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Suma Psicológica

Print version ISSN 0121-4381

Suma Psicol. vol.17 no.1 Bogotá Jan./June 2010

 

Estrés y competencia parental: un estudio con madres y padres trabajadores

Stress and Parental Competence: A Study with Working Parents

Javier Pérez Padilla, Bárbara Lorence Lara, Susana Menéndez Álvarez-Dardet*


*Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad de Huelva, España.
Correspondencia: Javier Pérez Padilla. Universidad de Huelva. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Avda. Tres de Marzo, 21071, Huelva. E-mail: javier.perez@dpee.uhu.es. Teléfono: +34 959 21.92.08

Recibido: Mayo 31 2010 Aceptado: Agosto 4 2010


RESUMEN

El objetivo de este estudio es evaluar dimensiones relativas al contexto familiar y laboral, y examinar su contribución al nivel de estrés asociado a la paternidad. Se analizó el papel desempeñado por la percepción de competencia, tanto del padre como de la madre, una vez controladas algunas características de ambos contextos. Se realizaron análisis con la información obtenida de 74 progenitores que, en el momento de la evaluación, disponían de un puesto laboral y cuidaban al menos a un menor en edad escolar. Los resultados indicaron que la dedicación laboral, el número de hijos y la percepción de dificultad en el cuidado del menor, fueron las variables más robustas para explicar el estrés parental. Asimismo, los análisis mostraron que una evaluación positiva y optimista del papel que la persona desempeña en la educación y el cuidado de sus hijos, tendió a atenuar la aparición de estrés parental.

Palabras clave: estrés parental, familia, trabajo, satisfacción parental, competencia parental.


ABSTRACT

The aim of this study is to explore the role of some dimensions related with labor and family context, and examine their influence to the stress level associated with parenthood. Special attention was given to the perceived competence as a parent after controlling different characteristics from both contexts. Several analyses were performed with the information obtained from 74 active-working parents responsible for at least one school-aged child. The results indicated that the work time, the number of children at home and the perception of difficulty about child caring were the most important variables for explaining the parental stress. Furthermore, analysis showed that a positive and optimistic perception of the parental role and child care helped to mitigate the appearance of parental stress.

Keywords: parental stress, family, work, parental satisfaction, parental sense of competence.


El estrés ha sido ampliamente estudiado en psicología desde diferentes perspectivas, con el objetivo de profundizar en la vivencia del mismo, y en las diversas circunstancias a él asociadas. De los modelos explicativos propuestos, el ABC-X de Hill (1958) destaca por haber sido el que sentó las bases para analizar el estrés en el ámbito del contexto familiar. Este modelo clásico, que concibió el estrés como un proceso lineal, causal y mecanicista, se ha modificado y ampliado a lo largo de los años, al incorporar elementos muy significativos como, por ejemplo, la influencia de la acumulación de estresores y su carácter temporal o permanente (H. L. McCubbin & Patterson, 1983), los elementos contextuales que rodean a la familia (Boss, 1988), o cómo el grado de adaptación y cohesión familiar influyen en la capacidad de la familia para ajustarse y adaptarse al estrés (M. A. Mc- Cubbin & H.I. McCubbin, 1989). Actualmente, encontramos modelos que ofrecen una visión multidimensional del estrés familiar, centrados en la interacción de elementos intrafamiliares y extrafamiliares que pueden desencadenar procesos de estrés, dejando atrás las primeras teorías de corte lineal (Abidin, 1990; Webster- Stratton, 1990).

Dentro de la familia, uno de los subsistemas que en mayor medida debe afrontar numerosos eventos estresantes es el constituido por ambos progenitores. Su función supone poner en juego múltiples habilidades para cubrir las necesidades de los hijos, y hacerlo de una manera competente (Rodrigo, Martín, Cabrera & Máiquez, 2009). La exposición continua a eventos estresantes aumenta la probabilidad de que los adultos no puedan atender adecuadamente estas necesidades (Rodrigo & Palacios, 1998). Estudios previos han vinculado la acumulación de estresores con dificultades en el desempeño exitoso del rol parental, generando consecuencias negativas para el desarrollo de los menores. Así, algunos trabajos han relacionado altos niveles de estrés parental con unas prácticas educativas disfuncionales. Por ejemplo, Bonds, Gondoli, Sturge-Apple & Salem (2002) han encontrado que elevados niveles de estrés parental se relacionan con bajos niveles de afecto y comunicación en las relaciones padres-hijos. En la misma línea, Sidebotham (2001), en su estudio sobre interacciones familiares, muestra que los padres que sufren mayores niveles de estrés asociado a su rol mantienen, a su vez, relaciones menos afectuosas con sus hijos. Por su parte, las investigaciones centradas en el apego han evidenciado que los menores cuyos padres experimentan altos niveles de estrés manifiestan un estilo de apego inseguro (Jarvis & Creasey, 1991; Teti, Nakagawa, Das & Wirth, 1991; Willinger, Diendorfer-Radner, Willnauer, Jorgl & Hager, 2005). En el ámbito clínico, se han hallado relaciones entre el estrés parental y la presencia de problemas de internalización y externalización en los menores (Costa, Weems, Pellerin & Dalton, 2006). Finalmente, estudios centrados en el maltrato han identi ficado el estrés parental como factor de riesgo para el maltrato infantil (Crouch & Behl, 2001; Rodríguez & Green, 1997).

Pero, ¿de dónde provienen los factores que potencialmente contribuyen a incrementar el estrés en los progenitores? Han sido cada vez más los autores que se han centrado en explicar el comportamiento parental desde la óptica del modelo ecológico (Belsky, 1993; Gracia & Musitu, 2000). En este modelo, se concibe que la conducta parental responde a la influencia de una multiplicidad de factores estrechamente ligados al ambiente o entorno ecológico en el que dicho desarrollo tiene lugar (Bronfenbrenner, 1979). Basándonos en la concepción ecológica de la conducta parental, los eventos estresantes que sufren los progenitores pueden provenir de cualquiera de los subsistemas en los que el individuo se desarrolla; no obstante, son aquellos contextos más cercanos al individuo y denominados microsistemas los que parecen incidir de manera directa en su desarrollo. En este sentido, este trabajo se centra en el estudio de los estresores provenientes de dos de los microsistemas en los que los adultos participan de manera cotidiana: la familia y el trabajo.

En cuanto al primer contexto de desarrollo, unas malas relaciones maritales, un hogar inestable y tensiones constantes pueden funcionar como importantes fuentes de estrés en los adultos, y posteriormente influir en el comportamiento de los menores (Cabrera, Guevara & Barrera, 2006). Asimismo, algunas características de los hijos e hijas que conviven en el hogar, pueden contribuir a que la tarea de criarlos y educarlos resulte más dura o requiera de un esfuerzo adicional, incrementando así el estrés de los padres y de las madres. Como muestran varios estudios, las particularidades del menor en cuanto a su estado físico (Wirrell, Wood, Hamiwka & Sherman, 2008) y su comportamiento (Anderson, 2008), así como la interacción de estos dos factores (Spratt, Saylor & Macías, 2007), predicen de manera clara tanto la presencia o la ausencia del estrés parental como su intensidad. En concreto, algunos estudios ponen de manifiesto que el cuidado y la educación de un menor que se muestra con frecuencia malhumorado, irritable o desafiante supone una tarea que tiende a asociarse a mayores niveles de estrés (Coplan, Bowker & Cooper, 2003). Asimismo, el número de hijos tiende a guardar una relación con el estrés experimentado por los progenitores, de manera que en las familias en las que hay un mayor número de hijos e hijas, se observa una mayor intensidad en la respuesta de estrés tanto de las madres como de los padres (Flouri, 2005). Con toda probabilidad, esto se debe a la relación que, a su vez, tiende a existir entre el número de menores y algunas circunstancias asociadas al estrés, como la satisfacción parental y las relaciones de pareja (Goldsteen & Ross, 1989; Lavee, Sharlin & Katz, 1996; Rogers & White, 1998).

Disponemos de un menor número de estudios que han explorado el papel desempeñado por algunas características del rol laboral en el nivel de estrés experimentado por los padres, aunque en las últimas décadas estas cuestiones parecen haber despertado el interés de algunos investigadores. En este sentido, los resultados disponibles muestran cómo el número de horas dedicadas al trabajo o la falta de flexibilidad para conciliar la vida laboral, pueden influir de manera negativa en los progenitores que trabajan, incrementando el nivel de estrés que experimentan en su desempeño como padres o madres (Fox & Dwyer, 1999; E. J. Hill, Hawkins, Ferris & Weitzman, 2001; Hughes & Parkes, 2007; Major, Klein & Ehrhart, 2002).

Estos microsistemas guardan una relación de interacción recíproca entre sí, por lo que las experiencias que se dan en el contexto familiar suelen influir en el entorno laboral y viceversa (Fortner, Crouter & McHale, 2004; Kinnunen, Geurts & Mauno, 2004). Así, algunas características del trabajo pueden favorecer que los horarios y, en general, las demandas de ambos contextos no interfieran entre sí, lo cual repercute en que tanto el rol laboral como los roles familiares se desarrollen experimentando un menor nivel de estrés. Por el contrario, si existe un mayor o menor grado de conflicto entre las exigencias implicadas en el desempeño de los roles como progenitor y como trabajador, la tensión resultante puede repercutir en un aumento del estrés experimentado por los padres y las madres (Guelzow, Bird & Koball, 1991). Así lo indican los resultados del meta-análisis llevado a cabo por Allen, Herst, Bruck & Sutton (2000), quienes encontraron que el tamaño del efecto entre el conflicto trabajo-familia y el estrés presente en la familia era de .31, por lo que, de acuerdo con las conclusiones de estos autores, es conveniente tener en cuenta la relación entre ambos contextos a la hora de analizar el fenómeno del estrés parental.

Sin embargo, la presencia de estresores no tiene por qué provocar mayor estrés por sí misma, ya que esta relación puede verse matizada por las estrategias de afrontamiento del progenitor, o por la evaluación que éste haga de la situación, de manera que este tipo de dimensiones puedan desempeñar un papel relevante a la hora de que aparezca o no una respuesta estresora y que ésta tenga una mayor o menor intensidad (Mazur, 2006). En concreto, la valoración que cada padre y madre hace de sus habilidades parentales parece ser más importante de lo que parece. Así, y de acuerdo con Olson (1997), la percepción en términos positivos del desempeño como padre o madre propicia una respuesta adaptativa ante el estrés, que, a su vez, repercute en mejores niveles de satisfacción parental. En ese sentido apuntan los resultados de algunos estudios, como por ejemplo el llevado a cabo por Zaidman-Zait (2008), donde las familias caracterizadas, tanto por un mayor número de problemas cotidianos como por la presencia de hijas e hijos percibidos como problemáticos, padres y madres tienden a experimentar un mayor grado de estrés asociado a su rol, así como menos satisfacción con el mismo. De manera general, las investigaciones en las que se ha examinado la percepción que los progenitores tienen de su forma de desenvolverse en este rol y el grado de estrés que experimentan, tienden a encontrar que ambos procesos suelen estar relacionados en un sentido inverso, de manera que la evaluación en términos positivos de la realidad como padre o madre, se asocia a bajos niveles de estrés parental (Downing-Matibag, 2009; Kuhn & Carter, 2006; McBride, 1989).

El objetivo del presente estudio es evaluar diversas dimensiones, relativas tanto al contexto familiar como al laboral, y examinar su contribución a la hora de propiciar un mayor o menor nivel de estrés asociado a la paternidad y a la maternidad. En concreto, se analiza el papel desempeñado por la percepción de competencia como madre o como padre una vez controlados determinados estresores del contexto familiar y laboral.

MÉTODO

Participantes

La muestra de este estudio está constituida por un total de 74 progenitores (26 padres y 48 madres), que colaboraron en esta investigación. De acuerdo con los objetivos de este estudio, todos los participantes eran padres o madres de al menos un hijo en edad escolar y disponían de un empleo estable, con independencia de las características del mismo.

Los participantes tenían edades comprendidas entre los 29 y los 60 años. Con una media de 42 años, fueron padres/madres por primera vez a los 26,15 años, aunque a este respecto existe una considerable variabilidad, ya que las edades mínimas y máximas se situaron en los 15 y 43 años. En cuanto al número de hijos, se observó que el 16,2% tenía solo uno, el 67,6% tenían dos, mientras que el 16,3% tenían tres o cuatro como máximo. Éstos se distribuyeron uniformemente según su sexo, 43,8% eran chicos y el 56,2% eran chicas, y su edad promedio era de11 años.

Instrumentos

El equipo de investigación elaboró un protocolo de evaluación para este estudio, encaminado a valorar las siguientes dimensiones:

Información socio-demográfica: se recogieron datos acerca del sexo del progenitor, su edad, la edad a la que fue madre o padre por primera vez, el número de hijos, así como la edad y el sexo de éstos.

Características del trabajo: tanto la dedicación como la flexibilidad laboral se cuantificaron en una escala ordinal de 1 a 3. En cuanto al tipo de empleo, se utilizó una clasificación en función de la cualificación que éste requiriera en tres niveles, baja (trabajos que no requieren ningún tipo de preparación o bien estudios básicos, por ejemplo, limpieza de hogar, vender en una tienda de comestibles, sector de la construcción), media (empleos que requieren formación de grado medio, por ejemplo auxiliar administrativo o sanitario) y alta (trabajos que necesitan haber cursado estudios superiores, por ejemplo abogacía o medicina).

Sentimiento de competencia parental: se administró una versión española del cuestionario Parental Sense of Competence (PSOC, Johnston & Mash, 1989). El PSOC está formado por 16 ítems que incluyen diversas afirmaciones relacionadas con la evaluación del desempeño como madre o padre. Los participantes indican su nivel de acuerdo con respecto a cada afirmación mediante una escala tipo likert de seis opciones de respuesta, desde muy en desacuerdo hasta muy de acuerdo. La prueba está formada por dos subescalas que aportan información sobre la percepción de eficacia como madre o padre y el grado de satisfacción asociado a este rol. Estas subescalas presentan un nivel de consistencia interna de .69 y .81.

Estrés parental: utilizamos la versión reducida del Parental Stress Index (PSI, Abidin, 1993). Este instrumento es una escala autoaplicable, formada por 36 ítems que proponen diversas reacciones y percepciones asociadas al desempeño de la maternidad o paternidad, mediante los cuales el progenitor debe expresar su grado de aceptación mediante una escala Likert de cinco opciones. La escala refleja un mayor estrés asociado al ejercicio del rol como padre o madre mientras más elevadas sean las puntuaciones obtenidas. El PSI aporta tres puntuaciones independientes: grado de distrés parental, percepción de dificultades en la relación con el hijo y percepción del niño como un hijo difícil. En este estudio solo utilizamos las subescalas de distrés parental y niño difícil. El nivel de consistencia interna basado en el alfa de Cronbach para ambas subescalas es de .87 y .85.

Procedimiento

De manera aleatoria, se seleccionaron diez centros educativos de la ciudad de Sevilla (España), con el objetivo de hacer llegar el protocolo de evaluación a los progenitores de los alumnos matriculados allí. Los jefes de estudios o los orientadores de los centros, fueron los responsables de la entrega y la recogida de los sobres que contenían los cuestionarios, una hoja informativa sobre los objetivos del estudio, las reglas de confidencialidad y voluntariedad del mismo, así como las instrucciones para completar los cuestionarios. Una vez eliminados los casos en los que existían errores de cumplimentación y que no cumplían el criterio de selección especificado arriba, la muestra final del estudio quedó formada por un total de 74 progenitores.

RESULTADOS

Los resultados de este trabajo se presentan organizados en dos apartados. En primer lugar, se ofrecen los análisis descriptivos de las dimensiones consideradas en el estudio y, a continuación, se presentan los resultados de un modelo de regresión lineal múltiple, donde se analiza la incidencia que ejercen las variables provenientes del contexto laboral, del contexto familiar referidas a los hijos y del ámbito personal sobre el estrés parental.

Análisis preliminares

La Tabla 1 recoge un resumen de los resultados de los análisis descriptivos realizados con las variables que forman parte de este estudio. Como puede apreciarse, en una escala de 1 a 3 la dedicación laboral presentó una media de 2.36 (DE = 0.63), mientras que la flexibilidad laboral se situó en 1.68 (DE = 0.88). La puntua ción media hallada para las subescalas distrés parental y niño difícil fue similar, encontrándose ambas en torno a los 26-27 puntos en un rango de valores que oscila entre 12 y 60. En cuanto a la competencia parental, los resultados obtenidos tuvieron una media de 36.99 (DE = 6.90), con valores mínimos y máximos de 20 y 53 puntos, para la subescala de satisfacción, y de 25.61 (DE = 6.41), con un rango de 8 y 42, para la subescala de eficacia.

Efectuamos análisis de correlación entre las dimensiones anteriores con un doble objetivo: detectar la existencia de relaciones significativas entre ellas, y evaluar la posible existencia de colinealidad en dichas asociaciones. En la Tabla 1 se muestran los resultados de estos análisis. Como puede apreciarse, las personas con mayor nivel de estrés parental tienden a ser aquellas que dedican menos horas a su trabajo, tienen más hijos, perciben a su hijo como un menor problemático y están menos satisfechas en su rol como padres.

En cuanto al resto de las variables, también se encontraron algunas correlaciones significativas entre sí. La satisfacción parental tendió a ser más alta en progenitores con mayor dedicación laboral y se relacionó negativamente con el comportamiento problemático del menor. Por su parte, la variable de eficacia se asoció positivamente con el número de hijos. Cabe comentar que la percepción que tienen los padres acerca del comportamiento problemático de sus menores se relacionó de manera negativa con la flexibilidad laboral, es decir, los padres y madres que perciben a sus hijos como menores difíciles, tienden a ser aquellos que tienen jornadas laborales con un horario más rígido.

Como se puede comprobar, ninguno de los coeficientes de correlación de Pearson obtenidos para cada pareja de variables fue mayor a .90, por lo que estas relaciones pueden ser consideradas como asociadas a constructos diferentes y, por tanto, no parece existir riesgo de colinealidad entre ellas (Hair, Anderson, Tatham & Black, 1999).

Análisis de regresión lineal múltiple

Se realizó un análisis de regresión lineal múltiple jerárquica (método introducir), utilizando como variable criterio el distrés parental. El objetivo de este análisis fue comprobar en qué medida las dimensiones anteriores predicen significativamente el distrés parental. Las variables predictoras se introdujeron en la ecuación de regresión una a una en tres bloques, en el siguiente orden: dimensiones relacionadas con la situación laboral, con los hijos e hijas, y finalmente, con las autopercepciones como progenitor. En primer lugar, se introdujo el sexo de los progenitores con el objetivo de controlar su posible influencia en el modelo de regresión (paso 1), posteriormente, se agruparon e introdujeron en el modelo las variables pertenecientes a la dedicación laboral y flexibilidad laboral (paso 2), a continuación se incluyó el número de hijos y la variable referida al comportamiento problemático del menor (paso 3) y, por último, se introdujeron las dimensiones personales centradas en evaluar el sentimiento de competencia parental de los participantes, satisfacción y eficacia (paso 4).

Antes de efectuar el análisis de regresión, se verificaron los supuestos de validación del modelo (independencia, homocedasticidad, normalidad y colinealidad), y se comprobó la calidad de las puntuaciones con las que se ha trabajado. En primer lugar, como se puede observar en la Tabla 2, el estadístico de Durbin-Watson confirma la independencia de los residuos al estar los valores del modelo de regresión dentro del rango recomendado (1.5-2.5). Por otro lado, el diagrama de dispersión de los pronósticos tipificados por los residuos tipificados puso de manifiesto la igualdad de varianzas. Asimismo, el histograma de los residuos tipificados mostró una distribución normal de la varianza de la variable criterio. En cuanto a la colinealidad entre las variables, los valores del factor de inflación de la varianza (FIV) se encuentran por debajo de 10 y los índices de tolerancia son mayores de .10, por lo que se descarta la existencia de colinealidad entre las variables independientes, como ya se anticipaba en los análisis correlacionales. Se realizó también un examen del comportamiento de los datos con el propósito de identificar la existencia de valores extremos influyentes que pudieran estar modificando la solución del modelo. Para evaluar la calidad de las puntuaciones, se comparó el estadístico t con los residuos corregidos estandarizados con el objetivo de identificar las puntuaciones extremas. En los casos localizados, se halló la distancia de Cook y se utilizó la distribución F para comprobar su influencia, no hallándose ninguna puntuación superior a dicha distribución (el valor máximo hallado en distancias de Cook fue de 0.1). En resumen, estas comprobaciones ponen de manifiesto que el modelo es válido y podemos proceder a interpretar sus resultados.

Conjuntamente, las dimensiones anteriores explicaron el 52% de la varianza total. En la Tabla 2 puede observarse que entre las variables introducidas, las referidas a la dimensión familiar (paso 3) y personal (paso 4) predijeron significativamente la aparición del distrés parental, aportando un 38% y un 11% del porcentaje de varianza total explicada respectivamente.

Como se puede observar en la Tabla 2, el primer paso del análisis de regresión obtuvo una R2 corregida no significativa, F(1,71) = 0.07, p > .05, lo que indicaba que la variable sexo del progenitor por sí misma no predice significativamente el nivel de distrés parental de los participantes de esta muestra. Del mismo modo, el segundo paso del modelo, referido a cuestiones laborales de los padres, también arrojó una R2 corregida no significativa, F(3.69) = 2.89, p > .05. En concreto, y como puede observarse en la Tabla 3, la dedicación laboral obtuvo el co eficiente β más alto de las dos variables de esta dimensión (β = -.27), mostrándose como la única variable laboral significativa del modelo (t =-2.25, p < .05).

Con respecto al tercer paso, la inclusión de las variables familiares centradas en los hijos incrementó significativamente el porcentaje de la varianza total explicada del distrés parental (cambio en F = 23.33, p < .001). Específicamente, el número de hijos y la percepción de los padres acerca de la problemática del menor mostraron unas puntuaciones beta significativas (p < .001) con unos valores t de 3.68 y 5.27 respectivamente. La R2 corregida obtenida en este paso indicó que el 42% de la varianza del distrés parental se explica por las condiciones laborales y familiares de los participantes, principalmente por éstas últimas (F(5,67) = 11.26, p < .001).

El cuarto paso que completa este modelo de regresión presentó un aumento en R2 significativo (cambio en F = 8.06, p < .001), dando cuenta junto con el resto de variables del 52% de la varianza explicada de la variable criterio, F(7,65) = 12.04, p < .001. Al introducir las variables relacionadas con el sentimiento de competencia parental, las betas asociadas a las variables familiares centradas en los hijos descendieron con respecto al tercer paso aunque ambas mantuvieron su significado con una t = 2.96 (p < .05) para el número de hijos y una puntuación t = 3.38 (p < .01) para el comportamiento problemático del menor. En el caso de la dimensión laboral, se observa un leve aumento en la variable flexibilidad laboral (β = .11), aunque siguió sin resultar significativa, mientras que la variable dedicación laboral (β = -.18) con una puntuación t = -1.98 mantuvo su trascendencia en el modelo con una p < .05. En cuanto a las variables introducidas en el último paso, los datos indicaron que la eficacia no predecía el distrés parental (t = 0.55, p > .05), a diferencia de lo que ocurre con satisfacción, que obtuvo un coeficiente β = -.41 (t = - 4.01, p < .01).

En resumen, la dimensión familiar fue la que aportó una mayor explicación al modelo a través de sus variables número de hijos y niño problemático (correlaciones semiparciales de .24 y .27 respectivamente). Sin embargo, la variable que más peso obtuvo en el modelo es la satisfacción parental, con una correlación semiparcial de -.33. La dimensión laboral solo aportó una variable significativa, dedicación laboral, que obtiene una correlación semiparcial de -.16. Tanto la flexibilidad laboral como la eficacia parental no contribuyeron de manera significativa al modelo de regresión.

DISCUSIÓN

El presente estudio presenta una aproximación integradora a la evaluación del estrés parental. Así, pretendíamos examinar el papel desempeñado por diversas dimensiones a hora de propiciar una mayor o menor respuesta estresante, tomando en consideración la posible contribución de dos de los principales contextos de desarrollo durante la adultez. De manera específica, nos propusimos analizar cómo el sentimiento de competencia parental explica la magnitud de la respuesta de estrés asociado a este rol, una vez controlados algunos estresores de ambos contextos.

Siguiendo el orden establecido en los diversos pasos del modelo de regresión, se observa que en los contextos de desarrollo mencionados surgen potenciales estresores que pueden alterar la respuesta de estrés-adaptación. El primero de ellos, el contexto laboral, aporta una de las variables que se ha revelado como más influyente en el modelo de distrés parental: la dedicación laboral (3% de varianza explicada). En este sentido, y a diferencia de los estudios consultados (por ejemplo, Hughes & Parkes, 2007), la cantidad de horas dedicadas al trabajo se asocia a menores niveles de estrés en madres y padres trabajadores. En nuestra opinión, este resultado en parte puede ser explicado por la posible influencia de otras variables que en este estudio no se han considerado. Con toda probabilidad, la extensión de la jornada laboral repercute en la cantidad de tiempo disponible para estar con los hijos, circunstancia que puede favorecer que, en muchos casos, los padres y las madres traten de disfrutar y de optimizar su dedicación a los mismos, experimentando así menores niveles de estrés asociado a su rol como progenitores. En cualquier caso, consideramos que esta posible explicación requiere de un análisis pormenorizado en el que se evalúen, de manera precisa, las posibles variables implicadas y el tipo de relaciones que éstas guardan entre sí.

Por el contrario, la flexibilidad en el horario no desempeña un papel determinante en el modelo en ninguna de sus fases. Sin embargo, y como se recordará, nuestros análisis sí ponen de manifiesto que esta variable está asociada a otras que guardan relación con el nivel de estrés parental, en concreto, a la percepción del hijo como difícil. Así, los padres y las madres que disponen de trabajos con jornadas más flexibles no tienden a considerar que sus hijos sean niños problemáticos, resultado que está en consonancia con los estudios sobre el mesosistema familia-trabajo (E. J. Hill et al. 2001). Por tanto, todo parece indicar que, de nuevo, nos encontramos ante efectos y relaciones que no encajan en un modelo lineal de efectos directos, en la línea de los modelos explicativos contemporáneos del estrés parental a los que se hizo referencia en la introducción de este trabajo.

Los resultados obtenidos en este estudio permiten afirmar que el contexto más directamente relacionado con el desempeño del rol como padre o madre, es decir, el familiar, es el que presenta valores más robustos en la explicación del estrés parental, con toda probabilidad debido a que las dimensiones de este contexto son las que tienen la potencialidad de incidir de manera directa en la forma de desenvolverse como progenitor y, por tanto, en el nivel de estrés asociado a este rol. Los resultados obtenidos son coherentes con los encontrados en otros estudios sobre esta temática. Así, y al igual que en otras investigaciones (Flouri, 2005), ser madre o padre de un mayor número de hijos en la familia tiende a aumentar la sen56 sación de estrés parental por sí mismo y se erige, en los análisis presentados en este trabajo, como uno de los estresores más significativos dado que, como se recordará, esta variable se mantiene como un importante estresor en los diferentes pasos del modelo de regresión. Sin embargo, dentro del ámbito familiar, el indicador que mantiene una relación más potente con el estrés parental es la percepción de dificultad en el hijo, resultado que también es coherente con los aportes de otras investigaciones (Anderson, 2008; Coplan, et al. 2003; Spratt, et al. 2007). Desde nuestro punto de vista, lo que los análisis presentados en este trabajo aportan en mayor medida respecto a los índices anteriores, es el hecho de ofrecer evidencias de su contribución significativa al estrés parental cuando se los toma en consideración junto a otras dimensiones.

En nuestra opinión, uno de los resultados de relevancia en este estudio es el relacionado con la satisfacción parental. De acuerdo con el modelo de regresión del que informamos en este trabajo, una evaluación positiva y optimista del papel que la persona desempeña en la educación y el cuidado de sus hijos tiende a atenuar la aparición del estrés parental una vez controladas las posibles fuentes de estrés contempladas en el estudio. Como plantean otros autores, una percepción positiva y satisfactoria del rol como progenitor ejerce una contribución muy valiosa a la hora de que, en un contexto considerado difícil para la crianza de los hijos, disminuya el grado de estrés asociado a esta labor, propiciando un clima más favorable a la ejecución de este papel (Olson, 1997).

Al contrario de lo hallado en otras investigaciones (Kuhn & Carter, 2006; McBride, 1989), la percepción de eficacia de los padres con respecto al desempeño de su rol, no contribuyó de manera significativa a la predicción de la respuesta estresora. Desde nuestro punto de vista, esto puede deberse a que la autoevaluación que hacen los padres con respecto a sus propias habilidades como tales no explica directamente el estrés que finalmente éstos perciben, sino que más bien puede ejercer un efecto de amortiguación que un análisis de estas características no aprecia totalmente.

Es importante considerar algunas limitaciones en este estudio. La principal es que se ha evaluado un número reducido de variables en cada contexto de desarrollo adulto, de manera que, con toda probabilidad, hay diversas circunstancias y características familiares y laborales relevantes a la hora de explicar el estrés parental que no han sido tomadas en consideración. Además, las variables analizadas han sido evaluadas sólo con un instrumento de medida en cada caso, por lo que sería conveniente contrastar las mismas a través de otras técnicas de recogida de datos. Asimismo, y debido al tamaño de la muestra, tendríamos que tomar con cautela generalizar los resultados expuestos en esta investigación.

Cabe comentar que los autores de este trabajo actualmente amplían esta línea de estudio para cubrir las limitaciones expuestas anteriormente, y toman en consideración evaluar los efectos de mediación y de moderación que pueden provocar la percepción de competencia como padre o madre en la respuesta de estrés parental.


REFERENCIAS

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