Introducción
El propósito del presente estudio es hacer una revisión de las maneras escritas en que se representaban los fonemas fricativo y lateral palatales del español registrado en documentos epistolares durante el periodo colonial -en el que la división política territorial colombiana se conocía como Nuevo Reino de Granada (siglos XVI-XVIII) y Virreinato de la Nueva Granada (siglos XVIII-XIX)- y las relaciones grafémicas (simplificación de la representación escrita, vacilaciones, preservación de los símbolos escritos antiguos para cada fonema, etc.) y fonológicas (yeísmo vs. lleísmo) que podrían conllevar. El motivo de la selección de cartas como fuente de datos yace por una parte, en su posibilidad de facilitar una expresión más íntima entre remitente y destinatario, con lo cual se podrían identificar algunos rastros de oralidad en la impronta escrita (Domínguez, 2012), y, por otra, en que son el tipo textual más común en el corpus que se emplea para el presente estudio (ICC, 2017-2020).
El orden de este artículo es el siguiente: se presenta el desarrollo histórico de los fonemas comparados en el español, seguido de la exposición de los antecedentes de investigación y una mención de los aspectos disciplinares de la sociolingüística y la dialectología histórica. Luego, se explica la metodología empleada y los resultados obtenidos. Estos últimos se comparan con lo previamente documentado para, finalmente, exponer las conclusiones.
Marco teórico
Fonemas fricativo y lateral palatales del español desde una perspectiva histórica
En el desarrollo histórico de la fonología del español se han encontrado dos fonemas palatales que se han dispuesto en mutua relación: el fonema fricativo palatal con el fonema lateral del mismo punto de articulación. Menéndez (1940) y Penny (1993) reportan que este último surgía de secuencias del latín de obstruyentes con lateral, así como de laterales alveolares dobles adyacentes heterosilábicas, en tanto que el primero procede de fuentes como las secuencias de obstruyentes sonoras seguidas de una vocal palatal. Lloyd (1987) aclara que estos cambios tuvieron diferencias en productividad en la transición del latín tardío al español antiguo. Lapesa (1981) considera que el origen de la lateral palatal a partir de obstruyentes seguidas de lateral alveolar tuvo registros que se extendieron desde Burgos hasta Coimbra (Portugal). Pountain (2001) también añade, como fuente de surgimiento de la fricativa palatal, el fortalecimiento de algunas vocales e o i iniciales de palabra.
Frente a la representación escrita de los fonemas /ʎ/ y /j/, Pharies (2007) reporta que durante el periodo del rey Alfonso X el Sabio se empleaba la doble ele <ll> como el signo gráfico para la lateral palatal, en tanto que <g, j, i> eran para la fricativa. El grafema <y> era para una vocal /i/ originalmente. Sin embargo, el empleo de este signo escrito para representar la fricativa fue irrumpiendo durante el siglo XV, aunque como variante del grafema <i>, que solo aparecía en inicio de palabra, como se documenta en el Vocabulario de Nebrija (Echenique, 2013). Únicamente, a finales del siglo XV y comienzos del XVI se extendió el uso de <y> como sustituto pleno de <i> para /j/, pero se mantuvo <ll> como el representante de /ʎ/ (Aráus, 2005).
En cuanto al estado fonológico de relación entre los fonemas fricativa y lateral palatales, se reconocen dos situaciones de base: el lleísmo y el yeísmo (Hualde et al., 2009; Hualde & Colina, 2014). El primero se caracteriza por preservar los fonemas /ʎ/ y /j/ como sonidos fonémicamente diferenciados en la mente del usuario del español, mientras que el segundo reconoce que se ha suprimido esta distinción, dejando solo a /j/ como el único miembro identifiable como sonido palatal del español.
En términos históricos, el lleísmo es la primera de las dos situaciones en ser documentada desde la consolidación del español antiguo durante la etapa final de la Alta Edad Media (Alonso, 1951; Lloyd, 1987; Lleal et al., 2000), en tanto que del yeísmo hay registros emergentes con <ll> para los dos fonemas palatales en la Península Ibérica apenas entre los siglos XIV y XV, con influencias asturleonesas y aragonesas, en algunas zonas rurales de Murcia, Albacete, Navarra, Canarias y en proximidades a Andalucía (Corominas, 1953; Frago, 1978; Ariza, 2012; Kania, 2010; Pla, 2019). Registros de un emergente yeísmo quedaron registrados en forma de diversos lapsus calami, que abarcan desde la vacilación escrita (e. g., <el llate>, pero <la yegua>) hasta simplificaciones de representación, primero, con <ll> entre los siglos XVII-XIX en documentos coloniales de México y Guatemala, y, después, con <y> de manera exclusiva en territorios como Argentina (Fontanella de Weinberg, 1993; Company, 1994; Kania, 2010; Frago, 2010; Sánchez, 2013).
Yeísmo y lleísmo reportado en observaciones del español colombiano
Para el contexto colombiano registrado entre los últimos 150 años, Cuervo (1954) informa que lo más recurrente en la Bogotá de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX era el lleísmo, aunque ya había algunos casos de homofonía sobre rallar-rayar o rayo-rallo, pero ya se había reportado yeísmo recurrente en Antioquia y la costa Caribe. Rona (1964) refiere la existencia del lleísmo exclusivamente en zonas andinas rurales de América del Sur. Flórez (1978) expone que el yeísmo era lo más recurrente en la mayor parte del país, excepto en zonas rurales de Cauca, Boyacá y Santander. La preservación de la oposición fonémica entre los dos fonemas se expande un poco más con los registros del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ICC, 1981-1983, Tomo VI, mapa 183) y en Montes (1982), en donde también se incluyen registros de esto en Nariño, Tolima y Casanare.
Se informa de un cambio más intenso desde la década de 1990, cuando Lipski (1994) afirma que el lleísmo era algo menos recurrente en Bogotá, asunto que Espejo (2013) y Orduz (2013) ratificaron posteriormente, a tal punto que lo describieron como extinto en los hablantes más jóvenes. En Boyacá, Díaz (2017) también identifica una mayor presencia del yeísmo y escasas muestras de registros orales de lleísmo en hablantes mayores de 40 años. Por último, Ruiz (2020) sostiene que, en términos generales, se podría aseverar que el yeísmo es un rasgo fonológico de alcance nacional, aunque falta más información respecto a la forma como se comporta la producción de sonidos consonánticos palatales sonoros en el suroccidente actual del país.
Si bien se conoce lo que se ha documentado sobre yeísmo y el lleísmo en el territorio colombiano actual, ha quedado el vacío sobre cómo se encontraba esto -al menos de manera esporádica1- registrado en textos escritos con posibles representaciones de ello en términos de distribución espacial durante la época colonial, esto es, en las divisiones político-administrativas conocidas como Nuevo Reino de Granada, siglos XVI-XVIII, y Virreinato de la Nueva Granada, siglos XVIII-XIX (McFarlane, 1993), para el cual se han planteado tres periodos lingüísticos por Ruiz (2021): colonia temprana (1560-1620), colonia avanzada (1620-1770), y la era del movimiento comunero y de la independencia (1770-1825).
Sociolingüística histórica y dialectología diacrónica
Para poder revisar la variación lingüística desde los documentos escritos en periodos previos a los desarrollos de herramientas de captura y análisis de registro sonoro, se han realizado dos clases de estudios: sociolingüística histórica (Rutten & Van der Wal, 2014; Nevalainen, 2015; Nevalainen & Raumolin-Brunberg, 2016), con lo cual se pone en consideración el cambio lingüístico registrado en textos escritos antiguos como el resultado de comparar fenómenos que varían socialmente en diferentes intervalos temporales, ya sea en cuanto a grupos de edad, sexo o tipos de usuario por grado de conocimiento de la variedad estándar del sistema escrito; y dialectología diacrónica, el cual tiene por interés comprender cómo cambia la distribución espacial de las variantes de las variables lingüísticas, así como el establecimiento de las variedades diatópicas que se pueden identificar entre un periodo histórico y otro (Gambarova, 2014; Prokic, 2017).
Metodología
Para identificar los cambios que se pueden obtener sobre la representación de /ʎ/ y /j/ en el español colonial neogranadino, se utiliza el corpus Documentos para la Historia Lingüística de Colombia (ICC, 2017-2020), el cual contiene cientos de documentos que cuentan tanto con el facsímil procedente de acervos como el Archivo General de la Nación o el Archivo Histórico de Cartagena de Indias, como con la transcripción paleográfica.
La mayor parte de los registros de los que se disponen en el corpus son cartas (n=293 documentos). Además de la frecuencia de documentos, se emplean estos textos epistolares porque esta información suele reflejar relaciones de cercanía entre remitentes y destinatarios, que puede promover el uso un tanto más íntimo de una lengua, y variabilidad en cuanto a aspectos tales como el sexo, la edad o la forma en que se han formado los usuarios en el desarrollo de la destreza escrita (Blas & González, 2014; Rutten & Van der Maal, 2014). En este último caso se pueden registrar diferencias lingüísticas reconocibles entre usuarios que habían sido capacitados en el registro formal escrito, conocidos como usuarios cultos, de los cuales se cuenta, en los metadatos, con nombre completo y oficio institucional definido (e. g., obispos, altos mandos militares, hijos y descendientes de caciques locales, etc.), y lo obtenido por usuarios que tuvieron poca formación en ello, que son los semicultos, de los cuales apenas se cuenta con un nombre y una descripción de su situación dentro de las cartas (e. g., bajos mandos militares, población negra esclava, indígenas hispanizados aunque no plenamente evangelizados, etc.) (Oesterreicher, 1996; Arias, 2019)2
De cada documento se extrajeron las transcripciones paleográficas sin presentación crítica, esto es, sin adaptar los símbolos escritos por sus autores a la ortografía de los siglos XX y XXI, de los ítems léxicos que son portadores de los fonemas fricativo y lateral palatales de cada documento, las cuales, junto con los metadatos de las fuentes, se encuentran en el archivo de texto de Díaz (2022).
Con los datos seleccionados se elaboraron dos conjuntos de tablas: el primero de ellos clasifica la información según bases grafemáticas, esto es, por una parte, si los términos portadores del fonema lateral palatal se representaban con la doble ele <ll>, una <y> o una <i>, y por otra, si los ítems léxicos portadores de la fricativa tienen alguno de estos símbolos. Posteriormente, se clasificaron los registros de cada documento según la variable de las relaciones sonoras que se pueden inferir, a nivel fonológico, entre las representaciones escritas de los fonemas /ʎ/ y /j/, para lo cual se proponen 4 variantes: 1-<y> en laterales y fricativas palatales (i. e., yeísmo escrito con <y> o <i>, con <yuca> para 'yuca' y <yave> para 'llave'), 2-<ll> en laterales, <y>, <i> u otro distinto de <ll> en fricativas (i. e., lleísmo escrito, con <yuca> o <iuca> para 'yuca', pero <llave> para 'llave'), 3-<ll> en laterales y fricativas (i. e., yeísmo escrito con <ll>, con <lluca> para 'yuca' y <llave> para 'llave') y 4-vacilaciones (e. g., o bien casos de escribir 'yuca' como <yuca> en unas ocasiones, en otras, <lluca>, o bien exponer unos nombres como <llegua> y <yuca>, y otros como <lluvia> y <vasayo>, lo que indicaría cierta emergencia de yeísmo, pero con bastante conciencia ortográfica aún presente).
Estas relaciones sonoras se clasifican posteriormente en términos temporales por los siguientes intervalos: 1550-1600, 1600-1650, 1650-1700, 17001750, 1750-1800 y 1800-1825. A partir de esto, se establecen criterios para crear organizaciones con georreferenciación y sin ella. En el primer caso, se elaboran mapas con coordenadas que representan el comportamiento palatal de cada lugar de origen de las cartas. En un primer momento, se empleó Gabmap (Nerbonne et al., 2011) para elaborar versiones cartográficas iniciales que permitían precisar el posicionamiento geográfico de las representaciones sobre los fonemas palatales. Si había, en un mismo lugar, relaciones sonoras diferentes, se determinaban coordenadas aparte para cada caso. Posteriormente, para poderle añadir a cada posición información sobre el número de documentos de los que procedían la información georreferenciada y las leyendas, se empleó QGIS (QGIS.org, 2022). Respecto de los criterios para organizar la información sin georreferenciar, se utilizaron distinciones de base sociolingüística histórica, por tipo de usuario (culto, semiculto y global -combinación de los dos-). Tanto los mapas como las figuras, así como el archivo de Excel con las coordenadas y las clasificaciones de cada documento, se encuentran en Díaz (2022).
Con la información clasificada con georreferenciación se hace el ejercicio dialectológico diacrónico en forma de una comparación entre los mapas, para reconocer en ellos posibles cambios de distribución y sus vínculos con lo que se conoce de los fenómenos de yeísmo y lleísmo en el presente. En cuanto a los registros sin georreferenciación, se elaboran representaciones de evolución porcentual de los datos en Howson (2021). Posteriormente, se hacen observaciones globales que relacionan lo obtenido entre los dos conjuntos de información.
Resultados
Observaciones sin georreferenciación
En términos globales, de los 293 documentos, 150 corresponden al registro culto y 143 al semiculto. En los intervalos de 1550-1600 y de 1600-1650 se encuentran, de manera exclusiva, registros que representan, por separado, con <ll> para las laterales palatales y con la <y> u otro signo que no es la doble ele para fricativas palatales.
En los intervalos de 1650-1700 y 1700-1750 se encuentran los primeros reportes de vacilaciones, presentes tanto en usuarios cultos (n=3 documentos) como semicultos (n=1 documento). El primer testimonio se halla en la carta de Gregorio Lasso de Vega, licenciado, en donde apenas se encuentra la palabra <fayos>, pero se documentan pronombres como <ello>, que se expone en la Tabla 1.
Gregorio Lasso de la Vega. AGN, Sección Colonia, Fondo Aduanas, leg. 1, ff. 726r-727r. 13/03/1687 (Cartagena de Indias, Bolívar, Colombia) |
{h. 726r} <proueyò>, <los fayos>, <ayuntamiento>, <ello>, <lleuase>, <llanamente> {h. 726v} <fui llamado>, <sobreseye{37}se>, <ello>, <Cuya> {h. 727r} <mayor>, <lleuo> |
Fuente: elaboración propia
También se registran, únicamente en los usuarios cultos, los primeros reportes sobre la simplificación de la representación escrita de los dos fonemas palatales, aunque lo hacen con el símbolo <ll> de manera exclusiva, y esto solo se encuentra en el intervalo de 1700-1750. La Tabla 2 contiene la muestra de uno de los dos testimonios de esta situación, en donde aparece <sullos> (en lugar de <suyos>) junto con el resto de los ítems léxicos.
Joseph de Bolívar y Portillo. AGN, Sección Colonia, Fondo Miscelánea, leg. 141, ff. 873r-874v. 31/10/1745 (Baranoa, Atlántico, Colombia) |
{h. 873r} <Allara>, <ellos>, <ellas>, <aquella yglecia>, <sullos> {h. 873v} <allara>, <Portillo> |
Fuente: elaboración propia.
En el último par de intervalos de tiempo revisados (1750-1800 y 1800-1825) se encuentran vacilaciones en la escritura tanto en los autores cultos como en los semicultos. La Tabla 3 pone de relieve los casos de vacilación con la carta de petición de Manuel Carrasco, de quien se desconoce su oficio (usuario semiculto que carece de recursos económicos), que tiene verbos como <hulle>, pero también <me hallo> y <oyeron>. Por otra parte, se presenta el testimonio de Manuel de Ortega, un médico (usuario culto), que tiene <yo> y <vasallos> en el ámbito nominal, pero también <alluda>. Además, se encuentra el caso de la carta de petición de un esclavo, en donde aparecen términos con la lateral palatal escritos con <ll>, como <degollarme>, pero también para representar a la fricativa del mismo punto de articulación, como <llugo> y <mallor>.
Miguel Carrasco. Sección Colonia, Fondo Miscelánea, leg. 114, ff. 27r-29v. 1120/07/1756 (Mariquita, Tolima) | Manuel de Ortega. Sección Colonia, Fondo Miscelánea, leg. 128, ff. 818r-818v. 29/04/1781 (El Piñón, Magdalena) | Juan Bauptista Igirio Bolinco. AGN, Sección Colonia, Fondo Miscelánea, leg. 97, ff. 708r-708v. 12/02/1794 (Santa Fe de Antioquia, Antioquia) |
{h. 27r} <Me hallo>, <ya>, <le halle>, <hulle>, <yo>, <lle{7} uara>, <el hallarme elado> {h. 27v} <yo>, <las llaues>, <ellas>, <me hallo>, <ya> {h. 28v} <el hallarme> {h. 29r} <se hallauan>, <Yo> {h. 29v} <cuyo producto>, <cuya {9} creencia>, Mayòr alegría>, <ellos>, <oyeron>, <ella>, <yo>, <me hallo> | {h. 818r} <yo> {h. 818v} <alluda>, <cuyo motiuo>, <Vasallos> | {h. 708r} <hallarme>, <h allan{6}dome>, <he lla>, <Se halla>, <de go llarme>, <mallor>, <basallos>, <llugo> |
Fuente: elaboración propia.
En el ámbito cuantitativo, entre usuarios cultos y semicultos, se presentan las figuras 1 y 2 con la evolución porcentual que se obtuvo teniendo las 293 cartas. La primera figura reporta los porcentajes obtenidos para cada variante de representación de los fonemas /ʎ/ y /j/ en los documentos escritos por usuarios cultos. Se encuentran tendencias a un leve incremento de variantes diferentes al uso diferenciado de la <ll> para la lateral palatal y de <y> u otro para las fricativas en la primera mitad del siglo XVIII. No obstante, posteriormente, esto decayó en el último siglo, a tal punto que se volvió a la manifestación exclusiva de la separación de los fonemas con grafemas diferenciados en el siglo XIX.
La Figura 2 expone el desarrollo en porcentajes de las variantes reportadas en usuarios semicultos. La variante más recurrente es el uso diferenciado de la <ll> para la lateral palatal y de <y> u otro para las fricativas. Sin embargo, la tendencia a la reducción de muestras de esta variante empieza a manifestarse en la primera mitad del siglo XVIII y es más pronunciada en los últimos dos intervalos trabajados en el presente estudio, con el mayor crecimiento en los casos de vacilaciones y un gradual, aunque leve aumento en las simplificaciones de representaciones de los fonemas con solo <ll>.
Observaciones con georreferenciación
La Figura 3 (mapa 1) caracteriza la representación de los ítems léxicos portadores de fonemas fricativo y lateral palatales de manera global durante los intervalos de 1550 a 1600 y de 1600 a 1650. La mayoría de los documentos con presencia de representaciones escritas de /ʎ/ y /j/ se encuentran en la zona norte del territorio, donde Cartagena de Indias es la locación que más cartas registra. El lugar más lejano en el que se encuentran textos epistolares es Pasto, en el suroccidente de la región del estudio. Todos los datos indican la manifestación exclusiva de lleísmo en el registro escrito.
Consultar mapas en: https://drive.google.com/drive/folders/1N;BiL1D126ssi40GW_ZUA4s2mDQfrVdZo Fuente: elaboración propia
La Figura 4 (mapa 2) corresponde a la distribución territorial de la representación escrita de los fonemas palatales entre 1650 y 1700. La novedad yace en que el primer registro de vacilación escrita en documentos epistolares se encuentra en la ciudad de Cartagena de Indias. Como en este mismo lugar también se hallan casos de la variante más recurrente (usos diferenciados en la escritura de los fonemas /ʎ/ y /j/), se genera un cambio en las tendencias que había en los mapas anteriores, lo que ocasiona una primera separación entre este lugar portuario, con dos variantes en coexistencia, y el resto del territorio neogranadino, que solo manifiesta una. En cuanto al intervalo de 1700 y 1750, se destaca que la representación de cuestiones relacionadas con no hacer una estricta separación entre símbolos diferenciados para cada fonema empieza a modificarse, ya no solo de manera circunstancial en Cartagena de Indias, sino también en otras locaciones del norte del territorio colonial, como Santa Marta o San Pablo del Retiro. Además, se documenta en Baranoa el primer caso de simplificación escrita de uso uniforme de un mismo símbolo escrito (<ll>) para los dos fonemas.
Consultar mapas en: https://drive.google.eom/drive/folders/1N:BiL1D126ssi40GW_ZUA4s2mDQfrVdZo Fuente: elaboración propia
La Figura 5 (mapa 3) reporta la situación de la distribución de la simbolización escrita, en registros epistolares, de las consonantes palatales entre 1750 y 1800, y entre 1800 y 1825. Se reconoce que los registros de vacilación en la representación, en comparación con el mapa 2 derecha (Figura 4), se encuentran también en lugares del centro administrativo del entonces Virreinato de Nueva Granada, como Tunja y Santa Fe, incluso llegando a la Plata, Huila, en el sur, aunque sin la consolidación relativa a uniformidad territorial que sí se identifica en territorios de la costa Caribe. En cuanto a casos de simplificación escrita de uso exclusivo de <ll> para los dos fonemas, únicamente se encuentra una muestra, pero no está en el norte del territorio, sino más al occidente, en Santafé de Antioquia. En el intervalo entre 1800 y 1825, si bien parece haber un retroceso en la expansión de las opciones a la distinción de fonemas representada en grafemas separados, posiblemente debido a que no se tuvo presente un intervalo de 50 años, sino de 25 (asociado con el periodo final de existencia del Virreinato de la Nueva Granada como organización político-administrativa), se debe considerar que aún se conservan reportes de la vacilación tanto en la costa Caribe como en el interior del territorio en disputa por la lucha independentista y que, en este caso, ya no hay una única locación con representaciones de <ll> para los dos fonemas, sino dos (Baranoa y Riohacha) en el norte del espacio revisado.
Consultar mapas en: https://drive.google.eom/drive/folders/1NBiL1D126ssi40GW_ZUA4s2mDQfrVdZo Fuente: elaboración propia.
Discusión
Comparación entre los resultados
La relación entre los dos conjuntos de resultados señala la irrupción de vacilaciones con usuarios cultos en territorio del norte del Nuevo Reino de Granada a mediados del siglo XVII. En esta misma región, medio siglo después, apenas se reporta el empleo de <ll> en la representación escrita de los dos fonemas por parte de la misma clase de usuarios, así como los primeros casos de vacilaciones en los usuarios semicultos.
Con la llegada del Virreinato de la Nueva Granada se encuentra una expansión del uso de estas variantes en usuarios semicultos y desde la costa Caribe a zonas de poder político en el interior (principalmente, Santa Fe y sus alrededores), así como una reducción del uso de variantes distintas al empleo de <ll> para la lateral palatal y de <y> u otro (e. g., <i>) para representar a la fricativa en usuarios cultos, lo cual se mantiene hasta el periodo de independencia. Esto último podría ocurrir, junto con el hecho de tener solo 25 años de datos en el último intervalo de tiempo revisado, debido a la irrupción del modelo ortográfico creado en la Real Academia Española con la intención de ser empleado para diferentes territorios del imperio español, que abogaba por la separación de <y> de manera exclusiva para la fricativa palatal, dejando la <i> solo para las vocales anteriores cerradas, y la <ll> para la lateral palatal (Real Academia Española [RAE], 1741), con una promoción abierta de este en los nuevos medios impresos neogranadinos (Niño-Murcia, 2001), información a la cual tenían acceso, de manera casi exclusiva, usuarios de registro culto. No obstante, esta tarea está pendiente de ser verificada.
Revisión con los antecedentes
Frago (2010) afirma que el yeísmo existe como una propiedad con un mayor grado de generalidad social y espacial en América respecto de lo encontrado en el sur de la Península Ibérica entre los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, los resultados expuestos en la sección anterior matizan un poco la cuestión, en tanto en cuanto la expansión del fenómeno parece que fue un poco más tardía en el territorio neogranadino respecto de lo que fue en centros de mayor peso administrativo, como Ciudad de México (Kania, 2010). Cuervo (1954), Flórez (1978), ICC (1981-1983) y Montes (1982) ya señalaban que la costa Caribe colombiana era una región en la cual el yeísmo terminó consolidándose entre los siglos XIX y XX. Los mapas del presente estudio muestran también a esta región como el punto de partida. Con relación a Ruiz (2020), se puede afirmar que, en comparación con la situación del yeísmo y el lleísmo que se plantea en la actual Colombia, en el periodo colonial neogranadino era la oposición entre los dos fonemas palatales lo más recurrente. Algo documentado, aunque mucho menos recurrente, fueron los casos de vacilación escrita, que podrían señalar un emergente yeísmo oral, y apenas había casos esporádicos de registros escritos de yeísmo exclusivo (i. e., de todo sonido consonántico palatal escrito con único grafema), principalmente en la zona del Caribe.
En cuanto a la periodización de Ruiz (2021), el lleísmo, al menos el registrado en textos escritos epistolares, sería exclusivo en la colonia temprana (1560-1620), la vacilación apenas fue reconocida en el comienzo de la segunda mitad de la colonia avanzada (1620-1770) y los escasos registros de yeísmo exclusivo con la <ll> de símbolo único solo se encuentran en la parte final de este periodo y el comienzo de la era del movimiento comunero y la independencia (1770-1825).
Conclusiones
Con base en lo observado, se puede concluir que se encontraron muestras de tres de las cuatro variantes que había sobre la representación escrita de los fonemas /ʎ/ y /j/ en el periodo colonial: el lleísmo escrito, el yeísmo escrito con <ll> y las vacilaciones. De estos, el primero es el mayoritario tanto en los registros sin georreferenciación como con esta, tanto es así que hace considerar esporádicas las muestras de las otras dos variantes.
En cuanto a la presencia de vacilaciones y el posible yeísmo con <ll>, estas se encuentran con mayor uniformidad en la zona costera norte del territorio neogranadino y pasan gradualmente de ser reconocibles solo en usuarios cultos a finales del siglo XVII, a ser exclusivas de los semicultos a comienzos del siglo XIX. No obstante, ninguna de estas dos variantes es recurrente en ninguna región y apenas se tiene algo de expansión observable de las vacilaciones del Caribe al interior en la segunda mitad del siglo XVIII.
El estudio fue hecho solo con registros epistolares, los cuales, si bien ofrecen algunos acercamientos a la oralidad en cuanto al carácter íntimo que tienen en su emisión y en el hecho de permitir contrastes en lo referente a diferencias reconocibles entre usuarios cultos y semicultos, se quedan limitados respecto a la inmediatez de información de registro oral que ofrecen otros textos, como la transcripción de procesos jurídicos hechos por escribanos del periodo colonial.