SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.20 issue2Trabajo Social Organizacional author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Trabajo social

On-line version ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.20 no.2 Bogotá July/Dec. 2018

 

Reseñas

Voces como imágenes: ciudadanías en el límite, fotografía y agencia cultural en Altos de Cazucá

ERIKA TATIANA REY CASTRO* 

*Trabajadora Social, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.

Cubillos Rodríguez, Edwin Alfredo. Bogotá: :, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas, Centro de Estudios Sociales (CES), Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (LEPRL); Universidad del Rosario. Escuela de Ciencias Humanas, ,, 2011. ., 222p. pp.


Este libro está basado en la tesis laureada, de la Maestría en Estudios Culturales, titulada Agentes fotográficos: la fotografía participativa en la construcción de ciudadanías, por parte de niñas, niños y jóvenes en Altos de Cazucá, Soacha. Edwin Cubillos, trabajador social, expone en este texto el resultado de sus análisis, desde sus múltiples roles como voluntario, facilitador, investigador, docente, fotógrafo, gestor y compañero en el proyecto de fotografía participativa Disparando cámaras en Cazucá -en adelante, DCC-.

Este trabajo, cuyo proceso metodológico estuvo inspirado en la investigación acción participativa (IAP), contribuye a pensar la relación existente entre el arte, la comunicación y la política, para la construcción de procesos de agencia cultural y ciudadanía, en lo que el autor denomina contextos de liminalidad. La fotografía participativa como práctica, permitió a los niños, niñas y jóvenes participantes del proyecto dcc, en medio del contexto de exclusión, marginalización y violencia en el que habitan, convertirse en agentes culturales locales y aportar a la reconstrucción del tejido social en su territorio.

En el primer capítulo del libro, "Crisis, liminalidad y periferia en Altos de Cazucá", Cubillos presenta el contexto geográfico, social y económico en el que se sitúa Altos de Cazucá. Dicho sector está ubicado en la comuna cuatro de Soacha y se caracteriza por su alta vulnerabilidad, el abandono estatal, la exclusión social y la violencia sistemática. Los barrios irregulares que lo conforman, fueron constituidos principalmente por medio de la urbanización ilegal, teniendo dificultades para el acceso al agua potable y el saneamiento básico.

Debido a la ubicación del sector entre Bogotá y Soacha, se presentan conflictos de jurisdicción y competencia que dificultan la ejecución de políticas públicas en el territorio. Esto sumado a las fallidas iniciativas de articulación gubernamental de los entes territoriales y a proyectos inacabados como la construcción de la Casa de la Cultura Enredando en Cazucá, genera una desconfianza en las instituciones estatales. En el territorio, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, han ido sustituyendo el rol del Estado, en la atención y acompañamiento de la población.

Por otra parte, se ha profundizado el desprestigio y desconfianza en las instituciones militares y policiales debido a denuncias por abuso de autoridad y omisión frente a hechos de violencia paramilitar. Esto se agravó con los asesinatos extrajudiciales conocidos como "falsos positivos", cometidos por la Fuerza Pública contra jóvenes del sector.

Altos de Cazucá, como receptor de familias desplazadas, concentra población de diferentes partes del país. Además, tiene la presencia de grupos armados ilegales que imponen una forma de ordenamiento social en el territorio. Dentro de estos grupos se destacan las pandillas, los grupos delictivos organizados y el paramilitarismo. Este último fenómeno es considerado inexistente luego de su desmovilización durante la presidencia de Álvaro Uribe; tras este proceso se les renombró como Bandas Criminales Emergentes, generando un escenario de impunidad. Lo anterior, puede considerarse como un proceso de urbanización del conflicto armado, que debilita el tejido social y pone en peligro la existencia de la comunidad.

En el sector también hay presencia de industrias extractivas -especialmente canteras- que, si bien generan millonarios ingresos y contaminan las fuentes hídricas con metales pesados, no realizan ningún tipo de retribución social al territorio. Así, el sector sigue presentando los niveles más altos de desnutrición, desempleo e inseguridad alimentaria, es decir, de pobreza extrema.

El segundo capítulo, "Disparando Cámaras. Una experiencia, tres momentos", narra la historia del proceso de fotografía iniciado en el 2002, gracias a la intervención de la fundación Disparando Cámaras para la Paz (DCP), cuyo énfasis era la atención psicosocial a víctimas para afrontar el trauma, a través de procesos artísticos, especialmente el aprendizaje técnico de la imagen estenopeica. Durante esta etapa se realizaron intercambios traslocales con niños, niñas y jóvenes refugiados en San Diego, California; esto gracias a la afiliación de la fundación a la iniciativa internacional aja Project, localizada en dicha ciudad.

La fundación recibió críticas por parte de los líderes comunitarios que manifestaban no contar con participación al interior del proyecto. Esto, sumado a la disolución del proyecto en el 2008, generó afectaciones, debido a la dependencia que se había generado a la ayuda financiera. Sin embargo, algunos jóvenes se siguieron reuniendo y luego, con el apoyo de voluntarios externos, rebautizaron el proyecto como DCC. Así, se constituye la segunda etapa del proyecto que va hasta el 2011 y que estuvo caracterizada por la autonomía local en las decisiones.

Durante la segunda etapa del proyecto, toma relevancia la discusión sobre el rol de los niños, niñas y jóvenes, para transformarlos de víctimas estancados en el trauma a agentes culturales. De esta forma, el proyecto pasa de ser externo a convertirse en un proceso comunitario y endógeno. Durante esta etapa, se recuperó y reorganizó el archivo fotográfico y se realizaron acciones públicas entre las que se destacan las exposiciones en universidades, la intervención artística comunitaria en el barrio El Progreso, por medio de gigantografías y el "Encuentro intercultural de niños, niñas y jóvenes víctimas", Soacha (Cundinamarca)-Granada (Antioquia).

Finalmente, la tercera etapa del proyecto estuvo caracterizada por el recrudecimiento de la violencia, que afectó directamente a los participantes de dcc. Una de las jóvenes integrantes del proyecto fue reclutada forzadamente por células de un grupo armado ilegal, un joven líder fue amenazado y se produjo un redesplazamiento del profesor Nelson Pájaro, quien lideraba la Escuela Fe y Esperanza, donde se desarrollaban actividades del proyecto. Durante esta etapa, el proyecto fotográfico migró a Ciudad Bolívar, donde existían mejores condiciones de seguridad, configurando el Movimiento de fotográfos de Ciudad Bolívar y Soacha.

La tercera parte del libro habla del "Intercambio Soacha-Granada: [como] un caso de análisis". Esta experiencia de encuentro intercultural y de intercambio traslocal se dio en la segunda etapa del proyecto. Los niños, niñas y jóvenes de dcc prepararon talleres participativos y se desplazaron hasta Granada para mostrar la fotografía participativa como práctica orientada a la transformación, que permitió en este espacio establecer redes, diálogo, generar una base discursiva para la interacción y superar los códigos binarios del poder social adultocéntrico, para posicionarse no solo como agentes culturales, sino también políticos.

A su vez, los participantes de dcc visitaron una experiencia de reconstrucción de memoria fotográfica en Granada: el Salón del Nunca Más. De allí, retomaron elementos como la construcción de la memoria y la incidencia política. Además, les permitió comprender los procesos de urbanización del conflicto y algunos jóvenes reformularon anhelos de retornar al campo.

Por su parte, los jóvenes de Granada pudieron reconocer las dificultades de habitar en las periferias de la capital del país.

En el último capítulo del libro, "Ciudadanías en el límite, agencia cultural y participación", se abordan dos dimensiones de participación permitidas por el proyecto dcc: la reconstrucción de los sentidos del lugar y del territorio, y la configuración de nuevas subjetividades políticas de la niñez y la juventud. Para el autor es importante superar la invisibilización que se le ha dado al problema de la clase en el discurso de las nuevas ciudadanías. De esta forma, es posible pensar las ciudadanías desde la liminalidad, evidenciando los efectos y tensiones entre el poder y la resistencia, así como los conflictos de representación y reconocimiento.

Como ya se ha mencionado, durante el desarrollo de dcc, los niños, niñas y jóvenes se convirtieron en agentes culturales y políticos, al mantener su autonomía y constituir liderazgos comunitarios dentro y fuera del proyecto. Esta agencia fue vista por los participantes como medio para la transformación, pero, al mismo tiempo, los actores en conflicto lo vieron como una amenaza a las hegemonías instauradas.

Durante los períodos de fuertes escaladas de violencia, los participantes de dcc encontraron en la cámara una herramienta para afrontar la intimidación y realizar procesos de apropiación del territorio a través de las fotografías tomadas en el espacio público y la exposición de gigantografías. Edwin Cubillos señala que los lugares de encuentro se convirtieron en un refugio en el que se moldeaban las formas de acceso a las ciudadanías. Lo local se expandió por medio de las acciones traslocales que permitieron el reconocimiento de situaciones similares en otros lugares.

Asimismo, los niños, niñas y jóvenes construyeron subjetividades políticas que les llevó a cuestionar el poder adultocéntrico, analizar los contextos y expresar sus opiniones e ideas a través de la fotografía y los relatos creados en torno a ella. En general, el proyecto fue desarrollado a través de cinco escenarios metodológicos: creación de imágenes y relatos, usos estratégicos de la fotografía, multiplicación de saberes, visibilización e intercambio translocales y arte y comunicación como táctica de resistencia cotidiana.

Sin lugar a dudas, el libro es un gran aporte para los profesionales de las ciencias sociales, interesados en la construcción de paz desde el arte y la comunicación alternativa. Destaco el abordaje teórico, metodológico y práctico realizado por el autor sobre el papel de la fotografía participativa en la construcción de ciudadanías de niños, niñas y jóvenes ubicados en lugares periféricos, excluyentes y violentos. En estos escenarios, el Trabajo Social, desde su proyecto ético-político y la articulación de propuestas interdisciplinarias, tiene mucho que aportar a la transformación desde las comunidades, especialmente en un escenario de posacuerdo.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons