Introducción
El consumo de alcohol es un importante problema de salud pública que se encuentra asociado con el 5,9 % de todas las muertes en el mundo (1). La ingesta excesiva de alcohol en población joven está vinculada positivamente con un mayor riesgo de accidentes de tránsito, enfermedades de transmisión sexual y suicidio (2). La prevalencia de consumo excesivo de alcohol en Colombia en 2013 fue del 38,1 % entre los jóvenes de 18 a 24 años, quienes representan el grupo etario más importante de la población universitaria del país (3). En el caso particular de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (PUJ), un estudio realizado en estudiantes de pregrado encontró que el 21,2 % de los participantes informó haber tomado, al menos, un vaso o copa de licor en el interior del campus (4).
El riesgo derivado del consumo de alcohol está relacionado con características sociodemográficas como la edad y el sexo, y con factores como las horas de consumo y la disponibilidad de establecimientos que ofrecen este tipo de bebidas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la región de las Américas se encuentra dentro de las que presentan las prevalencias más altas de consumo excesivo en población adolescente (1).
La Organización Mundial de la Salud ha promovido la implementación de medidas preventivas para regular el consumo de alcohol y disminuir la carga de enfermedad originada por su ingesta. Estas medidas incluyen la regulación del número de establecimientos que expenden alcohol para disminuir su densidad geográfica y regular los días y horas en los que se puede vender licor (1,5). Esta misma entidad recomienda, además, el establecimiento de políticas restrictivas en relación con la ingesta en lugares públicos y la regulación de publicidad, pues se ha demostrado que esta promueve la iniciación del consumo o lo incrementa (1,6). De igual forma, instituciones de educación superior, como la PUJ, consideran que el consumo reiterado de licor en el campus es una falta disciplinaria grave, la cual tiene consecuencias importantes en la hoja de vida del estudiante (7).
Dos estudios realizados en Nueva Zelanda encontraron una asociación positiva entre la densidad geográfica de puntos de venta de alcohol en el contexto barrial y un consumo excesivo de este producto en la población adolescente y de adultos jóvenes (8,9). Hallazgos similares se han encontrado en estudios llevados a cabo en Europa (10), Norteamérica (11) y Australia (12); pero no existen informes acerca de este tema en contextos urbanos alrededor de universidades en América Latina.
En la literatura colombiana respecto al tema de consumo de alcohol en ambientes universitarios, Molano et al. (12) describieron cómo el consumo de alcohol es propiciado por su fácil adquisición y cómo este además inicia desde el periodo escolar, pero se acentúa durante el periodo universitario. Bethancourth-Zambrano et al. (13) reconocen el consumo de alcohol en universitarios como un problema de salud pública, al encontrar una prevalencia de consumo del 97,5 %. Rodríguez et al. (14) también describen cómo en la población universitaria en una universidad de Medellín la prevalencia de riesgo de alcoholismo según el test CAGE era del 8 %, mayor en el grupo etáreo de 16 a 24 años con el mayor riesgo de alcoholismo (15).
La Alcaldía Mayor de Bogotá estableció en 2011 medidas restrictivas “[...] para el expendio y consumo de licor y bebidas embriagantes en establecimientos de comercio aledaños a los centros educativos universitarios” (15). En este contexto, la realización de un estudio piloto que caracterice la presencia lugares de expendio y consumo de bebidas alcohólicas en las zonas aledañas a una universidad, así como las percepciones que tienen los estudiantes acerca de este problema, podría generar hipótesis que orienten la realización de estudios en el área. El objetivo de este estudio fue caracterizar las percepciones de estudiantes de pregrado con respecto al consumo de alcohol y la disponibilidad de establecimientos que expenden licor en el perímetro urbano de una universidad privada de Bogotá.
Métodos
Se realizó un estudio piloto descriptivo de tipo transversal y mixto, en el cual se realizaron encuestas autodiligenciadas a estudiantes universitarios, así como trabajo de campo para identificar geográficamente los establecimientos que expenden licor en un perímetro definido alrededor de la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ) de Bogotá. Estos datos se correlacionaron con las zonas donde los estudiantes indicaron haber consumido alcohol durante el primer periodo académico de 2015. Se evaluaron también las percepciones que tenían los estudiantes acerca del tema. El Comité de Ética del Hospital Universitario San Ignacio evaluó y aprobó el protocolo de este estudio.
La implementación de un estudio mixto permite abordar una pregunta de investigación que exige el uso de diferentes fuentes de datos para poder realizar un análisis integral (16). Por lo anterior y para facilitar el análisis de los datos, se establecieron dos componentes de acuerdo con la naturaleza de las variables medidas: un componente de percepciones y un segundo componente con variables de tipo geográfico.
Componente dirigido a evaluar las percepciones
Se llevó a cabo un muestreo no probabilístico para la realización de una encuesta de estudiantes de pregrado en cuatro facultades de la PUJ que se escogieron teniendo como parámetro un estudio de 2012 (4). Se tuvieron en cuenta las facultades con consumos más dispares de alcohol, razón por la cual se seleccionaron las facultades de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Medicina, Ciencias Sociales y Artes.
Se tomó como criterio de inclusión ser estudiante activo de pregrado de la PUJ, actualmente matriculado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Medicina, Ciencias Sociales o Artes. Como criterio de exclusión se consideró ser menor de edad. Todos los participantes accedieron a diligenciar la encuesta.
Se abordaron los estudiantes pertenecientes a estas facultades, y cada uno de los participantes del estudio respondió una encuesta autodiligenciada que incluía variables sociodemográficas básicas y percepciones acerca del entorno urbano alrededor de la universidad, relacionadas con el consumo de alcohol. Con el propósito de evaluar la claridad del instrumento y la pertinencia de su contenido en un momento previo a la medición, se llevaron a cabo varias entrevistas cognitivas en las que se puso en práctica el uso del instrumento para realizar la encuesta y se recibió retroalimentación, de forma que fuera claro y fácil de usar.
Las variables sociodemográficas fueron: identificación, edad, sexo, facultad a la cual pertenece y matrícula que se encuentra cursando. Adicionalmente, se indagó acerca del consumo de alcohol en el semestre actual (primer periodo de 2015) en los alrededores del campus universitario, y se pidió indicar en qué zona ocurrió, utilizando un mapa del área que estaba impreso en cada encuesta.
Las variables de percepción indagaron sobre tres aspectos básicos: grado de acuerdo respecto al consumo de alcohol en los alrededores de la universidad, grado de acuerdo referente a la implementación de medidas para controlar el consumo y percepción respecto a la afectación de la seguridad de la zona. Las opciones de respuesta derivadas de estas preguntas se estructuraron en escalas Likert de 4 opciones.
Una vez se obtuvieron los datos, se utilizó el programa Stata 12 para analizarlos de forma univariada y bivariada, tomando como variables haber consumido alcohol en las zonas cercanas a la PUJ durante el primer semestre de 2015 y demás variables individuales (sexo, edad, facultad y matrícula), reportado en porcentajes. En el caso de las variables de percepción, se colapsaron las categorías: “de acuerdo” y “totalmente de acuerdo”; por otro lado, las de “desacuerdo” y “totalmente en desacuerdo”.
Componente dirigido a evaluar las características geográficas
Para el componente geográfico se seleccionó un perímetro cercano al campus de la PUJ, teniendo en cuenta las principales calles que delimitan el campus, posibles barreras sociales y urbanas. Este perímetro se delimitó desde la calle 39 al sur hasta la calle 45 al norte, y desde la carrera séptima al oriente hasta la avenida Caracas al occidente. Este perímetro se delimitó a criterio de los investigadores, ya que son las principales calles que forman una barrera y esta es la zona donde los estudiantes más frecuentan, por la presencia de establecimientos comerciales, restaurantes y por ser acceso a medios de transporte público.
Se recorrió la zona en busca de establecimientos expendedores de alcohol dentro de dicho polígono, los cuales se identificaron y se ingresaron a un sistema de posicionamiento geográfico para generar un mapa de densidad de Kernel, con el propósito identificar las zonas donde había mayor presencia de estos establecimientos. Posteriormente, se generó un nuevo mapa de densidades de Kernel, con las de los establecimientos donde los estudiantes de las facultades mencionadas notificaron haber consumido alcohol en las inmediaciones de la PUJ. En esta encuesta se usó un mapa que incluía la zona ocupada por el campus universitario y, adicionalmente, una pequeña zona al oriente de la carrera séptima. Finalmente, se contrastaron en un mapa las densidades de Kernel de los establecimientos expendedores de alcohol y de los establecimientos donde los estudiantes informaron haber consumido. Para los análisis geográficos se utilizó el programa ArcGIS.
Resultados
En la tabla 1 se muestra la distribución univariada de las características sociodemográficas y de las variables de percepción de la población estudiada.
Aproximadamente, el 62 % de los participantes fueron mujeres. El promedio de edad fue de 20,4 años. El 43,4 % de los estudiantes que participaron cursaban primera a cuarta matrícula, y el 24,8 %, de la sexta a la duodécima matrícula. El 23,1 % y 57,8 % estaban totalmente de acuerdo o de acuerdo con el consumo de bebidas alcohólicas en cercanías de la PUJ, respectivamente. Más de la mitad de los participantes estaba en desacuerdo con la implementación de medidas estrictas para restringir este consumo (55,2 %) y la mayoría percibía que el consumo de bebidas alcohólicas poco afecta la seguridad de la zona (52,5 %).
El 66,7 % reportó haber consumido alcohol en las cercanías de la universidad. Este indicador tuvo valores mayores en estudiantes de sexo masculino (83,1 %), en los pertenecientes al grupo de edad de 21 a 27 años (75 %), en aquellos de sexta a duodécima matrículas (75,5 %) y en los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (76 %) (tabla 2).
La tabla 3 muestra la distribución de las percepciones relacionadas con el consumo de alcohol, según las variables seleccionadas en el estudio.
El 19,1 % de los participantes dijo estar en total desacuerdo o en desacuerdo con el consumo de bebidas alcohólicas en las cercanías de la Universidad. Está proporción fue mayor en mujeres (21,3 %), que en hombres (15,6 %), siendo mayor en las matrículas de sexto a duodécimo (20,4 %), que en semestres de primero a cuarto (15,3 %). En este indicador, los resultados más dispares entre las diferentes facultades fueron Medicina (26,5 %) y Artes (10,9 %). Cabe resaltar que en los participantes que informaron haber consumido bebidas alcohólicas en las cercanías de la universidad hay un porcentaje considerablemente menor (8,2 %) respecto a estar en desacuerdo con el consumo de alcohol, que en aquellos que no dijeron haber consumido bebidas alcohólicas (41,5 %).
Solo el 26,9 % de encuestados estuvo de acuerdo o totalmente de acuerdo con la implementación de medidas estrictas que restringiesen el consumo de alcohol en las zonas cercanas a la universidad, siendo mayor en el sexo femenino (28,2 %) y en los grupos de edad de 18 a 20 años (31,4 %). Adicionalmente, la facultad con mayor acuerdo respecto a la implementación de medidas estrictas fue la Facultad de Medicina (38,8 %), y la menor fue la Facultad de Artes (17,9 %).
Del total de encuestados, el 41,9 % comunicó percibir que el consumo de alcohol en las cercanías de la universidad afectaba mucho o muchísimo la seguridad de la zona, siendo mayor en el sexo femenino (44,3 %), el grupo poblacional entre edades de 18 a 20 años (47,9 %) y la Facultad de Ciencias Políticas (60,9 %).
En cuanto a los hallazgos geográficos, en la figura 1 se muestran las zonas indicadas por los encuestados en las que habían consumido alguna vez alcohol. Las zonas donde es más frecuente encontrar consumo de alcohol por parte de los estudiantes de la PUJ fueron aquellas cercanas a los parques públicos y aquellas que hacen parte de los trayectos usuales para acceder a los servicios de transporte público, como Transmilenio, las cuales se encuentran a una distancia caminable desde la entrada principal de la universidad.
En la figura 2 se contrastan las zonas de informe de consumo con la exploración de campo realizada para buscar establecimientos expendedores de licor. Se evidencia, además, que los establecimientos que expendían licor en la zona estudiada se encontraban distribuidos en pequeñas aglomeraciones de locales comerciales de diversos tipos.
Discusión
Este estudio piloto abordó las posibilidades que ofrecen los enfoques mixtos en investigaciones urbanas relacionadas con el consumo de alcohol. Los resultados sugieren que el consumo de alcohol es muy alto en la población universitaria. Adicionalmente, los resultados del presente estudio sugieren que podrían existir vínculos del consumo con los contextos urbanos circunvecinos. Por otra parte, este artículo presentó un componente de autopercepción acerca del consumo de alcohol en lugares aledaños al campus universitario y de las medidas que lo restringen, componentes que no se han revisado en anteriores estudios.
La relevancia de esta exploración preliminar está sustentada en dos aspectos básicos. En primer término, se destaca el uso potencial que pueden tener los sistemas de información geográfica para establecer los vínculos entre diferentes atributos de los ambientes urbanos sociales y físicos en el consumo de alcohol en población joven universitaria. Está herramienta permite brindar una mirada que trasciende el enfoque centrado en establecer las características individuales de los consumidores de alcohol, al identificar atributos del contexto urbano, como posición socioeconómica del barrio, cercanía a centros educativos, densidad geográfica de expendios de alcohol y capital social.
Por otra parte, el uso de métodos mixtos permite integrar de una manera coherente los componentes metodológicos de un estudio, ofreciendo una perspectiva más integral del problema del consumo excesivo de alcohol en la población universitaria, lo cual permite orientar políticas públicas que involucren varios grados de intervención (16).
Varias limitaciones se identificaron en este trabajo piloto. En primer lugar, la naturaleza transversal del diseño metodológico no permite establecer relaciones causales. Por otra parte, el tamaño reducido de la muestra y su diseño no probabilístico no permiten inferencias estadísticas a la población de estudiantes de la universidad seleccionada. Cabe destacar que el 62 % de las personas encuestadas fueron mujeres, cuyo consumo y percepciones varían respecto a las de los hombres. Además, es importante resaltar que mientras un 66 % de participantes informó un consumo cerca al campus, solo el 26,9 % estuvo de acuerdo con la posible implementación de normas que restrinjan el consumo, lo que consideramos un factor que puede contribuir negativamente a la implementación de nuevas políticas y cumplimiento de las existentes. Finalmente, los resultados solo aplican a la población universitaria seleccionada en la muestra no probabilística. En este sentido, se plantea la necesidad de llevar a cabo estudios que permitan comparar diferentes contextos universitarios y urbanos que puedan estar relacionados con el consumo de alcohol.
A pesar de estas limitaciones, este estudio piloto puede brindar orientación en la formulación e implementación de políticas públicas y organizacionales, dirigidas a prevenir el consumo excesivo de alcohol encaminadas hacia una mejor regulación los establecimientos expendedores, teniendo en cuenta que su cercanía a las instituciones educativas puede propiciar su consumo.