ya que no contempla la evidencia sobre el rol de los factores protectores y su importancia en la reinserción (Cuervo & Villanueva, 2014; Singh et ál., 2014).
Método
Características de la muestra
La población correspondió a adolescentes varones de entre 14 y 19 años, quienes cumplían sanciones en medio libre (100), semicerrado (8) o cerrado (21), residentes en las regiones de la Araucanía, de los Lagos y de los Ríos. La inclusión de solo tres regiones se justifica porque (a) facilidad de acceso a los participantes, al enmarcarse en una investigación FONDECYT 1070397 y (b) por no estar centrado en generalizar los resultados a la población, sino en generar una validación inicial.
La muestra se compone por 129 adolescentes de entre 14 y 19 años con una media de 17.9 y una desviación típica de 1.26. Su origen es en un 96.1% urbano y un 3.9% rural. En lo educacional, vemos que en promedio los jóvenes tienen hasta séptimo básico aprobado, con una mediana hasta de 8º básico y una desviación típica de 2.6 años. No se observan diferencias significativas al comparar los reincidentes en función de edad o procedencia.
El muestreo fue no probabilístico incidental (Fontes et ál., 2010; Garriga et ál., 2010), dado que la selección de los sujetos no es aleatoria. Para determinar la capacidad de discriminación del instrumento se obtiene una muestra de reincidentes compuesta por 36 adolescentes reincidentes en conductas delictivas (delito cometido posterior a la aplicación del YLS/CMI al inicio de la sanción), participantes de diversos programas de apoyo o control.
La distribución del número de delitos corresponde a un rango entre 1 y 10, con una media de 2.02 y una desviación típica de 1.62. 75 de ellos corresponden a delitos contra la propiedad y 54 contra las personas. 21 corresponden a condenas en medio cerrado, 101 en medio libre y 7 en semicerrado.
Instrumentos
YLS-CMI. Es un instrumento con criterios operacionalizados correspondiente a 42 ítems, y que se divide en ocho subescalas: Infracciones anteriores y actuales, situación familiar y rol parental, educación y empleo, relaciones con los pares, abuso de sustancias, uso del tiempo libre, personalidad y comportamiento, y actitudes/tendencias. Cada ítem en el YLS/CMI es codificado de acuerdo con la información recogida por el evaluador, y cotejada al menos por 3 fuentes distintas, como presente o ausente, entregando un puntaje total entre 0 a 42 puntos. Acorde a este puntaje total, se categoriza a los adolescentes en cuatro niveles de riesgo de reincidencia: bajo, moderado, alto, o muy alto (en su versión canadiense). Esta medida proporciona una vista amplia y detallada de los factores del riesgo, necesidad, protectores y de receptividad adecuados a cada joven en particular y se ha adaptado del LSI-R una herramienta utilizada en adultos en el sistema judicial norteamericano.
Adaptación del YLS/CMI en Chile
El YLS/CMI es adaptado en Chile de su versión francocanadiense denominada IRNC, esta versión se desarrolla en el contexto de un proyecto de colaboración internacional entre la Universidad de la Frontera en Chile y la Universidad de Quebec en Canadá. El proceso de traducción y retrotraducción se llevó a cabo inicialmente por psicólogos chilenos, y luego esta versión fue retrotraducida al francés e inglés por psicoeducadores canadienses para obtener una versión preliminar.
La versión revisada, desarrollada con fines de investigación por Alarcón, Laporte, Bustamante, Demers y Reyes (2006) en colaboración con Centre de Jeunes Montreal es complementada con una guía de puntuación del instrumento (Laporte, 2006). En el proceso de adaptación, y posteriores aplicaciones con fines de investigación, cada evaluador recibe al menos 16 horas de capacitación en los criterios del instrumento, con seguimiento y apoyo para la tabulación de los primeros casos.
Índice de Escalada de Desadaptación Social (IEDS). La escala se calcula basándose en la frecuencia y gravedad de conductas delictivas, dando cuenta de la progresión a través del tiempo según la gravedad y frecuencia de cada conducta contranormativa (Alarcón et ál., 2012). Es una escala a validada por Alarcón (2001) en el estudio “Evaluación psicológica de adolescentes con desadaptación social”, como parte de su Tesis de Magíster en Evaluación Psicológica Clínica y Forense, Universidad de Salamanca, España.
Inventario Clínico para Adolescentes de Millon (MACI). Está compuesto por 160 ítems de Verdadero y Falso. Está diseñado para evaluar las características psicológicas y dificultades propias de los adolescentes de entre 13 y 19 años. Los ítems componen un total de 31 escalas, que se agrupan en doce de Patrones de Personalidad, ocho de Preocupaciones Expresadas, siete de Síndromes Clínicos, tres de control y una Escala de Validez. Sus características psicométricas son descritas por Millon (1993) en su manual y cumplen con los requerimientos de confiabilidad y validez en la población estadounidense.
En este estudio se usó la versión chilena (Alarcón, Vinet & Salvo, 2005; Vinet & Forns, 2008), en formato adaptado para adolescentes infractores, que evidencia características psicométricas aceptables para su uso (valores α entre .72 y .88; en las escalas analizadas, con n = 658).
Aspectos éticos
Se solicita a cada uno de los participantes del estudio, previa información de sus objetivos y alcances, que antes de responder el instrumento decidan voluntariamente su participación, refrendándolo con su firma en una hoja de consentimiento informado. Este estudio se desarrolló dentro de un proyecto FONDECYT 1070397, con la aprobación del Comité de Bioética.
Frente a las consideraciones éticas necesarias para implementar la investigación, se tuvieron previstos los principios de autonomía: resguardándose la participación voluntaria en el estudio, garantizándose a través de la firma de un consentimiento o asentimiento informado según correspondió. Beneficencia: los resultados del estudio beneficiaron a jóvenes infractores al entregar una herramienta que favorece un oportuno diagnóstico e intervención. Se estimó necesario comunicar los resultados a las instituciones participantes para contribuir de modo directo y rápido al trabajo profesional realizado. Justicia: se proveyó de un instrumento superior o de mejor nivel que los actualmente utilizados en el país acerca de una problemática de alta incidencia social en la población juvenil chilena. No maleficencia: si durante el desarrollo de la investigación se detectó alguna situación que involucrase algún riesgo para la salud del joven participante, se dio aviso inmediato a los padres o delegados para que se gestionaran las derivaciones pertinentes al caso.
Resultados
La siguiente tabla expone los estadísticos descriptivos del puntaje total del YLS/CMI en la muestra:
Como se observa, ninguno de los sujetos obtuvo el puntaje máximo (42) aunque si existen algunos que obtiene un puntaje de 0. En la escala de educación y empleo no se alcanza el puntaje máximo de 7.
La Tabla 2 nos muestra el resultado por tipo de condena.
Tanto el puntaje más bajo como el más alto se registran en las condenas en el medio libre; sin embargo, los promedios son más elevados en las que corresponden a los medios cerrado y semicerrado.
Evidencias de confiabilidad por consistencia interna entre los ítems de los factores del instrumento
En relación con la consistencia interna de los factores, esta se calculó utilizando un coeficiente Alpha de Cronbach, y la siguiente tabla ilustra los resultados:
Todas las escalas muestran niveles aceptables de confiabilidad, menos la subescala Educación y Empleo, que muestra una consistencia interna inadecuada (.57).
Evidencias de confiabilidad interjueces
El acuerdo interjueces se calculó sobre las evaluaciones hechas sobre 27 sujetos; el coeficiente Kappa de Cohen corresponde a K=.514, p<.001. Se calcula además un coeficiente de correlación intraclase para los puntajes totales:
Modelo de efectos mixtos de dos factores en el que los efectos de las personas son aleatorios y los efectos de las medidas son fijos.
Coeficientes de correlación intraclase de tipo A utilizando una definición de acuerdo absoluto.
El estimador es el mismo, ya esté presente o no el efecto de interacción.
Esta estimación se calcula asumiendo que no está presente el efecto de interacción, ya que de otra manera no es estimable.
En general, el nivel de acuerdo obtenido con el Kappa se considera moderado, siendo el del CCI sustancial (Landis & Koch, 1977).
Evidencia de validez convergente con la Índice de Escalada Delictual y escalas MACI
Para entregar evidencia de validez convergente se utilizaron correlaciones R de Pearson entre los puntajes de las escalas del MACI y el puntaje total del YLS/CMI:
Las correlaciones con el puntaje total fluctúan entre .21 a .44, siendo la Tendencia al Abuso de Sustancias y Transgresor las escalas que correlacionan más alto respectivamente.
En la siguiente tabla se expusieron los resultados significativos al correlacionar las subescalas del YLS/CMI con las escalas del MACI:
Se omite el factor Tiempo Libre dado que no correlaciona significativamente con ninguna escala. La correlación que reporta el tamaño de efecto más alto corresponde a Tendencia al abuso de sustancias del MACI con la situación familiar y rol parental del YLS/CMI (.49) y con la de drogadicción (.41). Discordia familiar resulta ser la que menos correlaciones significativas presenta con las subescalas YLS/CMI, estadísticamente, secundada por Poderoso.
La validez convergente se observa también correlacionando los puntajes del YLS/CMI con los del Índice de Escalada Delictual:
Las correlaciones son significativas con el Índice de Escalada de Desadaptación Social IEDS (Alarcón, 2001) exceptuando Uso del tiempo libre y Educación y empleo.
Evidencia de validez, capacidad de discriminación entre reincidentes y no reincidentes
Con el objeto de explorar el nivel de discriminación de las escalas, se lleva a cabo una U de Mann-Whitney comparando el puntaje total y de las subescalas de los grupos reincidente y no reincidente; se reporta además el coeficiente d de Cohen como evidencia del tamaño de efecto de la prueba.
Se dan diferencias de medias significativas en todos los factores, exceptuando los de Educación y empleo y Uso del Tiempo Libre. Una posible hipótesis refiere a su dificultad de discriminación puede responder a la baja consistencia, no midiendo adecuadamente esta dimensión.
Se realizó además un análisis de curva ROC, donde el área bajo la curva fue de .84 (p<.01, IC 95% .77 - .92), lo que indica una buena capacidad discriminativa.
Discusión
Los principales resultados obtenidos en esta investigación permiten concluir que el YLS/CMI es un instrumento que posee índices de validez y confiabilidad con los cuales se evalúa adecuadamente el riesgo de reincidencia de los adolescentes infractores de ley. Revisando los estadísticos descriptivos, observamos que la media del puntaje total tiende a ser menor que la reportada por Andrews, Bonta, y Wormith (2006). Esto sería explicable dado que la mayor parte de la muestra se compone de sujetos en medio libre; de hecho, al comparar los grupos por tipo de condena las medias difieren en más de 10 puntos, siendo más elevadas en las condenas en medios cerrados y semicerrados; el promedio elevado que reporta el sistema semicerrado es poco representativo al ser un número de sujetos tan reducido. El hecho de que en la única subescala no se haya alcanzado el puntaje máximo haya sido el de escolaridad y empleo implica que pudiera existir un problema con esta subescala en particular; esto se corrobora al revisar la consistencia interna de esta subescala.
En lo relativo a la confiabilidad por consistencia interna, se obtiene un muy buen nivel en la escala total, y observamos niveles aceptables en la mayoría de las escalas, exceptuando en Educación y Empleo, por lo que se sugiere revisar esta dimensión, siendo una alternativa posible extraer el ítem G, que corresponde a desempeño laboral y que no aporta a la dimensión de educación reduciendo la consistencia de este factor, este resultado coincide con Maruschi et ál. (2013). Por otra parte, la baja consistencia interna de la subescala podría explicarse dado que los delegados e interventores no establecen contactos frecuentes con los profesores de los jóvenes. El ítem más frecuentemente puntuado en este factor corresponde a ausentismo escolar no justificado, lo que es coherente dado que un alto porcentaje de los jóvenes que forman parte de la población estudiada se encuentran hace mucho tiempo fuera del sistema escolar. Como conclusión, la influencia de la escolarización y empleabilidad en el riesgo de reincidencia no puede negarse, pero se hace necesario revisar los ítems de este factor en adolescentes chilenos, para que representen más adecuadamente la situación real del evaluado.
Si comparamos la confiabilidad por consistencia interna con la evidencia de otros estudios, Schmidt (2005) reporta similares en su estudio, ya que el rango fue de .56 para Abuso de sustancias a .77 para Actitudes/tendencias. En su versión australiana, Thompson y Pope (2005) indican un Alpha de .91 para el puntaje total y niveles aceptables (.69 - .79) para las subescalas. Estudios en Estados Unidos (Onifade et ál., 2008) indican diferencias en las confiabilidades entre los sujetos privados de libertad y los que no. En España se reporta un índice de .90 para la escala total, y de .55 en la escala de abuso de sustancias hasta .75 en educación (Hilterman, Nicholls & van Nieuwenhuizen, 2014). Cuervo et ál. (2009) observan resultados en la consistencia interna, que van desde .71 en relación con el grupo de pares hasta .81 en ocio y diversión. En Chile Paz Ciudadana (2010) reporta coeficientes bajos, desde consumo de sustancias igual a .37 a circunstancias de la familia y de los padres igual a .67; la escala total reporta un alpha de .86. Garrido et ál. (2017) obtienen un alpha de .90 para la escala total, con un rango en las subescalas que va de .62 en Ocio/diversión a .78 en actitudes, valores y creencias.
Como se puede observar, existen diferencias en los estudios en relación con las subescalas con menor consistencia interna, atribuibles a las características idiosincrásicas de cada muestra. En el estudio de Schmidt y Hoge (2005) la consistencia interna más baja es la alcanzada por el factor de abuso de sustancias mientras que en el estudio con una muestra australiana de Thompson (2005) los más bajos corresponden a relaciones con los pares e infracciones anteriores, y en España (Garrido et ál., 2017) es ocio/diversión. Estos factores están entre los que reportan índices más altos en nuestra muestra, los que coinciden además con el reporte de los profesionales que trabajan con infractores de ley en relación con su experiencia al identificarlos como algunos de los mejores indicadores de reincidencia.
La confiabilidad interjueces debería mejorar en una segunda aplicación, teniendo en cuenta la experiencia actual con que cuentan los equipos, así como al mejoramiento que durante esta investigación se vieron sometidos los criterios de puntuación del YLS/CMI; si bien observa un acuerdo moderado cuando se utiliza el coeficiente Kappa, es similar a lo reportado en otros estudios al observar el CCI; aunque el resultado entre los dos indicadores parece discrepante, en realidad es consistente con las características de ambos coeficientes de confiabilidad. En primer lugar, el coeficiente Kappa se aplicó, en este caso, ítem a ítem, mientras que el ICC se aplicó a los puntajes totales. Es un hecho bien documentado en psicometría (Nunnally & Bernstein, 1994) que la confiabilidad de los ítems individuales es siempre inferior a la de un puntaje total.
De hecho, desde el punto de vista de la confiabilidad de una medición, ese es el principal argumento para utilizar los test compuestos de varios ítems o indicadores, en lugar de evaluar utilizando solo un ítem o indicador: la replicabilidad o consistencia de los resultados (confiabilidad) es siempre mayor en un puntaje total, pues se adicionan los puntajes verdaderos de todos los ítems. En general esto demostraría la necesidad de un mayor trabajo en el mejoramiento y acuerdo en relación con criterios de puntuación para los ítems de los factores. Por otra parte, si bien los equipos recibieron entrenamiento en la codificación, adquirieron experiencia práctica con el instrumento durante la toma de la muestra lo que debe ser considerado como un factor de influencia en este aspecto.
La validez convergente arroja características psicométricas apropiadas para el instrumento, similares a la encontrada en literatura internacional. Al observar los resultados de las correlaciones de los puntajes totales del YLS/CMI con las subescalas de MACI se puede observar que las correlaciones más altas coinciden las escalas Discordia familiar, Tendencia al abuso de sustancias y tendencia a la predisposición delictual, todas escalas elevadas en muestras de adolescentes infractores chilenos (Alarcón, Pérez-Luco, Wenger, Salvo & Chesta, 2018; Alarcón et ál., 2005). Esto nos entrega evidencia que el YLS/CMI asocia a la elevación de escalas de variables personales asociadas a la conducta antisocial en los adolescentes.
Desde la teoría las correlaciones más altas son esperables según las descripciones de las escalas del MACI, correspondiendo a Transgresor, Tendencia Limítrofe, Oposicionista, Tendencia a la Impulsividad y Predisposición Delictual.
Como se menciona en los resultados es el factor de personalidad y comportamiento del YLS/CMI el que correlaciona con la mayor cantidad de subescalas del MACI, lo que es esperable dado que es el factor que tiene mayor peso en características de personalidad. La correlación más alta en esta escala es con la tendencia al abuso de sustancias, lo que es consistente con lo reportado por los interventores de trato directo; cabe destacar que en general se observa una alta relación entre el consumo de drogas y presencia de actividad delictiva, aunque esta relación no sería directamente causal en ningún sentido, siendo la evidencia compleja de interpretar. En cualquier caso, se requieren intervenciones especializadas para el tratamiento del consumo en adolescentes infractores de ley (DeLisi, Vaughn, Salas-Wright & Jennings, 2015; Dietze et ál., 2013; Faílde, Dapía, Alonso & Pazos, 2015).
En las correlaciones con el IEDS son el uso del tiempo libre y educación y empleo las que aparecen como más débiles, y la más alta con Infracciones anteriores y actuales. El IEDS se calcula en base a las infracciones anteriores, por lo que es esperable que esta correlación resulte alta.
Consistente con lo reportado en los párrafos anteriores, en relación con la subescala Educación y Empleo, la prueba U de Mann-Whitney no discriminaría entre los sujetos reincidentes y no reincidentes, y la subescala de Uso del tiempo libre tampoco presenta una diferencia estadísticamente significativa. Además, la validez predictiva reportada por el área bajo la curva del análisis ROC presenta un tamaño de efecto grande, por lo que la evidencia indica que el YLS/CMI sería eficiente en identificar tanto a los verdaderos positivos como los negativos. Muchos de los profesionales que discuten acerca del YLS/CMI indican que en general la escala con menor poder de discriminación corresponde la de uso del tiempo libre; es la escala que tiene menos ítems y en la que parece haber menor acuerdo con relación a cómo debe puntuarse (Maruschi et ál., 2013). La poca discriminación de la de educación y empleo puede explicarse por lo expuesto anteriormente.
En síntesis, se concluye que YLS/CMI en la muestra de adolescentes chilenos obtiene resultados promisorios; no obstante, este estudio preliminar tiene como limitación el tamaño de la muestra, su condición incidental y que el grupo de reincidentes se estima de modo retrospectivo. Se sugiere estudiar la validez predictiva del instrumento a través de seguimiento de los comportamientos delictuales y mejorar la adaptación del factor de educación y empleo, así como del tiempo libre. Cabe mencionar que si bien se observa la pertinencia de un análisis factorial para apoyar las conclusiones en relación con el instrumento, las características psicométricas de la muestra no eran las ideales para llevar a cabo un análisis de este tipo, por lo que se establece como una meta para llevar a cabo en un próximo estudio.