Introducción
La historia de los grupos guerrilleros en américa latina y su posterior transformación en partidos políticos, ha tenido diferentes desenlaces de acuerdo con el contexto que rodea estos procesos. En Colombia se desmovilizaron a principios de los 90 múltiples actores armados entre ellos el M-19 (Movimiento 19 de abril), organización que posteriormente se transformó en el partido político AD M-19 (Alianza Democrática M-19). Además del M-19, se desmovilizaron otros grupos guerrilleros como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y la Corriente de Renovación Socialista (CRS) que deciden unir fuerzas con el M-19 una vez se incorporan a la vida política legal (Sarmiento, 2013).
Este partido tuvo un éxito importante en las elecciones de 1990 y en su momento se configuró como la tercera fuerza política del país (Sarmiento, 2013). Sin embargo, pese a este exitoso debut inicial, el partido rápidamente se convirtió en una fuerza política irrelevante que desaparecería para 2002 (Boudon, 2001).
En Guatemala, la URNG (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca) se desmoviliza en 1996, se convierte oficialmente en partido político en 1998 y participa por primera vez en las elecciones de 1999. Hasta el momento el desempeño electoral de este grupo ha sido bastante pobre y no ha logrado convertirse en una alternativa de poder real en el escenario político guatemalteco (Allison, 2016).
En el caso de El Salvador, la desmovilización del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) en 1992, también lleva a la creación de un partido político con el mismo nombre. Este grupo fue reconocido por el Tribunal Supremo Electoral en 1994 y participó en las elecciones celebradas este mismo año. Desde ese momento se convirtió en una de las fuerzas políticas más fuertes del país, alcanzando la presidencia en 2009 y 2014 (González L. A., 2011).
En Nicaragua, el FSLN (Frente Sandinista para la Liberación Nacional) llega al poder por la vía armada en 1979. En 1984 se celebran las primeras elecciones posteriores a la revolución sandinista y el FSLN gana la presidencia y la mayoría de las curules en la Asamblea Nacional. En 1990 pierden las elecciones, pero se convierten en la principal fuerza de oposición. Finalmente regresan al poder en 2006 y hasta el momento se mantienen como el partido político más influyente de Nicaragua (Pérez-Baltodano, 2005; Rocha Gómez, 2016) El último caso es el MLN-T (Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros) en Uruguay, grupo guerrillero desmantelado a principios de la década de los 70. En 1985, después del fin de la dictadura, varios líderes tupamaros deciden incorporarse al proceso democrático y crean el Movimiento de Participación Popular (MPP) que posteriormente se une al partido Frente Amplio y se convierte en la facción más influyente del partido (Garcé, 2010). En 2004 llegan por primera vez al poder, con la elección presidencial de Tabaré Vásquez, rompiendo así con 200 años de hegemonía bipartidista. En 2010 ganan de nuevo las presidenciales con José Mujica, antiguo líder de la guerrilla Tupamara y en 2015 logran la reelección de Tabaré Vásquez (Yaffé, 2013).
Una revisión de la literatura sobre el proceso de adaptación partidista de los grupos guerrilleros latinoamericanos, indica un predominio de los estudios de casos individuales y una menor atención a los análisis comparados. Estos estudios en general discuten diferentes elementos que buscan explicar el éxito o fracaso de las antiguas guerrillas en el proceso electoral. Entre ellos se destacan la ideología, la estructura organizativa, los liderazgos y los cambios institucionales incorporados en los respectivos sistemas políticos.
El presente artículo sugiere explorar la cultura política como una nueva variable de análisis. Más específicamente, se propone comparar los principales rasgos de la cultura política en los casos mencionados, con el fin de establecer si existe algún tipo de correlación entre el desempeño electoral de las antiguas guerrillas y la cultura política predominante en los respectivos países. De esta manera se esperar aportar en la discusión sobre por qué los grupos guerrilleros de El Salvador, Nicaragua y Uruguay lograron resultados satisfactorios en su proceso de adaptación partidista, no así los grupos guerrilleros de Guatemala y Colombia.
Para alcanzar el objetivo propuesto, el artículo se divide en cuatro partes. En la primera se analizan los resultados electorales de los partidos políticos objeto de estudio. En la segunda parte se discuten los rasgos de la cultura política propia de cada país. En la tercera se revisa el tipo de régimen político, pues se asume que existe una conexión entre la cultura política y la existencia de un sistema democrático o autoritario. En la última parte se plantean las conclusiones del trabajo.
Metodología
Se utilizó el ranking de democracia elaborado de The Economist Intelgence Unit (2016), que mide aspectos como el proceso electoral y el pluralismo, las libertades civiles, el funcionamiento del gobierno y la participación política al interior de cada país. Así mismo, se tuvieron en cuenta las mediciones sobre el respeto de las libertades políticas y civiles, elaboradas por Freedom House (2017).
Respecto a los resultados electorales, se analizaron las votaciones presidenciales y legislativas en los países objeto de estudio, desde el momento en que las antiguas guerrillas se incorporan a la vida política legal. En el caso de Colombia, se estudió el periodo comprendió entre 1990 y 2002, último año en el que la AD M-19 se presentó a una elección, en El Salvador desde 1994 hasta 2015, en Guatemala desde 1999 hasta 2015, en Nicaragua desde 1989 hasta 2016 y en Uruguay desde 1989 hasta 2014.
Los datos de las votaciones fueron obtenidos principalmente de los organismos electorales de cada país. En Colombia de la Registraduría Nacional del Estado Civil (sf), en El Salvador del Tribunal Supremo Electoral (2016), en Guatemala también del Tribunal Supremo Electoral (2015) y en Uruguay de la Corte Electoral (sf). El único país donde fue necesaria la revisión de fuentes no oficiales fue el caso de Nicaragua, pues ante la ausencia de información publicada por el órgano electoral competente, fue necesario recurrir a la Base de Datos Políticos de las Américas de Georgetown University y la Organización de Estados Americanos (2011) y al libro de Dieter Nohlen “Elections in the Americas” (2006).
En relación con la cultura política se utilizaron tres fuentes que permitieron determinar en qué medida los países estudiados poseen una cultura política de carácter democrático o autoritario. La primera es el “índice de valores seculares y emancipadores” de la Encuesta mundial de valores (2015), disponible para los casos de Colombia y Uruguay en los periodos 1994-1998, 2005-2009, 2010-2014, en El Salvador 1994-1998 y en Guatemala 20052009. Para el caso de Nicaragua no hay ningún registro (Worl Values Survey, sf).
La segunda, es la variable “apoyo a la democracia” del estudio de opinión pública Latinobarómetro (2017), cuya información está disponible para todos los casos de estudio en el periodo 1996-2017. Finalmente las variables “apoyo al sistema” y “tolerancia” del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), cuya última medición corresponde al año 2016.
Finalmente, la información de la cultura política, que se centra en las percepciones de la ciudadanía frente al sistema político, se contrasta con el “tipo de régimen” que efectivamente existe en cada país.
Resultados
Resultados electorales
La función natural de los partidos políticos es participar en el proceso electoral, pues es este mecanismo el que les permite ocupar cargos de representación, canalizar las demandas sociales y constituirse como intermediarios entre la sociedad y el Estado. Ver por ejemplo las definiciones sobre el término de partidos políticos propuestas Sartori (1980), La Palombara y Weiner (1966), Downs (1973) y Schumpeter (1984).
Es por esta razón, que el éxito o fracaso de los grupos guerrilleros que se transforman en partidos políticos puede medirse en función de los resultados electorales alcanzados. Así, la votación obtenida en las elecciones presidenciales y legislativas de los respectivos países, evidencia de manera clara el éxito del FSLN en Nicaragua, del Frente Amplio en Uruguay y del FMLN en El Salvador. Por el contrario, la AD M-19 en Colombia y la URNG en Guatemala han tenido resultados negativos en los dos tipos de elecciones.
En 1984, tras el triunfo de la revolución sandinista, Nicaragua celebra los primeros comicios, donde el FMLN obtiene el 62% de los votos en las elecciones presidenciales (ver Tabla 1) y el 64% de las curules en la Asamblea Nacional (ver Tabla 2). Para las elecciones de 1990 los escándalos de corrupción asociados al partido, la conformación de un gran frente de oposición contra el gobierno (Unión Nacional Opositora - UNO) y la incapacidad del FSLN para afrontar la crisis que atravesaba el país, significaron la derrota de los sandinistas en las elecciones presidenciales (Allison, 2016). Así mismo, perdieron el control de las mayorías en el escenario legislativo, alcanzando solamente el 42% de los escaños (ver tabla 2). A partir de esta fecha y durante las elecciones de 1996 y 2001 el FSLN quedó relegado a ser la segunda fuerza política del país.
En este periodo el FSLN sufre un proceso de restructuración que permite a Daniel Ortega configurarse como líder absoluto del partido y expulsar de la colectividad a todos sus críticos (Allison, 2006; Cué, 2001; I Pug, 2009). Lo anterior sumado a la división de la derecha y a la adopción de un discurso menos radical, facilitan el triunfo de los sandinistas en las elecciones presidenciales de 2006, aunque en el legislativo mantienen el mismo número de curules (Rocha Gómez, 2010). En las elecciones de 2011 y 2016 ganan de nuevo la presidencia, aumentan su caudal de votación y además logran la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional alcanzando, respectivamente, el 60% y 70% de los escaños (ver tabla 2).
Año | Alianza Liberal Nicaragüense | FSLN | Partido Liberal Constitucionalista | Partido Liberal Independiente | Unión Nacional Opositora | Otros Partidos |
1984 | - | 735.967 (62,9%) | - | - | - | 362.886 (31%) |
1990 | - | 579.886 (38,4%) | - | - | 777.652 (51,5%) | 51.970 (3,4%) |
1996 | 904.908 (48,9%) | 669.443 (36,2%) | - | - | - | 197.140 (10,7%) |
2001 | - | 915.417 (40,9%) | 1.216.863 (54,3%) | - | - | 29.933 (1,3%) |
2006 | 641.191 (28,6%) | 917.762 (40,9%) | 521.225 (23,2%) | - | - | 157.424 (7%) |
2011 | - | 1.569.287 (60,1%) | 148.507 (5,7%) | 778.889 (29,8%) | - | 5.898 (0,2%) |
2016 | - | 1.593.316 (61,8%) | 369.342 (14,3%) | 162.027 (6,3%) | - | 155.356 (6,0%) |
Fuente: Elaboración propia, con datos obtenidos de Georgetown University.
Año | Porcentaje | Curules obtenidas | Curules Totales |
1984 | 64% | 61 | 90 |
1990 | 43% | 39 | 90 |
1996 | 40% | 36 | 90 |
2001 | 42% | 38 | 90 |
2006 | 42% | 38 | 90 |
2011 | 70% | 63 | 90 |
2016 | 79% | 71 | 90 |
Fuente: Elaboración propia, con datos obtenidos de Georgetown University.
El Frente Amplio en Uruguay representa también un caso exitoso, pero a diferencia del FSLN, su caudal electoral ha tenido un crecimiento constante y paulatino desde el momento en que se incorpora al proceso democrático. En las elecciones de 1989 alcanzaron el 20% de los votos para presidente y el 19% de los escaños en las dos cámaras del congreso (ver tablas 3 y 4). A partir de este momento se observa un cambio de liderazgos al interior del partido, un acercamiento con otras fuerzas políticas y un proceso de moderación ideológica. Cambios que se reflejan en el crecimiento de la votación para las elecciones de 1994 (Yaffé, 2013) (ver Tablas 3 y 4).
Para los comicios de 1999 se expide una nueva constitución que incluye la figura de la segunda vuelta en la elección presidencial. En esta ocasión, el Frente Amplio logra la mayoría simple de los votos en la primera vuelta (39.05%), pero pierde ante el Partido Colorado en la segunda. No obstante, consolidan su presencia en la Asamblea Nacional, alcanzando el 37% de la curules tanto en Cámara como en Senado. En las elecciones de 2004, ganan finalmente las presidenciales en primera vuelta con el 50.4% de los votos y en las legislativas alcanzan la mayoría absoluta en ambas cámaras, controlando 50% de las curules en Senado y el 52% en la Cámara. En las elecciones de 2009 y 2014 ganan de nuevo las presidenciales, pero esta vez deben ir a segunda vuelta con el Partido Nacional. En el Congreso, aunque pierden la mayoría absoluta, obtienen el 47% de los curules en 2009 y aumentan a 49% en 2014 (ver Tablas 3 y 4).
Partido Colorado | Partido Frente Amplio | Partido Nacional | Otros Partidos | ||
1989 | I Vuelta | 596.964 (29%) | 418.403 (20,3%) | 765.990 (37,2%) | 189.229 (9,2%) |
1994 | I Vuelta | 656.428 (30,8%) | 621.226 (29%) | 633.384 (29,7%) | 118.243 (6%) |
1999 | I Vuelta | 703.915 (31,9%) | 861.202 (39%) | 478.980 (21,7%) | 103.052 (5%) |
II Vuelta | 1.158.708 (52,5%) | 981.778 (44,5%) | - | - | |
2004 | I Vuelta | 231.036 (10,3%) | 1.124.761 (50,4%) | 764.739 (34,3%) | 56.503 (3%) |
2009 | I Vuelta | 392.307 (17%) | 1.105.262 (47,9%) | 669.942 (29%) | 72.788 (3%) |
II Vuelta | - | 1.197.638 (52,3%) | 994.510 (43,5%) | - | |
2014 | I Vuelta | 305.699 (12,8%) | 1.134.187 (47,8%) | 732.601 (30,8%) | 121.301 (5%) |
II Vuelta | - | 1.241.568 (53,4%) | 955.741 (41%) | - |
Fuente: elaboración propia, con datos de la Corte Electoral de Uruguay.
Porcentaje | Curules obtenidas | Curules totales | ||
1989 | Cámara | 19% | 21 | 99 |
Senado | 19% | 7 | 30 | |
1994 | Cámara | 28% | 31 | 99 |
Senado | 28% | 9 | 30 | |
1999 | Cámara | 37% | 40 | 99 |
Senado | 37% | 12 | 30 | |
2004 | Cámara | 50% | 52 | 99 |
Senado | 52% | 16 | 30 | |
2009 | Cámara | 47% | 50 | 99 |
Senado | 47% | 16 | 30 | |
2014 | Cámara | 49% | 50 | 99 |
Senado | 49% | 15 | 30 |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Corte Electoral Uruguay
El caso del FMLN en El Salvador es similar al uruguayo, pues acá también se observa una consolidación paulatina del partido en el escenario electoral. El FMLN se presenta por primera a las urnas en 1994, alcanzando el 23% de la votación en las elecciones presidenciales y el 25% de las curules en el congreso (ver Tablas 5 y 6). En los comicios legislativos que se celebran en 1997, 2000, 2003, 2006 y 2009 el FMLN aumenta progresivamente el número de escaños alcanzados, pasando así del 32% en 1997 al 42% en 2009. Por su parte, las elecciones al congreso de 2012 y 2015 marcan un leve retroceso para el partido pues el número de curules desciende al 37% (ver Tabla 6).
Los resultados de las elecciones presidenciales evidencian también el crecimiento gradual del FMLN. En 1999 obtienen el 29% de los votos, en 2004 el 35% que además les permite pasar a una segunda vuelta con el partido ARENA y en 2009 triunfan en primera vuelta con el 50,9% de los votos. En 2014 nuevamente resultan vencedores pero en segundo vuelta y con una diferencia de apenas 60.000 votos (ver Tablas 5 y 6).
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) | FMLN | Otros Partidos | ||
1994 | I Vuelta | 641.108 (46,5%) | 325.582 (23,6%) | 340.967 (24,7%) |
II Vuelta | 818.264 (66,1%) | 378.980 (30,6%) | - | |
1999 | I Vuelta | 614.268 (48,8%) | 365.689 (29,%) | 242.296 (19,2%) |
2004 | I Vuelta | 1.337.706 (56,9%) | 827.055 (35,2%) | 153.218 (6,5%) |
2009 | I Vuelta | 1.284.588 (48,3%) | 1.354.000 (50,9%) | - |
2014 | I Vuelta | 1.047.592 (38,5%) | 1.315.768 (48,4%) | 325.576 (12%) |
II Vuelta | 1.489.451 (49,6%) | 1.495.815 (49,8%) | - |
Fuente: Elaboración propia con datos del Tribunal Supremo Electoral de El Salvador
Año | Porcentaje | Curules obtenidas | Curules Totales |
1994 | 25% | 21 | 84 |
1997 | 32% | 27 | 84 |
2000 | 37% | 31 | 84 |
2003 | 37% | 31 | 84 |
2006 | 38% | 32 | 84 |
2009 | 42% | 35 | 84 |
2012 | 37% | 31 | 84 |
2015 | 37% | 31 | 84 |
Fuente: Elaboración propia, con datos del Tribunal Supremo Electoral de El Salvador.
A diferencia de los casos anteriores, la AD M-19 tuvo un debut electoral interesante pero rápidamente desapareció del escenario político colombiano. Participó por primera vez en los comicios de 1990, donde logran el 12,5% de los votos para las elecciones presidenciales y dos representantes a la cámara para las elecciones legislativas (ver Tabla 8 y 9). En este mismo año se adelanta una elección atípica, con el propósito de conformar la Asamblea Nacional Constituyente. En estas elecciones la AD M-19 se posiciona en el segundo lugar y alcanza el 27% de los escaños (ver Tabla 9). En 1991 se celebran nuevamente elecciones para Congreso y la AD M-19 consolida su posición logrando la elección de 9 senadores y 13 representantes a la cámara. Sin embargo, el panorama político cambia rápidamente y para las elecciones de 1994 tan sólo obtienen el 3% de los votos en las presidenciales y un solo representante en el Congreso. En las elecciones presidenciales de 1998 alcanzan, respectivamente, el 0,2% y 0,1% de la votación. En el escenario legislativo solo logran la elección de un representante a la cámara en 2002, pero a través de una circunscripción especial para las minorías políticas. A partir de este momento la ADM-19 desaparece del panorama político del país (ver tablas 7 y 8).
Votos | ||
1990 | I Vuelta | 754.740 (12,5%) |
1994 | I Vuelta | 219.241 (3,8%) |
1998 | I Vuelta | 16.702 (0,2%) |
2002 | I Vuelta | 10.987 (0,1%) |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Registraría Nacional del Estado Civil de Colombia.
Porcentaje | Curules obtenidas | Curules totales | ||
1990 | Cámara | 1,7% | 2 | 114 |
Senado | - | - | 199 | |
1991 | Cámara | 8% | 13 | 162 |
Senado | 9% | 9 | 100 | |
1994 | Cámara | 1% | 1 | 159 |
Senado | - | - | 100 | |
1998 | Cámara | - | - | 161 |
Senado | - | - | 100 | |
2002 | Cámara | - | - | 166 |
Senado | 1% | 1 | 100 |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Registraría Nacional del Estado Civil de Colombia.
Partido Político | Curules | Porcentaje |
Alianza Democrática M-19 | 19 | 27% |
Ejército Popular De Liberación | 2 | 3% |
Movimiento Armado Quintín Lame | 1 | 1% |
Movimiento De Salvación Nacional | 11 | 16% |
Movimientos Indígenas de Colombia | 2 | 3% |
Partido Conservador | 9 | 13% |
Partido Liberal | 25 | 36% |
Partido Revolucionario De Los Trabajadores | 1 | 1% |
Unión Cristiana | 2 | 3% |
Unión Patriótica | 2 | 3% |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Registraría Nacional del Estado Civil de Colombia.
Finalmente, los resultados electorales de la URNG en Guatemala indican un patrón similar al del M-19 en Colombia. En 1999 el partido obtiene el 11% de los votos en las elecciones presidenciales y 9 congresistas en las legislativas. En 2003 el caudal electoral disminuye considerablemente y llegan a penas al 2% de los votos para presidente y sólo eligen 2 representantes al Congreso, situación que se mantiene para las elecciones de 2007, 2011 y 2015 (ver Tablas 10 y 11). La única diferencia respecto al M-19, es que la URNG como organización política aún existe y hasta hoy mantiene una mínima representación en el Congreso guatemalteco.
Frente de Convergencia Nacional | Frente Republicano Guatemalteco | Gran Alianza Nacional | Partido Patriota | Unidad Nacional de la Esperanza | URNG | Otros Partidos | ||
1999 | I Vuelta | - | 1.037.775 (43,3%) | - | - | - | 268.001 (11,2%) | 869.682 (36,3%) |
2003 | I Vuelta | - | 518.328 (17,6%) | 921.233 (31,4%) | - | 707.578 (24,1%) | 69.297 (2,4%) | 467.345 (15,9%) |
2007 | I Vuelta | - | 239.208 (6,6%) | 565.270 (15,6%) | 771.175 (21,3%) | 926.244 (25,6%) | 70.080 (1,9%) | 708.715 (19,6%) |
2011 | I Vuelta | - | - | - | 1.611.493 (31,6%) | - | 146.353 (2,9%) | 2.716.349 (53,3%) |
2015 | I Vuelta | 1.152.394 (21,9%) | 41.554 (0,8%) | - | 214.532 (4,1%) | 948.809 (18,0%) | 101.347 (1,9%) | 2.344.094 (44,5%) |
Fuente: Elaboración propia, con datos del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala.
Cultura política
El termino cultura política hace referencia al conjunto de valores, actitudes, orientaciones, percepciones o creencias de los ciudadanos frente al sistema político (Sabetti, 2007), elementos que tienen una importancia creciente en la consolidación de las democracias contemporáneas y en los procesos de transición política, pues éstos no solo dependen del funcionamiento de las instituciones, sino también del respaldo que la sociedad le brinde a ese sistema. (Almond G, 1988).
En tal sentido, se asume que una cultura política de rasgos democráticos caracterizada por valores como la tolerancia, la libertad, el respeto por las diferencias, la pluralidad, la solidaridad y la confianza en la democracia, facilitaría el proceso de inserción a la vida política legal, de grupos guerrilleros que han decidido cambiar las balas por los votos. Es por esto que a continuación se revisan diferentes encuestas que miden la cultura política en los países objeto de estudio, con el fin de establecer si existe una relación entre el desempeño electoral de las antiguas guerrillas y el tipo de cultura política predominante en el sistema.
Índice de valores seculares y valores emancipadores (Encuesta Mundial de Valores)
En primer lugar, se toma el índice de valores seculares y emancipadores elaborado por Christian Welzel (2013), a partir de los datos de la Encuesta Mundial de Valores. Encuesta Mundial de Valores cuyo objetivo es identificar el tipo de valores que predominan en diferentes lugares del mundo y entender la forma como estos se van transformando. (Survey, 2017).
La construcción de este índice se basa en la teoría de la modernización secuencial de Inglehart & Welzel (2005), según la cual los valores van cambiando como respuesta a las transformaciones sociales que se presentan en cada sociedad. Entre estas transformaciones sobresale el paso de las sociedades agrarias a las sociedades industriales, lo que implica el surgimiento de valores “seculares-racionales”, que desmitifican la autoridad ejercida por instituciones como la iglesia y el Estado. Un segundo tipo de transformaciones se da con la transición de las sociedades industriales a las sociedades del conocimiento, donde se resalta una creciente individualización que a su vez alimenta el desarrollo de valores “emancipadores o de autoexpresión”.
El índice se construye entonces a partir de dos grupos de valores. Los valores seculares que miden las orientaciones de los individuos frente a:
La autoridad religiosa, incluye las siguientes preguntas: a. El individuo se describe a si mismo como una persona religiosa. b. La fe es una cualidad importante en los niños c. Con qué frecuencia asiste a los servicios religiosos.
La autoridad patrimonial, incluye las siguientes preguntas: a. Qué tan orgulloso encuentra de su nacionalidad. b. Qué tan importante es hacer sentir a los padres orgullosos.
c. Qué tan necesario es para el país el respeto por la autoridad,
La autoridad estatal, la conformidad con las normas (Welzel, 2013, p. 65), incluye preguntas que miden la confianza del encuestado en: a. Cortes. b. Policía. c. Ejército.
Entre más importancia se les atribuya a estas formas de autoridad más tradicional será el grupo social. Incluye las siguientes preguntas: a . El individuo se describe a sí mismo como una persona religiosa. b . La fe es una cualidad importante en los niños c . Con qué frecuencia asiste a los servicios religiosos. Por otro lado, se encuentran los valores emancipadores, que miden las orientaciones frente al:
Ejercicio de la autonomía, se le pregunta a los encuestados en qué medida consideran los siguientes elementos como cualidades deseables en los niños: a. Independencia. b. Imaginación c. Obediencia.
La libertad de elección, se le pregunta a los encuestados que tan de acuerdo están con los siguientes elementos: a. Divorcio. b. Aborto c. Homosexualidad.
La igualdad, se le pregunta a los encuestados que tan de acuerdo están con las siguientes afirmaciones: a. La educación es más importante para los niños que para las niñas. b. Cuando los trabajos son escasos, los hombres deberían tener prioridad sobre las mujeres. c. Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres.
La libre expresión (Welzel, 2013, p. 67), se le pregunta a los encuestados por la prioridad que le asignan a los siguientes elementos: a. Proteger la libertad de expresión. b. Dar mayor importancia a las opiniones de las personas en las decisiones importantes del gobierno. c. Dar mayor importancia a las opiniones de las personas sobre cómo se hacen las cosas en sus trabajos y en sus comunidades. Entre más identificado se encuentre el grupo con este tipo de creencias, mayor será el arraigo de los principios de la democracia liberal. Así entonces, las sociedades cuyos valores sean menos seculares y menos emancipadores obtienen puntajes cercanos a cero. Por el contrario, las sociedades con valores predominantemente seculares y emancipadores obtienen puntajes cercanos a uno (Welzel, 2013, p. 63).
En tal sentido, Uruguay, El Salvador, Guatemala y Colombia pueden considerarse como sociedades poco seculares, pues sus puntajes oscilan entre 0.2 y 0.4 (ver Tabla 12). En otras palabras, se trata de sistemas políticos que aún le otorgan un alto grado de importancia a la religión, las tradiciones, los valores familiares y la autoridad.
País | Valores seculares | 1994-1998 | 2005-2009 | 2010-2014 |
Colombia | 0.2-0.3 | 25%* | 29%* | 25%* |
Uruguay | 0.3-0.4 | 22%* | 24%* | 22%* |
El Salvador | 0.3-0.4 | 30%* | - | - |
Guatemala | 0.3-0.4 | - | 26%* | - |
Nicaragua | - | - | - | - |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Encuesta Mundial de Valores.
*Porcentaje de personas que se ubican en los respectivos promedios.
Por otra parte, Uruguay es el único país donde los valores emancipadores se encuentran medianamente arraigados. Esto significa que se les reconoce una mayor importancia a elementos como la libertad, la tolerancia, la igualdad de género y la participación ciudadana. Por el contrario, en Colombia, El Salvador y Guatemala se observa una menor identificación de la sociedad con este tipo de principios (ver Tabla 13).
País Valores emancipadores 1994-1998 2005-2009 2010-2014 | ||||
Colombia | 0.3-0.4 | 26%* | 27%* | 26%* |
Uruguay | 0.5-0.6 | 21%* | 23%* | 26%* |
El Salvador | 0.3-0.4 | 30%* | - | - |
Guatemala | 0.3-0.4 | - | 29%* | - |
Nicaragua | - | - | - | - |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Encuesta Mundial de Valores.
*Porcentaje de personas que se ubican en los respectivos promedios.
La segunda fuente utilizada para caracterizar la cultura política en los cinco casos de estudio es el Latinobarómetro, organización que también adelanta una serie de encuestas en América Latina, donde se miden las actitudes, valores y percepciones de la sociedad frente al sistema político. Más específicamente se revisa la variable “apoyo a la democracia”, que se mide preguntando a los encuestados que tan de acuerdo se encuentran con las siguientes frases: a. “La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”. b. “En algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible”. c. “A la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático”.
Como se puede observar en la Gráfica 1, Uruguay es el único país donde se evidencia un apoyo a la democracia fuerte y sostenido en lo largo del tiempo. En este caso el porcentaje de personas que considera a la democracia como la mejor forma de gobierno se sitúa entre el 70 y 80%. Por el contrario, en El Salvador, Colombia y Nicaragua se observan altos y bajos que reflejan percepciones de apoyo muy variables en el tiempo. Guatemala también se caracteriza por estas variaciones, pero en general sus niveles de respaldo son menores con respecto a los demás casos de estudio. Por último, es de resaltar que el nivel de apoyo a la democracia en general ha disminuido en todos los países durante los últimos años (Corporación Latinobarómetro, 2017).
Apoyo al sistema y tolerancia política (LAPOP)
En el caso de LAPOP se tienen en cuenta dos elementos de análisis. Por un lado el apoyo al sistema, entendido como el nivel de legitimidad que los ciudadanos le otorgan a las instituciones. Por otro lado, la tolerancia política que se refiere al reconocimiento de los derechos de todos los sectores, incluyendo aquellos grupos considerados disidentes (García, Montalvo, & Seligson, 2015).
Al cruzar estas dos variables se construyen cuatro categorías de análisis, de acuerdo con el puntaje obtenido en cada una de ellas.
Si el país alcanza más de 50 puntos en tolerancia política y apoyo al sistema es considerado como una democracia estable.
Si obtiene menos de 50 puntos en las dos variables es catalogado como una democracia en riesgo.
Si existe tolerancia política (más de 50 puntos), pero no apoyo al sistema (menos de 50 puntos) es una democracia inestable.
En el caso contrario en que se evidencie el apoyo al sistema (más de 50 puntos), pero no la tolerancia política (menos de 50 puntos), se clasifica como una estabilidad autoritaria (LAPOP, 2016).
Así, teniendo en cuenta los perfiles de actitudes democráticas que se han logrado consolidar para los casos de estudio entre 2004 y 2014, se observa que Guatemala tiene estadísticamente menos ciudadanos con actitudes favorables hacia la democracia, así como bajos niveles de tolerancia, razón por la cual se caracteriza por ser una “democracia en riesgo”. Caso contrario al de Uruguay que se mantiene como una “democracia estable”. Para los casos de El Salvador, Nicaragua y Colombia, los porcentajes se mantienen dentro de una “estabilidad autoritaria”, es decir, se están presentando altos niveles de apoyo al sistema, pero bajas niveles en la tolerancia. Es preciso resaltar que los casos de Colombia y Guatemala tuvieron entre 2012 y 2014 descensos drásticos (LAPOP, 2016).
Tipo de régimen
En esta última sección, se pretende explorar el tipo de régimen existente en cada país, con el fin de establecer en qué medida existe una correspondencia entre los rasgos de la cultura política y las condiciones en que los grupos guerrilleros se incorporan a la legalidad.
Democrático o autoritario
El índice de la democracia elaborado por The Economist Intelligence Unit (2016), se construye a partir de 4 categorías, constituidas por 60 indicadores que miden: el proceso electoral y el pluralismo, las libertades civiles, el funcionamiento del gobierno y la participación política. Según el puntaje obtenido en cada categoría los sistemas políticos se clasifican en “Democracia completa” (8-10), “Democracia defectuosa” (6-7.9), “Régimen híbrido” (4-5.9) o “Régimen autoritario” (por debajo de 4) (p. 53).
Al analizar los resultados del índice en un periodo de tiempo de 10 años, se observa que el país más democrático es Uruguay con un promedio de 8.12, que permite clasificarlo como una democracia estable a lo largo del tiempo (ver tabla 14). Lo anterior, significa que las libertades políticas son respetadas, que los derechos civiles son garantizados y que el funcionamiento del gobierno es satisfactorio.
Lo contrario se observa en Nicaragua, pues su promedio es de 5.49 y con el pasar de los años sus calificaciones vienen decayendo. Este país es clasificado como un régimen híbrido, debido a las irregularidades en el proceso electoral, la presión del gobierno sobre los partidos de oposición, las debilidades en el funcionamiento del gobierno, la corrupción, la ausencia de garantías para el ejercicio de la participación política y la persecución contra quienes ejercen actividades como el periodismo o el liderazgo social (The Economist Intelligence Unit, 2016, p.54).
Los casos de Colombia, El Salvador y Guatemala fueron clasificados como democracias defectuosas donde a pesar de las múltiples dificultades se observan elecciones libres e imparciales y un mínimo respeto por las libertades civiles. En general, existen debilidades significativas en otros aspectos de la democracia, como la gobernabilidad a nivel local, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de participación política.
País | 2006 | 2008 | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | Clasificación general |
Uruguay | 7.96 | 8.08 | 8.1 | 8.17 | 8.17 | 8.17 | 8.17 | 8.17 | 8.17 | Democracia completa |
Colombia | 6.4 | 6.54 | 6.55 | 6.63 | 6.63 | 6.55 | 6.55 | 6.62 | 6.67 | Democracia defectuosa |
El Salvador | 6.22 | 6.4 | 6.47 | 6.47 | 6.47 | 6.53 | 6.53 | 6.64 | 6.64 | Democracia defectuosa |
Guatemala | 6.07 | 6.07 | 6.05 | 5.88 | 5.88 | 5.81 | 5.81 | 5.92 | 5.92 | Democracia defectuosa |
Nicaragua | 5.68 | 6.07 | 5.73 | 5.56 | 5.56 | 5.46 | 5.32 | 5.26 | 4.81 | Régimen Híbrido |
Fuente: Elaboración propia con datos de The Economist Intelligence Unit, 2017.
Libertades políticas y civiles
En cuanto a las libertades políticas y libertades civiles, Freedom House (2017) hace una calificación que corresponde a tres grandes datos que determinan: el nivel de libertad política, las libertades civiles y una calificación agregada que otorga el estatus en el que se encuentra el país. Los primeros dos datos se califican de 1 a 7, donde 1 es más libre y 7 menos libre. En cuanto a la calificación agregada, ésta se hace de 0 a 100, donde 0 indica menor libertad y 100 mayor libertad. Con este último ítem, la fuente clasifica los respectivos países como "libres", "parcialmente libres" y "no libres".
En 2016 Uruguay recibe la calificación de “Libre”, que se ha mantenido desde que el partido político Frente Amplio actúa en política. En el caso de El Salvador, a pesar de haber sido clasificado para este mismo año como “Libre” y de haber recibido puntajes positivos en lo referente a las libertades, otros aspectos de tipo social y político interfieren de manera negativa en el interior del país. Guatemala por su parte, se ha mantenido constantemente en la categoría “Parcialmente libre” pues las libertades políticas y civiles se aproximan numéricamente a la condición de "Menos libre", lo anterior debido a situaciones como la intromisión del crimen organizado en los asuntos políticos del país.
Los casos que más se destacaron de manera negativa y positiva en el último informe entregado por la fuente en 2017, fueron Nicaragua y Colombia respectivamente. En Nicaragua, el régimen del Presidente Daniel Ortega ha manipulado el poder judicial a su favor, ha reducido a los medios de comunicación independientes y ha anulado a la oposición tanto en las elecciones presidenciales como en las legislativas. Razones por las cuales el país tiene los niveles más bajos de libertades políticas y sociales de los últimos 20 años (Puddington & Roylance, 2017).
Caso contrario se observa en Colombia, donde la fuente resalta una tendencia positiva en las libertades políticas y civiles y una reducción histórica de la violencia causada por el conflicto armado. Como resultado del acuerdo de paz firmado con el gobierno, en agosto de 2017 este grupo guerrillero se transformó en el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), lo que le permitirá participar en las próximas elecciones para el Congreso colombiano (Castrillón, 2017).
Conclusiones
El propósito del artículo fue determinar en qué medida existe una correlación entre la cultura política y el desempeño electoral de los grupos guerrilleros que se reincorporan a la vida política legal. Para tal fin se revisaron primero los resultados alcanzados en las elecciones por la URNG, el M-19, el FSLN, el FMLN y el MLN-T y luego se identificaron los principales rasgos de la cultura política de Guatemala, Colombia, El Salvador, Nicaragua y Uruguay. Como resultado de este ejercicio de análisis, es posible concluir que no existe una correlación entre estas dos variables.
Nicaragua, El Salvador y Uruguay representan casos exitosos de incorporación a la vida política legal, pues en estos países las antiguas guerrillas han tenido resultados electorales positivos.
No obstante, de estos países solo Uruguay tienen una cultura política de carácter democrático y un régimen político considerado como una democracia estable. Nicaragua y El salvador en cambio, tienen una cultura política con rasgos autoritarios y además se caracterizan por ser democracias débiles, especialmente en el caso nicaragüense.
En Colombia y Guatemala, por su parte, se observa un desempeño electoral negativo, una democracia débil y una cultura política de rasgos autoritarios. En tal sentido, la variable cultura política no parece tener la capacidad para explicar por si sola el proceso de adaptación partidista de los antiguos grupos guerrilleros.