Introducción
La cunicultura es una actividad agropecuaria de bajo perfil en países de Latinoamérica. No obstante, en otros países, la producción mundial de carne de conejo la perfila como una importante fuente de proteína animal. Así, fue estimada en 1.000.000 de toneladas para 2016 (1), con China como el país que produce el 32,5 % de ese total, Italia el 21,4 %, España el 12,1 %, y Francia el 9,5 %. El consumo de carne de conejo por persona en la Unión Europea es de 1,7 kg, mientras que el promedio mundial de consumo es apenas de 300 g por persona (1). El uso de razas de conejos para producción de carne en lugares como Nueva Zelanda, California y Mariposa son las bases genéticas y reproductivas que sostienen esa producción anual mundial de conejos que pertenecen al género Oryctolagus sp. En el caso de Venezuela, la producción de carne de conejo fue estimada en promedio en 6.000 toneladas/año y los conejos se sacrifican al peso vivo de 2 kg (2). Si aceptamos un rendimiento en canal del 57 % (alto para conejos sin mejora), se infiere que anualmente en Venezuela los conejos vivos alcanzan las 5.260.000 de cabezas (263.000 hembras y la mayor producción cunícula ocurre en los estados Miranda, Aragua, Trujillo, Carabobo y Táchira (2)). En el caso de Colombia, la cunicultura es una actividad de bajo perfil, y en eso se encuentra en una situación similar a la que se da en Venezuela; además, aún no se poseen datos exactos y actualizados de la población cunícula. Colombia produce de 5.000 a 19.000 toneladas de carne de conejo, el consumo de esa carne en Colombia es bajo. Según datos estimados hasta 1997, el consumo anual en Colombia era de 0,24 kg por habitante (1).
En relación al conejo americano, hay autores, sobre todo españoles, que clasifican al Oryctolagus cuniculus como el único y original “conejo”, bien sea por la etimología de su nombre, y por ser la única especie de su género. Sin embargo, fueron los mismos colonizadores europeos los que llamaron al “conejo americano”, como género Sylvilagus, y después lo clasificaron como una especie diferente al conejo ibérico. Actualmente, cuando en casi todo el continente americano se habla del “conejo criollo o americano” se están refiriendo al género Sylvilagus. Dentro de las 13 especies de Sylvilagus, se hizo referencia a S. brasiliensis y S. floridanus, que son los de mayor distribución geográfica y densidad. S. brasiliensis se extiende desde el sur de México hasta Argentina (3, 4), mientras que S. floridanus está presente desde el sur de Canadá hasta Venezuela (4).
En Venezuela, como en otros países de Suramérica, la especie Sylvilagus es el conejo nativo; es un lepórido de vida libre en bosques y sabanas, donde las especies con mayor población y distribución son S. floridanus y S. brasiliensis, esta última con veintitrés subespecies reportadas en estas dos zonas (2, 5). Un tercer género de lepóridos en Suramérica es el Lepus sp. o liebre, el cual fue introducido desde Europa a Argentina y Chile a fines del siglo XIX, y actualmente ocupa de modo parcial a toda Argentina, Chile, Uruguay, el suroeste de Bolivia, las zonas centrales y del sur de Brasil, el sureste de Perú, y Paraguay (6).
En cuanto al consumo de la carne de conejo, está influenciada primero por su disponibilidad en el mercado local y la tradición de las zonas urbanas, y la accesibilidad y precio en las zonas rurales. En tanto, el “conejo criollo” Sylvilagus es de consumo habitual en algunas zonas rurales, donde existen poblaciones establecidas, ya sea porque este conejo está disponible para la caza, o por la no erogación de dinero a los cazadores para su adquisición. Por el contrario, el consumo de carne de conejo de cría o tecnificada (Oryctolagus) está más relacionado con personas de ascendencia europea, italianos o españoles en particular, con tradición gastronómica generacional.
El objetivo central de esta investigación es realizar un estudio de las semejanzas y diferencias que hay entre lo que se conoce como conejo criollo (“conejo de monte”, “conejo criollo” o “conejo americano”: género Sylvilagus sp.) y el conejo de “cría” (“conejo doméstico europeo”: género Oryctolagus cuniculus) (4). Asimismo, no obstante que la cunicultura comercial, tecnificada o familiar viene tomando un repunte notable en los últimos años en Asia, en Europa y en menor grado en Latinoamérica (a pesar de que aún está lejos de alcanzar los niveles de producción de carne y de cría logrados con otras especies como los pollos de engorde o el ganado bovino), consideramos oportuno presentar algunos conceptos comparativos sobre el “conejo criollo” del género Sylvilagus sp.
Materiales y métodos
Se usó el sistema del metanálisis de trabajos científicos publicados sobre el tema. Para ello, se usaron como motores de búsqueda de la información los siguientes: Google Scholar, Scielo, Google Académico, y World Wide Science. Además, se recurrió a noticias de prensa sobre cunicultura y entrevistas realizadas a pobladores urbanos y del medio rural en el lapso del 2000 al 2019. Asimismo, se tomaron en cuenta características morfológicas, fisiológicas, de origen genético y el comportamiento del “conejo criollo” Sylvilagus sp. con relación al medio ambiente. Se organizaron y analizaron estas características para establecer las posibles semejanzas y diferencias entre este género y el Oryctolagus sp.
Para estimar los hábitos de consumo de la carne de conejo, Svlvilagus u Oryctolagus, se aplicó un instrumento de recolección de datos tipo encuesta en la ciudad capital de Barquisimeto, estado de Lara, Venezuela. La encuesta tuvo como finalidad tener una aproximación de la preferencia por la carne de conejos en los centros de expendio de diversas carnes (carnicerías). No se discriminó a los encuestados en cuanto a género ni edad, pero sí se identificó el estrato social de las muestras poblacionales en clase media alta en las carnicerías.
Resultados
Estudios taxonómicos actuales para S. brasiliensis indican que en todo el continente de América existen 29 subespecies: 6 de América del Norte y 23 de América del Sur. (5). Mientras que estudios de cariotipo y la morfología de los cromosomas sugieren que actualmente existen múltiples subespecies bajo el nombre de S. brasiliensis con números diploides que van desde 2n = 38 en el centro de Colombia (7), 2n = 36 en Puebla, México (8) y 2n = 40 en Chiapas, México (9). Las especies S. floridanus y S. brasiliensis presentan diferencias morfológicas y genéticas. Así, en peso corporal promedio, los ejemplares de S. floridanus son más pesados (hembras: 1,233 kg, machos: 1,115 kg) que ejemplares de S. brasiliensis (hembras: 973,8 kg, machos: 837,8 kg) (5), y en cuanto al cariotipo, la especie S. floridanus posee 42 cromosomas contra 38 que posee S. brasiliensis (7, 10). La revisión bibliográfica realizada indica que conejos del género Sylvilagus tiene una carga genética desde 36N hasta 42N según el estudio y la región donde se tomaron las muestras, mientras que aquellos del género Oryctolagus tienen una carga genética de 44N, lo cual ratifica que genotípica y fenotípicamente son dos especies diferentes de conejos (10, 11). En un estudio de 26 caracteres anatómicos realizados a 113 cráneos de conejos, reconocidos como S. brasiliensis y S. sanctaemartae, se determinó que conejos de las zonas bajas del norte de Colombia son iguales morfológicamente a aquellos de Panamá y de Costa Rica, y fueron identificados como Sylvilagus gobbi (5). En estudios realizados en Brasil, se concluyó que la especie tipo en el noreste de ese país es Sylvilagus brasiliensis brasiliensis, la cual es diferente de S. brasiliensis andinus, cuyo hábitat es el Ecuador y zonas andinas (12).
La tabla 1 presenta aspectos comparativos fenotípicos, reproductivos y de aptitud para el consumo de conejos Sylvilagus, Oryctolagus y Lepus, miembros de la familia Leporidae. En particular, se destaca que conejas Oryctolagus logran tener seis a diez partos por año y camadas de uno a quince gazapos por parto; parámetros reproductivos que son muy superiores a aquellos de conejas Sylvilagus o de las liebres.
Cuadro comparativo entre los Lepóridos | |||
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Género | Sylvilagus | Oryctolagus | Lepus (liebres) |
Origen | América | Península Ibérica | Diverso |
Distribución | América | Mundial | Mundial |
Condición | Silvestre | Domesticado | Silvestre |
Tamaño corporal | Menor tamaño | Tamaño medio | Mayor tamaño |
Reproducción | Estacional | Manejada por el hombre | Estacional |
Elaboración de nido | Superficial | Cuevas | Superficial |
Condición de crías al nacer | Indefensas | Indefensas | Independientes |
Partos por año | 4 a 6 | 6 a 10 | 4 a 6 |
Crías por parto | 1 a 6 | 1 a 15 | 1 a 6 |
Actitud | Arisco | Dócil | Arisco |
Aptitud cárnica | Poca | Elevada | Poca |
Fuente: elaboración propia
La tabla 2 muestra los resultados de la encuesta realizada a personas en carnicerías de Barquisimeto sobre la compra, consumo y disponibilidad de carne de conejo en los expendios de carnes de esa ciudad. Los resultados muestran que gastronómicamente la carne de conejo no es consumida con frecuencia, y la disponibilidad de esta carne en los mercados es ocasional.
Sí | % | No | % | ||||
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¿Ha consumido alguna vez carne de conejo? | 104 | 87 | 16 | 13 | |||
¿Ha consumido carne de conejo en el último año? | 82 | 68 | 38 | 32 | |||
¿Consigue fácilmente carne de conejo cuando se dispone a adquirirla? | 76 | 63 | 44 | 37 | |||
Tradición | Precio | ||||||
¿Por qué razón consume carne de conejo? | 110 | 92 | 10 | 8 | |||
n=120. Personas encuestadas en expendios de carne, en Barquisimeto, Lara, Venezuela. 2019
Fuente: elaboración propia
Discusión
Taxonómicamente, los conejos y liebres son miembros del orden Lagomorpha y de la familia Leporidae, la cual contiene once géneros, la mayoría con distribución geográfica circunscrita a algunos continentes; ocho de estos once géneros contienen solo una especie (12). Las excepciones son los géneros Lepus, cosmopolita con veintiséis especies reconocidas y Sylvilagus, que posee veintinueve especies distribuidas entre Norte, Centro y Suramérica (12).
El reconocimiento de la taxonomía del Sylvilagus sudamericano se ha basado, casi exclusivamente, en sus características fenotípicas, como la coloración del pelaje de un número limitado de especímenes o la longuitud de la cola, mientras que pocos estudios taxonómicos se han basado en datos cariotípicos y filogenéticos (13, 14, 15). Relaciones filogenéticas entre diferentes formas y la identificación de especies crípticas puede mejorarse mediante un análisis cariotípico (16, 17). Los principales reordenamientos, responsables de la evolución cariotípica en Sylvilagus, se explicarían por translocaciones robertsonianas (como céntrica fusiones) al tener en cuenta el amplio rango de variación en el número diploide entre especies, de 2n = 36 a 2n = 52 cromosomas (8). Algunos productores aseguran haber cruzado de manera efectiva al Sylvilagus con el Oryctolagus; sin embargo, no hay ninguna publicación certificada que avale tal afirmación. La revisión bibliográfica indica que el Sylvilagus tiene una carga genética desde 36N hasta 42N según el estudio y la región o país donde se tomaron las muestras, y el Oryctolagus tiene una carga genética de 44N (8, 11). Por esa razón, es incompatible la reproducción entre estas especies diferentes.
El desarrollo de técnicas para taxonomía filogenética para especies de los reinos Animal y Vegetal en los últimos 25 años ha permitido realizar árboles filogenéticos más confiables y precisos. Así, un estudio filogenético ejecutado mediante la construcción de una supermatriz molecular, con base en dos fragmentos de genes mitocondriales y cinco fragmentos de genes nucleares que representaron a veintisiete taxa y once géneros de lepóridos, concluyó que el origen de los Leporidae fue Norteamérica y Asia; aquello se habría dado hace nueve a catorce millones de años, de donde los animales se dispersaron a otros continentes y regiones (12).
Conclusiones
El acceso de la carne de conejo a los platos de los consumidores de forma regular y periódica se encuentra limitado por el bajo volumen de producción de dicha carne en países de Latinoamérica. Sin embargo, hay quienes atribuyen esta poca tradición en el consumo a la baja producción de esta saludable fuente de proteína animal. Indudablemente, el incremento de la demanda estimularía la producción, y, al haber mayor disponibilidad en el mercado, sería más accesible para los consumidores poder conseguir carne de conejo en cualquier expendio comercial. Sin embargo, influye el alto costo de la carne de conejo con respecto a otras carnes disponibles en el mercado. Dentro de la investigación, se logró observar que hay clientes tanto para conejos criollos provenientes de la caza (Sylvilagus), como para conejos de criadero tecnificados (Oryctolagus).
Oryctolagus cuniculus como única especie doméstica tiene relevancia a nivel mundial en cuanto a la producción de carne se refiere. Sin embargo, numerosos pequeños y medianos productores son ineficientes en aprovechar sus características en cuanto a precocidad, prolificidad y ganancia de peso de esta “máquina de producción de carne”.
Los agricultores relacionan al Sylvilagus con una plaga para los cultivos, y es cierto que, en abundancia de recursos alimentarios, puede aumentar su número de población. También es cierto que los desequilibrios ecológicos, como la ocupación de tierras de hábitat natural, la eliminación de depredadores naturales, y el uso de agroquímicos, pueden llevar a variaciones en la población de conejos en un área determinada, tanto en disminución como en el aumento del número de animales por superficie. Finalmente, se puede afirmar que la presencia de especies y subespecies de conejos Sylvilagus en un ecosistema es una señal positiva de la salud de ese hábitat, al integrar caracteres deseables que influyen positivamente en la biodiversidad de la vida silvestre.