Introducción
En Colombia, el desarrollo de los estudios sobre mujeres afrodescen-dientes ha estado ligado a diversos aspectos, uno de ellos es la consolidación de los estudios afro en el país desde la antropología, historia y sociología. En el caso de la historia autores como Jaime Jaramillo Uribe1 y German Colmenares2 estudiaron las relaciones esclavistas en el Nuevo Reino de Granada. Desde la antropología, en el pacífico, Rogelio Velásquez3 escribió también sobre el tema, y desde el Caribe colombiano Aquiles Escalante4 y Manuel Zapata Olivella5 escribieron sobre la vida de las comunidades negras en este lado del país. Estos primeros antropólogos e historiadores despertaron la curiosidad de muchos investigadores sociales en la región del Caribe, destacándose estudios como los de Juan de Dios Mosquera6. De esta misma manera, se han consolidado dos grandes escuelas de estudios afrocolombianos, una en Barranquilla y la otra en Cartagena. En la primera ciudad se han desarrollado estudios como los del historiador Dolcey Romero7 enfocados en los procesos de esclavización, resistencia y abolición de las primeras poblaciones afrodescendientes en el Atlántico, llamándoles los afroatlánticenses.
En Cartagena, con la llegada de los estudios culturales liderados por Hall8 se consolidaron nuevas visiones sobre los estudios afro en el mundo,9 que influidos por Wade10 explicaban que la raza era una construcción cultura manifestada través de la identidad. Estas bases permitieron el desarrollo de estudios colombianos de historiadoras como Adriana Maya,11 Rafael Díaz12 y Alfonso Múnera,13 quienes se encargaron de identificar los cambios en las prácticas de africanía en el contexto americano. Este último ha sido de gran influencia para historiadores cartageneros como Francisco Javier Flórez14 y Javier Ortiz Cassiani15 sobre la integración de las sociedades negras de la costa finales del siglo XIX y mitad del siglo XX dentro del imaginario andino de la época. Además del estudio del historiador Alfonso Cassiani16 sobre la historia del Palenque de San Basilio acerca del afianzamiento histórico del mismo.
Es a partir de este contexto que se empieza a estudiar a las mujeres afrodescendientes en la academia colombiana como categorías específicas. En el caso del Caribe se desarrollaron estudios como los de la historiadora Marixa Lasso17, quien ha hecho notorio el rol que tuvo el concepto de raza en los procesos de independencia y republica en esta región desde la participación de las mujeres afro en la construcción de identidades políticas y de participación organizativa, han permitido el desarrollo de una literatura sobre el tema. A estas mujeres en esta parte del país se les ha estudiado desde la historia sobre todo con historiadoras como Adriana Maya,18 que siguiendo a Friedemann y Espinosa19, expone que las mujeres africanas eran un enlace entre sus culturas y la cultura dominante a través de la relación con las mujeres blancas y mulatas libres en la época colonial.
En el caso del estudio de las mujeres palenqueras este se ha solidificado como un campo ligado, sobre todo, a la antropología. Uno de los primeros estudios que de forma general buscaron conocer la forma de vida en el Palenque de San Basilio fue el de la antropóloga Nina de Friedemann20 quien se enfocó en describir la importancia del lenguaje y la oralidad como ejes centrales dentro del Palenque y que terminó sentando las primeras bases que se adentran sobre los modos de vida de las palenqueras, mencionando aspectos como la vida económica, el quehacer de los mismas y las división y actividades de género. Posteriormente, Bauza21 impulsada por el deseo de conocer sobre la vida de estas mujeres se adentró en el estudio de la leyenda de Catalina Loango destacando la importancia que tiene la oralidad y la participación de las mujeres en los procesos culturales dentro del Palenque, especialmente como transmisoras del conocimiento y la formación de la identidad palenquera.
Sin embrago, uno de los temas que más está suscitando investigaciones recientemente es la relación de las mujeres palenqueras con la movilidad. Una de las principales reflexiones ha sido la de Lamus22 quien plantea la importancia que tiene el pensar por qué las mujeres del palenqueras migran a otras ciudades como vendedoras de dulces y frutas. Así mismo, se destacan dos estudios realizados por la antropóloga Maíra Samara de Lima Freire23, en el primero de ellos la autora busca brindar una visión sobre el trabajo de las mujeres palenqueras como sujetas inmersas en un mundo basado en términos de raza, género y relaciones laborales en Cartagena, donde son ellas quienes salen a laborar a la ciudad a través de la venta de dulces y frutas, reconociéndose como vendedoras ambulantes. Estas mujeres presentan una agencia social basada en su propia experiencia que las hace pioneras de su trabajo, pues "en la mayoría de los casos, la venta de sus productos es la principal fuente de ingresos familiares y sus cuerpos se utilizan como vehículo y propaganda de los dulces"24, consolidándose como un movimiento de mujeres negras que se gestaba.
Uno de los primeros acercamientos que se han registrado según la literatura sobre la relación comercial de las mujeres palenqueras y sus vecinos fue a principios del siglo XX cuando se estableció "el ingenio de Sincerín en el departamento de Bolívar donde creció vertiginosamente el corregimiento de Malagana"25, al cual aseguraba un trabajador del ingenio se acercaban las palenqueras "a vender vestimentas y eso"26. Así mismo, según Friedemann, las mujeres se empezaron a movilizar a otros pueblos como "Turbaco, Arjona, Gambote y Sincerín, a donde también van diariamente a vender maíz, yuca, ñame, plátanos, batatas y frutas. Unas traían pescado, otras carnes, tomates y una que otra tortuga en las porcelanas, o poncheras, como llaman a los platones de aluminio"27. Posteriormente llegaron a ciudades como Cartagena donde impulsados por las ventas de productos se generaron asentamientos de los palenqueros en los barrios de la ciudad. En el caso de la ciudad de Barranquilla, las mujeres llegaron desde la década del cincuenta como consecuencia de un proceso de crecimiento urbano e industrial que la ciudad había estado experimentando durante la primera mitad siglo XX.
Sin embargo, no existen investigaciones históricas que describan su proceso de movilidad y/o asentamiento, a pesar de que para autores como Tomas Cresswell, para los estudios afro la movilidad va más allá del acto físico de moverse, ya que "los movimientos de personas (y cosas) en todo el mundo y en todas las escalas están [...] llenos de significado."28 Es decir, geográficamente se pueden mapear las experiencias, significados y transformación de las identidades, tal y como se busca con la investigación, es este caso de mapear las negridades de este grupo de mujeres. Por lo que la investigación tiene como principal objetivo principal analizar el proceso de migración, asentamiento y movilidad urbana de las mujeres palenqueras en la ciudad de Barranquilla, observando los cambios en sus dinámicas identitarias y la configuración de sus relaciones sociales entre 1950 y 1970 como un movimiento social que caminaba las calles de la ciudad, como parte del proceso de articulación de las mismas en las dinámicas sociales, comprendiendo cómo fue ese proceso de migración, sus lugares de arribo, actividades urbanas y comerciales, movilidades y relaciones sociales con las élites de la ciudad.
De este modo, para la investigación es central el concepto de movilidad negra para comprender que la movilidad implica un proceso multidimensional que entraña un complejo contrapunteo de riesgos y oportunidades para las personas que migran, tanto desde sus puntos de salida como sus puntos de llegada, donde existen siempre muchas formas de vida, de sistemas y de historias e identidades, y en el caso de las movilidades palenqueras permite ver las expresiones de negridad en las diversas etapas del proceso, observando las experiencias, significados y transformación de las identidades. Entendida la negridad como un concepto que abarca "una expresión coyuntural de agencias y subjetividades"29 de las comunidades negras, es decir aspectos y acciones que componen sus identidades, por lo que la movilidad negra permite mapear las expresiones de negridad asociadas a las formas de identificación de las mujeres que son relacionales al contexto en el que se mueven, que, a su vez, hacen parte de procesos interraciales e interseccionales entre unas culturas históricamente asentadas como las elites y las culturas en movimiento, dando pie a expresiones de apoyo y racismo.
Por lo cual, usar el concepto de movilidad negra me permite capturar los cambios en las identidades de estas mujeres, como expresiones de negridad, en dos procesos importantes, por un lado, el movimiento migratorio de Palenque a Barranquilla y, por otra parte, la movilidad al interior del espacio urbano, mediante movilidades cotidianas de estas mujeres a través de una relación comercial que implica caminar la ciudad. Este concepto permitirá seguir la ruta de estas mujeres en la llegada a la ciudad y dentro de la misma, con un enfoque basado en las negridades, vislumbrando su relación con las elites ya establecidas desde una correlación con la interseccionalidad30, la cual me permite comprender que en el campo de la historia se considera que categorías como el género, la raza/etnia y la clase son factores que actúan de manera interrelacionadas para comprender la forma en cómo se jerarquizan las sociedades dentro de tiempos y espacios específicos. Por lo que es importante al observar un proceso histórico tener una visión profunda y crítica sobre los aspectos sociales logrando un mejor y amplio análisis sobre como cambiaron sus identidades en un nuevo contexto. Así mismo, el concepto de identidades relacionales31 permite a la investigación comprender que las identidades no son estáticas, sino que se relacionan con el contexto en el que se desarrollan, por lo que en el análisis de un proceso de movilidad se debe estar atento a las condiciones y relaciones que permiten que haya mutaciones en las identidades.
La investigación, de tipo histórico con enfoque cualitativo, pondrá a dialogar las voces de mujeres de ocho mujeres palenqueras que fueron parte del movimiento de esta época entre los 60 y 86 años ubicadas en barrios el Bajo Valle, el Porfín y el Palenque de San Basilio, además de una entrevista la directora de la Organización Angela Davis, la cual trabaja de forma directa con las mujeres palenqueras de la ciudad, todas con su debido consentimiento informado, con algunas fuentes primarias como noticias y notas de periódicos como La Prensa (1928-1962) ubicado en el Archivo Histórico del Atlántico en Barranquilla. A través de estas páginas podrán leerse las palabras de las mujeres que migraron desde el Palenque construyendo asentamientos en nuevos espacios y apropiándose de estos, logrando construir una historia conectada desde diversos puntos de vista, pensamientos, sentires y costumbres, que desde un punto de vista académico, social e histórico muestran el devenir de lo que es la identidad de la mujer palenquera en el contexto de la sociedad barranquillera. Este es un aporte significativo no sólo para la academia, sino para la sociedad, la cultura y los estudios del Caribe colombiano a través de una historia social de uno de los procesos migratorios más representativos de la región, como una comunidad que es central en la historia regional y su construcción identitaria, dándose una visión histórica de ciudad desde otros actores de la época, desligándose de la tradicional literatura que explica a Barranquilla desde las migraciones internacionales.
1. Camino a Barranquilla
Para la consolidación del poder español en América, los esclavos y las esclavas negras jugaron un papel realmente importante pues fueron el vehículo para la construcción de un imperio. Según Mc Farlane, en la Provincia de Cartagena se concentraba aproximadamente el 8% de los esclavos de la Nueva Granada, donde la mayoría eran urbanos. Para Cassiani esta concentración llevó indiscutiblemente a la insurrección de negros y negras esclavas, donde con el paso del tiempo eran muchos los esclavos que se fugaban convirtiéndose en cimarrones, privando "no sólo a los propietarios de esclavos de su "propiedad", sino que, formaban comunidades fugitivas o palenques que constituían una amenaza para la estabilidad de la misma sociedad esclavista. Esta modalidad de resistencia persistió a través de todo el período colonial"32 El palenque fue una estrategia de resistencia física y cultural "que implementaron los hombres y las mujeres secuestradas en África para ser traídos en calidad de esclavizados al Nuevo Mundo"33 donde la Sierra de María se constituyó como el principal escenario de conformación de los mismos. Uno de los principales palenques ha sido San Basilio de Palenque.
La literatura tradicional en autores como Borrego Plá34, Escalante35, Jaramillo Uribe36, Tirado Mejía37 y Friedemann38 han atribuido erróneamente la creación de este al cimarrón Benkos Biohó, es decir han vislumbrado a Biohó como negociador de la conformación del palenque con la corona española. Sin embrago, es sólo hasta las investigaciones de Navarrete39 donde la narración histórica toma verdadero sentido, pues, según Cassiani40, esta autora logra determinar que existieron diversos momentos, escenarios y protagonistas en el proceso de emergencia de este palenque. El primer palenque se denominó La Matuna o Arcabuco y fue dirigido por Benkos Biohó que en el año 1599 se fugó junto con su familia y una docena de esclavos de Cartagena de Indias a estos montes. Este logró "desarrollar un importante papel en el liderazgo de los hombres y mujeres apalencados de la región, hasta el día de su muerte, el 16 de marzo de 1622, cuando fue ahorcado y descuartizado en la ciudad de Cartagena por orden del gobernador García Girón"41.
Es a partir de Biohó que se inaugura una tradición histórica basada en la resistencia y negociación por la libertad ante la Corona. En esta historia se destacan, según Navarrete42 y Cassiani,43 líderes cimarrones como Domingo Angola, Domingo Padilla y Nicolás de Santa Rossa que lograron a través de luchas y batallas conformar palenques en la Sierra de María, tales como el Arenal, Limón, la Magdalena y San Miguel Arcángel. La historia de los palenques estuvo ligada a diversas batallas con los vecinos de la provincia de Cartagena. Sin embargo, la fuerza de los palenqueros no permitía su rendición por lo que la creación de nuevos palenques era la mayor estrategia de resistencia ante la Corona. Luego de la destrucción del Limón, se dio paso al Palenque Grande de San Miguel Arcángel liderado por Domingo Angola quien sostuvo una de las primeras conversaciones de paz alrededor de 1680 y que luego de su muerte sostendría Nicolás de Santa Rossa quien estaba a cargo de "más de seiscientos hombres y mujeres cimarronas adultas.
El éxito de los palenques estuvo ligado a la ubicación de los mismos, por tanto, se situaban en zonas de difícil acceso para los españoles, viéndose favorecidos por "una geografía áspera, de bosques, sierras y humedales, que impedía que las fuerzas del orden oficial lograran erradicarlos definitivamente. Para ser factibles, las comunidades de cimarrones y quilombolas fueron prácticamente inaccesibles, localizadas en lugares inhóspitos, alejadas de los caminos."44 Es por estas condiciones de relación entre palenqueros y españoles que finalmente, según Castaño, "a principios del siglo XVIII, el capitán general de Cartagena estaba en una encrucijada: atacar militarmente el palenque y recomenzar un sinfín de enfrentamientos, o lograr la pacificación de los cimarrones por medio de un indulto"45. Por lo que "El gobernador de Cartagena decidió subdelegar su jurisdicción en el obispo para que este pudiera negociar con el palenque de San Miguel de Arcángel El 22 de diciembre de 1713 se expidió un documento donde se concedía el indulto y se permitía el comercio con los españoles a todos los cimarrones que habitaban en el palenque de San Miguel de Arcángel. El 17 de enero de 1714, el obispo Antonio María Cassiani llegó al palenque de San Miguel de Arcángel donde, con el caudillo criollo Nicolás de Santa Rosa, discutieron y aprobaron un acuerdo de paz"46. Cassiani menciona que se le denominó como San Basilio Magno, ubicado en la Sierra de María, en la Provincia de Cartagena, conocido tradicionalmente como San Basilio de Palenque.
La vida en Palenque ha sido comenzada a registrar sobre todo desde la antropología en estudios como los de Friedemann quien expone las formas de vida de los palenqueros y las palenqueras. Esta se conformaba de múltiples aspectos entre los que resaltaban sus tradiciones gastronómicas, sus actividades agrícolas, sus dimensiones culturales y la complejidad de su entorno. Históricamente su dinámica organizacional se ha delimitado por medio de Kuagros, entendidos como unidades colectivas donde se crean relaciones estrechas entre los miembros desde pequeños hasta su muerte, donde incluso se forman las relaciones amorosas. Las relaciones de género se basan sobre todo en la economía de los hogares y del Palenque en general donde el hombre se encarga de la cosecha y la mujer del trabajo doméstico y la transformación y venta de productos. Según Bauza, la leyenda de Catalina Loango conforma un arquetipo que muestra las relaciones de género donde se construye la realidad de la domesticidad - "la mujer proveedora del agua, del sustento, de los quehaceres, como son acarrear agua, pescar y lavar la ropa, y de las funciones de 'ordenar' todo, implícitas en inaugurar la vida y, finalmente, despedir la muerte, como la solista del lumbalú"47. Para esta sociedad el papel que tienen las mujeres es imprescindibles en el sostenimiento de la cultura, la lengua, las costumbres gastronómicas y la economía. Estas relaciones de género se han construido sobre la base de la división del trabajo donde las mujeres sobresalen dentro del espectro social, pero que internamente corresponde a un estado normalidad dentro de los núcleos familiares del Palenque.
Así lo explica Freire cuando analiza el sistema de divisiones de trabajos y distribución de ingresos en las familias, lo cual se viene repitiendo desde mitad del siglo XX, pues este lugar siempre ha sido agrícola, por lo que su principal fuente de ingreso ha sido la transformación y venta de la materia prima cosechada por los hombres, por parte de las mujeres en la ciudad. De esta manera, las mujeres dentro del espacio familiar son las responsables de vender los productos, "el trabajo de las mujeres, en cambio, es visible al público y va más allá de la comunidad para extenderse por las calles, plazas y playas de ciudades lejanas. Es su trabajo lo que todos ven u oyen."48 A pesar de todas sus realidades culturales, para mitad del siglo XX estructuralmente el Palenque no lograba suplir las necesidades básicas de sus habitantes pues, según autoras como Lamus el palenque para la década de los años sesenta recibía "servicio de agua, pero funcionaba una hora al día."49 Con el pasar de los años, las condiciones de vida eran cada vez más intensas. Para Salgado las primeras migraciones no sólo fueron basadas en el punto de vista económico, sino que obedecían a "encontrar un mejor nivel de vida (ganar más dinero, lograr una mejor vivienda, y adquirir elementos necesarios y de comodidad, mejorar su estatus social, etc.)"50. Es por esto que a partir del análisis de las entrevistas se encontró que existieron ciertos factores internos y externos al Palenque involucrados en la movilidad a la ciudad de Barranquilla de las mujeres palenqueras, donde las condiciones de vida de este fueron el principal factor interno de salida, tal y como lo reafirma Librada al decir que:
"Allá en palenque durante el tiempo que duré allá que abrí los ojos no teníamos luz, anteriormente no teníamos luz, no teníamos agua, teníamos que ir al arroyo, a ese arroyo, nos teníamos que poner a cavar para hacer una casimba, eso hacia un hoyo y eso manaba agua. Primero salía el agua sucia como un barro y ahí a medida que uno achicando, hasta que diera el color cristalino, ahí íbamos con unos tanques, no teníamos que poner esos tanques en la cabeza, nos veníamos a la casa a unas tinajas de barro, esa tinaja la llenábamos de agua y regresábamos nuevamente al arroyo, nos bañábamos en las pozas"51.
Las condiciones de vida del Palenque estuvieron ligadas a la falta de calidad de prestación de servicios públicos como el agua, la luz, la salud, educación y demás. Según Salgado el agua en tubería fue instalada a en 1979, el alcantarillado no existía para la época, así mismo no existía recolección de basura "algo que contribuye a los malos olores y a enfermedades respiratorias e infecciones en la piel"52. Para una de las entrevistadas las condiciones del Palenque hacia finales de los cincuenta estaba muy deteriorado, pues expresaba que "el Palenque estaba barro, no había luz, ni nada, y uno se venía a pie hasta Malagana a coger el transporte"53. Tampoco existió medios seguros de conexión con las ciudades y pueblos aledaños hasta 1974 cuando se creó el "bus de mujeres" que era el único vehículo que llevaba a las palenqueras a vender a ciudades como Cartagena hasta Sincelejo, pasando por Arjona y El Carmen de Bolívar. "Ese bus ha sido el medio de transporte primordial para la comercialización de la yuca, el ñame, el plátano, el arroz y las frutas que, producidas en Palenque, son vendidas por las mujeres en poblados vecinos y en la propia Cartagena"54
Esta situación dio como resultado que, según autores como Salgado y Freire, los y las palenqueras migraran a otras ciudades por la búsqueda de mejores condiciones de vida. Según una de las entrevistadas, "la gente se vino del Palenque porque cuando uno va creciendo ya uno quiere tener otras mentalidades de progreso, a mejorar la calidad de vida, allá no teníamos salud, ni luz, ni agua, entonces estaba el arroyo, y el pueblo estaba mejor que ahora, ahora se va la luz"55. En el caso de la ciudad de Barranquilla las primeras movilizaciones palenqueras datan según Camargo desde mitad del siglo XX donde "llegó un número considerable de personas provenientes del Palenque"56. Esto permite determinar que la ciudad presentaba para su época factores de llegada que favorecían a la población palenquera como rutas de migración establecidas, puesto que algunas de las mujeres entrevistadas quienes explican que antes de que ellas llegaran a la ciudad ya habían migrado personas en esa misma época, "primero antes de yo venir, de yo nacer, vinieron unas palenqueras aquí, por ahí en 1950, digamos mi tía"57. En el caso de las mujeres que llegaban a la ciudad, su ruta era de Palenque a Cartagena, donde muchas veces se quedaban residiendo alrededor de seis meses o un año, y luego llegaban a Barranquilla.
Así mismo, se hallaban factores como redes familiares y de género establecidas, donde las mujeres que llevaban podían hacer uso de redes de apoyo y de los conocimientos previos sobre las actividades económicas en las que se estaban desempañando los y las palenqueras para la mitad del siglo en la ciudad. Así lo expresa María Herrera la directora de la Organización Angela Davis que se encarga de trabajar con mujeres palenqueras en la creación de procesos de emprendimiento, quien afirma que "de los primeros palenqueros que llegaron a Barranquilla fueron como en 1950, por ejemplo, mi papá es del 1930, y si se vino como en 1950, él nos contaba que salía con los amigos de Palenque a otras ciudades. El palenquero casi nunca sale solo, decidían dos o tres amigos que se fueran a trabajar a otra ciudad y se iban"58. Esto les permitió mayor movilidad e independencia pues luego mujeres palenqueras migraran solas o acompañadas de sus hijos o familiares, como es el caso de las mujeres entrevistadas a quienes se les puede considerar como una segunda oleada de movilidades, pues estas llegaron a la ciudad entre 1960 y 1970. Una de ellas llegó en los años sesenta cuando explica que "cuando mi mamá se vino aquí a Barranquilla yo tenía 9 años, me trajo de allá, se vino del pueblo porque murió la mamá, y se sentía sola, se vino con otra hermana"59. Estas palenqueras migraron desde sus primeros años de vida hasta los quince o catorce años, donde en su mayoría eran traídas por sus madres, tías y abuelos, convirtiéndose como explica Librada en una "cadena familiar."
Otro importante factor de llegada se relaciona con las redes de trabajo como un importante factor de atracción que tenía la ciudad para las mujeres, pues como comentaban muchas de estas mujeres, ellas fueron movilizadas sobre todo por sus madres y tías para servir de apoyo en la transformación, producción y venta de productos culinarios característicos del Palenque como bollos, dulces y frutas en la ciudad. María Concepción también migró en 1976 acompañada de su tía a la edad de 14 años, pues explica que "cuando yo me vine para Barranquilla tenía como seis o siete años, yo me vine con mi mamá. Nos vinimos en bus, nos trajimos la ropa y llegamos a vender." Este fue el mismo caso de Leonora que fue movilizada en 1973 por una tía para trabajar en la ciudad, "yo llegué aquí a Barranquilla a trabajar con una tía. Me vine en bus, yo tenía unos 15 años, mi tía me trajo nos fuimos para Malagana a coger el bus y era pesado." Muchas de estas mujeres trasladas eran traídas sobre todo para ayudar a sus tías y madres a vender, lo que muestra como la movilidad negra es parte de la historia de las palenqueras quienes buscan moverse en la búsqueda de mejores condiciones de vida a través del trabajo, transmitiendo sus saberes, sobre todo en esta época, a niñas y jóvenes.
Otro factor que fue clave en la migración a Barranquilla fue el desarrollo de lo que denominamos como la circularidad de la migración, donde se observaron casos en los que la movilidad no fue unidireccional, sino que existieron diversos tipos de procesos migratorios a la ciudad. Ir y venir era una costumbre que no dejaron los y las palenqueras durante esos primeros años, pues expresa Leonora que su tía "vivía sola. Ella venia constantemente", es decir se sostenía una relación con el territorio de partida. Esta era movilidad basada en la búsqueda de mejores oportunidades de vida que se asocia a un retorno donde algunas van y vienen. Esto se refleja según las entrevistadas en aspectos como la visita anual que hacían al pueblo durante la Semana Santa, las ferias de diciembre y las Fiestas Patronales de San Basilio en el mes de junio.
Estos factores internos y externos al Palenque permitieron que la negridad se viese manifestada en la movilidad, a través de la búsqueda de mejores condiciones de vida, visibilizándose y creando profundas redes de arraigo en nuevos horizontes, ya que como explica Cresswell60 la movilidad es parte esencial de la negridad desde tiempos coloniales, convirtiéndose en una de las principales herramientas de visibilización, que se manifiesta también en la apropiación de espacios donde se establecen redes familiares, de género y de trabajo. La relación de estas mujeres con la movilidad se convirtió en una especie de movilización donde las mujeres se vieron casi obligadas a tomar decisiones basadas en la mejoría de sus condiciones de vida y las de sus familiares, encontrado rutas ligadas a la migración a ciudades como Barranquilla.
2. Asentamiento en Barranquilla
Desde finales del siglo XIX, las movilizaciones fueron un componente presente dentro de la formación de la identidad de la región Caribe, especialmente de la ciudad de Barranquilla, donde "su ubicación sobre el margen occidental del rio Magdalena y la cercanía al mar le permitió conectar a Colombia con las Antillas y Estados Unidos"61. No sólo su ubicación fue importante, sino que según Meisel62 y Bell63 la construcción del muelle de Puerto Colombia en 1893 fue esencial para modernizar el transporte marítimo del país. A inicios del siglo XX con la expansión de la economía a nivel nacional a través de la apertura de las políticas económicas iniciadas por el presidente Rafael Reyes y sus predecesores, que buscaban la participación de la industria agroexportadora del país en el mercado internacional a través de la producción y exportación de los productos cafeteros y de la costa, como el café y el banano, Barran-quilla logró consolidarse como el conector marítimo entre Colombia y el mercado internacional, dándole una nueva mirada a la ciudad.
Para mitad del siglo XX, Barranquilla se había convertido en un escenario de multiplicidad de personas que buscaban el fin común de generar ingresos económicos. "Según el censo de 1945, la producción industrial de Barranquilla había alcanzado la suma de $62.925.633; en 1953, llegó a $288.309.206, lo cual representa un aumento de 358 por ciento en solo ocho años. El número de establecimientos industriales en el mismo lapso había pasado de 595 a 1.814, un incremento de 204%"64 La ciudad crecía constantemente tanto a nivel poblacional, como territorial y económico. Para mitad del siglo, se presentaron dos etapas según Llanos citado por Eljach, Llanos y Quiroz65, la primera entre 1950 y 1960 en la cual se dio el auge de Barranquilla y el proceso de industrialización, y la segunda entre 1960 y 1990 donde se dio un proceso de crisis industrial y decadencia de la ciudad. Sobre el primer periodo, el cual venía siendo parte de un proceso de crecimiento acelerado de las décadas anteriores, se dio un proceso de urbanización de los barrios.
Sin embargo, el segundo periodo, de acuerdo con Meisel, se da luego de la apertura del Puerto de Buenaventura a finales de los años 1940, ya que la ciudad deja de ser el principal puerto de exportación a nivel nacional. Esto frenó el desarrollo industrial de la ciudad, convirtiéndose en la cuarta ciudad a nivel nacional en participación económica en el país. Para Posada Carbó citado por Silva "la decadencia portuaria de Barranquilla estuvo vinculada, en parte, al deterioro de las condiciones de navegación del río Magdalena y a las mejores oportunidades que fueron ofreciendo los puertos de Cartagena y Buenaventura"66.A pesar de esto, con los resultados de los años anteriores, se dejó camino abierto de movilización donde las poblaciones comenzaron a considerar a Barranquilla como un buen lugar de llegada para quienes estaban acostumbrados a migrar o que por diversas situaciones buscaban mejores condiciones de vida.
Con el éxito y dinamismo comercial que mostró la ciudad durante la primera mitad el siglo XX se incrementaron aún más las movilizaciones de personas extranjeras al país con el fin de invertir en el desarrollo comercial de sus negocios, pues la ciudad representaba un punto estratégico geográficamente compatible con el mercado internacional. Además de que permitió el desarrollo de una migración rural-urbana donde intervinieron muchos actores nacionales, lo cuales visionaban a Barranquilla como una ciudad productiva a la cual trasladarse y trabajar, ya que migraron los habitantes de las sábanas de Bolívar y de los Santanderes, lo cual se debía en cierta medida a que se dio un mejor desarrollo de las vías de ingreso67. En palabras de Bolívar68, la ciudad se convirtió en un imán poblacional importante debido a las dinámicas económicas ligadas al transporte marítimo. Según Conde, Solano y Meneses que la ciudad haya sido comercial en un principio y con la llegada de los migrantes dio como resultado la construcción de un perfil basado en un barrio popular donde se podían observar múltiples relaciones sociales, de solidaridad, proyectos comunales, e imaginarios sociales basados en símbolos y ritos que le otorgaban cierta cotidianidad a sus ciudadanos.
Es por esto que, en el caso de los palenqueros, como afirma Camargo, cuando llegaron se asentaron principalmente en el Barrio Abajo, ubicado hacía al centro de la ciudad, donde se hospedaban en pasajes, es decir lugares donde vivían varias familias juntas. Así lo expresan algunas de las entrevistadas, quienes afirman que antes de ellas llegaran ya había palenqueras69. Una de las mujeres más mayores explicaba su experiencia cuando llegó al Barrio Abajo, "cuando yo llegué ya había familias. Nosotros éramos una invasión que era monte, todo se volvió como una comunidad, eso tenía que ver con que estaba el Estadio Tomas Arrieta y los hombres se divertían ahí, y se hacían fiestas que duraban tres días como en el Palenque"70. Es decir, el Barrio Abajo se configuró como el espacio perfecto de encuentro y asentamiento para esas primeras generaciones, allí se ubicaban con sus familiares cercanos o incluso vecinos que los acogían, sirviendo como base de asentamiento para la posterior movilización a otras partes de la cuidad donde constituirían sus barrios.
Así como unas se quedaron en el Barrio Abajo donde ya tenían familiares, otras de las mujeres llegaban directamente a barrios palenqueros que llevaban no más de diez años de existencia, puesto que con la llegada de los y las palenqueras se fueron creando nuevos barrios. Leonora expresa que "me vine en bus, yo tenía unos 15 años. Mi tía me dijo que me traía, nos quedamos donde otra tía en el barrio La Manga y comenzamos a trabajar", este fue uno de los barrios de palenqueros más representativos de la ciudad. Fueron muchos y diversos barrios de palenqueros que se conformaron a lo largo de los años sesenta y setenta en la ciudad. Algunos investigadores se han interesado por el estudio de la constitución de estos, como es el caso de Eljach, Llanos y Quiroz quienes determinan que estos eran barrios informales e ilegales. Desde la década de los sesenta los y las palenqueras empezaban a movilizarse a terrenos baldíos de los cuales tomaban posesión, los datos muestra que "Me quejo y Nueva Colombia empezaron su proceso de construcción y estructuración en los años 1970 y 1962 respectivamente a través de procesos de invasión que permitieron la construcción de algunas decenas de viviendas"71. Esos primeros asentamientos se realizaban en conformados por decenas de familias. Los palenqueros creaban redes de apoyo entre ellos mismos logrando así estructurar ubicaciones. Según la percepción de Bauza durante la investigación que realizó en Barranquilla en estos lugares, "el barrio Me quejo era otro palenque que sobrevivía en los márgenes de una gran ciudad tropical"72.
Estas son manifestaciones de identidad de los palenqueros, ya que allí confluyen muchas formas de vida que vienen desde el Palenque. Para Walberto Torres es importante destacar que los movimientos que hicieron los palenqueros dentro de la ciudad en cuanto al espacio donde residir, estuvieron motivados por la constante búsqueda del ideal de la tierra palenquera, esa tierra donde se puede cultivar y obtener los propios alimentos, y que ha sido parte del desarrollo ancestral histórico de esta población negra. Según el entrevistado, los palenqueros que se movían hacía el sur de la ciudad creando barrios como El Valle y La Esmeralda, invadían tierras baldías que le recordaba el Palenque, pues eran llanuras asociadas a la ganadería y a la agricultura, además de que tenían grandes jagüeyes que hacían alusión a los arroyos de Palenque. Allí, según el entrevistado, se ubicaban en "viviendas de tabla donde vivían las familias, en una casa podían vivir 4 personas"73.
Para Camargo, también existe otra razón por la cual se movilizaban a los barrios y era que con la expansión de los sectores altos y medios de la ciudad hacia el barrio Prado, fueron desplazados hacia el sur constituyendo estos barrios, los que se convertirían luego en lugares de construcción de identidad negra. "Poco a poco, aproximadamente en los años 40, algunos fueron consiguiendo reunir ahorros y solicitar préstamos que les permitiera adquirir vivienda propia e independizarse y vivir más cómodamente. Otros entonces, se desplazaron principalmente a barrios como El Valle, San Felipe, El Bosque y Las Nieves. Estos procesos se dieron por falta de espacio y por deseos de "progresar" y mejorar su economía, ya que la ciudad se hallaba en un proceso de expansión"74 Todas estas personas fueron creando barrios que aún se mantienen en la actualidad, especialmente desde finales de los sesenta, logrando ser espacios de reunión de los palenqueros y las mujeres palenqueras que migraban.
Para Ospino75 muchos de estos asentamientos respondían a la repentina colonización de espacios de la ciudad de escabrosa manera, a los cuales se le denominó como invasiones. Incluso, según Camargo, estas se caracterizaron por el hecho de que las personas llegaban a los lugares, los limpiaba y construían sus casas en estos espacios, los cuales posteriormente fueron constituyéndose como barrios que adquirieron servicios públicos. Por lo que las condiciones de vida inicialmente fueron muy precarias ya que no tenían como alcantarillado o acueducto, lo que los obligaba a emplear algunas estrategias como el uso de la mula, que era un artefacto que consistía en un palo que se ponía de manera horizontal sobre la parte trasera del cuello y a los lados se ponían dos vasijas llenas de agua, la cual era trasladada del lugar de donde los palenqueros tomaban el recurso hasta las casas que habían fabricado.
Su constitución corresponde a una colonización espontanea que se fue extendiendo en el tiempo como resultado de la movilidad negra de Creswell de los palenqueros y palenqueras, quienes, arraigados a sus tradiciones de estar siempre en colectivo, como lo demuestran los Kuagros, se movilizaban a puntos específicos, asentándose y constituyéndolos de formalmente. En la siguiente figura se muestra un mapa en donde se señalan las fechas de constitución de los barrios palenqueros en Barranquilla, barrios como El Bosque, El Valle, La Esmeralda, El Valle, San Felipe, Las Nieves, Los Olivos I y II, y La Manga se constituyeron entre 1958 y 1961, Nueva Colombia entre 1961 y 1962, La Paz en 1966, Me quejo y el Bajo Valle en 1970, y el Por Fin en 1981.
Esto es algo con lo que concuerdan las palenqueras, puesto que cuando estas llegaban a los barrios ya fuese porque venían del Barrio Abajo o porque ya tuviese un familiar ahí, mencionaban que "los barrios eran feos, cuando llegué había fila y teníamos que madrugar a coger agua. Había luz, no había agua, no había buses"76. Es decir, no tenían una buena prestación de servicios básicos para el desarrollo de una vida que posiblemente si estaban llevando otros barrios constituidos con anterioridad. Así explica Librada al mencionar que cuando por ejemplo ellas estaban en la ciudad vendiendo y llovía:
"Nos regresábamos a la casa nuevamente, había momentos cuando estaba lloviendo mucho por aquí y cuando vinimos por aquí esto era puro barro, todo esto era barro, ahí enfrente, sobre todo, esto era puro barro y monte, teníamos que salir con unas bolsas en los pies, cuando llegábamos a la 70 con 21 allá nos quitábamos esas bolsas y le pedíamos el favor a los vecinos de allá que nos regalaran agua para lavarnos los pies y colocarnos nuevamente las chancletas y salir a vender los bollo"77.
Estos barrios en estas primeras décadas de constitución no prestaban servicios públicos por lo que sus condiciones de vida eran muy precarias, evitando acceder a la salud, y al mejoramiento de su calidad. Por lo que la búsqueda y obtención de estos fue un fin primordial para que se evitara el desalojo de los terrenos, se logró que se trajera la luz y el agua de barrios aledaños "en forma rudimentaria e ilegal, especialmente del barrio El Silencio para el caso de Me quejo y de San Felipe para el caso de Nueva Colombia."78 Las situaciones de estos barrios palenqueros respondían a un momento histórico en el que la ciudad estaba en un declive económico por lo que sus puntos de enfoque estaban dispersos, ya que por ejemplo en este lapsus de tiempo la elite barranquillera se encargó de estructurar la ciudad mediante el uso de su capital con la compra de terrenos que conformarían tres zonas de industria tales como "una en dirección al aeropuerto, otra en cercanías al terminal marítimo y fluvial y una tercera en la ribera occidental del río Magdalena en la ciudad (denominada la Vía 40)"79.
Esto llevó a que la ciudad se dividiera urbanísticamente cuando clase media y las elites se trasladaron al norte y el centro occidentes, dejando los barrios de trabajadores y populares en el sur, separados por las zonas industriales. En este espacio, los palenqueras se convirtieron en pobladores de estas zonas ubicadas en el suroccidente de la cuidad, como parte de un movimiento social. En este sentido, la movilidad como concepto permite comprender que durante este proceso de asentamiento la constitución de los barrios fue uno, de las principales expresiones de negridad, pues como explica Hannam, Sheller y Urry80 comprender los movimientos de los afroamericanos también puede revelar información sobre el asentamiento, o "amarres", de espacios y lugares negros, como es el caso de lo que vivió el suroccidente de la ciudad.
3. Las Palenqueras que caminan por la ciudad
La movilidad es un proceso multidimensional que entraña un complejo contrapunto de riesgos y oportunidades para las personas, las comunidades y los Estados, donde se entrelazan dinámicas económicas, sociales, jurídicas y políticas. Esto implica un movimiento en el que el lugar de partida y el punto de llegada no son seguros, pues existen siempre múltiples formas de vida, de sistemas y sobre todo de historias e identidades culturales tanto para el territorio en que se llega como para la población que se encuentra establecida. Para autores como Creswell, es necesario precisar que el movimiento es parte de la vida y es una de las principales formas en como las personas se conectan, ya que "la gente se mueve, las cosas se mueven, las ideas se mueven. El movimiento puede, dado el equipo adecuado, medirse y mapearse. Estas medidas pueden pasarse a través de ecuaciones y las leyes pueden derivarse de ellas"81. En el caso de las personas que se movilizaban del Palenque a mitad del siglo XX, su idea de movilidad se relacionaba con la búsqueda de mejores condiciones de vida por medio del trabajo, como instrumento de entrada para la ciudad, ya fuese en empresas para los hombres o vendiendo productos en el caso de las mujeres, por lo que es importante analizar las formas de trabajo de las palenqueras cuando llegan a la ciudad, su recorrido por las calles y la relación de estas con las elites, analizando como la movilidad urbana se expresa en términos de negridad.
Las mujeres participaban de dos tipos de economía, la primera de ellas de tipo formal en la que en algún momento de sus vidas trabajaron en casas de familia donde recibían un sueldo fijo y cumplían ciertas condiciones de trabajo. La segunda implicó la informalidad a través de una economía independiente mediante la venta de dulces, frutas o bollos en las calles de la ciudad. Así mismo, según Torres, hubo otros hombres y mujeres que trabajaban en municipios cercanos al Barranquilla ya que les recordaba de cierta manera el campo del Palenque de San Basilio. En el caso de las entrevistadas, luego de establecidas muchas comenzaron su propósito inicial que era ayudarles a sus madres y tías a vender los productos. Este fue el caso de María de Jesús a quien trajo su tía de Cartagena donde vivía con su madre para que la ayudara con la producción y venta de bollos, ella explica que "ahí empecé yo con mi tía a vender bolló, nos levantaba a las tres o cuatro de la mañana, a repartir los bollos en tienda, bollitos pequeños, ahí nos íbamos las hijas de ella y yo a repartir con saquito de bollos. Ahí fui creciendo, creciendo, me casé, cuando me casé llegó la temporada del mes de enero y me puse a vender alegrías en el barrio la Chinita, Rebolo, Nueva Esperanza." Así mismo lo expresa Leonora quien afirma que ella fue traída por su tía del Palenque a vender bollos en tiendas de la ciudad durante todo el año.
Las demás mujeres recuerdan que las palenqueras mayores como sus madres llegaban desde un principio a dedicarse a la producción y venta de bollos, además de dulces y frutas, por lo que les enseñaban a producirlo en amplia cantidad82. Sobre esto se observó en las respuestas de las mujeres que a quienes no sabían hacer bollos y dulces las demás mujeres les enseñaban, es decir, se creó toda una atmosfera sobre la importancia que tenía el trabajo de vender como parte de la vida de la mujer palenquera en esta época en la ciudad. En el caso de Librada, ella explica como su madre motivada por el auge comenzó a vender bollos, "nos mandaba para las calles con los bollos en una bolsita; "coge por esta calle y nos encontramos en la otra", así sucesivamente todo el barrio El Valle, a San Felipe, al Silencio. Uno iba gritando "Bollos, bollo de mazorca, bollo de queso, de angelito". Según la lectura de las entrevistas se deduce que muchas de estas mujeres comenzaban vendiendo en sus barrios y alrededores. Es decir, estas mujeres tenían rutas y horarios establecidos para la venta de productos que dependía en cierta medida de lo que denominamos como "estacionalidad del producto", el cual que se relaciona con la influencia climática que tenía el año para determinar la venta de cierto producto. Esto lo explica una de las entrevistadas cuando dice que:
"Digamos de este mes de enero a febrero venía una temporada muy linda que era pura alegría, en los años setenta, ochenta y noventa se vendía en este mes de enero y febrero pura alegría, todas las palenqueras vendían alegrías, en todas las casas y en toda la ciudad de Barranquilla, todas las palenqueras vendían alegrías. ¿Qué pasa? Que venía otra temporada entre el mes de marzo y abril, venía la temporada del aguacate, todas las palenqueras cambiaban las alegrías por aguacate. A la ponchera le metíamos 25 aguacates, 5 piñas, 4 papayas, 3 melones, 200 guineos maduros, eso lo cargábamos en la cabeza, lástima que no tengo la foto aquí. Yo he vendido desde los 14 años que llegué aquí, me he dedicado a la ponchera"83.
En esto también coincide otra mujer cuando expresa que "vender es tradición de nosotras de las palenqueras, uno se defiende porque no le gusta ser humillada por otras personas, yo vendía frutas, cocadas y después bollos. Eso era por épocas, para enero venía la época de las alegrías, en febrero la época de la cocada, para Semana Santa el tiempo de las frutas, después la época del bollo, pero todo el año se repartía bollo limpio en las tiendas. Era una empresa"84. Conociendo esto y sumado al pasar del tiempo y la experiencia que estas mujeres adquirían, se iban caminando a vender a otras zonas de la ciudad, abriéndose caminos. Estas mujeres lograron reproducir la imagen y concepto de la "Palenquera", pero no cualquiera, sino como vendedora de dulces, frutas y bollos.
Durante la conversación con las mujeres fue posible inferir que ellas tomaron el bollo del Palenque, que es un alimento que se consume de forma regular en las comidas de allí, como un negocio creando un producto que se vendía en tiendas durante todo el año. "En el palenque era para la comida y en la ciudad lo volvimos negocio. Nos dimos cuenta que esto aquí tenía público. Si eso era algo de nosotras, lo volvimos negocio en el norte, lo dulces y todo eso"85. Esto es realmente importante ya que sienta un precedente para comprender la importancia que tiene el papel de estas mujeres como vendedoras e impulsadoras de la economía, por medio de la adaptación de sus costumbres gastronómicas a un nuevo plano. Esto da a entender que las mujeres palenqueras crearon un negocio a partir de esta idea, lo cual se observa en la búsqueda de que tenían las palenqueras ya establecidas en movilizar más niñas y jóvenes para ser parte de este modo de empleo.
En esta forma de trabajo realizada por las palenqueras, la relación con la elite local, ubicada sobre todo en la parte norte de la ciudad, era esencial ya que básicamente eran sus clientes. Según las entrevistas, las mujeres cuentan que el éxito de sus ventas se debía a la relación que establecieron con la elite. En este sentido, para comprender el proceso relación entre las palenqueras como mujeres negras migrantes y la elite local, es necesario recurrir al concepto de colonialidad como parte de ese proceso en los cambios en las identidades negras para comprender que, a pesar de las formas de vida y relación con el otro, existen siempre clasificaciones corpóreas e identitarias que permiten la colonización de unos sobre otros. Puesto que la colonialidad permite evidenciar las relaciones de categorías como raza, género, clase social, lugar de origen, entre otros, las cuales a su vez se encuentran relacionados y solapados según el contexto del sujeto, a estos encuentros de experiencias se le denomina como interseccionalidad.
En el caso de las entrevistadas, la colonialidad se expresaba en términos de lenguaje, es decir entre ellas se escuchan muchas palabras como "la gente blanca" o "los blanquitos", para referirse a sus clientes y vecinos, mostrando que para las palenqueras existen, en términos de raza, líneas determinadas entre negros y blancos. Sin embargo, con las entrevistas se puede inferir que esas mujeres tenían una muy buena relación con sus clientes, que en su mayoría eran personas de la elite de la ciudad. Una muestra de esto lo da una palenquera al mencionar que "Lindo nos trataban. "Negra, negrita ven" y yo le hacía así con la mano que esperara, yo estaban vendiéndole a usted y la otra vecina llamaba y yo le hacía así, porque era que todo lo que se sacaba en Barranquilla a la voz de raza negra, palenquera, era una alegría cuando veían a la calle con ellas"86. Así mismo, según Librada las personas de estos barrios expresaban su generosidad por medio de cosas materiales, "íbamos al Prado, al norte me acuerdo por la 53, de ahí me acuerdo de muchas personas buenas que me preguntaban: "¡Ay! ¿estás vendiendo los bollos, negrita? Sí mi amor. Hoy no vamos a comprar, pero te vamos a colaborar", y había muchas personas que le daban a uno una colaboración, por ejemplo: "¡Ay! ¿ustedes tienen hermanito? Sí", nos regalaban a veces unos lápices, unas libretas, o algo para comer."
De este modo, es importante citar a Hall cuando explica que "en contradicción directa con la forma como se las evoca constantemente, las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella. Esto implica la admisión radicalmente perturbadora de que el significado 'positivo' de cualquier término -y con ello su 'identidad'- sólo puede construirse a través de la relación con el Otro, la relación con lo que él no es, con lo que justamente le falta, con lo que se ha denominado su afuera constitutivo."87 Entonces esta relación con el Otro, con la elite, en términos de colonialidad, permitió que se intensificara más la idea de división racial y de clase, tanto para las mismas palenqueras como para la elite, pues las primeras reafirmaban en términos de color de piel y ubicación la diferencia entre la gente negra y la gente blanca, y en el caso de las elites este proceso les permitió establecer una jerárquica relación comercial, donde con el tiempo se crearon relaciones de amistad basadas en imperceptibles líneas de dominio y apropiación cultural88.
Es a partir de esta relación colonial que surge la categoría de "Palenquera vendedora de dulces, frutas y bollos" en la ciudad, que se fortaleció en la época por dos aspectos, uno durante el proceso de movilidad urbana de estas mujeres en la ciudad cuando vendían, y segundo de la interacción de ellas con el ambiente y con el "otro" de la ciudad, representado en la elite de los barrios del norte89.
Este se convirtió en un oficio para estas mujeres quienes se volvían agentes económicos para sus familias, y sobre todo se convertían en un parte de la vida de los barranquilleros. Al establecerse este tipo de trabajo se logró que muchas mujeres aportaran económicamente al hogar. Explica, por ejemplo, Ramira que "la mujer busca apoyar a su marido vendiendo. Las mujeres éramos más duras y guardábamos, éramos las administradoras de la plata, los hombres bebían bastante. Todos mis hijos estudiaron, todos son profesionales, gracias a Dios, yo tengo nietos, bisnietos y a punto de tataranietos. Todos mis hijos los crie bien." El tener las condiciones de trabajo diario les permitió destinar sus ganancias a la educación de sus hijos e hijas, logrando cumplir con la idea de mejorar las condiciones de vida, con la cual partían desde un inicio las mujeres y hombres de Palenque.
Es por esto que las hijas de estas mujeres no conocen de las costumbres sobre cómo hacer bollos o dulces. Esto es algo que se ve con más detalle en el caso de María Herrera quien es la palenquera más joven entrevistada y que debido a la formación universitaria que le dieron sus padres con el trabajo en la ciudad, expresa como "muchas cosas han cambiado, por ejemplo, mis hijas no saben hacer un arroz con coco, un pescado guisado en coco, ni dulces, inclusive yo misma no sé hacer dulces que se hacen tradicionalmente en Semana Santa en Palenque, entonces yo no se lo pude transmitir a mis hijas, y ellas no lo van a hacer con sus hijas, entonces son tradiciones que se ven perdiendo. Porque las mamás y las abuelas van desapareciendo". Es decir, como expresaba Cassini, las mujeres palenqueras son esenciales en el sostenimiento de la cultura en el espacio y el tiempo desde sus aspectos tradicionales, sin embargo, con el deseo de seguir en la idea progreso las mismas mujeres palenqueras se encargaron, sin darse cuenta, de frenar un poco la transmisión de estos saberes ligados al comercio, dándoles autonomía económica a sus hijas para que estudiasen de manera profesional. Estas mujeres se consolidaron entonces como un movimiento social que logró migrar y asentarse en una nueva ciudad con una sociedad elitista, donde lograron establecer una relación comercial y la consolidación de un nuevo campo de trabajo, bajo relaciones de género y raza dispares, que se conservan en la actualidad.
Conclusiones
La movilidad y asentamiento de las mujeres palenqueras en la ciudad, la tecnificación de sus productos, la creación de rutas para las ventas, la estacionalidad del producto y la relación de comercio con sus clientes que eran parte de la elite de la época, sirvieron como escenario para el fortalecimiento de una categoría conceptual a la que denominamos como "Palenquera vendedora de frutas, dulces y bollos", entendida como una forma de identidad que transmuta con el tiempo, que no es estática y que se relaciona con el espacio en el que esté, y que se fortalece en la relación con el otro y con el medio, surgida entonces en las caminatas de las mujeres con sus ventas por los barrios de la ciudad, creando un movimiento social para la época. Pero, según el análisis de los datos hallados, posiblemente esté en riesgo de desaparecer como tal, ya que en primera medida las mujeres desde hace muchos años ya no caminan en la ciudad, sino que se han asentado a vender en puestos a las afueras de centros comerciales; y, segundo, muchas de las mujeres de las nuevas generación estudiaron profesionalmente como resultado del trabajo de sus madres, las palenqueras, por lo que no se dedican a este trabajo, lo que la lleva a estar en riesgo de desaparecer en la ciudad.
Es por esto que los aportes al campo de la historiografía con este estudio son amplios, a nivel regional se brinda una parte de la historia sobre cómo se movilizaron estas mujeres palenqueras a esta ciudad, sus sueños y anhelos, bridando analítica y críticamente un acervo de vidas que hacen parte de Barranquilla, pues estas mujeres han caminado por décadas sus calles creando relaciones sociales, económicas y culturales, siendo el eslabón en la cadena en ellas, su cultura y la cultura barranquillera, convirtiéndose en un movimiento social. Es un estudio único en su tema y que se adjunta a la historiografía nacional de los estudios afrocolombianos y de género desde el Caribe, siendo un aporte para la creación de futuras líneas de investigación, donde las mujeres palenqueras por su historia y particularidades identitarias merecen ser reconocidas como sujetas activas que tejen redes a través de sus caminatas, conversaciones y acciones. Sobre todo, dando espacio a la construcción de nuevos territorios e ideas para sus hijos e hijas palenqueras que en la actualidad construyen esta ciudad.