La historiografía colombiana posee un corpus ya de larga data sobre las diversas maneras en que los hombres y las mujeres esclavizados accedieron a la libertad, tanto en el periodo colonial como en el republicano. Se cumple casi un siglo de la publicación del trabajo pionero de Restrepo Canal (Posada y Restrepo) que compiló las leyes de manumisión, con lo que sentó las bases para una serie de estudios enfocados en la legislación y los discursos políticos abolicionistas republicanos (Posada y Restrepo; Jaramillo, “La controversia”; González). A partir de la década de 1960, se sumaron los trabajos que, inscritos muchos de ellos en la llamada nueva historia, se interesaron en las estructuras económicas esclavistas (West; Parsons; Sharp; Colmenares); en las relaciones sociales entre amos y esclavos (Jaramillo, “Esclavos y señores”); y en algunas expresiones de resistencia a la esclavización, especialmente en la huida y el cimarronaje, percibidos en ese momento como las formas paradigmáticas de búsqueda de libertad (Borrego; Escalante; Gutiérrez; McFarlane; Tovar, De una chispa).
La década de 1990 trajo consigo un importante punto de inflexión en la comprensión de las manifestaciones y los significados de la búsqueda de libertad de la población esclavizada. La atención de los historiadores giró hacia las estrategias desplegadas en el marco de la transición del régimen colonial al republicano. Distintas investigaciones, influidas sobre todo por la historiografía anglófona, evidenciaron el papel activo de los esclavizados en las independencias del Caribe y en los primeros siglos de vida republicana (Múnera; Helg; Lasso). Estas obras relacionaron la pregunta por la agencia de los sujetos esclavizados en términos de cultura política y jurídica, y mostraron que la libertad no solo se logró por medio de la huida, sino que también fue el resultado de cálculos políticos expresados en el lenguaje político moderno. Siguiendo esta ruta, en las décadas siguientes, varias investigaciones renovaron el campo de estudio de forma radical, al ubicar la indagación en el contexto de los estudios de las revoluciones atlánticas, de las historias conectadas y de los lenguajes políticos (Sanders; Conde; Echeverri, Indian and Slave; Echeverri, “Popular Royalists”; Pérez Morales, El gran diablo; McGraw).
A partir del nuevo milenio, el estudio del proceso de abolición también ha recibido un importante impulso con el aporte de análisis demográficos sobre la manumisión (Tovar, El oscuro camino) y de investigaciones que revisan las leyes de manumisión, con el énfasis puesto en su apropiación por parte de los esclavizados, quienes no solo lograron reclamar mejores condiciones de vida, sino también incidir profundamente en la misma promulgación de estas leyes. Estas contribuciones, además, han dado luces sobre contextos regionales específicos (Mosquera; Lohse; R. Díaz, “La manumisión”; Chaves, “Nos, los esclavos”; Chaves, “Esclavos”; Pita; Bedoya, “La controversia”; Romero et al.; Pérez Rodríguez; Chaves y Espinal; Barragan; Pérez Morales, Unraveling).
De igual manera, en el campo de la historia social, la investigación sobre las formas de resistencia y búsqueda de libertad ha seguido fortaleciéndose, y ha mostrado sus muy diversas y complejas facetas, así como la enorme variedad de experiencias y significados de la libertad. Por una parte, estudios generales y regionales han contribuido a entender mejor los procesos de cimarronaje, antes poco estudiados, así como a ampliar nuestro conocimiento sobre las conexiones culturales y comerciales entre los palenques y los espacios regionales y transatlánticos, y fenómenos como la construcción de territorialidades afrodescendientes propias, asociadas con la formación de identidades (Mosquera; Almario; Landers; Cáceres; Tardieu; Jiménez; Navarrete; Zuluaga y Romero; A. Valencia).
Asimismo, ha surgido una rica literatura sobre las prácticas y los conocimientos jurídicos de los esclavizados que ha puesto de manifiesto la profunda familiarización de estos con el sistema legal de la monarquía hispánica, que se muestra desde muy temprano en el siglo XVI, instrumentalizada para la consecución de la libertad jurídica. Este conocimiento y uso permitió, en algunos casos, forjar mejores condiciones de vida y, en última instancia, dar forma a los mismos discursos legales (Tovar, De una chispa; Chaves, Honor; Soulodre-La France; Bryant, Enslaved; Bryant, Rivers; B. Leal; Portilla; Ducuara, “Los esclavos”; Pérez Morales; Vergara y Cosme; Ireton). Por su parte, los trabajos sobre la participación de los esclavizados en distintas coyunturas políticas han puesto en evidencia su aguda capacidad para leer los distintos contextos políticos y sacarles provecho, en relación con sus múltiples y muy diversos intereses (M. C. Díaz, Salteadores; Echeverri; Cuevas). En la misma línea, varios análisis económicos nos han mostrado la posibilidad que tuvo la población esclavizada de forjar espacios de autonomía por medio de la participación en las economías locales y regionales (R. Díaz, Esclavitud; C. Valencia; C. Leal). Desde la historia cultural, de la ciencia e intelectual, se han releído los documentos inquisitoriales para hablar de la producción de conocimientos negros y para abordar la movilidad geográfica como parte de la construcción de espacios de libertad (Maya, Brujería; Gómez; Silva; Fisk, “Transimperial”; Fisk, “Black Knowledge”). Estas perspectivas definitivamente han expandido nuestro entendimiento sobre los múltiples significados de la libertad.
De esta manera, y a pesar de “la actitud cuasipasiva de los esclavos y libertos” (Tovar, El oscuro camino 2) que algunos historiadores aún afirman fue una constante en Colombia, esta larga tradición de trabajos ha demostrado que, desde la llegada de los primeros africanos esclavizados hasta la abolición definitiva de la esclavitud, la agencia de esta población en pro de la libertad presenta importantes continuidades que dan pie para analizarla como una historia de larga duración. Esta gran narrativa histórica revela los perfiles de una cultura política y unos saberes sobre la libertad que, construidos a lo largo del tiempo por la población afrodescendiente, se expandieron por una extensa y diversa geografía.
Como aporte a esta larga historia, el presente dosier reúne una serie de artículos, producto de investigaciones recientes, que construye sobre esta tradición historiográfica, consolida algunos de sus hallazgos, problematiza otros y, definitivamente, traza otras rutas de indagación para las nuevas generaciones de historiadores interesados en el tema. Los textos aquí compilados exploran las múltiples formas en que los esclavizados y sus descendientes libres entendieron y construyeron la idea y la práctica de la libertad en la historia colonial y republicana de Colombia. En la actualidad, buena parte de esta producción se encuentra en tesis de maestría, tesis doctorales y avances de investigación que solo recientemente empiezan a publicarse en forma de artículos especializados o libros (Bedoya, “Esclavitud”; Ducuara, “La única”; Mora; Pérez-Villa; Bonil; Mejía y Córdoba; Martínez).
Dos ejes temáticos agrupan los trabajos que aquí se presentan. El primero tiene que ver con la construcción de la libertad mediante la huida y el cimarronaje, su desarrollo durante la época colonial y republicana, así como sus consecuencias actuales. La historiografía sobre el tema ha producido hitos importantes para entender y reinterpretar esta historia. Los artículos de este dosier hacen más patente que estas prácticas no fueron ajenas a la agencia política y al uso de las herramientas jurídicas coloniales por parte de la población esclavizada, como tampoco lo fue el recurso a elementos culturales propios de la diáspora.
En su contribución, María Cristina Navarrete muestra procesos históricos que hasta el momento han sido poco estudiados, como son las relaciones y los conflictos internos entre los cimarrones y la población esclavizada. La historiografía sobre las resistencias, en su mayoría, se ha centrado en la relación dicotómica amo-esclavo; este análisis hace un aporte a las futuras investigaciones, al plantear sus argumentos desde posturas diferentes a las tradicionales y al reconstruir una historia con herramientas metodológicas que provienen de la historia testimonial. Paola Vargas Arana, por su parte, analiza el palenque de Nechí en los siglos XVI y XVII, y muestra conexiones con la historia africana, en particular, en su arquitectura y en las prácticas agrícolas, además de exponer las dificultades que este palenque planteó al orden social, así como sus efectos sobre la decadencia de la producción aurífera de la zona; estas circunstancias llevaron a la población esclavizada a resistir al sistema colonial y de esta manera se ponían de relieve los conflictos en territorios de frontera. En este artículo, como lo mostrará también Ana Laura Zavala Guillen en el que sigue, la geografía resulta determinante en la conformación de espacios de resistencia. Zavala Guillen plantea que la historia de la defensa de la libertad y del territorio de cimarrones y palenqueros es fundamental para entender las dinámicas de resistencia hasta el día de hoy, para lo cual ofrece una lúcida reflexión sobre la lucha de las mujeres descendientes de cimarronas en la defensa y reapropiación de los territorios en el Caribe colombiano de los que fueron violentamente desplazadas. Desde los estudios culturales, la geografía feminista y los estudios poscoloniales, la autora abre camino a la exploración de la historia de las mujeres en estos espacios de resistencia esclavista. Por su parte, Andrea Guerrero-Mosquera analiza un caso inquisitorial en el que se deja evidencia de que las estrategias de huida y cimarronaje pudieron convivir con las estrategias judiciales de libertad. La historia de Juan Nepomuceno que estudia la autora muestra la capacidad de movilidad geográfica que pudieron alcanzar los esclavizados, las formas de saber que fueron capaces de acumular y su conocimiento de los sistemas de justicia coloniales, en un espacio caribe altamente conectado.
El segundo eje alrededor del cual se organiza este dosier reúne trabajos que, desde diversos puntos de vista, exploran las estrategias judiciales de libertad de los esclavos y las esclavas litigantes, que no excluyeron ni la huida ni el cimarronaje, en su construcción de una polifacética e “incansable búsqueda” de libertad. Siguiendo y, al mismo tiempo, ampliando algunas rutas ya trazadas por la historiografía, este conjunto de artículos hace muy sugerentes aportes. En su contribución, Edgardo Pérez usa la lectura de un caso particular para mostrar que la esclavitud y la libertad no solo fueron consecuencia de hechos jurídicos, sino que dependieron de relaciones sociales complejas. El artículo se detiene en el argumento de la libertad servil y explica que, en un campo de incertidumbre jurídica, este argumento buscó transformar las libertades de hecho de las que gozó un esclavizado en una libertad legal. Heidy Katherine Mora Idárraga sigue un derrotero similar al explorar las complejas relaciones sociales que subyacen al proceso judicial por la libertad. La autora deja evidencia de la relevancia que tuvo la legislación reformista borbónica para el gobierno de los esclavos, en particular la figura del protector de esclavos, en el desarrollo y la consolidación de la práctica litigante de los esclavizados. Sirviéndose de una serie de casos judiciales, se da cuenta de ciertos contornos de la cultura jurídica de la libertad y la esclavización. La influencia del periodo reformista en la agencia y la resistencia de la población esclavizada es también el tema que aborda Laura Jiménez al explorar la movilización esclava en el contexto de la Rebelión de los Comuneros en Antioquia. La autora ofrece una lectura densa del expediente judicial sobre el caso y encuentra que la movilización se desarrolló a partir de la dispersión del rumor sobre la existencia de una cédula real que declaraba libres a los esclavos. El estudio revela las redes de relaciones sociales que se tejen alrededor tanto de la movilización esclava en torno al rumor como de los amos a raíz del miedo a una rebelión general de esclavos. La lectura de Jiménez ofrece un intento interesante por llegar a entender la agencia de los esclavos como el efecto de una forma de resistencia que, aun cuando fracasó en el plazo inmediato, tuvo repercusiones acumulativas en el mediano y el largo plazo. El uso estratégico que los esclavos litigantes hicieron de todas las formas de resistencia, desde la huida y el cimarronaje hasta el alistamiento en las tropas independentistas y el recurso a los tribunales, está ejemplificado en la propuesta de “Resistencias y manumisiones esclavas en tiempos de abolicionismo gradual neogranadino (1819-1849)”. Allí, María Fernanda Cuevas introduce el concepto de abolicionismo gradual para dar cuenta de un ambiente revolucionario previo a la ley de abolición de la esclavitud, en el que emergen discursos normativos sobre la manumisión de esclavos y un proceso jurídico que desembocará en la abolición, y en el que los esclavizados intervinieron activamente. En concordancia con algunos importantes hallazgos de la historiografía reciente, la autora muestra que el ambiente de guerra civil propició un alto índice de cimarronaje y bandidismo entre la población esclavizada, lo que, junto a las estrategias judiciales de libertad, generó la erosión continuada del sistema esclavista.
La visión de conjunto que emerge de la lectura de estas contribuciones ilumina un derrotero historiográfico que, en un proceso interesante de renovación, ha insistido en entender la agencia de la población esclavizada en su incansable búsqueda de la libertad como intervenciones políticas en el desarrollo del Estado colonial y republicano, y, a la vez, como indicios de la construcción que esta población hizo de una cultura de resistencia alimentada por formas de saber que involucran su conocimiento del territorio; de las complejas relaciones sociales, económicas y políticas del contexto en el que vivió; y de un manejo estratégico de la cultura letrada y de la práctica judicial. Confiamos en que estos artículos puedan aportar al campo de las historias comparadas sobre la libertad de la esclavitud en las Américas y el Caribe.
En su sección general, la revista ofrece varios temas. El artículo de Santiago Cabrera inicia esta sección examinando la importancia del estudio de las soberanías locales en la composición de los republicanismos tempranos, a partir del caso del cabildo de Portoviejo. A continuación, el artículo de Sabrina Vollweiler pone en consideración las conexiones que encuentra entre los rótulos empleados para identificar a los grupos indígenas en las reducciones jesuitas y los nombres utilizados de acuerdo con los intereses de los agentes coloniales. Por su parte, Bertha Mercedes Pascacio Guillén nos ofrece un análisis sobre la cultura material que Antonio Caballero y Góngora llevó a Yucatán, su primer obispado en tierras americanas. Continuamos con el artículo de Tatiana González, que nos acerca al análisis de las redes sociales y el enfoque relacional en la investigación histórica, y la investigación de Valter Lenine Fernandes y Fábio Pesavento, que presenta el comportamiento de los indicadores fiscales en el contexto del traslado de la capital del Virreinato de Brasil de Salvador a Río de Janeiro, en 1763. Finalmente, se encuentran algunas reseñas de libros recientes.