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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.16 no.2 Manizales July/Dec. 2018

https://doi.org/10.11600/1692715x.16211 

Estudios e Investigaciones

Reconstrucción de experiencias y percepciones propias de jóvenes habitantes de calle*

Reconstruction of experiences and self-perceptions of homeless young people

Reconstrução da experiência e percepções próprias dos jovens em situação de rua

Lina M. Silva 1  

Ana I. Aristizábal 2  

Mónica C. Gómez 2  

YuranyA. González 2  

Claudia M. Acevedo 2  

YehidyP. Ortiz 2  

Natalia Rodríguez 2  

Natalia M. Campo 2  

1 Profesora-investigadora Corporación Universitaria Minuto de Dios, Colombia. Magíster en Historia y socióloga de la Universidad de Antioquia. Profesora investigadora del Centro de Educación para el Desarrollo, Corporación Universitaria Minuto de Dios seccional Bello, integrante del grupo de investigación en Responsabilidad y desarrollo sostenible Resodes. Orcid: 0000-0002-7494-3488. Correo electrónico: lsilvaramir@uniminuto.edu.co.

2 Estudiantes del pregrado en psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios seccional Bello, integrantes del Semillero de Investigación en formación humana Chakana adscrito al grupo de investigación Resodes. Ana I. Aristizabal, Orcid: 0000-0002-9722-5593; Mónica C. Gómez, Orcid: 0000-0002-1683-331X; Yurany A. González, Orcid: 0000-0002-0575-9716; Claudia M. Acevedo, Orcid: 0000-0001-5403-2401; Yehidi P. Ortiz, Orcid: 0000-0002-1584-2302; Natalia Rodríguez, Orcid: 0000-0003-2229-2801; Natalia M. Campo, Orcid: 0000-0001-8502-5474.


Resumen (analítico):

En este artículo describimos los resultados de la investigación realizada en la Casa de Acogida para jóvenes de Medellín, trabajo en el que buscamos dar cuenta de la autopercepción de los individuos jóvenes en situación de calle que están en una etapa de recuperación, en relación con la forma en que los perciben los otros. Para ello, implementamos una metodología de investigación de tipo cualitativa, orientada por un enfoque fenomenológico que permitiera la reconstrucción de sus experiencias. En el diseño metodológico mezclamos técnicas experienciales con la realización de grupos focales, lo que nos permitió el levantamiento de la información. Entre los hallazgos presentamos las reflexiones que las personas jóvenes realizan sobre su proceso de resocialización, la estigmatización y las iniciativas relacionadas con el cambio de vida.

Palabras clave: sujeto joven desfavorecido (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco); representaciones sociales, resocialización (Tesauro Iteso)

Abstract (analytical):

This article describes the results of research carried out in the Medellin Youth Reception House. The study explored the self-perception of homeless youth who are now in the recovery phase, in terms of how they are perceived by others. A methodology of qualitative investigation using a phenomenological approach was applied and facilitated the reconstruction of their experiences. The information was gathered using a mix of experiential techniques and focus groups. The results of the study include the subjects’ reflections on their process of re-socialization, stigmatization and initiatives related to how they changed their lives form. change of life are among the findings in this study.

Key words: Disadvantaged youth (Unesco Social Sciences Thesaurus); social representations, re-socialization (Iteso Thesaurus)

Resumo (analítico):

Neste artigo se descrevem os resultados da pesquisa realizada no Abrigo para jovens de Medellín, que procurou explicar a auto-percepção dos jovens moradores de rua que estão em uma fase de recuperação, em relação à forma como eles são percebidos pelos outros, para o qual foi implementada uma metodologia de pesquisa qualitativa guiada por uma abordagem fenomenológica que permitiria a reconstrução das suas experiências. No desenho metodológico foram misturadas técnicas experienciais com a realização de grupos focais que permitiram o levantamento da informação. Entre os resultados são apresentadas as reflexões que os jovens fizeram sobre o seu processo de ressocialização, a estigmatização e as iniciativas relacionadas com a mudança de vida.

Palavras-chave: jovem desfavorecido (Thesaurus de Ciências Sociais da Unesco); representações sociais, ressocialização (Thesaurus Iteso)

1. Introducción

Una de las desventajas del proyecto urbanístico moderno en América latina es el marcado desequilibrio existente entre las zonas centrales y las zonas periféricas de las ciudades; a estas últimas suele reconocérseles como zonas de riesgo ambiental y social, y como sectores en los cuales hay un marcado contraste entre la ilegalidad, los conflictos sociales y la potencialidad organizativa de quienes las pueblan. En Colombia, las grandes ciudades han logrado ser escenario de pluralidad y diversidad, y se han convertido en receptoras de comunidades desplazadas, de migrantes y de nuevos habitantes que configuran el mapa poblacional en medio de las inequidades irresueltas por el Estado y de las dinámicas capitalistas que acrecientan las brechas de injusticia social.

La tendencia actual en la mayoría de las ciudades colombianas es hacia el incremento de una de las poblaciones más desfavorecidas: las personas en situación de calle. Según Minnicelli y Zambrano (2012), la percepción de estos habitantes se encuentra relacionada desde inicios del siglo XIX con otras problemáticas, como la violencia, los desplazamientos rural-urbanos, la escasez de políticas de atención a la ciudadanía y, en épocas más recientes, la proliferación de negocios y consumo de drogas y sustancias psicoactivas.

De esta manera, la situación del individuo habitante de calle en Medellín es un tema que abarca las condiciones de vida relacionadas directamente con aspectos sociales y económicos, así como problemáticas asociadas como la mendicidad, la drogadicción, la inseguridad, entre otras.

Según un estudio realizado en el año 2009 por la Universidad de Antioquia,

el crecimiento urbano de Medellín desde los años 60 ha llevado a grandes cambios en cuanto al desplazamiento de los pobladores de sus lugares de origen y la descomposición social que se traduce en el incremento de personas en situación de calle y su subsistencia en el espacio público. (Restrepo, 2010)

Por otra parte, y según lo plantean otros diagnósticos llevados a cabo por las ONG en la ciudad, frente a esta problemática también tiene cabida el tema de las representaciones sociales en las que es determinante la forma en que los individuos habitantes de calle son percibidos por otros ciudadanos y ciudadanas como amenazantes, desagradables o incluso responsables de conductas causantes de repulsión social (Echeverry, Galindo, & Echavarría, 2008), lo cual conlleva a una serie de dificultades frente a su propio reconocimiento de «ser ciudadanos».

Uno de los aspectos clave para dicho reconocimiento es la participación de algunos de ellos en programas institucionales. La trayectoria social de jóvenes habitantes de calle incita a pensar el tema de los derechos de esta población y en el mejoramiento de los procesos de apoyo tanto por parte de los entes gubernamentales como de las personas naturales -voluntarias- que se preocupan por esta problemática.

En este artículo presentamos los principales resultados de una investigación llevada a cabo durante tres meses con jóvenes que se encuentran en proceso de resocialización al interior de una institución de carácter público, como lo es la Casa de Acogida del Municipio de Medellín. Este espacio está adscrito al programa de atención y acompañamiento integral para personas de y en situación de calle, y trabaja bajo una modalidad abierta, lo cual implica que recibe a jóvenes en cualquier momento con edades entre los 18 y los 25 años. Entre las características del acompañamiento que reciben estos individuos jóvenes se encuentran el aseo personal, la asistencia alimentaria, los espacios para el lavado y secado de ropa, el apoyo y gestión de acceso a servicios de salud, y dos estrategias encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida de los sujetos participantes: la atención psicosocial y los procesos pedagógicos centrados en la inclusión y en la convivencia a través de actividades lúdicas, educativas y participativas que buscan el fortalecimiento de las redes sociales y familiares de apoyo.

El proyecto fue ejecutado por el semillero de investigación en formación humana «Chakana», adscrito al Grupo de Investigación en Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible, Resodes, del Centro de Educación para el Desarrollo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, financiado por la Convocatoria para el apoyo de proyectos de investigación de jóvenes y colectivos juveniles en la temática de juventud, liderada por la Secretaría de la Juventud y el departamento de Sociología de la Universidad de Antioquia en el año 2015.

Una de las principales motivaciones de la investigación fue la actualización sobre la problemática de los individuos jóvenes habitantes de calle mediante un enfoque que permitiera abordar las condiciones de vida que afrontan en su cotidianidad como ciudadanos y ciudadanas, y como sujetos de derechos, asunto que generalmente se ha observado bajo la tensión entre la inclusión y la exclusión; fue por ello que partimos de la formulación de preguntas tales como: ¿qué elementos caracterizan la experiencia del «ser joven» y «habitante de calle» en la ciudad? ¿Cómo se entrecruzan estas categorías y cuáles son las particularidades que definen las percepciones que estos sujetos jóvenes tienen frente a sí mismos? ¿Cómo se re-crean los estigmas sociales y qué tan determinantes son en el proceso de resocialización de estos sujetos o en la superación de sus condiciones de vida?

Para dar respuesta a estas inquietudes propusimos como objetivo general de la investigación reconstruir las experiencias afrontadas por los jóvenes y las jóvenes habitantes de calle en la ciudad de Medellín, y las percepciones propias frente a sus condiciones de vida. Por su parte, con los objetivos específicos buscamos inicialmente documentar las historias de vida de las personas jóvenes habitantes de calle en la ciudad de Medellín y las condiciones de vida que afrontan en su cotidianidad, identificar las percepciones que estas tenían sobre sí mismas y finalmente comprender las condiciones de vida de estos individuos jóvenes en el momento de la resocialización.

Por otra parte, buscamos enmarcar el ejercicio investigativo en una perspectiva de derecho que permitiera exponer la necesidad de profundizar en propuestas académicas que visibilicen no solo la situación de vulnerabilidad de estos sujetos jóvenes, sino las oportunidades o capacidades que ellos tienen para valorar su pasado y definir proyectos de vida en los cuales reconozcan su potencial humano y social, entendiendo este último como las posibilidades de organización y participación y el reconocimiento político ante la sociedad y sus gobernantes sobre su propio estatus juvenil, sentando las bases del empoderamiento necesario para el ejercicio de su ciudadanía.

Es por esta razón que tomamos en cuenta las políticas públicas actuales relacionadas con las juventudes, y las formas en que son abordadas o no este tipo de problemáticas, situando al sujeto joven habitante de calle, y sobre todo a quienes deciden resocializarse a través de la Casa de Acogida, como sujetos activos de su transformación, en la medida en que el acompañamiento psicosocial les permite una mayor consciencia de sí mismos y una mayor intervención y agencia frente a sus condiciones de vida; pues se entiende que el punto de partida para la convivencia es el reconocimiento de la situación de las otras personas y la búsqueda de oportunidades conjuntas que les permitan a estas gentes jóvenes hacer valer sus derechos y sentirse corresponsables en la construcción del sentido y direccionamiento de sus vidas, así como en los procesos de resocialización en los cuales se encuentran inscritos.

En primer lugar, propusimos la reconstrucción de experiencias, historias, sensaciones y vivencias, ya que consideramos necesario reinterpretar la situación a través de la reflexión del individuo joven, su configuración relacional con las familias y las instituciones que lo apoyan o acompañan.

Tal como lo explica Restrepo (2016),

La experiencia urbana es heterogénea y cambiante, se transmuta según el tipo de ciudad; y en esta emergen fenómenos como habitar la calle, acompañado de la marginalidad, la indigencia, la pobreza, el desplazamiento y la exclusión social, siendo problemáticas inherentes a las grandes urbes. (p. 92)

En este marco de ideas, con el acercamiento propuesto buscamos indagar por las construcciones subjetivas de los sujetos jóvenes habitantes de calle para recuperar sus voces frente al tema de sus derechos, y hacerlos sentir partícipes del tejido social que en numerosas ocasiones los margina, discrimina, estigmatiza o invisibiliza.

Según lo expuesto por Navarro y Gaviria (2010), existen por lo menos dos tipos de representación social del habitante de la calle: una «compasiva» y otra «temerosa» (Navarro & Gaviria, 2010, p. 345); en esta indagación identificamos que durante el proceso de resocialización dichas representaciones también abarcan la percepción de la calle como escenario de socialización en el cual confluyen el miedo, el placer, el riesgo y la vulneración.

En este sentido, no solo se tuvo en cuenta cómo observa la ciudadanía al sujeto joven habitante de calle, sino cómo estos observan a los ciudadanos y ciudadanas, qué reciben de ellos y cómo representan el acto de «habitar la calle». En segundo lugar propusimos la comprensión del habitar la calle como una condición de vida que puede ser dada tanto por situaciones ajenas al sujeto como por elección propia; y es en esta mediación donde cobra mayor relevancia la reflexión sobre las formas en que se hacen efectivas las normas y planteamientos propuestos por las políticas, ya que, tal como se expone en Cortés, Gómez, Martínez y Quintana (2015, p. 48) «existe un proceso de legitimación con respecto a los habitantes de calle, para ello, quienes habitan las calles llegaron a ellas por múltiples razones, no todas de orden estructural sino más bien llegaron por razones culturales y personales».

Si se tiene en cuenta que el reconocimiento es la primera pauta para la formación ciudadana, sería posible considerar sus condiciones y el restablecimiento de los derechos que puedan serles vulnerados. Adicional a esto, esta ley propone buscar estrategias de convivencia, y con base en dicho objetivo propusimos en esta investigación sensibilizar a los individuos jóvenes habitantes de calle con respecto a la importancia de su participación como parte de la sociedad, por medio de estrategias lúdicas que fomenten la interacción y la convivencia de la persona joven y la comunidad.

Es conocido que «la Política Pública de Juventud expresa la necesidad de incentivar en esta población la construcción de una ética civil que conlleva el desarrollo de competencias encaminadas en torno al otro y que le apuesta al respeto por la diferencia» (Presidencia de la República de Colombia, 2013).

Este planteamiento abarca la Convivencia y sobre ella se plantea la importancia de comprender las percepciones que el individuo joven habitante de calle tiene de sí mismo; así, pretendimos aportar a la generación de transformaciones que partan de la conciencia y lo ayuden a encontrar su identidad, su esencia. Por otra parte, los sujetos jóvenes habitantes de calle necesitan que se les escuche para poder hacer una devolución en sus narrativas con las cuales se enseña el valor de la tolerancia y se enfatiza en que cada ser humano piensa y siente de manera diferente; por consiguiente la tolerancia es llevada como bandera para propiciar una convivencia sana.

La sociedad juega un papel fundamental en el desarrollo de la vida de todas las personas; es así como las estrategias de inclusión buscan brindarle la oportunidad a cada una de las personas habitantes de calle, de sentirse partícipes de la sociedad con la obligación de asumir deberes, pero también de conocer sus derechos, para llegar a ser «individuos informados, concienciados y comprometidos con la sociedad (Balbo, Jordán, & Simioni, 2003, p. 3).

Es por esta razón que los conceptos «ser joven» y «habitante de calle», así como los de ciudadanía y participación juvenil, cobraron relevancia, y en consecuencia tomamos como punto de partida los planteamientos del sociólogo Carlos Darío Patiño Gaviria, quien considera la condición de juventud más allá de la perspectiva etaria, pues ser joven no se reduce únicamente a encontrarse dentro de un rango de edad determinado.

Propusimos entonces una perspectiva que integra las condiciones biológicas, sociales y culturales que tienen en cuenta los imaginarios y representaciones como lugares en los cuales confluyen las definiciones, y para ello tomamos como base el concepto de juventud que este autor define como

(…) una condición subjetiva formada en condiciones de producción simbólica y emocional, en espacios de subjetividad social, en tensión con otros espacios, de acuerdo con las actividades que comparta con los otros según sus aspectos distintivos y comunes. Tiene un carácter relacional, se pertenece a la juventud, de acuerdo a los modos de relación con la cultura, la estructura social y los sistemas simbólicos propios. (Patiño-Gaviria, s. f.)

Este reconocimiento de «ser joven» dentro de una dinámica relacional llevó a plantear que el sujeto joven habitante de calle enfrenta unas particularidades dentro de los discursos y experiencias que se proponen sobre él. En consecuencia, la subjetividad de estos jóvenes se encuentra estrechamente vinculada con lo que la sociedad ve o juzga de ellos, y esto a su vez genera dificultades en su reconocimiento como sujetos de derechos o actores agentes de la ciudadanía a nivel local.

Con respecto a los conceptos de ciudadanía y participación juvenil tomamos en cuenta los elementos transmitidos en los encuentros locales sobre el tema, en particular los postulados de que les otorgan a los jóvenes la cualidad de actores estratégicos del desarrollo y las propuestas derivadas del índice de desarrollo juvenil en el cual se da importancia al reconocimiento de las condiciones de vida, derechos y percepciones que tienen a cerca de ellos.

2. Metodología

La metodología propuesta para el estudio de tipo cualitativo se basó en un enfoque fenomenológico que permitiera identificar las percepciones de los y las jóvenes habitantes de calle de la ciudad de Medellín. Para llevar a cabo este ejercicio se realizó un acercamiento durante 12 semanas a la Casa de Acogida para Jóvenes ubicada en el barrio Prado Centro; allí los jóvenes asisten voluntariamente para trabajar en su integración social y durante varias fases de un proceso que puede durar un año, participan de talleres reflexivos, desintoxicación y apoyo psicosocial. Es importante aclarar que los 20 jóvenes que participaron del estudio hicieron parte de un segundo momento del proceso de resocialización, que se caracteriza por su permanencia en el lugar y por el establecimiento de mayores compromisos y responsabilidades.

La metodología se desarrolló en dos momentos: el primero de ellos se tituló reconstrucción: tejiendo vidas y consistió en la elaboración de historias de vida sobre algunas experiencias de «ser Joven» habitante de calle en la ciudad de Medellín actualmente. Durante este momento se dio relevancia a la generación o recopilación de relatos individuales que posteriormente se hicieron colectivos, lo cual les permitió compartir sus experiencias.

Tal como se evidencia en la figura 1., se aplicó la herramienta de la cartografía corporal como herramienta privilegiada. En el ejercicio cada uno de los jóvenes realizó un esquema visual de sí mismo y se plantearon dos preguntas motivadoras: ¿Cómo me veía antes? y ¿Cómo me veo ahora? ¿Qué ha cambiado? Además de los componentes gráficos en los cuales lograron retratar sus principales transformaciones, los jóvenes utilizaron la escritura como un mecanismo para registrar los hitos de su nueva forma de vida, las emociones que sustentaron estos momentos y la valoración de su propio proceso de socialización.

Posterior a esta actividad se realizó un conversatorio en el cual cada uno explicaba su ejercicio y se daba la oportunidad de que realizaran comentarios sobre lo que observaban tanto frente a sí mismo como frente a otros.

Fotografía: estudiantes del semillero Chakana.

Figura 1 Cartografía corporal jóvenes en Casa de Acogida. Encuentro 2, 8 de octubre de 2015 

El segundo momento correspondió a la profundización en las percepciones que tienen los jóvenes habitantes de calle frente a sí mismos y a sus condiciones de vida. El interés central fue el de orientar la reflexión con respecto a algunas situaciones relatadas en el momento anterior y permitir que los jóvenes reconocieran los significados que dan al hecho de habitar la calle así como algunos aspectos relacionados con la construcción de estigmas y la idea que tienen sobre la «calidad de vida», el reconocimiento o no de sus derechos y sus sensaciones al interior del espacio brindado por la Casa de Acogida. Debido a las condiciones de trabajo propuestas por el programa, se privilegiaron los talleres vivenciales utilizando la lúdica como una herramienta reflexiva y posteriormente se dio lugar a la recopilación de la información mediante grupos de discusión y entrevistas semiestructuradas.

Por este motivo y en aras de atender las sugerencias de la institución se planteó la actividad denominada «Atrapapesadillas» en el cual se les solicitó a los jóvenes diseñar a partir de unos materiales propuestos, un instrumento en el cual pudieran dejar todo aquello que les había hecho daño ya fuera a nivel físico, verbal, emocional, espiritual o en cualquier dimensión que quisieran proponer.

Una vez finalizaron al elaboración se recurrió nuevamente a un conversatorio bajo la metodología de grupo focal en el cual se les cuestionó específicamente aquellos aspectos que se relacionaban con las formas de habitar la calle, cómo y cuándo habían sentido un estigma social frente a ellos y cuáles eran sus percepciones o qué entendían pro calidad de vida.

El grupo focal permitió que los jóvenes se escucharan y manifestaran sus diferentes puntos de vista así como los lugares de encuentro que tenían sus experiencias, muchos de ellos relataron sus experiencias como una continuación de las historias de sus compañeros ya fuera por oposición o porque se identificaban con alguno de los elementos mencionados.

Fotografía: estudiantes del semillero Chakana

Figura 2 «Atrapapesadillas» realizado por jóvenes en Casa de Acogida. Encuentro 3, 13 de octubre de 2015 

El levantamiento de la información también contó con la elaboración previa de una matriz categorial que permitió orientar la recolección y trazar el alcance del estudio; así se determinaron dos ejes sobre los cuales se construyeron unas preguntas centrales y se diseñaron los instrumentos (entrevistas y grupos focales), estos corresponden a las categorías representación y memoria personal; dichas categorías fueron implementadas por las investigadoras durante los talleres para el levantamiento de la información.

Una tercera categoría emergió del proceso y constituyó el tercer eje de análisis implementado, esta se denominó iniciativa cambio de vida, a través de ella se pudo documentar la percepción de los jóvenes frente a su proceso de resocialización, sus sensaciones en la Casa de Acogida y las perspectivas, temores y dudas que les genera su nuevo estado social. En la tabla 1 se especifican las subcategorías, preguntas y alcances que tuvo el diseño metodológico de la investigación.

Tabla 1 Categorías y subcategorías para la recolección y análisis de la información. 

La primera categoría se definió siguiendo los planteamientos centrales de la teoría de las representaciones sociales, en la cual éstas se entienden como una forma de conocimiento, socialmente elaborado y compartido, que tiene un objetivo práctico y de construcción de una realidad común a un grupo social.

La segunda categoría abordada se relacionó con los recuerdos y la memoria personal de estos jóvenes con la intención de identificar las alteraciones, posibles marcas emocionales que también pueden incidir en su proceso de resocialización. Se presentó el estigma como la principal subcategoría ya que durante el levantamiento de la información se evidenciaron numerosas alusiones a este. De acuerdo con Goffman (1963) los estigmas son signos corporales con lo cual se intenta exhibir algo malo y poco habitual en el status moral de quien los presenta.

Finalmente, la tercera categoría denominada iniciativa de cambio aludió directamente al proceso en que se encontraban los jóvenes de la Casa de Acogida al habitar la calle por lapsos de tiempo, pues la resocialización se caracterizó por su manera voluntaria de asumir la transformación de sus condiciones de vida. Para este estudio la subcategoría fue la condición de habitante de calle, que contiene una noción de espacialidad determinante en cuanto a las formas de vivir la experiencia y de construir la subjetividad. De acuerdo con lo planteado por Marta Elena Correa se considera que «los habitantes de calle se presentan como una población que asume su vida en el espacio público de la ciudad; un espacio que constituye la imagen de la incertidumbre, la ambivalencia, pero también de lo infinito, el lugar de las escapatorias, las deserciones y las posibilidades de emancipación» (Correa, 2007, p. 38).

El análisis de los resultados se produjo tanto con el material generado durante tres talleres vivenciales, como con las entrevistas semiestructuradas que se realizaron a algunos de los participantes en momentos posteriores a la socialización de sus elaboraciones. Desde el inicio de las intervenciones en campo se tuvieron en cuenta las consideraciones y resguardos éticos necesarias que quedaron plasmadas en consentimientos informados a través de los cuales se indicaba la protección de la información oral y audiovisual (grabaciones, fotografías) así como su uso exclusivo para fines académicos y de registro del proceso.

3. Resultados

Las representaciones sociales del «ser joven» y «habitante de calle» en Medellín

Fischer, citado en Navarro y Tamayo define las representaciones sociales como «construcciones sociales de saberes ordinarios elaborados a partir de valores y creencias compartidos por un grupo social, dando lugar a una visión del mundo que se manifiesta en el seno de las interacciones sociales» (Navarro & Tamayo, 2009, p. 11).

Como se explica en Navarro y Gaviria, «las representaciones sociales se construyen en la diferencia existente al interior de una sociedad en relación a un objeto social. Ellas nacen del debate, de las diferencias entre grupos que comparten un mismo contexto social, en función a la experiencia que ellos tienen de un objeto de representación» (Navarro & Gaviria-Londoño, 2010, p 346); es precisamente en esta experiencia en la cual buscamos profundizar, teniendo en cuenta que los jóvenes que habitan en la Casa de Acogida han adelantado un proceso de resocialización.

Algunas de las representaciones propias de los jóvenes que participaron en el estudio se agrupan en la tabla 2; muchas de ellas corresponden a unas nuevas maneras de percepción producto de los ejercicios reflexivos llevados a cabo en el albergue, en el cual se valoran cualidades como la sinceridad y se referencian aspectos espirituales como el origen de la fuerza que actualmente tienen para seguir adelante; esto se conecta con la categoría iniciativa cambio de vida puesto que una vez inician la resocialización la mayoría de ellos se aparan en la fe para fortalecer sus nuevas prácticas.

Tabla 2 Representaciones propias de los jóvenes habitantes de calle en la Casa de Acogida. 

Dentro de las representaciones sociales relacionadas con habitar la calle, los jóvenes refirieron expresiones como «es sobrevivencia diaria» y asociaron esta faceta de su vida con el rechazo de las personas que al verlos se cambian de acera o toman actitudes preventivas «porque creen que les van a robar». Para uno de los participantes la calle «significa peligro porque uno no está preparado para estar ahí nos excluyen, no nos ven con buenos ojos» (Gómez, 2015. Comunicación personal- Relatoría encuentro 2, octubre).

Así, como se explica en Restrepo-Alzate: «habitar la calle es enfrentarse a un mundo complejo, porque este espacio desafía al foráneo que por cualquier circunstancia le correspondió vivir ese ‘no lugar’, una calle que no posibilita bienestar y desarrollo, que no cuenta con los satisfactores básicos; que se territorializa, pero también se le teme; que atrae, pero también repele» (2016, p. 64).

Como se puede observar en la tabla 2, los jóvenes logran reconocer en sí mismos una transformación y valoran la sinceridad como un aspecto relevante en su resocialización. Otro reconocimiento importante que puede leerse tanto en la autopercepción como en la percepción que otros tienen de ellos es la referencia a la confianza como un eslabón determinante, puesto que muchos confían en su proceso y se adhieren a referentes de fe que les permitan mantenerse dispuestos y firmes. Para otros la confianza que depositan los demás en ellos logra ser un factor en el cual se expresa la «recuperación» de unas mejores condiciones de vida, el restablecimiento de sus relaciones personales y familiares o la superación de las barreras producidas por los estimas sociales.

Ante la pregunta por las cicatrices que marcaron sus vidas, recuerdos físicos y emocionales, los jóvenes hacen referencia a procesos de violencia intrafamiliar y consumo temprano de drogas del cual les ha costado mantenerse al margen.

De igual manera una de las problemáticas que compartieron varios de los participantes en sus historias de vida fue la pertenencia o reclutamiento de grupos armados ilegales en los diferentes barrios de la ciudad, uno de ellos comentó:

«Me tiré al centro de acá de Medellín, dure dos años viviendo en la calle, comiendo basuras, mi tía me brindó la oportunidad de irme para Montería. Afortunadamente tengo un hijo, pertenecí al grupo armado llamado las Águilas Negras, mi vida delincuente ha sido fácil no ha sido difícil, quizás de pronto por la delincuencia conseguí cantidad de cosas materiales, muchas cosas, pero cuando llegué a la cárcel a la edad de 18 años, se me vino todo el mundo encima, perdí el apoyo de mi madre, de mi familia, de mi mujer, no volví a saber nada de mi hijo, todo mundo me dio la espalda.»

Otro de los participantes mencionó que no solo hizo parte de estos grupos en la ciudad donde vivió su adolescencia sino que reincidió en esta práctica al llegar a Medellín:

«(...) a los 12 años fui reclutado por las Autodefensas Unidas de Medellín, estuve en las filas de las auto defensas hasta los 19 años. Regresé a la ciudad de Medellín, pero también me vi involucrado en grupos de acá de la ciudad (...) yo había sufrido mucho pues, mi niñez pues, sinceramente no tuve niñez, ni la he tenido nunca ni la tendré.»

Un tercer participante manifestó su experiencia en el barrio Manrique tras los problemas de consumo que enfrentó en su adolescencia:

«Viví en Zamora muchos años y después en Manrique; mi juventud fue normal, empezaron muchos problemas en la casa, mi hermano menor empezó a consumir y después yo, y me metí en grupos delincuenciales, empecé a no ir al colegio, tuve una hija, pero por las drogas y las farras la perdí, y también la mujer que yo quería y me dejaron…, mas años después me desmovilicé con los paracos y seguí en lo mismo: drogas, farras, y así más de 10 años; caí en la cárcel…, hasta el día de hoy solo han sido problemas, pero gracias a Dios estoy acá en rehabilitación y con apoyo logro retomar mi vida.»

De acuerdo con los casos mencionados puede decirse que uno de los factores que favorece la permanencia de la condición de calle en estos sujetos jóvenes tiene que ver con su relacionamiento próximo y los nexos con grupos u organizaciones delincuenciales, al interior de los cuales el proyecto de vida se encuentra ligado a la adquisición de bienes materiales a través de actividades ilícitas, y al consumo de drogas, entre otras actividades.

La actualización de los estigmas y los retos de la resocialización

Durante el trabajo de campo con los jóvenes y las jóvenes de la Casa de Acogida, nos dimos cuenta de cuáles y cómo son los estigmas sociales que giran alrededor de las personas en situación de calle; estos se dan principalmente por el significado o los diferentes mitos que se crean acerca de la persona en situación de calle. La construcción de dichos estigmas obedece a creencias que se establecen de acuerdo con los aprendizajes relacionados con la norma y la moral; así como con los «choques» a los cuales hace referencia Restrepo cuando afirma que

se constituyen un sinfín de subgrupos y entre ellos, las personas que muchas veces son ignoradas, despreciadas, personas que por su estilo de vida, generan nuevas maneras de habitar la ciudad, producen en otros ciudadanos repudio, rechazo o miedo porque generan incertidumbre a los demás, y ante su presencia se sienten agredidos por su aspecto físico, porque les piden limosna, por sus actitudes hostiles, porque les interrumpen las dinámicas sociales y afectan su seguridad, también porque invaden el espacio público y son la parte fea de la ciudad. (Restrepo-Alzate, 2016, p. 95)

Las principales referencias que los sujetos jóvenes expusieron y que corresponden a estigmas sociales fueron la condición estética: «Lo ven como lo más feo, ven lo más superficial de esa persona, y cuando están en los cinco sentidos y normal la ven diferente», y la prevención de las personas:

«cuando se acercan a pedir la gente piensa que los van a robar» (Gómez, 2015. Comunicación personal-Relatoría encuentro 3, octubre).

Esta forma de pensamiento conduce a la creación de «etiquetas» que de acuerdo con Goffman son estigmas que, dependiendo del grado de reacción, estropean la «identidad normal» de los demás; son precisamente a este tipo de situaciones a las que se ven enfrentadas a diario las personas en situación de calle, ya que debido a su condición reciben malos tratos y son aisladas por la sociedad.

Los individuos jóvenes que ahora se encuentran en su proceso de rehabilitación son quienes desde sus experiencias y vivencias logran mirar al pasado e identificar las situaciones difíciles; evidencian un mayor grado de consciencia frente a la exclusión a la que están expuestos por parte de la sociedad.

Un aspecto importante es la influencia que tienen sus familiares durante el proceso de resocialización, puesto que algunas de las frases negativas que los jóvenes y las jóvenes reconocen como significativas se conectan con las reacciones o expresiones que recuerdan haber recibido por parte de un ser querido en los momentos de recaída o de lucha; algunos ejemplos de estos son: «no sirves para nada, ya perdí las esperanzas puestas en vos», «te odio, no eres hijo mío, no puedes», «no sirves para nada, no puedes salir de la droga», «nunca vas a cambiar, ojalá te vaya mal», «mal padre, gamín y vicioso» (Acevedo, 2015. Comunicación personal-Relatoría encuentro 1, octubre 8).

Fotografía: estudiantes del semillero Chakana.

Figura 4 Detalle cartografía corporal jóvenes en Casa de Acogida. Encuentro 2, 8 de octubre de 2015 

Las mayores problemáticas que estos individuos jóvenes identificaron como sus «luchas» personales, fueron la abstinencia a las drogas -las cuales un día cegaron sus proyectos de vida y los alejaron de la familia, de amigos y amigas, de la sociedad-, y en otros casos la falta de compañía sexual, la falta de dinero, entre otras.

La iniciativa al cambio de vida

Los significados otorgados por los individuos jóvenes de la Casa de Acogida a la calle, fueron diversos; para algunos es supervivencia diaria, para otros peligro: «porque no estamos preparados para estar ahí, nos excluyen, no nos ven con buenos ojos» (Gómez, 2015. Comunicación personal- Relatoría encuentro 2, octubre).

Fotografía: estudiantes del semillero Chakana.

Figura 3 Representación propia de un joven habitante de calle en Casa de Acogida. Encuentro 2, 8 de octubre de 2015 

Al referirse al concepto de calidad de vida, las personas participantes lo relacionan con las oportunidades para «saberse dar una buena vida, una vida digna, con lo que tengo soy feliz ya que muchas veces se tienen muchas cosas pero no se es feliz»; o con «luchar por nuestros sueños y metas, no importa las cosas materiales ni el dinero»; también señalan que «cuando el ser humano cambia llega la paz, la tranquilidad y bendiciones», y que «son cosas lindas tener familia, procrear, poder haber ido a la Guajira, santa Marta, tener la valentía de haber conocido esos lugares» (Gómez, 2015. Comunicación personal-Relatoría encuentro 3, octubre 13). Durante la reflexión con respecto a su memoria personal, uno de los jóvenes manifestó:

«Yo en mi vida no pensé que fuera llegar a estar en la cárcel, yo sufrí mucho, me tocó dormir en un baño, me tocó dormir en un piso pelado sin ninguna colchoneta y no tenía de dónde, para poder consumir… tenía que vender la comida para poder consumir, es una situación bastante deteriorada para uno como persona, entonces cuando yo volví a recuperar mi libertad… las cosas materiales del mundo son pasajeras, a mí no me importa si aquel tiene un carro o si tiene una camisa de cien mil porque todo eso pasa, todo eso algún día se tiene que acabar.»

En estas definiciones es posible observar que su percepción se relaciona con bienes de tipo inmaterial y con el reconocimiento de la transformación como la base de su iniciativa para el cambio de vida; así, tal como lo plantean Grisales-Romero, Márquez y Rojas, «La calidad de vida de los jóvenes está mediada por sus experiencias con el entorno, las cuales, una vez conocidas, ayudan a valorarla» (2014, p. 242)

Frente a sus derechos, estos sujetos jóvenes manifestaron que sienten gran vulneración por parte de la policía; sostienen al mismo tiempo que en la Casa de Acogida se sienten respetados y valorados. En la calle se da un trato por igual a todas y a todos, sean jóvenes, niñas o niños. De esta manera, es posible argumentar que a pesar de los esfuerzos por recuperar su condición de ciudadanos y ciudadanas, estos individuos jóvenes permanecen en una situación de exclusión de la representación política y de la toma de decisiones que, de acuerdo con Balbo et al. (2003), corresponde a

(…) grupos de población a los que difícilmente se los reconoce como parte de la sociedad urbana y no pueden por tanto tener pretensiones de formar parte de la ciudad entendida como institución política, de ser citoyens -ciudadanos- y no simples citadins -citadinos. (p. 309)

Es así como la calle tiene la facultad de no distinguir entre individuos niños, adultos o ancianos; también los estigmas prevalecen durante el proceso de resocialización pues ni sus familias ni quienes han convivido con estas personas jóvenes en la calle logran observarlas con confianza aunque permanezcan al interior de la Casa de Acogida y voluntariamente participen del programa; de hecho, muchas de estas personas han perdido total contacto con su círculo familiar y son rechazadas cuando intentan acercarse. Adicional a ello, los jóvenes y las jóvenes mencionan que «saben» que en la calle encuentran «todo fácil» y que en cualquier momento van a encontrar a un «demonio» que les haga perder toda la lucha que han llevado por superar sus condiciones de dependencia no solo a sustancias como las drogas y el alcohol, sino a la calle como un estilo de vida.

Los individuos jóvenes que fueron habitantes de calle hace aproximadamente un mes en algunos casos, en otros casos 2 meses, sienten que pueden lograr lo que se propongan, que hay más para ellos de lo que se imaginan, que pronto culminarán con éxito su proceso terapéutico y que día a día un ser supremo les motiva a seguir con amor; esta visión esperanzadora se conecta con la perspectiva de confianza y responsabilización que se fomenta en la Casa de Acogida; al respecto, uno de ellos afirmó:

«Acá nos han brindado todo el apoyo para el proceso de resocialización, siempre ha sido voluntario y cuando uno llega acá es volver a nacer y no quedarse viviendo en el pasado; existe la ley de la compensación, si uno cambia la vida cambia, eso va en cada ser ya que cada uno es único y especial» (Gómez, 2015. Comunicación personal-Relatoría encuentro 3, octubre 18)

Uno de los aspectos de mayor relevancia al interior de este lugar es el reconocimiento de la autonomía como parte substancial de la resocialización y la transformación de sus vidas, de cara a la misma sociedad que a diario los margina. Es indispensable, para el proceso que viven estos sujetos jóvenes, darles un sentido de responsabilidad social para que lo articulen al cambio que les espera; pero esto solo será posible en la medida en que conozcamos la percepción que ellos tienen acerca de dicha problemática, y que en ese reconocimiento logren también participar activamente en las decisiones que les conciernen como jóvenes ciudadanos y ciudadanas, empoderarse y tener un reconocimiento político como cualquier joven de la ciudad; que logren articularse como entes activos y no como víctimas de una sociedad desigual que los margina y los invisibiliza. Sobre el proceso, otra de las jóvenes relató:

«Conocí las drogas, la prostitución, muchas cosas malas, me entregué a una vida de placeres y de lujos, sin saber que lo perdería todo. Mi adultez… ya eso fue más duro todavía, ya estaba sola sin mi familia ni amigos, me rechazaban por mi modo de vida, me entregué del todo a la droga y a la calle, hasta que encontré esta casa que me concientizó de que puedo ser una mejor persona y cambiar.»

En este sentido, los escenarios pensados desde la corresponsabilidad de estos sujetos jóvenes son indispensables como una forma de fortalecer las prácticas de agencia de estos ciudadanos y ciudadanas, como una forma de situar el ejercicio real y efectivo de la ciudadanía juvenil a una escala en la cual la autonomía personal juega un papel fundamental para el reconocimiento de sus capacidades y para la reducción de su pasividad frente a sus nuevos proyectos de vida.

4. Conclusiones

Pensar en el individuo habitante de calle como aquel que recorre y concibe la ciudad como su casa implica reflexiones que aborden la subjetividad de sus experiencias. En un escenario como el latinoamericano, donde las personas jóvenes han adquirido un lugar en las agendas políticas locales y regionales, también se hace necesario problematizar los elementos que condicionan el desarrollo de programas, proyectos o intervenciones hacia poblaciones desfavorecidas a las cuales en muchas ocasiones no se les reconoce su capacidad de participación y agencia.

Aunque las políticas públicas en materia de salud se refieren a que los principales factores de riesgo de los individuos jóvenes en Medellín constituyen la drogadicción y la sexualidad, se han dejado de lado los análisis que permitan ahondar en las experiencias que acercan este grupo poblacional a un proyecto de vida anclado en una pérdida significativa de sentido y de responsabilidad consigo mismos.

Por consiguiente, este tipo de estudios se hacen mucho más relevantes si se tiene en cuenta que, en su mayoría, las investigaciones se han centrado en grupos poblacionales como los niños, las niñas y los sujetos adultos, y se han desapercibido las particularidades del estudio de las juventudes y el hecho de que son precisamente las personas jóvenes habitantes de calle quienes constituyen un «foco» poblacional que ha venido creciendo durante los últimos años como producto de la popularización de la droga, de la participación en grupos sociales, de actividades ilegales y del establecimiento de redes que sostienen una intensa dinámica de consumo asociada también al «habitar la calle».

De esta manera, una indagación que se permita considerar las experiencias de los individuos jóvenes desde adentro, y que se decida a enfocar su intencionalidad investigativa no solo a la medición de estándares sino también a la potenciación de espacios de autonomía personal, permitirá una mayor concreción de lo que Benedicto (2016) sostiene frente a la idea de ciudadanía juvenil: «jóvenes que dejarían así de ser mero objeto pasivo de la actuación pública para convertirse en sujetos protagonistas de unas políticas activas de promoción de su condición ciudadana» (p. 926).

Al observar cómo se perciben los jóvenes y las jóvenes habitantes de calle como sujetos de derechos, cómo se ven a sí mismos y cómo suponen que los percibe la sociedad, identificamos una fractura en las formas en que se les hace partícipes, pues generalmente su condición se asocia a una incapacidad para tomar decisiones o para asumir responsabilidades, y esto se mezcla con el imaginario existente sobre el consumo de drogas.

Partiendo de lo anterior, propusimos este estudio como un aporte a los procesos de empoderamiento que se vienen llevando a cabo a través de los programas, centros de atención e instituciones que brindan atención a este sector poblacional, situación que requiere mayores cuestionamientos que revelen las causalidades y efectos así como las dinámicas subjetivas que se construyen en estas experiencias de vida. Al identificar las percepciones que los individuos jóvenes tienen frente a sí mismos y frente a los entes claves en su formación humana -la familia, la escuela, el vecindario, la ciudad en general-, también pretendimos fortalecer su naturaleza social y, por tanto, la conciencia de la importancia de su participación en el mejoramiento de sus condiciones.

Uno de los mayores aportes al reconocimiento de las condiciones de vida de los sujetos jóvenes habitantes de calle en la ciudad, es la identificación de los temores que perviven en su cotidianidad; la oscuridad, sus propios pares y su entorno son algunos de ellos. Un aspecto que conviene resaltar es que aún en sus procesos de resocialización estos estigmas permanecen vivos en su memoria y afectan sus propias percepciones en tal forma que constituyen un eje fundamental de la intervención relacionada con la autoimagen, la autoestima y otros procesos de reconocimiento personal y social.

Esto puede ser un punto importante para el proceso que los sujetos jóvenes habitantes de calle viven a diario; se puede articular dentro de su proyecto de vida el ser reconocidos y percibidos como personas que aportan de manera positiva a los procesos de cambio de la sociedad de la que ahora se sienten parte y a la que aspiren cambiar de forma positiva.

Es necesario que se siga encaminando los esfuerzos hacia el fortalecimiento de la identidad de los jóvenes y las jóvenes habitantes de calle, desde su propia mirada y desde la identificación que tienen como iguales con la sociedad que los rodea y de la cual pueden ser partícipes de manera activa en todos los procesos de cambio, no solo de sí mismos sino a nivel global en su comunidad. En este desarrollo, es fundamental la experiencia de quienes ya han tenido prácticas de resocialización, ya que poseen un importante potencial reflexivo frente a su experiencia, pues sus pensamientos no son los mismos de antes y la gran mayoría tiene hoy día la facultad de hablar de sus historias, no para ser víctimas de sus actos sino para ser ejemplos de vida para quienes aún no han tomado la decisión de recuperar el control de sus vidas.

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* Este artículo de investigación científica y tecnológica se basa en los resultados del proyecto titulado Tejiendo vidas: Reconstrucción de experiencias y percepciones propias de los jóvenes habitantes de calle en la ciudad de Medellín en 2015, financiado por la Convocatoria para el apoyo de proyectos de investigación de jóvenes y colectivos juveniles en la temática de juventud liderada por la Secretaría de la Juventud y el departamento de Sociología de la Universidad de Antioquia en el año 2015, convenio interadministrativo N° 4600058912. Llevamos a cabo el trabajo entre el 1 de agosto y el 31 de octubre de 2015, y contamos con el apoyo del semillero de investigación en formación humana Chakana, adscrito al grupo Resodes de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, seccional Bello. Área del conocimiento: Otras ciencias sociales; subárea del conocimiento: interdisciplinaria.

Referencia para citar este artículo: Silva, L. M., Aristizábal, A. I., Gómez, M. C., González, Y. A., Acevedo, C. M., Ortiz, Y. P., Rodríguez, N., & Campo, N. M. (2018). Reconstrucción de experiencias y percepciones propias de jóvenes habitantes de calle. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 16(2), 809-823. doi: https://doi.org/10.11600/1692715x.16211

Recibido: 04 de Mayo de 2017; Aprobado: 09 de Julio de 2017

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