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Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

Print version ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.15 no.32 Bogotá May/Aug. 2024  Epub Apr 30, 2024

https://doi.org/10.25025/perifrasis202415.32.08 

Reseñas

Quillahuaman, Rocío. Marrón. Memorias. Blackie Books, 2022, 200 pp.

Esther Argüelles Rozada1 

1Universidad de Oviedo

Quillahuaman, Rocío. Marrón. Memorias. Blackie Books, 2022. 200p.


El cuestionamiento de la propia identidad es quizá uno de los motivos más recurrentes en la expresión artística. Sin embargo, en el caso de la literatura hispana que se mueve entre dos orillas, este ejercicio de autoconocimiento se ha convertido en un auténtico leitmotiv que amalgama profundas raíces filosóficas, sociológicas y antropológicas. Las complejas relaciones históricas entre España e Hispanoamérica han motivado desde la época de la Conquista un proceso escritural que trata de dar cuenta de este asombro mutuo. Como es bien sabido, los ejemplos van desde las crónicas de Indias hasta el célebre ensayo de Octavio Paz, El laberinto de la soledad (1950). No obstante, puede esgrimirse que estas son obras que hoy día pueden antojarse muy lejanas, al haber dejado de reflejar las características actuales de un sujeto hispánico que, a través del descubrimiento del otro, se descubre también a sí mismo.

No es lo que sucede con el debut literario de la ilustradora limeña Rocío Quillahuaman, que nos comparte una mirada llena de frescura sobre este viaje de ida y vuelta, literal y metafórico, entre ambas orillas. Marrón presenta su vida, a caballo entre la capital peruana y Barcelona, con el revelador subtítulo de Memorias. El punto de partida no radica en la presentación únicamente expositiva de su biografía, sino que la importancia de esta obra se halla más bien en una perspectiva evaluadora, que se conjuga inteligentemente con un melancólico y tierno humor.

Así, Quillahuaman narra una serie de episodios sobre las dificultades de adaptación en España desde que era una niña hasta la actualidad. Sin embargo, no se contenta con describir dichos sucesos de una forma insulsamente cronológica. Aunque se trate de su primer trabajo literario, la autora domina con soltura las exigencias narrativas de este tipo de relatos: su objetivo no se detiene en el esfuerzo pueril de recolectar varios capítulos de su vida para que no caigan en el olvido, sino que su composición va más allá. Pretende poner a dialogar aquellos momentos clave que permitan llegar a una necesaria crítica de la situación que puede vivir toda joven migrante hispanoamericana en tierras españolas: “He escrito este libro para todas esas chicas que son marrones como yo” (8). Como consecuencia, los retazos que Quillahuaman busca compartir no pueden juzgarse en ningún punto como insustanciales ni deslavazados, sino que han sido cuidadosamente seleccionados para alcanzar ese objetivo de denuncia del racismo y la aporofobia que ha sufrido desde su llegada al país, como ya adelanta el propio título de la obra. En este sentido, la autora hace gala de una lúcida mirada que le permite, desde un primer momento, distinguir que el hecho de ser una migrante hispanoamericana no es condición suficiente para sufrir el rechazo social, sino que este prejuicio se entrecruza con la aversión hacia el pobre. Entre otros momentos, esta observación esencial se refleja en su cómica carta dirigida a Shakira, también radicada en España durante el momento de escritura del texto: “Cuando eras bebé, ¿tu madre también ponía un cuchillo debajo de tu almohada?” (57).

Es en puntos como este donde se realiza también un valiente ejercicio de autocrítica al reconocer que este odio hacia todo lo que ella representa empezó en su ciudad natal, a través de la comparación con aquellos privilegiados limeños que se hallaban mucho mejor situados en la escala social: “Los prejuicios que nos había inculcado Lima los trajimos en la maleta, junto con las patatas y verduras de mi madre. Unos prejuicios que estaban en contra de nosotras mismas” (141). Proveniente de las capas más humildes de la sociedad peruana, se insiste en cómo esta sensación de desarraigo ha acompañado a la escritora durante su vida.

En consecuencia, la protagonista sufrirá un auténtico proceso de alienación que le provocará sentirse parte de una otredad, un sujeto totalmente alejado del patrón europeo y cuya historia, por lo tanto, o no interesa o es considerada como exótica: “las historias de gente como yo, chicas jóvenes marrones, quedan siempre apartadas, encasilladas como diferentes y marginadas como nosotras mismas” (6).

No es este el lugar para desentrañar las posibles trampas, conscientes o inconscientes, de cualquier juego de espejos entre la realidad y el plano de la ficción. Poco importa si las anécdotas aquí relatadas no encuentran un correlato en el primero de estos mundos. Lo relevante es este viaje de búsqueda personal realizado a través de la literatura. En esta obra, la escritura se presenta como un verdadero ejercicio de catarsis, de expresión de este desgarro interior, lo que provoca la paulatina aceptación (que no resignación) de la protagonista de su situación abismal: “Soy peruana, sóc barcelonina y soy marrón” (189). Este entendimiento de sí misma es la clave para la ansiada llegada a su reafirmación personal. En definitiva, en Marrón asistimos a una odisea hacia la propia identidad, viaje que no solo coincide con el desarrollo de la escritura, sino que se vuelve imposible sin esta.

Creative Commons License Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.