Introducción
La formación histórica de los paisajes y la gobernanza del agua en los territorios del pueblo negro en Colombia se tejen en el espacio, y en temporalidades de largo y de corto plazo. Al dominio de las aguas en el Alto Cauca2 lo enmarcan, en el largo plazo, hechos históricos ingenieriles, entre ellos, la construcción del Canal de Panamá, la navegabilidad a vapor, la creación de la CVC (hoy Corporación Regional del Valle del Cauca), el proyecto de regulación del río Cauca que comprendía la desecación de humedales y la construcción del Distrito de Riego de Agua Blanca, embalses, jarillones, y canales para el desarrollo agroindustrial y del señorío de la caña de azúcar. En el corto plazo, se destacan la puesta en marcha de la Central Hidroeléctrica Salvajina (CHS) en 1986 (propuesta en 1943 por el Ingeniero Espíritu Santo Potes para represar el río Cauca), la Constitución Política de 1991 que dio especial reconocimiento a las comunidades étnicas, la expedición de la Ley 70 de 1993, conocida como Ley de comunidades negras, que sustenta las luchas por la ampliación y el ejercicio de los derechos de este grupo étnico, y la resistencia al desvío del río Ovejas en 1995 y 2005. Hoy, se adelantan luchas contra la minería ilegal e ilegítima, que estimulan transformaciones organizativas y la toma de conciencia por parte de las comunidades frente a la destrucción socioecológica de sus territorios.
La investigación militante (IM) que se describe a continuación indaga por las transformaciones favorecidas por la CHS en los modos de subsistencia, los paisajes económicos y la gobernanza del agua en los territorios de comunidades étnicas afrodescendientes3 en la región del Alto Cauca, particularmente en los corregimientos de El Hormiguero y La Toma, municipios de Cali y Suárez respectivamente (Figura 1 y Figura 2).
Esta investigación no contabiliza cuántas especies desaparecieron por la homogeneización del paisaje cañero, pero reconoce que muchas palabras y cantos seguirán desapareciendo a la par que lo hagan sus referentes: árboles, frutos, ríos y quebradas, aves, peces, caminos, sueños. Esta investigación deja una memoria de las causas de estas pérdidas: el desprecio por los humedales, la caña de azúcar determinista, la minería criminal, las ciudades agobiadas por el cemento y los procesos productivos que ordenan los territorios a favor de sectores privilegiados en la economía global.
La IM admite y estimula la coherencia en la acción prudente y honesta frente a las comunidades y la responsabilidad con quienes no se pueden representar, como establece la ética ambientalista. Por ello, sin apologizar a los movimientos sociales, la IM se adhiere al fortalecimiento de los proyectos de vida auténticos del pueblo negro, a su apuesta por la comunalidad y la convivencialidad entre todos los seres, desde los tejidos culturales ancestrales y el espíritu de defensa del territorio que recrea el Muntu4 de la herencia africana. Es el diálogo entre comunidades, investigador e institución académica lo que permite la producción intelectual en esta IM, que apuesta por programas de investigación y epistemologías críticas y decoloniales del sur (Dussel, 1984; Quijano, 1999; de Sousa Santos, 2011).
La IM lleva ante dilemas donde el camino elegido no siempre conduce al lugar esperado. No obstante, al final se obtiene una obra como artesanía (Dussel 1984), construida desde actividades propias de la comunidad, su movilización y sus expresiones organizativas sociales, culturales y recreativas, que se constituyen en espacios y momentos para la acción intencionada del investigador, comprometida con la construcción de modos de vida sustentables.
Las herramientas empleadas en esta investigación se han elaborado en el propio quehacer, innovándolas permanentemente. Se ha acudido a herramientas como las reflexiones en grupos, las entrevistas semiestructuradas, las líneas de tiempo, la investigación documental y los registros fotográficos, evitando rigideces académicas que pudieran ocluirlas.
Complejidad en la investigación
El método científico es potente y fiable, pero no es único ni inexorable. Existen ámbitos donde los hechos no son puros (Feyerabend, 1986) y priman las redes complejas de relaciones entre los mundos físico-social-económico-mental-espiritual y es allí donde la IM resultará apropiada. En ciencias y disciplinas ambientales, cuyo estatuto epistemológico común está en debate, y que contienen relaciones socioecosistémicas complejas e impredecibles,5 puede preferirse un trabajo deductivo, heurístico, cuidadoso, hecho con la gente (Funtowicz y Ravetz, 2000; D'Alisa, Demaria y Kallis, 2015) y no una coerción epistémica.
Reconociendo la incertidumbre de las distintas y hasta contradictorias perspectivas epistemológicas, ontológicas, y valorativas existentes en las comunidades y en la sociedad esta IM se ha propuesto cualificar el conocimiento colectivo con datos válidos y confiables para la gobernanza raizal.6 Aunque su formulación y desarrollo no fueron responsabilidad de la comunidad, ni derivó en su plan de acción, esta investigación dialoga con la Investigación-Acción-Participativa de Fals Borda (1987), con el political engagement (Vélez-Torres, 2013) y el scholar-activism (Borras, 2016) en la medida en que afirma el compromiso ético y político del investigador y de la comunidad con movimientos sociales transformadores.
En la IM se presenta una tensión en la producción de datos y conceptos según los métodos sean cualitativos o cuantitativos (Duarte, 2000). No se puede afirmar que los métodos cualitativos7 sean de menor capacidad heurística o de menor cientificidad que los cuantitativos.8 Por el contrario, como sugiere Mejía Navarrete (2000), se trata más bien del rigor académico que es indiferente al tipo de técnica o método empleado. Procurando ese rigor, esta IM ha producido sus datos a partir de dos campos: uno, el de la información documental, y otro, desde la información obtenida en colectivos de reflexión y con agentes comunitarios particulares.
La IM, situada en la ecología política y en las ciencias ambientales, es una herramienta de decolonización del conocimiento (Castro-Gómez y Grosfoguel, 2007). Ella, sin enmarcarse en una postura catequética, permite situarse académica y políticamente del lado de las transformaciones conscientes y necesarias para establecer relaciones sustentables entre todos los seres y sus mundos. La IM es una estrategia para entender críticamente las maneras cómo las relaciones entre culturas y ecosistemas son conocidas o ignoradas por las disciplinas que tratan del mundo colonial y cómo esta debería estudiarse (Haber, 2011). La IM no renuncia a la investigación científica (Funtowicz y Ravetz, 2000; Martínez-Alier, et al., 2010), por el contrario, aprovecha sus métodos, técnicas y herramientas para capturar nuevos sentidos críticos del conocimiento y la política, comprendiendo saberes colectivos y silenciados de las comunidades negras y populares (Haber, 2011). Busca comprender las incertidumbres socioecológicas y auspiciar mejores prácticas de gobierno y gobernanza para configurar estrategias de subsistencia robustas y resilientes (Domptail y Easdale, 2013). En su conjunto, apuesta por cambios de paradigma civilizatorio (Khun, 1962; Escobar, 2000), sin embargo, no hay un optimismo ciego en la IM, pues, al explicar la formación histórica regional, evidencia transformaciones irreversibles de los socioecosistemas y, particularmente, la casi extinción de las fincas tradicionales del pueblo negro, que difícilmente se restaurarán.
Claves en esta investigación militante
Vínculos con el territorio
El autor de este artículo arribó al corregimiento de El Hormiguero del municipio de Cali en la década 1980 para desarrollar actividades en los playones del río Cauca con afiliados al sindicato SINTRACAR-TÓN. A partir de 2010 promovió actividades de educación ambiental, llegando El Hormiguero a convertirse en un referente para el Referendo por el Agua como un Derecho Humano Fundamental, que respaldaron más de dos millones de firmas desestimadas por el Congreso de la República de Colombia (Correa, 2007). A Salvajina llegó a apoyar la movilización de 1986, cuando el embalse estaba siendo llenado. Desde entonces, ha mantenido relaciones con las comunidades locales en procesos de educación ambiental y con acciones de solidaridad.
Contexto regional
Las comunidades negras ribereñas del río Cauca y sus afluentes han vivenciado las transformaciones provocadas por la construcción y operación de la CHS. A principios de 2012, a veinticinco años de su construcción, los Consejos Comunitarios del municipio de Suárez y la empresa EPSA E.S.P. pactaron un proceso de participación para realizar una Consulta sobre el Plan de Manejo Ambiental de operación y mantenimiento (PMA). En ese mismo momento, según Acuerdo No. 0373 de 2014, "Por medio del cual se adopta la revisión ordinaria de contenido de largo plazo del Plan de Ordenamiento Territorial del municipio de Santiago de Cali" (Concejo de Santiago de Cali, 2014), la comunidad de El Hormiguero estaría habitando una zona de riesgo de inundación, lo que traería consecuencias para su permanencia. Las inundaciones que se esperaba resolver con el embalse, al parecer, no lo fueron para esa comunidad. Es entonces cuando la Asociación de Consejos Comunitarios de Suárez y las Juntas Directivas de los consejos comunitarios de los corregimientos de La Toma (Suárez) y El Hormiguero (Cali), buscando apuntalar el gobierno propio de sus territorios, avalaron está investigación.
Ética de la IM
La confianza, originada en la ética de las relaciones y en la transparencia comunicativa, es baluarte para la legitimidad de la IM y hace posible participar de procesos organizativos y de reuniones familiares, y de acceder a información confidencial y de primera mano. La IM entraña una relación clara, y a su vez crítica, entre la racionalidad ética que busca la veracidad, y la racionalidad cognitiva que persigue la validez del conocimiento (Habermas, 1990). Para que la información fuese válida y representativa -previendo ausencias, silencios, y la heterogeneidad etaria y de género-, se identificó agentes comunitarios individuales y colectivos (Figura 3), locales, regionales y nacionales cuya responsabilidad en decisiones estratégicas relacionadas con la gobernanza del agua y los territorios, según percibe el investigador, pudiera facultarles para alimentar el diseño metodológico y la producción de datos.
Fuentes de la IM
El trabajo de campo se complementó con la consulta, clasificación y reflexión sobre información de archivos y fuentes documentales primarias. Los datos de archivo tienen la objetividad de lo ya conocido, pero hay que tener en cuenta que un conjunto de datos puede prestarse para distintas interpretaciones (Martínez Rodríguez, 2011), en este caso, desde los valores del investigador.
Se examinaron correspondencias personales de líderes de la comunidad, de los Consejos Comunitarios de El Hormiguero y La Toma, y del Palenke del Alto Cauca, los cuales no reposan en archivos públicos y pueden ser garantía de que los hechos sean referenciados desde sus perspectivas. También se revisaron archivos y bases de datos históricos, legales y de jurisprudencia, geográficos, demográficos y económicos de múltiples fuentes institucionales nacionales y multilaterales, y del Governance Institute of Australia, del The Global Water Partnership y The International Energy Agency. Se exploraron los sistemas de información científica Scielo, Google Académico, Library Genesis y Redalyc, así como revistas, monografías y tesis de grado de universidades colombianas y extranjeras. Se consultaron las páginas web de las empresas EPSA E.S.P., del grupo económico CELSIA y de las Asociaciones Internacionales de Empresas de los Sectores de Agua y Energía. Se obtuvo información de prensa y de publicaciones seriadas nacionales y de la región. Además, se examinaron libros sobre temas económicos, étnico-antropológicos, sociológicos, de estudios culturales, de narrativa histórica, y se estimuló la imaginación con lecturas de literatura regional y mundial relacionadas con el pueblo negro.
Participación de las comunidades y organizaciones en la IM
Los consejos comunitarios convocaron talleres para explicar los alcances de la investigación y aplicar la Guía para la Reflexión Colectiva (GRC). En el caso de Suárez, enmarcándolos en el proceso de participación y preconsulta del PMA y, en El Hormiguero, con procesos relacionados con el POT, consultas sobre minería y el proceso de reconocimiento de su existencia legal.9 También se realizó una jornada de trabajo para el intercambio sobre el estado del arte de las investigaciones (Vélez y Galeano, 2000) en el norte del Cauca convocado por la Asociación de Consejos Comunitarios de Suárez, en la que participaron investigadores de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (ACONC), del Palenke del Alto Cauca, de la Universidades del Cauca, de la Universidad Nacional y de la Universidad ICESI. Es apreciable la variedad de temas, metodologías y herramientas de construcción de datos de esas investigaciones y la necesidad de su articulación.
Técnicas en la IM
El proceso de investigación científico también consiste en la construcción de herramientas de producción de datos, análisis y síntesis. A continuación, se detallan estas técnicas utilizadas: la Guía para la Reflexión Colectiva (GRC), las permanencias en las comunidades, las entrevistas con expertos y con agentes comunitarios, los registros de participación en acciones colectivas significativas, y los talleres de socialización de la investigación y de aplicación de la GRC.
Guía para la Reflexión Colectiva (GRC)
La GRC está organizada en cuatro campos temáticos: gobernanza, conflictos hídricos, aspectos socioeconómicos y aspectos físico-bióticos. Cada uno posee categorías, a las que corresponden unas variables, y cada variable tiene una magnitud que se mide cualitativamente mediante escalas de autonomía semántica total10 o parcial,11 y de intervalos de autoposicionamiento.12 La GRC captura información histórica del proceso socioecológico determinado por el embalse Salvajina, en su complejidad y multicausalidad, tanto a lo largo del tiempo (1993-2015), como en un periodo más corto (2013-2015). Para la GRC, la varianza resulta insignificante con respecto a la localización de los habitantes y a su formación académica, pues se reflexiona en colectivo y las preguntas se responden buscando consensos.
La GRC evolucionó a partir de la encuesta colectiva (Laurell, 1984) y se preparó de acuerdo con los objetivos de la investigación, tomando en consideración aspectos relacionados con la gestión del territorio, los conflictos por el agua y la gobernanza del agua. Ella fue revisada por expertos, pares académicos y comunitarios, y, en su proceso de confección y prueba, mostró su capacidad heurística y a favor de la sistematización, pero también la necesidad de afinar su aplicación pedagógicamente para captar las voces comunitarias de quienes viven en un mismo lugar, para que fuesen agentes directos y no espontáneos de la investigación. La aplicación de la GRC se hizo durante talleres dialógicos en Suárez-Cabecera, La Toma y El Hormiguero.
Permanencias
Se efectuaron permanencias recurrentes de corto plazo en La Toma y El Hormiguero, participando en asambleas, celebraciones, actividades lúdicas, y reuniones para la preparación y realización de talleres. Durante estas permanencias se emplearon el cuaderno de notas de campo13 y audios de registro, se efectuaron entrevistas individuales y colectivas, se participó en talleres cartográficos y de líneas de tiempo, y se aplicó la GRC.
La selección de lugares, organizaciones, agentes del pueblo afro y expertos se ciñe al muestreo por juicio.14 Su elección obedece a una representación socioestructural (Mejía Navarrete, 2000) y a una significancia sociopolítica que busca llenar vacíos de información, y complementar y verificar información ya conocida. Estas muestras cualitativas15 que, a diferencia de las cuantitativas, no están regidas por la aleatoriedad estadística, ni por coeficientes de error y confianza con respecto a un universo de muestra, pueden operar con números de casos reducidos, pues buscan información significativa antes que extensión.
En general, el estudio contó con unidades de muestreo individuales y grupales con quienes tienen disposición y empatía con la investigación. Las grupales corresponden a los talleres para la implementación de la GRC, eventos (reuniones, asambleas, encuentros) y talleres de cartografía en los que, por conveniencia, se puede tomar información para la investigación sin que sean espacios diseñados para ello.
Ahora bien, esta IM indaga relaciones de poder del pueblo negro con el agua, con los paisajes, con los territorios del agua, los lugares donde se defiende una posición de gobernabilidad, las personas que ejercen un papel o lo han ejercido en ese gobierno, las instancias que toman decisiones sobre él o influyen políticamente sobre ellas, y los momentos donde se ponen de relieve las problemáticas y conflictos. Todos estos aspectos forman un universo muestral exhaustivo que lleva a una profundidad deseada en la investigación cualitativa.
La validez de la investigación queda sustentada en la diversidad y en la cantidad de entrevistas, talleres, reuniones y actividades en las que el investigador hizo presencia. Para estar seguros de que la cantidad de esas actividades es suficiente para aprehender un universo de estudio, la investigación cualitativa establece el concepto de punto de saturación del conocimiento, el cual se obtiene cuando se encuentra que la información comienza a ser repetida en cualquier caso nuevo, sea individual o colectivo. Ahora bien, no es lo mismo la saturación, que implica la relación entre los casos y el objeto social, y la redundancia, que se refiere "al contenido del conocimiento y la repetición del examen de casos" (Mejía Navarrete, 2000: 171). Por ello, habiendo una combinación de técnicas, la saturación del conocimiento depende de la redundancia de la información, más que del número de casos.
Todos los mecanismos, y escenarios comunitarios y académicos de producción de datos, y de circulación de información contribuyen a la construcción del conjunto de evidencias que sustentan la investigación. Se trata de un diseño de IM emergente, en la medida en que, desde las ciencias ambientales, nos adentramos en estudios postdisciplinares16 que apremian metodologías convergentes.
Entrevistas
Se realizaron entrevistas orientadas a establecer las relaciones de los agentes sociales con el agua, con las luchas por la defensa del agua y el territorio, y con los conflictos que amenazan su gobernanza y su permanencia territorial. Estas fueron, conversacionales con personas de la comunidad en momentos de la vida cotidiana y de las actividades organizativas; semiestructuradas, con profesionales e investigadores expertos; y a profundidad, con líderes políticos del Proceso de Comunidades Negras (PCN).
Acciones colectivas significativas
Estas permiten entender la proyección social y política de las organizaciones étnicas locales tanto en su propio territorio, como en los niveles regional y nacional (Figura 4 y Tabla 1).
Talleres
La elaboración y aplicación de la GRC se desarrolló en talleres dialógicos convocados por las comunidades, sus organizaciones y directivos de los consejos comunitarios. Concurrieron grupos de composición heterogénea en género, edad, posición política y religiosa, procurando que no hubiese exclusión alguna. Las preguntas contenidas en la GRC dirigen al colectivo a señalar una o varias respuestas, produciéndose dos tipos de información: uno, acuerdos o desacuerdos registrados sobre el documento impreso y dos, los argumentos que llevan a ellos, consignados en audios.
La IM, desde sus albores (Fals Borda, 1987), era una invitación a rehuir el academicismo (Alvarado Prada, 2008), siendo en sí misma una apuesta pedagógica. Situó sus raíces en la crítica latinoamericana a la educación bancaria, en la pedagogía de la liberación y en la pedagogía del oprimido propuesta por Paulo Freire (2005). El taller es un recurso metodológico de esta corriente pedagógica y es, en sí mismo, una estrategia para el empoderamiento de las comunidades. A él se acude en esta IM para estimular el conocimiento, la formación, y el fortalecimiento del arraigo y gobierno propio del agua de las comunidades negras.
Se realizaron dos tipos de talleres con la GRC: de prueba-aplicación, uno en El Hormiguero y otro en Suárez. Y talleres de aplicación, dos en El Hormiguero y uno en La Toma. Además, se tomó parte en talleres de Restitución de Tierras y de las Escuelas de Formación del PCN y otros que, aunque no estaban convocados desde esta investigación, proveían información relevante.
Discusión de resultados
Esta IM probó diversos métodos para describir y contextualizar fenómenos complejos, procurando que no se opusieran y se provocará su crisis (Feyerabend, 1986). Los métodos, aunque se orientaron a cada objetivo, sirvieron a todo el cuerpo de la investigación en una complementariedad que las ciencias ambientales demanda. Herramientas como la GRC y sus talleres son un aporte que puede ser empleado como referencia en otros trabajos con comunidades. No sobra reconocer que la producción y análisis (Figura 5) de los datos tienen la impronta sentipensante del investigador, que busca llegar a significaciones relevantes para las comunidades, para la academia y para la sociedad en general (Mejía, 2004).
Los resultados de la investigación dan cuenta de la historia y actualidad de la gobernanza del agua en los territorios del pueblo negro en el Alto Cauca. Abarcan aspectos de la historia de los cambios en los grupos étnicos, en los paisajes y en los territorios, muestran mecanismos de despojo y colonización destructiva de los ecosistemas, y dan cuenta del poder de estructuras jurídicas, económicas, sociales comunitarias y gubernamentales y, de manera implícita, de los intereses de las elites empresariales.
Esta IM se adentra en la postdisciplinariedad, entendida como la presencia simultánea de disciplinas no jerarquizadas, y el diálogo entre conocimientos académicos y saberes populares, donde los resultados expresan el compromiso político de transitar hacia nuevos modos socioecológicos desde la defensa de la vida y de las culturas en los territorios. El obstáculo que se impone a la investigación de campo que tiene que trabajar para propósitos exclusivamente académicos, se supera aproximándose al territorio en relaciones frater,16 de mutualidad, equidad y no impositivas en la forma sujeto investigador-objeto de investigación.
Esta IM no pretende traducir la sensibilidad social al lenguaje racional normal de la academia, puesto que la pulsión deseante de la sociedad no es reducible a lo preciso de tal lenguaje (Janke, 1988). Sin embargo, es de reconocer que lo aprendido en la investigación puede afectar el ámbito académico, reivindicando transformaciones epistemológicas, sin sacrificar lo más profundo que es la pasión por el cambio, la justicia y la dignidad de los pueblos.
En la investigación siempre hay cuestiones que son del exclusivo fuero interno de las comunidades, sus secretos son condición de la preservación de pueblos y culturas. Respetar esa intimidad no representa un "culto castrador" de lo popular, sino un reconocimiento a la memoria popular sin discurso, a los saberes que escapan de la mercantilización del conocimiento y su "colonización tecnológica" (Martín Barbero, 1987: 94).
Conclusiones
Corresponde al investigador hilvanar hechos y datos que son verificables, pero, sobre todo, explicar una historia y sus aspectos relacionales, confrontando cualquier postura dominante en las relaciones sujeto-objeto, exaltando relaciones democráticas, y de solidaridad epistemológica y ontológica para el despliegue de la inteligencia y el conocimiento colectivo. De ahí que la IM no sea un producto construido por las comunidades sin presencia de la academia, sino un espacio de relaciones. En la IM hay una tensión comunicativa entre sentimientos y racionalidades, una tensión sentipensante. El agente de perfil académico participa de un espacio social comunitario estructurado de antemano, donde las maneras de hacer y decir tienen una dinámica propia y, aunque su presencia puede alterarlas, no debe desconocer que le preceden y contextualizan. La comunidad tiene en su interior tensiones de comunicación que no hay que ignorar. En su trabajo de campo, el investigador no puede escapar de ellas y de otras que derivan de decisiones que debe adoptar la comunidad, por ejemplo, de qué manera afrontar los incumplimientos del Estado, qué demandar en un proceso de movilización, cómo denunciar las situaciones de violencia que se viven, por cuáles mecanismos optar para demandar sus reivindicaciones, entre otras. Son tensiones ante las que, en no pocas ocasiones, se pide la opinión del investigador y su palabra es sometida a consideración, llevándolo a expresar un compromiso práctico y ético.
La descolectivización de la comunidad, la abyección, la burocra-tización, y la corrupción de las ideas y prácticas por agentes que fomentan valores disolutos y perniciosos, que concentran representaciones, recursos e información, y privatizan los logros de las luchas colectivas son factores que debilitan lo comunitario. No siempre se debaten estos problemas en los espacios pedagógicos colectivos, pero no deben ser ignorados, pues ellos están presentes para el gobierno propio del territorio.
La palabra latina frater (fraternidad, hermandad, amigo) puede preferirse críticamente frente a pater: "padre, patria, patrón, tal es la trilogía que sirve de base a la vieja sociedad patriarcal" (Artaud, 1936).
La crítica académica en la IM, sin someterse a burocracias del movimiento social y sin aprehensiones de poder, toma partido responsablemente frente a lo que menoscaba desde adentro y amenaza desde afuera los bienes comunales, la comunalidad, la sobrevivencia y el cuidado del territorio, así como frente a los métodos deficientes de dirección que las comunidades reconocen.
La IM no es un acercamiento a la comunidad para los planes académicos del investigador, sino una expresión de lo que él puede hacer para sumarse en la construcción de nuevos lugares de vida. no es la voz del investigador como autor la que se resalta, más bien, es preciso minimizarla para dejar campo a la praxis y a la voz de la comunidad. Para ello, la narración penetrante recoge intervenciones y posiciones convergentes y divergentes de los agentes sociales frente a los propósitos comunitarios. No existe una narración invariable (Bourdieu, 2000), el reconocimiento de la objetividad de la narración de una historia dependerá de las estructuras de poder y de las jerarquías en el campo relacional, así como del momento político interno y general.
El proceso metodológico, como estrategia pedagógica, también permitió al autor de este artículo familiarizarse con la experiencia creativa del pueblo negro que, en la diáspora, recrea, no sin contradicciones en su propio interior, epistemologías y proyectos de vida en comunalidad. En consulta con agentes comunitarios, se construyeron herramientas de investigación que alientan la cualificación del saber colectivo y la producción de datos de significación académica e histórica, que pueden replicarse y recrearse para fortalecer los planes de vida, el Muntú del pueblo negro.
La base empírica de esta investigación no permite generalizaciones, sino aprendizajes específicos que pueden ser útiles en otras geografías y temporalidades. Este aporte lo hace contrastando o comparando resultados, o recreando las categorías empleadas para aprehender cómo se forman y transforman estos paisajes, y cómo son las instituciones propias que el pueblo negro labra adaptativamente en nuevos entornos que son simultáneamente ecológicos, económicos, sociales, espirituales, jurídicos y políticos.
Quedan aún muchos vacíos y muchos retos por cumplir: la multiplicación de la IM, la experimentación con más estrategias metodológicas, la participación y el empoderamiento real de las organizaciones comunitarias, la transformación de las estructuras académicas para que se superen los abismos que les distancian de las comunidades.