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On-line version ISSN 2145-9444

Zona prox.  no.34 Barranquilla Jan./June 2021  Epub Feb 28, 2022

https://doi.org/10.14482/zp.34.371.14 

RESEÑA

Innovación y procesos reflexivos. La práctica pedagógica de los formadores de docentes

Innovation and reflective processes. The pedagogical practice of teacher educators

Monica del Carmen Meza Mejía1 

1Universidad Panamericana mmeza@up.edu.mx


Palabras clave: innovación; procesos educativos; formación de formadores; práctica reflexiva

Coordinadores: Ana Ma. Mata Pérez: doctora en Gestión Educativa por el Centro de Investigación para la Administración Educativa (CINADE). Docente e investigadora. Miembro del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) y de varias redes de investigación nacionales e internacionales. Es autora de varios artículos y coautora de libros relacionados con la línea de investigación sobre formación y práctica docente y formación de investigadores. Pedro Hernández Sánchez: doctor en Gestión Educativa por el Centro de Investigación para la Administración Educativa (CINADE). Miembro de la Red Mexicana de Investigadores de la Investigación Educativa (REDMIIE) y la Red de Docentes de América Latina y el Caribe (RedDOLAC).

Editorial: Centro de Investigación para la Administración Educativa (CINADE)

Lugar: México

Año de publicación: 2019

Número de páginas: 176

ISBN: 978-607-8724-01-7

Este texto inicia con el escrito de Ángels Domingo Roget, quien a partir de una frase escuchada en alguna conferencia, sobre la innovación, pone de relieve la necesidad de innovar en el ámbito educativo, pero no de cualquier modo, pues se puede caer en la paradoja de "quien por querer cambiar mucho, termina no cambiando nada". Es por lo anterior que a partir de esta frase Ángels desarrolla un prólogo sugerente en torno a la necesidad de «sacar» del reducido campo semántico a la innovación ,que la encierra en un sentido exclusivo de la tecnología, para ampliarlo hacia la espiral cíclica de la acción-reflexión-acción, que caracteriza a los docentes reflexivos. En este sentido, afirma la prologuista, los docentes con actitud indagadora e investigadora facilitan la interacción colaborativa y promueven "ecosistemas de innovación", porque la interacción colaborativa potencia la innovación, desarrolla un liderazgo y una gestión constructiva, que posibilita cambios sustentables dentro de las instituciones y en el desarrollo profesional de los docentes a partir de modelos capaces de responder a los retos del siglo XXI, entre los cuales está aprender a desaprender. "Un desafío que reta a los docentes de hoy y que aproxima el perfil del docente al de un profesional creativo que busca y diseña soluciones prácticas y situaciones únicas e irrepetibles".

Luego del prólogo se presenta la introducción de la obra, escrita por Ingrid Eugenia Cerecero Medina. Explica que es un trabajo colectivo que aborda cuestiones relevantes para la formación de los docentes a través de procesos reflexivos que logran innovar la práctica pedagógica. Con relación a esto, algunas de las preguntas que responden los colaboradores del texto son: ¿La preparación que actualmente reciben los docentes los habilita para enfrentar las demandas de la sociedad? ¿Cuáles son algunas tendencias en innovación pedagógica? ¿Cómo puede una escuela adaptarse a las necesidades actuales? ¿Cómo innovar desde la pedagogía? ¿Cómo fomentar el aprendizaje desde los posgrados? ¿Cómo reflexionar promueve el cambio personal y grupal? En fin, unas temáticas relacionadas con la innovación en la educación, con la mediación del aprendizaje y en las que la reflexión, como proceso de pensamiento, resulta ser pieza clave para transformar la práctica en la formación de formadores.

En lo que se refiere a los capítulos del libro, el primero aborda la otredad, el diálogo, la reflexión y la innovación en el posgrado. Ana María Mata Pérez y Pedro Hernández Sánchez, sus autores, explican que el crecimiento de los posgrados no solo mejora la calidad de la educación mexicana, sino que también supone desarrollar las competencias profesionales, las cuales, a su vez, elevan los resultados educativos. Ahora bien, aunque los posgrados con enfoque profesionalizante no tienen como función principal formar investigadores, sino consolidar competencias para la práctica profesional, la tendencia actual busca formar docentes con conocimientos y competencias investigativas para transformar su práctica y contribuir al propio desarrollo profesional. Ello implica orientar desde el aula la reflexión y el análisis, compartir la experiencia y comprender cada vez más el qué, el para qué y el cómo de la labor docente. La socialización de estos aspectos promueve la dialogicidad, que desde la pedagogía crítica supone el intercambio activo y reflexivo entre los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje, en una co-construcción del conocimiento. De esta forma, el pensamiento reflexivo se torna un elemento fundamental en la innovación educativa, porque los docentes, al cuestionarse sobre sí mismos, son capaces de romper paradigmas e innovar. Así, innovar en el posgrado a través de experiencias reflexivas compartidas se vuelve un modelo pedagógico para el CINADE, porque se aprende a mirar y a escuchar al otro, compartir las experiencias y sentimientos, e introduce la reconstrucción de la experiencia como fuente de aprendizaje, implícita en la innovación y en el desarrollo profesional continuo.

Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti, a su vez, plantean la práctica reflexiva en dos dimensiones: la individual y la compartida, con la idea de transitar de la primera hacia la segunda. Esto resulta interesante, porque la idea de reflexión remite a una acción introspectiva de los individuos que la practican, con miras a lograr cambios más duraderos y profundos, como afirman las autoras. Pero reflexionar de manera colectiva, entre pares, aunque retoma ideas ya propuestas por otros autores previamente, Anijovich y Cappelletti actualizan tales ideas y proponen que la práctica reflexiva en comunidad se configure como una "comunidad de práctica" (p. 55), que implica la interacción continuada en un contexto y un tiempo, con una visión en común para la resolución de problemas, el aprendizaje individual y grupal, la creación de nuevos significados, para promover el cambio en las personas y en el grupo que comparte la interacción.

Luis Roberto Martínez Guevara aporta un capítulo centrado en la escritura académica que realizan los estudiantes de posgrado. Describe cómo transitar del uso coloquial del lenguaje hablado al lenguaje formal escrito resulta un desafío formativo. Martínez Guevara explica la sistematización de la experiencia llevada a cabo con un grupo de estudiantes de Maestría en Educación Básica. Tales estudiantes, profesores en servicio, requerían redactar su tesis de maestría y manifestaban necesidades en ese sentido. De esta manera, una vez identificados los problemas relacionados con la escritura académica, el autor del capítulo propone una escritura auxiliada de la reflexión mediada y el diálogo para dar sentido a la confección del trabajo como parte de una experiencia pedagógica constituida como una comunidad de aprendizaje. Además de haber concluido la experiencia con éxito, se promovió la formación de "sujetos capaces de plantearse problemas; autónomos en sus decisiones y hábiles para aplicar sus saberes y quehaceres desde la crítica que implica la valoración metacognitiva, que abre el camino hacia la mejora y el despertar de nuevas percepciones que generan acciones de plenitud entre el formado y el sujeto en formación" (p. 97).

Hacia una práctica docente creativa e innovadora en educación superior: un proceso cognitivo en constante evolución se intitula el trabajo de Jaime Ramos Leyva. El autor señala que para definir la práctica docente es necesario considerar dos elementos: el ser y el hacer docente; dos dimensiones que identifican en el origen y en el sentido la función del profesional de la educación. La relevancia de una práctica docente requiere de un modelo de gestión pedagógica, el cual se propone desde los resultados de una investigación con docentes de educación básica. El modelo en cuestión implica a la reflexión de la práctica en las actividades propias de la docencia y también en el liderazgo pedagógico, en el crecimiento profesional y en la creación de una comunidad educativa.

El último capítulo, escrito por Angélica Dueñas Cruz recoge los modelos formativos subyacentes a los formadores de docentes y la reflexión de la práctica. La propuesta de la autora consiste en la implementación de la práctica reflexiva como medio para poder dejar atrás el modelo que centraba en el docente la posesión y la transmisión del conocimiento y adentrarse en el modelo que pone en el centro al estudiante como actor activo de su aprendizaje. A través de un repaso histórico nos recuerda cómo ha sido la formación de los docentes desde que se creó México como nación. Y postula que aunque los retos de las nuevas corrientes pedagógicas plantean desarrollar competencias para impulsar prácticas activas dentro del aula, aún no se ha logrado del todo, pues se sigue empleando las formas tradicionales de impartir la enseñanza. Por ello, en palabras de la autora conviene incorporar la práctica reflexiva como un mecanismo de reconstrucción, el cual permitirá pasar de un modelo tradicional a otro que atienda a las tendencias educativas, sin que esto implique la destrucción del modelo anterior.

Como puede observarse, el libro articula valiosas aportaciones para la formación de formadores en torno a dos ejes principales: la práctica reflexiva y la innovación, mecanismos necesarios para mejorar la práctica docente y el desarrollo colegiado de quienes, al poner en común sus reflexiones, crean una auténtica comunidad académica, fortalecen la identidad y el sentido de pertenencia a una profesión tan noble y necesitada de resignificación como es la docencia.

El texto recoge las voces de nueve expertos en la reflexión metodológica para mejorar el ejercicio docente. Las aportaciones de los autores buscan socializar la experiencia acumulada en la formación de una metacompetencia profesional, la cual moviliza saberes profesionales para la mejora de la calidad educativa a través de la práctica reflexiva.

Como todo buen libro, aunque contiene un marco teórico sólido y actualizado sobre el tema de la innovación y la práctica reflexiva, su mayor aportación radica en las experiencias sistematizadas que evidencian la importancia y la viabilidad de los procesos no solo individuales sino también grupales, que favorecen la comunicación de los saberes y quehaceres, así como los sentimientos que se generan cuando se reflexiona en la acción, con la finalidad de reconstruirse y desarrollarse como docente, de manera continua y permanente.

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