Introducción
El consumo de alcohol es una conducta de alta prevalencia entre adolescentes argentinos (1). Esto se ha evidenciado en diferentes estudios, en muestras de todo el país y de la ciudad de Córdoba, que indicaron que el 54 % y el 80 % de los adolescentes reportó haber consumido alcohol durante el último año, respectivamente 1,2. Además, entre un 13 % y un 25 % refirió episodios de Consumo Episódico Elevado de Alcohol (CEEA) 2,3. Este último, que comprende el consumo de 42/56 gramos de alcohol puro (adolescentes mujeres/varones, respectivamente) en una misma ocasión de consumo, incrementa el riesgo de experimentar consecuencias negativas de diversa severidad 4, incluyendo problemas a corto plazo, como amnesia y comportamientos impulsivos, y a largo plazo, como déficits cognitivos severos 4-9.
El Modelo de Predisposición Adquirida (MPA) plantea que las conductas adictivas, en general, y las conductas de consumo de sustancias, en particular, se explican por la convergencia de factores de personalidad y factores psicosociales 10. Precisamente, las personas con rasgos de personalidad de riesgo (por ejemplo, rasgos impulsivos) exhiben cierta predisposición para adquirir creencias y expectativas relacionadas con el uso de sustancias que, a su vez, influyen en los comportamientos de consumo 10,11. Diversos estudios han aportado evidencia que apoya el MPA en relación con conductas sexuales y alimentarias de riesgo y el consumo de sustancias como alcohol, tabaco y marihuana 12-23.
La impulsividad es una variable de la personalidad fuertemente relacionada con el consumo de sustancias que incluye diversos comportamientos como la incapacidad para inhibir una respuesta, la tendencia a realizar acciones no planificadas, la dificultad para estimar las consecuencias de una conducta y la preferencia por recompensas pequeñas, aunque inmediatas, frente a aquellas que son mayores pero demoradas en el tiempo 24,26. Un enfoque que contempla esta pluralidad de comportamientos es el que subyace a la escala de impulsividad UPPS-P (por su nombre en inglés Urgency, Premeditation, Perseverance, Sensation Seeking y Positive Urgency), que propone cinco facetas diferentes, aunque relacionadas, de impulsividad: a) búsqueda de sensaciones, que refiere a la tendencia a realizar y buscar actividades nuevas y excitantes que pueden resultar o no peligrosas; b) falta de premeditación, que alude a la tendencia a actuar sin medir las consecuencias de la conducta; c) falta de perseverancia, que refiere a la imposibilidad de mantener una tarea larga, aburrida o difícil; d) urgencia negativa, que implica actuar precipitadamente bajo estados afectivos negativos, y e) urgencia positiva, que refiere a actuar impulsivamente bajo estados emocionales positivos 27. El enfoque UPPS-P de impulsividad es, actualmente, uno de los más utilizados para medirla 28. Cada una de estas dimensiones se relaciona de manera diferencial con indicadores de consumo de alcohol. Ilustrando esto, los resultados de un metanálisis arrojan que la frecuencia de consumo de alcohol se asocia con todas las dimensiones de la UPPS-P; mientras que falta de perseverancia y ambas urgencias, negativa y positiva, se relacionan de manera consistente con la cantidad de alcohol consumido y con las consecuencias negativas derivadas del consumo, respectivamente 24. Mediante el uso del enfoque UPPS-P, se han observado asociaciones más discretas y robustas entre rasgos impulsivos y comportamientos de riesgo en adolescentes, incluido el consumo de alcohol 29. La medición de dimensiones separadas de la impulsividad puede clarificar relaciones específicas con otras variables que podrían estar enmascaradas o diluidas cuando estos rasgos se combinan o la impulsividad se mide de manera multidimensional 30.
Las expectativas hacia el alcohol (EA), variable cognitiva derivada de la teoría social cognitiva, son creencias sobre los efectos -positivos o negativos- que se anticipan del consumo de alcohol 31-34. La anticipación de efectos positivos, particularmente aquellos que refieren a un incremento de la sociabilidad, por ejemplo, el alcohol hace que pueda divertirme más en las fiestas, se asocian con el inicio temprano y con un mayor consumo de alcohol. Por otro lado, las EA negativas, por ejemplo, el alcohol hace que me enoje con facilidad, parecen retrasar el inicio y asociarse con un menor consumo de alcohol 35-38. El MPA propone que las EA tienen un rol mediador en la asociación entre rasgos de desinhibición y el consumo de alcohol 10. Específicamente, las personas con una tendencia a exhibir mayor desinhibición parecen estar más inclinadas a atender y aprender los efectos positivos del consumo de alcohol y, de esta manera, a exhibir mayor consumo de esta sustancia 39,40. Un estudio examinó el MPA para el uso de alcohol en adolescentes de la ciudad de Córdoba 41. En consonancia con estudios previos 10,11,19,39,42, se encontró que un mayor nivel de impulsividad se asoció con un mayor nivel de EA y mayor motivación para consumir esta sustancia que, a su vez, se relacionaron con una mayor cantidad de consumo de alcohol. No obstante, en este y otros estudios se usó una medida unidimensional de impulsividad 11,39.
Otras variables relevantes al examinar el MPA para el uso de alcohol en adolescentes son la edad y el sexo. Diferentes estudios indican que el consumo de alcohol en adolescentes aumenta con la edad y es mayor en varones, aunque otros trabajos no han encontrado diferencias significativas en el consumo de mujeres y varones 1,43-46. Asimismo, Rivarola Montejano et al. hallaron asociaciones directas de la edad con las EA y asociaciones directas e indirectas con el consumo de esta sustancia 41.
En este contexto, el objetivo del trabajo fue replicar y extender resultados de un estudio local que apoya las relaciones propuestas por el MPA41. Específicamente, se examinó el rol mediador de las EA en la relación de las cinco dimensiones de impulsividad (medidas con la escala UPPS-P), la edad y el sexo de los participantes con la frecuencia de CEEA en adolescentes escolarizados del Área Metropolitana de Buenos Aires (Argentina). Complementariamente, se describieron diferentes indicadores de consumo de alcohol en la muestra total y en función del sexo. Siguiendo los aportes de la literatura, se hipotetiza que las EA mediarían la asociación entre las dimensiones de impulsividad rasgo y la frecuencia de CEEA. Además, la edad se asociaría positivamente con las EA y el consumo de esta sustancia.
Materiales y métodos
Diseño
Se realizó un estudio empírico con metodología cuantitativa, de alcance correlacional. Se utilizó un diseño de investigación de tipo ex post facto retrospectivo de grupo único 47.
Muestra
Para formar la muestra se utilizó un muestreo no probabilístico, por conveniencia, a partir de los contactos disponibles. El tamaño de la muestra se previó teniendo en cuenta que el análisis de senderos propuesto requiere un tamaño mínimo esperable de 200 casos 48,49. Además, es deseable contar con 15 a 20 observaciones por cada variable independiente 48. La muestra quedó compuesta por 427 adolescentes de 13 a 18 años; el 58 % fueron mujeres y la media de edad fue de 15.72 (DE = 1.48). Los adolescentes estaban escolarizados en el nivel medio, de primero a quinto año, y el 91.1 % asistía a colegios de gestión privada. El 24 % tenía entre 13 y 14 años; el 44 %, entre 15 y 16 años, y el 32 %, entre 17 y 18 años de edad. Todos los participantes indicaron como lugar de residencia el Área Metropolitana de Buenos Aires: el 61 % residía en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el 39 %, en el Gran Buenos Aires.
Mediante contactos disponibles se invitó a participar a tres escuelas, una de gestión pública y dos privadas. Las tres escuelas autorizaron el estudio. Posteriormente, se envió una nota a los/as padres/madres/tutores de los alumnos explicando la investigación y solicitando el consentimiento para que los menores participaran del estudio. En el aula de clases, los estudiantes fueron invitados. Para ello, se les brindó información sobre los objetivos y la importancia del estudio y sobre la naturaleza voluntaria y anónima de este. De este modo, solo participaron aquellos quienes: a) contaban con el consentimiento activo de sus padres/ madres/tutores y b) dieron su consentimiento verbal para participar.
Procedimiento
La recolección de datos llevó, aproximadamente, 30 minutos y se realizó entre agosto y diciembre de 2017 en el aula de dictado de clases sin la presencia de docentes o autoridades de la escuela. Todos los procedimientos empleados respetaron los lineamientos éticos para la investigación con humanos recomendados por la Asociación Psicológica Americana 50, la Declaración de Helsinki y la Ley Nacional Argentina 25.326 de Protección de los Datos Personales 51,52.
Instrumentos
Cuestionario de datos sociodemográficos. Se recolectó información sobre sexo, edad y lugar de residencia de los participantes.
Consumo de alcohol. Se definió el consumo de alcohol como el consumo de al menos una medida de alcohol, que equivale a 14 gramos de alcohol puro 4. Las preguntas sobre consumo de alcohol se generaron ad hoc siguiendo las recomendaciones de organismos especializados y estudios previos de consumo de alcohol en adolescentes 4,45,53-55. Al inicio de estas preguntas se presentó una imagen que describe el volumen, expresado en mililitros, de diferentes bebidas alcohólicas que corresponde a una medida de alcohol. Los participantes reportaron la ocurrencia de consumo de alcohol alguna vez en su vida, durante el último año, el último mes y la última semana (no = 0; sí = 1). Además, indicaron la cantidad de medidas usualmente consumidas por ocasión de consumo, la cantidad máxima de consumo por ocasión y la frecuencia de consumo durante el último mes (variables continuas). Se incluyeron preguntas para medir la ocurrencia (no = 0; sí = 1) de CEEA y de consumo hasta la ebriedad alguna vez en la vida y en los últimos 30 días (no = 0; sí = 1). También se midió la frecuencia de CEEA y el consumo hasta la ebriedad en los últimos 30 días (variables continuas).
Expectativas hacia el alcohol. Se utilizó la subescala de sociabilidad de 11 ítems y la subes-cala de riesgo y agresividad de 7 ítems, pertenecientes al Cuestionario de Expectativas hacia el Alcohol en Adolescentes para medir las EA positivas y negativas, respectivamente 56. Se seleccionaron estas dos subescalas por su consistente relación con el uso de alcohol 38,57. Para responder, se utilizó una escala tipo Likert, desde 1 = nunca hasta 5 = siempre, y así se obtuvo un puntaje por escala mediante la sumatoria de los ítems. Un puntaje más alto indica una anticipación de más EA. Las puntuaciones de las dos subescalas presentan adecuados valores de consistencia interna, tanto en estudios previos (sociabilidad [⍺ = 0.86] y riesgo y agresividad [⍺ = 0.89]) como en el presente trabajo (sociabilidad [⍺ = 0.94] y riesgo y agresividad [⍺ = 0.88]) 56.
Escala de impulsividad UPPS-P para niños y adolescentes. Se utilizó la versión adaptada al español de la escala UPPS-P-Child 58,59. La escala está compuesta por 40 ítems que miden urgencia positiva, urgencia negativa, falta de premeditación, falta de perseverancia y búsqueda de sensaciones, con 8 ítems por dimensión. Para responder, los participantes utilizaron una escala Likert, desde 1 = nada parecido a mí hasta 4 = muy parecido a mí, a fin de obtener un puntaje por escala mediante la sumatoria de los ítems. Un puntaje más alto indica mayor impulsividad rasgo en esa dimensión. Las puntuaciones de las cinco dimensiones presentan adecuados valores de consistencia interna, tanto en la versión adaptada de la escala en una muestra local de niños y adolescentes (entre ⍺ = 0.71 y ⍺ = 0.84) 57 como en el presente trabajo (entre ⍺ = 0.73 y ⍺ = 0.89).
Análisis de datos
Con análisis descriptivos se calcularon frecuencias y porcentajes para variables nominales y con medias para variables continuas, a efectos de especificar la ocurrencia, la frecuencia y la cantidad de alcohol consumido en la muestra total y en función del sexo. Para examinar posibles diferencias en los indicadores de consumo de alcohol entre varones y mujeres se utilizó el estadístico chi cuadrado (X2) para las variables nominales y la prueba t de Student para las variables continuas. Posteriormente, se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson para analizar la relación de las EA con impulsividad rasgo y con consumo de alcohol. El tamaño de las correlaciones se interpretó de la siguiente manera: correlaciones en torno a 0.10 fueron consideradas bajas 60,61; correlaciones cercanas a 0.30, medias, y altas, las correlaciones cercanas a 0.50.
Para evaluar el MPA se aplicó la técnica de análisis de senderos (o, en inglés, path analysis), utilizando Mplus 6.1 62. Siguiendo estudios previos, también se incluyó la edad como variable más distal para explicar el consumo de alcohol 63-65. Específicamente, el modelo incluyó las variables edad y dimensiones de la impulsividad rasgo como variables distales; las EA positivas y las EA negativas como variables mediadoras, y la frecuencia de CEEA como variable dependiente. Previamente, se hicieron cálculos de asimetría y curtosis para examinar la normalidad de las variables. Se tomaron como adecuados valores de asimetría y curtosis entre ±2 66. También se inspeccionaron histogramas y gráficos de probabilidad normal. Asimismo, se verificó el supuesto de colinealidad de las variables del modelo examinando las correlaciones parciales y semiparciales, así como la tolerancia y el factor de inflación de la varianza. Se consideraron adecuados valores altos (>0.10) de tolerancia y valores bajos (<0.10) para el factor de inflación de la varianza 67.
Luego, mediante el análisis de senderos, se examinaron los efectos directos, indirectos y totales de cada variable predictora sobre el CEEA utilizando el método de remuestreo bootstrap con 10 000 muestras seleccionadas al azar del conjunto total de los datos e intervalos de confianza corregidos (CI) al 95 % 68. Si los CI no incluían el cero y los valores de p < 0.05, los efectos se consideraron estadísticamente significativos 49. Para evaluar el ajuste del modelo propuesto se emplearon los indicadores de bondad de ajuste sugeridos por Marsh et al. 69: la razón de X2 sobre los grados de libertad (CMIN/DF)], cuyos valores inferiores a 3 indican un buen ajuste; el índice de ajuste comparativo (CFI), cuyos valores >0.90 se consideran aceptables, y valores >0.95, óptimos; el índice de Tucker-Lewis (TLI), cuyos valores >0.90 se consideran aceptables y valores >0.95 se consideran óptimos, y el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA) cuyos valores <0.08 se consideran aceptables y valores <0.06 se consideran óptimos. El estadístico X2 indica el ajuste absoluto del modelo, pero, al ser sensible al tamaño de la muestra, usualmente se interpreta también la razón de X2 sobre los grados de libertad 69,70.
Resultados
Descriptivos
Alrededor del 70 % de los adolescentes reportó haber consumido bebidas con alcohol alguna vez en la vida. Entre quienes informaron haber consumido durante el último mes, esto es, alrededor del 55 %, la media de medidas de alcohol consumidas por ocasión fue de 4.3 ± 3.1; mientras que la media de días de consumo al mes fue de 3.4 ± 2.9. El día de mayor consumo tuvo una media de 5.2 ± 3.4 medidas consumidas por ocasión. Casi el 60 % y el 41 % de los adolescentes reportó al menos un episodio de CEEA en su vida y en el último mes, respectivamente. La media de días al mes con CEEA fue de 2.3 ± 2.5. El 32 % reportó haber tenido al menos un episodio de ebriedad en el último mes y la media de días en estado de ebriedad fue de 1.9 ± 3.1 No se observaron diferencias estadísticamente significativas en el consumo de alcohol entre varones y mujeres. Estos resultados se presentan en la tabla 1.
Total | Mujeres | Varones | x2/t | |
Medida vez | 70.3 | 68.0 | 73.4 | 1.33 |
Medida 12M | 67.6 | 65.5 | 70.4 | 1.07 |
Medida 30D | 54.8 | 55.5 | 53.8 | 0.10 |
Medida 7D | 24.1 | 22.3 | 26.6 | 0.98 |
Frec. 30D | 3.36 ± 2.86 | 3.18 ± 2.64 | 3.63 ± 3.17 | 1.14 |
Cant. ocas. 30D | 4.35 ± 3.09 | 4.53 ± 2.99 | 4.09 ± 3.22 | 1.03 |
Cant. máx. 30D | 5.24 ± 3.43 | 5.13 ± 3.25 | 5.40 ± 3.68 | 0.57 |
CEEA vez | 56.8 | 58.4 | 54.4 | 0.63 |
CEEA 30D | 41.3 | 43.3 | 38.5 | 0.95 |
Frec. CEEA 30D | 2.27 ± 2.52 | 2.37 ± 2.55 | 2.12 ± 2.49 | 0.73 |
Ebriedad vez | 46.2 | 49.2 | 42.0 | 2.03 |
Ebriedad 30D | 32.2 | 32.4 | 32.0 | 0.01 |
Frec. ebriedad | 1.94 ± 3.14 | 1.70 ± 2.87 | 2.27 ± 3.48 | 1.34 |
Nota. Para las variables categóricas, los resultados se presentan como porcentajes de casos que caen dentro de cada categoría. Para las variables continuas, los datos se presentan como medias ± desviación estándar. Medida = unidad estándar de alcohol; vez = consumo alguna vez en la vida; Frec. = frecuencia; 12M = últimos 12 meses; 30D = últimos 30 días; 7D = últimos 7 días; CEEA = consumo episódico elevado de alcohol; Cant. ocas. = cantidad de medidas consumidas por ocasión; Cant. máx. = cantidad máxima de consumo por ocasión.
Bivariados
EA y consumo de alcohol. Se encontraron correlaciones positivas, significativas y de tamaño medio (i. e., entre r = 0.25 y r = 0.34) entre todos los indicadores de consumo de alcohol y la subescala de sociabilidad. Las asociaciones más altas se encontraron con la cantidad de medidas consumidas por ocasión y en el día de mayor consumo. Estos dos indicadores de consumo, a su vez, fueron los únicos que correlacionaron significativa y negativamente con las EA negativas de riesgo y agresividad. Estos resultados se presentan en la tabla 2.
SOCIAB | RIESGO Y AGRES | URG NEG | FALTA FREM | FALTA FERS | BUSQ SENS | URG FOS | |
Frec. 30D | 0.27 | -0.07 | 0.16 | 0.12 | 0.02 | 0.07 | 0.13 |
Cant. ocas. 30D | 0.34 | -0.15 | 0.20 | 0.08 | 0.08 | 0.14 | 0.15 |
Cant. máx. 30D | 0.33 | -0.14 | 0.21 | 0.10 | 0.06 | 0.12 | 0.16 |
Frec. CEEA 30D | 0.27 | -0.09 | 0.17 | 0.11 | 0.02 | 0.05 | 0.11 |
Frec. ebriedad 30D | 0.25 | -0.05 | 0.12 | 0.09 | 0.02 | -0.03 | 0.12 |
Frec. = frecuencia; 30D = últimos 30 días; cant. ocas. = cantidad de medidas de alcohol por ocasión de consumo; cant. máx. = cantidad máxima consumida; CEEA = Consumo Episódico Elevado de Alcohol. SOCIAB = expectativas de sociabilidad; RIESGO Y AGRES = expectativas de riesgo y agresividad; URG NEG = urgencia negativa; FALTA RREM = falta de premeditación; FALTA PERS = falta de perseverancia; BUSO SENS = búsqueda de sensaciones; URG POS = urgencia positiva.
Nota. Las correlaciones estadísticamente significativas (p ≤ 0.05) se presentan en negrita.
Impulsividad y consumo de alcohol. Las dimensiones de impulsividad, a excepción de falta de perseverancia, correlacionaron positiva y significativamente (i. e., entre r = 0.11 y r = 0.21) con los distintos indicadores de consumo. El tamaño de estas correlaciones fue bajo. Estas relaciones variaron en función de la dimensión de impulsividad. Específicamente, urgencia positiva y negativa se asociaron con todos los indicadores, en particular con la cantidad de alcohol consumido. Falta de premeditación y búsqueda de sensaciones tuvieron correlaciones significativas con la frecuencia y cantidad del consumo de alcohol, respectivamente. Estos resultados se observan en la tabla 2.
Impulsividad y EA. Urgencia negativa y urgencia positiva correlacionaron positiva y significativamente (i. e., entre r = 0.15 y r = 0.30) con sociabilidad y con riesgo y agresividad, con tamaños de correlación entre bajo y medio. Búsqueda de sensaciones correlacionó positiva y significativamente con sociabilidad (r = 0.17); mientras que falta de premeditación presentó asociaciones significativas y positivas con riesgo y agresividad (r = 0.10). No se encontraron correlaciones estadísticamente significativas para la dimensión falta de perseverancia. Estos resultados se presentan en la tabla 3.
Análisis de senderos
Se observaron valores de asimetría y curtosis entre ±2 (i. e., entre -0.62 y 1) para todas las variables examinadas (i. e., edad, dimensiones de impulsividad rasgo y subescalas de EA), a excepción de la frecuencia de CEEA en los últimos 30 días, que presentó un valor de asimetría de 20.49 y un valor de curtosis de 50.52. Además, se obtuvieron valores de tolerancia entre 0.58 y 0.97 y valores del factor de inflación de la varianza entre 10.04 y 10.76, ambos de los límites esperados.
El modelo presentó un ajuste aceptable en función de la mayoría de los indicadores analizados (CMIN/DF = 20.94; TLI = 0.857; CFI = 0.980; RMSEA = 0.067; IC95 = 0.018, 0.121). Las variables incluidas en el modelo explicaron un 34 % de la variable endógena, frecuencia de CEEA. Además, explicaron el 18 % de la varianza correspondiente a las EA positivas y el 7 % correspondiente a las EA negativas. Los efectos directos, indirectos y totales de las variables analizadas sobre la frecuencia de CEEA se presentan en la tabla 4 y la figura 1.
Variable dependiente | Frecuencia CEEA 12M | |
---|---|---|
Variable predictora: urgencia positiva | β | 95% IC |
Total | 0.15 | 0.04, 0.26 |
Total indirectosa | 0.03 | -0.01, 0.06 |
Sociabilidad | 0.04 | 0.01, 0.08 |
Riesgo y agresividad | -0.02 | -0.04, 0.003 |
Directos | 0.12 | 0.01, 0.23 |
Variable predictora: falta de premeditación | β | 95% IC |
Total | -0.02 | -0.06, 0.01 |
Total indirectosa | -0.02 | -0.06, 0.01 |
Sociabilidad | -0.02 | -0.06, 0.02 |
Riesgo y agresividad | -0.00 | -0.02, 0.02 |
Directos | --- | --- |
Variable predictora: falta de perseverancia | β | 95% IC |
Total | 0.01 | -0.02, 0.04 |
Total indirectosa | 0.01 | -0.02, 0.04 |
Sociabilidad | 0.01 | -0.02, 0.05 |
Riesgo y agresividad | 0.00 | -0.02, 0.02 |
Directos | --- | --- |
Variable predictora: búsqueda de sensaciones | β | 95% IC |
Total | 0.01 | -0.02, 0.04 |
Total indirectosa | 0.01 | -0.02, 0.04 |
Sociabilidad | 0.01 | -0.02, 0.04 |
Riesgo y agresividad | 0.00 | -0.01, 0.01 |
Directos | --- | --- |
Variable predictora: urgencia negativa | β | 95% IC |
Total | 0.15 | 0.05, 0,26 |
Total indirectosa | 0.05 | 0.02, 0.09 |
Sociabilidad | 0.06 | 0.02, 0.09 |
Riesgo y agresividad | -0.00 | -0.02, 0.02 |
Directos | 0.10 | -0.001, 0.20 |
Variable predictora: edad | β | 95% IC |
Total | 0.48 | 0.41, 0.54 |
Total indirectosa | 0.09 | 0.06, 0.13 |
Sociabilidad | 0.06 | 0.03, 0.10 |
Riesgo y agresividad | 0.03 | 0.01, 0.05 |
Directos | 0.38 | 0.31, 0.46 |
Variable predictora: sociabilidad | β | 95% IC |
Directos | 0.26 | 0.17, 0.35 |
Variable predictora: riesgo y agresividad | β | 95% IC |
Directos | -0.13 | -0.21, -0.05 |
Nota. Las asociaciones significativas se enfatizan en negrita.
Las EA positivas y negativas tuvieron un efecto directo sobre la frecuencia de CEEA. Específicamente, una mayor cantidad de EA positivas (βD = 0.26; p ≤ 0.001) se asoció con una mayor frecuencia de CEEA; mientras que una menor cantidad de EA negativas (βD = -0.13; p ≤ 0.001) estuvo asociada a una mayor frecuencia de CEEA. De las cinco dimensiones de impulsividad, solo urgencia positiva tuvo un efecto directo (βD = 0.12; p ≤ 0.05) sobre la frecuencia de CEEA y, además, tuvo un efecto indirecto (β1 = 0.04; p ≤ 0.05) vía EA positivas. El efecto de urgencia negativa estuvo totalmente mediado por las EA positivas (β1 = 0.06; p ≤ 0.01). Búsqueda de sensaciones, falta de premeditación y falta de perseverancia no tuvieron efectos directos o indirectos significativos con las EA positivas (p > 0.05). Ninguna de las dimensiones de impulsividad se asoció significativamente con las EA de riesgo y agresividad. La variable edad influyó de manera directa y positiva sobre la frecuencia de CEEA (βD = 0.38; p ≤ 0.001) y, también de manera indirecta, vía EA positivas (β1 = 0.06; p ≤ 0.001) y negativas (β1 = 0.03; p ≤ 0.01).
Discusión
Este trabajo examinó el MPA para el uso de alcohol en una muestra de adolescentes argentinos. Específicamente, se analizó el rol mediador de las EA en la relación entre impulsividad rasgo y la frecuencia de CEEA. Una novedad de esta investigación fue la inclusión de cinco dimensiones de impulsividad rasgo, medidas con la escala UPPS-P. En consonancia con estudios previos, los resultados de este trabajo apoyan las relaciones propuestas por el MPA, en el que rasgos de desinhibición se asocian con el consumo de alcohol vía las EA17,41,42. Específicamente, los hallazgos sugieren que la tendencia a actuar precipitadamente bajo estados emocionales intensos -tanto positivos como negativos- son las dimensiones de impulsividad que se relacionan con una mayor frecuencia de CEEA vía una mayor anticipación de efectos positivos del consumo de alcohol, por ejemplo, mayor facilidad para establecer relaciones sociales. Este rol más determinante de ambas urgencias, respecto al resto de las dimensiones de impulsividad, coincide con estudios previos, donde un mayor nivel de urgencia positiva y de urgencia negativa predijeron una mayor frecuencia de consumo de alcohol vía un incremento de las EA positivas 17,71,72.
Notablemente, estos dos rasgos de impulsividad se han seleccionado, por sobre otras dimensiones, para evaluar el MPA en estudiantes universitarios, por ser los que mejor predicen el consumo elevado de alcohol por ocasión y los problemas derivados del consumo 17. Al respecto, se ha mencionado que estos rasgos de impulsividad parecen ser más que simples representantes de estados afectivos, ya que se asocian tanto con expresiones de emocionalidad internalizada como externalizada, al representar la unión entre afecto y comportamientos riesgosos, como el consumo de drogas 73,74. En este sentido, los resultados extienden estas relaciones a modalidades características de consumo de alcohol, como el CEEA, en población adolescente. No obstante, cabe mencionar que en el presente estudio la relación bivariada de rasgos de impulsividad con las EA y con el consumo, así como el porcentaje de varianza explicada por estos rasgos en el modelo examinado presentaron valores bajos. En consecuencia, son necesarios más estudios que examinen el MPA para conocer el modo en que la impulsividad y, en particular, las dimensiones urgencia positiva y urgencia negativa se asocian con el consumo de alcohol en adolescentes vía las EA.
Contrariamente a lo hipotetizado, las EA negativas no mediaron la relación entre la impulsividad y la frecuencia de CEEA. Al respecto, el rol mediador de las EA negativas entre factores de riesgo y consumo de alcohol ha sido inconsistente, con diferencias en función del tipo de estudio, esto es, longitudinal versus transversal 35,75. Es posible que los adolescentes que no consumen alcohol estén menos inclinados a presentar elevados niveles de EA negativas, debido a que no suelen experimentar los efectos negativos del consumo. Estudios previos han mostrado que las EA negativas aumentan en función de las experiencias negativas con el alcohol 76,77. En este sentido, su efecto podría estar más vinculado con experiencias previas de consumo de alcohol antes que con factores de personalidad, como la impulsividad. Por otro lado, urgencia positiva tuvo un efecto directo sobre la frecuencia de CEEA. La relación entre esta dimensión de la impulsividad con el consumo de alcohol y, en particular, con las consecuencias negativas derivadas de este consumo, es uno de los resultados más consistentes en la literatura 29,73,78,79.
En línea con investigaciones previas, la edad influyó de manera directa en la frecuencia de CEEA: los adolescentes más grandes son quienes presentaron de manera más frecuente esta modalidad de consumo 41,43,44,80. A su vez, se observó un efecto significativo y positivo de la edad sobre las EA positivas de sociabilidad y negativo sobre las EA negativas de riesgo y agresividad que, a su vez, influyó en una mayor o menor frecuencia de CEEA, respectivamente. Estos resultados aportan evidencia a la teoría que postula que en la adolescencia se produce el cambio de EA negativas a positivas en relación con el consumo de alcohol 63,81.
Un objetivo secundario era describir el consumo de alcohol en esta muestra de adolescentes. Un hallazgo de importancia sanitaria es que dos tercios de los adolescentes reportaron episodios de CEEA alguna vez en la vida, porcentaje que supera ampliamente la cifra nacional reportada (47.3 %), por el Observatorio Argentino de Drogas, y en la región de las Américas (38.2 %), por la Organización Mundial de la Salud 3,82. Es importante destacar que ambos estudios consideraron el CEEA el consumo de 60 gramos o más por ocasión de consumo, definición operacional que difiere de la utilizada en esta investigación. Ciertamente, en este trabajo se siguieron las recomendaciones del National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism para adolescentes y, de esta manera, el CEEA se conceptualizó como el consumo de >42/56 gramos de alcohol (mujeres/varones, respectivamente) 4.
Más allá de estas diferencias metodológicas, la alta prevalencia de este tipo de consumo resulta preocupante, ya que estudios previos han mostrado que quienes exhiben este tipo de consumo experimentan una mayor cantidad de consecuencias negativas derivadas por el consumo de alcohol 5,6,82,83. Asimismo, los resultados evidenciaron un consumo de alcohol similar entre varones y mujeres, lo cual coincide con estudios nacionales e internacionales 1,43,45,46,84. Esta ausencia de diferencias en la adolescencia, junto con el aumento en la cantidad y la frecuencia de consumo de alcohol por parte de las mujeres jóvenes, que ha derivado en el acortamiento de la brecha en el consumo de hombres y mujeres jóvenes, es un factor de riesgo particularmente para las mujeres 85-88. Ellas, a pesar de ingerir la misma cantidad de la sustancia que los varones, son más vulnerables a los efectos sedativos y activadores del alcohol, posiblemente, porque alcanzan niveles más altos de concentración de alcohol en sangre 89.
Los resultados de este trabajo deben considerarse en el marco de ciertas limitaciones. La muestra estudiada no ha sido probabilística ni representativa y, además, presentó una participación mayoritaria de adolescentes que asisten a instituciones de gestión privada. A su vez, al tratarse de un estudio de naturaleza transversal, no es posible establecer relaciones temporales entre los rasgos de impulsividad y el consumo, vía EA. Asimismo, muchas de las relaciones bivariadas y multivariadas examinadas mostraron valores bajos, por lo que resulta necesario reforzar estos resultados con más evidencia que respalde el MPA y permita identificar otras variables que se asocian con el CEEA en adolescentes. Por otro lado, aunque las EA incluidas fueron aquellas con relaciones más consistentes con el consumo de alcohol en adolescentes, otro tipo de EA podría derivar en relaciones diferentes a las aquí encontradas 38,57. Al respecto, para Banks y Zapolski las EA de sexualidad, esto es, la anticipación de una mejora o incremento de la sexualidad como consecuencia del consumo de alcohol, mediaron la relación entre las dimensiones búsqueda de sensaciones y falta de premeditación con el consumo problemático de alcohol en estudiantes universitarios 12.
A pesar de las limitaciones, esta investigación extiende resultados locales previos sobre el MPA, al incluir una medida multidimensional de la impulsividad para examinar su asociación con una modalidad de consumo de alto riesgo como el CEEA. El uso de este instrumento fue provechoso para identificar el peso de distintas dimensiones de impulsividad sobre el uso intensivo de alcohol durante la adolescencia. En efecto, la información que de aquí deriva puede ser de utilidad para el desarrollo de intervenciones destinadas a reducir el consumo de alcohol en adolescentes que exhiben rasgos impulsivos, en particular, quienes tienden a actuar impulsivamente bajo estados emocionales intensos. Al respecto, los programas destinados a modificar las expectativas sobre el alcohol, conocidos en inglés como Expectancy Challenge Alcohol Interventions, basados en sesiones virtuales o grupales breves que desafían las EA de los participantes, han demostrado ser efectivos en distintos grupos etarios, desde adolescentes hasta jóvenes universitarios 90,91. Por otro lado, si bien la personalidad es un rasgo más estable, las intervenciones centradas en la autorregulación emocional, la identificación de disparadores emocionales, el entrenamiento en conductas alternativas y los programas de atención plena o, en inglés, mindfulness, han sido eficaces para reducir la tendencia a actuar impulsivamente bajo estados emocionales intensos 92.