Introducción
La familia es la agrupación de seres humanos en la que surgen lazos afectivos y se genera el aprendizaje social, necesarios éstos para construir una sociedad, puesto que es un medio natural para propiciar el desarrollo de sus miembros 1. La familia no es estática, evoluciona en el tiempo mediante etapas y en cada una de ellas hay particularidades y tareas. A lo largo de ese tránsito, la familia experimenta acontecimientos normativos o transitorios que favorecen el desarrollo; también afronta otros acontecimientos conocidos como accidentales que generan crisis no paranormativas, en los cuales hay contradicciones internas y reajustes que pueden ser potencialmente causantes de estrés 2. Una familia funcional está determinada por la armonía y la congruencia ante situaciones que generan ansiedad y crisis. La capacidad de restaurar la armonía se fundamenta en las estrategias que surgen desde sus creencias, rutinas, conocimientos, recursos y la toma de decisiones para generar cambios que los lleven a cumplir sus metas u objetivos como grupo filial, saciando así las necesidades de cada uno de los integrantes 3.
Los estilos de vida son conductas repetitivas que pueden proteger o causar daño en la salud de las personas, debido a que están influenciados por factores individuales 4, factores sociales o del medio que rodean al individuo, como la cultura, la familia, la escuela, el estrés, las redes de apoyo, el trabajo 5. Existen factores de riesgo modificables, como el tabaco, el consumo abusivo de alcohol, la dieta poco saludable, el sobrepeso y la inactividad física, entre otros, los cuales son responsables de aproximadamente el 30% del desarrollo del cáncer 6,7,8,9,10. El cáncer colorrectal es probablemente el cáncer humano con mayor componente familiar 4,11 lo cual combinado con la presencia de factores de riesgo o condiciones modificables 12, potencia la probabilidad de desarrollar la enfermedad 13. Por ello, se hace imperativo intervenir tempranamente con medidas sencillas de autocuidado relacionadas en la literatura científica como la alimentación saludable, el control del estrés y la promoción de la actividad física, entre otras medidas 5.
La fundamentación teórica de este trabajo investigativo comprende la teoría de organización sistémica para el funcionamiento familiar y el modelo de promoción de la salud para los estilos de vida saludable o conductas que promueven la salud.
Las dimensiones del funcionamiento del sistema familiar de acuerdo con la teoría de organización sistémica 14 comprenden, la coherencia (unión de los miembros o subsistemas de la familia y cómo estos luchan por mantenerla), la individuación (favorece el alcance de las metas crecimiento y espiritualidad, mediante actividades físicas e intelectuales que ayudan a que la persona y la familia crezcan y generen nuevas perspectivas o propósitos en sus vidas). El cambio (se origina por una presión del mismo sistema familiar de evolucionar, llevando a los individuos a probar nuevas prioridades en la vida) y el mantenimiento del sistema (comprende las acciones que mantienen la estructura familiar y la protegen de cambios amenazantes, suple las necesidades físicas, emocionales y sociales de los integrantes de la familia).
Las cuatro metas familiares propuestas por la teoría de organización sistémica 14 se logran mediante la sinergia de las dimensiones y son: la espiritualidad (forma en que las familias encuentran sentido a sus vidas y logran la unificación para conectarse con un nivel más alto de voluntad que trasciende lo físico), la estabilidad (tendencia de la familia por mantener sus rasgos básicos: tradiciones y conductas fundamentados en valores y creencias culturales). El crecimiento (permite reorganizar los valores primarios y las prioridades familiares con el fin de suplir esas necesidades de los miembros familiares y del entorno social), el control (disminuye la vulnerabilidad de la familia y la protege de amenazas provenientes de las fuerzas externas e internas).
El modelo de promoción de la salud describe supuestos que integran las creencias-conocimientos, las conductas y las experiencias que influyen sobre el estado de salud de los individuos y cómo estas pueden modificarse positivamente para aumentar el bienestar y los estilos de vida que pueden llevarlos a un nivel de salud óptimo, a patir del desarrollo de la autoeficacia de las personas en la relación con su medio ambiente circundante. Entre las premisas de este modelo se destaca la trascendencia de la motivación individual, en lo cual juegan un papel privilegiado los profesionales de salud y las personas significativas para un individuo 15.
De acuerdo con el modelo de promoción de la salud, son seis las dimensiones de los estilos de vida o conductas promotoras de salud 15 y hacen referencia a la responsabilidad en salud (sentido activo de responsabilidad para el propio bienestar: prestar atención a la propia salud, la autoeducación en salud, buscar ayuda profesional); la actividad física (participación regular en una actividad ligera, moderada o vigorosa); la nutrición (implica el conocimiento para la selección y el consumo de alimentos esenciales para el sustento, la salud y el bienestar); el crecimiento espiritual (desarrollo de los recursos internos y se consigue a través de trascender, de la conexión y el desarrollo); las relaciones interpersonales (utilización de la comunicación para lograr una sensación de intimidad y cercanía interior significativa); el manejo del estrés (identificación y movilización de los recursos psicológicos y físicos para controlar eficazmente o reducir la tensión).
El objetivo de esta investigación fue analizar la relación entre el funcionamiento familiar y los estilos de vida promotores de salud, en un grupo de familias de pacientes con cáncer colorrectal, a partir del cual se planteó la hipótesis: “un mejor funcionamiento familiar de los pacientes con cáncer colorrectal se asocia positivamente con estilos de vida saludable”.
Materiales y métodos
Se trató de un estudio descriptivo transversal correlacional realizado entre febrero y noviembre de 2016 en Bogotá (Colombia), en una muestra de 78 pacientes diagnosticados con cáncer colorrectal (de un total de 491 pacientes que conformaban la población a 2015), integrantes de una fundación sin ánimo de lucro y que cumplían con criterios de inclusión como ser paciente mayor de 18 años, haber sido diagnosticado con cáncer colorrectal, ser beneficiario de la fundación sin ánimo de lucro contactada y aceptar su participación en la investigación mediante la firma del consentimiento informado. Se excluyeron aquellos pacientes que residían fuera de Bogotá y quienes tenían alguna incapacidad para cumplimentar los cuestionarios con los que se recolectó la información. El muestreo fue de tipo conveniente a partir de un listado de pacientes proporcionado por la fundación, teniendo en cuenta las directrices de recoger la información en las instalaciones físicas de la entidad y usar los teléfonos internos para contactar los pacientes y preservar la seguridad personal.
Se recolectaron datos sociodemográficos y de la estructura familiar, entre las que se destacan la edad, el sexo, el estado civil, el nivel de escolaridad, la ocupación, el diagnóstico de familiares con cáncer colorrectal, la recepción de tratamiento al momento de la realización del estudio, la tipología y el ciclo vital familiar.
Las variables de estudio fueron los estilos de vida saludable y el funcionamiento familiar.
Los estilos de vida promotores de salud se indagaron mediante el cuestionario de Nola Pender Health Promoting Lifestyle Profile II (HPLP II) versión en español 16, que comprende las dimensiones de responsabilidad en salud, actividad física, nutrición, crecimiento espiritual, relaciones interpersonales y manejo del estrés, en un total de 52 ítems. La versión original en inglés se validó en una muestra de 952 adultos estadounidenses, arrojando una confiabilidad alfa para la escala total de 0,922 y de entre 0,702 y 0,904 para las subescalas 17; la traducción de esta versión al español se validó en un grupo de 485 hispanos obteniéndose un coeficiente alfa de la escala total de 0,93 y las susbescalas fluctuaron entre 0,70 y 0,87 16. Una versión adaptada al contexto de España obtuvo coeficientes de confiabilidad para las subescalas entre 0,70 y 0,88 18; además se han publicado estudios en contextos suramericanos (Chile y Colombia) que han arrojado valores de coeficiente de confiabilidad para la escala total de 0,923 19 y 0,930 20.
El funcionamiento familiar se midió a través de la versión en español Escala de Evaluación de la Funcionalidad Familiar (Assessment of Strategies in Families ASF-20) 21, que consta de 20 preguntas que permiten evaluar las dimensiones de coherencia, individuación, cambio del sistema, mantenimiento del sistema y las metas de espiritualidad, estabilidad, crecimiento y control del sistema familiar. En su versión original en inglés este instrumento alcanzó un coeficiente alfa de Cronbach entre 0,60 y 0,84 22. Para Colombia se tradujo al español por el grupo de investigación Cuidado y Práctica en Enfermería, Salud Familiar, Enfermería Familiar y Medición en Salud” de la Universidad Nacional de Colombia 23 y se ha determinado la confiabilidad alfa de Cronbach de 0,67 24 y de 0,691 a 0,742 25.
Luego de contactar telefónicamente a los pacientes, se citaron por grupos a las instalaciones de la fundación, se les dieron las instrucciones para la cumplimentación de los cuestionarios y la firma del consentimiento informado. Posteriormente, los cuestionarios se revisaron completamente para comprobar el registro de la totalidad de las respuestas y se procedió a pasar las respuestas en una matriz de Excel, que contenía las mismas variables, de cada cuestionario.
Para el análisis estadístico de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 22. El nivel de significación estadística se estableció para un valor de p<0,05. El análisis descriptivo de los datos se hizo mediante el cálculo de frecuencias y porcentajes en el caso de las variables cualitativas y medidas de tendencia central y dispersión en el caso de variables cuantitativas. El grado de relación lineal entre dos variables cuantitativas se cuantificó mediante el coeficiente de correlación de Pearson.
Esta investigación tuvo en cuenta, la declaración de Helsinki 26, que aboga por el respeto y la libertad de los sujetos participar sin ninguna presión o cohesión. De acuerdo con la Resolución 8430 de 1993 27, esta investigación se clasificó sin riesgo, debido a que no se realizaron intervenciones o modificaciones intencionadas de variables biológicas, fisiológicas, psicológicas o sociales de los individuos participantes. Para garantizar el derecho a la autonomía, se firmó un consentimiento informado.
Las autoras del instrumento Health Promoting Lifestyles Profile II (HPLP) autorizan el uso del instrumento para fines investigativos y académicos no lucrativos 28. Para el uso del instrumento Escala de Evaluación de la Funcionalidad Familiar (ASF-E) se obtuvo autorización de la autora, mediante correo electrónico. La fundación sin ánimo de lucro emitió el permiso para realizar la investigación luego de conocer detalladamente los aspectos éticos y metodológicos del protocolo.
Resultados
Características demográficas y familiares
En esta investigación participaron 51 mujeres (65,4%), representando mayoría frente a los hombres. Hubo participantes con edades desde los 28 y hasta los 82 años, siendo mayoría (n= 42; 45,34%) los menores de 62 años. El nivel de escolaridad más frecuente fue la básica secundaria cursada de manera completa e incompleta (n=33; 42,3%), solo 3 de los 78 participantes no tenían ningún nivel de estudios. Alrededor de 57 (73,1%) de estos pacientes no trabajaban, ya sea por estar de baja laboral o por desarrollar sus actividades como “ama de casa” y 18 (23,1%) desarrollaban actividades laborales en alguna organización o de forma independiente. Diecisiete (21,8%) de los pacientes declararon tener familiares diagnosticados con cáncer colorrectal predominando los hermanos y los padres o las madres, aunque también hubo tíos, primos, sobrinos e hijos.
Unos 43 (55,1%) de los entrevistados estaban en la fase de controles posteriores al tratamiento. De acuerdo con la clasificación establecida por Duvall 29, predominó en primer lugar la familia en plataforma de lanzamiento (n=30; 38,5%) y el segundo lugar fue para la familia anciana (n=22; 28,2%), aunque también hubo familias con hijos adolescentes y familias en edad media. En cuanto a la tipología familiar 30 predominaron las familias nucleares completas (n=23; 29,5%) y las nucleares incompletas (n=14; 17,9%) y luego estuvieron las parejas sin hijos (n=20; 25,6%), teniendo en cuenta que buena parte (n=22) eran familias ancianas.
Relación entre el funcionamiento familiar y los estilos de vida promotores de salud
La correlación entre los puntajes totales de funcionamiento familiar y estilos de vida saludables fue de 0,224 (p<0,05), con lo cual se estableció una correlación débil, pero significativa estadísticamente. De tal forma que al mejorar el funcionamiento familiar mejoran los estilos de vida o conductas promotores de salud (Figura 1).
Los valores de correlación de Pearson obtenidos para las metas y dimensiones del funcionamiento familiar y las dimensiones de los estilos de vida promotores de salud se presentan en la tabla 1. Se encontraron 16 correlaciones positivas con significancia estadística (p<0,05 y p<0,01) entre las dimensiones de los dos instrumentos, aunque débiles, pues oscilaron entre 0,230 y 0,324.
El puntaje total de la escala de estilos de vida promotores de salud HPLP II se correlacionó con la dimensión del funcionamiento familiar mantenimiento y las metas estabilidad y control. En el caso de considerar el puntaje total del funcionamiento familiar, fue la dimensión actividad física de los estilos promotores de salud la que correlacionó positivamente. Es decir, que aquellos pacientes que realizan una mayor actividad física son los que perciben un mejor funcionamiento familiar (Figura 2).
Las dimensiones con mayor coeficiente de correlación fueron relaciones interpersonales y cambio (0,324), actividad física y estabilidad (0,322), actividad física y espiritualidad (0,319), relaciones interpersonales y control (0,318). Se puede decir que la dimensión “actividad física” de la escala HPLP II fue la que más se correlacionó con dimensiones y metas del instrumento de funcionamiento familiar; otras correlaciones de la actividad física fueron la coherencia, la individuación, el mantenimiento y el control.
La dimensión relaciones interpersonales de los estilos de vida promotores de salud (escala HPLP II) también se relacionó positivamente con el mantenimiento y la estabilidad del funcionamiento familiar. Del mismo modo se comportó la dimensión manejo del estrés (escala HPLP II) con la dimensión mantenimiento y las metas estabilidad y control del funcionamiento familiar.
Discusión
De acuerdo con las proyecciones de GLOBOCAN para el 2018, la incidencia de cáncer colorrectal en los hombres colombianos, fue de 4396 (TEE 7,7 x 100.000 hombres) y de 4744 en mujeres, (TEE 8,2 x 100.000 mujeres). El cáncer de colon y recto es el tercer tipo de cáncer más frecuente en los hombres del país y la segunda forma de cáncer más común entre las mujeres colombianas, después del cáncer de mama 31,32. Estos datos guardan similitud con los de los participantes en esta investigación, dado que la mayoría fueron mujeres y la edad promedio fue 61 años aproximadamente, así como sucede en el panorama nacional en donde los mayores de 65 años son los más afectados y a medida que aumenta la edad, aumenta la incidencia.
Discusión de la relación entre el funcionamiento familiar y los estilos de vida promotores de salud
Se acepta la hipótesis de trabajo que se planteó, de tal forma que se puede afirmar que el funcionamiento familiar se correlaciona con los estilos de vida saludable en las familias con pacientes con cáncer colorrectal. Este hallazgo es similar a lo encontrado en el estudio chino en el que se pretendió investigar los comportamientos saludables y la función familiar en sobrevivientes de un accidente cerebrovascular y evaluar las relaciones entre ellos, para lo cual usaron los cuestionarios HPLP II y FAD 33 y lograron concluir que a mejor funcionamiento familiar, mejor grado de conductas saludables.
Pender 34 expone que cuando las influencias situacionales como el trabajo y las influencias de individuos importantes o representativos para una persona ayudan a modelar y a adoptar sus conductas saludables, hay mayor probabilidad de que un individuo se sienta comprometido y las asuma. Igualmente, reconoce que las familias, las parejas y los cuidadores de salud influencian de forma importante el compromiso de adoptar o no estilos de vida saludable y esto sucede claramente dentro de las familias, dado que allí se encuentran las personas representativas y son modelo por seguir.
Los resultados de esta investigación en pacientes de cáncer colorrectal resultan diferentes a los hallazgos de un estudio ejecutado en mujeres usuarias de un centro de salud de una comunidad chilena, mediante el cual se pretendió conocer las variables del funcionamiento familiar resposables de la adopción de estilos de vida promotores de salud, usando los instrumentos “Cómo es su familia” y la escala HPLP II versión en español; las conclusiones apuntan a que aquellos factores de funcionamiento familiar y prevalencia de conducta promotora de salud, se relacionan significativamente en niveles “promedio”. No obstante, los autores consideran que los subfactores del instrumento que muestran correlación son los que no están relacionados propiamente con el funcionamiento familiar sino más bien con la capacidad de búsqueda de redes de apoyo que la familia presenta para resolver sus conflictos. Para estos investigadores, no se cumple a cabalidad lo propuesto por Pender, ya que es imperativo que las coductas promotoras de salud se cumplan en niveles elevados 35.
De acuerdo con un estudio publicado en Colombia, las personas que viven en familias disfuncionales desarrollan hábitos alimenticios indebidos 36; otro estudio realizado en México 37 señala que los adolescentes que conviven en familias extensas y con familiares o personas obesas tienen más riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad, mientras que vivir en familias biparentales es un factor protector frente a la obesidad.
Al analizar con mayor detalle las asociaciones entre ambas escalas, es la actividad física la dimensión de los estilos de vida saludable que más se asocia con las dimensiones y metas del funcionamiento familiar en los pacientes con cáncer colorrectal. Teóricamente, la relación entre actividad física (estilo de vida promotor de salud) 38 y la cohesión o coherencia (funcionamiento familiar) es evidente dado que según Friedemann 14 actividades como una caminata por el campo o practicar ejercicio favorece la reducción de la tensión entre los integrantes de la familia, al permitir dedicarse tiempo a sí mismos y a los otros y conectar los sentidos (cuerpo) con los aspectos psicológicos, esto establece afectividad entre los integrantes de la familia. Un estudio realizado en adolescentes 39, concluyó que la escasez de actividad física y tener conductas sedentarias se asocian con aspectos disfuncionales de las familias.
Existen evidencias de la relación entre la disminución de las tensiones psicológicas y los efectos de la actividad física 40. En un estudio japonés analizaron los efectos de un programa de ejercicios realizado por un grupo de adultos mayores de entre 60 y 87 años. Las participantes fueron distribuidos en un grupo de control y otro de intervención. Al inicio del programa no hubo diferencias significativas entre los participantes de los dos grupos ni en el puntaje de la escala ni en los biomarcadores salivares, sin embargo después de los seis meses de intervención, el grupo que participó en el programa de ejercicios mostró una disminución significativa en el puntaje de “fatiga” medido con la escala abreviada del perfil de estados de ánimo y el nivel de cortisol, mientras que en el grupo de control no se evidenciaron cambios con significancia estadística 41.
Otra dimensión de los estilos de vida saludable que correlacionó positivamente con el funcionamiento familiar fue la de relaciones interpersonales 38, que alude al uso de la comunicación como una forma de acercamiento y cercanía formal con las personas, mediante la expresión de pensamientos y sentimientos con mensajes verbales y no verbales. Se correlacionó con la dimensión cambio de funcionamiento familiar que reúne todas las acciones que conducen la toma de decisiones conscientes para aceptar o reemplazar valores y actitudes ya establecidos, de tal forma que se permite la adaptación a nuevas alternativas 14. Un estudio realizado con jóvenes estudiantes universitarios de tres ciudades de Colombia analizó la relación existente entre el apoyo social y el funcionamiento familiar con la salud sexual y reproductiva. Los resultados revelaron que la ausencia de redes de apoyo y la presencia de conflictos familiares son factor de riesgo para la salud reproductiva y sexual de los participantes, mientras que la comunicación familiar se constituye en un factor protector 42.
La tercera dimensión de los estilos de vida promotores de salud relacionada con el funcionamiento familiar fue el manejo del estrés y esta consiste en identificar y movilizar los recursos psicológicos y físicos existentes para controlar o disminuir la tensión emocional generada por las situaciones de la vida 38. El entorno familiar representa para el individuo un espacio socioeducativo de modelamiento y aprendizaje sobre cómo manejar situaciones de crisis durante su vida; por tanto, al ser integrante de una familia se evidencia una estrecha relación entre el afrontamiento individual y el afrontamiento familiar; esto sin desconocer que habrá momentos en que las decisiones deben ser netamente individuales y en ocasiones deben ser grupales 43. Se ha demostrado que el estrés psicosocial crónico tiene un papel en la inducción de la tumorogénesis y promover por ende el desarrollo de cáncer mediante las hormonas secretadas durante la activación del sistema neuroendocrino y del sistema nervioso simpático, durante la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal. Además, el estrés crónico causa cambios en la función inmunológica y la respuesta inflamatoria 44,45,46,47.
Las limitaciones de esta investigación se centran en que la interpretación de estos datos debe hacerse solo para este grupo de familias, no se deben generalizar a la población, debido al tamaño muestral y a ser una muestra de conveniencia. Además, se destaca que en esta investigación se valoraron las respuestas del paciente para describir lo que sucede en el funcionamiento familiar y en la práctica de estilos de vida saludable de sus familias, sería interesante y enriquecedor el poder abordar la opinión de otros integrantes familiares y poderlos correlacionar.
De otro lado, las fortalezas se centran en la existencia de pocas publicaciones sobre funcionamiento familiar y su relación con los estilos de vida en adultos con cáncer, con lo cual este trabajo aporta al conocimiento en esta temática. Se han utilizado dos escalas diseñadas desde la disciplina enfermera con fiabilidad y validez y que deberían utilizarse más en la práctica clínica para mejorar el cuidado a los pacientes de cáncer y sus familias. Los hallazgos de esta investigación se pueden llevar a la práctica ya que la familia es un medio para influenciar positivamente las creencias y los comportamientos relacionados con la salud, además de fortalecer la autonomía e involucrar a los integrantes en el cuidado del enfermo de cáncer colorrectal. Los profesionales de enfermería pueden diseñar planes de cuidado que promuevan la realización de actividad física y el manejo del estrés y las demás dimensiones propuestas por Pender, en pacientes con cáncer de colon y recto en fase de tratamiento y de recuperación, de acuerdo con la progresión del estado físico. Igualmente, los profesionales de enfermería que se desempeñan en el área ambulatoria pueden respaldar su práctica con la evaluación periódica del funcionamiento familiar y relacionarla con el progreso del tratamiento y los mecanismos para superar las dificultades que surgen; así mismo, estos resultados pueden ayudar a cualificar la participación de los enfermeros en las actividades de prevención de la enfermedad.
El funcionamiento familiar se debe valorar a la par con las condiciones clínicas y variables sociales al inicio de la atención, pues el padecimiento de esta enfermedad puede ocasionar cambios positivos o negativos. Esta evaluación debe permitir abordar integralmente los pacientes, asegurando la atención física bajo condiciones de apoyo familiar, la compañía permanente y la cualificación en la ejecución de cuidados al enfermo.
Conclusiones
Un mejor funcionamiento familiar de los pacientes con cáncer colorrectal se asocia positivamente con estilos de vida saludable. La dimensión que correlaciona positivamente con más dimensiones y metas del funcionamiento familiar ha sido la actividad física. La actividad física podría ser una herramienta eficaz para mejorar el funcionamiento familiar en los pacientes de cáncer colorrectal.