Introducción
El síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) se caracteriza por episodios recurrentes de colapso parcial o total (hipopnea o apnea) de la vía aérea superior, que durante el sueño causa hipoxemia, hipercapnia y fragmentación repetida (1,2,3). Clínicamente, estos cambios fisiopatológicos se reflejan en cansancio diurno permanente, cefalea, depresión, bajo rendimiento laboral y falta de concentración. Todo esto deteriora la calidad de vida de los pacientes que lo padecen (4,5). La prevalencia de este síndrome se ha incrementado en los últimos años (6,7,8,9,10), lo que lo ha convertido en un problema de salud pública (2,11). Además, el SAHOS está asociado con múltiples complicaciones de tipo cardiovascular, metabólico, psicosocial y en la calidad de vida (12,13).
Para la construcción del presente artículo se realizó una búsqueda de literatura científica en las bases de datos: ClinicalKey, Ovid, ProQuest, PubMed, ScienceDirect y SciELO.
El síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño y calidad de vida
Las manifestaciones más comunes del paciente con SAHOS son somnolencia diurna, roncopatía nocturna y despertares relacionados con sensación de ahogo o con el esfuerzo respiratorio (14); aunque también son frecuentes irritabilidad, dificultad para la concentración, afectación de la memoria, baja energía para las actividades diarias, cefalea crónica y síntomas depresivos (15). Además, en los pacientes con SAHOS hay un aumento a corto plazo en la accidentalidad laboral y automovilística (16). Todas estas condiciones se han visto relacionadas directamente con la calidad de vida del paciente que padece SAHOS, y no solamente con alteraciones cardiovasculares y metabólicas (7,17).
Todos estos síntomas, sumados a los problemas de relación con la pareja, el aumento de riesgo en accidentes automovilísticos y las comorbilidades relacionadas, han hecho de esta condición una enfermedad con costos elevados y con gran impacto en la salud y calidad de vida (5), la cual se define como la representación del efecto funcional de una enfermedad y su tratamiento en la percepción del paciente (18).
El grado de afectación en la calidad de vida no es directamente proporcional a la severidad de la apnea (19), lo que resalta la importancia de cuantificar el impacto de la enfermedad en la calidad de vida, sin que la severidad sea un marcador determinante. No obstante, el tratamiento sí se ha visto relacionado con la huella en la cotidianidad del paciente, motivo por el cual es necesario no solo medir el impacto en la calidad de vida causado por la enfermedad, sino por las medidas terapéuticas (18,20).
Escalas de medición de calidad de vida en el síndrome
La calidad de vida es uno de los puntos básicos a la hora de evaluar la atención en salud, pues es importante saber por qué se ve afectada, así como desarrollar instrumentos necesarios para poder medirla de manera objetiva.
Las herramientas o escalas se emplean para medir un fenómeno complejo no observable directamente; para realizarlo se descompone dicho fenómeno en grupos de sistemas o manifestaciones que son constantes, llamadas dominios, y mediante ítems se desarrolla una estrategia para medirlos (20).
Existen dos grupos diferentes de escalas para valorar la calidad de vida en personas que padecen el SAHOS: el primero comprende escalas genéricas, empleadas en otras enfermedades. Su utilidad radica en que pueden compararse varios tipos de patologías; sin embargo, al evaluar de manera específica una enfermedad como el SAHOS, se pierde sensibilidad (4,18). Entre ellas se han utilizado la SF36, un cuestionario de 36 ítems que evalúa el funcionamiento físico, dolor corporal, vitalidad, funcionamiento social y enfermedad mental. Su ventaja es que se encuentra validada desde hace más de una década, así como su versión abreviada SF12 (21,22). Este cuestionario es el que más se usa en estudios para validar escalas específicas de calidad de vida. Existen otros tipos de escalas genéricas como son la Nottingham Health Profile, Sickness Impact Profile (SIP), The Functional Limitations Profile (FLP) y EuroQol (EQ-5D) que evalúan ítems similares a la previa, pero con respuestas dicotómicas entre sí o no, donde se puede perder información (4,15,18).
El segundo grupo de instrumentos para valorar calidad de vida en el SAHOS son los específicos, dentro de los cuales se encuentra el Functional Outcomes of Sleep Questionnaire (FOSQ). Este es un cuestionario autoadministrado, cuyo fin es medir el impacto de la somnolencia en las actividades diarias: alimentarse, limpiar la casa, realizar cálculos simples, concentrarse en una actividad, conducir, recordar datos, llevar a cabo actividades recreativas, productividad, interacción social y relaciones sexuales; sin embargo, el enfocarse e indagar por un síntoma en todas las actividades limita su utilización, a pesar de tener una buena validez (4,6,18).
El Obstructive Sleep Apnea Patient-Oriented Severity Index (OSAPOSI) es un cuestionario basado en una entrevista semiestructurada que busca identificar las consecuencias físicas, funcionales y emocionales en el SAHOS, incluyendo su tratamiento. Consta de 32 preguntas que se califican de 0 a 5, según la magnitud del problema; sin embargo, no se ha documentado la reproducibilidad ni la consistencia interna (23).
El Calgary Sleep Apnea Quality of Life Index (SAQLI) es un cuestionario también específico para el SAHOS que se encarga de medir dominios como funcionamiento diario, interacciones sociales, emocionales y síntomas; incluye como último dominio posibles eventos adversos al tratamiento, los cuales se evalúan por medio de escalas tipo Likert de 7 puntos, siendo 1 el de máxima deficiencia, y 7, el de no deficiencia. Esto permite al SAQLI ser más objetivo en la evaluación del paciente con SAHOS. Tales hallazgos fueron confirmados por la Organización Mundial de la Salud (24,25,26).
Los dominios considerados necesarios para evaluar el SAHOS se pueden resumir en seis (5):
Actividad diaria. Dentro del componente de funcionamiento diurno o sintomatología diurna se encuentra la mayor cantidad de coincidencias dentro de las escalas desarrolladas para medir calidad de vida relacionada con salud en pacientes con SAHOS (9). La hipersomnia que genera la enfermedad afecta de manera importante a los pacientes. Todos los estudios desarrollados coinciden con que el sueño no reparador; la fatiga excesiva; las dificultades para permanecer despierto, con la memoria y para mantener la atención; el quedarse dormido de repente; el malestar general al despertar, y la falta de concentración afectan de manera significativa al paciente (14,16,27). Dentro de este dominio también se busca identificar la participación en actividades y la limitación en estas. Es evidente que los pacientes que padecen SAHOS se enfrentan a varios problemas en cuanto a la movilidad, el trabajo o involucrarse en actividades recreativas como el ejercicio u otras acciones relajantes (28).
Relaciones sociales. La percepción de un individuo de su contexto cultural o las relaciones que mantiene con la sociedad en cuanto a sus proyectos y expectativas son marcadores definitivos de bienestar (14). En los pacientes con SAHOS, la lucha contra el impulso de dormir todo el tiempo, la necesidad de siesta, la dificultad para mantenerse despierto durante la lectura, la actividad social, la conducción, la sensación de mayor esfuerzo para las actividades, así como mayores limitaciones para el rendimiento escolar y laboral marcan una limitante social importante (23).
Estado de ánimo. Se refiere a la sensación de impaciencia, siempre sintiéndose incapaz de reponer fuerzas, ansiedad o depresión, y una preocupación constante sobre su estado de salud (4,29). Además de las molestias sentidas por afectar el sueño de su pareja, la renuencia a pasar la noche con amigos por los ronquidos, la falta de interés en salir y la preocupación por molestar a los demás causan aislamiento, así como limitación social y emocional (10).
Sintomatología. La sintomatología general y no solo la directamente relacionada, como la roncopatía, la fatiga excesiva o la somnolencia afectan al paciente, son causas adicionales de deterioro, incluyendo la cefalea crónica y el reflujo gastroesofágico, que aumenta con el SAHOS (15,30).
Síntomas relacionados con el tratamiento. Se ha estudiado ampliamente que menos del 50 % de los pacientes con indicación de uso de presión positiva continua de la vía aérea tiene adecuada adherencia al tratamiento. Su uso no es óptimo, por la renuencia de los pacientes a este tipo de tratamientos, tiempo de uso y efectos secundarios (15,31,32). Este punto es fundamental, ya que es importante evaluar en cualquier patología los posibles efectos secundarios frente al tratamiento, que limiten la adherencia o sean perjudiciales para el paciente (33).
Impacto del tratamiento. Después de confirmar el diagnóstico y prescribir un tratamiento específico, es importante cuantificar qué impacto ha tenido en el paciente, respecto a la mejoría de los síntomas y bienestar general (11).
El instrumento más completo y ampliamente utilizado en el mundo es la escala SAQLI, que individualiza y tiene en cuenta los aspectos directos que afectan a los pacientes con esta enfermedad, además de incluir un dominio de respuesta al tratamiento y sus posibles efectos adversos, que ninguna de las otras escalas considera (6). La escala SAQLI está validada en varios idiomas, incluidos lituano, chino y el español; sin embargo, el idioma español utilizado en la Península Ibérica puede tener palabras fuera de nuestro dialecto, por lo que es necesario verificar su significado y entendimiento en países latinoamericanos (7,17). En Colombia no se cuenta con ninguna herramienta validada y adaptada a nuestro dialecto que permita medir la afectación de la calidad de vida de los pacientes con SAHOS, así como la respuesta al tratamiento.
Conclusión
La importancia de medir la calidad de vida deriva de que es dinámico y multidimensional la definición del concepto de salud. Está fundamentada en una proyección biopsicosocial del individuo, teniendo en cuenta los valores positivos y negativos que afectan nuestra vida, funcionalidad social y percepción. Debido a que en el SAHOS se afecta de forma crónica el sueño y hay múltiples alteraciones de tipo cardiovascular y neuropsiquiátricas, como depresión y disfunción cognitiva, es necesario tener herramientas que valoren la calidad de vida en este tipo de pacientes.
Dentro de los elementos existentes en la actualidad, la escala SAQLI es la más apropiada para evaluar diferentes ítems en calidad de vida, además de medir el impacto que tiene el tratamiento en ésta.