Introducción
La pérdida de interés por los aspectos culturales y tradicionales que representan a un pueblo y su desconocimiento han preocupado a varios investigadores y los ha llevado a acercarse a este tema para develar la importancia que estos tienen en la memoria de las comunidades y buscar la manera de preservarlos y difundirlos. Es así como Ramírez (2012) en su estudio acerca de la importancia de la tradición oral afirma que "las narraciones orales son expresiones orgánicas de la identidad, las costumbres y la continuidad generacional de la cultura donde se manifiestan" (p. 132), lo que demuestra que la narrativa de un sujeto es el fiel reflejo de todo el bagaje cultural en el cual este nace y se desarrolla. En él se encuentra la influencia de su entorno y de las creencias a las que son fieles sus coetáneos; por tanto, la riqueza que porta la palabra narrada es invaluable.
Ramírez (2012) señala también que la mitología que hace parte de la cultura del grupo Coyaima, que es el pueblo que este investigador estudia, existe y se mantiene gracias a los relatos orales que los mayores han transmitido de generación en generación, los cuales han recibido como herencia una riqueza espiritual que permanece en el alma de este pueblo. Así mismo, se advierte del peligro que representa para toda esta riqueza la globalización y los veloces avances tecnológicos que cada vez permean más fuertemente a la juventud, lo que la lleva a mirar horizontes extranjeros en lugar de ser consciente de su propia diversidad cultural. Es así como la autora pone a la escuela como un ente central en la preservación de la riqueza cultural y del papel que desempeña la tradición oral en la definición de la identidad de los sujetos, al hacerlos capaces de autoidentificarse y de diferenciarse de otras culturas (Ramírez, 2012).
En otra investigación acerca de los mitos folclóricos del Paisaje Cultural Cafetero, en la que se triangularon tres fuentes de información diferentes (adultos mayores con conocimiento de mitos folclóricos, niños y niñas con intereses en mitos y leyendas de su región, y expertos que han investigado acerca de estos mitos), se descubrió que los mitos tienen un lugar especial en la vida de los niños, gracias a que los han escuchado de sus abuelos o progenitores (Gutiérrez-González & Aldana, 2017). Con esto se demuestra que el hecho de transmitir a las nuevas generaciones la cultura a través de la tradición oral permite tanto el reconocimiento de sus propios orígenes como el surgimiento de un sentimiento de pertenencia con su comunidad.
Se ha encontrado, también, que las narrativas no son solamente una expresión de la tradición oral, sino que pueden funcionar como una manera de recordar y de hacer duelo ante situaciones como la violencia y los desplazamientos forzados. En un contexto cafetero se llevó a cabo una investigación en la que se daba un nuevo significado a las historias dolorosas contadas por los campesinos cafeteros de Granada (Antioquia), quienes habían sido víctimas del conflicto armado. El proyecto buscaba hacer que las memorias de los caficultores no se perdieran en el tiempo y que no fueran olvidadas, sino hacer renacer de ellas sentimientos que hicieran frente al dolor que tuvieron que vivir (Hoyos & Ortiz, 2020). Esto hace ver una vez más el impacto y la importancia que tiene la narración para la preservación de la cultura y la conciencia colectiva respecto al mundo que nos rodea.
Teniendo en cuenta lo anterior, y con el fin de evaluar el conocimiento actual de la cultura cafetera en los jóvenes, se realizó una encuesta a la población estudiantil de la Licenciatura en Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas, a través de la cual se confirma que los jóvenes desconocen la tradición oral de la región (la información detallada obtenida en esta encuesta se socializará en la sección de resultados). Además, se puede ver que el acceso a lo poco que se sabe de la tradición oral cafetera se limita a los conocimientos de cultura general que ellos puedan tener. Consideramos que esto se debe a la falta de recursos bibliográficos que compilen y divulguen estas manifestaciones culturales que trascienden el área rural cafetera. Por tanto, surge el interrogante: ¿cómo recuperar y mantener la tradición oral de la cultura cafetera en los estudiantes de la Licenciatura en Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas? Así, el objetivo principal radica en difundir el patrimonio cultural cafetero a través de la creación de un libro diseñado especialmente para la población juvenil, donde se compilen las narraciones propias de los cafeteros, para que así suscite el interés de los jóvenes de Lenguas Modernas por los valores y las tradiciones cafeteras.
Marco teórico
Para construir un marco comprensivo de esta investigación es necesario tomar como eje central el concepto de cultura desde diferentes campos, para poder revelar las prácticas socioculturales de la tradición oral, específicamente de las narrativas, en el Paisaje Cultural Cafetero.
Así, para la antropología, de acuerdo con la aproximación de Bonfild (2004), la cultura es el
Conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación y de organización social, y bienes materiales, que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generación a las siguientes. (p.117).
Por otro lado, desde la sociología, Fischer (1992) define la cultura como "el progreso intelectual y social del hombre en general, de las colectividades, de la humanidad" (p. 16). Entre estos dos conceptos, se puede decir que la cultura se convierte en el ADN de las sociedades, una marca única que las hace diferenciar entre ellas. A estos elementos que se siguen transmitiendo de generación en generación se les denomina patrimonio cultural, que en palabras de Prats (2000) "se entiende como una construcción de diversos acontecimientos, compleja, amplia y dinámica que representa simbólicamente una identidad más allá de una concepción histórica tradicional" (p. 9). Esta identidad se constituye a través de elementos tangibles, muebles e inmuebles de la cultura, cuyo carácter es cuantitativo, e intangibles como las creencias, los rituales, las festividades, cuyo carácter es cualitativo.
Dentro de las manifestaciones de la cultura se destaca indudablemente la tradición oral, que ha tenido un papel fundamental en el mantenimiento de una cultura específica. Vasina (1968), citada por Ramírez (2012), define la tradición oral como
los testimonios hablados, contados, relativos al pasado que se transmiten en cadena, desde el testimonio inicial hasta el que nos llega, sin perder de vista que el testimonio es la tradición interpretada por la personalidad del testigo y condicionada por ella. (p. 133).
De la misma forma, la tradición oral se convierte en un factor clave para el entendimiento de una cultura:
All messages are part of a culture. They are expressed in the language of a culture and conceived, as well as understood, in the substantive cognitive terms of a culture. Hence, culture shapes all messages and we must take this into account when we interpret them. (Vasina, 1985, p. 27)1
La cultura modela los distintos mensajes que se transmiten dentro de una sociedad específica, por lo que sus relatos y testimonios se convierten en la puerta de acceso para la identificación, entre otras, de las características cosmogónicas, sociales y éticas de esta. Además, tales mensajes se desenvuelven en un espacio específico que se configura a lo largo del tiempo:
Space definition: Every culture has representations concerning a universe and these involve spatial connotations. Like time, space is a relative notion in that it implies a spot in relation to other spots, as grammatical uses show. Within space some parts are more important than others and some are known while other, more distant parts are only vaguely known. The most important spaces were linked to the spot of creation, having temporal as well as spatial value. (Vasina, 1985, p. 125)2
Así, el Paisaje Cultural Cafetero (PCC) se configura como el espacio donde se manifiestan las representaciones cafeteras a través de la urdimbre de tradiciones convertidas en historias y narrativas. El PCC fue declarado patrimonio mundial el 25 de julio del 2011, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la cual destaca la conformación del PCC así:
Reúne en su zona principal áreas específicas de 47 municipios y 411 veredas, y en su área de amortiguamiento, cuatro municipios y 447 veredas de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca, ubicadas en las ramificaciones Central y Occidental de la cordillera de los Andes. Sobre estos sistemas montañosos se han desarrollado representativas zonas de producción de café que constituyen un conjunto reconocido por sus atributos, las relaciones entre sus habitantes y su herencia cultural. (Paisaje Cultural Cafetero [PCC], 2017).
Dentro del PCC, la tradición oral se ha configurado alrededor del café y sus lugares de incidencia; es decir, en las plazas de mercado de los pueblos, en los lugares de descanso, las tabernas, pero en especial, en las fincas cafeteras. En ellas, la socialización y la interacción se convierten en estrategias clave de los cafeteros para llevar a cabo sus arduas jornadas de trabajo. Parada (2017) manifiesta que en los espacios de recolección del café se impone la conversación, donde los recolectores intercambian chismes, canciones, noticias y anécdotas. Además, los gritos, los silbidos y los llamados se imponen ante el silencio. Fue este el espacio particular que permitió en esta investigación recolectar muestras de habla que dieran cuenta de lo ya mencionado.
Por otro lado, la familia cafetera es el principal centro de desarrollo de la vida social, donde se cuentan las diferentes tradiciones respecto al labrado de la tierra, a los remedios ancestrales, a las historias y anécdotas de su cosmovisión. Sin embargo, esta sabiduría popular no es reconocida más allá de la zona rural, por lo que esta investigación permite evidenciar estas costumbres, reconociéndolas como patrimonio inmaterial de nuestra cultura.
Estas particularidades de las comunidades cafeteras se inscriben en el marco de la competencia comunicativa de Hymes (1971); este autor explica en su teoría que el principal "objetivo de la competencia comunicativa es mostrar las formas en que lo sistemáticamente posible, lo factible y lo apropiado se unen para producir e interpretar la conducta cultural que en efecto ocurre" (p. 31); es decir, es la competencia de una persona que la lleva a comportarse de manera eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla (Hymes, 1971, citado por Centro Virtual Cervantes, 2020). Moreno Fernández (1998) define claramente el concepto de comunidad de habla:
Una comunidad de habla está formada por un conjunto de hablantes que comparten efectivamente, al menos, una lengua, pero que, además, comparten un conjunto de normas y valores de naturaleza sociolingüística, comparten unas mismas actitudes lingüísticas, unas mismas reglas de uso, un mismo criterio a la hora de valorar socialmente los hechos lingüísticos, unos mismos patrones sociolingüísticos. (p. 23).
Dentro del PCC, estas personas, los cafeteros, comparten como comunidad de habla una lengua que es el español, específicamente en la variedad antioqueño-caldense (Instituto Caro y Cuervo, 2018), pero también comparten unas mismas manifestaciones culturales, que de acuerdo con Hymes (1996) "se interrelacionan con el habla en la vida comunicativa de una sociedad" (p. 28) (en este caso, con la comunidad cafetera). Por esta razón, la tradición oral a través de la lengua se convierte en un elemento crucial a la hora de identificar las diferentes características de los cafeteros, porque en sus conversaciones (historias, chismes, cuentos), es decir, por medio de sus narraciones, se entreteje la memoria, la cual trae consigo un carácter de miticidad en relación pasado-presente, un carácter reconstructivo en relación presente-pasado (Pineda, 2020), y un carácter de vivacidad en relación presente-futuro. Ricoeur (2009), por su parte, afirma que "la narración actúa como el guardián del tiempo en la medida en que no existiría tiempo pensado si no fuera narrado" (p. 911).
Así, nuestra atención ahora se enfoca en las historias de los cafeteros, que según Labov (1988) se denominan narrativas. Estas son un "un método de recapitular experiencias pasadas apareando una secuencia de cláusulas verbales con una secuencia de eventos que (según se infiere) en realidad ocurrieron" (Labov, 1988, p. 10). Esta serie de cláusulas se organizan a partir de la función comunicativa que cumplen dentro de la narrativa, que de acuerdo con Labov (1988) son: "síntesis, orientación, acción complicante, evaluación3, resultados y coda" (p. 14).
El proceso de transcripción de la narrativa debe conservar la mayor fidelidad posible con lo narrado por los informantes. No obstante, Zires (1999) reconoce un peligro con esta recopilación de los relatos: la distorsión de la narrativa al convertirla de un código oral a un código escrito. Para tratar de reducir al mínimo esta distorsión, Jefferson (1984) propone una serie de convenciones para llevar a cabo esta tarea, donde se rescatan rasgos suprasegmentales como las pausas, las diferentes cadenas entonativas, exhalaciones, entre otros.
Por otro lado, la narrativa, según Bruner (2003), "es una dialéctica entre lo que se esperaba y lo que sucedió" (p. 31), e inmediatamente este autor agrega:
Es 'gente habitual que hace las cosas habituales en lugares habituales por razones habituales'. Hace falta una aparente fractura en este terreno de lo habitual para hacer que eche a andar la rica dinámica de la narrativa: cómo afrontarla, dominarla. Volver a llevar las cosas por los carriles familiares. La narrativa es un arte profundamente popular, que manipula creencias comunes respecto de la naturaleza de la gente y de su mundo. (p. 125).
Por esta razón, a través de las narrativas, de las historias, de sus leyendas, de sus peripecias en los cuarteles o en medio de los cafetales, de sus supersticiones, de sus ocurrencias con sus familias, se construye, se reconstruye y se reinventa el Paisaje Cultural Cafetero. De esta forma, la recopilación de estas narrativas se vuelve fundamental para el mantenimiento y la protección de su cultura.
Por último, Narváez et al. (2018) en su trabajo Jóvenes y memoria colectiva en la región del Eje Cafetero comprobaron que los jóvenes de la región no conocen las realidades del presente del paisaje rural (que conforma el PCC) ni mucho menos tienen conocimientos sobre las tradiciones respecto a la memoria histórica de la región, por lo que se vuelve imperativo la difusión de este saber en la comunidad juvenil para la visibilización, recuperación y revitalización de los saberes tradicionales cafeteros.
Para corroborar lo dicho por estos autores, iniciamos nuestra investigación desde una línea de entrada para confirmar o refutar lo afirmado por ellos, pero aplicado concretamente al conocimiento de los jóvenes de la Licenciatura en Lenguas Modernas sobre el PCC.
Marco metodológico
Esta investigación se inscribe en el campo interdisciplinario del paradigma cualitativo, el cual permitió describir cómo se construyen las narrativas de la tradición oral cafetera, así como aplicar estrategias pedagógicas a fin de motivar el reconocimiento de los valores socioculturales del pueblo cafetero por parte de los estudiantes de la Licenciatura en Lenguas Modernas para que, como futuros licenciados, ellos sean promotores de estas tradiciones.
La primera fase de la investigación fue la construcción de un corpus de narrativas propias de la región cafetera caldense. Para la recolección de este corpus se utilizaron las técnicas y los instrumentos que se mencionan a continuación: encuentros cara a cara con los campesinos que cultivan el café y la observación y descripción de la forma cómo se relacionan e interactúan en su día a día. Por consiguiente, fue necesario realizar visitas periódicas a las fincas cafeteras para describir su cotidianidad, su modo de vida, sus dichos, sus formas de ver y narrar el mundo, a partir de lo cual se obtuvo un registro etnográfico. Esto se logró también gracias a las grabaciones en audio que se hicieron en las conversaciones de la comunidad de habla. Dicho material, con previo consentimiento informado y autorizado por los participantes, se utilizó para la conformación del corpus de la investigación.
En la segunda fase se constituyó el corpus Narrativas Conversacionales Cafeteras (NCC) conformado por una muestra poblacional de 30 personas. Vale la pena resaltar que la mayoría eran mujeres campesinas cafeteras, y la generación predominante fue la generación adulta, es decir, personas mayores de 55 años (Tabla 1). Además, la muestra poblacional es representativa de las cinco subregiones caldenses (Tabla 2), cuya mayor frecuencia se acentúa en la región Centro-Sur, que es la de mayor producción cafetera.
Lugar de procedencia en el departamento de Caldas | Frecuencia |
Subregión Bajo Occidente | 4 |
Subregión Centro-Sur | 14 |
Subregión Norte | 5 |
Subregión Alto-Oriente | 3 |
Subregión Magdalena Caldense | 4 |
Total | 30 |
Fuente: Pasuy et al. (2022a).
Sexo | Hombre | Total | |
Edad4 | Mujer | ||
Generación intermedia (25-35 años) y generación adulta (36-55 años) | 7 | 8 | 15 |
Generación adulta (>55 años) | 6 | 9 | 15 |
Total | 13 | 17 | 30 |
Fuente: Pasuy et al. (2022a).
El estudio de las narrativas se hizo con base en el modelo de análisis de William Labov (1988), a través del cual se identificaron elementos estructurales de la narrativa y elementos relevantes de la cultura cafetera que se mostrarán en la sección de resultados. Después, se establecieron criterios de clasificación de los relatos para posteriormente compilar y presentar de manera didáctica y llamativa las historias que construyen la identidad del pueblo cafetero. De esta manera, las narrativas fueron clasificadas en cuatro categorías atendiendo las macrotemáticas encontradas: Espantos (ESP), Vida Cotidiana (VC), Paisaje Cafetero (PC), Creencias y Supersticiones (CR).
Para la sistematización de las narrativas se establecieron las siguientes convenciones: Narrativas Conversacionales Cafeteras (NRC)_ Macro temática_# de la narrativa en dicha categoría (Pasuy et al., 2022a), como se muestra en la Figura 1:
En la tercera fase se conforma un libro como producto de la investigación, obra en la que se recogen 36 narrativas y que lleva por título Tintiando en La Aurora. Este material se convertirá en recurso didáctico para los fines que persigue la investigación.
En la cuarta fase se realiza un procedimiento de intervención de manera paralela a las demás fases, en el que se aplica una encuesta como línea de entrada, luego se implementan las estrategias de socialización y difusión de las narrativas conversacionales, y finalmente se emplea nuevamente una prueba como línea de salida. Todo este procedimiento se aplica a una muestra de estudiantes del Programa en Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas. Las primeras encuestas dejaron ver el desconocimiento de la tradición oral propia de la región cafetera y de las costumbres de su gente, como ya se había esbozado en el marco teórico.
Resultados
Los campesinos cafeteros caldenses
Es conveniente destacar algunos elementos representativos de los cafeteros, tomados a partir del análisis de las narrativas. El primero de ellos está relacionado con las prácticas socioculturales de los narradores, en cuanto a las actividades cotidianas de las comunidades, así como sus códigos de vestimenta. Es evidente que la siembra y la recolección del café son una tradición de las familias que habitan las fincas cafeteras, así como su venta y comercialización, incluso se puede decir que su vida gira en torno a ese grano rojo. De igual manera lo es la tenencia y el cuidado de animales (caballos, perros, cerdos, mulas, vacas, etc.) dentro de las fincas. Asimismo, en el campo se acostumbra que los niños trabajen con sus padres desde edades tempranas. Son tradicionales, igualmente, las familias numerosas, el día de mercado en el pueblo y el consumo de bebidas alcohólicas.
Las prácticas religiosas también son parte de la identidad del pueblo cafetero, como el rezo del rosario, el rezo a las ánimas, el riego de agua bendita o la asistencia a la iglesia en Semana Santa. Además están las creencias populares de los "asustos" o espantos (relacionados con la aparición de personas muertas o el mismo diablo) presentes en las grandes fincas; tales creencias modifican sus patrones de conducta, como el hecho de no salir de noche en las veredas o ejercer con más devoción sus prácticas religiosas, lo cual se refleja en las narrativas de Tintiando en La Aurora.
En cuanto a los códigos de vestimenta, es común encontrar en las narrativas elementos característicos de la vida en el campo relacionados con el trabajo agrícola, las circunstancias meteorológicas o las condiciones del terreno, tales como la peinilla o el machete, el sombrero, las cotizas, el poncho, las botas o el pañuelo.
También es representativo de las comunidades cafeteras el uso de códigos sociolingüísticos restringidos, que se conocen como un discurso que se desarrolla en un contexto de supuestos comunes a los hablantes, con un conjunto de intereses, identificaciones y expectativas estrechamente compartidos; en definitiva, presupone una identidad cultural local (Bernstein,1964, p. 60). Lo cual significa que el uso de la lengua es particular y propio de estas comunidades y se restringe a estos ámbitos. Como ejemplos, se pueden mencionar los fragmentos que evidencian las variedades regionales y coloquiales, como se ve en (1) y (2):
Nosotros convencidos que eran los primos que apenas habían llegado y que nos estaban cansoniando (entre risas). [NRC_ESP_01l.
Pues una vez estaba yo, pues, en el cafetal garitiando por allá a los trabajadores; y entonces había una... apareció una mujer muy bonita; ¡pero bonita!, que, pues, eso era extrañable uno ver una mujer de esas en un cafetal. [NRC_ESP_07].
Por otro lado, si bien el análisis de las narrativas en este trabajo en particular no se dedicó a recolectar los elementos paralingüísticos y extralingüísticos que apoyan la construcción de las narrativas, es posible identificar someramente unos ejemplos de cómo estos elementos se combinan y permiten ampliar las posibilidades de interpretación de los hechos, tal y como se ve en (3) y (4).
Cuando de pronto del rajadero de leña contestaban: (con voz aguda) - Santa María, Madre de Dios... [NRC_ESP_01].
Allí po' el Recodo, en el Cascajero, quihay del plan pa'rriba (señala hacia lo alto con la mano); eso es un camino muy viejo, con piedras barrosas, y hay una curvita... hay una cosa ahí, y la llaman La Cueva del Marrano. [NRC_VC_10].
En otro ejercicio de investigación nos centraremos en este tema y en aspectos que también comunican, pero por el momento podemos avanzar diciendo que los campesinos cafeteros caldenses tienen como característica el uso de elementos paralingüísticos que son utilizados para intensificar lo dicho y para convertir sus narrativas en verdaderas dramatizaciones que avivan lo narrado.
Finalmente, se puede tomar como referencia a Nates (2009) y ubicar a nuestros hablantes cafeteros en la gran comunidad paisa:
Los paisas habitantes del centro de Colombia, entre los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío y norte del Valle del Cauca, son vistos por el resto de los colombianos como 'colonizadores' y como 'berracos', término cuyo uso social alude a 'aguerrido', 'valiente'. Los colonizadores por excelencia de todo este grupo son los paisas de Antioquia quienes detentan [sic] lo que se ha llamado en Colombia la Colonización antioqueña. (p. 288).
A partir de esa distinción, también es posible recoger una serie de características del habla de los paisas con algunas coincidencias y también diferencias de los paisas cafeteros caldenses, como el uso del voseo más marcado entre los paisas antioqueños, el uso de diminutivos propio de los paisas y colombianos en general, la diptongación, las elisiones, entre otras características que no serán asunto de estudio en este artículo, pero sí en la investigación en general, por lo que el libro Tintiando en La Aurora se convierte en una manifestación del campesino cafetero caldense.
Encuesta de entrada
Se realizó una encuesta en la fase diagnóstica (encuesta de entrada) a 103 jóvenes entre 17 y 33 años, quienes en su mayoría son originarios del departamento de Caldas (66 % de los encuestados). La encuesta indagó sobre el conocimiento que tienen los estudiantes de la Licenciatura en Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas acerca de la tradición oral y la cultura cafetera.
Los resultados muestran que una gran parte de la población juvenil universitaria (87 %) desconoce las historias de la tradición oral cafetera, a pesar de pertenecer o estar inmersos en una región y cultura del café: el 63 % de los estudiantes niegan conocer este tipo de historias, el 23 % se abstuvo de responder esta pregunta, y el 1 % relaciona relatos tradicionales de la cultura colombiana con la tradición cafetera. Lo anterior reafirma la hipótesis de que los jóvenes en Caldas desconocen los relatos de la tradición oral cafetera y de que existen pocos recursos bibliográficos que los compilen y divulguen, debido a que esta tradición oral predomina en el área rural y se transmite mayoritariamente por tradición familiar o comunitaria (según el 14 % de los encuestados).
Por citar otro caso, una pregunta de la encuesta ofrecía un conjunto de palabras de la jerga cafetera como chapolera5, cereza6 o broca7, entre otras, y los informantes debían seleccionar aquellas que conocieran y explicar su significado. Así, aunque el 87 % aseguró conocer al menos una de las palabras propuestas, no todos los encuestados explicaron sus significados (el 78 % no lo hizo). Esto demuestra nuevamente que no existe un conocimiento profundo acerca de la cultura cafetera en Caldas.
A partir de estos resultados, y para responder la pregunta sobre cómo recuperar y mantener la tradición oral de la cultura cafetera, se crea una apuesta didáctica que busca dar a conocer los relatos de la tradición oral del café y demás elementos que conforman culturalmente la región caldense. La propuesta es un libro titulado Tintiando en La Aurora8, dirigido a un público joven y que tiene como objetivo la protección y difusión de la cultura cafetera caldense.
Libro: Tintiando en La Aurora
Para la elaboración de esta estrategia didáctica, se desarrollaron las siguientes fases:
1. Clasificación del corpus a partir de temáticas: para la clasificación de las narrativas se partió de un corpus de 65 historias, en formato de audio y sus respectivas transcripciones, recolectadas como resultado del proyecto de aula "Cuentos y Leyendas del Café". A partir de su lectura minuciosa, se optó por tres categorías que reflejan las temáticas más frecuentes en el corpus:
a) . Historias de espantos.
b) . Historias de la vida cotidiana.
c) . Historias sobre la naturaleza (luego llamada historias sobre el paisaje cafetero).
2. Selección de las narrativas: de las 65 narrativas del corpus NCC se eligieron 36, las cuales mostraron similitud en el tratamiento de temáticas de la cultura cafetera y de este modo contribuyeron a cumplir el propósito de apelar a una población joven. En este proceso se decidió agregar una nueva categoría: historias de creencias y supersticiones. Por lo tanto, las narrativas quedaron clasificadas de la siguiente forma:
3. Identificación de las características de la cultura cafetera a través de las narrativas: en esta fase se analizaron las narrativas clasificadas con el fin de evidenciar los aspectos culturales y lingüísticos característicos de esta comunidad. De este análisis surgió la sección del libro denominada "Nuestra vida en palabras y expresioneS", en la cual se extrajeron de las narrativas las ealabras yexpresiones tlpicasde la comunidad que fueron dastficadas en 15 temáticas, entre ellas:
Además, surgió la idea de agregar un complemento a las historias llamado "¿Sabías qué?", en donde ye identificaron costumbres particulares de los cafeteros presentes en las narrativas, como por ejemplo, la tradición de ir en grupos impares a buscar una guaca o de apodar a las personas de acuerdo con el aspecto físico, entre otras.
4. Creación de las demás secciones del libro: también se agregaron otras secciones para responder asertivamente a la necesidad evidenciada en los jóvenes; es decir, su desconocimiento acerca de la cultura cafetera caldense. Estas secciones fueron: sobre la historia del café, sobre el proceso de producción del café, sobre muestras de identidad caldense y recetas con café. Y se agregaron la introducción y una presentación de las narrativas.
5. Diseño: se contó con el apoyo del Departamento de Diseño Visual de la Universidad de Caldas, que presentó unas propuestas para el diseño del libro, de las cuales el semillero seleccionó la más pertinente. La portada del libro se exhibe en la Figura 4.
Talleres y encuesta de salida
Después de la elaboración del libro, se procedió con su presentación ante la comunidad universitaria del Programa de la Licenciatura en Lenguas Modernas a través del diseño y la ejecución de talleres que se llevaron a cabo a través de plataformas digitales, debido a la contingencia sanitaria ocasionada por la COVID-19. Allí, el equipo investigador presentó a los estudiantes las diversas secciones previamente descritas, así como datos relevantes sobre la cultura cafetera caldense, para así permitirles un acercamiento al contenido del libro. Posteriormente, se tomó una muestra final de 23 estudiantes del Programa, a los cuales se les aplicó la encuesta de salida de la investigación, donde se les preguntó sobre las generalidades de la cultura cafetera, el origen del café en Caldas, el proceso de producción del café y, finalmente, sobre los aportes del libro a su formación personal y académica.
En la sección sobre generalidades de la cultura cafetera caldense, el 91.35 % de los encuestados reconocen palabras propias de esta como guaquear9, táparo10, muteto11, entre otras. Además, el 70 % identificó y se apropió de las temáticas de las narrativas cafeteras, así como de sus personajes más recurrentes. De este modo, el 80.68 % de los estudiantes reconocieron aspectos propios de las narrativas conversacionales, lo que demuestra un aumento del 236 % respecto a la encuesta de entrada.
Finalmente, respecto a los impactos que genera en los encuestados el conocimiento de la tradición oral cafetera caldense, se destacan la adquisición de nuevos conocimientos culturales con el 26 % y la valorización de la cultura cafetera con el 20 %.
Por otro lado, los aportes que puede hacer el conocimiento sobre la cultura cafetera en la formación profesional y personal de los encuestados conciernen a la aproximación a esta cultura con un 28 % y en el reconocimiento de la importancia de esta con un 24 %. Así, este resultado es reflejo de la motivación que está presente en esta muestra de jóvenes, por involucrarse más en la cultura cafetera, es decir, que, como caldenses, desean participar más en su propia cultura.
Conclusiones
Con este estudio se logró, en primer lugar, revelar una realidad presente en los jóvenes de la Licenciatura en Lenguas Modernas: que a pesar de que muchos de ellos son originarios de Caldas, la mayoría desconocen la tradición oral, en especial, las narrativas propias de los campesinos cafeteros. Dicho desconocimiento se debe no solo a la falta de recursos bibliográficos, sino también a su poca divulgación entre la comunidad del Programa.
Por otro lado, es importante destacar que los relatos del café -cuya compilación dio paso a la estructuración formal del libro Tintiando en La Aurora (Pasuy et al., 2022b)- fueron conseguidos puerta a puerta en las diferentes fincas cafeteras, lo que garantiza su fidelidad y autenticidad, para que así el lector pueda conocer de primera mano la realidad narrativa de la cultura cafetera. Además, las narrativas tienen diferentes componentes que hacen parte de la idiosincrasia de la cultura cafetera, tales como las palabras propias de la jerga cafetera, el proceso de producción del café, las tradiciones en cuanto a vestimenta, comida, etc., que para su mejor comprensión se hicieron explícitas en Tintiando en La Aurora, que se configura como un nuevo recurso bibliográfico para preservar y difundir la cultura cafetera desde una mirada sociolingüística y a partir de las narrativas conversacionales.
Además, se puede concluir que gracias al proceso de socialización del libro con la comunidad, se logró que los estudiantes de Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas se acercaran más al patrimonio oral cafetero mediante la identificación no solo de sus historias, sino también de elementos particulares de este, para obtener además el reconocimiento por parte de la comunidad de la importancia de la apropiación de la cultura cafetera para su formación tanto personal como profesional.
Finalmente, se concluye que la creación de material bibliográfico y la metodología de taller para la socialización son buenas herramientas para la preservación y divulgación de los elementos inmateriales de la cultura cafetera. Para próximas investigaciones en el campo pedagógico se sugiere indagar sobre otras estrategias que permitan el acercamiento de la comunidad a la cultura cafetera, como las prácticas etnográficas en las fincas cafeteras, entre otras, a fin de obtener diferentes ópticas de esta cultura. En el ámbito sociolingüístico se sugiere profundizar en las variables sociales y su incidencia en las estructuras narrativas del corpus NCC, así como en los recursos paralingüísticos utilizados para esto.