Un recorrido por la vida de Nieves López Pastor
María de las Nieves López Pastor nació el 8 de abril de 1901 en Cabra (Córdoba), en el seno de una familia acomodada de la burguesía rural, hecho que influyó en su formación y posterior dedicación como escritora y bibliotecaria. En un momento donde el analfabetismo era uno de los grandes flagelos del país, infundado en una pésima organización escolar que retrasaba el aprendizaje de la lectura hacia los ocho o nueve años (Salaün y Serrano 58), Nieves López pudo acceder tempranamente a la educación. Como subraya Marcos Jurado, entre 1907 y 1910 la autora estudió en el Colegio San José de Calasanz, institución regentada, entonces y todavía, por la orden de las Madres Escolapias; allí inició a mostrar evidentes inclinaciones literarias.
Continuó su formación en el Instituto Nacional de Secundaria Enseñanza Aguilar y Eslava, centro fundado en el siglo XVI y el cual es reconocido por las alumnas célebres que allí estudiaron. A este respecto, cabe destacar la investigación realizada por Antonio Suárez Cabello en su labor por recuperar la memoria de personalidades como Gregoria Moreno Molina o Pilar Díez Jiménez-Castellanos, así como el trabajo de Antonio Ramón Jiménez y Mariana Martos en la labor documental y manejo de fondos1.
López Pastor ingresa al Instituto en 1925, presentándose por libre acceso. Para esta fecha la autora había alcanzado la emancipación legal, una verdadera excepción si se tiene en cuenta que cuando esto ocurre, el 11 de enero de 1923, todavía era menor de edad y se encontraba bajo la custodia de su madre, ya viuda. Del mismo modo, estas circunstancias apuntan, aunque de forma conjetural, hacia la existencia de unas aspiraciones educacionales y creativas que ya se había fijado y que explicarían el posterior traslado de la autora a Madrid en 1926, luego de obtener su título de bachiller.
Nieves López Pastor: Madrid y el círculo sáfico
La etapa madrileña de Nieves López Pastor se conforma como uno de los grandes enigmas biográficos de la autora y, por ende, como uno de los elementos más interesantes de su vida. En 1925 se matriculó, como apunta su expediente, en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, a la que estuvo vinculada, al menos, hasta 1933, año en el que cierra expediente y se le concede el título.
Cabe suponer que la estancia de López Pastor en Madrid fue una experiencia determinante en la formación de su pensamiento y de su estilo artístico, aunque, sin duda, uno de los elementos más determinantes de este periodo fue el contacto con el hervidero cultural de la Residencia de Señoritas, centro que la acogió entre 1928 y 1929, y en el que convivió con personalidades de la talla de Delhy Tejero o Josefina Carabias. La Residencia de Señoritas proporcionaba entonces no solo un domicilio para sus inquilinas, sino que procuraba su formación integral. Así, se demostraba el compromiso de su directora, la pedagoga María de Maeztu, y de sus profesoras y colaboradoras, entre las que se encuentran intelectuales como Zenobia Camprubí, integrante del Comité de Becas con Estados Unidos ofrecidas por la Residencia.
Con todo, resulta llamativo que la estancia en la Residencia de Nieves López Pastor suele pasar como un dato curioso, sin mayor relevancia en los escasos estudios sobre su vida y obra, cuando, en realidad, debería interpretarse como un elemento de especial interés por sus particularidades biográficas. Estas no remiten únicamente a su formación, sino a una circunstancia concreta que ha venido ensombreciéndose y que entronca con la condición de Nieves López Pastor como una figura sexualmente disidente, hecho que pudiera completar o, al menos, acotar el espacio cultural en el que la autora se integró durante su estancia madrileña.
Como explica Moreno en su investigación en torno a lo que Carretón denominó "el círculo sáfico madrileño" (20), la reconstrucción de las redes sáficas de Madrid de principios del siglo XX pone el foco en "la rumorología, los discursos orales con familiares y amistades, y algunas pistas en epistolarios" (Moreno Lago 219), circunstancia extrapolable a la vida sentimental y a la condición sexual de sus propias integrantes. En este sentido, quizás puede considerarse una osadía por nuestra parte hablar de Nieves López Pastor como disidente sexual o, directamente, como lesbiana, dado que no se ha hallado ningún documento en el que la autora se exponga o refiera a sí misma en dichos términos; sin embargo, como expuso Adrienne Rich, la identidad lesbiana extrapola los límites de la genitalidad e incluso de la identidad consciente, e incide en los vínculos de sororidad y resistencia (43-44), lo cual plantea que lo queer traspasa la propia autoconciencia del individuo. Por otra parte, sería demasiado condescendiente presuponer que López Pastor vivió de manera involuntaria las particularidades de su condición sexual, y más si se recala en el hecho de que, al menos desde 1935, convivió y mantuvo una relación sentimental con Reposo de Urquía3.
Sobre los pormenores de esta relación, como puede imaginarse, son escasos los datos de primera mano. Esto no solo se debe a la falta de materiales y documentos sino también al contexto sociopolítico en que la relación se desarrolla, especialmente a partir del establecimiento de la dictadura franquista que impuso una serie de renuncias personales, particularmente complejas, en el caso de Nieves López Pastor. Hasta esa fecha, la situación de las mujeres lesbianas españolas oscilaba en torno al absoluto ocultamiento, la condena médica o la sexualización cultural, por un lado, siendo estos dos últimos resultados de la hipervigilancia científica y, por otro, de la comercialización del lesbianismo en los dispositivos culturales, particularmente en las colecciones de novela erótica (Sánchez Álvarez-Insúa 54). No obstante, como indica Foucault en Historia de la Sexualidad, fue esta atención excesiva la que permitió a las mujeres y a los hombres homosexuales, y disidentes en general, identificarse como un grupo social específico y, por ende, conformar una contracultura concreta (123).
En esta línea, el círculo sáfico madrileño debería entenderse como un espacio de resistencia lesbiana, el cual estaba formado por miembros de la Residencia de Señoritas y del Lyceum Club Femenino, primera organización cultural creada en 1926 por y para mujeres; Charo Alises explica que el círculo, también llamado el "club innombrable" (Mangini 203), fue un lugar de encuentro para mujeres organizado por la escenógrafa Victorina Durán (párr. 7). La vinculación de López Pastor con este círculo se justifica por la relación que la autora mantuvo con la poeta Gabriela Mistral, personaje determinante en la fijación y organización del grupo; como señala Carretón, parece ser que el lugar de reunión era la propia casa de la premio nobel, quien se integró y promovió desde el principio encuentros entre sus miembros. Muestra de este vínculo se refleja en una de las cartas que envía Gabriela Mistral a Victoria Kent y a Nieves de Hoyos y Sancho el 4 de noviembre de 1935 en la que expone:
Si quieren ayudarme a la cura "interna", y a la limpia recóndita, venir a verme [...]. En verano vendrán Nieves y Reposo; Victoria antes, yo lo espero. Acompañarme es el verdadero bien; lo demás, es el cerco de las fieras, y hay que esperar que después de comer se sosieguen, entren en su sueño...Si este conflicto imbécil había de significar para mí la pérdida de ustedes, tomaría para mí un semblante un poco sobrenatural de seriedad definitiva (Mistral 210).
Esta carta no solo deja entrever la existencia de un grupo específico y no nombrado, oculto bajo el "ustedes", sino que también evidencia la vinculación entre Reposo de Urquía, Nieves López Pastor, Gabriela Mistral y Victoria Kent. Lejos de resultar baladí, la información que contiene la carta posiciona a la pareja Nieves-Reposo en un espacio cultural concreto, atravesado por la existencia del círculo sáfico, que las asocia con parte de los miembros más destacados del arte y la política de su tiempo, confirma su relación y recoloca en el sistema cultural salvando la escasez de documentación directa. En este sentido, cabe subrayar la labor de Santiago López, quien ha empleado estos testimonios epistolares para trazar posibles relaciones sexo-afectivas desarrolladas al calor de la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club, aportando interesantes conclusiones al respecto.
Del mismo modo, como refuerzo de la participación de López Pastor en esos espacios culturales, quedan los poemas que la autora dedicó a la propia Gabriela Mistral o a Alfonso Hernández Catá, célebre por su novela homoerótica El ángel de Sodoma4. En este sentido, también se destaca el retrato escultórico que por estas fechas realizaría Juan Luis Vassallo, imaginero y escultor, y que fue expuesto en El Salón del Heraldo en 1932 en la primera muestra del grupo autodenominado "Artistas de acción" (Francés 7).
Retomando las circunstancias relativas a la vida académica y laboral de Nieves López Pastor, una vez posicionada en esa esfera cultural descrita, la artista concluye sus estudios de licenciatura en Derecho en 1933. No hemos encontrado documentos ni testimonios en los que se explicite si la artista en algún momento llegó a ejercer como abogada; en cambio, como expone Marcos, existen documentos que atestiguan que, al menos durante trece años, ejerció como linotipista ("Reivindicación", párr. 16). A este respecto, cobra especial importancia el artículo publicado por López Pastor en El Heraldo el 3 de agosto de 1932, titulado "El porvenir de los licenciados universitarios", ya que en él la autora desvela los siguientes datos:
Para ejercer un oficio cualquiera se exige también una preparación o aprendizaje, y es claro que lo natural es que en cualquier oficio sobresalgan los que lo llevaron a efecto y no los que se improvisan obreros, faltos de la pericia y de la resistencia física que ese aprendizaje da. Sobre no ser un camino sin obstáculos ni contrariedades el obrerismo, cosa de la que yo hablo por experiencia propia, pues me cabe la honra de ganarme la vida como obrera linotipista mientras sigo mis estudios universitarios (7).
En clave progresista, dado el uso evidente de una terminología socialista, López Pastor confirma que para 1932 ya estaba ejerciendo como linotipista, lo cual explica el por qué nunca ejerció como abogada. No obstante, Marcos propone que quizás la autora concursó en alguna oposición estatal, sobre todo a raíz de la obtención del título oficial de taquígrafa en la Escuela Central de Madrid en estos años ("Etapa en Madrid" 45). En cualquier caso, por documentos oficiales se conoce que en 1936 López Pastor formaba parte del Cuerpo de Auxiliares de Servicios Técnicos de la Armada (C. A. S. T. A), allí trabajaba como operaria para la Imprenta del Ministerio de Marina en Madrid, en el momento que estalla la Guerra Civil.
La Guerra Civil supuso un duro golpe, quizás definitivo, a las aspiraciones laborales y artísticas de Nieves López Pastor. Como simpatizante de la República fue condenada por el gobierno franquista a pena de cárcel tras realizársele un Consejo de Guerra el 17 de mayo de 1940; fue acusada por su vinculación con la resistencia, según consta en la sentencia conservada en el Centro Documental de la Memoria Histórica. Como se especifica en el documento, López Pastor colaboró durante el conflicto armado con la revista Avante, Semanario del Hogar Marino, donde publicó varios poemas, como "De la paz de los campos" o textos de opinión como "Vulgaridades"; también, en septiembre de 1937 expresa metafóricamente el valor de la cooperación y la hermandad desde una mirada antibelicista. Del mismo modo, sin perder de vista sus ideales pacifistas, ayudó a personas necesitadas, lo que da cuenta de que la artista promulgó la paz y, asimismo, se confirma que López Pastor no participó activamente en el conflicto armado. Sin embargo, fue condenada a prisión preventiva en la Cárcel de Ventas desde el mismo día del Consejo de Guerra hasta el 12 de julio de 1940, fecha en la que se firma la sentencia y se le condena a "seis meses y un día de prisión menor con la accesoria legal de deposición de empleo, sirviéndole de abono la totalidad de la prisión preventiva sufrida".
La experiencia de la Guerra Civil obligó a la artista a abandonar su puesto de trabajo, de manera que López Pastor fue dada de baja el 19 de octubre de 1940, como se registra en el Diario oficial del Ministerio de Marina. A partir de este momento, de nuevo, hay un vacío biográfico. No se conoce cómo Nieves y Reposo de Urquía se mantienen todos estos años, aunque gracias a una carta que López Pastor envía a Gabriela Mistral podemos confirmar que ambas viven en Madrid hasta el 28 de septiembre de 1946:
De nuestra vida en tan largo tiempo habría tanto que contar que no cabe en una carta. Ahora me gano la vida dando clases particulares. No abandono tampoco mis aficiones literarias y sueño con publicar en esa querida América algunas cosas mías y hasta que usted las patrocine con un prólogo, pero ¿cómo hacerlas llegar a sus manos exclusiva y confidencialmente íntegras, para saber si usted las encuentra aceptables? (No entiendo lo que pone) lo que más deseo es tener una carta de usted, una carta de esas para nosotras tus queridas [...]. De toda usted queremos saber Reposo y yo que la abrazamos5.
Por el documento se advierte que Nieves López y Gabriela Mistral mantuvieron una relación epistolar durante largo tiempo, aunque, lo curioso de esta carta no es ese dato, sino la confirmación de que López Pastor pretendía iniciar una carrera literaria. Además, a título personal, se incide de nuevo en la relación con Reposo de Urquía y en su precaria situación laboral, siendo fundamental este último aspecto en relación con el cambio radical que sufría la vida de Nieves López Pastor ese mismo año, pues se trasladará a Villanueva del Arzobispo (Jaén) como bibliotecaria del Archivo Municipal.
Nieves López Pastor: la diáspora en Villanueva del Arzobispo (Jaén)
Resulta curioso que López Pastor, en la anterior carta a Mistral, no menciona su traslado a Villanueva teniendo en cuenta que era una circunstancia inminente, puesto que como recoge Manuel López Fernández en su Historia de la vida escolar en Villanueva del Arzobispo comienza a prestar sus servicios el 1 de octubre de 1946. En cualquier caso, López Pastor aparece en Villanueva en 1946 para ocuparse de la biblioteca y el archivo municipal. Luego, logra un puesto como profesora en el Colegio Municipal "Nuestra Señora de la Fuensanta", donde impartió clases de literatura, filosofía y arte.
La labor de López Pastor por la dignificación cultural del pueblo y su lucha por mejorar el carácter social fueron notables. En "Nieves López Pastor, etapa villanovense" (1946-1973), Marcos señala que la artista formó parte de la comisión que logró la municipalización del Colegio y que, junto a Reposo, reorganizó y amplió los fondos de la Biblioteca Municipal (42). Por otro lado, la autora consiguió labrarse una modesta carrera literaria. En este sentido, cabe subrayar su participación en 1948 en el homenaje a Juan Soca y la escritura de la obra inédita Aportación a una posible historia de Villanueva del Arzobispo (1954), texto al que hemos accedido gracias a la inestimable ayuda de Manuel López Fernández6, o su triunfo como ganadora del premio "Juan Valera" en Cabra en 1955. Además, como indica Marcos, tan solo un año después de este reconocimiento concluirá sus estudios de Filosofía y Letras, también en la Universidad Central. Se especializó en Historia con un trabajo final de licenciatura titulado "La mujer en la obra de Séneca".
A pesar de la evidente actividad creativa de Nieves López Pastor, rastreable en sus innumerables publicaciones en periódicos y revistas locales, especialmente en La Opinión de Cabra y El egabrense, la autora nunca llegó a publicar una obra completa. Únicamente participó en una compilación de poemas de varios autores, entre los que destacaría Juan Soca, titulada Ala al viento, que vio la luz en 1965.
Nieves López Pastor desarrolló una incesante labor docente durante sus años en Villanueva del Arzobispo, siendo recordada en el pueblo como una figura determinante por su labor de alfabetización y su particular interés en la formación artística y literaria de sus alumnos, así como por la dignificación de la cultura local. En 1973, año en el que se jubiló, fue homenajeada por toda esta labor y por su trabajo. Cinco años después falleció en Úbeda, ciudad a la que se retiró junto a Reposo de Urquía; en este lugar dio fin a una vida repleta de vicisitudes, pero siempre atravesada por la literatura y el arte.
La obra de Nieves López Pastor: una lectura disidente y conectada a la vida de la autora
Antes de realizar el siguiente análisis literario, se debe tener en cuenta en qué contexto se va a situar la vida de Nieves López Pastor con respecto a la exégesis de los poemas. Como se sabe, la crítica deconstructivista de la segunda mitad del siglo XX cuestionó la idea de autor y las interpretaciones biográficas de obras literarias. Así, en «La muerte del autor», recogida en El susurro del lenguaje, más allá de la palabra y la escritura, Barthes concibe el texto como un tejido de citas procedentes de distintos focos culturales y no fruto del vertido de la interioridad de un autor determinado (Barthes 69). Sin embargo, este desmoronamiento teórico del autor sucedía a la par que teóricas feministas como Elaine Showalter propugnaban una crítica literaria que estudiara la creatividad de las mujeres desde un marco teórico propio (81), lo que chocaba frontalmente con tales preceptos deconstructivistas, que a su vez permitían estudiar cómo la noción de autor puede verse atravesada diametralmente por el género (Pérez Fontdevila y Torras Francés 12) o la sexualidad.
En torno a la tensión creada entre ambos marcos teóricos, la crítica contemporánea aportó nuevos enfoques7 que retornan a la idea del autor a través del feminismo. De este modo, Gabriela García Hubard parte de las ideas de Catherine Malabou, filósofa que, heredera del pensamiento deconstructivo, cambia del paradigma de la textualidad al de la "plasticidad". Este concepto plantea que, tras la deconstrucción de lo femenino, queda un "resto" -siguiendo la terminología derridiana- imborrable de la mujer, que designaría un sujeto sobreexpuesto a ciertas opresiones, pero cuya esencia -reservándonos de excesos esencialistas- residiría en su mutabilidad, es decir, su plasticidad (García Hubard 277-280). Así, la figura de la autora puede entenderse como aquella que se hace oír a través del reconocimiento de su materialidad y experiencia, sobre la que se ejercen dichas opresiones (283). Así, el análisis se servirá de un marco teórico doble: por un lado, basado en teorías modernas acerca de las sexualidades disidentes y experiencias homosexuales, a causa de la condición de mujer y probablemente lesbiana de Nieves López Pastor; por otro, basado en la ecocrítica y el ecofeminismo, a causa de su procedencia rural y su preocupación por la educación y las condiciones de vida en aquellos territorios periféricos no pertenecientes a núcleos urbanos grandes, como su natal Cabra o Villanueva del Arzobispo. De este modo, estos marcos teóricos nos permiten actualizar el significado de la obra de Nieves López Pastor, así, sus poemas de amor adquieren una nueva dimensión; mientras que sus obras dedicadas a la ruralidad y a las tradiciones locales toman unas nuevas implicaciones que muestran una preocupación ecológica y social. Sin embargo, estas líneas de lectura van más allá de lo explicitado en vida por Nieves López Pastor o sus contemporáneos sobre ella misma, por lo que no se puede dejar atrás el desmoronamiento de la concepción monolítica del autor y las posibilidades de lectura que esta ofrece.
Dos poemas amorosos de Nieves López Pastor
"¡Amor!"
Si no fuera por esta envoltura temerosa
en que tenemos enfundada el alma
-botón desbordante de una rosa
entre las mallas de una araña-,
nada en la vida fuera prosa,
todo bañado en la luz clara
del alma, tierna y vigorosa,
como en lustral puente de gracia,
fuera un milagro de panales
a renovar cada mañana,
fuera una risa de inocentes,
fuera una brisa en la cañada,
un retozar del viento nuevo
en las espumas de las aguas,
sin esta angustia temerosa
de disolvernos en la nada.
Cuando nos llamen y sintamos
que se rompieron esas mallas
-hilos de arañas misteriosas-,
que el cuerpo juntan con el alma,
que hemos dejado nuestros ojos,
que hemos perdido nuestras caras,
que se han quedado nuestros huesos
como una espiga desgranada.
¡Ay, del que entonces no haya hecho
una faz viva de su alma!
¡Podrá perderse entre las sombras
como una niebla evaporada!
Madrid, 4-01-1934.
"Amor"
Un amor tuve yo, un amor inmenso
que cogía hasta las raíces de mi vida.
¡Nadie lo vio: ni el que tenerlo pudo
como dulce corona de su vida!
Me lo volvió en un dolor tan grande
que cogía hasta las raíces de mi vida;
y él, que ansiaba de amor, por amoríos
no lo miró a lo largo de su vida.
Pero el amor en mí se hizo más fuerte,
me cogió hasta las raíces de mi vida
amor de Humanidad. Él va buscando
amores por la ruta de su vida.
Yo ya no he de morir, amor soy toda
¡amor hasta las raíces de mi vida!
Supremo amor a todo. Y él aún busca
amores por la ruta de su vida.
Madrid, 24-07-1938.
Ambos poemas fueron escritos durante su etapa madrileña. Como se ha explicado anteriormente, durante este periodo la autora formó parte de círculos sáficos como Lyceum Club y otros espacios intelectuales. El primero de los poemas comienza haciendo alusión a la clásica distinción trascendental cuerpo-alma, desdeñando la parte sensible y deseando tan solo ser la espiritual, descrita a través de elementos que evocan la pureza. Un punto central del poema se encuentra en los versos quince y dieciséis, en los que, tras las mencionadas comparaciones, señala la "angustia" que le produce la vida corporal y el vacío que supone. Otra clave de lectura en los últimos versos en los que, tras describir la separación final del cuerpo del alma, se lamenta por aquel cuya vida terrena no haya sido un espejo de su yo espiritual.
Tras la lectura del poema, se aprecia una diferencia entre su contenido y su título que supone un espacio de indeterminación que el lector debe rellenar con su interpretación (Iser 106-107). Por consiguiente, como expone Sedgwick, los textos tienen una serie de aspectos transformativos a partir de sus relaciones con el lector, que crean espacios de ruptura y surgimiento de nuevas definiciones según receptores concretos (13). De este modo, se pueden proponer diversas lecturas según posicionamientos y distintos marcos teóricos. Así, algunos lectores pueden atribuir el anhelo de trascendencia a causa de un amor puramente espiritual e incorpóreo, o bien podría tratarse de un amor que se ve frenado por las circunstancias corporales de los amantes.
Centrándonos en la segunda de las líneas de lectura, el poema se puede interpretar a través de la idea del amor imposible. Partiendo de este concepto, los anhelos de evasión del alma pueden dar a entender que el cuerpo es un impedimento para la satisfacción amorosa del espíritu. Teniendo en cuenta la relación que mantuvo Nieves López Pastor con Reposo de Urquía y los círculos que frecuentó en Madrid, no es difícil atribuir este impedimento corporal al género de su objeto amado inalcanzable, es decir, una mujer. Según esta lectura del poema, el género de la amada es un impedimento despreciable para el alma, que anhela desasirse de esta prisión que le impone un género y, por tanto, una sexualidad determinada. Por consiguiente, si los sentimientos del alma no se corresponden con los dictámenes impuestos por las normas reguladoras al cuerpo, se podría interpretar que Nieves López Pastor está rechazando el funcionamiento de la performatividad del género, por el que la existencia interior de una sustancia de género y sexualidad es evocada a través de los signos desprendidos de la exterioridad corporal (Butler 265-266). Este rechazo a la regulación del cuerpo produce en la poeta un lamento sobre sí misma a causa del dolor que padece por no corresponder sus sentimientos del alma a las normas que le impone su exterioridad, haciendo referencia los últimos cuatro versos del poema a sí misma. De esta manera, este final del poema supondría un lamento velado por vivir sus sentimientos en secreto, es decir, estar en el armario.
En la introducción de Epistemology of the closet, Sedgwick define el armario como un comportamiento iniciado por el acto discursivo de un silencio prolongado que adquiere diversas particularidades según los discursos (14). Además, este silencio se aposenta sobre las relaciones entre lo conocido y lo desconocido, lo explícito y lo implícito (13). Estas particularidades que contornan al silencio del armario ponen de manifiesto las ideas de Foucault (Historia de La Sexualidad, I: La Voluntad de Saber) acerca de la realización de una división binaria entre lo que se dice y lo que se calla, proponiendo que sería más adecuado determinar cómo son las diferentes maneras de callar o hablar, posibles según qué individuos y por qué (37). En el caso de la (homo)sexualidad, el silencio viene otorgado por las normas de intimidación y regulación surgidas a finales del siglo XIX, y el consiguiente interés público acerca de estas revelaciones (Foucault). Este interés recae en que la salida a la luz de tal clase de secretos provoca la disolución de las fronteras entre lo privado y lo público, y trastoca el carácter inquebrantable del primer elemento (Sedgwick 91-92). Luego, cabe preguntarse de qué manera se constituye el determinado silencio de Nieves López Pastor acerca de su sexualidad. Según nuestra lectura, el silencio se construye a través de una alusión muy velada a la imposibilidad de vivir en consonancia con los sentimientos de su alma a causa de las circunstancias corporales que la rodean a ella y a su objeto amado -es decir, la homosexualidad-, mostrando su desamor como un problema ligado a una cuestión trascendental.
En el segundo de los poemas, se perfila un dolor intenso, causado por un amor que su objeto amado "no miró a lo largo de su vida". Con respecto a este poema, Marcos Jurado señala que existen fuentes que apuntan a que Nieves López Pastor evitó las relaciones amorosas en beneficio de la causa de un desamor al que quizá se aluda en estos versos ("Escritora y docente" 43). Sin embargo, siguiendo la perspectiva anterior, este amor se correspondería con una pasión lésbica relegada al silencio y a la inexistencia.
Así, se puede explicar cómo el poema gira no solo en torno al dolor por la no correspondencia, sino en el férreo silencio que guarda sobre sus sentimientos, representado en el contraste que conforman los versos: "¡Nadie lo vio: ni el que tenerlo pudo / como dulce corona de su vida". En este sentido, se contrapone el desconocimiento de su amor por parte de su amada frente a la metáfora de lo que podría constituir en caso de ser correspondido.
De este modo, volviendo al marco teórico acerca del armario, en este segundo poema cabe preguntarse cuál es la determinada manera de guardar silencio de Nieves López Pastor. Por consiguiente, si se está haciendo una lectura en torno a su lesbianismo romántico, se debe poner el foco en el uso del pronombre "él" para referirse a la amada. Si se tiene en cuenta que el discurso poético no deja de ser un acto comunicativo que debe tener como base un conocimiento compartido entre el emisor y el receptor, deben tenerse presentes las normas tácitas que posibilitan la comunicación. Según Sedgwick, el interlocutor es quien tiene una comprensión menos informada sobre las prácticas interpretativas sobre quien define los términos de dicho intercambio, es decir, quien sabe menos (15). De este modo, Nieves López Pastor adapta su discurso para el que desconoce las circunstancias de su amor -preservando así su secreto- y cumpliendo con la presunción de heterosexualidad. Además, el uso del pronombre "él" se puede justificar a través de la dificultad que experimentan las personas disidentes a la hora de controlar la información que pueda circular sobre su orientación (Sedgwick 106), por eso, es fácil pensar que la autora se viera obligada a dirigir sus versos hacia un objeto masculino. Así, Nieves López Pastor evita romper con el "sistema de sexo/género", entendido como el principal pilar social que rige la actividad humana (Rubin 55); cumpliendo por tanto con la heterosexualidad obligatoria y la coherencia heterosexual (Butler 96) y esquivando el consiguiente escándalo que provocaría la salida de su disidencia al ámbito público.
Dos poemas ecocríticos de Nieves López Pastor
Luego de analizar dos poemas de su etapa madrileña se propone un esbozo de la producción en prensa durante su vida en Villanueva del Arzobispo. En su mayoría, estos escritos giran en torno a Cabra, sus costumbres y al campo que la rodea. Así, algunos ecocríticos hacen referencia a la construcción identitaria desde la importancia del medio natural y del entorno, propiciado especialmente por las experiencias de desarraigo y alienación (Flys, Marrero y Barella "Ecocríticas" 16). De este modo, en el caso de López Pastor -a pesar de escribir desde Villanueva del Arzobispo y de las escasas visitas a su pueblo natal-, tales experiencias se relacionan con los periodos que vivió fuera de Cabra, ciudad que siempre añoró y cuyas tierras son fuente de inspiración.
Sin embargo, algunos de sus poemas que toman el campo y el paisaje como eje principal muestran las complejas relaciones entre la naturaleza y la cultura. Esto hace que nos sirvamos de la ecocrítica para realizar una lectura de su obra, ya que esta disciplina se centra en estudiar las relaciones entre lo natural y lo humano, y cómo se ven atravesadas por otras categorías como el género (Flys, Marrero y Barella "Ecocríticas" 17-18). Desde este prisma, en el poema "Esperanza-Continuidad" se analiza la relación de la naturaleza y la cultura.
"Esperanza-Continuidad"
Llegó un tropel de reses.
La hierba humilde se dobló a su paso.
Bajo las fieras patas presurosas,
Las tiernas florecillas se troncharon;
pero se levantó, tal vez alguna,
si maltratada, erguida aún en su tallo,
y, de las rotas, los maduros polen
en otras florecillas germinaron.
La furia es vana y el Amor eterno.
Las fuertes reses, en tropel, pasaron.
Y asombrada hallará la primavera
con más flores fecundo al tierno prado (4).
En este poema la autora reflexiona sobre el paso de una manada de reses que troncha hierbas y flores de un prado. A pesar de este transitar destructivo, la vida se abre paso a través del polen de las plantas destruidas que germinará en nuevos brotes en primavera. Con esta descripción la poeta quiere transmitir la fuerza superior del ciclo de la vida frente a la destrucción, quedando plasmados en el verso noveno: "la Furia es vana y el Amor eterno".
Desde una lectura ecocrítica, el teórico William Howarth propone que uno de los efectos de las producciones culturales sobre la naturaleza puede ser la toma de conciencia política acerca del medioambiente, especificando casos similares en los que se trata de una exaltación de la belleza del medio o del paisaje (citado en Flys, Marrero y Barella "Literatura" 89). Además de la excepcionalidad de la escena y del paisaje, el poema habla de un ciclo influenciado por la presencia humana. Desde este punto, el "tropel de reses" hace referencia a un rebaño ganadero y, por tanto, dirigido por la mano del hombre. Así, desde la perspectiva ecocrítica, la relación entre lo humano y lo natural no-humano es a través de la destrucción que hace el hombre a lo natural. Sin embargo, las miras sobre la naturaleza pueden ampliarse, englobando, tanto la naturaleza humana -el tropel de reses- como la no humana.
Sense of place es un concepto acuñado por la ecocrítica, el cual enfatiza en los aspectos físicos y biológicos de un lugar, pero también históricos y sociales -los últimos pueden estar cargados de emotividad-, (Flys, Marrero y Barella 20). Por lo tanto, este poema se podría insertar en este concepto, ya que la mirada de López Pastor no introduce directamente la mano humana como agente externo al medio natural, sino que forma parte de él y de su belleza de manera simbiótica.
Por otra parte, la crítica literaria ecofeminista estudia las relaciones entre el medioambiente y el ser humano, donde asume que el sistema de explotación del medio natural es análogo a la opresión que sufren las mujeres (Carretero 178). Esta idea se acuña en la obra de Françoise d'Eubonne a partir de textos como Le féminisme ou la mort (1974), en el que se expone cómo las mujeres han sido relegadas al estatus de minoría y su potencial reproductor dominado por los hombres, recibiendo un tratamiento análogo a la naturaleza. Así, d' Eubonne propone que las mujeres deben actuar para salvar a la tierra y a sí mismas (citada en T. Gates 169-170). Además, según d' Eubonne, este control se basa en el descubrimiento de los hombres de la habilidad de plantar la semilla, tanto en la tierra como en la mujer (citada en Carretero 179). Sin embargo, en el ciclo vital que propone López Pastor, la fuerza del paso humano por el prado no se contempla como una mano artificial que domine y controle los procesos biológicos del campo, sino como parte de su naturaleza. De esta forma, se puede encontrar el paralelismo con el pensamiento de activistas ecofeministas como Starhawk, quien propone que desde el momento en que los humanos toman conciencia del planeta y de la naturaleza, como un ente vivo, se ven llamados a preservar su vida, alterando las dinámicas de poder y de dominación (citada en Carretero181). Además, estas líneas de pensamiento ecofeminista enlazan con ideas de espiritualidad neopaganista en las que lo divino es entendido como la fuerza inmanente que aúna a los humanos con los demás seres vivos en ciclos de nacimiento, crecimiento, muerte y renacimiento (Radford 95).
Retomando la idea de lo divino, el interés de Nieves López Pastor no radica exclusivamente en los elementos estrictamente naturales, sino también en los físicos, sociales y culturales que contornan el espacio y que constituyen el citado sense of place. Ejemplo de ello es el siguiente poema, en el que la exaltación de la Sierra de Cabra gira en torno a la Virgen de la Sierra, patrona de la localidad que allí reside.
"A la Virgen de la Sierra"
A la Sierra voy,
voy a la sierra
por romero, tomillo,
mastranzo y menta.
Es la Sierra de Cabra
la más hermosa,
por las tardes se pone
color de rosa.
Cerca del cielo,
en su casita blanca,
nuestro consuelo.
Mires de donde mires,
blanca azucena,
resplandece la Ermita
sobre la Sierra.
Blanca Paloma,
que arrulla nuestros sueños
desde la loma.
Cabra tiene un escudo
para sus males:
¡El nido de su Virgen
en los jarales!,
y tanto brilla
del amor de los ojos
con que la miran.
A la Sierra voy,
voy a la sierra
por romero, tomillo,
mastranzo y menta (4).
De todos los elementos esbozados en el poema, la ermita de la Virgen, también llamada el "nido" es el que más se destaca, ya que se identifica a la imagen religiosa con un elemento más de la naturaleza, como "Blanca Paloma". De este modo, la veneración a la Virgen se inserta en una identificación de la divinidad femenina con lo natural. Si bien es cierto que esta devoción se encuadra dentro del catolicismo, estas identificaciones enlazan con opiniones de críticas ecofeministas que defienden la restitución de esta imaginería para desplazar el poder del monoteísmo androcéntrico -aunque otras corrientes consideran que estas atribuciones contribuyen a perpetuar la opresión de las mujeres- (Carretero 180).
En el caso de este poema, no se puede considerar que la identificación de la Virgen con los parajes egabrenses sea dentro de una reivindicación de lo femenino o feminista. Sin embargo, según expone Radford en "Ecofeminist Thea/ologies and Ethics", (91-129), el ecofeminismo clama por una reconversión de la hegemonía de los hombres y de las élites en dirección a un igualitarismo en el que se reconozca la humanidad de cada individuo (Radford 94). ¿Cómo se posiciona el poema frente a esta reivindicación? Algunas miradas del ecofeminismo latino americano se han preguntado acerca de cómo deconstruir el patriarcado católico sin romper con ciertos cultos, de esta forma, cuestionan los símbolos monoteístas masculinos a través de la búsqueda de nuevas simbologías femeninas a través de las que invocan a Dios (Radford 111). En este sentido, el poema de Nieves López Pastor clama a la divinidad a través de lo natural y su reflejo en la imagen de la Virgen, invocada como protectora del pueblo, en estos versos se propone un desplazamiento de la masculinidad de la divinidad. Sin embargo, a pesar de este cambio, las jerarquías de dominación con respecto a la divinidad no se invierten en beneficio de un modelo igualitario ni de un entendimiento ecofeminista de la persona humana, que comienza en una red de relaciones igualitarias con otros individuos y la divinidad (Radford, 112-113). De hecho, la inferioridad de los seres humanos frente a lo divino se observa en otros poemas dedicados a la Virgen, como "Ofrenda", en el que la veneración a la imagen religiosa se realiza desde un ofrecimiento de hierbas silvestres.
En suma, el acercamiento ecocrítico y ecofeminista de estos poemas proponen una imagen de Nieves López Pastor arraigada en el paisaje y el medioambiente egabrense. Este aprecio por el espacio natural no radica en una contemplación de la naturaleza no-humana del lugar, sino que surge del entendimiento del paisaje como una simbiosis entre la mano del hombre y la naturaleza. Esta relación se cristaliza en la veneración a la Virgen de la Sierra, que, si bien cambia el paradigma de concepción de la divinidad, no altera las jerarquías patriarcales en las que esta se sostiene. De este modo, encontramos cómo la postura de López Pastor se encuentra a medio camino entre una visión innovadora de divinidad, igualitaria, vinculada con la naturaleza y desplazada de los esquemas androcéntricos, pero arraigada a esquemas jerárquicos entroncados en el patriarcado. Con ello, no debemos pensar que la visión de Nieves López Pastor sea crítica con la religión o su sistema jerárquico, sino que es una muestra de cómo ciertos cultos o creencias pueden ser contemplados desde distintas perspectivas, trastocando sus implicaciones originales.
A modo de conclusión: Nieves López Pastor, egabrense y sembradora
Este recorrido por la vida y la obra de Nieves López Pastor muestra una figura que se construye en torno a una tensión entre el cosmopolitismo y la apertura al mundo, y el arraigo en el campo natal, siendo aunados por una particular visión intelectual, crítica y preocupada por la igualdad social y el humanismo. Esta mirada se puede encontrar plasmada en el artículo "¿Será Posible?", en el que la autora se lamenta de la supresión de la red ferroviaria hasta la ciudad de Cabra, de la interrupción de este servicio y el fin, por tanto, de esta emoción del regreso ferroviario, que conllevará a una pérdida y una alteración del paisaje natural:
No tenemos derecho a que se nos conserve el paisaje...? Ya sabemos que todo es mudable, que "nuestras vidas son los ríos...", pero también sabemos que los ríos no corren hacia arriba... y si esa lección nos da Naturaleza ¿estará dentro de ella el retrogradar, en vez de avanzar? ("¿Será posible?").
Estas líneas ponen de manifiesto el pensamiento de la autora, en el que prima la conservación de la belleza del paisaje y los sentimientos frente a los mecanismos capitalistas de explotación y rentabilidad en beneficio de las manos privadas:
Yo, gracias a Dios, no soy "mujer de negocios". No entiendo de esas sutilezas ni distingos, más o menos ficticios, de lo rentable. [...] ¿Será posible que en pleno siglo XX se suprima un medio nacional de comunicación, aunque se sustituya, por iniciativa privada, o por concesión de líneas, con más o menos monopolio? ¿Por qué esa sustitución sí sería rentable [sic]? A mí me tiemblan mis raíces egabrenses, de niñez y juventud, pensando en las subidas a la Estación [...] a esa modesta Estación de pueblo, con toda la ilusión del mundo lejano en los trenes que vienen y van. Esa llegada a Cabra, en panorama incomparable ¿será posible que la perdamos para siempre, (en nombre de no sé qué confusos intereses), en una región agraria, industrial y ubérrima? ("¿Será posible?", 4).
De esta manera, vemos cómo la autora niega los ideales capitalistas de rentabilidad y privatización, por tanto, rechaza ideas de dominación que, según la crítica ecofeminista, proceden de una mirada androcéntrica de la que también derivan el clasismo, el racismo, colonialismo y la opresión de las mujeres (Carretero 181). La negación de este culto al capital se ve reforzada en el artículo gracias a la presencia de la semilla, símbolo clave del pensamiento altruista Nieves López Pastor: "He entregado mi vida a la tarea de aprender y enseñar para que la semilla se vuelva sementera en bien de todos. Echo la semilla en predio ajeno, por humilde que sea, sabiendo, que, personalmente, no he de cosechar los panes" ("¿Será posible?", 4).
Así, esta semilla aúna la actitud ante la existencia de esta escritora, quien, viviendo una vida de silencio y de amor oculto, centró su escritura en su ciudad natal y en reivindicar sus parajes y hreclamar su conservación. Esta labor como autora es paralela y compañera de su deseo de sembrar, centro de su vida y fruto de su vocación docente, que le hizo llevar la intelectualidad aprendida en el centro, Madrid, a los lugares más recónditos de la periferia y donde era más necesitada, Villanueva del Arzobispo.