Las úlceras por presión, en especial las escaras sacras, han sido un desafío constante en la medicina desde hace décadas 1. Las complicaciones asociadas pueden ser graves, pasando de las infecciones locales, a la osteomielitis e incluso sepsis; su extensión al retroperitoneo es excepcional 2.
Recibimos un paciente de 54 años, con antecedente de lesión medular hace más de 20 años por herida por proyectil de arma de fuego y colecistectomía por laparotomía hacía cuatro meses, remitido de otra institución para manejo de ulcera sacra. Al examen físico se palpaba masa renitente en flanco derecho. La radiografía de abdomen informó “una burbuja gaseosa en el flanco y fosa ilíaca derecha, sugestiva de neumoperitoneo” (Figura 1), por lo que se solicitó una tomografía computarizada de abdomen (Figura 2), donde describían una colección multiloculada localizada en la gotera parietocólica derecha con extensión perihepática, en la fosa ilíaca derecha y la pared abdominal, de 20 x 8 x 6 cm con volumen calculado de 500 ml; extenso proceso inflamatorio que compromete los tejidos blandos de la región sacra, perineal y el ano, y en la unión posterior de la articulación sacroilíaca derecha, defecto en la continuidad de los tejidos blandos, la cual probablemente estaba comunicada con la colección en la gotera parietocólica ipsilateral.
El paciente fue llevado a cirugía donde se comprobaron los hallazgos (Figura 3) y se realizó por vía posterior, junto con Ortopedia, desbridamiento de los tejidos necróticos e infectados, artrotomía, lavado y curetaje sacroilíaco, más drenaje de la colección extraperitoneal por vía anterior, dejando con sistema de presión negativa y terapia antibiótica, con evolución satisfactoria. Después de varias intervenciones, con la participación de Cirugía plástica, se logró el cierre del defecto 3.