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Tecnura
Print version ISSN 0123-921X
Tecnura vol.18 no.42 Bogotá Oct./Dec. 2014
Editorial
E1 nuevo modelo de clasificación y reconocimiento de grupos de investigación considera como una de sus variables dentro de la medición, la formación del recurso humano en CTI (Ciencia, Tecnología e Innovación), y uno de los indicadores tenidos en cuenta dentro de esta variable son los trabajos de grado.
Ha sido común para la inmensa mayoría de quienes alcanzan un título universitario que cuando se está a punto de terminar el proceso académico, bien sea en pregrado o en posgrado, se vive una mezcla de sensaciones entre alegría, preocupación, desconcierto y algunas veces hasta temor, porque aunque se sabe que esta etapa está por terminar y se ve luz al final del camino, para muchos no todo es felicidad: ¡Se requiere, el trabajo de grado! Es ahí donde se genera caos, porque a pesar de los años de exposición al conocimiento, de toda la formación académica y de interactuar en la sociedad desempeñando diferentes papeles, donde se espera que TODAS las personas sepan hablar, comunicarse, o "echar carreta" como se dice coloquialmente, ¿cómo se puede exponer una idea que convenza al lector y que contribuya al conocimiento, es decir, que deje huella?
Es importante encontrar el por qué se dificulta tanto este proceso. Una de las principales razones es porque se carece de tema. Otra razón es que no se tiene claridad sobre dónde buscar. Pero si ya se ha escogido el tema, la dificultad que aparece es la falta de herramientas para abordarlo. Es por ello que quiero compartir dos lecturas que tuve al alcance cuando preparaba mi trabajo de grado de maestría. La primera, The Craft of Research (La habilidad para investigar), que a través de sus páginas orienta sobre cómo estructurar el fondo de una investigación, y la segunda, A Rulebook for Arguments (Libro de reglas para la argumentación), que aporta las herramientas para dar a conocer los resultados de la investigación, es decir, cómo transmitirlos. El autor de esta última afirma en la introducción que argumentar consiste en dar una serie de razones o evidencias que soportan una conclusión y ayudan a discernir cuál es el mejor punto de vista (Weston, 1997).
Por su parte, los autores de la primera obra explican que lo primero que se debe hacer es indagar por la información que se necesita para responder la pregunta que ayudará a resolver el problema. Es ahí donde escribir se vuelve importante, para no olvidar nada y ver claramente la relación entre la ideas. Se escribe porque ello permite pensar mejor, recordar más y ver con más claridad el panorama (Both, Colomb y Williams, 1996).
En A Rulebook for Arguments se enuncian 30 recomendaciones para tener en cuenta en la redacción, entre las que se destacan:
- Distinguir las premisas y las conclusiones
- Presentar las ideas en orden natural
- Empezar por premisas reales
- Usar lenguaje definido, específico y concreto
- No utilizar lenguaje recargado
- Usar términos consistentes
- Utilizar solo un significado por cada palabra
- Preguntarse: ¿hay más que un solo ejemplo?
- Revisar si los ejemplos son representativos
- Tener en cuenta los antecedentes de la información
- Identificar si existen contraejemplos
- Si se utilizan analogías, estas requieren un ejemplo relevante similar
- Deben citarse las fuentes
- Conocer si las fuentes están bien informadas
- Saber si las fuentes son imparciales
- Las fuentes se deben cruzar
- Tener en cuenta que los ataques personales no descalifican una fuente
- La argumentación explica cómo las causas conducen a los hechos
- La conclusión propone la causa más probable
- Los eventos correlacionados no están necesariamente relacionados
- Los eventos correlacionados deben tener una causa común
- Alguno de los dos eventos correlacionados puede ser la causa del otro
- Las causas pueden ser complejas.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede concluir que el drama de los trabajos de grado y las tesis consiste en que al tener que afrontar una gran responsabilidad, se puede experimentar la sensación de no estar preparado para asumirla. Es parte de nuestra labor como investigadores y docentes, volver a trabajar en desmitificar la escritura académica y promover que nuestros estudiantes desarrollen estas habilidades, ya que con ello se puede llegar a contribuir más a la producción científica de nuestros grupos que incluso con grandes inversiones en equipos de laboratorio, sin que estos últimos dejen de ser necesarios o tenidos en cuenta a la hora de considerar y optar por estrategias que fortalezcan los procesos de investigación.
Referencias
Both W. C., Colomb, G. y Williams, J. (1996). The Craft of Research. [ Links ]
Weston, A. (1997). A Rulebook for Arguments. [ Links ]
César Augusto García-Ubaque
Director