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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.14 no.1 Manizales Jan./June 2016

https://doi.org/10.11600/1692715x.14132150415 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

DOI:http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.14132150415

 

"Mi piel es un lienzo". Sentidos de la Modificación Corporal en Jóvenes de la Ciudad de Cali*

 

"My skin is a canvas". Meanings of the body modification of young people of Cali

 

"Minha pele é uma tela". Sentidos da modificação corporal em jovens da cidade de Cali

 

 

Ana Sofía Pabón-Chaves1, Deibar René Hurtado-Herrera2

 

1 Profesora Universidad del Cauca, Colombia. Especialista en Entrenamiento Deportivo. Universidad del Cauca. Licenciada en Educación Básica con énfasis en Educación Física, Recreación y Deportes. Universidad del Cauca. Correo electrónico: sofia.pabon150@gmail.com

2 Profesor Universidad del Cauca, Colombia. Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Profesor Universidad del Cauca. Director del grupo de investigación Urdimbre de la Universidad del Cauca. Dirección postal: Doctorado en Ciencias de la Educación. Universidad del Cauca. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y de la Educación. Correo electrónico: deibarh@unicauca.edu.co, deibarh@yahoo.es

 

 

Artículo recibido en febrero 5 de 2015; artículo aceptado en abril 15 de 2015 (Eds.)

 


Resumen (analítico):

En el presente artículo damos cuenta de una investigación que tuvo como objetivo comprender los sentidos que tienen las prácticas de modificación corporal en jóvenes de la ciudad de Cali. Para el desarrollo del proyecto optamos por usar como metodología la Teoría fundada. El trabajo nos permite ver a las personas jóvenes como sujetos activos, que se apropian de sus cuerpos para transformarlos, para afirmarse en la diferencia y en la singularidad, en medio de contextos sociales y de consumo que pretenden homogeneizarlos. Concluimos entonces que en las prácticas de modificación corporal se configuran y materializan otras corporeidades en los mundos de la vida juveniles. Dichas corporeidades están en sintonía con unas subjetividades alterdirigidas que son convocadas permanentemente a ser expuestas.

Palabras clave autores: jóvenes, cuerpo, modificación corporal, estética corporal, subjetividad

 


Abstract (analytical):

This article reports on a study that had the objective of understanding the meanings of body modification, as practiced by young people from Cali. The methodology used was grounded theory. The study identified the young people as active subjects that appropriate their bodies in order to transform them and to affirm their differences and singularity within a context of homogenization. The authors conclude that as part of body modification practices, other corporalities are configured and are materialized in young people’s life worlds. Such corporalities are in accordance with subjectivities directed by others that are permanently exhibited to others.

Key words authors: Young people, body, body modification, body aesthetics, subjectivity.

 


Resumo (analítico):

O presente artigo apresenta uma pesquisa que teve como objetivo compreender a influência que tem a modificação corporal nos jovens da cidade de Cali. Para o desenvolvimento do projeto, optou-se por usar como metodologia a Teoria Fundamentada. O trabalho permite observar os e as jovens como sujeitos ativos, que se apropriam dos seus corpos para transformá-los, para se afirmarem na diferença e na singularidade, em meio a contextos sociais e de consumo que pretendem homogeneizá-los. Conclui-se, assim, que nas práticas de modificação corporal se configuram e se materializam outras corporeidades nos mundos da vida juvenil. Tais corporeidades estão em sintonia com subjetividades alterdirigidas que são convocadas permanentemente a serem expostas.

Palavras-chave autores: Jovens, corpo, modificação corporal, estética corporal, subjetividade.

 


 

1. Introducción

 

En este trabajo partimos de reflexionar sobre la triada jóvenes-cuerpo y estética; en este caso en particular, desde las prácticas de modificación corporal. La perspectiva que asumimos sobre los jóvenes, es aquella que los visibiliza como productores culturales o como agentes "culturalmente activos" (Muñoz, 2011, p. 47), y como sujetos que asumen su auto-creación mediante prácticas de libertad o prácticas de subjetivación, donde el cuerpo ocupa un lugar central; así entonces, las prácticas de modificación corporal1 pueden constituirse en una manera de definir nuevas formas de ser y de existir. Un ejercicio creativo que convoca al cuerpo para transformarlo en una figura que expresa lo que son y lo que quieren comunicar. De ahí la pregunta ¿cuáles son los sentidos que tienen las prácticas de modificación corporal para las y los jóvenes?, en tanto este interrogante contribuye a la comprensión situada que permitiría dilucidar las formas como se reproducen e impugnan prácticas y discursos que experimentan los colectivos juveniles, en lo que Reguillo (2012) denomina las vivencias democratizadoras del propio cuerpo.

Diversos autores y autoras coinciden en la importancia del cuerpo en las prácticas culturales juveniles, bien sea como escenario de la dimensión estética (Muñoz, 2007, 2011), como elemento constitutivo de ampliación de sentido de lo político (Patiño, Alvarado & Ospina-Alvarado, 2014), como zona privilegiada en la que se materializan las disputas por la subjetividad juvenil (Escobar, 2009) y como escenario de resistencia, de mixturas, ambigüedades y liminaridades (Hurtado-Herrera, 2009). Pero el acento se coloca en la relación que existe entre todas estas perspectivas y la idea de asumir la modificación corporal como una práctica. Esta cuestión puede parecer intrascendente pero coincide con la perspectiva de Muñiz (2010), según la cual las prácticas corporales son "sistemas dinámicos y complejos de agentes, de acciones, de representaciones del mundo y de creencias que tienen esos agentes, quienes actúan cotidianamente e interactúan con los objetos y con otros agentes que constituyen el mundo" (pp. 41-42), lo que, para nuestro caso, implica reconocer que tanto modificadores como modificados son agentes de la práctica que llevan a cabo acciones, bien sea sobre sí mismos y "sobre sus cuerpos" como sobre los otros y "los cuerpos de los otros",2 desde donde expresan sus representaciones e imaginarios del mundo, de sí mismos y de los otros.

Esas prácticas corporales, que son prácticas performativas, se constituyen en procesos de materialización3 del cuerpo y, por supuesto, de la subjetividad como nos lo propone Butler (2010); aunque para esta autora no sea significativa la capacidad de agencia de los sujetos, sí lo es la historicidad de las prácticas y su iteración, que sedimenta y naturaliza la materialización de los cuerpos, que es actuación reiterada, persistente e inestable. Materialización de la cual esta autora destaca la de la juvenilización, como apuesta estética donde la práctica iterativa reproduce los imperativos culturales. Estos procesos de materialización, por su inestabilidad, permiten la apertura de brechas y fisuras de esos imperativos culturales que, para nuestro caso, serían la configuración de otras corporalidades y de otros referentes de belleza corporal, como exterior constitutivo del imperativo cultural de cuerpo disciplinado y de cuerpo consumo.

Pero en estas prácticas no solo se estarían materializando otras corporalidades y otros referentes de belleza, sino otras formas de ser sujeto, es decir, otras subjetividades, lo que implicaría asumir la modificación corporal como una práctica de subjetivación, aun cuando la subjetividad es el producto de la incorporación de las significaciones imaginarias de la sociedad; donde la historicidad, la creación y la autonomía son elementos fundamentales que le permiten al sujeto cargar de sentido su vida a partir de su experiencia vital (Castoriadis, 2003). Para este trabajo, es pertinente la relación foucaultiana entre estética y subjetividad o esa "estética de la existencia", en donde el sujeto de forma deliberada decide hacer de sí mismo una "obra de arte"; o entre subjetividad y prácticas de subjetivación4, que no son otra cosa que las maneras a través de las cuales el sujeto actúa sobre sí mismo para darse esa forma llamada subjetividad, para autoafectarse.

Una estética del sí mismo que por los sentidos que le otorgan los jóvenes y las jóvenes a la modificación corporal, se acerca y se relaciona enormemente a lo que se ha denominado como estética expresiva. A pesar de la crítica que hace Bajtín (2000) de la estética expresiva, esta perspectiva es la que mejor nos permite interpretar la apuesta estética de las prácticas de modificación corporal, debido a que

    (…) el contenido como la vida interior crea su propia forma en cuanto expresión de sí mismo. Esto puede ser expresado de la siguiente de manera. La vida interior, la orientación vital intrínseca, puede ella misma convertirse en el autor de su propia forma estética externa (Bajtín, 2000, p. 93).
Y es que precisamente esta es la búsqueda o la tarea que muchos jóvenes emprenden con la modificación corporal; es decir, que la forma estética que materializan exprese su vida interior, y aquí es donde nos distanciamos de Bajtin, al considerar que esta práctica en tanto acto performativo sí es configuradora del sí mismo y materializadora de otra corporeidad. En la "estética expresiva" el primer objeto es el ser humano, y todo lo demás cobra alma y se humaniza -incluso el color y la línea-, como cobran vida el color y la línea sobre la piel en el tatuaje, de manera permanente. Tatuajes, perforaciones y otras modificaciones son la manifestación de una estética que expresa el sí mismo y su multiplicidad, y que se materializa en los cuerpos y en estas otras formas de hacer arte. Es en el contexto de esta reflexión y de esta forma de mirar a las personas jóvenes, que nos interesó comprender los sentidos que tienen las prácticas de modificación corporal en jóvenes de la ciudad de Cali. Lo que implicaba visibilizarlos como sujetos activos -productores culturales-, que actúan sobre sí mismos a través de prácticas de subjetivación, en las cuales apropian sus cuerpos como territorios simbólicos.

Existen algunos trabajos investigativos de corte cualitativo que son significativos en el estudio de las prácticas de modificación corporal, de los cuales resaltamos algunos por su proximidad con nuestro estudio. Para este propósito señalamos dos tendencias: la primera es aquella que asume en su interpretación conceptos como adolescencia, construcción de identidad, vivencia emocional y aceptación de grupo. Aquí ubicamos el trabajo de Castrillón y Velasco (2001) realizado en Popayán: El cuerpo escrito ¿placer o complacer?, donde se enuncia que muchos individuos adolescentes se hacen tatuajes y piercings con el propósito de unirse a un grupo para buscar romper con lo social, con lo programado, y hacerse miembros de un nuevo clan donde serán aceptados. Igualmente encontramos el trabajo de Velásquez (2011), Piercings y tatuajes, una forma de autodeterminación en la estética del cuerpo. Esta investigación asume que las modificaciones corporales de los jóvenes y las jóvenes de Popayán y Cali son formas alternativas estéticas a través de las cuales los individuos embellecen su cuerpo y autodeterminan sus estrategias de control y sus símbolos de poder. Por último, dentro de esta tendencia estaría el trabajo de Le Bretón (2010), Firmar o rasgar su cuerpo. Las nuevas generaciones. Este autor asume que el cuerpo es para los sujetos adolescentes franceses la materia que los pone en contacto con el mundo y que se mueve en la ambigüedad del mundo interior y exterior, del sí mismo y el no-sí mismo; donde tatuaje y piercing juegan un papel importante en la construcción de una imagen de sí y, al mismo tiempo, una forma de autonomía frente a sus familias.

La segunda tendencia o línea de trabajo es la que asume la modificación corporal como una perspectiva estética en la que el cuerpo se expresa, se reproduce o resiste a los imperativos culturales. Aquí ubicamos la investigación realizada con jóvenes de Cali de Gómez y González (2003), Design: Designar/diseñar.

El cuerpo joven y urbano. Este trabajo pone en evidencia la crisis y erosión de las instituciones adultocéntricas, y cómo el diseño del cuerpo es una afirmación de la voluntad y el derecho a la experimentación de la persona joven. Igualmente, muestra cómo el proyecto corporal, la apariencia y la belleza configuran resistencias al dominio mediático y mercadotécnico de la personalidad y del individuo. En esta misma tendencia o línea de investigación destacamos el trabajo de López (2007), Cuerpos y resistencias culturales: el caso de las modificaciones corporales y las micropolíticas juveniles5. La investigación señala que alrededor de las prácticas de modificación corporal existen enormes prejuicios, debido al desconocimiento de la visión adultocéntrica respecto a estas prácticas, dentro de las que se develan discursos fuertemente ligados a la ‘moral y las buenas costumbres’, guiando así el ‘deber ser de los jóvenes’. Discursos de la economía del cuerpo, destinada a controlar las formas y el uso de éstos, estableciendo parámetros culturales de higiene y comportamiento. A pesar de no ser una investigación directa sobre las prácticas de modificación corporal en Bermúdez (2008), Roqueros y roqueras, pavitos y pavitas, skaters, lesbianas y gays. El papel del consumo cultural en la construcción de representaciones de identidades juveniles (El caso de algunos grupos de jóvenes que van a los malls en Maracaibo, Venezuela), encontramos referencia a ellas, diferenciando entre las prácticas de carácter transitorio y accesorio como el piercing, los tatuajes temporales, los implantes y las modificaciones permanentes como el tatuaje; en ambos casos este tipo de prácticas son ubicadas por la autora como formas de consumo cultural y como construcción estética que produce identidad, porque a través de ellas, las jóvenes y los jóvenes crean y afirman la imagen que quieren de sí mismos.

Consideramos que este trabajo se ubica en la última tendencia, en tanto asumimos, como ya lo habíamos planteado, la modificación corporal como una práctica a través de la cual los sujetos jóvenes resisten y reproducen imperativos culturales. Se resisten a través de las prácticas de modificación corporal a los cánones estéticos instituidos para los cuerpos juveniles -voluptuosos y saludablesy a la producción social de estéticas masivas (Reguillo, 2013). Sin embargo, y dado que "el capital se vale de las diferencias para crear nuevos mercados y productos" (Giroux, 1996, p. 30), no desconocemos que en ellas se reproducen los imperativos culturales, ya que se mercantiliza lo que se consideraría como un giro de la diferencia cultural.

 

2. Metodología

Ubicamos esta investigación dentro del enfoque cualitativo de investigación social, dado que nuestro interés está en comprender las prácticas sociales y la construcción de realidad social desde las perspectivas de los propios actores, desde su cotidianidad y desde sus vivencias. Para el desarrollo del proyecto optamos por usar como metodología "la teoría fundada", asumida como "un proceso no matemático de interpretación, realizado con el propósito de descubrir conceptos y relaciones en los datos brutos y luego organizarlos en un esquema explicativo teórico" (Strauss & Corbin, 2002, p. 12).

En un primer momento identificamos en la ciudad de Cali los lugares frecuentados por jóvenes que podrían tener modificaciones corporales, entre éstos, la Loma de la Cruz6, bares cercanos a esta zona y tres locales donde se realizan modificaciones corporales, principalmente tatuajes. Fue así como encontramos a doce jóvenes entre los 18 a 36 años de edad -hombres y mujeres-, cuatro modificadores -que trabajaban y residían en la ciudad de Cali-, y ocho sujetos jóvenes tatuados con modificaciones como piercing, expansiones, branding y subdermas, con quienes compartimos diversas sesiones que nos permitieron alcanzar un buen nivel de confianza y formalizar su participación en el proyecto. Con ellos desarrollamos entrevistas semi-estructuradas a partir de una guía que elaboramos deductivamente, desde la aproximación teórica que habíamos realizado de las categorías de análisis del proyecto.

Para el segundo momento y a partir de las categorías que emergieron de la sistematización de las entrevistas semi-estructuradas (teoría fundada), elaboramos la guía que sirvió para la realización de las entrevistas en profundidad de los cuatro informantes clave con quienes elaboramos las historias de vida7. No discriminamos entre modificadores y modificados, debido a que los modificadores se encuentran modificados, son quienes mayor tiempo llevan modificándose, y también por su conocimiento de estas prácticas en el contexto de la ciudad. Igualmente realizamos entrevistas en profundidad con un familiar y un amigo o amiga de ellos que nos permitiera complementar la información dada por los jóvenes y las jóvenes. A todos los sujetos jóvenes les comunicamos los objetivos del proyecto, y a quienes de forma voluntaria quisieron participar les solicitamos firmar un consentimiento informado8. Igualmente garantizamos la confidencialidad y custodia de los datos suministrados, otorgándoles tanto a las entrevistas como a los relatos un código que permitiera encriptar la información.

Sistematizamos de forma manual la información obtenida de las entrevistas tanto semi-estructuradas como en profundidad9; inicialmente hicimos una codificación línea a línea de las entrevistas, y luego un proceso de categorización simple (Strauss & Corbin, 2002), asumida como "una representación abstracta de un acontecimiento, objeto o acción/interacción, que un investigador identifica como significativo en los datos", que pueden denominarse códigos "in vivo".10

Posteriormente desarrollamos el proceso de codificación axial, que asumimos como proceso de reagrupación de datos fracturados durante la codificación abierta, para agrupar estas categorías axiales en categorías selectivas o interpretativas. Si bien podemos presentar los resultados de la investigación a través de dos momentos -uno descriptivo (en que se presentan las historias de vida) y otro interpretativo-, para este caso consideramos la opción de hacer una triangulación11 de 1) la información obtenida -teoría sustantiva-, 2) la discusión reflexiva de la teoría formal sobre la temática abordada, y 3) la interpretación presentada a través de las categorías selectivas a fin de presentar los hallazgos como un cuerpo integrado con sentido de totalidad significativa (Cisterna, 2005).

A continuación presentamos las categorías selectivas o interpretativas fruto de este proceso.12

 

3. Hallazgos

3.1 Modificación corporal y subjetividad

En el contexto económico, político y cultural en el que se encuentran las jóvenes y los jóvenes, vemos cómo sus cuerpos se mueven cada vez más en la tensión normalización-personalización, reproducciónagencia, disciplinamiento-empoderamiento (Citro, 2010). Es quizás en esta búsqueda de personalización en la cual se opta por transformaciones sutiles o extremas donde podríamos ubicar las prácticas de modificación corporal, es decir, una práctica en la que el cuerpo se vive, pero que ya no sólo se vive en tanto se mueve o percibe, sino también en tanto permite expresar en él lo que se vive a manera de una "obra de arte" en la que "no se puede distinguir la expresión de lo expresado", como diría Merleau-Ponty (2000).

Esta necesidad de comunicar a través del cuerpo la subjetividad -la "obra de arte" del cuerpo que la expresa-, es compatible con el giro que sufrieran los modelajes corporales y de la subjetividad; dichos modelajes ya no se dan en las instituciones disciplinarias solamente, ni en la privacidad doméstica, como tampoco la apuesta es por "el homo psychologicus, homo privatus o personalidades introdirigidas, todos términos que aluden a la ‘interiorización’ característica de cierta manifestación hegemónica del sujeto moderno" (Sibilia, 2012, p. 45); de ahí que las prácticas de modificación corporal se correspondan con la idea de configurar otros cuerpos y otro tipo de subjetividades más compatibles con las demandas de un "yo más epidérmico y dúctil, capaz de exhibirse en la superficie de la piel y de las pantallas, edificando su subjetividad en esa exposición interactiva" (Sibilia, 2012, p. 48); subjetividades alterdirigidas que están orientadas a la mirada ajena y que deben o se pretenden exteriorizar. Sibilia (2008, p. 28) nos habla de bioidentidades como un tipo de subjetividad que se apuntala en los rasgos y el aspecto físico, y que puede ser mostrada utilizando diferentes medios, y estar siendo convocada a que se muestre, e incitada a la visibilidad.

De ahí que para las personas jóvenes su piel y su cuerpo sean, "El mejor lienzo que existe, un lienzo que tiene vida […] entonces es más importante que una hoja, es más importante que un pedazo de tela que puedes desechar si te quedó mal" (E: 1/G: M/R: 35)13 […] "Un lienzo. Un lienzo viviente" (E: 4/G: M/R: 30), en el que se expresa lo que se es en ese proceso de marcaje corporal. La práctica del tatuaje se asume como esa conexión con la piel que a manera de lienzo se conecta con el sujeto que se expresa desde sus entrañas y que carga de significación y de sentido el marcaje corporal; es decir, que vincula cada uno de sus tatuajes y de sus modificaciones con su historia de vida, con personas y hechos que considera significativos; así entonces, en el cuerpo y en la piel se lleva a la familia, como se hace evidente en este relato cuando este joven nos dice: "Joanna es mi esposa, acá en la espalda tengo el tatuaje de mi hija Hilary más grande. Este fue el último que me hizo mi hermano, es un cráneo porque mi papá está muerto y la rosa porque mi mamá se llama Rosa, entonces es como un tributo a mis padres" (E: 1/G: M/R: 9).

Lo anterior nos lleva a comprender que la modificación corporal es una práctica que va mas allá de rayar el cuerpo sin sentido, pues por medio de ella, el sí mismo se materializa al plasmarlo sobre la piel. De ahí que los sujetos jóvenes afirmen que: "todos los tatuajes tienen significado: porque quise el nombre de mi hija, como mi mamá falleció quise entonces el nombre de ella, y ya pues, a raíz de eso me fui tatuando" (E: 5/G: M/R:4). "Quiero tener algo que represente parte de mi vida y lo quiero tener para siempre" (E: 6\G:M\R:6). […] "Los tatuajes representan vivencias que yo tengo, pueden ser la superación, cosas nuevas o aprendizajes" (E:2\G:M\R:37). La piel se convierte entonces, en una forma de configurar el cuerpo que estos jóvenes quieren mostrar, ese cuerpo deseado e imaginado por ellos mismos, una mixtura entre lo que se configura socialmente a través de las instituciones sociales y la industria cultural y su búsqueda permanente por la singularidad; e igualmente una mixtura entre lo privado y lo público, al fin y al cabo es la interioridad destinada a la apreciación de los otros, donde el marcaje corporal, tal como lo planteara Le Bretón (2010), participa en la constitución del sí mismo. Un joven nos manifiesta el sentido que tienen para él sus tatuajes:

Hay unos tatuajes que son hechos por momentos que lo marcan a uno. Por ejemplo, este es una promesa que le hice a una niña, ella quería que para que no la olvidara. Entonces ¿cómo me define usted?; yo a usted la defino como una pregunta, porque usted es una pregunta, siempre busca algo más allá, entonces para recordarla me voy a tatuar un signo de pregunta (E: 3\G:M\R:15).

Para Le Breton, en las sociedades contemporáneas:

    El hecho de encontrarse en un universo cuyos límites de sentido son obtenidos en menos proporción del exterior que del interior, exige que se recurra al cuerpo para establecer un límite concreto, una frontera de sí mismo, como recurso último para afirmarse y diferenciarse (Le Breton, 2010, p. 73).

En este sentido, el cuerpo es productor de subjetividad, y ésta a su vez se reproduce en él; esta subjetividad, en cuanto a las prácticas de modificación, se asumirá, pese a lo que la sociedad ofrezca o espere de los individuos jóvenes, como lo plantea Muñiz, (2010, p. 25): "En la modernidad, cada individuo construye una representación de su cuerpo, de manera autónoma, a pesar de los saberes, de los medios de comunicación, de los vínculos personales o de las informaciones de cualquier tipo".

Esta representación de su cuerpo va acorde con el significado que le atribuye la gente joven a las modificaciones corporales. En este sentido, un tatuador nos comparte su experiencia con un cliente, en cuanto a lo que puede llegar a significar un tatuaje:

Yo pienso que hace sentir bien a las personas. ¿En qué sentido? Un caso de un señor que llegó aquí porque su hijo de 17 años se había muerto de cáncer, y él me dijo, ‘Mike, yo quiero que me tatúes la foto de mi hijo’, y yo llegué y se la hice lo mejor que pude, y cuando él se miró al espejo, él lloró y me pegó un abrazo… ‘esto me va ayudar muchísimo para nunca olvidarme de mi hijo’ (E: 1/G: M/R: 41).

En el cuerpo y la piel quieren plasmar sus historias, expresar lo que fue importante, las experiencias que los sujetos jóvenes van viviendo, sus aprendizajes y los cambios que sufren en sus vidas; en otras palabras, su subjetividad; esta interpretación puede ampliarse desde los siguientes relatos:

Ya luego que te haces el primero uno comienza como a volverse adicto a esto, y ya comienzas a vivir cosas, a ver cosas, entonces símbolos y los quieres tatuar en la piel, que es lo que he hecho yo (E: 8/G: M/R: 2).

[…] Yo me veo al espejo desnudo y las partes que no están tatuadas ya me están estorbando, o sea que quisiera verme en el espejo ya totalmente tatuado (E:1/G:M//R:14).

El cuerpo es valorado por los jóvenes y las jóvenes por su función contenedora de imágenes y de recuerdos o, como ciertamente lo describe Ganter (2006, p. 449), en que el tatuaje "Podría ser pensado como una escritura ‘otra’, una práctica que lucha contra el olvido de la carne y que recrea epidérmicamente las texturas de una memoria caleidoscópica", que toma fuerza en las expresiones de ellos y ellas, en el querer seguir tatuándose y modificándose.

A estas expresiones, y a la relación entre el cuerpo modificado y la subjetividad, se suman otros sentimientos que se desencadenan al obtener las modificaciones deseadas, como felicidad, alegría, satisfacción, según lo manifiestan las jóvenes y los jóvenes:

Sí, me siento feliz porque me siento diferente, no tengo la misma piel de todas, me miran diferente, a veces la gente no evita y hablan y se siente rico también y qué (E: 5/G: F/R:13).

[…] Pues es como tener algo diferente a los demás y pues, igual, el tatuaje tiene significado, entonces también por eso (E: 12/G: M/R: 1).

[…] Soy como muy abierta, me gusta lo cambiante, entonces en los tatuajes, en el color como que refleja quien soy yo, como ven que mis tatuajes son a color y ven que soy toda colorida, que no soy alguien amargada, antipática (E: 5/G: F/R:19).

En esta idea de que la piel y el cuerpo son un lienzo y de que las modificaciones corporales atienden la necesidad de afirmarse en lo que son y en lo que quieren de sí las personas jóvenes, coincidimos con Le Breton, quien afirma que:

    La marca corporal es un límite simbólico dibujado sobre la piel; establece una referencia para la búsqueda de significado y de identidad; es una especie de forma mediante la cual el individuo se afirma en la identidad que ha elegido (Le Breton, 2010, p. 74).

     

3.2 Otras estéticas, otros cuerpos y otras subjetividades

Hemos planteado en la categoría anterior la relación que existe entre las prácticas de modificación corporal y la subjetividad, pero igualmente es importante señalar que las modificaciones corporales son también una forma de resistir a los cánones estéticos instituidos, que al ser aceptados y legitimados socialmente reproducen imágenes de cuerpos voluptuosos, saludables y juveniles. Quizás de lo que se trate sea de diseñarse un cuerpo, de hacerse un cuerpo, pero no por el camino de lo que Taussig (2014) denominaría como "la cirugía cósmica/cosmética" y su apuesta por el "esteticismo exagerado" y artificial que se expresa en la producción (aumento) de senos, glúteos y pantorrillas, en el rejuvenecimiento facial y vaginal y en el adelgazamiento a través de liposucción, bypass gástricos y otros procedimientos, sino en la configuración de un cuerpo que se resiste a esa homogenización a través de la singularización, singularización que ocurre y que se busca permanentemente en el momento en que se vincula la modificación corporal con la subjetividad.

Las prácticas de modificación corporal podrían entenderse metafóricamente, como la búsqueda permanente por esas otras estéticas en la que se celebra el cuerpo incorrecto, el cuerpo mutilado o el cuerpo que traspasa las fronteras corporales (interior-exterior); ese cuerpo monstruoso que horroriza al estar tan distante de lo instituido o de aquello que es considerado el cuerpo real-natural. Ya sea en lo anormal, lo abismal, lo diferente, lo anatómicamente incorrecto, las modificaciones son una realidad social, un imaginario que se desliza por los cuerpos de los individuos jóvenes, trascendiendo las imposiciones sociales, las construcciones corporales hegemónicas, la aceptación y el rechazo.

En tal sentido, un tatuador afirma que su trabajo es principalmente plasmar en la piel lo que su cliente demande de él, pero desde su experiencia, orientarlos en su proceso de embellecimiento:

Si tú escoges un diseño para el hombro y te lo hacen en la espalda no va a quedar igual de bien, hay que modificarlos según la parte del cuerpo y acomodarlas según las curvas de la persona; si es una nena tratar que las curvas queden más acentuadas (E:1/G:M/R:30).

Un proceso de diálogo entre tatuador y tatuado que tiene propósitos estéticos,14 donde tatuaje y piercing, tal como lo expresa Le Breton, son:

    … una forma de embellecimiento del cuerpo, y son elegidos por su belleza, por realzar la cara o el cuerpo, por su toque de originalidad. Son simultáneamente objetos privados y públicos, destinados a la apreciación de los otros, aún si pertenecen al dominio íntimo y contribuyen a la construcción del individuo (Le Breton, 2010, p. 74).

Pero ese diálogo acude a la experiencia y a los criterios que han construido los modificadores corporales desde su aprendizaje empírico; en este sentido, un tatuador expresa:

Yo pienso qué es lo que uno trata de transmitir, que los tatuajes son arte y el mejor lienzo, y si alguien viene y me busca, yo voy a esmerarme, así cuando la persona se mira y ¡uff!, quedó muy vacano, gracias, incluso el beso, el abrazo, el estrechón de manos, me hace sentir que se hizo un buen trabajo (E:1/ G:M/R:29).

Es una convocatoria al ingenio, a la habilidad y a la creatividad de estos artistas que pintan en la piel y que ayudan a los demás a plasmar en su cuerpo lo que ellos desean comunicar, a cargar de singularidad cada diseño:

Hay muchas personas que dicen, yo me quiero tatuar esto porque lo dibujé yo, nació de mí, ¿en dónde crees que me lo podrías tatuar? Entonces yo le recomiendo, mira, esto si lo ponemos en tal parte va a quedar muy bien y de pronto si le agregamos esto va a quedar mejor, muchas veces terminamos creando un diseño nuevo y único para cada persona (E:1/G: M/R:33).

[…] Algunos tatuajes han salido de revistas, otros ya han sido, digamos, diseños personalizados que son mezclas; cojo un diseño, otro, digamos tres diseños y saco uno solo. No me gusta tener lo mismo de todos (E:5/ G:F/R:21).

Las prácticas de modificación corporal se asumen entonces como un arte, como una forma de embellecimiento que cada vez tiene mayor acogida principalmente entre la gente joven. Así pues: "estamos en el proceso de que cada vez lo vean mejor, y que a través de nuestro arte las personas vayan llegando a ese bello mundo de los tatuajes" (E:1/T:Es/G:M/C:C/R#10/ M:E). "[…] Es que de hecho en Colombia, la cultura que hay aquí no está muy familiarizada con este arte, pero la gente tiene que pensar que es solamente arte" (E:12/G:M/R:4).

Aunque de lo que se trata no es de la aceptación social, ni de la legitimación social de lo que hacen o quieren hacer con su cuerpo, sino de la concreción de un proyecto corporal que refleje lo que son, un proyecto corporal que debe ser mostrado y que pone en escena la capacidad autónoma de los jóvenes para transformase corporalmente a través de estas prácticas estéticas.

Las modificaciones corporales son expresiones de una nueva forma de relacionarse con el cuerpo que lleva a estructurar "otras opciones estéticas", "otras formas de vida" y otras corporalidades; estas posibilidades no son algo nuevo, pues como lo plantea Yehya (2010, p. 148):

(…) es indudable que uno de los primeros usos que dio el hombre a la tecnología fue la decoración de su propio cuerpo y rostro. Esto tenía un objetivo distinto a la protección que le daba la ropa; no se trataba de un uso pragmático sino de una transformación simbólica mediante la pintura corporal, tatuajes y ornamentos.

Es la configuración de un cuerpo que se ancla en la imagen que quieren proyectar de sí mismos diferenciándose de los demás, y que se relaciona con aquello que estéticamente les gusta a estos jóvenes, y se convierte en una forma de vida, como lo plantea un joven: "Me gustan los tatuajes, son muy vacanos, me gustan mucho, es mi forma de vida" (E: 1/G: M/R: 8).

Apropiar las prácticas de modificación corporal y comprometerse con esta forma de expresión les ha implicado a los modificadores asumirse como artistas del cuerpo, asumir que su trabajo y su compromiso es otra forma a través de la cual el arte también se expresa, así como: "La persona que pinta al óleo o un arquitecto que hace una casa, un edificio, eso es arte; igual sucede con el tatuador, el tatuaje no se debe ver como una modificación negativa, es una forma de expresión" (E:2\G:M\R:33).

 

3.3 De una práctica artesanal a una práctica profesional

Afincar el proyecto de vida en las prácticas de modificación sólo es un escenario posible para los modificadores, en tanto ellos han hecho de lo que comenzó como una práctica artesanal, una práctica profesional. En esta realidad, los jóvenes artesanos o los jóvenes con habilidades para el dibujo en Cali, vieron en las modificaciones corporales (específicamente en el tatuaje), una oportunidad laboral, aprovechando que la demanda de estas llegaba como una "ola de frenesí" que podríamos interpretar como la moda del momento. Entonces: "Hace 18-20 años atrás, era muy difícil conseguir un tatuador en la ciudad de Cali o en cualquier otra ciudad, y en ese tiempo empezó una ola de frenesí, todo el mundo quería tatuarse y era muy costoso o no habían las personas que hicieran eso" (E:1/G: M/R: 2).

Se fue creando la necesidad de adquirir o desarrollar las habilidades que permitieran al joven artesano o joven dibujante hacer tatuajes y perforaciones que fueron las primeras modificaciones solicitadas por los jóvenes. "Entonces yo vi que por ese lado había un buen ingreso de dinero, una profesión y algo que me gustaba porque desde siempre he dibujado" (E: 1/G: M/R: 3). Una oportunidad laboral que exigía un talento particular y para la que no había gente preparada. Los primeros intentos en el diseño de tatuajes carecían de la técnica que se ha desarrollado hasta este momento.

Ellos los hacían en los lugares del cuerpo en los que pudieran tatuarse a sí mismos, fabricando sus propias maquinas de tatuar, utilizando cualquier tipo de tinta y sin ningún tipo de asepsia. Un joven tatuador nos relata:

Entonces empezamos a fabricar maquinas con motores de grabadora y VHS y tratamos de sacar un sistema en que la aguja subiera y bajara para empezar a rayarnos la piel. En ese tiempo lo hacíamos con tinta china y lo hacíamos con otra clase de tintas que son tóxicas, tienen plomo. Después de un tiempo vimos unas reacciones alérgicas; ahorita ya estamos utilizando todo original, máquinas, agujas, tintas, pero en ese tiempo nos tocó bastante duro y aprender sobre nuestra propia carne […] Yo empecé a rayarme las piernas y empezamos a hacer un dragón y poco a poco el dragón se fue extendiendo y ese era el Nacho Lee, la cartilla de uno, el cuaderno para rayar fue nuestra propia piel, porque nadie te va a prestar a ti la piel para que tú practiques (E:1/ G:M/R:5).

Concebirse como la cartilla de uno mismo es una buena metáfora para mostrar cómo estos jóvenes modificadores corporales se mueven entre ser tatuadores y estar tatuados, porque la práctica misma exige integrarse con ella, ser de ella, exponerla a través del cuerpo, de la piel; de un cuerpo que se aprehende, se conquista, se coloniza y habita. Porque para ellos el compromiso con esta práctica, con este trabajo, es un compromiso vital y va de la mano con la idea de ser aceptados, respetados y reconocidos como artistas; lo que coincide con lo planteado por Palau, Caputo y Segovia (2005, p. 82) cuando afirman:

    El significado que los jóvenes otorgan al trabajo se relaciona estrechamente con la necesidad sentida de ser reconocidos/ as socialmente, de sentirse gratificados y autovalorados como personas y de realizarse personalmente. De ahí que las expectativas laborales coincidan muchas veces con sentimientos de realización personal y de participación en el entorno social. En efecto, sus acciones están marcadas por esa necesidad de construir un capital simbólico que les permita sentirse respetados y tener contención afectiva en el arduo camino como jóvenes.

Tanto para los sujetos modificados como para los modificadores corporales, el tatuaje se ha convertido en sus vidas, en un complemento o en un estilo de vida: "Es mi estilo de vida, mi forma de trabajo, mi forma de expresión, mi todo" (E: 4/G: M/R: 4). "Me inspira seguir adelante, las ganas de ser un mejor artista me inspira. Me inspira de pronto la opción de llegar a ser un artista reconocido, me inspira hacer las cosas bien, tratar bien a la clientela, que mis clientes se vayan satisfechos" (E: 4/G: M/R:38).

De este trabajo han recibido diferentes beneficios tanto profesionales y artísticos, como personales. En el siguiente relato un modificador comenta cómo ha sido la experiencia con el tatuaje y el cambio de vida, al descubrir que podía desempeñarse en una labor sin importar que esta fuese tan diferente a todas las que socialmente se reconocen.

En un pasado no fui muy bueno, de pronto yo vengo de un barrio humilde y yo era el típico chico que no tenía un par de zapatos, me tocaba andar descalzo. Yo vivo en Terrón Colorado y me crié desde allá y gracias a que sabía dibujar y a que aprendí a tatuar y gracias a que me volví bueno en lo que soy, pude avanzar y pude comprar muchísimas cosas y mi vida cambió gracias a los tatuajes, pero en una forma positiva (E: 1/G: M/R: 21).

Según las jóvenes y los jóvenes entrevistados, las prácticas de modificación corporal son una forma de trabajo y un estilo de vida, una realidad social que permite la proyección laboral de muchos sujetos jóvenes que están inmersos en esta forma de producción y de consumo. Los tatuadores y perforadores, en su proceso de aprendizaje, han investigado, han buscado guías, ayudas de otros como ellos, y en ese camino han encontrado diversas maneras de continuar formándose. Este afán por formarse permanentemente no es una preocupación exclusiva de estos jóvenes; de hecho, Espinosa (2005, p. 35) plantea:

    (…) en el contexto laboral actual los jóvenes, en general, perciben el mercado laboral como un escenario de sucesivas pruebas a las que deberán someterse. En este sentido, ellos tienen presente que hay que actualizarse constantemente, para mejorar sus posibilidades de empleo, lo que refuerza la percepción del valor de la educación y la capacitación.

Igual sucede con los jóvenes modificadores que están continuamente formándose, por ejemplo, a través de cursos que, sin ser necesariamente de tatuaje o perforación, les permiten tener una mejor preparación para atender a sus clientes; por ejemplo, cursos de enfermería, primeros auxilios, inyectología, bio-seguridad. Así como nos lo relata la esposa de un tatuador de la ciudad de Cali:

Mi esposo siempre trata de superarse en cuanto a lo de los tatuajes, las nuevas tendencias, los nuevos colores, los tribales, eso ya está mandado a recoger, una trata de meterle un maorí si es por esa tendencia, un celta que es parecido, pero diferentes, más innovadores (E:5/G:F/R:33).

Hay que preocuparse por investigar, por aprender, tomar cursos, tener un gran amor por el cuerpo humano, tener un gran amor por la modificación corporal y ser un gustoso del cuerpo humano. Para mí eso es el gran requisito (E: 4/G: M/R: 28).

Para continuar viviendo de este trabajo, los modificadores tienen claro que es necesario cumplir con las expectativas del cliente, ya que de un buen trabajo realizado depende que su clientela aumente y que además sus clientes sean fieles y sigan contando con él o ella para continuar tatuándose.

Yo creo que mi trabajo sí ayuda porque de aquí salen personas con muy buenos tatuajes y esas personas lo recomiendan a uno, y entonces los que hacen los tatuajes piratas, los que hacen tatuajes mal con agujas sucias, con tinta de lapicero, que todavía se ve bastante, pues ellos van viendo de que las cosas se tienen que hacer de una manera bien, saludable e higiénica (E: 1/G: M/R: 42).

Me gustan los tatuajes, son muy vacanos, me gustan mucho, es mi forma de vida; la gente llega aquí a mi local a buscarme, lo hacen porque saben que yo les voy hacer un buen trabajo (E: 1/G: M/R: 8).

La persona tatuada que queda satisfecha atrae nuevos trabajos, ya sea para ese mismo cliente o para otros. La confianza en su criterio estético, en su técnica y en la calidad general de su trabajo, permite que cada vez dicho modificador cuente con un mejor prestigio, así como su negocio. Un joven tatuado lo expresa de la siguiente manera:

Tengo confianza en mi tatuador, porque fue el único que me ha tatuado durante todo este tiempo. Ya lo dejaba a criterio de él, yo ya confiaba en él, digamos que arreglos en algunas cosas, algunos retoques, algunas ideas de él también, entonces lo dejaba (E: 2\ G: M\R: 12).

En esta profesión también existen especialidades o algo en lo que cada modificador es fuerte; en los tatuajes hay ramas en las que cada quien escoge especializarse, o en la cual se destaca más un tatuador que otro:

Los tatuadores también se rigen por un estilo; hay unos que son buenos en realismo, otros que son buenos en nueva escuela, los otros que son buenos en orientales, o sea, todos pueden tatuar pero en sí, ellos se destacan en algo, en una rama del tatuaje (E: 5/G: F/R:33).

Lo que mejor hago son demonios y calaveras. Si tú me dices hazme un cráneo con unas rosas y unos huesos, yo llego y te hago una maravilla de tatuaje, claro que si ya me dices hazme el rostro de Jesucristo o una virgen, también te lo voy a hacer muy, muy lindo, pero mi especialidad es algo oscuro (E:1/G: M/R: 45).

También destacamos que las jóvenes y los jóvenes modificadores y modificados se ven a sí mismos como personas que viven su vida normalmente, sólo que a ellos les gustan las prácticas de modificación corporal, en este caso del tatuaje:

Yo me veo como una persona común y corriente, solamente que mi piel tiene un poco más de color que la de los demás, pero soy la típica persona que se levanta temprano, llega a trabajar y sale a las siete de la noche y se va a su casa donde su familia, y esa es mi vida (E: 2/G: M/R: 22).

Yo a veces me sentía diferente pero no porque me sentía más o menos que alguien, pero sí siento que mi trabajo es muy diferente a cualquier otro trabajo (E: 1/ G: M/R:24).

Este contexto laboral es como cualquier otro, no solo por la rutina de trabajo de los modificadores, sino porque cada día llegan personas con diferentes profesiones y de diferentes clases sociales buscando tener en sus cuerpos este tipo de modificaciones. Podríamos decir que es principalmente una práctica cultural juvenil que se ha ido instituyendo, a tal punto que personas de diferentes edades quieren acceder a ella:

Hay muchas personas que se quieren tatuar y ya no son los roqueros, los locos mechudos, sino que vienen doctores, policías, políticos a que les hagamos tatuajes; incluso de la televisión vino por ahí un artista, a él también le hice un tatuaje y han venido muchas personas a conocer el negocio (E: 2/ G: M/R:13).

 

4. A manera de conclusión

Vemos entonces cómo la configuración de otras corporeidades en los mundos de la vida juveniles se materializan a través de las prácticas de modificación corporal. Dichas corporeidades están en sintonía con unas subjetividades alterdirigidas, que son convocadas permanentemente a ser expuestas. Estas subjetividades exigen procesos de apropiación del cuerpo en donde las personas jóvenes expresan lo que son y lo que quieren ser; relatos vitales que se corporalizan a través del tatuaje principalmente. La piel se convierte entonces en una forma de configurar el cuerpo que estos jóvenes quieren mostrar, ese cuerpo deseado e imaginado por ellos mismos; una mixtura entre lo que se configura socialmente a través de las instituciones sociales, la industria cultural, y su búsqueda permanente por la singularidad.

La modificación corporal es para ellos y ellas una apuesta estética expresiva que implica hacer piel el mundo interior; una forma de ampliar el sentido y de resistir a las pretensiones homogenizantes que desde la industria cultural y del consumo se imponen sobre los cuerpos; e igualmente una estética dialógica e intersubjetiva, que hace de la modificación corporal no sólo un estilo de vida, sino una búsqueda permanente por esas otras estéticas en las que se celebra el cuerpo incorrecto, el cuerpo mutilado o el cuerpo que traspasa las fronteras corporales -interiorexterior-; ese cuerpo monstruoso que horroriza al estar tan distante de lo instituido o de aquello que es considerado el cuerpo real-natural. Un imaginario que se desliza por los cuerpos de las jóvenes y los jóvenes, trascendiendo las imposiciones sociales, las construcciones corporales hegemónicas, la aceptación y el rechazo. Son múltiples las formas en las que hoy los sujetos jóvenes vivencian su corporeidad, siendo escenario y medio a través del cual expresan lo que son, lo que quieren ser y lo que quieren representar. Por esta razón y ante la gran diversidad de prácticas corporales juveniles -que no pudimos abarcar en este estudio-, en nuevos estudios debemos estar atentos a comprender la relación jóvenescorporeidad, como una relación problemática a través de la cual se reproduce lo instituido o desde la cual se abre espacio a lo instituyente, a manera de prácticas y de actos de creación.

Las prácticas de modificación corporal son una forma de trabajo y un estilo de vida, una realidad social que permite la proyección laboral de muchos jóvenes que están inmersos en esta forma de producción y de consumo. Jóvenes modificadores corporales a quienes la práctica misma les exige integrarse con ella, ser de ella, exponerla a través de su propio cuerpo y de su piel; de un cuerpo que se aprehende, se conquista, se coloniza y habita. Es además una de las pocas prácticas culturales juveniles en que ellos y ellas pueden afincar su proyecto vital. Una alternativa de trabajo de orden estético que cada día convoca más e instituye nuevas formas de hacer del cuerpo y de la piel un lienzo.

 


 

Notas

* Este artículo de investigación científica y tecnológica hace parte del proyecto "Habitarse el cuerpo. Imaginarios y prácticas de modificación corporal en jóvenes de las ciudades de Cali, Popayán, Neiva y Pasto", realizado entre el 4 de diciembre de 2010 al 4 diciembre de 2012. Investigación financiada por la Vice-Rectoría de Investigaciones de la Universidad del Cauca en el contexto de la VI Convocatoria interna de apoyo a proyectos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación. Con código ID 3071. área: Ciencias Sociales. Subárea: Interdisciplinaria.

1 Dentro de las prácticas de modificación corporal, López (2007) enuncia las siguientes: tatuaje, escarificaciones (cortes con objetos punzantes: cuchillos, bisturís), branding (marcaje en la piel a través de implementos de hierro o acero quirúrgico), implantes (insertar objetos en el cuerpo), piercing (insertar pequeñas joyas) y expansiones (agrandar la perforación). Incluimos a partir de Wentzel (2010) las mutilaciones (cortar o cercenar una parte del cuerpo), suspensiones (inserción de ganchos de acero quirúrgico en diversas zonas del cuerpo para suspenderse en el aire) y Pulling (inserción de ganchos en diferentes partes del cuerpo de las que se tira haciendo contrapeso).

2 Aclarando que cuando hablamos del "sí mismo" y de "los otros", asumimos para ambos casos una existencia corpórea (Merleau- Ponty, 2000).

3 Butler (2010, p. 28) afirma que el proceso de materialización "se estabiliza a través del tiempo para producir efecto de frontera, de permanencia y de superficie que llamamos materia", y que no es otra cosa que la sedimentación que por efecto de la reiteración produce naturalización de las normas reguladoras.

4 Asumimos el concepto de subjetivación desde la propuesta de Foucault, en la cual la subjetivación es una práctica, o son aquellos procedimientos "que permiten a los individuos efectuar por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto grado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad" (Foucault, 1996, p. 48).

5 Investigación realizada en varias ciudades chilenas como La Serena, Viña del Mar, Santiago, Rancagua y Concepción.

6 Lugar de encuentro, sobre todo juvenil, donde se evidencia que los jóvenes y las jóvenes se reúnen en diferentes grupos para compartir y recrearse, donde hay consumo de cerveza y alcohol, cigarrillo y diferentes sustancias alucinógenas. En este lugar hay venta de artesanías y alrededor diferentes locales de comida y bebidas.

7 Llevamos a cabo las entrevistas en profundidad en los lugares de reunión de los sujetos jóvenes, en sus casas y en los locales donde se realizan prácticas de modificación corporal. La Historia de vida la asumimos como: "una modalidad de investigación cualitativa encaminada a generar visiones alternativas de la realidad social mediante la reconstrucción de vivencias personales" (Galeano, 2008, p. 62); específicamente elaboramos historias de vida temáticas, que son aquellas que se delimitan a un tema, a un asunto o período de la vida del sujeto, realizando una exploración a fondo del mismo (Mckernan, 1999).

8 Tal como lo exige el Comité de ética de la Universidad del Cauca.

9 Dichas entrevistas fueron grabadas y luego transcritas.

10 Códigos "in vivo", acción donde el analista les puede poner nombre a los objetos a causa de la imagen o significado que evocan cuando los examina comparativamente y en contexto, o el nombre se puede tomar de las palabras de los entrevistados mismos (Glaser & Strauss, citado por Strauss & Corbin, 2002, p. 114).

11 La forma habitual de asumir la triangulación es la referida a la triangulación de datos o de métodos (Cantor, 2002), pero también en investigación cualitativa se asume la triangulación como triangulación de teorías (Okuda & Gómes, 2005), (Murcia & Jaramillo, 2008) o triangulación con la discusión bibliográfica con los resultados concretos del trabajo (Cisterna, 2005).

12 Para ampliar, ver Hurtado-Herrera, Pino y Simmonds (2015).

13 En adelante aparecerá la siguiente codificación en los relatos: (E:1) corresponde a número de entrevista/ G:M (Genero: Masculino o femenino)/ R:35 (Relato: número).

14 Una "estética dialógica" como la denominaría Bajtin (2000, pp. 123-124), por su carácter intersubjetivo y polifónico: "el yo y el otro son las principales categorías axiológicas que por primera vez hacen en general posible cualquier valoración real, siendo que el momento de la valoración o, más exactamente la orientación axiológica de la conciencia tiene lugar, no sólo en el acto ético, en el sentido propio de la palabra, sino en cada vivencia e incluso en la sensación más simple: vivir significa ocupar una posición valorativa en todo momento de la vida, establecerse axiológicamente".

 


 

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    Referencia para citar este artículo: Pabón-Chaves, A. S. & Hurtado-Herrera, D. R. (2016). "Mi piel es un lienzo". Sentidos de la Modificación Corporal en Jóvenes de la Ciudad de Cali. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14 (1), pp.477-491.

 

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