La vuelta de Mosconi
El 4 de junio de 2012, el gobernador de la provincia del Chubut, Martín Buzzi, promovió la restitución del busto del General Enrique Mosconi al edificio de la Administración de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) de Comodoro Rivadavia, en el marco del denominado «acto de desagravio» de su figura. Ante una gran concurrencia de ypefianos, según la prensa, el presidente del Centro de Jubilados de YPF, Miguel Scarulli, aseguró en su discurso: «los pioneros de esta empresa petrolera esperamos la nacionalización total». El vocero de los jubilados además recordó las palabras de Mosconi, al señalar: «entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera». Esta es una de las tantas referencias al «General petrolero» expuestas recientemente, que se suma a las vertidas en la década del 90 como una forma simbólica de resistir el embate de la privatización de YPF, o a las realizadas últimamente por el kirchnerismo con motivo de su renacionalización.1 El reciente rescate histórico de Mosconi ha sido determinante para aquellos sectores que, enrolados en el nacionalismo petrolero, han explicitado un uso público de la historia.2 En este sentido, han construido una «historia heroica», que, «encarnada en las figuras de Yrigoyen, Mosconi, Perón, Frondizi y (recientemente incorporado al panteón) Hugo Chávez, actúa como un verdadero deus ex machina que soluciona las discontinuidades de la narración».3
De allí que las preguntas que guían este trabajo sean: ¿a partir de qué momento se constituyó Mosconi en una especie de «héroe» para los trabajadores petroleros?, ¿desde cuándo los trabajadores del petróleo comenzaron a considerar que un accidente laboral era un acto patriótico? En este artículo mostraremos que, si bien los trabajadores petroleros fueron interpelados desde una retórica nacionalista y estatista en los inicios de la gestión de Mosconi en 1922, será recién durante el periodo de la Gobernación Militar (GM) (y los distintos significados que se articularon en torno a ella) que los trabajadores se apropiarán exitosamente de ese discurso, habilitando una fuerte y perdurable identificación con la empresa estatal.
En cuanto a la organización de este escrito, presentaremos, en primer lugar, las características principales de la GM, que la distinguen tanto de los denominados Territorios Nacionales como de las provincias. En segundo lugar, mostraremos que «lo nacional», «lo estatal» y «lo industrial» penetrarán en los trabajadores a partir de dos acciones de gran valor simbólico: por un lado, la reivindicación de Mosconi y su posterior conversión en héroe del nacionalismo petrolero; y por otro, la instalación del denominado «Monumento a los caídos en defensa del petróleo». Será en la etapa de la GM que los trabajadores considerarán que la entrega de su vida en defensa del petróleo constituye un acto patriótico.
La Zona Militar de Comodoro Rivadavia o la «colonia militar extraña al derecho argentino»4
Sin lugar a dudas esta expresión daba cuenta del impacto negativo que tuvo entre los habitantes de Comodoro Rivadavia la instalación de una Zona Militar en 1944. Sobre todo, porque desde la década del 30, los habitantes de la ciudad petrolera, al igual que los demás residentes de la Patagonia, anhelaban el final de los denominados Territorios Nacionales para pasar a constituirse en provincias. Es decir que lo que se demandaba era la ampliación de derechos políticos, no su recorte, como finalmente lo establecieron las autoridades de la GM. Dicho reclamo incluso llegó en 1947 al Congreso de la Nación, recinto en donde el diputado por el Partido Laborista, Cipriano Reyes, denunciaba el destrato jurídico que recibía la ciudad:
En mejor condición que muchas provincias, no sólo no han intervenido en la vida política de la Nación y no han gozado del derecho de tener un gobierno propio que propendiera al progreso y al bienestar de sus habitantes, sino que, incluso, se han visto privados del goce de los más elementales derechos civiles que la Constitución reconoce a todos los habitantes de la Nación merced al imperio del ejercicio irregulado y arbitrario del poder de los representantes del gobierno central. En algunos lugares, como en la zona militar de Comodoro Rivadavia, para no nombrar sino un caso, y hasta en los días que corren, no ha estado, incluso, segura la vida misma de los habitantes.5
La concreción de dicha Zona en torno del Golfo San Jorge obedeció a varias razones. En primer lugar, al rol que históricamente tuvieron las Fuerzas Armadas en las estrategias de ocupación del territorio patagónico, a partir del objetivo de expandir el Estado para afianzar la Nación. En segundo lugar, a la percepción que tenían dichas Fuerzas de los conflictos sociales, pues desde comienzos de la década del 30, estos eran considerados desórdenes promovidos por agitadores extranjeros o elementos facciosos, e interpretados como factor desintegrador del espíritu y cuerpo de la sociedad, que lesionaban gravemente a la Nación.6 En tercer lugar, a las constantes descripciones de la Patagonia en términos de enormidad, abandono y aislamiento, las cuales comenzarían a articularse con la necesidad de resguardar militarmente un espacio susceptible de ser codiciado por potencias extranjeras.7 En cuarto lugar, al interés por parte de las Fuerzas Armadas de consolidar a lo largo del territorio nacional una «nación en armas» (principio que implicaba que una nación debía movilizar todos sus recursos, todo su potencial humano, económico e ideológico para poder imponerse en una contienda bélica moderna),8 esquema en el cual el petróleo adquirió un lugar destacado en la estrategia militar.9 Por último, la GM puede ser pensada como parte del proyecto de institucionalización del poder configurado en torno al nacionalismo militar de la corporación castrense, gestado desde comienzos de la década del 20.10
Además, será determinante en la creación de la GM, uno de los contenidos propios del golpe de 1943, esto es el anticomunismo, que justificó la interrupción de un sistema político considerado corrupto e inmoral. En este sentido, la radicalización del conflicto social y la desafiante visibilidad que adquirían las masas obreras, convencieron a numerosos oficiales del Ejército a impulsar una regeneración política por medio de un golpe de Estado.11 De allí que hayamos sostenido que la creación de la GM de Comodoro Rivadavia no respondió al particular contexto histórico de la Segunda Guerra Mundial y los riesgos que generaba en cuanto a una posible apropiación por parte de algún enemigo extranjero de un recurso energético vital (explicación que hizo suya gran parte de la historiografía local), sino que la misma respondió a las características particulares del movimiento obrero petrolero, que hacían peligrar el orden social en los yacimientos. Dicha afirmación estriba en el objetivo enunciado por el gobierno nacional para su creación, el cual establecía como premisa el mantenimiento de la explotación petrolífera en la zona «sin solución de continuidad» y la «protección a los intereses del Estado y de los particulares», elementos que nos permiten sostener que el objetivo central era la desactivación de todo conflicto social. Desde nuestra perspectiva podemos afirmar que la causa que determinará la creación de la Zona Militar no era externa (invasión protagonizada por un enemigo extranjero con el fin de apropiarse de un recurso vital como el petróleo en un contexto de guerra mundial), sino que respondía a un enemigo interno: la huelga, la subversión, el comunismo. A partir de la consulta de fuentes oficiales, podemos afirmar que funcionarios locales alentaban la creación de una zona militarizada, dada la expansión del comunismo entre los integrantes del movimiento obrero petrolero.12
La materialización de la Zona Militar de Comodoro Rivadavia implicó una redefinición territorial:13 en primer lugar, Comodoro Rivadavia sería designada como ciudad capital; en segundo lugar, ocupó un nuevo espacio conformado por dos áreas con dinámicas históricas previas; y en tercer lugar, en torno a la denominada subregión de Comodoro Rivadavia se articuló todo un ámbito productivo, económico, social y político. Así mismo, este espacio pasó a depender del Ministerio de Guerra, y los gobernadores eran miembros activos del Ejército.
Si bien, como hemos anticipado, las Fuerzas Armadas contaban con una significativa legitimidad en la Patagonia, en un primer momento algunos sectores de la población de Comodoro Rivadavia (tales como el Círculo de Prensa y la Asociación de Propietarios de Bienes Raíces) manifestaron no solamente su rechazo con respecto al papel que cumplirían los militares en el poder, sino que además evidenciaban cierta preocupación ante las restricciones de derechos y garantías de los habitantes.14 El recelo de estos sectores encontraba su justificación en la reglamentación de la Zona Militar, en donde se especificaba el despliegue de toda una serie de medidas destinadas a lograr cierto control social y moral de la población, siendo el Gobernador Militar el encargado de hacer cumplir esos objetivos.15
Sin embargo, la anexión de nuevas áreas productivas en la industria petrolera, la mayor integración socioeconómica de la región, el desarrollo de las comunicaciones, el incremento en obras de infraestructura en los centros urbanos y las políticas de fomento de la producción y reactivación de la economía en el marco del Segundo Plan Quinquenal, fueron elementos que también caracterizaron a la GM, que compartió en un mismo plano de igualdad con el resto del país las obras de fomento vinculadas al bienestar económico y sociocultural.16 También se destacó el rol político-social de las Fuerzas Armadas, valoradas como la única alternativa de progreso y bienestar para la región. La obra pública concretada por los militares no solo en la ciudad capital,17 sino también en el interior del territorio, fortaleció la transferencia de valores positivos hacia estos por parte de una población impedida de participar en actos eleccionarios. Estos indicadores, sumados a que las decisiones ya no se tomaban desde las lejanas oficinas del gobierno central,18 constituyeron un saldo favorable en el balance final de la gestión militar.
Hasta aquí hemos expuesto brevemente en qué consistió la denominada GM y las implicancias que tuvo su instalación en la zona del Golfo San Jorge. Hemos visto también que fue el corolario de un discurso instalado por lo menos desde los inicios del siglo XX, que señalaba la necesidad de militarizar la Patagonia central, dado que su inmensa y siempre apetecible riqueza petrolífera la convertía en un territorio a ser resguardado. En la siguiente sección daremos cuenta de cómo, a partir de la articulación entre el discurso peronista y el de la militarización de la Patagonia central, se generaron dos eventos simbólicos que impactarán en la identidad laboral de los trabajadores del petróleo.
1947: el año de la consagración del ideal mosconiano
Comenzaremos esta sección señalando que a la antropología dedicada a los estudios del mundo del trabajo le ha llamado la atención esa hegemonía empresaria lograda por YPF a lo largo de su historia. Con base en una serie de agencias simbólicas (Mosconi sería una de ellas) se construyó la idea de un espíritu de entrega a los intereses de la petrolera estatal. De allí que cada accidente laboral en el que perdía la vida un ypefiano fuera resignificado como la caída de un soldado en combate. Tal carga simbólica, edificada y configurada explícitamente a partir de la hegemonía empresaria, codificó valores que influyeron en el sentir de los trabajadores.19
Nuestro aporte está dirigido a mostrar que será con base en las articulaciones discursivas logradas en la GM, que Mosconi va a ser considerado ícono de la entrega al trabajo y a la Patria. Lo que queremos afirmar es que en esa hegemonía empresaria intervinieron tanto el discurso peronista como el de la militarización.
Como hemos adelantado, los trabajadores petroleros fueron interpelados desde una retórica nacionalista y estatista a partir de los postulados implementados por Mosconi en los inicios de su rol como director de YPF en 1922. Uno de ellos era el considerar como modelo ideal de trabajador «ypefiano» a aquel que se asemejara a un soldado que laboraba por el progreso de la patria, con lo que resultaría inconcebible que protestara a través de una huelga.20 Esto implicó en términos concretos el despliegue de toda una serie de medidas de disciplinamiento de la fuerza laboral, la cual debía identificarse necesariamente con los intereses de la empresa. En este sentido, en el marco de una creciente legitimidad de las Fuerzas Armadas en la Patagonia, Mosconi desplegó una política antisindical en nombre del nacionalismo petrolero, al ser parte de un proyecto castrense que, a partir de su preocupación por el control de los recursos petrolíferos para la defensa del país, se iba distanciando del control civil. La rigurosidad en las exigencias laborales y la férrea política antisindical implementada en los yacimientos fueron elementos que convertirían a Mosconi en un «dictador» para algunos sectores de la localidad.21
Luego de su muerte en 1940, Mosconi comenzó a ser reivindicado por intelectuales socialistas preocupados por la nacionalización del petróleo, necesaria para alcanzar un cierto desarrollo industrial que evitara la excesiva dependencia del capital extranjero.22 Para este grupo, Mosconi debía ser considerado un héroe nacional por su lucha en pos de la emancipación económica del país a partir de su conducción de la empresa petrolera estatal.23
Sin embargo, en Comodoro Rivadavia hasta antes de 1947 Mosconi solamente era recordado por las autoridades de YPF. Por ejemplo, en 1945 la prensa daba cuenta de un homenaje que le rindió a su figura el Directorio en Buenos Aires, en el marco del quinto aniversario de su fallecimiento. En el yacimiento local, además de diversos actos, por orden de la superioridad fueron paralizadas las actividades en todas las dependencias por espacio de un minuto.24 En el caso del 13 de diciembre de 1946, el personaje central de la celebración fue Humberto Beghin, aquel que comunicara a las autoridades el descubrimiento de petróleo en 1907:
Lejos estaría Beghin de interpretar con su observación de hombre de trabajo las proporciones que sólo a menos de 40 años habría de alcanzar su casual descubrimiento. Han pasado por Comodoro Rivadavia muchas figuras destacadas para el manejo de la repartición. Marinos, militares y civiles han jalonado la vida de este yacimiento; muchos hombres han caído en la lucha por el oro negro y muchas esperanzas se han cifrado en él. Nosotros, aún seguimos esperando. Esperando que la hora de las retribuciones que se nos deben llegue con el alborozo de un nuevo 13 de Diciembre.25
A continuación, explicaremos de qué manera la reivindicación de Mosconi impulsada por el socialismo va a ser retomada en la GM. Exponíamos anteriormente que la incorporación de funcionarios provenientes del ámbito local en las áreas de decisión de la GM fue una medida que contribuyó a aplacar ese inicial escepticismo. A pesar de la no existencia de elecciones que pudieran legitimar el gobierno local, las autoridades castrenses se ocuparon de fortalecer la identidad local como una forma de ir ganando adhesión, a partir de la implementación de políticas culturales.26 La práctica cultural más importante inventada durante el peronismo será la denominada Fiesta Nacional del Petróleo.27 Dicha celebración daba cuenta del lugar que adquirió la explotación del petróleo en el marco de las nuevas políticas industriales del peronismo, que situaban a Comodoro Rivadavia en un nuevo estatus, tal como ha quedado evidenciado en los manuales escolares de la época.28 Hasta hacía poco, según la prensa, el 13 de diciembre era una fecha que pasaba «poco menos que inadvertida para el resto del país», y cuyo programa de festejos resultaba «apenas lucido y estrictamente lugareño»; además se manifestaba que la conmemoración no tenía la importancia nacional que merecía, dado el gran aporte del petróleo a la riqueza de Argentina. Para el diario, el 13 de diciembre de 1947 era un día de gran significación nacional, pues «por primera vez habrá de elegirse Miss Reina del Petróleo coronando la celebración con brillo y publicidad. El hecho es de sublema justicia social».29 Como podemos apreciar, al igual que con el 1 de mayo, el peronismo resignificó el 13 de diciembre, con lo cual promovió la percepción de que por primera vez se celebraba en la región.
En el marco del 40° Aniversario del descubrimiento del petróleo, Mosconi será ampliamente reivindicado:
La preocupación nunca desmentida que diera origen al combate de enemigos del momento da sus frutos y ellos se recogen con esta nueva brisa de nacionalización que recorre los ámbitos del país, y que el pueblo ha tomado como bandera de sus afanes. El General Mosconi tenía razón enfrentando al trust foráneo. Tenía razón al nuclear los elencos y reservar la política dentro de fronteras que limita una acción celosa en salvaguardia de principios que son inalienables para la obtención de los fines fundamentales. La repartición fue agrandando sus cuadros, superando su capacidad, defendiendo su autarquía, jerarquizando su función y el ejemplo de esa acción inteligente a la vez que cerrada del General Mosconi advierte en todos los pasos, y en la generalidad de las obras que se realizan en defensa de la misma. No obstante reconocerse que el militar nombrado hizo obra efectiva para el futuro de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales, aún la justicia del reconocimiento no ha sido hecha en el grado que paralelamente merece. [...] Ahora, posiblemente con mayor decisión y mejor programa de métodos, se procura al bronce para quien tanto dio por la institución. Ha sido necesario que un nuevo soplo de argentinidad movilizara los espíritus para que llegara el toque de atención y se recordara que el general Mosconi tiene un monumento en la repartición que hay que trasladar al bronce para la posteridad. Lo reclama no sólo el grueso del personal de YPF, sino que también lo más esclarecido del pueblo argentino.30
Como podemos apreciar en la cita, a partir de 1947, Mosconi ya no pertenece solamente a YPF, sino a todos. Ejemplo de ello es que en dicho año la escuela n.° 2 de la mina fiscal fue bautizada con su nombre, en tanto que en una resolución firmada por el General Julio Lagos el 19 de febrero de 1950, se le dio el nombre de General Enrique Mosconi a la zona conocida por aquellos días como km3 o «Gran Comodoro Rivadavia». En estos casos se destacaba del «General petrolero» su gestión para concretar obras como escuelas y hospitales que buscaban el bienestar común, y su desempeño en YPF, que significó progreso para la región.31 Esta mosconización que se experimentó en la localidad a partir de 1947, alcanzó también a los trabajadores del Sindicato de Obreros y Empleados de YPF (SOyEYPF). Tal como lo refleja el periódico del sindicato, el 4 de junio de 1949, en conmemoración de su muerte, lo reivindicaron junto al Ing. Luis A. Huergo:
Mosconi empieza una empresa, con medios argentinos y sin apoyarse en capitales extranjeros, ahí reside lo más fecundo del valor de su obra, hasta ese momento los más grandes financistas argentinos auguraban el más rotundo fracaso a toda industria que no buscara el concurso de los capitales foráneos, y las empresas petroleras extranjeras pagaban generosamente esta clase de propaganda que favorecía y aseguraba sus planes colonialistas del futuro. Sirva este recuerdo de la grandeza de la obra de Mosconi para ilustrar a ciertos apóstoles actuales, que no creen en la posibilidad de industrializar el país, sino con el concurso del oro extranjero.32
También en las columnas publicadas en el diario El Chubut, cada trabajador nucleado en el SOyE- YPF asumía el rol de constituirse en un grupo «ferviente defensor del petróleo nacional», «soldado y celoso guardián del ideal mosconiano»;33 así como de estar siempre en «pie de guerra», para que en su «diario apostolado de sacrificio», deba «pagar con su vida»34 y «librar la batalla final por la liberación total del petróleo».35
Mosconi será reivindicado en la GM como parte de la celebración de la Fiesta Nacional del Petróleo, pero como enseguida veremos, su rescate estará sobredeterminado por el discurso peronista. Como se ha señalado, durante el peronismo hubo una resignificación del panteón de los héroes liberales, en la cual se destacaba lo incompleto de sus obras. Es decir, en la comparación entre Perón y los demás próceres, salía ganando Perón, quien completaba y daba forma al sueño de los próceres:
Sucede que los héroes de la historia nacional anterior a 1943 deben ser perfectibles, necesarios aunque insuficientes, para que la labor de actualización de lo que ellos potenciaron quede a cargo de los grandes héroes de la nueva etapa histórica inaugurada el 4 de junio, próceres sin mácula que no admiten cuestionamiento alguno. Por primera vez los grandes héroes son perfectibles, por primera vez aparecen próceres más grandes que San Martín y Sarmiento.36
De allí que la innovación del peronismo, en cuanto a la resiginificación de la historia liberal, se basara en una legitimación otorgada por la continuidad con la obra de los grandes próceres del pasado glorioso. En nuestro caso, al mismo tiempo que se reivindicaba a Mosconi como héroe, también se destacaba que su tarea había quedado incompleta («por culpa de los argentinos traidores que dieron el golpe del ’30»), y que esta sería culminada por Perón:
Pero como dice el criollo de nuestra tierra ‘no hay mal que dure cien años’, y todas estas iniquidades arranca la reacción de un pueblo argentino y pone a su frente el hombre que ha de luchar junto a ellos en contra de todos esos mezquinos intereses. Nos referimos al Gral. Perón. Surgen los sindicatos, pujantes y dispuestos a defender concientemente (sic) sus intereses, la riqueza de la Patria y la integridad de su soberano. Los campos petrolíferos argentinos, se estremecen ante el despertar de sus masas al frente y como consigna clara llevan como calidad de lucha la nacionalización total del petróleo y la lucha conciente (sic) por la grandeza de YPF, que se vincula exactamente a la que desde las esferas gubernativas, y por manos del Gral. Perón, significará la total recuperación económica de la Nación Argentina. Al momento de festejar este 42 aniversario, los petroleros argentinos conciente (sic) de nuestra responsabilidad histórica, no escatimamos nada de nuestra parte por librar definitivamente la batalla de nuestro petróleo.37
En el discurso de los trabajadores peronistas se resaltaba que la defensa del petróleo ya no era responsabilidad exclusiva de un funcionario como Mosconi, sino que ahora era un estadista como Perón el que defendía el recurso. Así mismo destacarán que ahora no solamente los trabajadores del petróleo tenían su fiesta (antes era solo del Directorio), sino que además adquirió una trascendencia nacional, dejando de ser local y deslucida.
Sin embargo, la asociación de Mosconi y Perón en torno al nacionalismo petrolero llegaría a su fin en 1955, con motivo del golpe efectuado por la autodenominada Revolución Libertadora. En el recuerdo del Día del Petróleo de dicho año, el diario El Chubut publicó la siguiente nota:
En aquel 7 de Diciembre de 1907, que hoy nos aparece perdido en la lejanía de aquellos duros tiempos, adquiere sin embargo, cada año, el interés de un valor auténtico de videncia y tenacidad, por aquel núcleo de ciudadanos en busca de agua, hermanados en comunidad de ideales, que aunaron temeridad y esfuerzos para alcanzar el milagro del descubrimiento que, en vez de ser agua fue petróleo. La pléyade de funcionarios, con Fuchs y Beghin a la cabeza, y los vecinos de nuestro pueblo que, impulsados de trascendente presentimiento salvaron los impedimentos de las trabas burocráticas y la muralla del interés para «seguir perforando un poquito más» para lo que se puso a disposición medios e implementos en aquel día memorable dieron por resultado el feliz hallazgo del «kerosene» denominación dada por uno de los hombres del descubrimiento. [...] Así los nombres de Belarmino Menéndez, Juan Perea, Francisco M. Fernández, Pedro A. Barros Sebeer, Máximo Abásolo y muchos más héroes anónimos de aquellas jornadas, visten también de oro la página que Fuchs y Beghin empezaron a redactar en aquel fausto 1907.38
El periódico esta vez eligió referirse como protagonistas de dicha fecha al «núcleo de ciudadanos», «funcionarios» y «héroes anónimos». No se mencionó a Perón ni tampoco a Mosconi, retornando al uso del pasado anterior a la llegada del peronismo al poder.
De «accidentes laborales» a «caídos por la patria»
La antropóloga Paola Massa, a partir de su estudio referido a los monumentos a los caídos de la ciudad de Nápoles, ha sostenido que los elementos del patrimonio cultural se constituyen a partir de un promotor que impulsa su creación, y un destinatario que está dispuesto a ofrecer una respuesta a esa voluntad. Los monumentos dedicados a los caídos se remontan al periodo posterior a la Primera Guerra Mundial, y fueron instalados con el objetivo de superar el horror del conflicto bélico. Se constituyeron en una operación político-cultural que buscaba la construcción de un consenso retroactivo que habilitara una especie de legitimación a posteriori de la propia guerra.
Massa sostiene que estos monumentos apuntan al campo de experiencia de la muerte en el combate o en situaciones bélicas de sujetos sociales generalmente masculinos, jóvenes y anónimos. Y se refieren por un lado al tema de la muerte violenta (y por eso mismo innatural, aunque no casual); y por otro lado, al del recuerdo agradecido por parte de la colectividad hacia aquellos que, por ella, han sacrificado sus propias vidas. En este sentido la antropóloga sostiene: «el soldado muerto en la guerra no se considera un derrotado, sino un individuo que ha ofrecido conscientemente la propia vida para la realización de un ideal. Su muerte, de cruel pérdida, se reelabora en términos de un justo sacrificio que lo ennoblece y eleva a una dimensión sobrehumana de heroísmo: de muerto pasa a ser caído».39 Así mismo, en estas ceremonias que se desarrollan en torno a este tipo de monumentos, no solamente la muerte en la guerra se transforma en un hecho social, sino que además se convierte en el ámbito de un peculiar intercambio: se dona a los que han donado la propia vida. Y el sentido de este intercambio tiene un importante contenido simbólico: a cambio de la vida, el caído recibe la gloria eterna.
Pasemos a rastrear históricamente el pasaje del trabajador petrolero «muerto» al trabajador petrolero «caído». El mundo laboral de los Territorios Nacionales, en general, y de los yacimientos petrolíferos de Comodoro Rivadavia, en particular, no contaba con una legislación laboral precisa, y, por lo tanto, existían serias limitaciones para atender los conflictos laborales. Por otro lado, las precarias condiciones laborales en que desarrollaban su labor los trabajadores petroleros eran la principal causa de muerte. La gran cantidad de accidentes laborales relevados entre 1919 y 1943 nos hablan de pésimas condiciones de trabajo que provocaban no pocos decesos, invisibilizados tanto por la prensa como por las autoridades de YPF, y adjudicados casi siempre a la impericia del trabajador.40
Al explicar la adhesión de los trabajadores hacia el peronismo, la historiografía argentina ha destacado el escenario «inédito» que se ofrecía luego de 1945 en el mundo del trabajo: por la cantidad de leyes sociales y laborales que surgieron; por las diversas normativas y organismos de aplicación implementados; por la clara intervención del Estado sobre las relaciones sociales y contractuales; por la pérdida de neutralidad en favor de los trabajadores por parte del Estado acompañado de un discurso pro obrerista; y porque esta ruptura con el pasado les hizo experimentar a los contemporáneos una sensación de cambio de época, a partir de una nueva subjetivación que implicó una transformación en la estima de sí.41
Con la llegada de Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión (STyP), luego del golpe de 1943, este organismo se ocupó de la política laboral en todo el ámbito nacional,42 incluidos los denominados Territorios Nacionales. A pesar de que la Ley 1532 que los regulaba era una traba para la instalación de una delegación que atendiera los problemas entre capital y trabajo, el peronismo a partir de la STyP propuso una nueva institucionalidad que desafió abiertamente el esquema jurídico e institucional del orden liberal. Así como hubo nuevas instituciones que regularon el trabajo en el ámbito rural, la nueva legislación referida a los accidentes de trabajo afectó la cotidianeidad laboral de los trabajadores mineros. Si antes del peronismo los accidentes laborales eran atribuidos a la impericia del trabajador, esta situación pasaría a revertirse al considerarlos ahora una de las tantas facetas de la injusticia social que se pretendía desterrar. Como ha venido afirmando la historiografía argentina en los últimos años, el impacto del peronismo se constataría en la pérdida de neutralidad del Estado en beneficio de los trabajadores en el ámbito de los accidentes laborales, promoviendo una nueva institucionalidad.43 En este sentido, el peronismo haría del trabajador un agente social portador de derechos, para luego postular una imagen social mucho más poderosa: la del héroe del trabajo. En efecto, aquellos trabajadores anónimos muertos en accidentes laborales experimentarían un nuevo estatus público, el de «caído», al perder la vida en ocasión de producir riquezas para el país.
A continuación, veremos de qué manera la articulación entre el discurso peronista y el de la militarización generarían las condiciones para la instalación de un monumento a los caídos en defensa del petróleo. A mediados de octubre de 1947, la administración local de YPF dio a conocer una circular con detalles de lo que se denominaban «festejos extraordinarios», entre el que figuraba en primer término: la inauguración de un monumento recordatorio de esa fecha y que, a la vez, sirva de homenaje a los que fueron quedando en el camino que señaló el creciente progreso de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y lo jalonaron con su esfuerzo. Dicho monumento será el altar del Petróleo, al que acudirán anualmente, en piadosa y patriótica peregrinación, los esforzados trabajadores de YPF, a retemplar sus espíritus y su voluntad con la rememoración de todos aquellos que los precedieron y a rendirles homenaje en su recuerdo. A fin de dotar a ese monumento del simbolismo que lo idealice, se desea que todos los trabajadores de la Administración local contribuyan con su aporte para su respectiva financiación; así será más personal y más sentido.44
Como podemos observar, aquí aparece el monumento como portador de una función pedagógica, pues no solamente a partir del mismo se recuerda a los trabajadores petroleros fallecidos, sino que además debe servir de ejemplo para asumir la posibilidad de morir en nombre del progreso nacional.
El monumento a los caídos en cumplimiento del deber en YPF era el resultado de una contribución que era descontada de los haberes de los trabajadores. El SO y EYPF se atribuía en parte la iniciativa y sería inaugurado el 13 de diciembre de 1947, fecha en la cual se esperaba la visita de Perón a la ciudad.45 El diario El Chubut anunciaba el 25 de octubre de 1947 el inicio de las obras,46 a cargo de una comisión especial, la cual encomendó la misión a un conjunto de operarios técnicos para el empleo de la mano de obra. Al día siguiente, en una nota editorial, el periódico se refería al «homenaje al petrolero caído» en los siguientes términos: con toda justicia Yacimientos Petrolíferos Fiscales ha dado comienzo al monumento que simbolizará el recuerdo póstumo a los que en el curso de cuatro décadas de trabajo tesonero y continuo fueron cayendo en la lucha. Se rendirá homenaje al miliciano petrolero como se hace con el soldado desconocido; se le hará el funeral permanente del reconocimiento y la gratitud que la institución le debe después de haberle dado sus fuerzas sin desmayos, de haber hecho frente a las durezas de estos últimos cuarenta años.47
El monumento en memoria de los «servidores fallecidos» fue emplazado sobre la ruta 3 frente al Club Huergo, y el proyecto del altar estuvo a cargo de los empleados Rubén Sanchez y Víctor Fassio. El monumento:
[p]resentará una escalinata principal al frente y otra en la parte posterior, que servirían de acceso a una plataforma, circundada por dos amplias jardineras limitadas por pilares rectos y alargados. Sobre la plataforma, y al frente, un altar que contempla la posibilidad de oficios religiosos, el que se prolonga menos acentuado en la parte posterior, divididos por dos motivos que engarzan el cuerpo principal formado por un paralelepípedo estriado, de poco espesor, de 1, 80 de frente y 4,00 de altura. Al frente y en relieve, el mapa de la República Argentina, en el que se destaca Comodoro Rivadavia, símbolo de fuente de vida y de energía. En la parte posterior una lámpara emotiva y una inscripción recordatoria. Todo el monumento mantiene armonía en sus elementos de formas simples y modernas y se eleva hacia la inmensidad de nuestro espíritu para recordar y hacer culto del trabajo y del sacrificio. [...] La construcción está a cargo de los mismos proyectistas que materializan así el alto espíritu que los guio al presentar tan simbólico trabajo.48
Se ha sostenido que este monumento dedicado a los trabajadores, paradójicamente no presentaría la influencia del peronismo.49 Sin embargo, es posible observar que en la estrategia discursiva del peronismo se asienta la relevancia otorgada al papel de aquellos cuyos nombres no solían engrosar la lista de los que merecían la erección de monumentos en su honor. Teniendo en cuenta este aspecto, en nuestro caso se resaltará que no solamente un héroe militar como Mosconi luchó por la grandeza de la patria, sino que además se destacará el protagonismo del soldado/trabajador anónimo que laboró y dio la vida por ella. Así, y a través del peronismo, aparece el pueblo como protagonista de la historia.
Conclusiones
En 1936, en su libro El petróleo argentino, el general Mosconi daba cuenta de un balance acerca de su gestión como Director de YPF. Al referirse a la estrategia que implementó para organizar al personal de la empresa estatal sostenía:
Nos proponíamos formar, y esto se logró, un personal de hombres fuertes, sanos de cuerpo y espíritu, porque sólo con ese material humano se podría realizar el plan trazado. [...] exigimos del personal, conducido con estricta equidad y justicia, una disciplina inflexible y una rigidez absoluta en el cumplimiento de deberes y obligaciones. [...] Todos debían entregarse por completo al trabajo con cerebro, corazón y músculo. Y este propósito fundamental en el comienzo de nuestra misión pudo lograrse en forma amplia en la plana mayor cuidadosamente seleccionada y constituida por hombres de primera agua, de conocida aptitud profesional, patriotas y de alta moral, deseosos de empeñarse en el esfuerzo para dar nuevas pruebas de su capacidad y eficacia en una tarea que sería un importante servicio prestado al país.50
Hemos visto que YPF, al ser una empresa estatal considerada estratégica por estar al servicio de la «defensa nacional», interpeló a los trabajadores desde una retórica nacionalista y estatista. Esa apropiación de «lo nacional» por parte de los trabajadores fue determinante para que el desarrollo de la empresa se postulase como un objetivo común de todos los trabajadores. A lo largo de este artículo hemos mostrado que esa apropiación de lo nacional, que significará entre otras cosas concebir que el esfuerzo laboral tenga como destinatario el progreso de la nación, se materializará recién con la GM. En este sentido, el discurso de la militarización fue recibido exitosamente entre los trabajadores, quienes reivindicaron la figura del General Enrique Mosconi y asumieron el rol de «soldados de la patria».
Así mismo, este discurso fue articulado por la narrativa peronista, en el marco de una resignificación de la historia liberal. A tal punto, que luego del golpe de Estado, en la celebración del 13 de diciembre de 1955, tanto Perón como Mosconi desaparecieron del relato.
Por otro lado, se ha sostenido que, para los militares, la Patagonia significó la posibilidad de evocar un pasado glorioso con el que pudieran elaborar una tradición propia que legitimara su presente.51 En este sentido, si durante la Concordancia se erigió la figura de Julio A. Roca como «héroe civilizador», destacándose que la Patagonia fue el escenario de su empresa militar (principal capital político para luego alcanzar la presidencia), durante el peronismo se reivindicó la figura de Mosconi, quien pasó de ser considerado un militar autoritario a ser visto como un campeón en defensa del petróleo, que le otorgó al oficio del petrolero una trascendencia cercana a lo heroico.