INTRODUCCIÓN
La Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2017) sitúa a las personas como el eje principal en la construcción de una sociedad equitativa dentro de un contexto ambiental de sostenibilidad con el planeta Tierra. Para alcanzar este planteamiento y facilitar su administración, se propusieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales orientan las políticas de fi nanciación durante los próximos años mediante el compromiso de implementar estrategias direccionadas a los retos actuales del mundo. Los objetivos son 17 (FIGURA 1) y responden en gran medida a la adaptación al cambio climático y la gestión de los recursos naturales, incorporando buenas practicas a la forma de vida de los habitantes. Esta estrategia es intergeneracional, garantizando una visión del planeta tierra como un patrimonio natural de los seres vivos. A su vez, los ODS son un engranaje territorial de planeación multidisciplinar para los países suscritos (Sanz et al., 2016).
Las geociencias en Colombia han tenido dos vertientes de desarrollo: la primera desde una vocación minera y extractivista, asociada a la riqueza y complejidad geológica del territorio (Espinosa, 2012); y la segunda, desde la gestión del riesgo y la mitigación de los desastres naturales, favorecidos en un país tropical con un tectonismo dinámico (Hermelin, 2005). En muchos países la implementación de los ODS y su relación con la geología se ha dado mediante la conformación de una nueva línea de investigación dentro de la geología ambiental, conocida como la Geoconservación, la cual como lo define (Sharples, 2002), busca preservar la diversidad natural con sus características y procesos geológicos, geomorfológicos y del suelo, manteniendo las tasas naturales de cambio, e integrando los componentes abióticos del entorno en los procesos de conservación de la naturaleza.
En Colombia, el Servicio Geológico fue el encargado de desarrollar los parámetros para la elaboración de las directrices sobre la Geoconservación (Carcavilla-Urquí et al., 2015). En el ámbito académico existen propuestas locales, en su mayoría sobre las cordilleras Central y Oriental (Colegial et al., 2002); (Torres y Molina, 2012); (Rendón et al., 2013); (Palacio et al., 2016); (Tavera-Escobar et al., 2017), donde se mencionan los enclaves naturales de Colombia asociados a ciertos valores culturales y sociales que ofrecen información sobre la evolución de la Tierra. Sin embargo, el país aún no está actualizado frente a las metodologías internacionales de conservación, pues la diversidad natural se encuentra únicamente ligada a la concepción de los elementos biológicos o bióticos. El termino geodiversidad o rango natural de características geológicas (Gray, 2013) no ha sido adoptado por las instituciones medio ambientales, tal como lo sugirió la UICN (Unión Internacional para la Conservación Natural), la cual argumenta que la geología es la base y la generadora de los recursos planetarios originales o de primera categoría (Gordon et al., 2017).
La Geoconservación implica un esquema administrativo, bajo la implementación en los sistemas legales de cada país y el uso de figuras de protección o aprovechamiento del territorio como es el caso de la figura de Geoparques Mundiales, definidos por la (UNESCO 2016) como “áreas geográficas únicas y unificadas donde los sitios y paisajes de importancia geológica internacional, se gestionan con un concepto integral de protección, educación y desarrollo sostenible”. En relación con los ODS, los Geoparques también buscan aumentar la conciencia y comprensión de los principales problemas que enfrenta la sociedad actual, la forma de utilizar los recursos de manera sostenible, mitigar los efectos del cambio climático e impacto de los desastres naturales (Zouros y Martini, 2003). Este trabajo pretende mostrar como en Colombia se puede incorporar la geología a los procesos sociales en el territorio, mediante la figura de Geoparques, aumentando el sentido de pertenencia de la población e incentivando el emprendimiento local, la innovación y una nueva forma de turismo, contribuyendo a la obtención de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
El concepto de Geoparques se introdujo a finales de los años 90, partiendo de la declaración de la conferencia de Digne-Francia en 1991 (Brilha, 2002). Al notar una ausencia por parte de la comunidad científica frente a la gestión del patrimonio geológico, y argumentando la lejanía de los científicos con las comunidades locales, se buscó la creación de una iniciativa que promoviera el desarrollo sostenible mediante la protección y promoción de ese patrimonio natural con actividades científicas, turísticas y educativas (Carcavilla-Urquí, 2012). Las primeras iniciativas de Geoparques surgieron en Europa, en lugares caracterizados por tener un patrimonio geológico relevante y encontrarse en áreas rurales con problemas de despoblación y desarrollo económico, lo que permitió crear en ese momento, la Red Europea de Geoparques (Zouros y Martini, 2003). En 2004 la incursión de varios geoparques chinos, motivó la conformación de una Red Global de Geoparques (GGN por sus siglas en inglés), que a la fecha alcanza 140 Geoparques en 38 países (GGN, 2018).
Existen tres principios o directrices vocacionales de los Geoparques: (1) la existencia de patrimonio geológico singular; (2) la puesta en marcha de iniciativas de geoconservación y divulgación, y (3) favorecer el desarrollo socioeconómico a escala local utilizando el patrimonio geológico como eje conductor (Carcavilla-Urquí, 2012). Los Geoparques no se deben entender como museos geológicos al aire libre, estos deben englobar una importancia geológica alta (patrimonio geológico) e integrarse con los otros patrimonios culturales, sociales o inmateriales (Martini, 2017). Las estrategias de los Geoparques son ascendentes o con enfoque bottom-up, esto quiere decir, que involucran a las partes interesadas, desde los grupos comunitarios, propietarios de tierras, oficinas de turismo, indígenas, organizaciones locales, universidades, entre otros. Generando una fuerte interrelación entre instituciones públicas y privadas, que tracen objetivos comunes en procura de salvaguardar el patrimonio geológico de una región (UNESCO, 2016). Los Geoparques no pertenecen a ninguna categoría de Área Protegida sugerida por la UICN, aunque los patrimonios cultural, natural e intangible si deben estar regulados por alguna gobernanza (Carcavilla-Urquí, 2012). En un Geoparque se debe demostrar que las características geológicas son de relevancia internacional y se encuentran protegidas por instrumentos legales de cada país.
En América Latina la creación de la Red de Geoparques comenzó con la iniciativa y posterior catalogación del Geoparque Araripe en Brasil, a partir de entonces, muchos de los países de la región desarrollaron estrategias y proyectos para la incorporación de lugares emblemáticos en la Red Mundial (Rosado-González y Ramírez-Miguel, 2017). Actualmente existen geoparques en México, Uruguay y Brasil, y proyectos consolidados en Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Nicaragua y Colombia.
“Geoparques” una herramienta para los Objetivos de Desarrollo Sostenible
La UNESCO en las directrices del programa de Geoparques, plantea que cualquier área de importancia geológica excepcional, incluso de fama mundial o de valor universal, no puede ser parte de la Red Global de Geoparques a menos de que tenga un plan que promueva el desarrollo sostenible mediante el geoturismo, otorgándole una nueva interpretación más oportuna a la Convención de 1972 sobre Patrimonio Mundial Cultural y Natural (Zouros y Martini, 2003).
En Colombia, gran parte de los destinos turísticos están asociados a elementos atractivos que ofrece la naturaleza, tal como lo dice el Informe de Turismo (Ministerio de Industria y Turismo, 2017). El concepto de geoturismo aún no es una oferta dentro del turismo natural. (Hose 1995), definió el geoturismo como una forma de turismo educativo, que instalaba infraestructura para posteriormente mejorar la interpretación de los lugares geológicamente atractivos. (Newsome y Dowling 2010), dirían que el geoturismo es la parte del turismo que se centra únicamente en geología y paisaje, diferente al termino del ecoturismo que está ligado solo actividades que se desarrollan al aire libre. En este trabajo se tendrá en cuenta la definición planteada por (Dowling 2013), quien integró el desarrollo sostenible con el geoturismo, argumentando que este promueve la visita y la apropiación de áreas de importancia geológica para la conservación natural, cumpliendo un enfoque "ABC", es decir, comprende los componentes abióticos, bióticos y culturales, los abióticos integran la geología y el clima, que permiten el desarrollo de lo biótico (fauna y flora) y que finalmente determinan la forma de vivir de los humanos (cultura).
La implementación de la figura de Geoparques ayuda en el desarrollo económico y social de una región, y está relacionado directamente con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, de hecho, la UNESCO asegura que al utilizar la figura de los Geoparques Mundiales se pueden obtener avances en la obtención de ocho de los 17 objetivos (TABLA 1).
Geoparques en Colombia: una estrategia para los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Se ha sugerido en diversos espacios y encuentros internacionales, como lo afi rma (Sá, 2015), que la Red Global de Geoparques tiene como objetivo ampliar sus alcances en el mayor número de países posibles, manteniendo las directrices de la UNESCO, debe ser una Red con la capacidad de adaptarse a cada territorio, como lo han hecho en China o Europa. En países como Colombia, la formulación de una Red Local de Geoparques, contribuiría en la consecución de los ODS de una manera relevante y oportuna, dada las condiciones naturales, sociales y a la poca gobernanza en los lugares geológicos de relevancia internacional (FIGURA 2).
Los problemas de un país como Colombia se pueden dividir en dos grandes categorías, la primera con un carácter más social que inicia con la pobreza extrema. Colombia ocupa el quinto lugar en reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe (Sanz et al., 2016). La ausencia del Estado en muchas zonas con grandes recursos naturales y su abandono a comunidades minoritarias como indígenas o afrodescendientes, se refl eja en la mala calidad de vida en el campo. Adicionalmente, la búsqueda de mejores oportunidades ha causado una migración masiva a las grandes ciudades, dándole la espalda a la ruralidad como fuente económica y generando impactos y presiones sobre las urbes apenas en desarrollo, la población se ha cuadruplicado en 60 años aumentando la demanda de los recursos naturales (Sanz et al., 2016). El confl icto en el territorio que marcó y limitó el desarrollo sostenible durante más de 50 años, es considerado según el Informe de Desarrollo del Banco Mundial de 2011 como un obstáculo o trampa de la pobreza. Los países que se encuentran en condiciones de paz, escapan más rápido de la pobreza y son más resilientes; la violencia restringe la inversión y reduce el crecimiento económico (CNMH, 2013).
La segunda categoría es la lucha y mitigación de los efectos del cambio climático, la protección de la naturaleza y la conservación de los recursos naturales, Colombia cuenta con 2’129.748 km² de territorio que conforman la superfi cie total, cerca de 1’141.748 km² están en el continente y 988.000 km² -o sea el 46,4%- se encuentran en el mar. Esto hace del país territorio rico en diversidad natural, pero al mismo tiempo vulnerable ante las presiones ambientales en todo el planeta; por ejemplo, la región del Caribe congrega el 23% de la población colombiana y la mayoría de esa población vive a menos de 100 km del mar (Sanz et al., 2016). Esto conlleva a un desafío concreto frente al cambio climático, el ascenso del nivel de mar, salinización de los acuíferos, aumento en la erosión costera y algunos huracanes del Caribe.
En la región Andina hay presencia de movimientos en masa, avenidas torrenciales y susceptibilidad a ciudades poco preparadas ante emergencias naturales. Su localización tropical aumenta la vulnerabilidad que causan fenómenos climáticos como el Niño o la Niña, lo que causa en el territorio inundaciones o sequías que influyen directamente la dinámica económica y social del país (Restrepo et al., 2016).
MATERIALES Y MÉTODOS
En este trabajo se propone una metodología que permita reconocer mediante la revisión de cuatro ejes o etapas, si una zona específica de Colombia tiene o no, las condiciones necesarias para la aplicación de la figura de Geoparque Mundial de la UNESCO en el territorio rural (UNESCO, 2016):
Identificación de la importancia nacional e internacional de los posibles geositios o lugares de interés geológico de la zona determinada. La UNESCO plantea que los lugares que aspiren a ser Geoparques deben ser de importancia internacional en la comprensión de las ciencias planetarias.
Evaluación del papel que cumple el turismo en las actividades socioeconómicas de los habitantes de la región. Esta etapa está ligada a la obtención de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en cualquier región de Colombia mediante el aprovechamiento del turismo como actividad económica en el país.
Apropiación de la naturaleza por parte de las comunidades. Integración de los aspectos abióticos, bióticos y culturales.
Revisión del crecimiento económico en función del aprovechamiento de los recursos geológicos, biológicos antropológicos y de importancia cultural. Esta etapa incluye la monetización y el aprovechamiento de los recursos geológicos como fuente de ingreso y desarrollo de una región especifica.
Para este análisis se utilizó la información cartográfica, administrativa y socio-económica del Plan de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas (POMCA) de una zona de alta importancia geológica de Colombia. Entiéndase por cuenca hidrográfica el área de aguas superficiales o subterráneas que vierten a una red hidrográfica natural con uno o varios cauces naturales, que confluyen en un curso mayor, que a su vez puede desembocar en un río principal, pantano o directamente al mar (POMCA, 2017). La cuenca es una unidad ideal para desarrollar proyectos territoriales puesto que sus límites fisiográficos se mantienen en un tiempo considerablemente mayor a otras unidades de análisis; son un área donde interactúan muchos sistemas abióticos (recursos geológicos), bióticos (flora, fauna, habitantes) y el desarrollo económico (Dourojeanni et al., 2002). Los POMCAS fueron realizados con presupuesto del Fondo de Adaptación de Colombia, lo que garantiza una información que busca preparar el territorio al cambio climático (POMCA, 2017).
RESULTADOS
Caso de estudio
El análisis realizado en este trabajo toma como unidad de estudio la cuenca Cocorná Sur (POMCA, 2017) localizada sobre la cordillera Central en la vertiente oriental (FIGURA 3), cerca de los escarpes del Magdalena Medio, es una región productora de calizas, mármoles y explotación de cuarzo, en medio del desarrollo de uno de los sistemas kársticos más importantes y complejos del país. A nivel regional se encuentra cerca de la autopista Medellín-Bogotá, la cual es un eje comercial de Colombia. Se encontró que hay lugares de interés geológico que no pertenecen directamente a la cuenca, pero que ante un eventual proyecto de Geoparque Mundial podrían delimitarse mejor.
I. Identificación de la importancia nacional e internacional de los posibles geositios o lugares de interés geológico de la zona determinada La zona cuenta con la presencia de sistemas kársticos en rocas calizas y mármoles explotables en la cordillera
La zona cuenta con la presencia de sistemas kársticos en rocas calizas y mármoles explotables en la cordillera Central (FIGURA 4). Muchos estudios han sido determinantes a nivel geológico (Espinal, 1964); (Feininger et al., 1972), (Kamer, 1986), (Cossio y Viana, 1986), (Liebens, 1987), (Toussaint, 1991a), (Toussaint,1991b), (Ocampo, 2005); (Contreras, 2007); (Gobernación de Antioquia, 2010); (Henao et al., 2011); (Osorio y Henao, 2012); (Rendón et al., 2013), (CORNARE, 2014); (Gómez et al., 2015); (Henao y Osorio, 2016) para evidenciar la importancia de la región en la comprensión del cambio climático en los Andes Tropicales de Colombia
Los sistemas kársticos son considerados como una de las riquezas más importantes desde el punto de vista ecológico y antropológico, destacándose la potencialidad turística. En Colombia el estudio de los sistemas kársticos ha estado orientado a responder necesidades dentro de la industria de la caliza (Torres y Renzoni, 2012), salvo la cueva de los Guacharos en el departamento del Huila, la cual fue declarada en 1960 como el primer Parque Nacional Natural (Parques Nacionales, 2010). Los karst tienen una importancia excepcional debido a que son sistemas cerrados, con aspectos hidrológicos y biogeográficos que explican el origen, la distribución y dispersión de muchas formas de vida en la superficie y casi en totalidad en el hábitat subterráneo (Fundación Natura, 1995) cualquier influencia proveniente de otros sistemas exteriores tienen un alto potencial de modificar su funcionamiento.
La conservación de los sistemas kársticos radica en proteger los flujos y fluidos (agua y vientos) regulados por la vegetación en los suelos, los captamientos de agua, la dirección del drenaje y la topografía. La captura de CO2 permite almacenar la información atmosférica en ese momento, por lo que un sistema kárstico contiene información importante sobre los cambios climáticos a nivel local y posiblemente mantenga patrones a nivel planetario (Fundación Natura, 1995).
Los mármoles y karts que afloran en el Magdalena Medio antioqueño, se originaron a partir de calizas arrecifales, según Toussaint (1991a) la plataforma continental se habría desarrollado bajo un complejo arrecifal con sus unidades litológicas correspondientes (calizas macizas, calizas en bancos intercalados con arenas y arcillas) en el pre-Devónico o Paleozoico temprano. Entre el Devónico y el Cretácico la zona tiene importantes transformaciones por distintas acreciones y tensiones estructurales que crean fases de deformación y desplazamiento. El levantamiento de la cordillera Central, la conformación de la red de diaclasas, y el comportamiento inverso en la falla Palestina se asigna para el Mioceno- Pliocuaternario (Toussaint, 1991b). Los procesos de incisión vertical y levantamiento andino formaron los principales cañones en los cuales se desarrolla geoformas kársticas (FIGURA 4). Luego de la incisión y formación de los valles fluviales, hay un descenso generalizado en los niveles freáticos de las aguas y permite la aparición en superficie de cavernas formadas por debajo del anterior nivel freático, donde se generan las geoformas kársticas de tipo residual, se presentan comúnmente ejemplos de rillenkarren o lapiaz, drenajes calcáreos, agujas kársticas, salientes de roca, hoyos de disolución, dolinas, úvalas, valles ciegos, puentes naturales poljes, cerros de origen kárstico, cerros cónicos, espeleotemas endógenas, como las estalactitas, estalagmitas, pilas o revestimientos de travertinos (Fundación Natura, 1995).
La geomorfología kárstica posibilita la adaptación, especiación, evolución regresiva e interacciones entre especies, lo que lo convierte en un importante lugar de investigación (Fundación Natura, 1995). Paleogeográficamente la zona de estudio hace parte de uno de los 58 lugares reportados como centros de endemismo distribuidos por toda Colombia (Hernández y Sánchez, 1992). Estos lugares son relictos asociados a la Teoría de los Refugios, la cual sugiere que los cambios climáticos, específicamente interglaciaciones, tuvieron consecuencias en grandes extensiones de cobertura vegetal, causando diversos mecanismos de especiación y diversidad en las especies, pues sus biomas eran limitados por las condiciones extremas (Haffer, 1982). Este efecto “bolsillo” fragmentaba las especies y adaptaba su evolución, como ocurre en la zona de estudio. La particularidad de los sistemas kársticos tropicales en el mármol por efectos de la erosión de la cordillera Central durante los últimos millones de años, permitió condiciones edafológicas muy particulares, y proliferando las ya endémicas. Cogollo (1986) le otorga gran importancia a la región, debido a que allí confluyen elementos florísticos del sur de Norteamérica, Centroamérica, región fitogeográfica del Chocó, Guaya y Amazonía, con potencialidad de convertirse en un banco de germoplasma que podría usarse para la restauración ecológica causada por la acelerada infraestructura minera del mármol y la deforestación.
Los lugares de interés geológico de la zona de estudio (TABLA 2), combinan las condiciones de importancia geológica, biológica y social, que plantea el programa de Geoparques Mundiales de la UNESCO.
II. Evaluación del papel que cumple el turismo en las actividades socio económicas de las personas en la región
La cuenca tiene una baja densidad poblacional con respecto a los otros sectores de Antioquia. Si se revisa los indicadores del PIB (Producto Interno Bruto) para la zona de estudio y se clasifica de acuerdo a los sectores económicos de Colombia (TABLA 3) (POMCA, 2017), se puede evidenciar que el sector terciario, que corresponde a los servicios como cultura, turismo y economía, ocupa el mayor aporte económico a la región, lo que garantiza grandes posibilidades para desarrollar estrategias turísticas en torno a los sistemas kársticos.
Sin embargo, utilizando información que brinda el SISBEN y vivienda, se puede evidenciar que la vulnerabilidad (Sistema de Selección de Beneficiarios para Programas socioeconómica sigue siendo notoria, mostrando un panorama Sociales) en variables como: oportunidades de empleo, de pobreza y desigualdad (FIGURA 5), siendo la brecha entre ingresos, acceso a servicios básicos como la salud, la educación el desarrollo urbano y rural es considerable.
El conflicto social también ha ejercido una presión sobre el territorio desde la época de la colonia. Esta zona tuvo un flujo de personas relacionadas con los poblamientos del río Magdalena y la infraestructura comercial, desde los caminos de arriería, la vía férrea y la posterior construcción de la autopista MedellínBogotá (FIGURA 6). Según el (POMCA 2017), la violencia partidista entre liberales y conservadores causó importantes procesos de migración a las cabeceras de los principales municipios, pues fueron receptores de familias desplazadas que demandaron el uso de recursos naturales para instalarse. En la década de 1950 las presiones sobre las llanuras y los afluentes del Magdalena, soportaron transformaciones por la dinámica de vida de los pobladores. En 1960 las expansiones de las bases petroleras marcaron el rumbo de un crecimiento poblacional asociado a la extracción de hidrocarburos. Entre 1970 y 1980, la instalación de grandes empresas explotadoras de recursos naturales jerarquizó las oportunidades de desarrollo en la región, las minas de mármol comenzaron a consolidar pequeñas economías, finalmente la construcción de la autopista Medellín-Bogotá se convierte en una artería del narcotráfico en el país. El desplazamiento incide en los cambios del uso del suelo, que concluye en la creación de latifundios y la explotación de mármol, arcillas y otros materiales por parte de grupos al margen de la ley. El incremento de la ilegalidad y las condiciones topográficas, hacen que la zona se convierta en un enclave en medio de la guerra, los bosques son intervenidos y su posición estratégica los hace vulnerables a los intensos procesos de deforestación; de hecho, según el (IDEAM 2017), solo las partes más altas con vertientes pronunciadas conservan el bosque nativo. La ganadería y la ampliación de la frontera agrícola han causado perdida de cobertura a gran escala (FIGURA 7). Las presiones ambientales sobre la cuenca causan vulnerabilidad ante el cambio climático o ponen en riesgo los servicios ecosistémicos.
III. Apropiación de la naturaleza por parte de las comunidades
Se centra en dos aspectos importantes; por un lado, la presencia de un completo sistema de Áreas Protegidas que han integrado los aspectos ecológicos más representativos de la región (FIGURA 7). La Reserva Forestal Protectora Regional del Tigre y la Osa donde nace el río Claro, Reservas Naturales de la Sociedad Civil como Fuenteviva, La Vega y La Reserva Privada el Refugio Natural de Río Claro donde aflora el cañón kárstico más grande de Antioquia; también importantes áreas de interés ambiental prioritario como los humedales asociados al río Magdalena.
Por otro lado, en la zona de estudio, la naturaleza ha servido como telón de fondo a procesos de turismo asociado a los recursos naturales, desde trekking en el páramo de Sonsón, hasta actividades espeleológicas y de ecoturismo en los sistemas kársticos de Río Claro, La Danta, Puerto Triunfo, Maceo, Puerto Nare, y el Nus; kayak y rafting en los principales ríos; observación de aves y especies vegetales endémicas y muchas otras formas de turismo, que en su mayoría no son legales, ni se realizan con los requerimientos necesarios para una adecuada gestión de la geoconservación (Williams, 2008).
IV. Revisión del crecimiento económico en función del aprovechamiento de los recursos geológicos, biológicos, antropológicos y de importancia cultural
Entre 50.000 y 100.000 personas visitan anualmente la Reserva Privada Refugio Natural del Río Claro (comunicación oral), una cifra considerable, pues todas las actividades que se ofrecen, están relacionadas con el conocimiento del sistema kárstico de la región. El lugar es un punto de encuentro para investigadores nacionales e internacionales y turistas provenientes de las dos principales ciudades de Colombia. En los demás lugares de interés geológico, aunque hay turismo de naturaleza asociado a la geología, no hay datos en cuanto al aprovechamiento de los recursos naturales, lo que evidencia un desconocimiento de las posibilidades de geoturismo y desarrollo sostenible.
DISCUSIÓN
La cuenca Cocorná Sur presenta condiciones óptimas para ser un posible proyecto de Geoparque en Antioquia. La importancia científica y la pertinencia social son indicadores que luego de un proceso de revisión podrían cumplir con aspectos de relevancia internacional. La ubicación estratégica en el centro del país y cercanía a las dos ciudades principales (Bogotá y Medellín), contribuye a consolidar una descentralización y una nueva oferta de turismo integrado y social, además de aprovechar las estructuras turísticas que existen desde hace algunos años. Establecer la figura de Geoparque en la zona de estudio, puede generar nuevas oportunidades de empleo, por medio de actividades económicas y fuentes adicionales de comercio en zonas rurales, los productos locales pueden ser potenciados y distribuidos en el resto del país.
La figura de Geoparque ayudaría en el cumplimiento de los ODS en esta parte de Colombia, debido a que implicaría una apuesta al turismo y a nuevas actividades económicas, que aportaría a la finalización de la pobreza extrema. La capacitación de las personas en los temas científicos influenciaría en una mejora en la educación de calidad, que empoderaría a las mujeres en el marco de un trabajo decente; y un crecimiento en la infraestructura y la eliminación de la desigualdad rural que hay en Colombia. Esta figura abarcaría a uno de los sistemas kársticos más importantes del país, y con él, la posibilidad de proteger el registro climático de esta parte de los Andes, casi ausente en la delimitación de Áreas Protegidas. Se brindaría mayores herramientas para el fomento de la paz, pues como propone la UNESCO, los Geoparques motivan a la cooperación con la población y con otros Geoparques Mundiales, ayudando a consolidar los cambios sociales. En la zona de estudio, el turismo es una alternativa para que muchos jóvenes no continúen en actividades al margen de la ley, sino que se vinculen a proyectos conservacionistas mediante procesos educativos y rurales (FIGURA 8).
A nivel científico hay lugares con características geológicas determinantes para la comprensión de la evolución tectónica y climática de los Andes (TABLA 2), ante una eventual iniciativa de Geoparque se debe pensar en una delimitación integra, que abarque los principales recursos naturales, localizados en el Magdalena Medio antioqueño. Este trabajo propone un núcleo administrativo desde la cuenca del Cocorná Sur (POMCA, 2017), pero la delimitación geocientífica posibilitaría un inventario más amplio (FIGURA 9). Los lugares de interés geológico propuestos en este trabajo se encuentran conectados por carreteras de tercera generación, hay un creciente turismo natural, pero es necesario la elaboración de inventarios regionales, que busquen conocer, clasificar y valorar los recursos geológicos para generar proyectos de geoturismo y aporte al desarrollo económico de los habitantes.
Administrativamente una eventual candidatura de Geoparque Mundial, implicaría un trabajo integrado entre los agentes territoriales: Corporación Autónoma Regional, Gobierno local y regional, Servicio Geológico Colombiano y todas las personas que viven dentro del polígono de injerencia del proyecto.
CONCLUSIÓN
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son un mecanismo para aportar desde todas las disciplinas en la mejora de las condiciones humanas y naturales del planeta. Las geociencias pueden aportar a la sociedad en el crecimiento sostenible siempre y cuando amplíen la misión vocacional y generen puentes entre especialistas y no especialistas. La figura de Geoparque Mundial integra la importancia de ciertos lugares con características que merecen ser conservados, en Colombia se ha avanzado notablemente en la denominación de Áreas Protegidas, el tema de Geoparques comienza a ser explorado desde la Academia y el Servicio Geológico Colombiano, quienes empiezan a adaptar las metodologías de la UNESCO los recursos geológicos del país y la posibilidad de utilizarlo de manera sostenible para fomentar el desarrollo local de muchas comunidades rurales.
En la zona de estudio, se comprobó la existencia de recursos naturales (geológicos, biológicos y arqueológicos) de alta importancia para esta parte de la cordillera Central que deberían ser conservados por su valor en la historia de formación reciente de los Andes continentales. Hay iniciativas de turismo natural, pero carecen de discurso científico y no generan planteamientos de protección. Estos mismos lugares son enclaves sociales, donde se permite la consecución de desarrollo económico y social en la región, pilares básicos que son demandados por la UNESCO para el proyecto de Geoparques Mundiales. La zona además ha sufrido influencia del conflicto armado desde principios del siglo XX. El geoturismo sería una alternativa frente a las actividades históricamente ilegales. Un Geoparque ayudaría en cualquier región de Colombia como un modelo espacial para la cohesión social y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, retos claves que enfrenta el planeta Tierra en este milenio.