Presentación
En mi condición de investigadora social, he venido ampliando las perspectivas desde las cuales formulo y proyecto mi trabajo y mi acción política en el movimiento de mujeres y en la academia. Podría decirse que hasta 2009, cuando inicié una revisión teórica importante a propósito de mis estudios doctorales, estos estaban identificados con el feminismo socialista o postsocialista, pero a partir del encuentro con los feminismos negros, indígenas, postcoloniales y decoloniales, "feminismos de la diversidad" como los identifiqué inicialmente, "feminismos otros" como algunas autoras les denominan o "feminismos emancipatorios", como prefiero llamarlos ahora, he tomado sus aportes como los fundamentos desde los cuales hago mis reflexiones.
Desde este posicionamiento, entonces, valoro las obras revisadas para el presente escrito a partir de tomar en consideración las premisas de las epistemologías feministas que han insistido en que los campos del saber son también campos en disputa, que las mujeres no han sido sujetos historizables, que dentro de las elites privilegiadas, la presencia de las mujeres ha sido extremadamente limitada y que debemos contribuir a que las mujeres seamos reconocidas como sujetos capaces de producir conocimiento.
En el artículo Reflexionando desde adentro: periodización de la acción, organización y protagonismos del movimiento de mujeres y los feminismos en el Caribe colombiano (siglos XX Y XXI) (Solano, 2016), al hacer el recuento del accionar del movimiento de mujeres, reseñé la producción escrita que se hacía desde el propio movimiento. Presento ahora una revisión más amplia de la producción escrita sobre el campo de saberes sobre mujeres y género procedente de diversos ámbitos.
Es preciso aclarar que en lo expuesto a continuación, se trabaja con perspectivas diferentes y con una ventana de observación más amplia que la utilizada en el trabajo de grado de Jennifer Suárez Bonilla (2014), que yo misma dirigí, y que hacía parte de una investigación a mi cargo, y cuya síntesis fue publicada como artículo en la Revista Cuadernos del Caribe No.18 con el título En busca de la interseccionalidad: un viaje por algunos estudios feministas y de género en el Caribe colombiano.
El orden de exposición del documento es el siguiente: establezco, al inicio, la clasificación de la producción que se pudo rastrear; después, paso a mostrar, mediante ocho matrices que conservan los criterios de esa clasificación, las datos particulares de cada una de las obras que definí como parte de una determinada categoría para poder hacer al final de cada matriz unos comentarios generales sobre el contenido de los trabajos. Con todas las evidencias que me presenta ese material, intento, al final, pensar de conjunto sobre estas creaciones en un apartado que denominé Reflexiones desde un borde.
Criterios de selección y clasificación de la producción revisada
Identifico como Caribe colombiano, el Caribe continental (conformado política y administrativamente por siete departamentos1, (aunque geográfica y culturalmente también hagan parte del mismo el Urabá antioqueño y el Darién chocoano) y el Caribe insular, como se reconoce el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Es la producción escrita en el campo de saberes Mujeres y Género, hecha sobre este Caribe, así entendido, la que trabajaré en esta revisión, sea esta realizada desde dentro o fuera de estos espacios, territorios y maritorios. Se limita el examen a la producción escrita y dejo claro que considero que hay muchos otros conocimientos en este campo que no detentan esta condición, como las artes y artesanías, la oralitura y demás expresiones espirituales de los seres humanos,,que no incluyo en este trabajo.
En el estado del arte sobre mujeres y género en el Caribe colombiano, que empezamos a realizar con Jennifer Suárez en 2014, retomamos la clasificación que hizo Audes Jiménez (2014) en su tesis de maestría, según la cual el movimiento de mujeres en el Caribe colombiano ha sido analizado principalmente desde tres ópticas, a saber: la participación en la construcción de territorio, de tejido social y de políticas públicas; la resistencia de las mujeres en el marco del conflicto armado y su capacidad de resiliencia y los cambios de paradigma y desplazamiento de los discursos de acuerdo con el contexto. Por su parte, Jeniffer Suárez (2014), en su artículo, asume otras tres temáticas: relaciones de género: familias, masculinidades y feminidades; procesos de construcción de Identidades y aportes para una aproximación al movimiento feminista y de mujeres en el Caribe colombiano.
En la presente revisión, tomo en consideración no sólo los trabajos referidos al movimiento de mujeres, sino varios de los temas que tienen que ver con los estudios de mujeres y género, acojo las dos primeras divisiones que propone Audes Jiménez (2014) y otras dos utilizadas por Jennifer Suárez (2014). Además, reformulo algunos nombres, separo el tema de las políticas públicas del referido a la construcción de territorio y tejido social, y las aproximaciones al movimiento de mujeres y el feminismo del tema de la historiografía de las mujeres en general. También, extiendo la ventana de observación a un período mayor al utilizado por ellas porque me interesa reconocer los aportes de escritos pioneros como los de Fals Borda y Virginia Gutiérrez de Pineda y además, con ocasión del llamado post acuerdo2, me propuse revisitar la producción que se ha hecho en la región sobre el conflicto armado y los procesos de paz y por ello, tuve en cuenta documentos producidos desde fines de los años 70 en adelante. Incluí, además, un tema relativo a la discusión o apropiación de aspectos teóricos y metodológicos del feminismo hecho desde la región, que serían propiamente los que avanzan en las discusiones de los feminismos emancipatorios.
En cuanto a la metodología utilizada, después de sistematizar la documentación previa acumulada durante más de 40 años de seguimiento de mi parte a estas temáticas, compilé los textos nuevos a partir de revisión en páginas web de bibliotecas y repositorios institucionales, bibliografías de trabajos de grdos, tesis de maestría y doctorado y revisión de los CVLAC de las investigadoras de la región dedicadas a estos temas, con lo cual, logré identificar las siguientes categorías de análisis como las problemáticas que se han tratado en la producción escrita revisada: la construcción de territorio, las políticas públicas, mujeres, género y conflicto armado, historiografía de las mujeres, movimiento de mujeres y feminismos, relaciones de género, estudios de familia, y posicionamiento sobre los debates feministas. A partir de estos núcleos de sentido y considerando los aportes de Jiménez (2014) y Suárez (2014) ya explicados, clasifiqué la producción referida al campo de estudios sobre mujeres y géneros en el Caribe colombiano, alrededor de los siguientes ítems:
Participación de las mujeres en la construcción de territorio y tejido social
Políticas públicas de mujeres y géneros: formulación, implementación y procesos asociados
La resistencia de las mujeres en el marco del conflicto armado y su capacidad de resiliencia.
Aportes a la historiografía de las mujeres
Aproximaciones al movimiento feminista y de mujeres en la región caribe
Examen de las relaciones, opresiones e identidades de género
Estudios de familia: masculinidades y feminidades
Posicionamientos alrededor de las contribuciones teóricas y metodológicas del feminismo
A continuación, presento en diferentes tablas, los títulos de los trabajos, el tipo de trabajo y editor, la autoría y el año de producción o publicación por cada una de estas temáticas. Como se puede observar, las categorías antes mencionadas no son excluyentes y muchas de las obras aparecen en varios de los ítems de la clasificación porque sus méritos y contenidos así lo reclaman.
* La segunda edición de los cuatro tomos de Historia doble de la Costa fue realizada por la Universidad Nacional de Colombia, Banco de la República y El Ancora Editores en 2002.
En estos estudios, generalmente, se parte de un análisis del contexto social y político del momento del que se trata para luego mostrar los aportes de las mujeres de la región en la construcción de sus sociedades. Se visibiliza a las mujeres como protagonistas importantes, no solo en las actividades reproductivas alrededor de las familias, sino también en procesos productivos y en movimientos libertarios e iniciativas de construcción de ordenamiento territorial democrático. Todo lo anterior demuestra que son y han sido artífices del mantenimiento del tejido social y de la existencia de la vida, a pesar de que esos órdenes sociales así erigidos no hayan sido justos con ellas, de que no se les reconocieran sus aportes y de que se les mantuviera en los márgenes del manejo del poder político y económico.
En todos los trabajos se vislumbra a las mujeres como personas dinámicas que trabajan arduamente ya sea en el campo o en las ciudades, en las islas o en el continente, enfrentando las vicisitudes de la vida, en la mayoría de los casos, sin privilegios por ser mujeres de sectores populares. En algunos de ellos, se demuestran las construcciones de las mujeres (individuales y colectivas) para resistir en sociedades patriarcales en las que, sin embargo, se procuraban espacios de disfrute y mecanismos para ejercer cierto poder de influencia, y se señalan las transformaciones que logran cuando se organizan.
Es preciso destacar que la mayor parte de los estudios han sido hechos desde posturas feministas, algunos desde la "perspectiva mujeres" y otros desde la "perspectiva de género". El feminismo en todas sus corrientes reconoce una relación de poder de los hombres sobre las mujeres que es necesario transformar hacia la equidad, así cuando se trabaja estudiando solo la situación de las mujeres decimos que es "perspectiva mujeres" y cuando se tienen en cuenta las relaciones entre mujeres y hombres o se comparan las situaciones entre estas y aquellos, para denotar las relaciones de subordinación, decimos entonces, que es "perspectiva de género".
En algunos de estos escritos como los de Fals Borda, Jiménez y Solano, se explica la situación histórica de discriminación-opresión-explotación a las mujeres como parte del entramado que construye el sistema capitalista patriarcal para garantizar su existencia. De ello se desprende que, por ser múltiples las expresiones de la dominación, deben ser múltiples las estrategias de resistencia a las diversas opresiones que ellas sufren por su condición racial/étnica, de género, clase, edad, orientación sexual y procedencia regional, entre otras.
Entre estos trabajos, debo destacar que el estudio de Rubiela Valderrama tiene una parte importante de contextualización e historia del movimiento de mujeres en Cartagena y Bolívar, el de Rafaela Vos y el del grupo de investigación de la Universidad del Atlántico enfatizan la importancia de la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas y el de Julia Páez, en la necesidad de considerar las diferencias de género al momento de formular políticas públicas.
El resto de documentos producidos desde las entidades gubernamentales son "trabajos realizados desde la perspectiva de la igualdad", lo que supone que no se consideren suficientemente las diferencias entre las mujeres y entre estas y el resto de la población, ni se contemplen las transformaciones estructurales que se deben hacer para que las mujeres en su diversidad alcancen el disfrute de sus derechos. Las muestras poblacionales solo son clasificadas por sexo, sin problematizar cómo la confluencia, la condición racial, de clase social, género y sexualidad actúan simultáneamente como una matriz de opresión" (Jennifer Suárez, 2014). Además, en los documentos oficiales se habla poco sobre cómo garantizar las condiciones que se requieren para implementar una política pública que tenga impacto en la trasformación de las mujeres en su diversidad. Algunas de las políticas fueron construidas a partir de procesos participativos con las mujeres y otros no, algunos tienen todos los componentes de una política pública pero otros, como el de San Andrés por ejemplo, no tienen siquiera un Plan de Acción que permita su implementación, como lo señala Shirley Cotrell (2015) en el siguiente parráfo:
"La Política Pública para las Mujeres del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, se presenta como un documento que si bien considera importantes aspectos de las desigualdades que enfrentan las mujeres en el mundo actual y señala la condición étnica y de insularidad de las mujeres deloarchipiélago, no hace evidente la construcción de unos lineamientos de forma participativa y el discurso usado tiende a ser más un análisis académico, que un diagnóstico que dé cuenta de la realidad y las demandas hechas por las mujeres delodepartamento. Podría afirmarse incluso, que por su contenido no alcanza a cumplir con las especificaciones mínimas necesarias para constituirse en un documento de política pública. Aún se espera, que este documento de política surta la evaluación y aprobación de la asamblealdepartamental, en donde debe dotarse de un plan indicativo de acción, que permita una evaluación de su impacto y los avances que represente su ejecución en la consecución de la equidad para las mujeres y el ejercicio de sus derechos con justicia social" (Cotrell, 2015, p. 15).
Como se puede observar, este ítem es uno de los que concentra mayor producción académica de la región en el período de observación. Vale la pena resaltar los tres informes que el Grupo Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reconstrucción y Reconciliación (CNRR) produjo con documentación y análisis importantes de lo que pasó con las mujeres en la guerra en el Caribe colombiano, uno de los cuales tiene un período de análisis de 1960 a 2010. Estos informes "son trabajos con énfasis teórico en la reconstrucción de memoria histórica que incursionan en la problematización de las violencias sexuales al interior del conflicto armado, que hacen visibles las opresiones que viven las mujeres campesinas, afrocolombianas e indígenas" (Suárez, 2014). La metodología utilizada, las fuentes consultadas y el posicionamiento a favor de las víctimas hacen de estos informes excelentes trabajos que responden a la necesidad de conocer la gravedad de lo acontecido para no repetirlo.
En los otros documentos, se enfatiza que la ciudadanía de las mujeres en Colombia, pese a todos los avances legales alcanzados, se ha configurado en un estado permanente de guerra, que solo permitió avances dispares en cuanto a la titularidad de derechos. Se constata que hemos vivido casi 60 años de ciudadanía en medio de 60 años de guerra. En tanto los cuerpos y las decisiones vitales sobre las vidas de las mujeres continúen atadas a la dominación capitalista patriarcal, esta ciudadanía es incompleta y la democracia en sí misma está viciada por la frágil ciudadanía de las mujeres.
Se constata que el fenómeno del desplazamiento forzado interno representó la negación a todos los derechos adquiridos por la ciudadanía. La población sometida a esta condición vivió, y en algunos casos sigue viviendo en la práctica, una ciudadanía restringida, por cuanto afronta restricciones en la capacidad de exigibilidad de sus derechos, aun gozando de un estatus jurídico que las capacitaría para ello. Se denuncia que las mujeres en situación de desplazamiento y las afectadas en general por la guerra fueron objeto de la utilización patriarcal en sus vidas cotidianas y tratadas como botín o trofeos de guerra, reales o simbólicos, por parte de todos los actores armados.
En estos textos, también se muestran la capacidad de resistencia y las múltiples estrategias utilizadas por las mujeres caribeñas frente al ensañamiento contra sus cuerpos, vidas y derechos por parte de los actores armados de la guerra en Colombia. Se documenta, en varios de los estudios, que las iniciativas más novedosas, incluyendo las movilizaciones sociales más importantes contra la afectación del conflicto armado y por la paz, fueron planeadas y llevadas a cabo por las mujeres organizadas de la región, para lo cual, desarrollaron estrategias como la puesta en funcionamiento de redes amplias que las hacían menos vulnerables a los ataques de los guerreros, al funcionar como organizaciones paraguas. También, se registra la evidencia del desarrollo de alianzas con organizaciones nacionales e internacionales que les permitían acceder a recursos y espacios de intervención que de otra manera no hubieran podido conseguir; tal es el caso de pertenecer a movimientos internacionales de mujeres contra la guerra, como Mujeres de Negro.
Estos trabajos contribuyen sin duda a la construcción de una historiografía de las mujeres en su diversidad en el Caribe colombiano, pues se configuran como el inicio de una genealogía de los estudios dedicados a ello.
Cabe destacar los inmensos aportes realizados en su Historia doble de la Costa por Orlando Fals Borda, quien es de los primeros autores (1979 y años 80) en situar a las mujeres en el lugar protagónico que siempre han tenido en la historia de sus sociedades. Su compilación de hechos y personajes es fuente obligada para quienes nos dedicamos a hacerlos visibles. También son significativos los estudios de Virginia Gutiérrez de Pineda sobre familia en Colombia, incluyendo la Costa Caribe (1968), y en particular sobre la familia en Cartagena (1987).
Casi todas empezamos haciendo historia contributiva: procurar hacer visible el lugar de las mujeres en la Historia, pero atendiendo al afán "comprobatorio" que consiste en demostrar que la Historia también está hecha por mujeres, que han trabajado, que han escrito, que se han organizado y que han resistido a las distintas formas de dominación (Mannarelli, 1988). Sin embargo, posteriormente se han usado categorías desde otras perspectivas teóricas como la de género, que es eminentemente relacional y trata de las relaciones de poder entre mujeres y hombres y la de la interseccionalidad, que valora la simultaneidad de las opresiones que sufren las mujeres de sectores históricamente excluidos por condiciones de clase, etnia/raza, orientación sexual y otras, al hacer el análisis de las condiciones que ellas viven y las consecuentes propuestas para superarlas.
Algunos estudios están referidos a historias de las mujeres de las principales ciudades de la región como Barranquilla y Cartagena, otras, a historias de las mujeres en poblaciones más pequeñas como Sahagún y San Basilio de Palenque. Destacan las que toman como unidad de análisis a toda la región. En su conjunto son avances importantes, aunque no suficientes, del trabajo de investigación y documentación que se requiere hacer para expandir una tradición que continúe con la labor pionera de Orlando Fals Borda y Virginia Gutiérrez.
Considerando la trayectoria de la mayoría de las autoras, se puede decir que la historiografía de las mujeres en el Caribe colombiano la han nutrido principalmente militantes del feminismo socialista o postsocialista y estudiantes de pregrado de las universidades de la región.
Es muy significativo comprobar que las lideresas del movimiento de mujeres de la región Caribe colombiana han realizado esfuerzos por ir dejando constatación escrita de su accionar, logros y desafíos. Así, la producción reseñada en la tabla 4, nos permite hacer seguimiento a lo que ha sido el desenvolvimiento del movimiento, empezando por las primeras organizaciones de mujeres como tales en la segunda década del siglo XX hasta las realizaciones más recientes de los grupos y activistas en las primeras décadas del siglo XXI.
Si intentamos hacer una síntesis de las argumentaciones realizadas por estos estudios podemos decir que, históricamente, en la costa Caribe colombiana las mujeres de los sectores populares se han comprometido más decididamente con los procesos de lucha por su constitución como ciudadanas que las de clase media y alta, como sí lo han hecho con mayor protagonismo en otras regiones del país. Otro aspecto a resaltar es que las agendas que han enarbolado las organizaciones de mujeres nunca han sido construidas solo por cuestiones de género, sino que siempre están ligadas a luchas territoriales, de clase y étnicas.
En cuanto a los contenidos de estas elaboraciones, me acojo a la reflexión de Doris Lamus, quien al respecto dice:
En la literatura que se encuentra cuando se sigue el rastro de los movimientos y su teorización o conceptualización, prima el registro de las dinámicas y los debates políticos que han acompañado la formación del "sujeto femenino" y sus luchas identitarias, más que un cuerpo teórico político/estratégico de su proyecto de emancipación como movimiento social. Esto es particularmente notorio en la producción latinoamericana y colombiana (Lamus, 2010, p. 286).
Efectivamente, nos hemos quedado en mostrar los aportes y resaltar la importancia de la intervención del movimiento de mujeres para transformar nuestras sociedades, pero no discutimos a fondo las orientaciones estratégicas que este debería darse para lograrlo. En cuanto a las periodizaciones del accionar del movimiento, lo que se podría denominar como el establecimiento de continuidades y rupturas y la clasificación de los diversos feminismos, solo se intenta en los escritos de Lamus (2010, 2012), Jiménez (2014) y Solano (2006, 2016).
Analizando los contenidos de estos textos y la procedencia de las autoras, encontramos que Rafaela Vos Obeso, Rubiela Valderrama, Acela Gutiérrez y Yusmidia Solano Suárez pertenecieron a los primeros grupos de mujeres feministas que se formaron en la región en la década de los 70 del siglo XX y que se autodefinían en el feminismo socialista, como se sostiene en el libro Regionalización y Movimiento de Mujeres en el Caribe colombiano (Solano, 2006), lo cual también es cierto para una de las autoras más prolíficas en el ítem "La resistencia de las mujeres en el marco del conflicto armado y su capacidad de resiliencia", Ángela María Rodríguez López. La mayoría de estas autoras sigue produciendo y aportando sus reflexiones en la actualidad, por lo que sus trayectorias individuales y colectivas marcan una impronta constante a lo largo del período estudiado, alrededor de lo cual se han formado especialmente tres corrientes.
Una corriente es la que se desarrolla alrededor del Grupo de Investigación Mujer, Género y Cultura de la Universidad del Atlántico, con la dirección de Rafaela Vos Obeso, la segunda es la que impulsamos en el Observatorio de Procesos Sociales de la Sede Caribe de la Universidad Nacional, que mantiene alianzas con la Red de Mujeres del Caribe y la Colectiva Feministas Emancipatorias3, y la tercera es la que desarrolla el Grupo de Estudios en Familias, Feminidades y Masculinidades de la Universidad de Cartagena, cuyos principales aportes corresponden a otro ítem de esta clasificación, como veremos más adelante.
En esta categoría, nos encontramos con varias tesis de la cohorte de la Maestría en Estudios de género de la Universidad Nacional Sede Bogotá que se hizo en convenio con la Universidad de Cartagena. Las autoras y los autores exploran los cambiantes contextos y los diversos dispositivos de poder y saber a los que se enfrentan los cuerpos sexuados para construir las identidades, ya sea de mujeres jóvenes de sectores populares, mujeres adolescentes que han estado en situación de explotación sexual, o la ortopedia social que se ejerce en los cuerpos de hombres para garantizar la normalización de los estereotipos de género tradicionalmente establecidos.
Uno de los trabajos de Cantillo (2013) es un diagnóstico de la situación de lesbianas, gays, travestis, bisexuales e intersexuales en el departamento del Atlántico, que procura concientizar sobre la necesidad de formular políticas públicas para su inclusión y atención, mientras que el otro explora las relaciones de género que se expresan en el carnaval de Barranquilla (Cantillo, 2014).
Los trabajos presentados en la tabla 7 se han propuesto documentar los cambios que se han ido produciendo en las relaciones de género al interior de las familias en lugares específicos del Caribe colombiano y en el exterior y para hacerlo, necesariamente tenían que referirse a las identidades construidas como feminidades y masculinidades en torno a los cuerpos sexuados de mujeres y hombres, logrando introducir conceptos novedosos como los de paternidades y maternidades innovadoras que permiten comprender que las identidades y funciones dentro de las familias son susceptibles de generar transformaciones hacia un relacionamiento más adecuado, afectuoso y democrático.
Como se puede observar en la tabla, la mayoría de estas investigaciones se han realizado por parte del Grupo de Investigación en Estudios de Familia. Femeninades y Masculinidades de la Universidad de Cartagena que ha pasado de estudiar, fundamentalmente, las características de las familias en Cartagena a estudiar las familias migrantes del Caribe colombiano en el exterior y a tratar el tema de los conflictos parento-filiales en la migración internacional, lo que constituye una ampliación importante de las áreas de su trabajo académico y un mayor relacionamiento con las redes nacionales o internacionales en las que están incorporadas. Autoras como María del Pilar Morad Haydar, Gloria Bonilla Vélez y Mercedes Rodríguez López, se constituyen en la segunda tendencia constante a lo largo del período estudiado.
Como vemos, se encuentran también tres trabajos sobre los estudios de familia en el Caribe insular: el de Cano (1980), referido a Providencia, el de Micolta y Christopher (2007) y el de Herazo (2009), referidos a San Andrés, en donde se tratan las particularidades específicas de las familias raizales del archipiélago, en donde las mujeres juegan un papel protagónico, lo que no desmiente que al mismo tiempo se exprese mucha violencia de género, como lo expresan Padilla (2012) en su artículo y Solano en su tesis doctoral (2014), también referidas a Providencia, pero que no están en este ítem sino en el de Participación de las mujeres en la construcción de territorio y tejido social porque tratan temas del conjunto del contexto social insular.
Algunos de los escritos de esta categoría aparecen referenciados en algunas de las otras clasificaciones, pero están también en la tabla 8 porque comparten con los demás incluidos en esta sección la pretensión de generar discusiones sobre la validez de la perspectiva feminista, buscar su aplicación en los estudios o procesos de planificación sectorial o regional y algunos, aunque están referidos a estudios de caso concretos, superan lo meramente descriptivo para pasar a realizar análisis y propuestas de alternativas a las problemáticas planteadas. Los primeros referenciados insisten en la necesidad de incluir la perspectiva de género en la caracterización de las economías campesinas, la gestión del desarrollo y la construcción de políticas públicas sociales, entre otras áreas, en donde debe llegar a usarse a partir del convencimiento de que todo puede ser analizado desde el enfoque de género.
Otros abordan aspectos de los debates que se daban entre corrientes de pensamiento, ya fueran feministas o de otras áreas del conocimiento. Terceros problematizan el tratamiento dado a las cuestiones de género en ciertas disciplinas y el necesario diálogo que debe haber entre estas y los aportes del feminismo. Todos los trabajos hacen aportes valiosos a las temáticas de las que tratan, proponiendo nuevas categorías de análisis o trabajando con enfoques novedosos de asuntos abordados anteriormente por otros autores o autoras, pero que no tenían la perspectiva feminista.
Se nota en los textos escritos más recientemente4 que las autoras manejan con solvencia el corpus teórico de las discusiones del feminismo a nivel internacional y pueden hacer aportes respecto a cómo se expresa el patriarcado en las prácticas concretas de nuestras sociedades, así como las respuestas, resistencias y cuestionamientos realizados por las mujeres y las niñas del Caribe, empezando por la intención masculina de apropiación del cuerpo y las sexualidades de niñas y mujeres y la ineludible subversión de ellas a los mandatos de género y a la construcción de otras subjetividades y comportamientos. Tal es el caso del libro de Nadia Celis. También se encuentran aportes sobre las recomposiciones del poder al interior de las familias como en los escritos de Pilar Morand, Gloria Bonilla y Mercedes Rodríguez, evidencias de la creación de organizaciones que durante más tres décadas han puesto en cuestión los cimientos culturales del orden político como en los trabajos de Doris Lamus, y el establecimiento de los componentes del orden de género y su relación con el sistema social en su conjunto como analizo en mi tesis doctoral.
Grupos de investigación sobre mujeres y géneros en el Caribe colombiano
En cuanto a los grupos de investigación y los posgrados relacionados con estudios de mujeres y género que existen en el Caribe colombiano, los de mayor tradición y producción son:
En la Universidad del Atlántico: el Grupo mujer, género y cultura, que a pesar de formalizarse solo en 1995, ya algunas mujeres de este equipo habían fundado la revista Chichamaya en 1983. En el mismo año de su creación formal fundaron el Centro de documentación Meira del Mar (1995), la Especialización en género y desarrollo y más recientemente, la Maestría en estudios de género y violencia Intrafamiliar (2015). Tiene una producción de más de 33 artículos, 10 libros y varias reseñas y muchas investigaciones. En la actualidad, sus integrantes5 son Rafaela Vos Obeso, Ligia Cantillo Barrios, Acela Gutiérrez González, Darling Ayala Freites, Ana Bruges López, Dayana de la Rosa Carbonell, Kelly de los Reyes Fortich, Marina López Sepúlveda, Gloria Naranjo Africano, Delma Rocha Álvarez, María Dolores González Luna, entre otras.
En cuanto a la Revista Chichamaya, "expresión del pensar femenino", es preciso decir que siempre tuvo dificultades para su edición, pero al disponer de los ingentes esfuerzos y el compromiso profundo de las integrantes del grupo, logró sobrevivir 13 años sacando 13 números (el último en 1997) y ser reconocida como "otra de las revistas históricas del feminismo en Colombia" (Universidad Nacional de Colombia, Fondo de documentación mujer y género, 2014).
En la Universidad de Cartagena, el Grupo de investigación en estudios de familia, masculinidades y feminidades, que tiene una amplia experiencia en investigaciones nacionales e internacionales referidas a su área de trabajo y cuyos resultados siempre se publican en libros y revistas. Por su iniciativa y con su apoyo, se realizó entre 2005-2008 una cohorte de la Maestría en estudios de género de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá, de la cual se produjeron por lo menos 15 tesis aprobadas. Sus integrantes actuales6 son María del Pilar Morad Haydar, Gloria Bonilla Vélez, Mercedes Rodríguez López, Johana Torrente Romero, Carlos Mario Castrillón, Raúl Antonio Cera, Carmenza Jiménez Torrado, Lizzette Paola López Bajo, Leidy Laura Perneth Pareja y Anatali Oquendo Lorduy, entre otras.
En la Universidad Nacional de Colombia Sede Caribe trabajamos en el Grupo Estado y sociedad del Caribe con su línea de investigación sobre estudios de mujeres y género. En cuanto a formación, en la Maestría en estudios del Caribe se han impartido módulos sobre la temática y por lo menos, cinco tesis se han hecho dentro de esta línea. Además se han impartido cursos de formación continuada en convenio con la Escuela de Género de la Sede Bogotá de la misma universidad. Se han publicado tres libros y 20 artículos y se han realizado ponencias en eventos nacionales e internacionales como los congresos de AWID, en Bangkok, Tailandia (2005) y en Estambul, Turquía (2012). En la actualidad, se trabaja en el fortalecimiento del Observatorio de Procesos Sociales y en especial en su sala situacional sobre mujeres y género. Hacen parte del Grupo Estado y Sociedad del Caribe Raquel Sanmiguel Ardila, Silvia Elena Torres, Katia Padilla Díaz, Laura de la Rosa Solano, Shirley Cotrell Madariaga, Liliana Atencia Gil, Jennifer Suárez Bonilla, Graybern Livingston, Luis de la Rosa y Yusmidia Solano Suárez7.
Este grupo trabaja en alianza con la Red de Mujeres del Caribe, la Corporación Miss Nancy Land de San Andrés y la Colectiva Feministas Emancipatorias a nivel nacional. Desde 2012, se impulsó desde el grupo y en el marco del evento Pensamientos Alternativos, Feminismos y Movimientos Sociales el debate sobre los feminismos de la diversidad en los que incluimos los feminismos negros, indígenas, decoloniales y poscoloniales. Su realización contó con la participación de un grupo de académicas de la región y de otras ciudades del país. Estas preocupaciones se ligan al intento de realizar investigaciones que tengan como contexto al Gran Caribe y seguir los debates en el feminismo latinoamericano, sobre todo el que se expresa en CLACSO, al que desde 2014 pertenece el Instituto de Estudios Caribeños y por lo tanto el grupo. Además, a partir de 2016, hacemos parte del grupo de trabajo de CLACSO, Afrodescendencia, racismo y resistencia en el Caribe. en los eventos sobre estudios del Caribe más reconocidos en la región, se ha logrado ganar un espacio para los estudios de mujeres y género, temática que ya es considerada como imprescindible en sus programaciones. Me reiiero a casos como el Seminario Internacional de Estudios del Caribe, que organiza el Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de Cartagena cada dos años (en los años impares), el Congreso de Estudios Caribeños, que organizan la Universidad del Norte, la Universidad del Magdalena y la Universidad Nacional Sede Caribe, también cada dos años (en los años pares), en la Conferencia Internacional anual de la Asociación Colombiana de Estudios del Caribe, ACOLEC, y en la Conferencia anual de la Asociación de Estudios del Caribe, que agrupa a personas expertas sobre el Gran Caribe
A partir de estos avances, puedo afirmar que nos hemos ganado ya un lugar en la academia de la región Caribe colombiana y también en el Gran Caribe y que han sido las universidades los espacios desde donde se ha formalizado la mayor parte de la producción académica feminista. Pero digo formalizado, porque organizaciones como el Taller Prodesal, la Red de Mujeres del Caribe, Funsarep, la Red de Empoderamiento de Mujeres de Cartagena y Bolívar y Cedesocial, en muchos casos, han sido la cuna de esta producción y han gestado espacios, metodologías y reflexiones feministas sobre diversas temáticas que luego han aportado a los centros académicos por diversas vías, ya sea porque algunas de sus integrantes se han vinculado como estudiantes o profesoras a estos o porque los grupos establecen alianzas con las universidades de la región.
Reflexiones desde un borde
Desde mi particular interpretación, la constatación principal a la que se llega después de este repaso por la producción escrita sobre Mujeres y Género en el Caribe colombiano, que parece obvia, pero no por ello menos interesante, es que esta ha estado ligada a las necesidades del trabajo con las mujeres y del movimiento de mujeres y no a la producción de aportes teóricos para los debates académicos. Los trabajos realizados han sido funcionales a la intervención en el movimiento, le han dado orientación y fundamentación histórica y política a su accionar porque algunas de sus autoras hacen parte del mismo.
En cuanto a corrientes y continuidades, una parte de la producción aquí analizada la han realizado feministas que se han posicionado desde la perspectiva del feminismo socialista o postsocialista, aunque más recientemente comparten planteamientos desde los feminismos negros, indígenas, decoloniales y poscoloniales (Ángela Rodríguez, Audes Jiménez y Yusmidia Solano, entre otras), otra corriente, habiendo empezado también en la corriente socialista, se ha consolidado en los estudios con enfoque de género (Rafaela Vos, Ligia Cantillo, Acela Gutiérrez, entre otras ) y la tercera, que tiene continuidad y visibilidad nacional e internacional es la de Estudios de familia, feminidades y masculinidades (Pilar Morad, Gloria Bonilla, Mercedes Rodríguez, entre otras).
A la luz de los trabajos revisados, concluyo que los trabajos académicos, las intervenciones en el movimiento y las propuestas de políticas públicas están más ligadas entre sí que lo que se observa en otras regiones, porque acá, en el Caribe, el núcleo de las feministas que los promueven sigue siendo básicamente el mismo. Puede ser una limitante porque refleja que no se ha ampliado suficientemente la masa crítica de personas que se enrolan con el feminismo e irradian esta perspectiva hacia otras dinámicas sociales, pero también esto puede ser parte de un proceso que permita la construcción de movimientos sociales e institucionalidades públicas y privadas que superen la separación entre la teoría y la práctica y entre lo social y lo político.
Una de las temáticas en las que más autoras han trabajado es la referida a la resistencia de las mujeres en el marco del conflicto armado y su capacidad de resiliencia. Las reflexiones sobre este tema en los trabajos me llevan a concluir que la crisis humanitaria en Colombia, resultado del conflicto armado interno, desplazó en parte las demandas feministas por los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y los referidos a salud sexual y reproductiva de las mujeres colombianas en general, por demandas que promovieron como eje fundamental el fin de la guerra y la Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas, colocándose estas últimas como la agenda prioritaria.
Pero como precisamente los derechos sexuales y reproductivos de las víctimas se vieron profundamente comprometidos, la lucha por su restitución a las mujeres más afectadas se impulsó desde diversos enfoques y posturas políticas porque se constituía, en todo caso, en la apuesta más consecuente que podían hacer las feministas atendiendo su postulado de trabajar sobre y con las experiencias concretas de las mujeres como principal eje de su intervención y reflexión.
Se comprueba con esta investigación que, durante todo el período estudiado, la elaboración de tesis de pregrado, maestría y doctorado ha sido una de las fuentes más importantes de la producción académica sobre mujeres y género en la región, pero muchas de sus autoras proceden del movimiento de mujeres del que ganaron y generaron el conocimiento que luego les sirvió de base para su posterior formalización en los códigos académicos. Las publicaciones de libros sobre este campo se han hecho principalmente por parte de universidades o instituciones públicas, que en este caso han tenido en el movimiento de mujeres una fuente y un espacio importante de producción del conocimiento.
En cuanto a revistas, cabe destacar que la revista Chichamaya (1983-1997) figura como una de las revistas históricas del feminismo en Colombia, tal como se reconoce por parte de un estudio realizado por el centro de documentación sobre mujeres y género de la Universidad Nacional de Colombia (2014). En la actualidad, las revistas de las universidades, como Palobra de la Universidad de Cartagena, Revista Cuadernos del Caribe de la Universidad Nacional de Colombia Sede Caribe, Amauta de la Universidad del Atlántico y Revista Memorias de la Universidad del Norte, se han constituido en medios de difusión importante de los artículos que en el campo referido a mujeres y género se producen en el Caribe colombiano.
En general, la elaboración académica se intensifica en los últimos años propiciada por varios factores, entre ellos, el que algunas feministas militantes del movimiento de mujeres ocupan cargos en las universidades y ONGs que les permiten investigar y publicar; otras, profesoras de trayectoria académica se inician en los temas que nos ocupan, y además, que los efectos de la disminución de la violencia en los últimos años ha permitido mejores condiciones para las reflexiones feministas. Aun así, lo producido en la academia sigue siendo insuficiente para las necesidades de interpretación de la realidad de las mujeres en nuestro contexto, y es poco en comparación con todo el conocimiento que se produce en la cotidianidad de las mujeres, en espacios no formales, en la producción artística y artesanal, los trabajos del cuidado, las prácticas espirituales y festivas, sobre los cuales corresponde hacer otros estados del arte.