1. Introducción
El espacio público, ha sido analizado bajo dos vertientes, el primero, como fenómeno comunicativo ligado a lo que Habermas1 denominó opinión pública; el segundo, el que nos compete, desde el punto de vista de la estructuración espacial urbana, asociado a calles y plazas públicas; elementos centrales del esparcimiento, encuentro, festividades cívicas, protesta ciudadana y sociabilidades. Está también, el que permite ser orientado por el habitus, necesario para que «se manifiesten relaciones humanas, que son acciones que establecen los seres humanos en la convivencia con sus semejantes»2, y son, por lo tanto, principios que gobiernan y regulan las relaciones entre los individuos y los grupos. Estas relaciones se dan en un contexto social específico, en el que cada grupo provee a sus integrantes explicaciones propias sobre los significados de sí mismos y de los demás, explicaciones que le permiten distinguirse y ser parte de una referencia social simbólica.
Los seres humanos buscan congregarse, estar próximos a los otros, ya sea para intercambiar puntos de vista, relacionarse o por la simple necesidad de sentirse acompañados en medio de ciudades o urbes que tienden a la despersonalización y atomización, siendo estos espacios la respuesta a la necesidad del encuentro anónimo o consciente, o bien, que será a partir del habitus donde los individuos establecerán formas de comportarse, de relacionarse, de construir significados, que posiblemente sean considerados como referentes de identidad. En términos de Bourdieu y Passeron3, el habitus permite que los seres humanos generen toda una estructura interna y que, al interactuar con su medio, llevan a cabo una praxis, donde establecen una serie de lineamientos entre lo bueno y lo malo, lo que merece ser tomado en cuenta y lo que no, en general, elegir entre una y otra posición, todo a partir de la estructura de pensamiento forjada4.
En la antigua Grecia, el hombre era visto como un ser esencialmente político5, siendo el ágora el principal espacio público del entramado de la polis, donde se llevaban a cabo las sociabilidades, era la plaza pública donde se realizaban festividades, debates políticos, comercio, hasta eventos religiosos6. En la edad media, los espacios de mayor sociabilidad fueron los templos, en la catedral, los cuales se convirtieron en los espacios públicos donde la población establecía relaciones, incluso festividades como lo refiere Baigorri (1995)7. El Siglo XVIII dio pie al surgimiento de nuevos espacios públicos y privados de sociabilidad como las plazas, los cafés, salones de etc8.
En México, en tiempos del régimen de Porfirio Díaz (18761911), se dio la proliferación de obras urbanas, consolidando a los parques como el espacio público más importante, los cuales fueron equipados con bancas y faroles de acero, así como esculturas con clara influencia europea, que satisfacía los gustos de las clases sociales más favorecidas9. Durante el periodo posrevolucionario, en el México, las plazas mayores fueron lugares de convivencia y esparcimiento, además se consolidó como el lugar de la fiesta cívica, de conmemoración de los principales eventos históricos, como la Revolución de Independencia, la Batalla de Puebla y la Revolución Mexicana, donde se reafirmaba el sentido de identidad nacional y la consagración de los símbolos patrios.
En tiempos neoliberales se ha llevado a cabo un proceso de gentrificación10 y turistización de los antiguos cascos urbanos, con la apropiación de antiguos edificios por inversionistas y la instalación de boutiques, bares, restaurantes, hoteles boutique, galerías, cafés, etc., dando impulso al equipamiento de las plazas con fines de atraer a visitantes en la búsqueda de la experiencia para disfrutar del ocio, asociado al patrimonio cultural tangible como forma de generación de empleos, pero también para la acumulación de capital para quienes se apropian del patrimonio cultural edificado.
El presente artículo tiene como objetivo estudiar la sociabilidad de la plaza mayor Antonio Mijares en la ciudad turística de San José del Cabo (SJC en adelante), la que a partir del proceso de turistización ha experimentado una serie de modificaciones en las últimas décadas, sin embargo, sus habitantes, al margen de dicho fenómeno, tratan de apropiarse y vigorizarlo como espacio de convivencia ciudadana. A pesar de los tiempos de neoliberalización del espacio, de la turistización de la plaza mayor Antonio Mijares, hay una postura de los ciudadanos de seguirla fortaleciendo como lugar de encuentro, de sociabilidades; a pesar de su transformación para la oferta turística, se desarrollan actividades que refuerzan los lazos de integración, e interacción que fortalecen a la vez procesos identitarios y de ciudadanía.
El trabajo está dividido en cuatro apartados. En el primero se hace una introducción al tema, donde se ve de manera rápida el espacio público y su importancia, así como el relevante papel de la plaza mayor y como alguna se encuentran en un proceso de turistización. En el segundo apartado, se realiza una revisión teórica de los conceptos de espacio público y sociabilidad, así como la confluencia de ambos en la plaza mayor; en el tercero, se analiza la sociabilidad en la plaza mayor Antonio Mijares, iniciando con los planteamientos metodológicos, así mismo, se presentan los datos del área de estudio, antecedentes urbanos de la ciudad y de la Plaza Mijares; por último en el cuarto apartado, se analiza el proceso de turistización en el que está inmerso el espacio público estudiado, donde se hace una descripción del ambiente de turistización del lugar, producto de la observación, así como el fenómeno de la sociabilidad en la plaza a partir de la realización de entrevistas. Por último, en el quinto, se llevan a cabo las reflexiones finales que se centran en torno a la importancia de la Plaza Mayor como lugar de sociabilidades en un ambiente turistizado como es el caso de SJC.
2. Espacio público y sociabilidad
El espacio público es el elemento que le da vitalidad a la proximidad humana, en él se manifiestan los diferentes valores que se han construido socialmente11, es el escenario de la edificación ciudadana, donde las personas se reúnen más allá de los convencionalismos de clase, el espacio democrático por antonomasia, de accesibilidad y sentido de libertad para la manifestación de ideas, deseos y recreación. Es el lugar de sociabilidad, donde los individuos conviven, se retroalimentan, dialogan y estrechan lazos12. Los espacios públicos son escenarios de sociabilidades, reductos de fiesta cívica y lúdica13, es en términos de lo que Lefebvre señala como el espacio vivido, «aquel donde se encuentran los lugares de la pasión y la acción»14.
El espacio público es regulado y reglamentado por las instituciones de gobierno, pues tienen facultad de proteger, administrar y garantizar su libre acceso, así mismo, se deben de encargar de equiparlo, mantenerlo, que esté en óptimas condiciones15 y en ese tenor, las instituciones y grupos civiles maximizan su uso a través de eventos culturales o de índole ciudadana, donde se expresan los consensos y disensos a través del derecho a la manifestación, pero también, por el propio individuo que construye una importante estructura de referencia para la toma de decisiones o posturas en torno a los fenómenos presentes en la vida cotidiana, de su posicionamiento ante el otro y los demás16.
Imperativo, es eliminar toda restricción en el acceso al espacio público, evitar su declive e impedir las políticas de intervención de la gobernanza urbana que tiende a su privatización, con las llamadas asociaciones público-privadas, que consolida la segregación espacial, rechazando grupos sociales considerados indeseables para las clases sociales privilegiadas17, por tanto, imperativo es su fortalecimiento, pero como forma de integración, no de exclusivización, que sea componente integrador del tejido social a través de actividades de «expresión cultural, social, artística, simbólica, lúdica, religiosa e individual del ser humano»18, complementada con manifestaciones de tipo político, que pongan en el centro de la discusión la libertad de expresión.
Uno de los primeros espacios públicos que surgieron fue la Plaza Mayor19, que en el caso de la traza urbana heredada del urbanismo colonial español, era el lugar donde convergían los poderes político y religioso20. Si bien en la actualidad, en tiempos de la neoliberalización del espacio21, dentro de la lógica utilitarista y la difusión del mall como centro socio consumista, la plaza hoy es vista por quienes difunden el valor de cambio, como un espacio desperdiciado en la lógica de la acumulación capitalista22, sin embargo, la plaza puede y debe ser espacio de construcción de la identidad, de edificación ciudadana, de sociabilidades y acción política23.
Si bien la sociabilidad también se da en entornos privados como el teatro, los centros comerciales, el café, el bar, los clubes sociales, organizaciones gremiales, etc., es el espacio público donde convergen todas las clases sociales, es el más democrático de los espacios de las ciudades o pueblos, como lo afirma Torres es en «el espacio público donde se desarrollan libremente el juego de intercambios y de interacciones entre grupos e individuos sociales y culturalmente diferentes»24, dándose un proceso de apropiación y reapropiación, de significación y resignificación a partir de los diferentes usos.
En este marco de socialización y sociabilidades, el espacio público se vigoriza con el esparcimiento y manifestaciones colectivas que abonan a la integración social, rompiendo con la atomización que promueve el individualismo consumidor neoliberal25. Es pues, la Plaza Mayor, un claro ejemplo de espacio público de vital importancia en las ciudades latinoamericanas, no sólo como ente inicial de articulación urbana, sino también de sociabilidad.
La Plaza Mayor, como espacio público de sociabilidad
La Plaza Mayor fue la base donde se irradió la ciudad colonial en México26 convirtiéndose en el espacio más representativo desde el punto de vista político y religioso, pues aledaño a esta estaban la iglesia y el palacio de gobierno27. Además del valor simbólico que se le confería a la Plaza Mayor, esta era el punto central de los encuentros e intercambios entre los ciudadanos, tanto desde el punto de vista comercial al ofertarse diferentes productos, como por ser el espacio público de mayor importancia al manifestarse diferentes prácticas, ya sea de carácter religiosas, cívicas y culturales, que contribuían a la integración social28. La Plaza Mayor albergaba la diversidad social, para algunos era su lugar de trabajo, para otros su lugar de encuentro. Si bien, de ella se estructuró la ciudad antigua, en la actualidad hay una tendencia a considerar lugares privados como espacios de articulación y socialización, como el caso de los centros comerciales, pero los cuales tienen un claro sesgo clasista29.
De acuerdo con Romeu, y aludiendo a Simmel, «el concepto de sociabilidad o sociabilidad pura, describe las relaciones sociales que tienen lugar por el placer del puro vínculo o asociación con otros»30, o la tendencia del individuo a establecer con sus pares algún tipo de relación e interacción, para intercambiar puntos de vista o aprender de los demás31. Desde la óptica de Bourdieu, la sociabilidad es de utilidad para analizar las relaciones sociales que se estructuran por el poder32. Las fronteras de un campo social son fluidas y el campo social mismo es creado por los participantes que se unen en la lucha por la posición social. Es por ello que Bourdieu busca explicar el proceso por el cual lo social se interioriza en los individuos, para dar cuenta de las «concordancias» entre lo subjetivo y las estructuras objetivas33. Para Bourdieu cada persona tiene una realidad social que se deriva de su posición en su espacio34.
En esta relación, los individuos establecen emociones y relaciones afectivas, lúdicas, donde reina la subjetividad de los individuos a través de los sentidos, en un tenor colaborativo y de interacción social35. En esa necesidad del ser humano de sociabilizar, los espacios públicos son lugares ideales, de cotidianidad encontrada y retroalimentación36, de manifestaciones culturales37, políticas y sociales, donde se demandan soluciones a diferentes problemáticas38.
En este proceso de apropiación y reapropiación, la plaza se reafirma en su patrimonialización, donde día a día, vecinos de los asentamientos aledaños ven en ese espacio su lugar de convergencia, donde se funden territorio y cultura como ingredientes de su cimentación, abonando a su identidad colectiva39. En ese proceso de patrimonialización, se crean una serie de significados, afectividades, emociones y filiaciones que hacen del espacio un elemento central del proceso civilizatorio,40 donde la heterogeneidad social se manifiesta a partir de actores citadinos de diferente origen41. En el caso de la Plaza Mayor, esta ha sido patrimonializada con el paso del tiempo, que a pesar de estar inmersa en un proceso de turistización, procuran su uso, su mantenimiento, defendiendo ese espacio como parte de su identidad.
3. Sociabilidad en la plaza mayor Antonio Mijares
Para el presente estudio se utilizó una metodología cualitativa, con el fin de comprender el fenómeno de sociabilidad en la plaza mayor, así como el significado de dicho espacio público para los individuos o agentes sociales42, a través de sus experiencias y la interacción constante con los elementos que están presentes en el entorno urbano.
Dentro de las técnicas cualitativas, en un primer momento, se utilizó la observación in situ, con el fin de conocer el escenario natural43 donde confluyen las personas en el proceso de sociabilidad, dar cuenta del ambiente que hay alrededor del espacio estudiado, el cual está inmerso en un proceso de turistización, donde la mayoría de los establecimientos comerciales (restaurantes, comercios, galerías, boutiques, joyerías, etc.) están destinados a turistas extranjeros, sobre todo. En un segundo momento, se utilizó la entrevista a informantes clave, las cuales se dedican a rescatar e impulsar la cultura local (realizadas entre el 1 al 14 de abril de 2020) tratando de responder a las preguntas sobre los proceso de socialización en la plaza, los cuales de acuerdo con Taylor y Bogdan44, estos informantes son importantes, pues son fuentes de carácter primario al estar en constante interacción con el objeto de estudio o ser testigo de las relaciones que se entretejen en el espacio, dando cuenta de las prácticas individuales y sociales, las cuales se dan en un entorno natural y no artificial, formando parte de la cotidianidad del contexto45, salvando las limitantes en términos temporales de cualquier investigador, obteniendo datos y detalles sobre el escenario que el investigador no puede obtener al momento en el cual él no esté presente46.
La ciudad de SJC, Baja California Sur
La ciudad de SJC, es la cabecera municipal de Los Cabos (ver Figura 1) del estado mexicano de Baja California Sur. La demarcación municipal se encuentra en el extremo sur de la península de Baja California, limitando al norte con el municipio de La Paz al sur y al este con el golfo de California, y al oeste con el océano Pacífico. SJC, se ubica entre los 23° 03' latitud norte y los 109° 42' longitud oeste del Meridiano de Greenwich, a una altura de 40 msnm. Los Cabos es el municipio más pequeño del estado, con una superficie de 3,750 km2, representa el 4.68 % de la superficie total del estado, tenía una población total de 328,247 habitantes, con una densidad poblacional de 87.5 habitantes por km2, superando por mucho la densidad poblacional estatal que es de 11 habitantes por krr^47.
Antecedentes urbanos de SJC
Es a mediados del S. XIX que SJC empezó a desarrollar ciertas características de localidad urbana, a partir del desarrollo de una serie de actividades económicas como el comercio, registro y sacrificio de reses, cobro de derechos marítimos, entre otras, que generaron impuestos que contribuyeron a la inversión en ciertas obras públicas. El dinamismo experimentado atrajo a población extranjera, por lo que para 1862 residían 19 extranjeros, 9 de ellos dedicados al comercio. Esto representó un hito, pues la sociedad josefina brincó esa etapa caracterizada por el autoconsumo, a uno de excedentes que desarrolló un mercado de bienes y que impactó en la recaudación impositiva, canalizada a infraestructura educativa, pues para los años sesenta decimonónico, el municipio se hizo cargo de la escuela del lugar, dedicándose una partida para tal efecto48. Además de la cuestión educativa, el Ayuntamiento se hizo cargo de la seguridad pública, invirtiendo en una cárcel y destinando una partida para la atención y vigilancia de los reclusos. Otro rubro del que se hizo cargo el gobierno local fue la introducción del alumbrado público, que consistió en iluminar tres sitios importantes en términos de la administración municipal: la cárcel, la casa municipal y la escuela; así mismo, se invirtió en oficinas de correo y aseo de calles49.
El dinamismo de la actividad minera de las comunidades al norte de SJC, de manera específica en el distrito minero de San Antonio-El Triunfo, impactó de manera significativa en términos poblacionales. En 1878 la localidad contaba con 3.418 habitantes, dando un salto cuantitativo en 1910, registrándose 4.144 residentes permanentes50. Las labores económicas a inicios del S. XX, dieron muestras de dinamismo, al tenerse registro en 1900, de 15 negocios, donde se ofertaban productos locales, nacionales y del extranjero51. Dicha situación económica trajo como consecuencia un crecimiento físico de la ciudad, siguió la lógica de un damero en su traza urbana, tomando como eje articulador a la Plaza Mayor, conocida en ese tiempo como Jardín Mijares, que de manera aledaña tenía a la misión parroquial y el edificio de gobierno. Para 1910, el pueblo tenía 38 manzanas, con traza uniforme, edificios de arquitectura neoclásica, destacándose: la iglesia, el palacio de gobierno y el Hotel de Chinos, pionero en la actividad de la hospitalidad en la región52, conformándose un centro urbano dinámico, de gran confluencia social.
Plaza Mayor Antonio Mijares: historia y actualidad
A inicios del S. XX, la plaza Mijares, se estableció como el principal centro de reunión y socialización de los josefinos, como lugar de encuentro de los ciudadanos. En ese espacio se llevaban a cabo eventos musicales de aficionados, se tocaban valses, danzas, como las «mazurcas y los schothis»53 y de manera esporádica la presentación de circos trashumantes. La plaza, constantemente era embellecida con «plantas de ornato, bancas, barandales, iluminación y con la pavimentación de sus andenes»54. En dicho lugar se llevaban a cabo las fiestas patronales de San José, las festividades cívicas (el 5 de febrero, aniversario de la Constitución Mexicana; el 5 de mayo, aniversario de la Batalla de Puebla; y el 16 de septiembre, aniversario del inicio de la lucha por la independencia de México), así mismo, había música todos los domingos, convirtiéndose en el lugar de mayor sociabilidad de la comunidad josefina55.
En 1908, se introdujo alumbrado público en el centro de SJC a través de «30 faroles de petróleo»56 iluminando las principales calles de la ciudad, así como la plaza, lo cual le dio mayor seguridad y extensión de los horarios para su uso ciudadano. Para 1918, la plaza y el palacio de gobierno, así como otros equipamientos urbanos fueron objeto de remozamiento, como el «servicio de agua potable, rastro y caminos»57. De igual forma, en esta renovación de la plaza, se modificó el Kiosko, se instalaron bancas de concreto y de madera, se colocaron palmas y árboles de sombra, fortaleciendo el espacio para la comodidad de las familias, que seguían disfrutando de manifestaciones culturales y artísticas los días jueves y domingos de cada semana58.
El dinamismo económico del cual gozó SJC en los años veinte, treinta y principios de los cuarenta por la actividad agrícola centrada en la caña de azúcar y la producción pecuaria, se vio reflejada en su nivel y estilo de vida, donde muchos de sus habitantes invertían parte de su tiempo en el ocio, reforzando las actividades que se llevaban a cabo en la plaza, con bailes, paseos, y fiestas cívicas, donde participaban grupos musicales locales como «los Villarino y los Pérez»59. En la segunda mitad de los años cuarenta, empezó un ciclo de depresión económica en la localidad, donde se destruyeron algunas edificaciones del patrimonio arquitectónico como la casa cural (en su lugar fue edificado un teatro) y el kiosko fue sustituido por una fuente, la que a su vez fue sustituida por un kiosko de cemento que estuvo lejos de satisfacer a la ciudadanía josefina60.
Aunque ya se tenían antecedentes de la actividad turística desde 1956, pues el turismo empieza a desarrollarse en el municipio con la apertura del hotel Palmilla61. Es en 1974 cuando el gobierno federal a través del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) anunció la creación del Centro Integralmente Planeado de Los Cabos (CIP-Los Cabos), expropiando tierras ejidales al ejido San José que colindaban con la línea de la costa y aledañas al poblado (ver figura. 2). Con la edificación de la zona turística hotelera, Fonatur también se avocó a establecer obras de regeneración urbana, entre estas la pavimentación del boulevard Antonio Mijares, la renovación de la fachada de edificios como el palacio de gobierno y la plaza donde se le hicieron trabajos de ornato y jardinería en general62, por lo que empezó un proceso de turistificación del centro histórico y de la plaza central que se manifiesta hasta nuestros días (ver Figura 3).
Fuente: Modificado de Implan-Los Cabos. Plaza Mijares. Proyecto Conceptual. (Los Cabos, México: Ayuntamiento de Los Cabos, 2012), 24.
Estas actividades llamadas «opcionales» por Gahl63 permiten al ciudadano socializar, estimula al ser humano, tener la necesidad de contacto. Como comentan Garnier64 y Harvey65 siempre ha existido la tendencia del hombre de promover el desarrollo de nuevos «lazos sociales» entre ciudadanos, de una «nueva relación con la naturaleza» con nuevas «tecnologías», «estilos de vida», «valores estéticos» a fin de «hacernos mejores»66, siendo los espacios públicos como las plazas espacios identidad comunitaria.
Si bien, la playa es el principal espacio público por naturaleza en destinos turísticos del litoral67, como después se concibió SJC por las políticas públicas en materia de turismo en México, la plaza siguió siendo un sitio de gran interacción social, tanto de antiguos residentes, como de nuevas generaciones de «josefinos», además de turistas y público en general, pues sigue siendo lugar de encuentros, celebraciones patronales y cívicas, manifestaciones culturales y políticas.
Desde el punto de vista urbanístico, SJC y su centro urbano, tomando como punto de partida la Plaza Antonio Mijares, es el nodo donde se concentran una serie de actividades68. El polígono del centro urbano abarca un total de 103 hectáreas (ver Figura 3), donde se ubican una serie de equipamientos educativos, comerciales, galerías de arte, bibliotecas, casa de la cultura, hasta una zona de conservación ecológica en categoría de Reserva Estatal llamada Estero de San José, el cual es un reconocido sitio Ramsar por ser un gran reservorio de vida silvestre69.
En términos de la turistización de SJC, se ha manifestado un proceso de regeneración urbana a partir de los años ochenta del S. XX, la plazuela Mijares ha sido equipada por cámaras de videovigilancia como forma de higienizar el espacio público y de vender ambientes de tranquilidad social para el mercado turístico70. Dicho espacio público, sigue siendo la sede permanente de las fiestas patronales de SJC, las cuales se llevan a cabo a mediados de marzo para conmemora la fundación de San José del Cabo Añuití, así como el santo patrono de San José, se convierte en el lugar de encuentro de las familias josefinas, visitantes de otros estados y turistas extranjeros. En el marco de las fiestas, se presentan artistas nacionales y extranjeros en los que los asistentes disfrutan de manera gratuita los conciertos.
En ese proceso de turistificación se han impulsado una serie de eventos dirigidos a la población en general, pero con el objetivo fundamental de diversificar la oferta al turista como el llamado Life Luxe Jazz, que se llevó a cabo en noviembre de manera gratuita71, así mismo, se llevan a cabo funciones de cine impulsadas por diversas asociaciones civiles72. Otro de los eventos culturales que se realizan desde hace 6 años, en que la Plaza Mijares es sede, es el Festival de Artes Escénicas Urbanas «Pa'h La Calle», que incluye actividades de teatro, danza, pantomima, música, cine, entre otras actividades73.
4. Turistización del centro histórico de SJC
Entendiendo turistización una actividad económica estratégica, donde la actividad del ocio, el turismo, se consolida como el elemento fundamental que moldea el espacio central de las localidades con patrimonio cultural edificado, apropiándoselo tanto física como simbólicamente74 y alterando las formas de convivencia del pasado, la Plaza Mayor de SJC, ha experimentado un proceso de turistización constante. Bautizada como Antonio Mijares, se encuentra en el corazón del llamado centro histórico de la ciudad, dicha zona central del antiguo casco urbano presenta una gran actividad comercial y de servicios, derivada de la actividad turística (ver Figura 4) que se ha venido desarrollando desde los años setenta del siglo pasado, sobre todo al ser objeto SJC de políticas públicas en materia de turismo por parte de Fonatur en el llamado CIP-Los Cabos.
Como parte del proceso de turistización y aburguesamiento, el centro histórico y la plaza Antonio Mijares fue sometida a obras de regeneración urbana entre 2012 y 2014. En su primera etapa, en 2012, se invirtió la cantidad de 21 millones 200 mil pesos, donde de manera específica se reacondicionaron las calles Obregón e Hidalgo y avenida Centenario75; en 2013 en la segunda etapa, se contemplaron 18 millones de pesos para la reposición de tubería de agua potable y alcantarillado, guarniciones, banquetas, luminarias metálicas y bancas decorativas, así como la pavimentación de las calles Morelos, Zaragoza y Guerrero. En 2014 en una última y tercera etapa, se dio la reconstrucción de 340 metros lineales de pavimento hidráulico76, todo esto como parte del mejoramiento de la imagen urbana de la zona, para hacerlo atractivo a los turistas e impulsar el consumo.
El proceso de inversión y consolidación del proceso de turistización siguió en 2018, llevándose a cabo otro proceso de remodelación de la plaza, donde se mejoró la infraestructura, se sembraron árboles, se colocaron bancas nuevas, un nuevo kiosko y luminarias con el fin de hacerla atractiva para los visitantes77.
La plaza es aledaña al boulevard Mijares, las calles Doblado, Zaragoza, Hidalgo, Obregón, Guerrero y Comonfort. En dichas calles se encuentran hoteles boutiques, boutiques, joyerías, tiendas de artesanías, así como restaurantes y bares, todos ellos con la intensión de satisfacer las actividades de ocio de los visitantes, los cuales en su mayoría provienen de Estados Unidos y Canadá.
En el centro histórico, la mercadotecnia turística es patente en los anuncios del llamado Art District, que hace referencia al conjunto de negocios dedicados a la venta de artesanías que se traían de diversas partes del país, así como galerías de arte donde se exponían y comercializaban pinturas, esculturas.
Importancia de la Plaza Antonio Mijares, sociabilidad y ciudadanía
Para sus habitantes, este espacio público urbano tiene diferentes significados en términos de socialización e identidad. Al margen de ello, la mayoría coincide en otorgarle una gran relevancia a partir del sentido simbólico que le otorga a la ciudad, pero también el de pertenencia y concibiéndolo como un lugar de encuentro y esparcimiento, de acuerdo con uno de los intelectuales del lugar, oriundo de la ciudad:
Para los josefinos, la plaza, la nuestra, centro de comercio, socialización, diversión, reuniones, bailes, ferias, etc. desde los años cincuenta del pasado siglo, igualmente para los de mi generación. Desde que tengo memoria, ahí exclusivamente se hacían las fiestas de San José. Que yo recuerde, siempre fue la fecha más importante, la del 8 de abril (fundación) no recuerdo que se le diera tal relevancia aquellos años. Desde primaria hacíamos trabajos manuales, por ejemplo, carritos, trompos (yo hacía buenos, con madera de palo verde) y vendíamos en la feria del pueblo. Ahí se vendía comida típica, así como productos deliciosos de las monjas en el patio de la iglesia, donde temprano había misas. Si mal no recuerdo, venía el obispo. La plaza era redonda con el kiosco al centro, por la noche (fecha de San José), había baile con la orquesta "Los Pérez" ¡¡ya legendaria!! (sino había dos, tres pleitos, el baile no sirvió). Llegaban artistas diferentes para ese día y vendimias de otros lados78.
En ese tenor, la plaza Antonio Mijares, forma parte de esa tradición del espacio público de las ciudades donde se da la convergencia de ciudadanos sin distingos sociales, fortaleciéndose los lazos comunitarios a través de la interacción social.
Sin embargo, en ese proceso de turistización y en la búsqueda de la atracción de visitantes foráneos, sobre todo estadounidenses y canadienses, la plaza ha tenido una serie de modificaciones o remodelaciones, que a decir del entrevistado se han hecho a capricho de cada administración municipal:
Había un árbol de tule gigantesco, laureles de la india, sombra, pues, tan necesaria en estas resequedades...todo cambió. Muchísimos cambios. Al parecer, cada administración municipal le quiere imponer su sello particular: hemos visto multitud de cambios, algunos muy malos cuando se quita la sombra para nosotros y hábitat para tantas aves que ahí vivían. Entonces atentan contra nuestra naturaleza, todo sea por el "destino". Obvio, sigue siendo nuestra plaza...pero muy cambiada. Ahora es una explanada llamada teatro del pueblo o algo así. Artistas exponen por ahí en ciertos días, las bancas sin mantenimiento, falta de sombra. En fin, como nativo, ya no me gusta como antes...para mí, fue más bella, más nuestra, ahora quizá está más diseñada para agradar al turista [...]79.
Este proceso de turistización de la Plaza Mayor Antonio Mijares, es evidente en los cambios experimentados a partir de las exigencias de las actividades del ocio, encontrando en la ciudadanía actos de resistencia, tratando de revitalizar el espacio público80.
La Plaza Mayor es el lugar donde pasan eventos de gran importancia para la ciudad, tanto en términos políticos, culturales e históricos. Es lugar de fiesta, de reunión, de encuentros de amigos, de relaciones de noviazgo, y aun cuando se hayan dado cambios, se sigue disfrutando. De acuerdo con el cronista del municipio la plaza es:
El lugar donde suceden las cosas importantes de la ciudad, políticas, culturales e históricas. Lugar de reunión familiar por su cercanía a la iglesia y por ser el lugar donde se efectúan los eventos sociales y fiestas del pueblo. En la adolescencia y juventud era el lugar para socializar, un centro de reunión por las tardes, para pasar el rato con los amigos y pasear con la novia. Por ser la avenida principal en esas tardes veías pasar la mayoría de los autos de la ciudad cuando se acostumbraba a salir a "dar la vuelta" en auto. En la actualidad en menor medida voy a pasar el rato a la plaza, no obstante, me gusta ir. Hoy principalmente es usada para hacer eventos políticos, sacarle provecho económico por los paseos guiados a turistas y por las escuelas para practicar danza81.
Este espacio público es destinatario de políticas públicas en materia de cultural, realizándose eventos programados por la dirección de cultura del municipio. Una funcionaria del Instituto de la Cultura y las Artes del Municipio de Los Cabos, con más de 20 años de residencia en SJC y cuya vivienda está a escasas tres cuadras de la Plaza Mijares señala que:
La plaza significa para ella alegría, prosperidad, historia, tradición, cultura. La primera vez que estuve ahí era muy diferente a lo que es hoy, llegamos caminando en una tarde de verano a conocer el pueblo, fuimos directamente a la paletería contigua a la plaza. El motivo por el cual nos trasladamos a San José del Cabo es que, a mi padre, de profesión arquitecto, le ofrecieron la construcción de un desarrollo de condominios. La plaza ha tenido cambios, creo positivos, aunque debería haber más árboles que den sombra.
En la labor que desarrollo en el municipio, todos los sábados presentamos un programa artístico musical con talleres gratuitos de 6 a 9 p.m. Los domingos clases gratuitas de bailes de salón de 6 a 9 p.m., los martes y jueves exhibición y venta de producción plástica de artistas locales, así como las fiestas tradicionales, concursos, festivales, entre otros82.
En esta situación el proceso de privatización de los espacios públicos a través de las acciones emprendidas en esta etapa neoliberal como forma de cercamiento83, puede ser leído como una usurpación a las formas de sociabilidad vivas, donde van colapsando los espacios de memoria, siendo estos privados o limitados bajo un fin económico, que cumple con las características de exclusividad y no comunes.
En los últimos años un colectivo de artistas plásticos ha impulsado un programa de gran reconocimiento en la plaza llamada Jardín del Arte, el cual es liderado por un artista plástico potosino Alfredo Sosa, avecindado en SJC por 13 años, cuyo trabajo está destinado no sólo a comercializar su producción artística, sino a difundir la obra de los artistas locales, y que el público desarrolle interacción con los artistas y las obras:
El Jardín del Arte floreció en el mes de marzo 1996 con un pequeño grupo de artistas locales, la inquietud de exhibir su trabajo artístico los motiva a exponer 2 días a la semana. En el año 2009 el Jardín del Arte se convierte en el lugar donde se han reunido más de 60 artistas logrando mantener dicha exposición sin suspender en las temporadas bajas, con la idea firme de que los espacios públicos son precisamente lugares de esparcimiento cultural donde se reúnen a disfrutar y apreciar el arte todas las personas, sin importar su origen, estatus social y edad. La misión de promover y difundir a los artistas locales, nacionales e internacionales en las disciplinas como la Pintura, Escultura, Grabado, Dibujo, Fotografía y Cerámica, generar oportunidades de crecimiento artístico, formar nuevos talentos en el arte, ofrecer a la sociedad y al turismo un vínculo directo entre el artista y el espectador, la interacción entre ambos facilitara que el lenguaje del arte cumpla su objetivo para lo cual fue creado; entablar un dialogo donde los sentimientos, emociones e ideas maniiesten la espiritualidad del artista 84.
Desde el punto de vista político y ciudadano, la plaza también representa el lugar para la protesta pública, donde la ciudadanía cuestiona al poder político y económico, quienes demandan soluciones a diversos problemas (ver Figura 5). Para un activista político, con una residencia de 33 años en la comunidad, la plaza:
[...] es el centro donde se congrega la comunidad históricamente. Un lugar de sana convivencia o de ejercicios políticos comunales...He presenciado varias remodelaciones de la plaza en los últimos treinta y tantos años y creo que el espacio se ha vuelto más comunitario y ha mejorado mucho. El lado negativo es como de costumbre la opacidad en los proyectos y dineros (para dichas remodelaciones) ... Esa plaza ha sido testigo de muchas manifestaciones, yo participe en varias durante el movimiento Por La Paz Justicia y Dignidad en 2008; después vino el movimiento #Yosoy132 en 2012); movilizaciones en defensa del Faro Viejo, el cual es propiedad pública, de 2013 a 2015; campañas informativas en el kiosko sobre el intento de despojo llamado Nuevo Trazo carretero, entre 2016 y 2017; y más recientemente, manifestaciones en defensa del estero josefino y las playas en 201985.
En palabras de Georgina Campos, la plaza pública, es «el ámbito de las manifestaciones sociales, lugar de expresión... espacio para la democracia en su buen desarrollo»86. Estas prácticas sociales, permiten que las nociones de ciudadanía se acoten, en el sentido que las sociabilidades posibilitan recrear una cultura política a través del espacio público, pero a su vez, la imagen asociativa que de forma tanto cultural, como lugar de memoria, las personas se identiican, reclaman y buscan el funcionamiento de la sociedad de las problemáticas existentes.
5. Reflexiones finales
Si bien las sociabilidades también se dan en espacios privados como el bar, el café, el teatro, los sindicatos, las mutualistas, los centros comerciales, etc., el espacio público, es la arena donde todos los ciudadanos pueden confluir, sin importar distingos sociales. Dentro de este espacio público destaca la plaza mayor, desde donde se articula el crecimiento físico de la ciudad, que, heredado por la tradición española y la ciudad colonial, de manera aledaña se concentran los poderes político y religioso, es ahí donde converge la ciudadanía. También, la plaza mayor, es el nodo donde todo se articula, donde confluye el comercio, los edificios simbólicos de la administración pública, cafés, restaurantes, etc.
En el caso de la plaza Antonio Mijares de SJC, desde su origen fue un lugar importante para sus habitantes, pues allí se realizaban actividades religiosas, recreativas y culturales. En diferentes épocas fue objeto de remozamiento, que fue reconocido por las administraciones municipales las que le dieron un sello distintivo como forma de congraciarse con la ciudadanía. Tras la aplicación de políticas públicas en materia de turismo a mediados de los años setenta del S. XX, al impulsar a SJC como polo de desarrollo turístico, la inversión en infraestructura y regeneración del centro histórico y la plaza fue una constante, teniendo como propósito, no sólo satisfacer a la ciudadanía local, sino a los turistas extranjeros y nacionales, que aparte de la playa, buscaban conocer el patrimonio arquitectónico de la ciudad. En medio de un mundo donde se ha impulsado la neoliberalización del espacio87, los habitantes de SJC, han tratado de reapropiarse del espacio reivindicando su derecho a la ciudad, a pesar del proceso de turistización.
En términos de las opiniones de diversos actores, los cambios que ha experimentado la plaza mayor son positivos para quienes han visto en ellos un sentido de modernidad, para otros, han sido de carácter negativo, trastocando el sentido histórico del lugar sólo para satisfacer las actividades de ocio de los turistas. A pesar de la tendencia privatizadora que hay del espacio en las ciudades del mundo88, con plazas públicas donde su rediseño obedece a la mercantilización, poniendo de primacía el comercio turístico89, la plaza mayor Antonio Mijares, ha sido intervenida por ciudadanos y por administraciones municipales que le han conferido un dinamismo, en que se entremezclan actividades económicas propias de la oferta de bienes y servicios a los visitantes foráneos, eventos políticos, culturales y recreativos, que le dan vigor, que fortalecen su funcionalidad y disminuye la posibilidad de que languidezca, lo que asegura su uso creativo por parte de la población local y de los turistas. Finalmente, el trabajo presentado nos muestra como la plaza mayor sigue siendo lugar importante de sociabilidades, propiciado por una ciudadanía que aplica estrategias de resistencia, a pesar de las dinámicas de la lógica de la producción del espacio turístico, muy propias de la colocación de excedentes de capital y el fortalecimiento de los procesos de acumulación en países periféricos como México