INTRODUCCIÓN
En salud pública resulta importante conocer cuáles son las variaciones en los perfiles epidemiológicos que se dan por los estilos de vida, pues con la alimentación se dio uno de los cambios a resaltar, que originado en gran medida por el acelerado ritmo de vida actual ha traído consigo cambios sustanciales en la dieta tradicional, como la incorporación de alimentos procesados, por lo que hoy día está siendo ligada a inicios de procesos alérgicos tanto en niños como en adultos 1, 2.
De esta manera las cifras que refieren a enfermedades alérgicas van en aumento, lo cual significa un problema que genera grandes costos por hospitalización, disminución de actividades laborales, incapacidad para realizar actividades básicas cotidianas y en los niños ausencia escolar, entre otros 3, 4. Estudios realizados muestran que cerca del 10 al 15 % de personas a nivel mundial tienen o han tenido episodios de alergia 5; tan solo el asma alérgico se ha incrementado en un 30 % en la última década 6 estimándose que a mediados del siglo XXI un poco más de la mitad de las personas sufrirán o habrán sido diagnosticadas con alergias. Por ello es recomendable empezar desde ahora con acciones tendientes a la prevención de orden primario con el fin de disminuir la incidencia que va en ascenso 7.
Dentro de los factores que están relacionados con los procesos alérgicos encontramos a los alimentos, y las investigaciones sobre el tema han hallado que hay una correlación entre alimentos y alergias entre un 6 % y 8 % 8. Luego se ha manifestado que una adecuada alimentación, por lo menos desde temprana edad, resulta ser factor protector en gran medida debido a que el desarrollo del sistema inmune se realiza convenientemente e influye así en una marcada reducción en la posible presencia de las enfermedades 9, 10. Para determinar la prevalencia de enfermedades alérgicas, y en lo posible minimizar, su impacto existen diferentes metodologías de estudio; entre ellas encontramos el International Study Asthma and Allergies in Childhood (ISAAC), que presenta dentro de sus objetivos el indicar de forma referencial cuáles son los factores causantes de alergias 11. Este estudio ubica dentro de los factores prenatales a la alimentación de la madre, mientras estuvo en embarazo, ya que es reconocido que la ingesta de nutrientes por parte de ella es un determinante en el desarrollo del feto y muchas veces su deficiencia favorece la posterior aparición de enfermedades en el neonato.
En cuanto a la alimentación materna y alergias en niños, diferentes organizaciones internacionales tienen posturas distintas: en algunos casos se recomienda como factor protector la ingesta de pescados, frutas y verduras y disminución de algunos cereales, lo cual sugiere la necesidad de seguir explorando el tema. El objetivo de esta investigación es determinar la prevalencia de alergias en niños y niñas en relación con la alimentación de la madre durante el embarazo y así contribuir a una prevención eficiente.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se hizo estudio descriptivo transversal para determinar la prevalencia de algunas enfermedades alérgicas, asma y eccema en niños y niñas, y, la relación existente entre estas con la ingesta de alimentos de la madre durante el embarazo de los menores. Se abordó una población de 1520 niños con edades entre los 6 y 7 años en el momento del estudio, quienes debían estar debidamente matriculados en planteles educativos reportados en la base de datos de la Secretaría de Educación del distrito y su área metropolitana. El estudio fue realizado en el periodo de 2014 a 2015 en Barranquilla-Colombia, y para la recolección de la información se empleó el cuestionario Isaac, el cual se envió a los padres quienes lo contestaron y remitieron con el respectivo consentimiento informado debidamente diligenciado.
En el estudio se tomaron como alimentos saludables: la carne, el pescado, la fruta y la verdura y como alimentos no saludables en la dieta materna, las comidas rápidas, los refrescos azucarados o las gaseosas. Siendo estos expuestos en las preguntas del cuestionario: ¿Durante el embarazo de su hijo/a, comió o bebió lo siguiente? Carne, pescado, fruta y verduras (nunca o solo ocasionalmente, 1 o 2 veces por semana, casi todos los días). Referente a la presencia de enfermedades alérgicas se asumieron en la investigación las preguntas del cuestionario: Para el asma: ¿Ha tenido su hijo, alguna vez, asma? (sí, no); para la rinitis: ¿Ha tenido su hijo alguna vez alergia nasal, incluyendo fiebre del heno o rinitis?, (sí, no); para el eccema. ¿Ha tenido su hijo alguna vez eccema o dermatitis atópica?, (sí, no)
A cada pregunta de una misma categoría se le realizó análisis de confiabilidad mediante la prueba de α de Cronbach teniendo como resultado 0,78 y análisis de proporción con su respectivo intervalo de confianza del 95 %
Para ello se empleó la ecuación formulada a continuación, que hace referencia al cálculo de intervalo de confianza de una proporción en una población finita:
Para corroborar si existe alguna variación que indique que la ingesta de alimentos no saludables durante el embarazo contribuye, o no, a la posterior aparición de enfermedades alérgicas en los menores, se utilizó como prueba de hipótesis la prueba de diferencia de proporciones mediante; el software estadístico Statgraphics se aceptó que: Valor-P = 0,05 Valor-Zα/2 = -34,62 no se acepta la H0 para un α/2 = 0,025, como P es menor a 0,005 se rechaza la hipótesis nula con un 95 % de confianza, θ 1 y θ 2 están en 0,626276 y -0,573424, respectivamente.
RESULTADOS
El cuestionario se le aplicó a una población de 1520 menores, y dentro de su descripción halló que el 46,71 % fueron niños y el otro 53,29 %, niñas; en estos menores la media de edad fue de 6,4 años. Con respecto al consumo de carne, el 99 % de las madres reportó su consumo de manera casi diaria durante el embarazo con una proporción del 94,605 % tabla 1.
Respecto a la ingesta de pescado durante el embarazo, las madres manifestaron que no lo consumieron de forma frecuente, reportando una proporción de 38,75 % tabla 2.
En cambio, según las madres encuestadas, el consumo de frutas durante el periodo de gestación se realizó de forma casi diaria en un 80 % de estas, lo que significa un alto índice de proporción: 81,97 % tabla 3.
Esta tendencia de consumo de frutas se presentó de forma similar en cuanto a las verduras, pues más del 90 % de las madres aseguraron que las incluyeron en su alimentación casi todos los días en una proporción del 90,65 % tabla 4.
Para los alimentos considerados poco saludables, como son: comidas rápidas, consumo de bebidas azucaradas o gaseosas, se halló que: En lo que concierne a las comidas rápidas el 69 % las madres confirmaron que no ingirieron este tipo de alimentos durante su estado de gestación refiriendo una proporción del 69,47 % tabla 5.
Por el contrario, más del 95 % de las madres de los menores tomaron bebidas gaseosas o azucaradas con una frecuencia de una o dos veces por semana correspondiendo esto a una proporción de 95,98 % tabla 6.
Para la comprobar si la alimentación materna influyó en la aparición de síntomas referentes a alergias en los menores, por prueba de hipótesis se tuvo en cuenta a las madres que se alimentaron saludablemente y las que no lo hicieron dando proporcionalmente como resultado que más del 65 % optó por una alimentación sana casi todos los días tabla 7.
En cuanto a si los menores presentaron algún tipo de síntoma asociado a asma, rinitis o eccema, se halló que más de un 60 % de los menores, los presentaron específicamente en una proporción de 64,47 % tabla 8.
Teniendo en cuenta los resultados sobre el consumo de alimentos de la madre en etapa de gestación y la presencia de síntomas de alergia en los menores se encontró que aunque las madres refirieron haber consumido mayormente alimentos saludables, sus hijos presentaron síntomas de enfermedades alérgicas, asociados a asma, rinitis y eccema, lo cual pone en consideración que la variable dieta materna no es factor protector para enfermedades alérgicas futuras en los menores.
DISCUSIÓN
Los menores que son diagnosticados con enfermedades alérgicas presentan gran predisposición a padecerlas en etapa adulta, iniciando así procesos crónicos que aumentan sustancialmente los costos de salud 12. Factores tanto de origen genético como de orden social entre ellas creencias o costumbres culturales influyen marcadamente en el tema de alimentación, ya que es ella en su rol de cuidadora principal quien en primera instancia determinará, teniendo como base su propia alimentación, la alimentación futura de su hijo(a) 13. De hecho, durante el periodo de gestación ocurre el primer contacto del feto con la alimentación de la madre, razón que origina una relación entre lo que ella aporta y la posterior salud del menor 14; en este periodo se recomienda el consumo de los tres grupos de alimentos evitando los excesos de carbohidratos y azúcares, grasas trans o saturadas 15, 16. Por el consumo frecuente de pescado marino, las culturas asentadas en cercanía a las costas presentan una dieta rica en ácidos grasos polinsaturados de cadena larga (AGPICL n 3), que contribuye a disminuir los procesos inflamatorios, entre ellos los alérgicos 17. En esta investigación las madres reportaron no haber ingerido pescado con la misma frecuencia que los demás alimentos presentes en el estudio, y tal hallazgo fue relacionado con la activación de alergias que afectaron a sus hijos de 6 y 7 años. Lo anterior es corroborado por estudios donde a las madres con presencia de atopia en etapa de gestación de 20 semanas se les entregaron suplementos dietarios ricos en AGPICL n.° 3 como estudio doble ciego con grupo control, y después del nacimiento se encontró que los menores evaluados tenían una leve reducción en los marcadores de alergias en los niños 18. En general las frutas y verduras representan una rica fuente de vitaminas y minerales esenciales para el sistema inmune, se han descrito recomendaciones nutricionales a las gestantes que han presentado cuadros de atopia antes de su embarazo en lo referente a un aumento del consumo de estos alimentos donde se resalta que las embarazadas en particular deben tener una dieta en donde se supriman todos los alimentos que les provoquen alergias 19. En la investigación se reporta que los alimentos que más se consumieron fueron las frutas y verduras, y pese a que su consumo era casi diario, aun así se observa en los menores síntomas de alergias. El hallazgo en nuestra investigación no resulta similar al de otros estudios que sugieren que la dieta materna considerada saludable sí contribuye como factor protector de estas enfermedades 20; en cambio, resulta coincidente con estudios que desestiman la dieta mediterránea como un factor indicador de protección para alergias 21. Por ello debido a la variedad de información disponible sobre si una dieta saludable en la gestante minimiza específicamente el riesgo del neonato de padecer alergias futuras, se considera que esta temática debe seguir siendo objeto de estudio por lo primordial de trabajar en la prevención primaria de estas enfermedades.
CONCLUSIONES
La intención básica en la alimentación de la gestante es asegurar una nutrición balanceada que redunde en un estado de salud óptimo de la madre y, por ende, en un buen desarrollo en el feto, que le disminuya la posible aparición de enfermedades futuras. Pero como no existe un consenso general sobre si la dieta es factor protector en el neonato en una gestante atópica, se recomienda seguir las pautas dadas por expertos en cuanto a una ingesta adecuada de nutrientes conforme a cada caso en particular; no es posible generalizar un plan alimenticio en especial durante una etapa crítica como el embarazo, en donde se está formando una nueva vida totalmente dependiente de la trasferencia de nutrientes que le suministre la madre. Por lo tanto, se sugiere continuar adelantando estudios que nos lleven a predecir qué factores son potenciales agentes alérgenos, con el propósito último de realizar una eficaz prevención primaria.